Biocombustible: ¿Alternativa Limpia?

Física
Área

Local
Categoría

Investigación documental
Modalidad

"Biocombustible: ¿Alternativa
Limpia?"
Título del trabajo

April Berry
Pseudónimo de integrantes

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 Biocombustible: ¿Alternativa Limpia?

RESUMEN

La raza humana, para progresar económica, social y tecnológicamente encuentra

indispensable el uso de vehículos motorizados, los cuales requieren combustible para
funcionar. Sin embargo, el uso difundido de combustibles fósiles ha cobrado su cuota en el
ambiente, obligándonos a buscar fuentes alternas de energía que tengan un menor impacto
ecológico. Además de la huella en el ambiente que dejaban dichos energéticos, algo es
seguro: al tratarse de recursos no renovables, no podemos contar con ellos
indeterminadamente. Era claro que necesitábamos buscar opciones más limpias y
duraderas. En México, la situación es alarmante, ya que según reporta Petróleos Mexicanos,
nuestras reservas alcanzan para abastecer a la población durante poco menos de una
década, al ritmo de explotación que llevamos actualmente. Afortunadamente, distintas
ciencias se han unido para encontrar una solución a este problema, surgiendo así diferentes
tipos de biocombustibles. En este trabajo, buscamos analizar estos y otros factores y
sopesarlos con los beneficios que ofrecen estas alternativas con el objetivo de concluir si
alguno de los tipos de biocombustible que se investigan actualmente ofrece las suficientes
ventajas (en términos energéticos e incluso económicos) como para ser una alternativa
viable a los combustibles fósiles y aliviar así la carga ecológica de décadas de negligencia
ambiental del ser humano.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El trabajo gira en torno a la problemática de las ventajas y desventajas de los combustibles

alternativos que hoy más se investigan por lo que se ha planteado la siguiente pregunta:

¿Cuál de los biocombustibles tiene más beneficios energéticos y ecológicos como para ser
desarrollado a mayor profundidad como posible sustituto de los energéticos no renovables
que hoy utilizamos?

FUNDAMENTACIÓN

Al enfrentarnos como especie con un serio problema que se hará cada vez más presente en
un futuro muy cercano, que es el inminente agotamiento de nuestros recursos energéticos
tradicionales, debemos enfocar todos nuestros esfuerzos de investigación e innovación

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 Biocombustible: ¿Alternativa Limpia?

científica a la búsqueda de nuevos recursos que provengan de fuentes 100% renovables y

que no dañen el ambiente de manera significativa.

Además, después de siglos ininterrumpidos de quemar combustibles fósiles para progresar

en diversos aspectos de la vida humana, se ha dejado en el ambiente un rastro de
destrucción irreversible que debe ser frenado por medio del uso masivo de combustibles con
emisiones reducidas de dióxido de carbono y otros gases de invernadero. Por ello, es
sumamente importante comparar las alternativas que se nos presentan y elegir de entre ellas
la opción que responda mejor a nuestras necesidades de consumo sin perjudicar al medio
ambiente.

Al ser este, un trabajo de investigación bibliográfica, los instrumentos de estudio serían libros,
revistas científicas y páginas de internet, en general. Todos los datos utilizados, serían desde
luego, cuantitativos, para poder hacer comparaciones precisas y objetivas, por lo que se trata
de un trabajo que no sólo atañe a las ciencias como tal sino también a la estadística. Para
presentar de manera más clara las conclusiones obtenidas, será necesario apoyarse en el
uso de gráficas.

Llegado el siglo XXI, parecía que la respuesta a nuestros problemas había llegado: los
biocombustibles; actualmente, los más estudiados y difundidos son el etanol proveniente del
maíz, el etanol de caña, el etanol celulósico, el biodiesel obtenido de la soya y más
recientemente, el biopetróleo.

Estos combustibles han probado emitir menores cantidades de dióxido de carbono y otros
gases de invernadero al ser quemados, alcanzando niveles de eficiencia satisfactorios para
poner en marcha nuestros medios de transporte e incluso generar electricidad, como es el
caso del biopetróleo.

Aparentemente nos habíamos topado con una bendición, sin embargo, debemos tener en
cuenta que para obtener estos energéticos aparentemente inocuos con el medio ambiente se
requiere de sembrar y cosechar la materia prima, lo que se traduce a una inversión
significativa de energía, muchas veces proveniente de máquinas como tractores que se
alimentan de combustibles de origen fósil. Además, se debe considerar que los desechos
que generan son quemados la mayoría de las veces, liberando CO2 a la atmósfera.

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 Biocombustible: ¿Alternativa Limpia?

Este trabajo pretende analizar a conciencia datos cuantificables concernientes a los

biocombustibles para que al final se pueda llegar fácilmente a una conclusión realista de qué
biocombustible representa una alternativa viable en términos de eficiencia energética para
amortiguar nuestros problemas ecológicos y de escasez.

OBJETIVO

Este trabajo de tipo documental tiene como objetivo recopilar información para
posteriormente comparar ventajas y desventajas de los biocombustibles en términos
energéticos y ecológicos para finalmente llegar a la conclusión sobre cuál de ellos representa
el mayor beneficio y aligerar la carga energética del planeta a los combustibles fósiles
tradicionales.

HIPOTESIS

Los combustibles que no requieren mayor inversión energética y no emiten cantidades

significativas de gases de invernadero durante su producción tendrán mayor número de
ventajas a comparación de los otros biocombustibles, al producir montos significativos de
energía útil.

DESARROLLO

ETANOL DE MAÍZ

Casi todo el etanol elaborado en los Estados Unidos de Norte América se obtiene de los
granos del maíz. Las destilerías de este tipo de alcohol son económicamente competitivas
con los productores de carne, elevando los precios. La mayoría de este etanol se vende
como un aditivo para la gasolina o E85 en los estados del Oeste (85% etanol, 15%gasolina).
Este último, sin embargo se puede emplear sólo en vehículos con motores especialmente
diseñados.

Actualmente se producen más de 18 mil millones de litros en los Estados Unidos, cada uno
se vende en aproximadamente 1.71 dólares, siendo su costo de producción de 1.09
convirtiéndolo en un negocio lucrativo para los agricultores y dueños de destilerías, por otro
lado, la gasolina cuesta alrededor de 1.83 y produce 22% más gases de invernadero.
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Aproximadamente por cada litro de gasolina se liberan a la atmósfera 7.5 kilogramos de

gases de invernadero, mientras que con el etanol esta cifra disminuye a 1.9 kg/L. Sin
embargo, para obtener el equivalente energético de la gasolina en el etanol, se requieren
2.46 dólares del mismo. El etanol rinde 20% menos por kilómetro que la gasolina, por lo que
su costo económico es mayor.

Otro factor importante a considerar es el balance entre energía invertida y energía obtenida
de este energético alternativo. Para sembrar el maíz se requiere del uso de maquinaria
agrícola que funciona a base de combustibles fósiles como el diesel, que libera grandes
cantidades de CO2 a la atmósfera. Hay que considerar, aparte de todo que las plantas de
destilación de etanol funcionan a base de gas natural, o en muchos casos carbón, así que las
emisiones serían mayores.

Desglosando a grandes rasgos estos costos energéticos encontramos que:

• Hace falta el equivalente de más de 2 litros de gasolina para producir un kilogramo de

nitrógeno (el principal componente de los fertilizantes utilizados en la siembra del
maíz.

• Cada litro de gasolina libera 0.68 gramos de CO2 a la atmósfera

• Cada hectárea utiliza alrededor de 58 kilogramos de fertilizante nitrogenado

• Se requiere un estimado de 28.56 litros de diesel para cultivar una hectárea de maíz.

• Cada litro de diesel libera 0.8 gramos de CO2 a la atmósfera

• Se necesitan 204 kg de maíz para producir el etanol suficiente para llenar el tanque de
una camioneta tradicional.

• Se necesitan casi 1700 litros de agua para producir un litro de etanol

En promedio, se invierte 30% más de energía en la creación de este biocombustible que la

que produce y presenta inconvenientes en el tiempo de producción porque el almidón del
maíz debe ser descompuesto en azúcares más simples con la ayuda de enzimas costosas.

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Aunado a la contaminación del aire, se encuentra también el desgaste y contaminación de

los suelos provocado por el monocultivo y el uso de fertilizantes nitrogenados, el cual a su
vez causa polución en el agua.

Además de todos estos factores, debemos considerar un dilema ético que es imposible de
evadir al tratar esta cuestión: el uso de un recurso alimentario necesario para la población de
varios países para otro fin distinto al nutricional. La demanda para este energético provoca la
alza de los precios del maíz, agravando el problema de la desnutrición en las clases más
desfavorecidas, ya que el maíz no sólo se consume primariamente para nuestra propia
alimentación, sino que es ampliamente usado para nutrir al ganado que consumimos a
manera de carne, creando una serie de efectos indeseables para el grueso de la población.

Muchos especialistas, haciendo el balance concluyen que el etanol de maíz necesita más
combustibles fósiles emisores de carbono para su producción de los que desplaza. Otros, sin
embargo, consideran que tiene una ligera ventaja, en la cual por cada unidad de energía fósil
invertida se obtienen 1.3 en el combustible.

El etanol a base de maíz produce 103 gramos de dióxido de carbono por cada Mega Joule
de energía; esto nos indica que no es un combustible del todo inocuo, por lo que valdría la
pena la investigación científica más profunda de otras alternativas como los que se presentan
a continuación.

ETANOL DE CAÑA

El etanol de caña surgió como una alternativa al etanol de maíz, al probar este último su
desventaja energética, su impacto ecológico y sus repercusiones en el abasto de alimentos
entre las personas.

Actualmente, en México, se está impulsando su investigación, producción y uso desde el

2007 porque el uso de maíz como materia prima de combustible levantó varias protestas
debido a que este alimento es la base nutricional de nuestra población.

México tiene, actualmente excedentes en la producción de caña de azúcar, por lo que puede
ser usada para el desarrollo de etanol; para tal fin, ha desarrollado programas de
productividad que aumenten de 78 toneladas de caña por hectárea (que es lo que
actualmente se cosecha) a 86 toneladas para el año 2012.
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Actualmente, Brasil es el mayor productor a nivel mundial de este energético, ya que se han
visto en la necesidad de consumir un energético diferente al petróleo desde el embargo
petrolero en los años 70’s de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
Actualmente, produce alrededor de 14 mil millones de litros cada año,

Una hectárea de caña de azúcar produce 7500 litros, mientras que 1 hectárea de maíz
produce sólo 3000 litros, teniendo el primero un costo de producción de sólo 25 centavos de
dólar americano por litro.

Otra ventaja que presenta frente al etanol a base de maíz es su corto tiempo de fabricación,
ya que su tronco contiene 20% azúcar que se fermenta casi tan pronto como es cortado.

Emite 56% menos gramos de dióxido de carbono por litro que la gasolina, tanto en su
producción como en su uso, por lo que resulta ser uno de los combustibles más limpios
conocidos hasta ahora.

Si no se tomara en cuenta el dióxido de carbono emitido por su producción y sólo el de su

combustión, veríamos que reduce dichas emisiones hasta en un 90%.

Presenta grandes emisiones de CO2 en su producción no sólo por el proceso de destilación y

porque los desperdicios provenientes de la planta son quemados, sino también porque para
matar a las serpientes que viven en esos campos y para facilitar la cosecha, se queman los
campos, liberando así metano y óxido nitroso (dos gases de invernadero sumamente
potentes) al mismo tiempo que llena el aire de hollín.

Para obtener el equivalente energético de un litro de gasolina en etanol de caña se requieren

4.5 litros de este último a un costo aproximado de 3.88 dólares americanos, mientras que el
litro de gasolina cuesta 1.83 dólares, siendo mucho más económico este biocombustible.

Al considerar el proceso entero, desde plantar la caña hasta quemar el combustible y

haciendo el balance energético se tiene que por cada unidad de energía invertida,
obtenemos 9.3, mostrándonos que es un producto que no sólo es inocuo al ambiente, sino
también satisface las necesidades del hombre.

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El precio del etanol de caña es muy competitivo, es en algunos países como Brasil hasta un
50% inferior a la de etanol de maíz, mostrando que además de ventaja ecológica y
energética, posee una ventaja económica muy grande frente a su contraparte hecha de maíz.

Sin embargo, estos bajos precios no vienen sin sus repercusiones sociales. Si bien los
trabajadores de las plantaciones son bien remunerados, ganando más de 250 dólares
semanales, sufren también de cierto grado de explotación por tratarse de una labor
agobiante por la que varios hombres y mujeres fallecen cada año.

Además, la expansión acelerada de los campos de cultivo podría estar contribuyendo

enormemente a la deforestación, probablemente poniendo en riesgo más de lo que se
obtiene al final.

A pesar de todos los inconvenientes que presenta, vale la pena difundirlo para minimizar la
participación de los combustibles tradicionales en la satisfacción de las necesidades
energéticas de la raza humana por la simple razón de ser una fuente sumamente eficiente y
renovable.

Actualmente se cultiva caña de azúcar en más de 100 países del mundo y la FAO
(Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) estima que sólo
el 10% de las 200 millones de hectáreas aptas para este cultivo están siendo aprovechados.

ETANOL CELULÓSICO

Para hacer frente a la crisis energética sin profundizar la crisis alimentaria, se hacía
imperativo encontrar materia prima que fuera prescindible al 100%. Fue entonces que nació
la idea de crear etanol a base de la celulosa de residuos vegetales de actividades agrícolas y
forestales, obteniendo resultados esperanzadores para este combustible como fuente de
energía alternativa.

Además de no intervenir con el desarrollo nutricional de la población, este combustible ofrece

la ventaja de transformar materiales de desecho como el papel en un producto benéfico para
la raza humana. Las principales fuentes de etanol celulósico son:

• Residuos agrícolas como hojas y tallos

• La pulpa del papel

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• Desperdicios de la actividad forestal como aserrín, cortezas de árbol, etc.

• Pastos de praderas de crecimiento rápido que no necesitan ni maquinaria ni

fertilizantes.

Este combustible no es algo concreto todavía ya que está en vías de desarrollo, por lo que
los datos siguientes son estimaciones obtenidas a partir de los experimentos que están en
curso.

Al estar formado del producto de la fermentación de recursos que no requirieron mayor

inversión energética y cuya obtención no emite dióxido de carbono ni otros gases de
invernadero, el balance energético muestra datos de salida mucho mayores a los datos de
entrada, (en razón de 1 a 20) evidenciando así su potencial eficiencia.

El número de unidades de energía obtenida por cada unidad invertida está en el rango de 19
a 28, dependiendo de los métodos aplicados para la producción. Se estima que este
biocombustible de segunda generación podría ser 85% más amigable con el ambiente que la
gasolina.

Hasta el momento, muy pocas plantas en algunos países se encuentran haciendo etanol
celulósico. Dichas plantas pueden convertir toneladas de biomasa en cientos de litros de
etanol, en cuestión de unos cuantos días.

Junto con la celulosa y la hemicelulosa, estos recursos contienen una sustancia llamada
lingnina, que mantiene juntas a las moléculas celulósicas, dándole una estructura definida a
las plantas. Esta sustancia es considerablemente difícil de romper por lo que una desventaja
menor que presenta este tipo de etanol es el requerimiento de enzimas costosas para romper
los polisacáridos contenidos en la materia prima, problema presente con el etanol de maíz.

El proceso para romper estos enlaces resistentes consiste a grandes rasgos en calentar la
biomasa junto con ácidos. Luego, es mezclada con las enzimas previamente mencionadas
para descomponer la celulosa en monosacáridos. La pasta resultante es entones sometida a
tanques de fermentación donde bacterias y levaduras hacen lo propio para producir alcohol.

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Los pasos anteriores transforman sólo el 45% de la energía contenida en la biomasa en

alcohol, mientras que una refinería de petróleo extrae el 85% de energía contenida en el
combustible fósil.

Para hacer al etanol celulósico más eficiente y competitivo se ha pensado en modificar

genéticamente a los microbios y enzimas que participan en el proceso.

BIODIESEL

El biodiesel es un combustible que se sintetiza a partir de aceites vegetales obtenidos de

semillas, plantas oleaginosas como los granos de soya.

Dichos aceites son sometidos a un proceso conocido como transestesificación o alcohólisis

que pretende reemplazar en un lípido, un alcohol, por uno más ligero como el metanol.

Este producto es separado en fases posteriormente con la finalidad de deshacerse del

glicerol. Después, los lípidos son sometidos a un proceso de purificación que consiste en el
lavado con agua, secado al vacío y filtrado.

El resultado de este proceso es lo que conocemos como biodiesel y glicerol, que es una
materia prima en la industria farmacéutica, alimentaria y cosmética. Esta forma de obtención
de biocombustible consume menos energía que la destilación del etanol, pero presenta
desventajas como altos costos en el proceso de alcohólisis.

El balance de energía es bastante bueno con 2.5 unidades de energía de salida por cada
unidad invertida y cuesta un 9% más que el diesel tradicional, emitiendo 70% menos gases
de invernadero en general.

BIODIESEL DE ALGAS

Después de estudiar alternativas energéticas como los distintos tipos de etanol, uno podría
perder la esperanza en los combustibles alternativos y aunque es cierto que no hay ninguna
cosecha milagrosa que solucionará todas nuestras demandas energéticas, hoy se está
estudiando un combustible con un nivel impresionante de eficiencia que no daña
notablemente a nuestro ambiente; se trata del biodiesel a base de algas.

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Este combustible presenta la enorme ventaja de que se desarrolla a partir de algas que son
capaces de crecer en aguas residuales y con altas concentraciones de sales, requiriendo
poco menos que luz solar y dióxido de carbono para prosperar.

Algunas algas producen almidón que puede ser procesado en etanol; otras cuantas son
capaces de crear pequeñas gotas de aceite que pueden procesarse para transformarse en
combustibles útiles. Sin embargo, lo que hace verdaderamente digna de investigarse a esta
planta es su ritmo de crecimiento y reproducción, pudiendo llegar a duplicar su masa en tan
sólo horas, en cualquier época del año.

Una hectárea podría dar lugar a más de 42000 litros de combustible, superando al biodiesel
a base de soya y al etanol.

BIOPETRÓLEO

Al ritmo actual, se cree que en unas 5 décadas, acabaremos con nuestras reservas de
petróleo, por lo que se está investigando una alternativa limpia y duradera, el biopetróleo.

El biocrudo o biopetróleo consiste en triglicéridos producidos por microorganismos. Dichos

triglicéridos pueden extraerse y refinarse utilizando infraestructuras existentes, resultando en
un combustible con una densidad energética idéntica al diesel.

Tiene además la ventaja de que se forma en tan sólo 2 meses y no en millones de años
como los combustibles fósiles convencionales.

Changing World Technologies, una empresa pionera en la creación del biocrudo, tiene una
planta en el estado de Missouri, que convierte casi 80000 toneladas de desperdicios en 32
millones de litros de combustible. En teoría, la maquinaria de esta planta es capaz de
convertir cualquier material con Carbono en su composición, razón por la cual el biocrudo
puede elaborarse sometiendo a distintos desechos agrícolas y forestales como madera y
hojarasca (conocidos como biomasa) a grandes medidas de presión y temperatura. Este
proceso también puede ser elaborado con desechos de origen animal como plumas y
vísceras.

El proceso es como sigue:

1. Se añade agua a todos los desperdicios.

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2. Se hierve la mezcla al mismo tiempo que es sometida a una presión considerable.

3. Una reacción de despolimerización es llevada a cabo con la finalidad de separar

materia orgánica de la inorgánica. El material inorgánico es almacenado en un
contenedor a manera de desechos sólidos.

4. El resto de la mezcla pasa por un proceso de hidrólisis que hace que el agua convierta
moléculas grandes en unidades más simples.

5. Finalmente se separan gases, combustible, agua y residuos sólidos.

Desafortunadamente, este complejo proceso es costoso debido a su naturaleza. Esta planta

americana vende un combustible crudo, es decir, sin haber sido sometido a un proceso de
refinación, por lo que es un producto barato.

En el primer trimestre del 2008, el combustible de CWT sólo reunió 28 centavos de dólar
americano por litro; la planta ganó menos por el biopetrólo en ese periodo que por lo que
pagó a grandes empresas por las sobras de sus productos avícolas.

Aproximadamente 6 mil millones de toneladas de desechos agrícolas podrían ser sometidos

a este proceso cada año, produciendo además de un energético renovable, una reducción en
la contaminación por este tipo de desperdicios.

Desafortunadamente, esta es toda la información con la que se cuenta sobre este

biocombustible en el momento, por tratarse de un proyecto en fase “beta”. No se tienen más
datos cuantificables que pudieran ayudar a compararlo con los biocombustibles mencionados
previamente y hacer una decisión informada sobre qué es lo mejor para el planeta. Sin
embargo, por la complejidad de los procesos de formación, podemos inferir que hay una
enorme inversión de electricidad y agua, restándole considerablemente eficiencia al producto
final; aunque quizás llegue a compensarse por la ayuda que brinda al planeta al librarlo de
toneladas de basura para convertirlas en algo útil para la humanidad.

CONCLUSIÓN

Después de este extensivo estudio y de comparar cifras, es correcto afirmar que en la

producción de combustibles alternos hay tanto ganancias como pérdidas, ya que muchas

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veces las inversiones energéticas y económicas como en el caso del biopetróleo no generan
productos redituables de manera inmediata.

Hay biocombustibles de segunda generación como el etanol celulósico que prometen

grandes resultados y habría que desarrollarlos más a profundidad para mejorarlos,
comercializarlos y difundirlos como combustibles de uso común para disminuir los estragos al
medio ambiente y tener recursos energéticos renovables de gran eficiencia.

También hay que considerar que muchos de los recursos primarios utilizados para fabricar
estos energéticos son también alimentos indispensables para la población, y estamos
enfrentándonos a una crisis alimentaria, así que hay que establecer prioridades. Esto no es,
sin embargo, un freno para la producción de estos energéticos ya que se pueden utilizar
vegetales no comestibles y residuos orgánicos. El uso de estos últimos recursos significaría
además del beneficio energético, un beneficio ecológico, al librarnos de toneladas de
desperdicios.

Después de recopilar datos, es prudente concluir que la mejor opción de biocombustible es el

etanol de caña de azúcar, ya que a un precio muy bajo podemos producir grandes
cantidades de un combustible que libera una cantidad mucho menor de gases de
invernadero que la gasolina y cuya eficiencia es mucho mayor que la de la mayoría de los
combustibles alternativos.

Además, es viable en cuanto a desarrollo y comercialización por sus ventajas de tiempo de

cultivo.

Quizás deba mejorar en el aspecto de que todos los desechos orgánicos sean reutilizados
para producir algo útil con ellos como etanol celulósico, otro biocombustible prometedor.

Aunque a simple vista, este último energético pudiera parecer como la mejor alternativa hay
que recordar que sólo es un proyecto en fase experimental y su comercialización no está
contemplada en el momento. De ser concretizado, superaría en varios aspectos al etanol de
caña por lo que su distribución se masificaría, desplazando a la gasolina en un gran
porcentaje y reduciendo las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

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Para que este proyecto pudiera llevarse a la realidad, sería necesario quizás, hacer
convenios con grandes empresas que aportaran sus desechos orgánicos a plantas
procesadoras, donde toda la biomasa pudiera convertirse en etanol.

Sin embargo, no sería conveniente apresurarnos a considerar una sola opción de

combustible como la mejor, ya que hemos visto, como en el caso del etanol de maíz que hay
desventajas que no se hacen evidentes, sino hasta tiempo después.

De cualquier modo, no bastaría con desarrollar o mejorar estas alternativas, también habría
que difundirlas. Actualmente, sólo el 7% de la energía que abastece a Estados Unidos
proviene de fuentes renovables y siendo que dicho país es el primer productor de etanol y el
segundo de biodiesel y que cuenta con tecnologías aptas para mejorar estos
biocombustibles, ese porcentaje debería ser mucho mayor al actual.

Lo que podemos concluir, a grandes rasgos, es que los biocombustibles son un negocio muy
rentable en el que no siempre se tienen en mente todas las variables y cuyo
perfeccionamiento se da con el paso de los años por la aparición de nuevas técnicas y
conocimientos. Esto se hace visible en el caso del etanol de caña, ya que está a la cabeza
de todos los combustibles renovables por haberse trabajado de manera constante durante
más de tres décadas.

Aún estamos a tiempo de actuar y encontrar opciones que satisfagan nuestras demandas sin
comprometer al ambiente. En este momento, se deben mejorar los proyectos que ya son
viables y crearse otros nuevos que contemplen las fallas de los otros para evitarlas.

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GRÁFICAS E IMÁGENES

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BIBLIOGRAFÍA

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