Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EL ZEN Y L OS
PAJAROS DEL DESEO
THOMAS MERTON
EL ZEN Y LOS
P AJAROS DEL DESEO
�rcSs
eclit()rial
Numancia, 117-121
08029 Barcelona
Título original: ZEN AND THE BIRDS OF APETITE
Traducción: Rolando Hanglin
© by Thomas Merton
© de la edición española:
1972 by Editorial Kairós, S.A.
ISBN: 84-7245-308-1
Dep. Legal: B-35103-2005 E.U.
PRIMERA PARTE
El Estudio del Zen . 13
La Nueva Conciencia 29
Una visión cristiana del Zen 49
D. T. Suzuki . El hombre y su obra . 79
Nishida : Un filósofo Zen 89
Experiencia trascendental 95
El Nirvana 105
El Zen en el arte japonés 117
Apéndice : ¿El Budismo niega a la vida? . . 121
SEGUNDA PARTE
Sabiduría del Vacío
Diálogo entre Daisetz T. Suzuki y Thomas
Merton . . . . . . . . . . . . . 127
Conocimiento e inocencia . 133
por Daisetz T. Suzuki
La reconquista del paraíso . . 149
por Thomas Merton
Observaciones finales . . 169
por Daisetz T. Suzuki
Observaciones finales . 171
por Thomas Merton
Postfacio . . . . 1 77
Notas 183
Sin el canto de un ave
en la montaña
aún mayor es la quietud.
PROVERBIO ZEN
PROVERBIO ZEN
NOTA DEL AUTOR
9
PRIMERA PARTE
EL ESTUDIO DEL ZEN
13
El Zen y los pdjaros del deseo
14
El Estudio del Zen
15
El Zen y los pdjaros del deseo
16
El Estudio del Zen
17
El Zen y los pdjaros del deseo
18
El estudio del Zen
19
El Zen y los pájaros del deseo
20
El Estudio del Zen
21
El Zen y los pájaros del deseo
22
El Estudio del Zen
23
El Zen y los pdjaros del deseo
24
El Estudio del Zen
25
El Zen y los pdjaros del deseo
26
El Estudio del Zen
27
LA NUEVA CONCIENCIA
29
El Zen y los pájaros del deseo
30
La Nueva Conciencia
31
El Zen y los pájaros del deseo
32
La Nueva Conciencia
33
El Zen y los pdjaros del deseo
34
La Nueva Conciencia
35
El Zen y los pájaros del deseo
36
La Nueva Conciencia
37
El Zen y los pájaros del deseo
38
La Nueva Conciencia
39
El Zen y los pájaros del deseo
40
La Nueva Conciencia
41
El Zen y los pájaros del deseo
42
La Nueva Conciencia
43
El Zen y los pájaros del deseo
45
El Zen y los pájaros del deseo
46
La Nueva Conciencia
47
UNA VISION CRISTIANA DEL ZEN �"
49
El Zen y los pájaros del deseo
50
Una visión cristiana del Zen
51
El Zen y los pájaros del deseo
52
Una visión cristiana del Zen
53
El Zen y los pájaros del deseo
54
Un.a visión cristiana del Zen
55
El Zen y los pájaros del deseo
56
Una visión cristiana del Zen
57
El Zen y los pájaros del deseo
58
Una visión cris tiana del Zen
59
El Zen y los pájaros del deseo
60
Una visión cristiana del Zen
61
El Zen y los pájaros del deseo
62
Una visión cristiana del Zen
63
El Zen y los pájaros del deseo
64
Una visión cristiana del Zen
65
El Zen y los pdjaros del deseo
66
Una visión cristiana del Zen
las cosas y hechos tal como son, vemos en ellos nada más
que proyecciones y verificaciones de los enunciados que
hemos edificado, previamente, en nuestras mentes. Olvida
mos muy rápido el arte de ver, simplemente, las cosas ,
pues las hemos reemplazado por nuestras palabras y
fórmulas, manipulando los hechos para no ver más que
los que conforman satisfactoriamente a nuestros prejui
cios . El Zen lanza al lenguaje contra sí mismo para hacer
estallar estas preconcepciones, destruyendo la especiosa
« realidad » que se ha instalado en nuestras mentes : de
esta forma nos devuelve la capacidad de ver directamen
te. Como ha dicho Wittgenstein, el Zen equivale a esta ex
hortación : « No pienses. ¡ Mira! ».
Puesto que la intuición del Zen persigue el despertar
de una conciencia metafísica directa, más allá del ego em
pírico que piensa, conoce, desea y habla, esta percepción
debe presentarse inmediatamente, esto es, prescindiendo
de toda mediación atribuible al conocimiento conceptual ,
reflexivo o imaginativo. Y, sin embargo, muy lejos de asu
mirse como mera negación, el Zen presenta un contenido
enteramente positivo. Escuchemos lo que el Dr . D. T. Su
zuki puede decirnos a este respecto :
67
El Zen y los pájaros del deseo
ha escuchado la campanilla!
En la medida en que el discípulo atiende al hecho como
signo de otra cosa, se deja guiar por él hacia un falso ata
jo. El Maestro, por medio de algún otro hecho , debe tratar
68
Una visión cristiana del Zen
69
El Zen y los pájaros del deseo
70
Una visión cristiana del Zen
Mahaprajna
No es recibir ni dar.
Si no lo com.prende uno,
Frío es el viento, la nieve cae.
(Suzuki , In troducción, p. 99- 100)
71
El Zen y los pájams del deseo
72
Una visión cristiana del Zen
73
El Zen y los pájaros del deseo
74
Una visión cristiana del Zen
75
El Zen y los pájaros del deseo
76
Una visión cristiana del Zen
77
El Zen y los pájaros del deseo
78
D. T. SUZUKI : EL HOMBRE Y SU OBRA
79
El Zen v los pájaros del deseo
80
D. T. Suzuki : El hombre ) su obra
81
El Zen y los pdjaros del deseo
82
D. T. Suzu k i : El hom b re y su o b ra
83
El Zen '\' los pájaros del deseo
84
D. T. Suzuki : El hombre y su obra
85
El Zen y los pájaros del deseo
86
D. T. Suzuki : El hombre y su obra
87
NISHIDA : UN FILOSOFO ZEN
89
El Zen y los pájaros del deseo
90
Nishida : Un filósofo Zen
91
El Zen y los pájaros del deseo
92
Nishida : Un filósofo Zen
93
EXPERIENCIA TRASCENDENTAL
95
El Zen y los pájaros del deseo
96
Experiencia trascendental
97
El Zen y los pájaros del deseo
98
Experiencia t rascendental
99
El Zen y los pájaros del deseo
1 00
Experiencia trascenden tal
101
El Zen y los pájaros del deseo
1 02
Experiencia trascendental
103
EL NIRVANA
105
El Zen y los pájaros del deseo
1 06
El Nirvana
107
El Zen y los pájaros del deseo
108
El Nirvana
1 09
El Zen y los pájaros del deseo
cial, sino que torna todo esto más obvio. Nosotros, que
vivimos en la era de la Bomba H y de los campos de ex
terminio, haríamos bien en reflexionar sobre esta cues
tión, aunque se trate de una reflexión impopular.)
Mientras perdure esta « ruptura » de la existencia, no
hay escape de las contradicciones internas que nos impo
ne. Un hombre que se ha roto la pierna, pero pretende
seguir andando con ella, sufre sin remedio. Si el propio
deseo es una especie de fractura, cada movimiento suyo
producirá dolor, inevitablemen te. Pero también es un mo
vimiento el deseo de acabar con el dolor del deseo, y
también esto causa dolor. El deseo de quedar inmóvil es
un movimiento. El deseo de escapar es un movimiento.
El deseo del Nirvana es un movimiento. El deseo de la
extinción es un movimiento. Y, sin embargo, no nos es
posible estarnos quietos con una « quietud compulsiva » en
el plano del deseo. En una palabra, el deseo no puede de
tenerse a sí mismo, prohibirse desear : debe continuar su
movimiento, causando así dolor cuando sólo busca libe
rarse de sí mismo, cuando sólo desea su propia extinción.
La respuesta final cristiana a este problema es tipifica
da por San Pablo : « Deseo hacer el bien y, sin embargo, lo
que hago está mal . Coincido entusiasmado con la Ley de
Dios en mi fuero interno, pero encuentro que otra ley, en
mis miembros, contradice la de mi mente y hace de mí
un prisionero del pecado (falsedad, ruptura, ilusión vo
luntarista, distorsión culpable de los valores) . . . ¿ Quién
me librará, desdichado pecador como soy, de esta muerte
viviente? Dios, por Su gracia, en Jesucristo nuestro Se
ñor » ( Romanos 7 : 2 1 -25). Esto significa, por supuesto, la
muerte por la Cruz y la resurrección en Cristo : una vida
de amor « en el espíritu ».
La respuesta budista se expresa en las cuatro nobles
verdades por las que, siguiendo la enseñanza y la experien-
1 10
El Nirvana
111
El Zen y los pájaros del deseo
1 12
El Nirvana
1 13
El Zen y los pájaros del deseo
1 14
El Nirvana
115
EL ZEN EN EL ARTE JAPONES
"' Ze11 in /apanese A rt, por Toshimitsu Hasumi. Traducido del ale
m án por l ohn Petrie ; Londres. Rotledge and Kegan Pau l , 1 962 : New
York . Phi los0ph ical L ibra ry, 1 962.
1 17
El Zen y los pájaros del deseo
1 18
El Zen en el arte japonés
1 19
El Zen y los pájaros del deseo
1 20
APENDICE : ¿ EL BUDI SMO NIEGA A LA VIDA ?
121
El Zen y los pájaros del deseo
1 22
¿El Budismo niega a la vida?
1 23
El Zen y los pájams del deseo
1 24
SEGUNDA PARTE
SABIDURIA DEL VACIO
Nota introductoria
127
El Zen y los pájaros del deseo
1 28
Sabiduría del Vacío
129
El Zen y los pájaros del deseo
1 30
Sabiduría del Vacío
131
CONOCIMIENTO E INOCENCIA
133
El Zen y los pájaros del deseo
1 34
Conocimiento e inocencia
1 35
El Zen y los pájaros del deseo
• « H nbía una vez u n gran eremita en l as montafi a�. que fue ata
cado por salteadores. Sus gritos atrajeron a otros ermi .años de l a ve·
c i ndad , que se unieron para capturar a los criminalc�. Estos fucron
trasladados. bajo custod ia, a la ciudad, donde un juez los con de n ó n
prisión. Pero esto entristeció y avergonzó a los hermanos, pues por su
d en u nci a se había juzgado a Jos ladl'oncs. Fueron al Abad y le na rraron
todo lo acontec ido. Y el mayor escribió al crem ita, diciendo: " Recuerda
q u ién cometió lfl primera traición, y sabrás la razón de la segu nda. A me
nos que te h u b i eran traicionado antes tus pensamientos, jamás habrías
rnviado a estos hombres a q ue los juzgaran" . El erm ita ño , conmoviJo
por estas pala bras, púsose de pie en el acto y fue a Ja ciudad y rom p i ó
1 36
Conocimiento e inocencia
Dice el Dhammapada :
1 37
El Zen y los pdjaros del deseo
1 38
Conocimiento e inocencia
1 39
El Zen y los pájaros del deseo
1 40
Conocimiento e inocencia
141
El Zen y los pájaros del deseo
., a
«Cierto herm a no preguntó a uno di! SU!> m y o re s . diciendo a!> í :
"Si u n herm ano m e d ebl.! algl'm di nero, ¿c rees q u e de b o rcc l a m ú r�c lo'?"
Díjole el mayor " Pídeselo una sol a vez . y con humildad". Respondió e l
hermano: " Supón q u e así lo hago y n o me l o devuelve. ¿ Q ui! h a ré
a
luego?" Dijo entonces el mayor : " N o ,· uelvas a re c l már sel o . . . A lo que
contestü así e l hermano: " Pero no puedo librarme de la am icdad qu�
esto me p roduc e a menos que se lo reclame ' " . El mayor : ' ' Olvida tu:.
ansiedades. Lo importante es no entristecer a tu hermano, pul!sto qm:
"
eres un monje . » The Wisdom o/ the Desert. XVC\' 1 1 1 .
1 42
Conocimiento e inocencia
1 43
El Zen y los pájaros del deseo
V isankharagatam cittam,
La mente marchó a su diso
lución,
Tanhanam khayam ajjhaga.*
Los apetitos han llegado a su
fin.
144
Conocimiento e inocencia
1 45
El Zen y los pájaros del deseo
146
Conocimiento e inocencia
147
LA RECONQUISTA DEL PARAISO
1 49
El Zen y los pájaros del deseo
1 50
La reconquista del paraíso
151
El Zen y los pdjaros del deseo
1 52
La reconquista del paraíso
153
El Zen y los pájaros del deseo
1 54
La reconquista del paraíso
1 55
El Zen y los pájaros del deseo
1 56
La reconquista del paraíso
1 57
El Zen y los pdjaros del deseo
1 58
La reconquista del paraíso
1 59
El Zen y los pájaros del deseo
1 60
La reconquista del paraíso
161
El Zen y los pdjaros del deseo
162
La reconquista del paraíso
1 63
El Zen y los pdjaros del deseo
1 64
La reconquista del paraíso
165
El Zen y los pájaros del deseo
1 66
La reconquista del paraíso
1 67
El Zen y los pájaros del deseo
1 68
OBSERVACIONES FINALES
169
El Zen y los pdjaros del deseo
1 70
Observaciones finales
171
OBSERVACIONES FINALES
173
El Zen y los pájaros del deseo
1 74
Observaciones finales
175
El Zen y los pdjaros del deseo
176
Observaciones finales
177
POSTFACIO
1 79
El Zen y los pájaros del deseo
1 80
Postfacio
181
NOTAS
183
Notas
1 84
1 11 �11 1��IJlll! �!l�ll� 1 1 11 Made in the USA
Middletown, DE
07 May 20 1 8
Si usted cree que, por fin, ha com
prendido lo que es el Zen, comete el
error más grande de su aprendizaje. En
el Zen no hay nada que comprender. El
Zen nada enseña ni muestra; nada con
dena, aprueba, recom ienda, reglamenta
o anuncia. El Zen no es siquiera una
experiencia mística, pues no admite nin
gún experimentador. ninguna presencia
aprehendida.
Nada.
Sabiduría perenne
1 11
9 788472 453081