Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2do Parcial Hermeneutica
2do Parcial Hermeneutica
¿El sentido de la acción social puede ser entendido únicamente como un proceso
reactivo ante una condición de dominación?
Mas que una pregunta concreta, el texto de Alonso me suscita todo un grupo de estas, todas
encaminadas a mis intereses investigativos, especialmente desde el ámbito de educación e
interculturalidad. La escuela, el tamiz de la modernidad que “puede” y “debe” decidir qué
saberes son dignos de divulgación y aprehensión, ha venido transmitiendo la cultura a lo
largo de la historia de una manera amplia y efectiva. Ha llegado a los lugares más
inaccesibles y “desocupados” para entregarle la cultura a esas poblaciones sin historia.
¡cuánta ironía! Pero ¿qué pasa cuando las culturas otras son valoradas desde mi perspectiva
(maniquea y dogmática) ?, una perspectiva que no puede abarcar la multiplicidad de lo
contextualmente vivido y representado. Desconociéndolas de facto y valorándolas desde mi
sistema de referencias bastante rígido, por cierto. Y mas aún, ¿qué pasa cuando impongo
por la fuerza dicho sistema de referencias, desde una posición asimétrica del poder? ¿Qué
pasa si destruyo algo sin limpiar primero las gafas a través de las cuales lo veo y lo
entiendo?
El saber dado desde las geopolíticas del conocimiento (Walsh, 2007) ha reproducido
constantemente los patrones de poder dominantes, estableciendo una hegemonía cultural y
un sistema jerárquico de radicalización; es aquí donde nacen las nuevas propuestas de
educación intercultural, pero sobre todo una educación decolonial. El impacto de esta nueva
educación “se extiende a los campos identitarios, y del ser, del saber y del saber hacer, y
con la necesidad de construir procesos educativos que hacen pensar y actuar críticamente
y de otro modo, enfrentando y desafiando las relaciones y estructuras dominantes y, a la
vez, dirigiéndose hacia el desarrollo e implementación de una pedagogía y praxis no solo
crítica sino decolonial” (2007: p. 26) Esto, dado que son conocimientos que nos han sido
impuestos desde tiempos coloniales y que siguen reproduciéndose, aunque de una manera
ya interiorizada y, por tanto, naturalizada. Menos visible.
La distribución racial del trabajo ha indicado a cada etnia/raza o como quiera llamársele,
como debe ser conocida y las esferas de la sociedad en las que debe desenvolverse. En el
caso de continentes como América y África, esta producción se ha relegado a los alimentos
y recursos vitales para el sustento del sistema mundo, desde la lógica de la explotación. Por
otra parte, la producción de saberes “legítimos” para la esfera del conocimiento ha sido
delegada por y para las diferentes potencias del poder. Esta condición per se deslegitima la
producción de saberes que se puedan crear desde la base de tal jerarquía, atribuyéndole a
estas formas categorías despectivas.
En esta misma línea, ¿qué tanto de lo que se discute en la academia llega a trabajar
mancomunadamente con la realidad vivida? ¿qué tanto de los saberes que se están
discutiendo en la “intelectualidad” están saliendo de la intelectualidad misma? Me refiero al
hecho de que puede que se esté dando un cambio en la manera de ver e interpretar las
cosas, pero muchas veces esos cambios y su elaboración teórica no están siendo
efectivamente compartidos con las demás esferas de la realidad social. Es aquí en donde el
investigador y, porque no, el educador, debe adoptar una actitud critica no solo ante las
estructuras que forman a los sujetos escolares sino también hacia las estructuras que lo
forman como investigador. Ahí se encuentra su capacidad de agencia. Alonso lo señala de
la siguiente forma: “La interpretación se convierte en necesaria, y por esto no se puede
percibir el fenómeno social como un valor inmediato y superficial sino en su interpretación
desde su profundización crítica” (pg.10)
Si bien, nuestros actos culturales y lingüísticos suelen ser reducidos a meras estrategias para
ganar poder, estos también tienen un carácter gratuito: “la comunicación es estrategia, pero
también es cooperación y donación; es reproducción, pero también es reconstrucción,
reelaboración e incluso invención a partir de materiales preexistentes. En la condición de
sujeto está la condición de productor de narraciones, narración que unifica sustancialmente
a prácticas culturales, lingüísticas, sociales, etc. Cada producción, diría de Certeau, es una
reelaboración, una redefinición desde la experiencia, que implica no solo aceptación
sumisa, sino una resistencia creativa.
“Ponerse en el lugar de los actores no significa, por un lado, usurpar el papel de esos
actores, ni, por otro, adoptar la posición única de uno de los actores en juego, sino entrar
en un campo de fuerzas que no es armonioso sino conflictivo; es un campo comunicativo y,
por ello, es un juego de poderes y un juego de lenguajes”
Bibliografía