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SANCHO GOBERNADOR

Es observación común entre cervantistas que si don Quijote es personaje universal, Sancho es
nacional, a imagen y semejanza de los prototipos y estereotipos que se fraguan en la Europa del
siglo XVII para representar nacionalismos y nacionalidades del continente.7

En el proceso de construcción del personaje de Sancho, Cervantes usó el cebo de la ambición


humana, inherente a toda gran empresa;6 la promesa del gobierno de la ínsula Barataria, como
“tierra prometida”, seducirá a Sancho a la hora de aceptar el trabajo como escudero. Pero la
realización de ese sueño no se hará promesa firme hasta el capítulo 32 de la segunda parte de la
novela, cuando el Duque le dice a Sancho: «Os mando el gobierno de una [ínsula] que tengo de
nones, de no pequeña calidad» (II, XXXII); y aún habrá que esperar al capítulo 45 para que Sancho
tome por fin posesión física de la empresa.8 El proceso ocupa lugar destacado en la bibliografía de
los estudios cervantinos,9 y las reflexiones, análisis y propuestas son numerosas y variopintas:
estudios políticos, económicos, psicoanalíticos, amén de literarios, ligüísticos, etc. No obstante
este esfuerzo erudito puede sintetizarse en los consejos que don Quijote da a Sancho antes de ir a
gobernar la ínsula Barataria.10

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