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Pese al humor habitual en sus obras, Lem era un escritor que se tomaba muy en
serio lo que hacía. Solaris está escrita como un diario técnico de exploración. Como si un
científico, con una capacidad prodigiosa para la escritura, relatase su experiencia y, a la
vez, el mayor enigma de la humanidad. Y en la traducción que hasta ahora hemos leído de
Solaris hay ciertos detalles que no encajan. Es como leer dos textos que dicen lo mismo
pero que no son igual de accesibles; la traducción de Impedimenta resulta menos hermética.
De manera absolutamente subjetiva, encuentro las siguientes diferencias:
Para muestra un botón. Aquí tenéis uno de los párrafos iniciales de la novela. La
primera vez que lees esta parte de Solaris funciona como si la obra se circunscribiera al
género de terror (diría que con toques de Lovecraft o, incluso, con la extrañeza que
provocan las películas de David Lynch).
Versión Minotauro
—Snaut… —murmuré.
Snaut se estremeció, como si yo lo hubiese golpeado. Mirándome con un
horror indescriptible, articuló, con voz enronquecida:
—No te conozco… no te conozco… ¿qué quieres?
El líquido derramado se evaporaba rápidamente. Aspiré una vaharada de
alcohol. ¿Bebía? ¿Estaba borracho? Pero ¿por qué tenía tanto miedo? Yo
seguía de pie en el centro de la cabina. Sentía flojas las piernas; creía
tener los oídos tapados con algodones. De algún modo, el suelo bajo mis
pies no parecía real. Detrás del combado cristal de la ventana, un
movimiento regular animaba el océano. Snaut no apartaba de mí los ojos
inyectados en sangre. El terror se le había retirado de la cara, pero la
expresión era aún de una repugnancia invencible.
Versión Impedimenta:
—Snaut… —susurré. Tembló como si le hubieran golpeado. Me miró con
una repugnancia indescriptible.
—No te conozco, no te conozco, ¿qué quieres…? —gimió.
El líquido derramado se evaporaba rápidamente. Noté el aroma a
alcohol. ¿Había estado bebiendo acaso? ¿Estaba ebrio? Aún seguía
plantado en mitad de la cabina. Me flaqueaban las piernas y tenía los
oídos taponados. Percibía la presión del suelo bajo los pies, como si fuera
poco seguro. El océano se bamboleaba rítmicamente tras el abombado
cristal de la ventana. Snaut no me quitaba de encima sus ojos inyectados
en sangre. La expresión de miedo fue abandonando su cara, pero no así la
de aversión por mi presencia.
Mi conclusión: la traducción de Impedimenta me parece más clara y parecida al
estilo de Lem habitual de Bruguera. Pese a que podría parecer que el ejercicio que he
realizado ha sido aburrido, he sentido la misma pasión en las dos lecturas. Desde un punto
de vista retorcido y personal me ha parecido que una complementa a la otra y he disfrutado
mucho haciendo esta reflexión. Me gustaría poder ser más contundente en un sentido u en
otro, pero mis limitaciones y el no conocer el polaco me lo impiden. Eso sí no quiero que se
interprete de mis palabras que la traducción de Minotauro no es correcta; era la mejor
posible cuando se realizó. Es normal que ni Matilde Horne ni Paco Porrúa conociesen el
lenguaje de Lem en Solaris porque no lo habían leído en original. Además tampoco tenían
en ese momento a su alcance las traducciones de Bruguera: la primera fue La investigación
en 1977 y fueron casi coincidentes (1977 también es la fecha de la primera edición de
Minotauro de Solaris). Eso sí, después de tantas ediciones en tantos formatos diferentes
(1977,1985, 1998, 2002, 2003, otra de 2003, 2007, 2008), ¿por qué Minotauro nunca hizo
lo que finalmente ha hecho ahora Impedimenta?