Está en la página 1de 1

INTRODUCCIÓN

Durante las últimas décadas, la obesidad ha incrementado de forma alarmante en el mundo,


siendo considerada como una epidemia del siglo XXI. Según los últimos datos publicados por la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que el 74,2% de la
población adulta en Chile sufren sobrepeso u obesidad. Esto lo sitúa como el país de la OCDE con
más alta tasa de sobrepeso y obesidad, por encima de México (72,5%) y Estados Unidos (71%). 

La obesidad es una enfermedad crónica compleja y multifactorial que está fuertemente asociada
con múltiples comorbilidades, incluyendo la relación con enfermedad periodontal; que es la
segunda patología de mayor prevalencia bucal a nivel mundial y nacional después de la caries
dental, por lo tanto, se considera un problema de salud pública de gran relevancia. (Carillo. M,
1986., Mariotti. A, 2015., Al-Shammari. K 2006)

La asociación entre obesidad y enfermedad periodontal constituye un tema transcendental, debido


al componente inflamatorio que comparten. Múltiples estudios sugieren que el aumento del índice
de masa corporal (IMC), la circunferencia de la cintura (CC), el porcentaje de grasa subcutánea y
los niveles de lípidos en suero están asociados con un mayor riesgo de desarrollar periodontitis, ya
que tiene efectos biológicos perjudiciales que se relacionan, si se compara con una persona de
peso normal. (Arboleda, 2019) Por lo tanto, es fundamental controlar el exceso de tejido adiposo en
el organismo, para evitar la activación de los mecanismos que propician la inflamación. Pese a que
esta relación causal sigue siendo difícil de alcanzar al no comprender completamente los
mecanismos que vinculan a ambas patologías.

Mediante esta revisión sistemática se busca brindar información actual sobre la relación que existe
entre ambas patologías, además del posible rol que desempeña la obesidad en la periodontitis, con
el fin de posibilitar canales de comunicación bidireccionales entre profesionales de la salud, donde
médicos, odontólogos y nutricionistas podrían aplicar un enfoque integral para transmitir a los
pacientes un mensaje claro y unificado sobre el desarrollo de ambas enfermedades.

También podría gustarte