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Explosión Protestante en el Sur y el Este

Lectura # 1

13/02/2018

Estudio revela cómo está creciendo la iglesia a nivel mundial -


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La Iglesia ha experimentado un crecimiento espectacular y explosivo en Asia, África y


América del Sur. El crecimiento de la Iglesia África, en particular, es asombroso. En 1900
había menos de 9 millones de cristianos en África. Ahora hay más de 541 millones.

El Boletín Internacional de Investigación Misionera (IBMR por sus siglas en inglés) elabor
un informe donde revela las estadísticas religiosas a nivel mundial. Es una lectura fascinan y
un meticuloso trabajo del Gordon Conwell Theological Seminary para el Estudio Global
Cristianismo.

1. La Iglesia está creciendo más lento en Europa y América del Norte

La buena noticia es que la Iglesia sigue creciendo en Europa y América del Norte.

El aumento es pequeño, pero hay un aumento a pesar de todo. Desde 1900 la Iglesia en
Europa ha visto un aumento del 52,2, pasando de 368.254 millones en 1900 a 559,9 millo en
2015. Sin embargo, junto con el hecho de que la población mundial ha crecido en un 78 por
ciento en el mismo período. Pero estas estadísticas no suenan bastante tan impresionantes.
Aún más difícil sería el cambio en el porcentaj de europeos que ahora a rman no tener
ningún tipo de liación cristiana, que no es un dato que gura en el informe.
Molly Wall, director del programa de Operación Mundial, añade que en medio de la
preocupación por la disminución general de los cristianos evangélicos en Europa pueden
sentirse alentados por un “cristianismo evangélico que creció en fuerza y con anza en la
mayoría de los países europeos desde la década de 1990 hasta la actualidad”.

2. La Iglesia está creciendo de forma espectacular en el resto del mundo

La Iglesia ha experimentado un crecimiento espectacular y explosivo en Asia, África y


América del Sur. El crecimiento de la Iglesia de África, e particular, es asombroso. En 1900
había menos de 9 millones de cristianos en África. Ahora hay más de 541 millones. En los
últimos 15 años, l Iglesia en África ha tenido un aumento del 51 por ciento, lo que da un
promedio de alrededor de 33.000 personas, ya sea convertidas en cristianos o que nacen en
familias cristianas cada día sólo en África.

Extrañamente, este crecimiento es a menudo recibido con cierto escepticismo por la


Iglesia occidental porque sigue existiendo la convicción d que los cristianos occidentales
deben ser felicitados por sobresalir en los ministerios de enseñanza para educar a los líderes
de la iglesia o en recaudación de fondos para corregir desafíos teológicos en el resto del
mundo.

A pesar del crecimiento estupendo, todavía hay una mentalidad colonial en las iglesias
occidentales que desean restarle importancia a la obra Dios en esos países.

3. El cristianismo es la religión más grande del mundo

Algunas iglesias se venden, pero el cristianismo es la religión más grande del mundo.
Cuando se une toda forma de cristianismo, hay más de 2. mil millones de cristianos en todo
el mundo. Así que poco más de un tercio de la población total del mundo reclama algún tipo
de fe cristiana.

Esta cifra incluye lo que conocemos como cristianos nominales, que pueden saber muy
poco de la fe cristiana y que no pueden practicar sus creencias, pero en un censo se declaran
como cristianos. El Islam ocupa el segundo lugar, con 700 millones de aglutinados.
El profesor Brian Stanley, de la Universidad de Edimburgo del Centro para el Cristianismo
Mundial, nos recuerda que el cristianismo “no comenzó en Europa occidental, ni ha sido
nunca con nado exclusivamente a Europa occidental. El período en el que parecía estar
indisolublemente ligado a la identidad europea occidental fue relativamente corto, que duró
desde el siglo XVI hasta a principios del siglo XX” cristianismo solía tener su centro mundial
en Israel, y más tarde en Siria y, nalmente, en Italia y Turquía. Ahora parece que el centro de
grave se ha trasladado a África.

4. El cristianismo dividido ridículamente

El cristianismo está dividido por cuestiones doctrinales y otras cosas, dando lugar a una
duplicación de esfuerzos. Hay más de 45.000 denominaciones cristianas diferentes en el
mundo de hoy. En 1900 había 1.600 denominaciones. La mayoría de las denominaciones que
exist se deben a disputas, por lo general sobre la doctrina, pero con frecuencia por con ictos
personales.

Hay denominaciones que han sido fundadas, porque no estaban de acuerdo con el uso
de instrumentos musicales en la adoración. Otras cree que los negros son los verdaderos
judíos, la realidad es que somos cristianos divididos por cuestiones doctrinales humanas.
Compartimos un conjunto común de creencias fundamentales, pero insistimos en reunirnos
por separado.

A nivel mundial el potencial de la unidad cristiana es enorme. Los datos de IBMR sugieren
que los ingresos combinados de los miembros de la Iglesia mundial están en algún lugar en
la región generando unos 42.000 mil millones de dólares.

Esta cantidad es mayor que el PIB total de los EE.UU. y la Unión Europea combinadas.
Los cristianos dan alrededor de 700 mil millones de dól en un año, que es más que el PIB de
120 países del mundo, incluyendo Malasia, Noruega y Sudáfrica. Estas son cifras asombrosas
y utilizadas manera estratégica podrían hacer un gran impacto en los pobres del mundo,
aliviar el sufrimiento y difundir las buenas nuevas de Jesús. Desafortunadamente, mientras
seguimos así dividimos, el dinero a menudo se gasta en proyectos competitivos egoístas o
en el mantenimien de estructuras duplicadas.

5. ¿Cuántos ateos?

De acuerdo con este estudio hay alrededor de 136.400.000 ateos en el mundo, que es
aproximadamente el 1,8 por ciento de la población mundial. Molly Wall explica que esta base
de datos cuenta en gran medida como los ateos se identi can especí camente en una
encuesta o sondeo.

De acuerdo a Wall: “Generalmente hablando, el mundo es cada vez más religioso, y se


debe a que las poblaciones más grandes del mundo, las históricamente no religiosas
(antiguos países comunistas, especialmente China) son cada vez más religiosas sus
poblaciones ahora, así que la cifras globales totales re ejan ese cambio”.

A pesar de la creciente secularización en Europa, la Iglesia celebra su propio número y el


ateísmo está en declive a nivel global. Lo increíble de estas oportunidades es que esto vale
para la Iglesia en el mundo actual porque el evangelio está dando sus frutos en todo el
mundo.

Lectura # 2

Los 10 países insólitos donde más crece el cristianismo

Europa y su desinterés por Cristo es una rareza: en el mundo hay un fortísimo


crecimiento del número de cristianos, especialmente en diez países.
Cuando aquel
predicador galileo fue crucificado, sus enemigos pensaron que su incipiente movimiento
quedaba erradicado. Sus discípulos lo habían abandonado y estaban escondidos. Pero 50
días después de la ejecución del galileo, sus discípulos salieron a las calles a predicar que
Yeshuá de Nazaret había resucitado. Las autoridades no fueron capaces de sacar el cadáver
para desmentir la nueva fe. Ni azotes ni persecuciones acallaron a los discípulos: el sermón
del pescador Simón BarJonáh convirtió a 3.000 personas de un solo golpe. Y 2.000 años
después, hay más de 2.000 millones de personas que siguen al Resucitado en todo el mundo,
rezándole en toda lengua y en todo lugar. "Lo más remarcable es que el cristianismo está
creciendo rápidamente en lugares que hace pocas décadas se consideraban inalcanzables",
explica en la revista CHARISMA uno de los editores asociados de la World Christian
Encyclopedia, Justin Long.

Pablo J. Ginés
www.forumlibertas.com

"Los movimientos para implantar iglesias hoy experimentan una explosión en África y
Asia y cientos de nuevas comunidades se implantan en meses, no en años. Es cierto que hay
una cuarta parte de la población mundial que aún no oído nada sobre Jesucristo. Pero en mi
investigación he identificado diez países donde las iglesias crecen rápidamente", señala
Long, que investiga el mundo de la expansión misionera cristiana (católica, evangélica y
ortodoxa) desde la Red de Trabajo para Misiones Estratégicas en Asia Suroriental.

1. NEPAL

Un misionero protestante calculaba 25 cristianos en Nepal en el año 1960. Hoy Justin


Long habla de 1 millón de cristianos, y el informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) de
2004 habla de 576.000 cristianos en el reino del Himalaya (sólo 7.000 católicos).

Nepal tiene 23 millones de habitantes y 132.000 refugiados de Bhután. Esta monarquía es


el único país oficialmente definido como "un reino hindú", aunque el hinduismo no es
estrictamente hablando la religión del Estado. La guerrilla maoísta que controla partes
aisladas del país no hace fácil las cosas a los cristianos.

Pese a todo, el cristianismo crece el doble de rápido que las otras religiones misioneras
del país, el budismo (89%) o el islam (4%). La mayoría de los cristianos del país son
pentecostales o evangélicos carismáticos que crecen rápidamente. Se calcula que en 25 años
puedan ser más de 2 millones de cristianos. La Iglesia católica mantiene 23 escuelas en el país
y ofrece instrucción a 35.000 refugiados bhutaneses.

2. CHINA

El comunismo se hizo con el poder en 1949, pero desde la muerte de Mao Zedong en
1976 China ha ido permitiendo más resquicios de libertad religiosa. Según Justin Long, en
1970, tras décadas de persecuiones y revolución, sólo había en el país un millón y medio de
cristianos. Hoy Justin Long y el informe de AIN coinciden en calcular unos 90 millones de
cristianos... en un país de 1.286 millones de habitantes, de los que la mitad se considera
agnósticos y un 29% seguidores de religiones tradicionales.

De los cristianos, se calcula que unos 60 millones pertenecen a iglesias pentecostales o


evangélicas carismáticas, las de más rápido crecimiento. El catolicismo crece también con
fuerza. En Hebei, en el área de Wu'an, trabajan 5 sacerdotes: de 1996 a 2003 se pasó de
5.000 a 30.000 católicos, y 200 aldeas (de un total de 502) se bautizaron en masa. En esta
región de Hebei las autoridades han detenido una docena de sacerdotes y derribado iglesias.
Uno de sus obispos, monseñor Jia, ha pasado 20 años en prisión y ha sido encarcelado 6
veces, la última el pasado julio. En el país de los Juegos Olímpicos 2008 todos los obispos
fieles a Roma están bajo vigilancia, encarcelados o desaparecidos. Hay 12 millones de
católicos, la mitad en las comunidades clandestinas fieles a Roma.

Se calcula que con o sin persecución los cristianos en China para el año 2030 sean 120
millones. Pero si hubiese una insospechada "perestroika" china, ¿quién sabe la velocidad
de crecimiento para seguir a Cristo si el país abandonase el maoísmo como culto de Estado?

3. BURKINA FASO

Un país pequeño en medio del Sahel africano, sin salida al mar, pobre y azotado por
hambrunas... la mitad de sus habitantes no han oído el evangelio nunca; la mitad son
musulmanes. De 12 millones de habitantes, 2 millones son cristianos, siendo 1,5 millones
católicos. La mitad de estos cristianos (católicos incluídos) son de espiritualidad carismática,
especifica Justin Long a los lectores de CHARISMA. El país experimentó un crecimiento
impactante de 1983 a 1990, cuando se dobló el número de cristianos. Hay una oleada
misionera actualmente entre sus 72 grupos étnicos.

A modo de signo solidario, en la capital del país está la sede de una fundación pontificia
creada por Juan Pablo II en 1984 para asistir a los países del Sahel: de 2001 a 2004 esta
fundación ha invertido casi 10 millones de euros en proyectos de formación técnica y
desarrollo agrícola en comunidades necesitadas de apoyo en la lucha contra el hambre y la
miseria.

4. SINGAPUR

Es una diminuta ciudad estado en una isla... y uno de los "tigres asiáticos", una potencia
financiera y comercial, moderna y tecnológica con su 5% de agnósticos. En ella viven algo
menos de 4 millones de habitantes... y la mitad del agua potable que beben han de traerla de
Malasia. Las leyes son muy estrictas: mascar chicle estaba prohibido, pero en el 2004 se
legalizó aunque, eso sí, ¡hay que apuntarse en un registro estatal de mascadores de chicle!

En pleno centro neurálgico del comercio asiático viven 500.000 cristianos asiáticos,
incluyendo 160.000 católicos. El cristianismo crece, ganando adherentes entre las familias de
cultura y religiones tradicionales chinas.

5. INDIA

Tiene unos 1.030 millones de habitantes, de los que 62 millones son cristianos, entre ellos
17 millones de católicos. La mitad de los cristianos de la India (católicos o protestantes) son
carismáticos. La India es una potencia misionera, y no sólo mediante sacerdotes. El
movimiento católico Jesus Youth, por ejemplo, ha creado grupos más o menos clandestinos
de espiritualidad carismática en diversos países islámicos del Golfo (Qatar, Bahrein, Arabia
Saudí, etc...), aprovechando la potente emigración india en estos países. Publicábamos
recientemente en ForumLibertas que la diócesis católica de Delhi era la primera del mundo
en financiar una película popular de aventuras y romance al más puro estilo de Bollywood.
Se trata de un cristianismo comprometido y creativo que crece al doble de velocidad que
la población. El fenómeno de lasconversiones masivas de los "dalit" o "intocables" merece
un análisis propio.

El nacionalismo hindú algo absolutamente novedoso reacciona frente al crecimiento del


cristianismo y así hay declaraciones como las de Dilip Singh Judev, parlamentario en el
estado de Chhattisgarh, declarando su voluntad de "reconvertir, de todas las formas
posibles, 300.000 cristianos al hinduismo". Es novedoso, porque al contrario que el budismo,
el Islam o el cristianismo, el hinduismo nunca fue una religión misionera ni proselitista. Ayuda
a la Iglesia Necesitada, en su informe sobre persecución contra cristianos del 2004, tiene que
dedicar 10 páginas a la India por el auge del nacionalismo hindú político y religioso que
apunta a cristianos y musulmanes como rivales e incluso enemigos.

6. VIETNAM

Como China, se trata de otro país bajo régimen comunista que empieza a crecer
económicamente abriendo algunos espacios de libertad. Cuenta con casi 80 millones de
habitantes, incluyendo 6,5 millones de cristianos, la inmensa mayoría católicos (5,5
millones). Las iglesias pentecostales y evangélicas carismáticas son las que más crecen,
sobre todo entre las minorías tribales de zonas montañosas y rurales, desatendidas cuando
no maltratadas por el gobierno comunista.

En 1999 un decreto dio libertad a los ciudadanos para "seguir, no seguir o cambiar de
religión" pero con unas penas severísimas para quien "use la religión para minar la unidad
del Estado". Este artículo se puede usar cuando un clérigo osa denunciar violaciones de los
derechos humanos en el país, como es el caso del padre Thaddeus Nguyen Van Ly,
condenado a 20 años de cárcel.

Se calcula que en estas condiciones de "vigilancia condicionada", el cristianismo


vietnamita triplicará sus números en el 2050. Pero si el comunismo diera paso a un régimen
de mayor libertad ideológica y de opinión el proceso podría ser más rápido.
7. BENIN

Este país africano, que junto con la vecina Nigeria es cuna del vudú, tiene 6,5 millones de
habitantes, más de la mitad menores de 15 años. Para el año 2050 su población podría ser de
21 millones de habitantes. Cada año hay 120.000 benineses que se suman a las iglesias
cristianas, lo que implica un índice de crecimiento del 3,1% con lo que en el 2050 podrían ser
un 40% de la población (actualmente son el 28%, AIN cuenta 1.587.000 católicos; Justin Long
sólo cuenta 1 millón de católicos y otro de protestantes).

Como en Nigeria y otros países vecinos, al crecer el cristianismo en el sur del país cabe
esperar choques con el islam del norte: dependerá de si el Islam de estos países se mantiene
en la línea pragmática y sincrética tradicional de África, o cae en la órbita del
fundamentalismo financiado desde Sudán y Arabia Saudí.

8. RUSIA

Con la caída del comunismo, millones de rusos acudieron en masa a bautizarse como
ortodoxos: fue la “epidemia de bautismos” de los años 90, que tenía más de sociológico que
de religioso. La Iglesia Ortodoxa, debilitada tras 70 años de comunismo, no ha podido
ofrecer catequesis ni formación a los recién bautizados.

Actualmente, el 57% de los rusos se consideran cristianos, el 33% se siguen considerando


agnósticos, ateos o irreligiosos, y un 78% son musulmanes, concentrados en las repúblicas
tártaras o caucásicas de tradición islámica.

Hay pues, 84 millones de cristianos poco atendidos y poco formados. Justin Long habla
de 1,5 millones de católicos. Es muy generoso: Ayuda a la Iglesia Necesitada, que conoce bien
el país, cuenta sólo 809.000 católicos bautizados. Justin Long calcula que hay también 1,5
millones de protestantes, sobre todo baptistas, pentecostales y evangélicos carismáticos.

Tanto los católicos como los protestantes –de nuevo, especialmente los pentecostales
crecen mucho más rápido que los ortodoxos, sobre todo lejos de Moscú. El número de
cristianos crece a un ritmo del 0,1%: parece muy poco, pero es que en Rusia la población
decrece a causa del aborto generalizado, la crisis salvaje de la familia, la anticoncepción, la
emigración y, últimamente, la combinación de sida, alcohol y drogas.

En el 2050 Rusia habrá perdido población, pero para entonces el porcentaje de cristianos
habrá aumentado: del 57% al 75%, con una mayor proporción de católicos y de protestantes.

9. BANGLADESH

La antigua Bengala Oriental tiene 130 millones de habitantes y es el sexto país más
poblado del mundo. Desde que se independizó de Pakistán en una cruel guerra civil en 1971,
la corrupción, la pobreza y 18 golpes de estado han marcado a este país, de absoluta mayoría
islámica. Desde 1991 hay una cierta democracia.

Justin Long cuenta que hay sólo un millón de cristianos. Los datos de Ayuda a la Iglesia
Necesitada son muy distintos: casi 15 millones de cristianos, de los que sólo 277.000 son
católicos.

Lograr conversiones de musulmanes en un país de legislación islámica es muy difícil,


aunque hay casos de conversos que mantienen su cristianismo en secreto para protegerse
de ataques fundamentalistas y otras amenazas (incluyendo el grupo Huji, en la órbita de Al-
Qaeda).

Pero sí hay muchas conversiones entre las castas inferiores de la minoría hindú, que son
un 12% de la población. Es posible que para el 2050 se haya doblado el número de cristianos,
pero aún así serían una pequeña minoría en un mar musulmán.

10. COREA DEL SUR

Los coreanos son un pueblo muy espiritual que se encuentran en el “mercado religioso”
con una amplia oferta. Y que a menudo escogen varias religiones al mismo tiempo. Por
ejemplo, el 15% de animistas y seguidores de religiones tradicionales, el otro 15% de budistas,
y el 11% de confucionistas en realidad combinan bastante las tres ramas de espiritualidad
oriental. Además, diversas sectas y grupos de nuevas espiritualidades reúnen hasta un 15% de
la población, incluyendo la potente secta Moon, que pese a hablar de Jesucristo no puede
considerarse cristiana.

Hay un 41% de cristianos, es decir, 19 millones de personas que siguen a Cristo. En ningún
sitio hay un crecimiento del catolicismo como en Corea, con 150.000 bautismos de adultos al
año. En 1981 había 1,4 millones de católicos; hoy son 4,3. Corea envía misioneros católicos a
Rusia, a China, Mongolia, África, América Latina... Florecen las vocaciones a la vida
contemplativa. Los seminarios mayores están llenos.

El número de cristianos va creciendo al atraer seguidores de las tradiciones orientales.


Durante la tiránica ocupación japonesa en los años de la II Guerra Mundial y anteriores,
muchos cristianos coreanos fueron ejecutados por negarse a adorar al Emperador del Japón,
como en siglos anteriores los cristianos se negaron a adorar al César. Eso dio prestigio a los
cristianos entre sus compatriotas y extendió la fe entre muchos coreanos.

Desde hace años, las iglesias cristianas de Corea están preparadas, esperando la caída del
régimen autárquico de Corea del Norte, para crecer espectacularmente cuando el país se
unifique en un régimen de libertades.

Cristianismo globalizado

“El cristianismo ya no está contenido, ni acuartelado, en Europa o EEUU, como en siglos


pasados”, advierte Justin Long. “El evangelio se está convirtiendo en una fuerza dominante
en África y Asia. Estas naciones ya envían misioneros a nuestros países”.

Lectura # 3

Israel Ortiz1

Introducción

Crecimiento Evangélico y el reto de la Transformación Integral de la iglesia


¿Por qué los evangélicos debemos apuntar hacia la transformación integral de la nación?
Por razón del evangelio, por razones históricas y por la realidad que enfrenta el país. En
general, los evangélicos no nos hemos ocupado de nuestra responsabilidad ciudadana. El
levantamiento de la población contra la corrupción en la actual coyuntura de Guatemala
muestra que Dios está trabajando más allá de las cuatro paredes del templo. Sin embargo,
los evangélicos no siempre hemos respondido como debiéramos ante los desafíos de la
sociedad. El antiguo lema que afirmaba que “cambiando al individuo se cambiará la nación”,
no ha dado el resultado esperado. Especialmente porque la preocupación por los asuntos de
orden espiritual, han relegado la dimensión social del evangelio; y el énfasis en un mensaje
individualista ha relegado la problemática del contexto socio-político, económico y cultural
de nuestros pueblos. Marsden anota que el problema viene de muy atrás. Los evangélicos
de corte conservador no sólo se mostraron cerrados a involucrarse en la escena social, sino
que carecían de un programa social (En Dayton y Johnston, 1991: 32). Es imperativo para
todos los cristianos dentro o fuera de Guatemala, ocuparnos de nuestro país y su realidad.
No es posible soslayar el reto de contribuir como iglesia al logro de este objetivo. No sólo
somos ciudadanos del cielo, sino ciudadanos del suelo donde nacimos. Teológicamente, la
transformación nos compete porque es parte esencial del evangelio,2 y porque lo exige la
realidad que enfrenta Guatemala y toda la región centroamericana. El análisis subraya que el
evangelio tiene el poder para introducir cambios sustantivos en la vida de toda nación. No se
agota con la salvación individual, sino tiene el poder para transformar la realidad de una
nación. Damos gracias al Señor por el despertar que el Espíritu Santo está provocando en
algunos círculos de liderazgo y sus iglesias para asumir una visión más integral de la misión,
especialmente en la coyuntura política que vivió el país en los últimos meses de septiembre
del 2015 con el triunfo histórico de la población al desaforar de sus puestos al presidente y
vicepresidente por los actos de corrupción del cual fueron acusado. Esta reflexión traza
algunas pautas para animar a la iglesia evangélica a contribuir a favor de la transformación
integral del país, asumiendo el reto de llegar a ser fermento de cambio a partir del
evangelio.

Crecimiento de la iglesia en Guatemala


Alcances del crecimiento evangélico. De acuerdo a estadísticas recientes los evangélicos
han crecido en Centroamérica y el norte y sur de México. Según la Alianza Evangélica de
Guatemala existen 40,000 iglesias cristianas evangélicas en el país.3 En el 2007 la BBC de
Londres afirmó que los evangélicos sumaban el 30% de la población, mientras que la
Cid/Gallup señaló en 2008 que sumaron el 32.6%. La agencia de noticias EFE anotó que
Guatemala ya no es más un país católico debido al incremento de los fieles que se suman a
las iglesias evangélicas (14-08-2009). Tengan o no fundamento estas estadísticas, lo evidente
es que las iglesias de corte evangélico se han extendido a lo largo y ancho de Centroamérica.
Están presentes en todos los estratos sociales del país. Por décadas el evangelio ha sido
factor esencial para el cambio de personas, familias y comunidades. Quiénes venimos de
familias pobres y trasfondo católico tenemos conciencia del impacto del evangelio en
nuestras familias e hijos. En muchos casos la conversión al evangelio cambió la realidad
espiritual, social y económica de muchas familias. En la actualidad, estudiosos de las ciencias
sociales, antropológicas o económicas, reconocen la contribución del protestantismo a favor
de personas, individuos y comunidades [especialmente del mundo indígena]. Por ejemplo,
los estudios de Virginia Garrard Burnett (1986), David Martin (1990), David Stoll (1990), John
Burdick (1993), Henri Gooren (1999), muestran el aporte de iglesias evangélicas de trasfondo
histórico y pentecostal. Burdick en su estudio de varios grupos religiosos en una comunidad
pobre de Brasil describe el aporte de una comunidad pentecostal. Afirma que esta
comunidad provee a sus miembros una nueva identidad, valores y apoyo pastoral que ayuda
a la gente a enfrentar de mejor manera sus problemas del diario vivir dentro las estructuras
políticas existentes (1993: 226). Es decir, la conversión religiosa con o sin mayor fundamento
doctrinal, trajo cambios a la vida de los creyentes. Especialmente en el contexto de
comunidades del área rural donde el alcoholismo ha producido una serie de estragos dentro
del núcleo familiar.

Por otro lado, la presencia de entidades educativas, de salud, medios de comunicación,


agencias cristianas de servicio, ministerios para matrimonios, niños, jóvenes y familias,
agencias de misión transcultural y otras entidades más, son muestra del aporte a favor del
bienestar de la población. Sería difícil enumerar los cientos de entidades que hoy proveen
algún tipo de servicio a favor de los pobres o el desarrollo de comunidades dentro y fuera
del casco urbano. De igual modo, se observa que algunos evangélicos aportan a favor del
desarrollo del país a través de entidades sean del Estado o la empresa privada [Subrayamos
el “algunos” porque la mayoría busca prioritariamente su bienestar personal]. Por ejemplo,
en Guatemala Mario Guerra Roldán presidente del Tribunal Supremo Electoral tuvo una
influencia positiva en la credibilidad del proceso electoral del país. Sergio Cermeño en
Honduras fungió como director del Comité anticorrupción en Honduras, y Hugo Picado tuvo
un rol importante como magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. Sin
embargo, la inserción de los cristianos evangélicos en los campos de la educación, la salud, la
economía, la construcción, los deportes, el mundo artístico, etc.; no ha sido analizada para
saber cuál ha sido su rol en la vida pública. Otro aspecto importante a señalar es el aporte de
varias iglesias evangélicas que han integrados algunos proyectos de ayuda social. En general,
el crecimiento de iglesias evangélicas ha cambiado la fisonomía religiosa de país, y muchas
de ellas tienen una incidencia positiva a favor de la familia y comunidades que la rodean. Este
ha sido un aporte a favor del mejoramiento social y económico de personas, familias y
algunas comunidades. Ha sido un aporte esencialmente a nivel micro-ético.

El desafío de un crecimiento en profundidad. Algunos pastores se jactan del crecimiento


evangélico como una muestra del poder de Dios. Algunos se han atrevido a subrayar que
Guatemala es la nueva Jerusalén de América. Sin embargo, la realidad nos muestra que esta
presencia no ha impactado las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas de la
sociedad. Su influencia no se ha dejado sentir en la macro ética de la fe y la realidad. Nos
obliga a interrogarnos, ¿Por qué no hemos logrado influir a favor del cambio de las
estructuras sociales de nuestros pueblos? ¿Por qué nos resulta difícil asumir el desafío de ser
agentes de cambio? ¿Cómo llegar a ser agentes de transformación en el contexto de
pobreza, violencia, corrupción, injusticia, impunidad, narcotráfico y otros males que afectan
nuestros pueblos? Estos flagelos degradan la dignidad de las personas, resquebrajan el
núcleo familiar, debilitan y prostituyen las instituciones del Estado, y corroen los cimientos
de la sociedad latinoamericana. Años atrás conversé con líderes de una entidad que
proponía que los evangélicos alcanzaran el 50% de crecimiento de la población. Ante tal
propuesta, pregunté si habían pensado en alguna alternativa para preparar a nuestra gente
para gobernar el país. No hubo respuesta de su parte. Era evidente que no lo habían
previsto. Sin lugar a dudas, entre mayor sea el número de cristianos, mayor es la
responsabilidad para con nuestros países. Por supuesto, el factor numérico evangélico no
asegura una presencia cualitativa en la sociedad. El factor numérico lejos de ser una clave
para el cambio puede convertirse en un refugio para la religiosidad sin compromiso y la
ausencia de una acción responsable en el mundo. No restamos aquí importancia al factor
numérico pues Jesús buscó, amó y se entregó a las multitudes. Sin embargo, no se fió de
ellas sino que las desafió a tomar decisiones radicales dentro un sistema religioso que perdió
el espíritu de la Ley de Dios y carecía de vida abundante.

Gonzalo Báez Camargo afirmó en la década de los 80 que la nueva generación evangélica
mexicana tenía que ser una minoría creativa y dispuesta a vivir el evangelio en sociedad. Él
subrayó: “A mi no me atrae la perspectiva de que los evangélicos... lleguemos a ser la
mayoría. El número tiene peso e influencia pero las mayorías deslían sus creencias y pierden
su identidad, su fidelidad... Ya somos bastantes en número como para afectar la vida de
nuestros pueblos”.4 En ese entonces los evangélicos sumaban aproximadamente el 3.5% de
toda la población. ¿Imagínese que hubiera dicho del crecimiento actual en Guatemala o el
resto de países de la región centroamericana? El reto de influir positivamente la vida de
nuestras naciones no depende de la presencia numérica, sino de una presencia y acción
cualitativa en la sociedad. Los evangelios muestran a Jesús y a los doce que cambiaron el
rumbo de la historia. Los formó para ser la sal y la luz de mundo y así lo hicieron a pesar de
sus debilidades y fragilidades humanas. Trastornaron el mundo conocido de su época e
incidieron a través de su vida y su mensaje las relaciones sociales y formas de vida de sus
contemporáneos.

Reconocemos entonces que los evangélicos no hemos sido la sal y luz del mundo como
lo demanda la palabra. Lo más crítico es que muchos cristianos no sólo no se diferencian del
resto de la sociedad, sino han sido atrapados por ideas, conductas y estilos de vida del
sistema imperante. Les resulta difícil vivir según los valores éticos del reino de Dios. De
acuerdo al desafío de Jesús, ser sal implica esencialmente, evitar la corrupción moral de la
sociedad. El ser luz implica proclamar el evangelio como la propuesta de vida que incluye
todas las esferas de la vida humana. Aunque se empieza a visualizar una participación más
directa de algunas entidades en la problemática del país, la mayoría de evangélicos se ocupa
especialmente de los asuntos de carácter espiritual de la misión. En alguna manera se podría
afirmar que tenemos un saldo negativo en cuanto al ser sal y luz de las naciones. Predomina
hoy una religiosidad sin compromiso personal y social hacia las demandas del ser hijos del
Reino de Dios y sus distintivos. Por ejemplo, desde el campo de la política de partido,
algunas experiencias han dejado un sabor amargo. Políticos evangélicos pasaron de la
marginación política a una participación abierta. Sin embargo, salvo honrosas excepciones,
la mayoría ha pasado sin pena ni gloria en las instituciones del Estado. En general, han
carecido de formación seria desde la cosmovisión bíblica, la ética cristiana y el quehacer
político. Todavía estamos a la espera de una presencia política evangélica que responda a los
criterios del evangelio y un verdadero proyecto de nación.

Dentro del crecimiento evangélico han emergido las iglesias de corte neopentecostal.
Algunas de estas iglesias animan a sus miembros a que participen, sean proactivos en la
sociedad civil y cuentan con algún proyecto de servicio social. Otras por el contrario,
reducen su comprensión y practica del evangelio a temas de orden espiritual. Dentro de
estas iglesias predominan los evangelios de prosperidad que promueven el bienestar
económico sin mayor demanda hacia el compromiso social; practican una liturgia que tiende
a divorciar el culto de la vida pública; y tienden a demonizar los males existentes que de
alguna manera se minimiza la responsabilidad humana; y corren el peligro de adoptare ideas
y valores de la economía de mercado sin mayor discernimiento; enfocan su esfuerzo en la
construcción de mega templos y se soslaya la formación de auténticas comunidades del
reino; y enfrentan el peligro de domesticar el Espíritu Santo a la esfera de la experiencia
personal y espiritual que desliga su obrar transformador en el mundo. Cuanto quisiéramos
ver la unción del Espíritu Santo en la vida de los creyentes en sus respectivos lugares de
trabajo, en la vida de los diputados evangélicos para plantear una legislación alternativa, en
el surgimiento de una visión misionera local y mundial, y en el surgimiento de un liderazgo
evangélico que asume reformas sociales, económicas y políticas en nuestros países
atrapados por los tentáculos de la corrupción, la pobreza, la impunidad y la injusticia.

Esa falta de presencia cualitativa se agudiza por la falta de discípulos que conformen su
pensamiento, teología y vida con los valores del Reino de Dios. En esta dirección, el análisis
de SEPAL sobre “El estado de la Iglesia Evangélica en Guatemala”, subraya que la iglesia
crece numéricamente, pero no en calidad de vida. El problema, la falta de un verdadero
discipulado.5 Jorge Gómez en su libro El Crecimiento y la Deserción en la iglesia evangélica
costarricense muestra una situación similar (1996). Apunta que debido a la falta de
discipulado y atención pastoral, un porcentaje considerable de feligreses han emigrado a
otros credos religiosos. Conscientes de ambas situaciones, Centro Esdras a partir de su
fundación en el 2009 impulsa consultas acerca del qué, por qué y para qué de la presencia y
rol de las iglesias evangélicas en el país. Las consultas “Rostros del Protestantismo en
Guatemala”, “La iglesia que impacta: transforma la nación”, y “Discipulado: Ciudadanía
responsable en el mundo”, “Educando para transformar” son un aporte a favor de la misión
de la iglesia y su impacto integral en la sociedad. La crítica situación de nuestra región
demanda una presencia cualitativa y diferenciada de la iglesia. Demanda que los cristianos
evangélicos asumamos un estilo de vida diferente ante la quiebra de valores de la sociedad;
que evitemos caer en una religiosidad popular sin práctica y coherencia de vida; y que
asumamos el desafío de ser agentes de cambio a favor de la transformación espiritual y
social de nuestros países.

El reto de la herencia social de la Reforma

El desafío de ser una presencia cualitativa en la sociedad, debe llevarnos a examinar el


legado social de la Reforma Protestante y los documentos claves que la iglesia evangélica ha
producido especialmente en América Latina.6 En cuanto a la rica herencia de la Reforma, me
atrevo a subrayar que los evangélicos se han ocupado esencialmente de los aspectos
soteriológicos. Los reformadores del siglo XVI pese a sus yerros históricos, no sólo
replantearon todo lo relacionado a la salvación por la sola fe, sino se plantaron ante la
situación social de su época. Su comprensión de la fe cristiana los llevó a identificarse con los
problemas que afectaron su entorno. Su forma de pensar la fe y su compromiso con la
realidad los llevó a plantear propuestas de solución. Mencionamos a continuación algunos
ejemplos que ilustran su forma de pensar y asumir los problemas de su sociedad. Su
intención no sólo fue evitar las desviaciones de la Iglesia Católica, sino replantear la fe
cristiana a la luz del Nuevo Testamento.

Martín Lutero. Subrayó que una de las razones de sus escritos contra el estado de cosas
lo constituyó la tiranía y las injusticias del momento. Esta afirmación subraya su
preocupación por el bien común. El consideró que el “cristiano es el siervo de todos, porque
está obligado por la fe que opera por el amor, a trabajar por el provecho del prójimo”. El
tenía claro que las buenas obras no hacen bueno a hombre, pero un hombre bueno
(convertido) sí hace buenas obras: “No es de las obras de las que somos liberados por la fe
de Cristo, sino... de la insensata presunción de procurar la justificación mediante obras”
(Latourette, 1979: 60).

Ulrico Zwinglio en Suiza se ocupó de reformar la fe y las prácticas bíblicas. En su país uno
de los grandes males era que su juventud se veía envuelta en guerras que no eran de su
incumbencia y que este servicio mercenario destruía la fibra moral de la sociedad. Así que
predicó contra este tipo de servicios logrando que su ciudad Zurich se abstuviera de enviar
mercenarios requeridos por el rey Francisco I de Francia. Por otro lado, estableció un sistema
de educación pública sin distinción de clases. Sus principios reformadores, el sentimiento
patriótico y el humanismo se conjugaron en un programa de reforma religiosa, intelectual y
política.

Juan Calvino proveyó al protestantismo el sustento teológico en cuanto al


entendimiento de la fe cristiana, y su pertinencia para todas las esferas de la vida. En 1536
dio a conocer su tratado llamado la “Institución de la Religión Cristiana” el cual afirma la
autoridad suprema de las Escrituras en cuanto al propósito redentor de Dios para con su
criatura, la iglesia, la sociedad y el universo. No fueron tratados teológicos sólo sobre
asuntos de carácter espiritual, sino tenían que ver con la totalidad de la vida desde la
perspectiva de la palabra de Dios. De ahí que enseñara que Dios ordenó: “a todos sus
deberes particulares en las diferentes esferas de la vida” (Latourette, 1979: 104). El ser
humano fue creado de manera integral y la salvación que Dios ofrece en Cristo es también
integral. Dios está interesado en la reconciliación con su criatura con Dios y la reconciliación
entre los seres humanos. Junto a Guillermo Farel trabajaron para hacer de Ginebra una
ciudad ideal, organizada de tal modo que la Iglesia y el estado cooperaran en esa búsqueda.
Con esa idea en mente contribuyó en el desarrollo de una nueva economía industrial y
comercial de la ciudad, alentó la educación y la fundación de escuelas que luego se
constituyó en la universidad de Ginebra (Latourette, 1979: 106).

El movimiento anabaptista o iglesias menonitas como se las conoce tiene un aporte


social importante. Subrayaron que había un contraste marcado entre la iglesia y el resto de
la sociedad. Rechazaban el casamiento de la iglesia con el estado como lo impuso el
emperador romano Constantino en el siglo tercero cuando el cristianismo se convirtió en
religión oficial. Consideraban que “la iglesia era una comunidad voluntaria” diferente de la
sociedad. Estos asumieron el Sermón del Monte como su manifiesto y del cual surgió su
creencia de la no violencia. Según su concepción del evangelio, la fe cristiana en su esencia
misma es pacifista. De igual modo, impulsaron el igualitarismo. Se trataban entre sí como
hermanos, las mujeres tenían tanto derecho como los hombres, los ignorantes como los
pobres eran tan importantes como los sabios y ricos. Ellos rechazaron el servicio militar
obligatorio. Por estas cosas éstos fueron catalogados por los protestantes y católicos como
subversivos (J. González, 1980,104). Necesitamos recuperar la herencia integral de la
Reforma, y a la vez, responder ante los desafíos de nuestro contexto y realidad.

Propuestas para la transformación integral

Es fundamental que los cristianos evangélicos asumamos el reto de ser agentes de


cambio: Contribuir con la transformación espiritual y social de nuestros países. Esto implica
revisar la presencia cristiana, replantear nuestra teología de la misión, y formar a las nuevas
generaciones desde la plenitud del evangelio en Jesucristo: Somos llamados a ser una
generación no sólo de protesta, pero también de propuesta según la ética y valores del reino
de Dios. Nos toca asumir la vocación de siervos, el ser contracultura cristiana y proponer
alternativas de solución a los problemas y necesidades de la sociedad en su conjunto.
Conscientes de nuestras limitaciones como iglesia, y los grandes desafíos del mundo
presente, proponemos los siguientes lineamientos en búsqueda de esa incidencia proactiva
a partir del evangelio, y en un diálogo abierto con el contexto social de nuestros países. A
menos que soñemos con una realidad diferente a partir de la perspectiva del reino de Dios,
podemos tener esperanza de un mañana distinto, y esperar con expectativa la consumación
de todas las cosas en Jesucristo.

§ Replantear la teología de la misión

Asumir la plenitud de vida en Jesucristo como marco de misión trae consigo la necesidad
replantear la teología de la vida y misión de la iglesia. El gran desafío es preguntarnos si la
iglesia participa de la misión de Dios o hace la misión a su manera. Wright afirma que Dios en
su misión tiene un propósito y una meta para toda su creación... y como parte de esa misión
divina, Dios ha llamado a su pueblo a participar con él en el cumplimiento de esa misión...
Nosotros tenemos que evaluar si nuestra misión está en línea con la misión de Dios, porque
“toda nuestra misión fluye de la misión de Dios también conocida como la mission Dei
(Traducción personal).7 A nuestro entender no se trata sólo de agregar algo que falta a la
misión, sino de entender y hacer la misión según la propuesta de Jesús. Implica un regreso a
los evangelios para observar como Jesús concibió y llevó a cabo su misión. Este regreso es
clave dentro de un contexto que privatiza la fe o separa la fe de las obras. Stearns afirma en
esta dirección que ser cristiano es mucho más que tener una personal y transformadora
relación con Dios. Se trata también de una pública y relación transformadora con el mundo.
Luego subraya que abrazar el evangelio proclamado por Jesús es mucho más que una
transacción privada entre Dios y nosotros (2009:2). El evangelio supera las dicotomías que
nos colocan en dilemas innecesarios: ¡Que va primero, la evangelización o la responsabilidad
social! Jesús no fue atrapado por esta disyuntiva. Predicó el evangelio del reino, sanó
enfermos, hizo milagros portentosos, echó fuera demonios y dio de comer a multitudes de
manera intercambiable. Su misión ofreció plenitud de vida a partir de su vida y forma de
hacer la misión.
El regreso a los evangelios tiene como centro el Reino de Dios como sustrato teológico
de la misión. La presencia y actuar de Dios en la historia humana por medio de Jesús, anuncia
la vida del reino y el llamado a vivir según sus valores. Jesús en su misión llamó al
arrepentimiento de pecados, mostró el poder del “Ya del reino”, abogó por los excluidos,
sanó a muchos y dignificó a los marginados. Jesús [el evangelio] se hizo palabra y acción
cuya expresión más sublime de amor la mostró en la cruz del calvario a favor de nuestra
salvación. Es decir, no se trata sólo de agregar la responsabilidad social a la misión, sino de
replantear la forma de pensar, de vivir y creer el evangelio (Mr.1:14-15). La plenitud de vida en
Jesucristo nos plantea una nueva forma de vivir en relación con Dios y con el prójimo
(Lc.10:25-31). Replantea lo orientación de la vida, la vida en sociedad y la misión de servir al
necesitado sea de pan espiritual, de sed de justicia o del pan material. A los cristianos nos
compete entonces vivir el evangelio y servir a la manera de Jesús sin imponer a los oyentes
nuestras creencias. Jesús no condicionó a los suyos. La responsabilidad de recibir o rechazar
el evangelio queda con las personas. El evangelio no se impone sino se propone. De ahí que
nuestro servicio a las personas no debe ser condicionado. De otra manera produciremos
“cristianos de arroz”, personas que buscan el evangelio por el beneficio material. Nos toca
entonces vivir, enseñar y fundamentar nuestra misión en el evangelio integral de Jesús.

Una demanda impostergable en este proceso de revisión es dar atención especial al


tema de la justicia. Sobre todo en el contexto de los países centroamericanos donde prevale
la injusticia, la impunidad y la desigualdad. Los cristianos no deben soslayar una verdad que
está en el corazón de Dios. Las Escrituras detallan a un Dios justo, que hace y de manda
justicia (Deut.10:18; Sam.26:23). El Pentateuco llama al pueblo que viva en justicia, que
juzgue con justicia, y que no pervierta la justicia (Deut. 6:25; Lev.19:25; Deut. 16:19,20); los
Salmos afirman a un Dios que hace justicia y que alaba a los que la practican (Sal.103:6,
106:3); y los profetas demandan a sus líderes y al pueblo a enmarcar su vida en la justicia
(Is.1:7; Jer.7:5; Ez.18:19,20; Dn.4:27; Os.10:12; Am.5:15). En el Nuevo Testamento Jesús subraya
el imperativo ajustarse a la justicia del reino, y a buscarla con prioridad en la vida (Mt.5: 20;
6:33). Haugen anota que los cristianos hemos olvidado como ser en el mundo esos testigos
del amor de Cristo, de su poder y de su justicia.8 A la luz de estas declaraciones de la palabra,
la justicia debe ocupar un lugar esencial en el quehacer de la misión. La defensoría o
incidencia no debieran ser temas de interés sólo para algunas entidades cristianas, sino parte
del quehacer de la misión de todos los cristianos. Hacer la misión a la manera de Jesús
demanda que la justicia ocupar un lugar prioritario en la misión y práctica de vida de la
iglesia

Finalmente, este replanteamiento conlleva tomar en cuenta la teología de la creación y


sus implicaciones para la vida y misión del cristiano en el mundo. Especialmente porque la
mayoría de evangélicos traza su teología a partir de la caída. Al enfatizar este punto de
partida resta importancia al proyecto original de Dios para su criatura y su creación, y nos
deja con una visión pesimista del mundo. Sin perder de vista el realismo bíblico respecto al
ser humano después de la caída, es fundamental redescubrir el mandato cultural a la luz del
proyecto redentor de Dios. Por ejemplo, tomar en cuenta la teología de la creación implica
dar la debida atención al quehacer científico y tecnológico a favor de una productividad con
sentido social, al impulso de las artes, el cuidado del medio ambiente, y el asumir con la
seriedad del caso los problemas estructurales de la sociedad. No hay que perder de vista que
Jesucristo en su cruz, no sólo posibilita la reconciliación de los hijos e hijas de Dios, sino la
reconciliación de todas las cosas [las que están en la tierra o las que están en los cielos]
(Col.1:20). Desde esta perspectiva, El evangelio busca la salvación integral de toda persona
en su respectivo contexto social. Afirmamos con el Pacto de Lausana que “Si la salvación
que decimos tener no nos transforma en la totalidad de nuestras responsabilidades
personales y sociales, no es la salvación de Dios (1974, párrafo 5).

§ Redescubrir el sentido de las vocaciones

En un contexto donde todavía priva la tradicional forma de entender las misiones, es


fundamental reafirmar el sacerdocio universal de todos los creyentes [los laicos] en la
misión. A la luz de la palabra, “todo creyente es misionero” y “toda vocación es misionera”.
Estas premisas deben llevarnos a reevaluar como entendemos el perfil del misionero y su
labor en el campo de misión. A la luz del NT todo creyente sea en el campo académico,
empresarial, pastoral, el sindicato o el mundo político, debe asumir su vocación misionera
como embajador de Cristo, y asumir su profesión como vocación misionera. Es decir, todo
cristiano es un misionero donde quiera que se encuentre y debe dar testimonio del
evangelio con la radicalidad del discipulado cristiano. El llamado a redescubrir el sentido de
la vocación debe llevarnos a colocar sobre la mesa de discusión y la práctica la vida de Jesús
como el Líder-Siervo. Esta revisión va más allá de los paradigmas de éxito que predominan
dentro o fuera del contexto religioso. No sólo se trata de servir, sino de asumir la vocación
de servicio en todas las esferas de la vida. Esto implica asumir una nueva visión del liderazgo
a partir de Jesús como Líder-Siervo con sentido de excelencia y responsabilidad ciudadana.
El servicio a partir de Jesús implica dar la vida para servir a los demás (Mr.10:45, Cf.
Hch.10:38).

La persona y vocación de Jesús contrastan con aquellos líderes que aman el poder y se
sirven así mismos. Nos desafía a colocar el poder al servicio de la misión y el poder del amor
al servicio del prójimo. La vida y vocación de Jesús pone de manifiesto una nueva forma de
ser líder y un marco ético para la convivencia humana y para ejercer toda vocación sea esta
en el campo espiritual o social (Mateo 5-7). La vocación a la luz de Jesús, tiene que tener los
valores del reino de Dios como criterios que definen el ser y quehacer ético tal como Jesús la
encarna. La profesión entonces no sólo es un medio para el logro de nuestras propias
necesidades, sino una herramienta al servicio de la misión sea en la iglesia, el comité de
vecinos, el sindicato, entidades de ayuda sean privadas o del Estado. Si anhelamos ser fieles
al evangelio debemos colocar nuestra profesión bajo el señorío de Cristo sea que la
enfoquemos en la investigación y producción de conocimiento, el impulso de la tecnología,
la difusión del arte y la música, el mundo de la economía, la participación cívica y política de
partido, la defensa de los derechos humanos, el resguardo de nuestro ecosistema, la misión
transcultural o el uso adecuado de los recursos del Estado para promover el bien común y el
desarrollo del país. Si todas la cosas serán “reunidas en Cristo” entonces debemos asumirlas
hoy para que glorifiquen a Dios y estén al servicio del avance de la proclamación del
evangelio y del bien común (Ef. 1:10). Nuestro reto es disponer nuestra vocación al servicio
de Dios y el prójimo.
El redescubrir la vocación de servicio tiene que tomar en cuenta la formación del carácter
cristiano. Los aspectos éticos y morales no siempre son una demanda en los perfiles de
liderazgo. Centran su atención en las habilidades. Hablar verdad, ser fiel o el ser solidario no
siempre es una exigencia. Según el discipulado estos elementos éticos deberían ser parte de
la formación para todos los creyentes. Sin embargo, sabemos que en la práctica lo que
persiste es más bien cierto adoctrinamiento que no transforma. El discipulado como proceso
es el camino que Jesús asumió con sus discípulos para formarles para la vida y la misión. De
ahí que Mateo coloque en el comienzo de su evangelio el Sermón del Monte. Jesús formó a
sus discípulos a partir de la ética y valores del reino de Dios. Modeló su visión de la vida, la
misión y el mundo. Enfrentaron con éxito al liderazgo y al status quo de su época
(Hech.4:13). Sin la fuerza de carácter cualquier ideología o tentación hará sucumbir a los
cristianos. No es suficiente la formación profesional o el carisma. Se necesita de una
formación ético moral. Esta advertencia es esencial ante líderes del ámbito evangélico o
seglar que han sucumbido ante la tentación del poder, la infidelidad conyugal o la
corrupción. La falta de ética y principios morales corroe la base misma de la sociedad.
Resulta entonces esencial formar el carácter del líder cristiano para ser contracultura en una
sociedad que no quiere límites morales. Se necesita formación del carácter que incluye vida
de piedad y dependencia de Dios para enfrentar estos desafíos. Moisés y Daniel lograron
salir adelante porque aparte de su formación académica, tenían su vista puesta en el Señor
de la historia y estuvieron dispuestos a pagar el precio de ser diferentes.

§ Desarrollar proyectos alternativos

Los cristianos evangélicos tenemos la oportunidad de plantear proyectos alternativos a


favor del desarrollo integral de nuestros pueblos. En medio de la crisis económica habrá que
ser proactivos en cuanto a la generación de empleo, la producción de bienes y servicios, y el
desarrollo de iniciativas para lograr sostenibilidad. Es una oportunidad para que empresarios
cristianos desarrollen empresas con sentido social y contribuyan al desarrollo económico del
país. No quisiéramos seguir siendo etiquetados como republicas de bananos como se nos
llama en Europa. Resulta entonces necesario emprender proyectos creativos, aprovechar la
riqueza de nuestros recursos renovables, turísticos, y la ingeniosidad de nuestra gente.
Tenemos a la mano el reto de crear y generar nuevas patentes de comercio y estimular
sobre todo el desarrollo transformador de las comunidades de área rural. No está de por
más afirmar que necesitamos para el caso, el apoyo de los países desarrollados, tanto en la
transferencia de recursos económicos para el desarrollo de proyectos de envergadura
nacional, como transferencia de conocimientos científicos y tecnología para lograr un
desarrollo sostenible.

Por otro lado, damos gracias a Dios por la existencia de las entidades cristianas de
servicio en Guatemala y la región centroamericana. Su presencia ha sido factor importante
para el desarrollo de los más necesitados. A la vez, es imperativo evaluar sus proyectos de
misión. Debemos preguntar, ¿En qué se diferencian los proyectos cristianos con los
cristianos? ¿Asumen sus proyectos y personal los valores del reino de Dios? ¿Qué modelo de
desarrollo impulsan? ¿Participan las comunidades en el desarrollo de los proyectos? ¿Cómo
tratan al personal? ¿Son de carácter paternalista o impulsan la autogestión? Por ejemplo, es
esencial estar atentos a las políticas que se generan en los centros de poder. No pocas veces
las entidades socias siguen sin mayor cuestionamiento sus lineamientos que no siempre
coinciden con los valores del reino. Vale la pena analizar respecto al tema de la
interdependencia a fin de no crear dependencia hacia las entidades socias y las comunidades
que sirven.

El tema de educación necesita una profunda evaluación dentro y fuera de los colegios
cristianos. El descuido del Estado abrió las puertas a la privatización de la educación en toda
Centroamérica. Cerca del 40% de la educación escolar está en manos de la empresa privada.
Su presencia ha traído ventajas y desventajas. Muchas iglesias se han sumado a la idea de
establecer colegios dentro o fuera de sus instalaciones. Sin lugar a dudas que son un aporte
a favor del desarrollo cultural y económico del país. Sin embargo, es importante preguntar,
¿En qué se diferencian de las escuelas o colegios no cristianos? ¿Fundamentan su filosofía de
educación en la cosmovisión cristiana? ¿Están abiertas a todos los estratos sociales?
¿Proveen excelencia académica? ¿Promueven los valores del reino de Dios? ¿Fomentan la
vocación de servicio en sus alumnos? ¿Forman para pensar o fomentan una educación
bancaria? Sin entrar en mayor análisis, se podría afirmar que algunos colegios cristianos han
convertido la educación en negocio; no integran la fe cristiana con los contenidos de las
materias, no siempre forman para la vida, no fomentan el pensamiento y la investigación, y
un buen número de estos colegios son prohibitivos para las familias pobres.

§ Impulsar una educación transformadora

La formación de liderazgo es clave para impulsar la transformación de nuestras naciones.


No es posible impulsar una visión o proyecto de nación a menos que contemos con cuadros
de liderazgo debidamente preparados. Se necesita una educación transformadora: Una
educación que “informa”, “forma” y “transforma” a partir de la palabra de Dios. Es una
educación que apunta a la formación del carácter cristiano, que forja la mente y ejercita el
desarrollo de las competencias. Por supuesto, esta formación debe sustentarse en Jesús
como el Líder-Siervo. Necesitamos formar líderes que son realmente siervos dispuestos a
favor de la extensión del evangelio y la transformación integral de la nación.

Uno de los problemas más agudos en el contexto cristiano evangélico es la


fragmentación del conocimiento bíblico y la falta de integración de la fe con las demás
esferas de la realidad humana. El activismo evangélico impide la formación de una mente
crítica y reflexiva. Mark Noll al comentar este fenómeno entre los evangélicos
norteamericanos dice: “el ethos evangélico es activista, populista, pragmático y utilitarista.
Esto permite poco espacio para un esfuerzo más amplio y profundo, porque éste es
dominado por las urgencias del momento.”9 Le resulta difícil ver, interpretar y aplicar la
Biblia en su contexto. La formación de la mente cristiana es un imperativo para todo
cristiano. Esa formación demanda una integración de la fe cristiana no sólo respecto a los
asuntos de carácter religioso, sino con todas las esferas de la vida humana. Desde esta
perspectiva, Blamires afirma que la “mente cristiana” no hace referencia a una mente
dedicada a temas específicamente “religiosos”, sino a una mente que piensa
“cristianamente”. Es decir, piensa desde una cosmovisión bíblica, aun acerca de los temas
más seculares.10 Esta tarea es urgente porque la mayoría de cristianos no integra la fe
cristiana con los distintos campos del conocimiento. Esta integración evitará esa antigua
dicotomía que separa las cosas del espíritu de las cosas del mundo creado [Entiéndase las
ciencias humanas, el arte, la música, el deporte, la economía, la política, tecnología, etc]. Sí
Jesucristo reconcilió en la cruz todas las cosas, y un día todas las cosas serán puestas bajo su
señorío, nos toca integrar la fe con las ciencias humanas a partir de la cosmovisión bíblica
(Col. 1:20; Ef. 1:10). La manera en que los cristianos ven, entienden y asumen la vida en
sociedad, debe ser una propuesta que surge del evangelio y el modelo de Jesús.

Por otro lado, es necesario hacer cambios profundos en el sistema educativo del país.
Sobre todo porque creemos que la educación es un factor esencial en la transformación
social de la nación. Adquiere mayor relevancia por dos razones fundamentales. Por un lado,
porque el analfabetismo sigue afectando a más de un 25% de la población. Y, por otro lado,
porque predomina todavía en el país una educación de carácter bancaria. González afirma al
respecto: “A pesar que Guatemala tiene un currículum que privilegia la formación integral y
que formula entre sus principios la calidad y la pertinencia, la realidad del aula, en la mayoría
de casos, sigue siendo la misma; el desarrollo de una educación bancaria, centrada en
contenidos, orientada a la enseñanza y no al aprendizaje, una educación que informa y no
forma ni transforma, lo anterior unido a deficiencias en la infraestructura, falta de recursos y
permisibilidad para anarquizar el uso del tiempo horario y calendario”.11 Esto implica para
los guatemaltecos hacer cambios sustantivos en el sistema educativo a fin de que los
programas y metodologías respondan a favor de la transformación integral del país. Esta
revisión es fundamental dentro del contexto evangélico. El problema de la educación
bancaria también se refleja de alguna manera en centros de formación teológica y en los
centros de capacitación en el ámbito eclesial. Esto implica la revisión de los materiales y las
metodologías que por lo general siguen viniendo de contextos ajenos a la realidad del país.
Aquí resulta esencial revisar la pedagogía de Jesús que entraña muchos de los principios
pedagógicos de la actualidad.

§ Potenciar la participación del laicado


Con anterioridad citamos ejemplos participación de evangélicos en la sociedad civil. Sin
embargo, la mayoría pareciera vivir a espaldas de la realidad social. Hace falta una mayor
conciencia y participación ciudadana responsable. Sobre todo, porque las iglesias cristianas
cuentan con un tremendo potencial humano. R. Putnam lo denomina capital social. Señala
que las iglesias [a través de su capital social] ejercieron un rol clave en la formación de la
sociedad norteamericana (2002). Ligados por valores éticos, relaciones de confianza y
solidaridad, formaron redes de apoyo a favor de la población. Los evangélicos en
Centroamérica tienen el mismo capital, pero está adormecido. No han asumido el rol
ciudadano correspondiente. Garrard Burnett (2009) en su libro sobre el protestantismo en
Guatemala afirma que lo mejor que tiene es su capital social. Especialmente hay que formar
y enlistar a la población joven que el rubro mayoritario de la población. Guatemala y demás
países de la región cuentan con una población joven, por lo cual resulta imperativo para las
iglesias y su liderazgo formar este recurso disponible.

El cambio social no vendrá de arriba [los centros de poder político], sino de la base (la
sociedad civil]. La política es un instrumento útil en el proceso de cambio social, pero no la
última palabra. Una ciudadanía cristiana responsable puede hacer la diferencia. ¿Qué se
necesita? Tomar conciencia del capital social de las iglesias, formar a la gente e impulsar
redes de apoyo que se promueven el avance del evangelio y sirven a favor del bienestar de la
población. Putnam en su libro Bowling Alone: The Collapse and Revival of America
Community (2000) subraya la importancia del capital social en las sociedades occidentales.
En su estudio afirma que las iglesias protestantes en Estados Unidos forjaron asociaciones
voluntarias que conformaron su capital social. Según Putnam El capital social hace referencia
a las características de una organización social, tales como la verdad, las normas, y las redes
sociales que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad (1993:167). Según Putnam estas
asociaciones emergieron y florecieron en el seno de las iglesias protestantes. Su sentido de
comunidad y pertenencia les permitió establecer relaciones de amistad, confianza y ayuda
mutua dentro de la iglesia y los cuales trasladaron al seno de la sociedad civil. Es decir, la
iglesia evangélica tiene la gran oportunidad de aprovechar su potencial humano para llevar a
cabo la misión de proclamar el evangelio, y para animarlos a organizarse en asociaciones
voluntarias en las diversas esferas de la vida eclesial y la sociedad.

En el caminar de la historia moderna se observan ejemplos de movimientos que


produjeron cambio social. Por ejemplo, el club de amigos de William Wilcerforce en la
Inglaterra del siglo XIX. Wilcerforce lideró el movimiento a favor de la abolición de la
esclavitud. Martin Luther King lideró un movimiento que logro que la población de raza
negra, obtuviera derechos y beneficios vedados en los Estados Unidos. El movimiento de la
no violencia venció con el amor al odio. Lech Valesa en Polonia generó un movimiento social
que cambió las estructuras sociales y políticas de la nación. Los trabajadores del astillero de
Gdansk, jugaron un rol clave en el proceso. Valesa se convirtió luego en el presidente de
Polonia. Es posible establecer cambios en la sociedad por medio de una presencia y
participación ciudadana responsable. En nombre de Cristo se nos desafía a ser agentes de
cambio en el seno de la sociedad para lograr su transformación espiritual y social. El rol de
los laicos es fundamental en esta tarea (1 Ped.2: 9-10). Sobre ellos descansa el cumplimiento
de la misión. A los pastores, maestros o profetas, nos toca equiparlos y edificarlos según el
paradigma de Jesús (Ef.4:12-16).

§ Formar comunidades del reino de Dios

Otro de los retos para el liderazgo cristiano es examinar la actual situación de la iglesia.
Especialmente, a la luz del surgimiento de los mega templos y cierto nominalismo religioso.
No pocas iglesias parecen más aglomeraciones geográficas de personas que comunidades
del reino. En el Nuevo Testamento más bien las iglesias muestran una vida de comunidad
pese a sus fragilidades y limitaciones humanas. La iglesia de Antioquía ejemplifica esta
verdad. En Antioquía se dio el nombre de cristianos a los discípulos por vez primera. Tenía un
perfil multirracial, multicultural, y era diversa en lo social, cultural, económico y en cuanto a
dones. Esta joven iglesia mostraba la vida en plenitud de Jesús: Tenía un espíritu
evangelizador, sed por la palabra, preocupación social, adoración rebosante, vida de
comunidad, trabajo en red, llena de carismas del Espíritu y una visión misionera mundial. Hoy
nos impele interrogarnos, ¿Reflejan las iglesias los principios del NT? ¿Qué clase iglesia
somos? ¿Impactan su vecindario? ¿Se proyectan en la comunidad? La iglesia en el NT es tanto
una comunidad teológica como sociológica. Tiene su origen en Dios, y se encarna en la
realidad histórica Ese pueblo de Dios tiene sus raíces en Jerusalén o en Tesalónica. En otras
palabras, somos ciudadanos del cielo y del suelo. No podemos abstraernos de la realidad
social en la cual vivimos.

Por otro lado, el NT la iglesia es el proyecto histórico de cómo Dios restaura la


humanidad. No es sólo una comunidad religiosa, sino una muestra de la nueva humanidad.
Esta verdad es a la vez un privilegio y una gran responsabilidad. En ella tiene que expresarse
la vida y valores del reino de Dios. Es decir, debería ser una comunidad donde la paz, la
verdad, la lealtad, el amor, la solidaridad, etc., son parte de su vivencia. Si la iglesia es fiel a su
llamado, tiene que mostrar en su interior el cambio transformador que anuncia al evangelio.
En la medida en que las iglesias son auténticas comunidades del reino, estarán en mejor
condición para impulsar su capital social. ¿Somos auténticas comunidades? Para el caso vale
la pena preguntar, Si su iglesia desapareciera del vecindario, ¿Qué ocurriría? ¿Notarían su
ausencia? ¿La extrañarían? ¿Pedirían que regrese? Cada líder debe responder según la
realidad de su iglesia. No podemos dejar de afirmar que hoy muchos de los feligreses se
podrían llamar consumidores de culto, pero no necesariamente comunidades de hermanos.
Comparten la liturgia, pero no siempre comparten la vida y los retos de la misión integral. Es
necesario repensar lo que significa ser iglesia. Especialmente en el contexto de las grandes
urbes.

Finalmente, el desafío de ser comunidades del reino implica el ejercicio de una actitud
profética. Los evangélicos denuncian el pecado individual, pero no siempre el pecado social.
Denuncian el pecado del mundo, pero no siempre enfrentan los pecados de la iglesia. Otros
espiritualizan los problemas sociales, minimizan la responsabilidad humana y el efecto de las
estructuras sociales. El ser comunidad profética implica hablar a favor de los que no tienen
voz. La palabra nos recuerda: “Abre tu boca por los mudos, por los derechos de todos los
desdichados. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende los derechos del afligido y del
necesitado” (31:8-9 VBA). Asumir este desafío implica luchar y promover la justicia, la ética y
los derechos y dignidad humana. ¿Qué implicaciones conlleva esta acción? Entre otras cosas
implica estar en la brecha para interceder a favor del país (Ez.22:30), resistir el mal y toda
obra infructuosa de las tinieblas (Ef.5:11-13), impulsar acciones concretas a favor del bien y la
justicia (1 Ped. 3:13-17). Todo lo que viola la imagen de Dios en los seres humanos es una
afrenta hacia su carácter Justo y Santo. Los medios de comunicación evangélicos tienen en
sus manos la posibilidad de ejercer una voz profética para confrontar la crítica realidad que
afectan nuestras naciones.

§ Impulsar una visión de país

Es imperativo romper patrones que anteponen la ambición e interés personal por encima
del interés nacional. No debemos ser testigos mudos de gobiernos que entran y salen sin
mayores logros a favor del desarrollo de nuestros países. Es imprescindible promover una
visión y compromiso por el emergimiento de un proyecto de nación. Más allá de la miopía de
políticos o del pesimismo de líderes cristianos, debemos impulsar una visión de país. Es decir,
a todo ciudadano le debe importar lo que pasa en nuestros pueblos. A los políticos les
corresponde legislar a favor de un proyecto de nación, a todos los ciudadanos liderar el
cambio social, a los empresarios impulsar proyectos de envergadura nacional, a los
educadores formar una conciencia de nación y la vocación de servicio en los estudiantes, a
las entidades de servicio modelar el servicio, y a las iglesias asumir la plenitud de vida como
marco de misión. El desafío es cambiar el amor al poder por el poder del servicio a favor de la
nación. El interés ególatra debe dar paso al sentido solidario de cambio y transformación
espiritual y social de nuestra nación. De igual modo, hay que cambiar esa visión de corto
plazo de muchos políticos que no transcienden los intereses del partido de turno. Paso a
paso es posible inventar países diferentes. Dentro de este contexto, los evangélicos
necesitamos tener una mente crítica y discernimiento ante la realidad socio política del país,
y analizar desde la ética del reino de Dios, la participación de los que han pasado por algún
puesto público. Especialmente ante los evangélicos que ocuparon la primera magistratura
de la nación y han dejado un sabor amargo y un anti testimonio ante la opinión pública.
Se requiere de cristianos visionarios y con una vocación de siervos que forjan sueños y
proyectos que nos encaminen hacia la construcción de un proyecto de nación. Es urgente
que los cristianos aporten ideas, propuestas o estrategias para solucionar los problemas que
aquejan a la ciudadanía. Es fundamental que los obreros, comerciantes, estudiantes,
maestros, profesionales o políticos evangélicos desarrollen propuestas alternativos a los
problemas de salud, educación, el congreso, etc. Es fundamental que estas propuestas
cuenten con la base bíblica del caso y con la debida teoría sea esta política, económica,
pedagógica o tecnológica. Es decir, hay que opinar a partir del consejo de la palabra de Dios
y con el respaldo académico del caso. El espíritu superior de Daniel incluía propuestas que
surgieron de su compromiso de fe en Dios y su serio trabajo académico en la sociedad
babilónica. Guatemala y el resto de América Latina requieren programas de alcance nacional
que enfrenten los retos de la pobreza, leyes que combaten con éxito la corrupción, acciones
que ayuden a enfrentar las causas y efectos de la violencia. El avance del evangelio en
nuestras tierras tiene que afectar la vida total del país. El avivamiento evangélico que
vivimos en el Sur, no debe contentarse con el crecimiento numérico, tiene que afectar todas
las áreas de la vida de la nación. La salvación que Dios nos ofrece en Cristo es una salvación
que incluye la vida eterna y la vida abundante que integra todo el ser y quehacer humano.

§ Fomentar cambios en la cultura

Con anterioridad afirmamos que los cristianos tienen que promover la justicia como
esencial de la misión de la iglesia. Esta demanda requiere que se asuman los problemas
estructurales que afectan especialmente a los más pobres. A la vez, es importante enfrentar
ciertos vicios propios de nuestra cultura. En nuestro ethos cultural existen formas de
pensamiento, creencias, actitudes y conductas que deben ser transformadas por el poder
del evangelio. Sin dejar de valorar las buenas cosas de la cultura humana, debemos señalar
los pecados de nuestra cultura y las subculturas evangélicas. Afirmamos con el Pacto de
Lausana que “Siendo el hombre [ser humano] criatura de Dios, parte de su cultura es rica en
belleza y bondad. Dado que el hombre es un ser caído, toda su cultura está manchada con
pecado y parte de ella es demoníaca” (Párrafo 6). Esta visión equilibrada de la cultura nos
ayuda a ver las buenas cosas y a estar apercibidos con los vicios que la aquejan. ¿Cuáles son
algunos de los vicios que tenemos que desterrar? La cultura latina se mueve en cierta
ambigüedad moral. La mentira para muchos es una forma de vida que no se conforma a la
verdad. El novelista Octavio Paz (1976) afirmó en su momento que la mentira política se
instaló en América Latina hace 500 años y nos ha hecho mucho daño. En este sentido la
palabra del político, el profesional, el ama de casa, puede variar según le convenga. La
mentira debilita nuestras relaciones, las instituciones y las leyes. La justicia no emerge pues
el engaño corrompe conciencias y puestos. Es fundamental transformar esta forma de
actuar por vidas que se ciñen de la verdad y se conducen con transparencia.

Por otro lado, es importante hacer cambios en la concepción del trabajo. En la práctica se
valoriza el trabajo intelectual y se desprecia el trabajo de las manos. Los trabajadores de
cuello blanco tienen mayor valor que los jornaleros del campo o la ciudad. No se valora ni se
paga el trabajo que se hacer con las manos y el sudor de la frente. Se discrimina y excluye así
al jornalero y al agricultor. El intermediario gana mejor que el productor. De la misma
manera se discrimina al indígena por el color de su piel o por su apellido. Se le tacha muchas
veces de perezoso y haragán. El sentido de superioridad de ladino sigue como una sombra
en el trato sobre el indígena. Esa forma de discriminación también tiene que ser
transformada por el evangelio. De igual modo, los latinos enfrentan problemas respecto con
cierta tendencia al conformismo para enfrentar la pobreza. La indolencia o indisciplina
afecta la visión de cómo asumir el trabajo o la falta de prever el futuro. Ernesto Sabato
acostumbraba decir que la creatividad del latino sufre por la indisciplina. Por ejemplo, la
improvisación se convierte en norma de comportamiento que mina el espíritu del buen
trabajo y búsqueda de excelencia.

Es necesario entre otras cosas es esencial redescubrir la identidad humana en base a la


imagen y semejanza de Dios. Sobre todo en aquellas personas o comunidades que por
distintas razones tienen una baja estima. Es necesario sacarlos del círculo de la dependencia
y promover su autogestión. Especialmente ante la tendencia del paternalismo. Es crucial en
este sentido el empoderamiento de los más débiles a fin de que puedan salir de la pobreza.
Hay que subrayar que el cambio social no está restringido al cambio político como se afirmó
con anterioridad. Es posible establecer cambios a partir de pequeñas iniciativas sea a nivel
personal o comunitario. Rowan Ireland (1991) anota que el cambio puede darse en la esfera
de la cultura política de los pueblos. Su análisis en comunidades del Brasil muestra cambios
sustantivos que lograron pese a las estructuras políticas existente del sistema imperante.
Ante el pesimismo, la cosmovisión bíblica, nos recuerda que porque todos fuimos creados a
imagen de Dios, nos corresponden una dignidad y derechos que nos hacen personas
capaces de crear como nuestro Creador. Los guatemaltecos necesitamos con urgencia
cambiar aspectos sustanciales de nuestra cultura. Los evangélicos necesitamos revisar y
cambiar ciertas subculturas que afectan nuestra forma de ver el mundo, la realidad y cómo
nos relacionamos con los demás. El sueño de contar con países diferentes nos motiva a
reconocer lo bueno que tenemos y cambiar los paradigmas que nos afectan.

§ Promover la cooperación en red

Por otro lado, la transformación integral de la nación requiere del establecimiento de


redes de cooperación. Nos desafía a buscar alianzas estratégicas para el desarrollo integral
de la misión. No es posible la autogestión sin la interdependencia. En el contexto nacional e
internacional se hacen esfuerzos por crecer en esta dirección. Nos necesitamos unos a otros.
Sin embargo, en el contexto evangélico no siempre nos disponemos para compartir ideas,
recursos o sueños. El recelo de algunas entidades sean de evangelización, quehacer
teológico o de servicio, dificulta el intercambio y la cooperación. No siempre somos capaces
de ver lo que otros hacen o piensan. La crítica de Stoll en su libro Sembradores de la palabra
o forjadores de imperio, debe ayudarnos a evaluar las motivaciones de la misión, y a buscar
formas para cooperar en red con otros sean dentro del mundo evangélico o seglar. Es
importante romper con ciertas actitudes de divisionismo o autosuficiencia de algunos
líderes, para lograr una acercamiento entre los mismos cristianos, y la consecución de
proyectos que vallan más allá de los intereses denominacionales. Es necesario apostar una
visión del reino de Dios que a la vez que trasciende barreras permite un acercamiento con
todos aquellos que luchan a favor de la extensión de ese reino.
Dentro del contexto de las entidades de desarrollo, es importante identificar los valores
que nos son comunes para buscar lazos de cooperación. Según Francis Shaeffer, debemos
ser cobeligerantes con entidades que tienen valores similares a favor de causas nobles, y
separarnos cuando se pone en peligro los valores del reino de Dios. A los evangélicos nos
toca aprender a invertir y cooperar con otros a fin de que el Reino de Dios avance. Más allá
de los intereses eclesiales u organizacionales, está el reino de Dios y su justicia. Como Centro
estamos en proceso de aprendizaje para buscar la cooperación con otras entidades colegas
que tienen mayor camino recorrido. No resulta fácil porque se cruzan nuestras agendas,
proyectos y metas. Damos gracias al Señor porque las consultas anuales que desarrollamos
lo hacemos con el apoyo de otras entidades interesadas en la difusión y promoción de la
plenitud de vida en Jesucristo.

§ Enfatizar el lugar de la conversión

La conversión es esencial en el proceso de transformación de una nación. El evangelio


puede traer cambio integral en la vida del converso y su comunidad. Tiene el poder de
transformar personas y su entorno cultural. Por supuesto, no se trata de una evangelización
de masas, impuesta desde el poder político o como una empresa religiosa que no demanda.
La conversión a partir del evangelio del reino implica la proclamación, entendimiento y
aceptación del llamado a volverse a Dios; y el abandono de antiguas lealtades. Los
evangelistas afirman que Jesús recorría las ciudades predicando el evangelio del reino
(Mt.4:17 Cf. 9:36). Su mensaje anunciaba perdón de pecados y vida abundante, y a la vez,
demandaba arrepentimiento y creer en el evangelio (Mr.1:15). Ante la llegada del reino de
Dios se requería de metanoía (arrepentimiento) cambio de mente y forma de vida hacia Dios
y hacia el prójimo. No se trata sólo de reconciliarnos con Dios, sino también con el prójimo.
Driver anota que este anuncio implicaba replantear la idea de creer y convertirse a Dios:
“creer” lleva un sentido de compromiso en términos de lealtad y obediencia. Y,
“conversión” lleva la idea de una reorientación radical de dirección que coloca a la persona
en el cauce del reino mesiánico que Jesús inauguró y donde se vive de acuerdo con los
valores que son propios de él” (1978: 14). En los evangelios, el seguir a Jesús tiene demandas
muy claras: negarse así mismo, tomar la cruz, y seguir a Jesús (Lc.9:23). Implica dejar a Jesús
el control de la vida, tomar en cuenta el costo de seguirlo, y disponerse a una vida de
obediencia. El seguir a Jesús como discípulo era muy diferente del seguir a los otros rabinos
de su época. Estos no tenían esta clase de requerimientos y nos las podían hacer.

Este llamado es esencial especialmente en el contexto del crecimiento numérico que


varios autores atribuyen al avivamiento evangélico en Guatemala y resto de América Latina.
No dudamos que el Espíritu Santo este impulsando un avivamiento en los países del Sur. Sin
embargo, es necesario preguntarnos si esta experiencia está en consonancia con el
evangelio. Es decir, ¿Está produciendo cambios sustanciales en la vida personal y
comunitaria tal como ocurrió en las iglesias de Jerusalén, Antioquía o Tesalónica? Dorothy
Bullón en su libro Cuando Dios desciende, afirma que “un verdadero avivamiento tiene como
consecuencia cambios éticos por un renovado énfasis en la santidad de Dios” (1997:7). Es
decir, debe mostrarse por medio de cambios en la forma de pensar y vivir de los conversos y
su entorno. Si no vemos mayor impacto en nuestras naciones, debemos preguntarnos, si los
creyentes experimentan una auténtica conversión o sólo una experiencia religiosa. Al lado
de esta interrogante, hay que señalar que la falta de una conversión radical tiene que ver con
una evangelización enfatiza la vida abundante, pero deja de lado la demanda del evangelio.
Especialmente dentro de cierto círculo de iglesias que predican un evangelio que ofrece de
todo, pero no demanda el costo del discipulado. El resultado visible como señalamos con
anterioridad, es un crecimiento que no afecta la nación. Que se queda en religiosidad
popular.

Si queremos ser fieles al evangelio, debemos llamar a las personas a una conversión
radical. Jesús no se fio de las multitudes que lo seguían y creían en El (Jn2:24). Más bien las
confrontó abiertamente a sus seguidores incluyendo a los doce (Jn.6:60-67). Nuestra
responsabilidad es predicar el evangelio del reino el cual anuncia la vida y demandas del “Ya
presente del reino”. No podemos dejar de subrayar que el evangelio es poder de Dios para
salvar y transformar tal como lo afirmamos al comienzo de nuestra reflexión. Va más allá de
nuestros esfuerzos o negligencias. Por esta razón el evangelio debe ser proclamado porque
en él hay plenitud de vida. Sin embargo, nuestra responsabilidad es influir como sal y luz la
cultura y realidad del país, a través de vidas cambiadas que asumen la ética y valores del
reino de Dios. El cambio transformador de Zaqueo el publicano muestra el poder
transformador del evangelio. Su encuentro con Jesús cambió su vida y status cultural. Le
llevó a impulsar cambios radicales dentro de los patrones establecidos de su cultura. Su
conversión los llevó a implementar una forma de vivir de manera radical. Se observa en sus
acciones la justicia del reino que tornó en una justicia restitutiva y distributiva. Se dispuso a
distribuir parte de sus bienes y a restituir a quiénes había defraudado. Puso una práctica una
justicia superior a la de los religiosos de su época. En este sentido no podemos perder de
vista que la predicación del evangelio es fundamental para llamar al arrepentimiento hacia
Dios y hacia el prójimo. Es un evangelio que rompe y transforma patrones de cultura ajenos a
los valores del reino de Dios. No debemos soslayar entonces la evangelización a partir del
anuncio del reino, a fin de desafiar a la sociedad a volverse a su Creador, a los creyentes a
vivir un discipulado comprometido.

§ Dar espacio al obrar milagroso de Dios

Con frecuencia pensamos que entendemos y practicamos la misión integral. Sin


embargo, dejamos en el tintero verdades del evangelio que no hemos asumido o practicado
de manera parcial. ¿A que me refiero? Algunos subrayamos la seriedad de nuestra teología,
otros su énfasis en el desarrollo sostenible, otros su lucha por la justicia, otros por alcanzar a
los marginados, otros su aporte al campo de la salud, la educación o la economía, etc. No
dudamos que todos estos aportes son parte del poder del evangelio. Sin embargo, el énfasis
no pocas veces recae en el esfuerzo, recurso o estrategia humanos. Es importante abrirnos
al actuar sobrenatural de Dios que va más allá de nuestro actuar humano. Corremos el
peligro de imponer camisas de fuerzas al evangelio o incluso de secularizar nuestros
programas. El profeta nos recuerda que el obrar de Dios no vendrá con fuerza ni con
ejército, sino con el Espíritu de Dios (Zac.4:6). No debemos atar el poder de Dios a nuestras
teologías, organizaciones o programas. Más bien debemos abrirnos al actuar milagroso de
Dios sea en la vida personal o en la vida de las comunidades en las cuales trabajamos. La
realidad de violencia o de corrupción nos deben llevar a una profunda vida de oración y
dependencia de su obrar poderoso.

Entre estas verdades está el empoderamiento del Espíritu Santo. El ejemplo por
excelencia es nuestro Señor Jesucristo. Siendo Dios mismo realizó su ministerio
empoderado por el Espíritu Santo: “Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de
Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él” (Hch.10:30 Cf. Lc.4:16-21). Coloca la misión en el plano de una
dependencia personal y permanente del obrar poderoso del Espíritu Santo. El poder del
reino se hizo presente en la historia a partir de la venida de Jesús. Nos introduce a la esfera
del poder de Dios para enfrentar la vida y la misión. Jesús realizó su ministerio en
dependencia del Espíritu Santo. De esta demanda se desprende una vida de oración. Su vida
de oración fue el espacio para su encuentro personal con su Padre y para discernir su
voluntad. Su modelo debe motivarnos a depender del Espíritu, y a percibir su obrar más allá
de nuestras agendas. El Espíritu obra como él quiere, provee los dones necesarios según su
voluntad y empodera en el caminar de la misión. No está atado a ningún patrón establecido.
Iglesias y líderes que nunca antes pensaron en misión integral, han sido motivados por el
Espíritu como el caso de Agabo en la iglesia de Antioquía (Hch.11:27-30). Es decir, su
compromiso social no llegó de un proceso de reflexión teológica, sino del escuchar y
obedecer la voz del Espíritu Santo en su respectivo contexto. No dudamos que el Espíritu no
sólo motiva a favor de la diakonía cristiana, sino empodera a los cristianos para emprender
en su poder distintos campos del ser y quehacer humano.

Por otro lado, no debemos perder de vista el obrar de Dios en cuanto a sanidades y
milagros. La integralidad del evangelio implica el obrar milagroso de Dios. Jesucristo como
subraya el autor de Hebreos, sigue siendo el mismo ayer, hoy y por todos los siglos (He.13:8).
Finalmente, debemos afirmar que el reino de Dios enfrenta una lucha permanente con las
fuerzas del mal. Jesús y sus discípulos no sólo enfrentaron un sistema religioso obsoleto y un
status político degradante, sino a huestes espirituales que trataron de eliminarlos y detener
su misión. Nosotros no estamos exentos de esta lucha. El avance de la luz enfrentará la
resistencia de las huestes del mal. Necesitamos recordar con Pablo que nuestra lucha no es
contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores
de las tinieblas de este siglo (Ef.6:12). De acuerdo a los evangelios, Jesús empoderó a sus
discípulos para enfrentar a las huestes espirituales. Nosotros también en el caminar de la
misión debemos confrontarlas: Sea que se manifiesten en la opresión de personas o estén
atrincheradas en estructuras de desigualdad. No debemos ser ingenuos o soslayar la lucha
espiritual sin que nos distraiga de la misión. Somos llamados a enfrentar las huestes
espirituales con la certeza de que Jesucristo las venció en la cruz y quitó a ellas su dominio
(Col.2:13-14).

Conclusión

El llamado a participar en la transformación integral de nuestra nación debe nacer de


nuestro compromiso con el evangelio y la realidad de nuestros pueblos. Este llamado
demanda a todo discípulo de Jesús a ser ciudadano responsable en su mundo. Necesitamos
ver la realidad con los ojos de de Jesús, sentir el dolor y anhelos de nuestros pueblos con su
corazón, y actuar a favor de su transformación integral con su compasión. Si deseamos un
mañana diferente, debemos asumir el desafío de transformar de manera integral nuestro
país hoy. El cambio tiene que empezar con nosotros. Llevará tiempo y se necesitarán varias
generaciones. Así que sin dejar de ver nuestras limitaciones o fragilidades, debemos fijar
nuestra mirada en el Señor de la historia, asumir este reto con la confianza de que el Espíritu
nos empodera, y con el deseo de que nuestro Padre celestial sea glorificado en todo,
“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas” (Ro.11:36)

1 Director y fundador de Fundación Centro Esdras. Es una entidad de formación bíblica cuya visión es “Ser un centro
que forma cristianos que generan liderazgo según el modelo de Jesús, y que son agentes de cambio en el poder del Espíritu
Santo, para la transformación integral de la familia, la iglesia, la comunidad y el país”. www.centroesdras.org


2 El tema de la transformación está en el centro del análisis de la consulta “La Iglesia en respuesta a las necesidades
humanas”, la cual auspició el Movimiento de Lausana en Wheaton 1983.

3 Dato proporcionado por el presidente de la Alianza Evangélica de Guatemala en “Los evangélicos ganan terreno”,
Sergio Morales, Guatemala Prensa Libre 22/04/14
4 Dr. Gonzalo Baez Camargo, “Tiempo de saltar de las Trincheras”, Revista Misión (Octubre-diciembre 1982), p.15.

5Para tener una visión global de este excelente aporte ver el informe detallado presentado por el Servicio
Evangelizador para América Latina, SEPAL, en El Proyecto Josué, enero 2003.


6 Por ejemplo, los documentos de Lausana, las declaraciones y materiales de los CLADE, la rica literatura que ha
producido la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL), o los materiales del Consejo Latinoamericano de Iglesias en
Formación (CLAI), y otros más. En general, la mayoría de pastores y laicos desconoce estos documentos.

7 Cristopher J.H. Wright, The mission of God’s people, (Ed) Jonathan Lunde, Grand Rapids: Zondervan (2010).

8 Haugen, Gary, Buenas Noticias acerca de la injusticia (Buenos Aires: Ediciones Kairos, 2012),13.

9 En The Scandal of the Evangelical Mind, Grand Rapids: Eerdmans Publishing Company, 1994, p.12.


10 Citado por John Stott, en La Fe Cristiana Frente a Los Desafíos Contemporáneo. Buenos Aires: Nueva Creación
(1991). P.36.


11 Alba de González, “La educación en el contexto guatemalteco” (Consulta Educando para Transformar, Guatemala:
Centro Esdras, 2014).5.

BIBLIOGRAFÍA

Baez Camargo, Gonzalo
1982: “Tiempo de saltar de las Trincheras”, Revista Misión (Octubre-
diciembre 1982),

Bullón, Doroty de
1997: Cuando Dios desciende Costa Rica: Publicaciones IINDEF

Gómez V, Jorge I
1996: El crecimiento de la Deserción en la iglesia Evangélica costarricense.


San José, Costa Rica: Publicaciones IINDEF.

Driver, Juan
1978: Militantes para un mundo nuevo. Barcelona: Ediciones Evangélicas


Europeas

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1978: Documentos periódicos de


Lausana. No 2 Informe de la Consulta de Willobank, El Evangelio y la Cultura.
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2000: Bowling Alone: The Collapse and Revival of America Community New
Jersey: Princeton

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1993: Making Democracy Work Civic Traditions in Modern Italy New York:
Simon & Schuster

Servicio Evangelizador para América Latina, SEPAL
2003: “El estado de la Iglesia Evangélica
en Guatemala”, Proyecto Josué, enero 2003.

Stearns, Richard
2009: The Hole in Our Gospel. Nashville Tennessee, Thomas Nelson

Stott, John
1991: La Fe Cristiana Frente a Los Desafíos Contemporáneos Buenos Aires:


Nueva Creación

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