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“Año de la Universalización de la Salud "

FACULTAD DE CIENCIAS DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE OBSTETRICIA

LA ADOLESCENCIA Y LOS
PROBLEMAS DE CONDUCTA
MONOGRAFÍA PRESENTADA POR:

Cornejo Marín, Katherine Código: 2016200530


Estrada Salcedo, Cristhel Código: 2016200146
López Caycho, Valeria Código: 2016101068
Papuico Meza, Diana Código: 2016200321
Zúñiga Cárdenas, Rossmery Código: 2016200569

Asignatura: Puericultura
Docente: Mg. Elver Coaguila Valdez Pediatra

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LIMA – PERÚ
2020-I

DEDICATORIA

Este trabajo está dedicado a nuestros padres, a quienes les debemos todo lo
que tenemos en esta vida.

A Dios, ya que gracias a él tenemos a nuestro lado padres maravillosos que


nos apoyan en nuestras derrotas y celebran nuestros triunfos.

A nuestro docente, quien es nuestra guía en el aprendizaje dándonos últimos


conocimientos para nuestro buen desenvolvimiento en un futuro mejor.

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ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN 4
II. LA ADOLESCENCIA Y LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA 5-6
III. FISIOLOGÍA DE LA PUBERTAD7-8
IV. FACTORES DE RIESGO 9-15
Factores Protectores………………………………………………………………………………………14-15

V. TRASTORNOS DE COMPORTAMIENTO 16-18


VI. OTROS PROBLEMAS QUE ACOMPAÑAN A LOS TRASTORNOS DE
COMPORTAMIENTO 18-19
VII. DIAGNÓSTICO 19-22
VIII. TRATAMIENTO 23-31
Tratamiento Farmacológico para los problemas de conducta en los
adolescentes……………………………………………………………………………………………………23-24
Terapia Psicológica……………………………………………………………………………………………24-25
Terapia Cognitivo – Conductual para prevenir y tratar los trastornos del
comportamiento 26-31
IX. PREVENCIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO 32-35
X. RECOMENDACIONES 36
XI. CONCLUSIONES 37
XII. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 38-39

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I. INTRODUCCIÓN

En este trabajo de investigación daremos a conocer acerca de la adolescencia


y los problemas de conducta.

La adolescencia es el periodo de tiempo entre el inicio de la pubertad y el final


del crecimiento y desarrollo físico y psicosocial. Es una etapa con
características y necesidades propias y tiene la misma importancia que la
infancia o la edad adulta.

Es la época más sana de la vida desde el punto de vista físico, pero el


adolescente está expuesto a muchos riesgos y diferentes problemas de salud.
Los profesionales sanitarios deben conocer el desarrollo puberal y psicosocial,
así como las posibles variaciones dentro de la normalidad y cuáles son las
necesidades en salud y formas de enfermar del joven, estimulando la
resiliencia o factores protectores y evitando los factores de riesgo para la salud.

La característica principal de los problemas de conducta es la presencia de una


serie de actitudes desafiantes o negativas del adolescente, que desembocan
en enfados y discusiones. Estas conductas pueden presentarse solo en un
ambiente que suele ser el familiar o el escolar, aunque en los casos más
graves las conductas se presentan en todos los entornos.

Se estima que aproximadamente el 3,5% de los niños y jóvenes con edades


comprendidas entre los 3 y 17 años. Sin embargo, el número de casos
aumenta notablemente en la población juvenil con antecedentes penales, en
los cuales se estima que el porcentaje oscila entre el 23% y el 87%.

Es frecuente que los niños y adolescentes muestren algunos síntomas de este


trastorno, pero esto puede ser una conducta normal. La clave para saber si un
niño o adolescente presenta o no este trastorno es fijarse en la frecuencia de la
conducta.

El trastorno de conducta suele presentarse como continuación del trastorno


negativista desafiante y normalmente se inicia en la infancia tardía o la
adolescencia. Se calcula que entre el 2 y el 10% de la población sufre este
trastorno. Hay un mayor número de casos en la adolescencia y el sexo
masculino.

Este trastorno se caracteriza porque los pacientes no respetan los derechos


básicos de los demás ni las normas, reglas sociales ni a las figuras de
autoridad. Las conductas que llevan a cabo las personas que sufren este
trastorno se clasifican en cuatro categorías: conductas agresivas que causan o

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amenazan con daño físico a otras personas o animales, conductas no
agresivas que causan daño o destrucción de la propiedad, engaño o robo y
transgresión grave de las normas.

II. LA ADOLESCENCIA Y LOS PROBLEMAS DE


CONDUCTA

Adolescencia procede de la palabra latina “adolescere”, del verbo adolecer, y


en castellano tiene dos significados: tener cierta imperfección o defecto y,
también, crecimiento y maduración.

Esta etapa se acompaña de intensos cambios físicos, psicológicos,


emocionales y sociales; se inicia con la pubertad, aspecto puramente orgánico,
y termina alrededor de la segunda década de la vida, cuando se completa el
crecimiento y desarrollo físico y la maduración psicosocial.

La OMS considera adolescencia entre los 10 y 19 años y juventud al periodo


entre los 19 y 25 años de edad. La SAHM (Sociedad Americana de Salud y
Medicina de la Adolescencia) la sitúa entre los 10-21 años. Distinguiendo 3
fases que se solapan entre sí: adolescencia inicial (10-14 años), media (15-17
años) y tardía (18-21 años).

Los adolescentes continúan expuestos a muchos riesgos: accidentes, violencia,


delincuencia, uso y consumo de drogas, conductas sexuales arriesgadas,
embarazos, problemas familiares, escolares, tecnologías de la información, y
trastornos mentales, entre otros. Es preciso tener en cuenta que la mayoría de
estas conductas son prevenibles. En la base de todos los cambios que se
producen durante esta época, existe una complicada activación e interacción
de varios sistemas hormonales que previamente han estado inactivos, así
como aspectos propios del desarrollo adolescente.

La adolescencia no es un proceso continuo, sincrónico y uniforme. Los distintos


aspectos biológicos, intelectuales, emocionales o sociales pueden no llevar el
mismo ritmo madurativo y ocurrir retrocesos o estancamientos, sobre todo en
momentos de estrés.

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Etapas de la adolescencia: Podemos esquematizar la adolescencia en tres
etapas.

 Adolescencia inicial: Abarca aproximadamente desde los 10 a los 14


años, y se caracteriza fundamentalmente por los cambios puberales.
 Adolescencia media: Comprende de los 15 a los 17 años y se
caracteriza, sobre todo, por conflictos familiares, debido a la relevancia
que adquiere el grupo; es en esta época, cuando pueden iniciarse con
más probabilidad las conductas de riesgo.
 Adolescencia tardía: Abarca desde los 18 hasta los 21 años y se
caracteriza por la reaceptación de los valores paternos y por la asunción
de tareas y responsabilidades propias de la madurez.

Mitos sobre la adolescencia

Se dice que es un periodo de extrema inestabilidad y turbulencia emocional, de


ruptura total con lo anterior, de pensamiento irracional, e incluso una etapa de
«psicosis normal» y disarmonía generacional. Hay que tener presente que la
mayoría de los adolescentes superan esta fase sin problemas.

“El desarrollo del adolescente normal es turbulento”

No hay ningún estudio que confirme dicha creencia. Está claramente


demostrado que el 80% de los adolescentes no pasan por un periodo
tumultuoso, se llevan bien con sus padres y familiares, les gusta estudiar y
trabajar y se interesan por los valores sociales y culturales de su entorno.

“La adolescencia es un periodo de gran emotividad descontrolada”

Los estudios no han mostrado diferencia alguna con la emotividad de los niños.
Sí se detecta que, cuanto mayor es el adolescente más negativo es su estado
de ánimo, lo que puede deberse a las obligaciones y responsabilidades
escolares y laborales crecientes.

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“El pensamiento de los adolescentes es irracional e infantil “Desde los
trabajos de Piaget, sabemos que en la adolescencia se pasa del pensamiento
concreto al pensamiento abstracto con proyección de futuro, característico de
la madurez.

III. FISIOLOGÍA DE LA PUBERTAD

Los cambios hormonales durante la pubertad son debidos a la interacción entre


SNC, hipotálamo, hipófisis, gónadas y suprarrenales con la influencia de
factores genéticos y ambientales.

El inicio de la pubertad está marcado por el inicio de la secreción pulsátil de las


gonadotrofinas (LH y FSH) y de la hormona liberadora de gonadotrofinas
(GnRH), siendo el resultado de la interacción de variables genéticas (70-80%) y
de factores reguladores (20- 30%): alimentación, disruptores endocrinos, ciclos
luz-oscuridad, lugar geográfico, estímulos psíquicos y sociales… Los cambios
hormonales son debidos a la interacción entre SNC, hipotálamo, hipófisis,
gónadas y también suprarrenales.

Genética El inicio de la pubertad está regulado por una red nodal de genes,
que regula los cambios en los circuitos neuronales del núcleo arcuato del
hipotálamo. Estos cambios son:

• Cambios transinápticos:

- Aumento de los estímulos excitatorios de las neuronas secretoras de GnRH:


vía glutamato y vía kisspeptina.

- Disminución de los estímulos inhibitorios: por neuronas gabaérgicas,


neuronas productoras de sustancias opioides y neuronas productoras de
péptido relacionado con RFamide (ortólogo mamífero del péptido inhibidor de
gonadotropinas [GnIH]) (7-9).

• Cambios en células gliales: las células gliales contribuyen a la activación de la


secreción de GnRH.

Por dos mecanismos:

- A través de la liberación de factores de crecimiento, que actúan sobre


receptores de las neuronas productoras de GnRH (factor de crecimiento

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transformador tipo b [TGFb], factor de crecimiento epidérmico [EGF] y factor de
crecimiento similar a la insulina tipo 1 [IGF-1]).

- A través de cambios en la adhesividad de las células gliales sobre las


neuronas productoras de GnRH (2,3).

Crecimiento y maduración física

Los cambios físicos en la pubertad son: aceleración y desaceleración del


crecimiento, cambios de la composición corporal con el desarrollo de órganos y
sistemas, adquisición de la masa ósea, así como la maduración sexual
(gónadas, órganos reproductores y caracteres sexuales secundarios).

Cambios de la composición corporal y desarrollo de órganos y sistemas

El aumento de peso durante el estirón puberal llega a suponer alrededor del


50% del peso ideal del adulto. Las chicas acumulan más grasa que los chicos
y, en estos, predomina el crecimiento óseo y muscular, produciendo al final del
crecimiento un cuerpo más magro. En la edad adulta, los hombres tienen un
porcentaje de grasa entre el 12-16%, mientras que las mujeres del 18-22%.
Durante esta época, se produce aumento de los diferentes órganos (corazón,
pulmones, hígado, bazo, riñones), se ensancha la pelvis en las mujeres y los
hombros en los varones, aumenta la fosfatasa alcalina según el grado de
maduración del individuo y se produce un aumento de los glóbulos rojos y la
hemoglobina en los varones, debido a que la testosterona estimula la secreción
de factores eritropoyéticos renales.

Maduración sexual

Los cambios más llamativos tienen lugar en la esfera sexual y se culminan con
la adquisición de la fertilidad. La edad cronológica tiene poca correlación con la
maduración sexual y el crecimiento puede ser muy variable; por ello, es
necesario conocer en todo adolescente, el índice de maduración sexual, que se
evalúa mediante los estadios de Tanner (1962) y se basa en el desarrollo de
los órganos genitales y caracteres sexuales secundarios. Esto permite
diferenciar la pubertad normal de la patológica (2,
3,4).

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IV. FACTORES DE RIESGO:

Los Factores de riesgo son cualquier rasgo, características y/o exposiciones de


una persona que incrementa la probabilidad de sufrir algún problema de salud
sea físico, psicológico o ambos. Los adolescentes de esta época no son
distintos a los adolescentes de otras épocas, tal vez no han pasado por los
mismos problemas de conducta que tienen los adolescentes actuales, pero han
tenido factores de riesgo en común que han podido influenciar o no en la vida
de ellos, además el comportamiento de cada persona es reflejo de la sociedad
en la que le ha tocado vivir. La probabilidad de la aparición de trastornos y de la
gravedad de estos va a depender del momento de la aparición y el balance
entre los factores. Múltiples investigaciones han investigado sobre los posibles
factores de riesgo que influyen en el comportamiento de los adolescentes y son
los siguientes:

Factores biológicos:

•Circunstancias de la concepción, embarazo y perinatales: Esto ocurre cuando


se da en embarazos en la adolescencia, hijos no deseados, hijos concebidos
en violaciones, enfermedades graves de la madre, conductas y situaciones de
riesgo prenatal como el consumo de drogas y los problemas laborales y
ambientales que se le puede presentar durante el embarazo. Estos problemas
durante la concepción o en el embarazo van a evitar que se dé un vínculo
inadecuado madre e hijo, debido a que para estas mujeres tener un hijo será
causa de estrés y problemas que tendrá que afrontar.

•Género: El género llega a hacer un factor de riesgo en los trastornos de


comportamiento debido a que a pesar de estar en una época donde tanto
hombres como mujeres tenemos los mismo derechos y oportunidades, hay
ciertas brechas de género que hacen a los hombres superiores a las mujeres o

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que obligan a las mujeres a tomar ciertas conductas para hacer aceptadas por
la sociedad, por eso las mujeres sobrepasan a los hombres en cuanto a la
aparición de trastornos de conducta. Aunque existen investigaciones que
asocian a las hormonas sexuales con los trastornos de conducta, más que todo
dependen del contexto bioquímico, ambiental e histórico de cada individuo.

Factores personales:

En este caso las relaciones que habrá con los trastornos del comportamiento
se darán con las variables de personalidad, cognitivas, dificultades en las
habilidades sociales y pobre empatía, baja autoestima, bajo rendimiento
escolar y otros trastornos asociados que harán que el comportamiento del
adolescente sea inadecuado. Las variables de personalidad que pueden
influenciar son los siguientes:

 temperamento difícil  baja capacidad verbal


 neuroticismo y extraversión  atribuciones y distorsiones
 impulsividad cognitivas
 búsqueda de sensaciones  déficit de atención
 inestabilidad afectiva  trastorno de autocontrol de
 dificultad en la solución de impulsos
problemas

Antecedentes de trastornos mentales en el niño: Existen múltiples trastornos


que los niños o adolescentes en etapa inicial presentan y que va a afectar en el
resto de la adolescencia, incluso en edad adulta.

 Trastornos de la alimentación, como: anorexia, bulimia, dietas


restrictivas y ritualizadas.
 Trastornos de ansiedad: presencia de fobias, obsesiones y
compulsiones, crisis de angustia.

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 Manifestaciones somáticas de trastornos emocionales: existencia de
quejas sobre dolor de cabeza, cefaleas, abdominalgias, náuseas y
vómitos.
 Otros cuadros psiquiátricos definidos: depresión, ideas de suicidio,
drogodependencia y/o abusos de drogas, presencia de
alucinaciones/delirios

Factores familiares:

La familia es el principal apoyo en la vida y desarrollo tanto del niño como del
adolescente, este es el grupo de referencia por excelencia donde se transmite
las normas, valores, actitudes y conductas. Depende de la situación de la
familia conllevara importantes repercusiones para el desarrollo y la salud
integral del niño y del adolescente.

•Características de la familia:

 El tamaño de los hogares: Las personas tienen menos hijos y más


tardíos.
 Estructura de los hogares: Se ha reducido el tamaño de las familias, han
aumentado las separaciones y aparecen nuevas formas de familia
(monoparentales, unipersonales, parejas sin hijos, homosexuales, etc.).

•Situaciones traumáticas puntuales: En la vida de una persona pasan


situaciones que nos afectan emocionalmente y que muchas veces nos causan
traumas, en el ámbito familiar esta situación puede pasar por:

 Muerte de uno de los padres o un hermano


 Separación de los padres
 Hospitalización prolongada de los padres o algún familiar
 Ver la muerte de algún familiar cercano

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•Patrones educativos familiares: La educación antigua como se sabe es
diferente a la educación o a la manera de criar a los hijos en la actualidad, por
lo tanto, algunos padres mantienen aún problemas de su niñez o adolescencia
que no pudieron solucionar y eso se verá replicado en la manera de educar a
sus hijos.

 Padres con importantes problemas de tolerancia por las crisis de la


infancia y adolescencia
 Padres que no aceptan la autonomía progresiva de sus hijos
 Violencia reiterados entre un progenitor y el hijo
 Formas inadecuadas de los padres, padres autoritarios o padres
liberales.

•Psicopatología de los padres: Como ya se había mencionado, la situación en


la que se encuentra la familia va a influenciar mucho en el comportamiento que
tenga el adolescente en su vida diaria, en muchos casos los padres de familia
tienen problemas psicológicos que pueden perjudicar la vida del adolescente:

 Alcoholismo, drogadicción, conducta antisocial de alguno de los padres


o de ambos
 Depresión de la madre

Factores socioeconómicos:

La economía que tienen los padres y las comodidades que pueden brindarles a
sus hijos influye también en el comportamiento que tienen los niños y
adolescentes. Los padres tienen que cumplir con brindarle un hogar saludable,
educación, alimentación, atención de salud, pero si los padres no cumplen con
estos deberes influye en el comportamiento, personalidad y autoestima de los
adolescentes. Si hay pobreza en un hogar, no habrá una inadecuada vivienda
donde pueda ser habitada y a la vez hay hacinamiento, esto llevara a un mal
ambiente familiar a la vez dependerá también de las personas que viven en tu
distrito. Ya que en la adolescencia se dejan influenciar más por las personas de

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su edad o contemporáneos que escuchar a los mayores, ya que ellos son
“anticuados”.

A parte de la economía que puedan tener los padres, influye la educación que
puedan tener, se enfoca más en la educación en el hogar, es decir los niños o
adolescentes no van a la escuela, sino que reciben clases en casa por parte de
sus padres. Esto también va a influir en su comportamiento ya que no van a
tener contacto con otros niños, no tendrán la facilidad de comunicarse o
expresar sus emociones con alguien, en el caso de no influenciar en su
comportamiento en la adolescencia, en la vida adulta hay probabilidad de que
sufra ciertos trastornos de personalidad. También influye mudarse
continuamente de casa y de ciudad, ya que al mudarse y saber que no estará
por mucho tiempo en un determinado lugar, el adolescente evitara hacer
amistades y esto también es un causante de cambio en su comportamiento ya
que en algún momento reprochara a sus padres el motivo por el cual no tienes
amigos.

Los adolescentes son consumidores de la moda y de la tecnología, es decir


van a estar en la necesidad de usar ropa de moda, de una marca en especifica
que usualmente suelen ser las más cara, tener un celular para poder
comunicarse con sus amigos y usar sus redes sociales, hacer viajes a otros
países como vacaciones de verano, todo para poder entrar en un círculo social
y ser aceptados por la sociedad a los cuales ellos quieren pertenecer , por lo
tanto harán lo imposible para poder estar a la moda y ser aceptados, de no
poder obtener dichos lujos lo primero que hará será culpar a los padres por no
poder darle lo que él desea y para no ser rechazado por su círculo social e
influenciado por el ambiente donde vive , muchos empiezan a robar o estar en
negocios ilegales para obtener dinero fácil y rápido.

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Factores Protectores:

Los factores protectores es lo opuesto a los factores de riesgo, ya que estos


promueven que la persona desarrolle conductas que serán beneficiosos para
un desarrollo saludable. Los factores protectores ayudan a contrarrestar de los
factores y conductas de riesgo, reducen la vulnerabilidad.

 Características Personales:

El adolescente tiene que tener las siguientes características para poder


contrarrestar los factores y conductas de riesgo:

 Buena salud física y estado  Experimentar esperanza,


nutricional adecuado alegría, éxito y amor
 Buena imagen corporal  Elevada autoestima
 Responsabilidad de hábitos  Manejar el estrés de la
de salud apropiados angustia
 Actividad física adecuada  Autonomía apropiada a su
 Buena relación con sus edad
compañeros  Desarrollo de la identidad
 Habilidades sociales personal e independencia

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 Conducta sexual responsable  Establecer metas
 Respetar los derechos y las educacionales y vocacionales
necesidades de los otros  Establecer un sistema de
valores

 Características Familiares:

La familia es la encargada de brindar las normas, valores y el apoyo emocional


que el adolescente necesita, por lo tanto, la familia también tiene
responsabilidad en los cambios que puede o no tener le adolescente.

 Favorecer el desarrollo de
amistades
 Proveer necesidades
 Reconocer el cambio de
básicas: comida, hogar, ropa,
papel del adolescente y de
seguridad, etc.
los padres
 Entender los cambios
 Dar educación sexual
emocionales de la
 Estimular la independencia y
adolescencia
la responsabilidad del
 Estimular las actividades que
adolescente
favorecen la autoimagen del
 Desarrollar equilibrio entre
adolescente
apoyo, tolerancia y límites
 Dedicar tiempo al
apropiados
adolescente y hacerle
 Apoyar sus metas
sentirse querido
educacionales y vocacionales
 Premiar los logros
 Proveer un sistema de
valores y modelos

 Características de la Comunidad:

A pesar que la familia es el apoyo principal en la vida del adolescente, la


comunidad en la que se encuentra el adolescente influye también en la
personalidad y los problemas de conducta que pueda tener, debido a que el
adolescente se puede ver influenciado por las amistades de su comunidad.

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 Proveer oportunidades  Legislación que proteja a los
educacionales y vocacionales adolescentes
de calidad  Ofrecer servicios integrales
 Proveer actividades para de salud y educación
adolescentes: recreativas, diferenciados para
educacionales, deportivas y adolescentes
sociales  Medioambiente libre de
 Dar apoyo a las familias con riesgos (tóxicos, violencia,
necesidades especiales polución, seguridad vial, etc.)

V. TRASTORNOS DE COMPORTAMIENTO

En los últimos años también han aumentado las demandas de ayuda de padres
que presentan dificultades para manejar el comportamiento de sus hijos.
Actualmente los padres suelen decir que están desorientados, desbordados o
perdidos en cómo educar a sus hijos ante los múltiples riesgos y/o
potencialidades que tienen actualmente. Muchos de ellos piensan que llegan
tarde a la petición de ayuda, ya que cuando la realizan, su hijo presenta una
sintomatología grave. Un ejemplo de esta situación se observa de forma
alarmante en nuestro país, donde existe una elevada problemática de
agresividad juvenil, tanto intrafamiliar (hijos que pegan a sus padres), como de
género (chicos que acosan a chicas), agresividad que ha producido un
aumento de un 33% de las denuncias por violencia en las que un 10,5% de los
casos, los agresores son jóvenes menores de 16 años (INE, 2013).

1. Trastorno de conducta o trastorno disocial (TD): la característica esencial


del TD es un patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se
violan los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales
adecuadas a la edad del sujeto. Estos comportamientos se dividen en cuatro
grupos:

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- Comportamiento agresivo que causa daño físico o amenaza con él a otras
personas o animales.

- Comportamiento no agresivo que causa pérdidas o daños a la propiedad.

- Fraudes o robos.

- Violaciones graves de las normas.

El patrón de comportamiento suele presentarse en distintos contextos como el


hogar, la escuela o la comunidad. Además, el trastorno de conducta debe
provocar un deterioro clínicamente significativo de la actividad social,
académica o laboral del niño o adolescente para ser diagnosticado (DSM-IV-
TR).

La prevalencia del TD varía en función de la edad y el sexo, presentando una


prevalencia del 1,5% entre los 6 y 9 años y aumenta hasta el 3,4% entre los 10
y los 13 años. Es más prevalente en chicos que en chicas.

2.Trastorno negativista desafiante (TND): la característica esencial del TND


es un patrón recurrente de comportamiento negativista, desafiante,
desobediente y hostil, dirigido a las figuras de autoridad, que persiste por lo
menos durante seis meses y se caracteriza por la frecuente aparición de por lo
menos cuatro de los siguientes comportamientos:

- Accesos de cólera.

- Discusiones con adultos.

- Desafiar activamente o negarse a cumplir las demandas o normas de los


adultos.

- Llevar a cabo deliberadamente actos que molestarán a otras personas.

- Acusar a otros de sus propios errores o problemas de comportamiento. - Ser


quisquilloso o sentirse fácilmente molestado por otros.

- Mostrarse iracundo y resentido.

- Ser rencoroso o vengativo.

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Para calificar el TND, los comportamientos deben aparecer con más frecuencia
de la típicamente observada en sujetos de edad y nivel de desarrollo
comparables, y deben producir deterioro significativo de la actividad social,
académica o laboral. Aproximadamente entre un 3 y un 8% de los niños tienen
TND, siendo entre dos y tres veces más frecuente en niños que en niñas.

3. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): dentro de los


trastornos del neurodesarrollo encontramos el que genera un volumen
asistencial más elevado, el TDAH. Se trata de un conjunto de conductas que se
inician en la infancia y se caracterizan por tres síntomas principales:

- La dificultad para mantener la atención.

- La hiperactividad o excesivo movimiento.

- La impulsividad.

La característica esencial del TDAH es un patrón persistente de desatención


y/o hiperactividad-impulsividad, que es más frecuente y grave que el observado
habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar. Algunos síntomas de
hiperactividad-impulsividad o de desatención causantes de problemas pueden
haber aparecido antes de los 7 años de edad. Sin embargo, bastantes sujetos
son diagnosticados habiendo estado presentes los síntomas durante varios
años. Algún problema relacionado con los síntomas debe producirse en dos
situaciones por lo menos (por ejemplo, en casa y en la escuela o en el trabajo),
teniendo que existir pruebas claras de interferencia en la actividad social,
académica o laboral propia del nivel de desarrollo.

VI. OTROS PROBLEMAS QUE ACOMPAÑAN A LOS


TRANSTORNOS DE COMPORTAMIENTO

Los trastornos del comportamiento pueden coexistir con distintos problemas,


especialmente cuando las conductas son graves y no se ha actuado de manera
precoz. Los más importantes son los siguientes:

1. Consumo de drogas, estupefacientes y otras sustancias: Existe una gran


asociación entre el consumo de drogas y el trastorno disocial. También con los
restantes trastornos comportamentales. En ocasiones, las transgresiones se

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producen por la necesidad de la obtención inmediata de la sustancia. Otras
veces debido al efecto de las drogas, que puede ser agudo o a las alteraciones
mentales que produce su consumo a largo plazo. El ambiente disocial que
envuelve al mundo de las drogas es un factor negativo añadido al propio
problema.

2. Fracaso escolar y absentismo escolar: que impide al alumno obtener los


recursos educativos para la resolución de conflictos. Se pierde la estructuración
temporal del ocio y del trabajo y se crea una situación de indisciplina que se
traslada al ámbito familiar, con el consecuente empeoramiento de una situación
ya de por sí deteriorada.

En cuanto a la evolución del trastorno, se han identificado ciertos factores de


riesgo que parecen indicar una continuación del problema en la edad adulta.
Los más importantes son:

1. La edad de inicio. Los niños que desarrollan síntomas antes de los 6 años
tienen mayor riesgo.

2. La amplitud del problema, con peor evolución cuando los síntomas aparecen
en varios contextos.

3. Frecuencia, intensidad y diversidad de los trastornos conductuales.

VII. DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se basa en la clínica. No existen pruebas complementarias que


permitan establecer el diagnóstico, aunque algunos instrumentos como los test
y los cuestionarios pueden ayudar en el proceso. es necesario que los
síntomas cumplan los criterios que se establecen en el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales, en su quinta edición (DSM 5)

Diagnóstico DSM-5 para el trastorno negativista desafiante

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A. Un patrón de enfado/irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa
que dura por lo menos 6 meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro
síntomas de cualquiera de las categorías siguientes y que se exhibe
durante la interacción por lo menos con un individuo que no sea un
hermano.
Enfado/irritabilidad
1. A menudo pierde la calma.
2. A menudo está susceptible o se molesta con facilidad.
3. A menudo está enfadado o resentido.
Discusiones/actitud desafiante
4. Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de los
niños y los adolescentes.
5. A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte
de figuras de autoridad o normas.
6. A menudo molesta a los demás deliberadamente.
7. A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal comportamiento.

Vengativo
8. Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos
seis meses.
B. Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el
individuo o en otras personas de su entorno social inmediato (es decir,
familia, grupo de amigos, compañeros de trabajo), o tiene un impacto
negativo en las áreas: social, educativa, profesional y otras importantes.
C. Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de: un
trastorno psicótico, un trastorno por consumo de sustancias, un trastorno
depresivo o uno bipolar. Además, no se cumplen los criterios de un
trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo.

Especificar la gravedad actual:

- Leve: los síntomas se limitan a un entorno (p. ej.: en casa, en la escuela, en el


trabajo, con los compañeros).

- Moderado: algunos síntomas aparecen en dos entornos por lo menos.

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- Grave: algunos síntomas aparecen en tres o más entornos.

Diagnóstico DSM-5 para el trastorno disocial

A. Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no


se respetan los derechos básicos de otro, las normas o reglas sociales
propias de la edad, lo que se manifiesta por la presencia en los doce
últimos meses de por lo menos tres de los quince criterios siguientes en
cualquier de las categorías siguientes, existiendo por lo menos uno en los
últimos seis meses:
Agresión a personas y animales
1. A menudo acosa, amenaza o intimida a otros.
2. A menudo inicia peleas.
3. Ha usado un arma que puede causar serios daños a terceros (p. ej.: un
bastón, un ladrillo, una botella rota, un cuchillo, un arma).
4. Ha ejercido la crueldad física contra personas.
5. Ha ejercido la crueldad física contra animales.
6. Ha robado enfrentándose a la víctima (p. ej.: atraco, robo de un
monedero, extorsión, robo a mano armada).
7. Ha violado sexualmente a alguien.
Destrucción de la propiedad
8. Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar
daños graves.
9. Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien (pero no por
medio de fuego).
Engaño o robo
10. Ha invadido, la casa, edificio o automóvil de otra persona.
11. A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar
obligaciones (p. ej., “engaña” a otras personas).
12. Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentarse a la víctima (p. ej.,
hurto en una tienda sin violencia ni invasión, falsificación).
Incumplimiento grave de las normas

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13. A menudo sale por la noche a pesar de la prohibición de sus padres,
empezando antes de los 13 años.
14. Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso, mientras vivía con
sus padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos veces o una vez
sí estuvo ausente durante un tiempo prolongado.

B. El trastorno del comportamiento provoca un malestar clínicamente


significativo en las áreas del funcionamiento social, académica o laboral.

C. Si la edad del individuo es de 18 años o más, no se cumplen los


criterios de trastorno de la personalidad antisocial.

Especificar si:

- Tipo de inicio infantil: los individuos muestran por lo menos un síntoma


característico del trastorno de conducta antes de cumplir los 10 años.

- Tipo de inicio adolescente: los individuos no muestran ningún síntoma


característico del trastorno de la conducta antes de cumplir los 10 años.

- Tipo de inicio no especificado: se cumplen los criterios del trastorno de


conducta, pero no existe suficiente información disponible para determinar si
la aparición del primer síntoma fue anterior a los 10 años de edad.

Diagnósticos DSM-5 para el trastorno por déficit de atención e


hiperactividad

El diagnóstico de TDAH es clínico. Es importante valorar la presencia de los


síntomas, su intensidad, la frecuencia con la que aparecen y su persistencia en
el tiempo y en diferentes situaciones.

Dado que el diagnóstico es clínico y no se puede apoyar en técnicas objetivas,


es conveniente descartar otras enfermedades. Se recomienda realizar:

A. Estudio analítico si se sospecha de la existencia de anemia,


malnutrición, problemas tiroideos, etc.
B. Pruebas de agudeza visual y auditivas para descartar que la falta de
vista o una sordera sea la causa de su pobre rendimiento.

22
C. Si se sospecha un trastorno epiléptico es necesario realizar un
electroencefalograma (EEG).
D. Si se sospecha una lesión cerebral es necesario realizar una Tomografía
Axial Computerizada (TAC) o escáner, o una Resonancia Magnética
(RM) cerebral.
E. En caso de sospecha de un trastorno genético, se debe realizar un
cariotipo y un análisis genético.

Pero es importante saber que no se deben realizar estas pruebas de


manera rutinaria. Son innecesarias pruebas como las de lateralidad
cruzada, alergias alimentarias o de reeducación auditiva.

VIII. TRATAMIENTO

TRATAMIENTO FARMACOLOGICO PARA LOS PROBLEMAS DE


CONDUCTA EN ADOLESCENTES

El tratamiento farmacológico debe ser iniciado solamente por un profesional de


salud con experiencia en TDAH. Mediante la administración de agentes
psicotrópicos se intenta controlar la conducta antisocial Los estudios con
medicamentos para el tratamiento se pueden agrupar por el tipo de fármaco
utilizado: estabilizadores del ánimo, antipsicóticos y estimulantes. El litio es el

23
medicamento con mayor documentación de tratamientos exitosos en estudios
controlados (dosis 0.5 a 2.1 g al día). Existen tres estudios controlados con
antipsicóticos típicos haloperidol con dosis de 1 a 6mgs al día y dos con
atípicos donde se han disminuido los síntomas. Los psicofármacos que han
mostrado efectividad son los neurolépticos, los psicoestimulantes, la
atomoxetina, los antiepilépticos y el litio. dependiendo del tipo de conductas
perturbadoras y de los trastornos psiquiátricos subyacentes. Los riesgos de los
neurolépticos pueden sobrepasar su utilidad en el tratamiento de la agresividad
en el TC y es necesario considerarlos cuidadosamente antes de su uso.

Los neurolépticos en dosis baja puede disminuir el oposicionismo y las


conductas desafiantes, lo más estudiado en niños es la rispedina , no existe
una dosis restablecida aunque para menores de 6 años se comienza con
0.5mg al día 2 tomas ,mañana y noche y se va aumentando 1mg según la
efectividad , en niños mayores 6 años la dosis es de 2-3 mg al día y en
adolescentes es 5-6 mg la dosis al día , los efectos secundarios son leves y
bien tolerados , los más frecuentes son la sedación y el incremento de peso, el
aripiprazol (dosis de 5 a 15mgs al día)

Los psicoestimulantes como el metilfenidato regularizan el impulso y favorece


al control inhibidor y el autorregulador del comportamiento , la atomoxetina
actúa de la misma manera, aunque su efectividad esta menos demostrada en
los trastornos de conducta .

Los antiepilépticos se utiliza para regular las oscilaciones en el estado de


ánimo que pueden ir acompañadas de irritabilidad y controlar conductas
impulsivas. Los resultados de su efectividad son contradictorios, el fármaco
que parece tener mayor utilidad es el divalproato.

El litio ha demostrado ser efectivo en los trastornos del comportamiento, Sin


embargo, los importantes efectos secundarios que presenta y la necesidad de
una monitorización estrecha restringe su utilización a profesionales muy
familiarizados con el fármaco.

TERAPIA PSICOLÓGICA

24
La terapia psicológica que ha mostrado efectividad es la que combina
estrategias conductuales y cognitivas.

Algunas de las técnicas de negociación y mediación más importantes son:

• Técnica de la reciprocidad: se basa en la estrategia por la cual es más fácil


que otra persona secunde nuestro propósito si previamente o de manera
concomitante se le hace algún regalo, premio o concesión como reforzador. La
técnica se puede desarrollar de dos maneras. En primer lugar, añadiendo el
reforzador en la petición: “si tratas bien a tu hermano, vas a conseguir que seas
más feliz y, además, que tus padres se sientan mejor”.

• Técnica de la escasez: se sustenta en la tendencia que tenemos a valorar


más lo que es difícil de conseguir o cualquier oportunidad que se nos puede
escapar. Se explica por 2 razones: asociamos lo más valioso a lo que no está
al alcance de cualquiera. Cuando algo no es accesible, se incrementa el deseo
de tenerlo

• Técnica de la validación social: se fundamenta en la tendencia que tenemos a


actuar como lo hacen las personas que nos rodean y que son similares a
nosotros. Se sustenta en que suele ser adecuado hacer lo que hace la gente
similar a nosotros.

• Técnica de la coherencia: se basa en la importancia social de ser congruente


con las actuaciones anteriores y con los compromisos previamente adquiridos.

• Técnica de extinción: también sirve para eliminar problemas de conducta. Se


emplea cuando existen episodios intrusivos o explosivos que provocan
situaciones de conflicto con educadores o familiares. Para su aplicación se
debe ignorar la conducta problemática que realiza el niño desde su comienzo.
Para comprender mejor esta técnica.

• Técnica de utilización de reforzadores: los reforzadores son elementos que se


asocian a una buena conducta para que se incremente la probabilidad de su
aparición. Pueden ser tangibles como un pequeño regalo

25
• Técnica de la economía de fichas: consiste en registrar las conductas
positivas del niño y, cuando se consiga un número de registros pactado entre el
registrador y el niño, asociar un reforzador positivo.

TERAPIA CONGNITIVO- CONDUCTUAL PARA LA PREVENCION Y


TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE COMPORTAMIENTO

El tratamiento psicológico de los trastornos del comportamiento se basa en las


estrategias cognitivas y conductuales. Las técnicas conductuales se han
mostrado útiles y de relativamente fácil aplicación. Su eficacia es mayor en los
escolares que en los adolescentes y cuando los problemas en el
comportamiento están comenzando. Así, se podría decir que son estrategias
con un componente de intervención y con un componente preventivo. Los
encargados de aplicar las técnicas conductuales son los tutores (familiares o
quienes tengan su tutela), o profesores (a diferencia de las estrategias
cognitivas que realizan los terapeutas sobre el niño). Por ello se debe entrenar
a los tutores en la identificación de los problemas que van apareciendo y en la
idoneidad de aplicar cada técnica.

El objetivo final de esta terapia es modificar la conducta. Antes de comenzar la


exposición sobre las técnicas de intervención, es preciso mencionar una serie
de recomendaciones generales:

1. Las técnicas conductuales o técnicas de modificación de la conducta se


deben aplicar de manera continua. No se pueden establecer descansos (por
ejemplo, los fines de semana) ya que suponen un retroceso en los logros.

2. Es necesario una minuciosa coordinación sobre las pautas utilizadas para


aplicarlas en todos los entornos (colegio, casa, casa de los abuelos, etc.). De
nada sirve que se aplique una técnica en un sitio y no en otro, por lo que todos
los implicados deben estar informados.

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3. No existen programas de intervención universales. Hay que evaluar los
problemas del niño de manera individual, priorizando las actuaciones sobre
aquellos problemas más importantes. Programas iguales aplicados sobre niños
con síntomas similares pueden producir efectos contrarios, por lo que hay que
reevaluar de manera periódica la efectividad de la intervención.

4. Hay que tener en cuenta que estamos realizando un aprendizaje, no un


castigo. La disciplina no está reñida con el cariño, lo que debe ser explicado y
entendido por todas las personas involucradas en el proceso educativo.

Antes de comenzar con las estrategias conductuales, se debe establecer un


registro de conductas de la manera que se prefiera (que los padres traigan
escrito en una hoja los problemas que aparecen a lo largo del día, que el
profesor escriba en la agenda escolar las conductas disruptivas, etc.).

En dicho registro, se debe especificar:

1. Las características de la conducta anómala y todas sus


particularidades importantes.

2. La intensidad de los síntomas.

3. Su consistencia (si se producen independientemente de factores


externos o se mantienen hagamos lo que hagamos).

4. La frecuencia.

5. La expresión de los síntomas en relación con el entorno. En que


situaciones empeoran o mejoran.

6. La evolución a lo largo del tiempo (como han sido en los últimos


meses, años, etc.).

Aunque existen muchas técnicas conductuales, algunas de las más


importantes son las siguientes:

Técnicas de conducta dirigidas a eliminar problemas en el


comportamiento:

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• Corrección verbal y física: Para que la corrección verbal sea efectiva, se
debe procurar un estilo comunicativo en los padres y los educadores basado en
el lenguaje propositivo, esto es, evitando las frases con negaciones. Por
ejemplo, en lugar de decir “no le pegues a tu hermano”, decir “trata bien a tu
hermano”. Esto permite guardar el “no” para los momentos especialmente
disruptivos. Cuando se produce ese momento, se le da al niño la instrucción
con un “no” antepuesto, con un tono de voz firme y enérgica. Por ejemplo,
cuando el comportamiento sobrepasa una pelea normal entre hermanos, se
puede decir: “¡No! ¡Quieto!”. A la corrección verbal se le puede acompañar una
corrección física. Consiste en utilizar cierta fuerza para eliminar la conducta, sin
dañar ni causar dolor al niño. Por ejemplo, en el caso anterior, a la vez que
decimos “¡No. ¡Quieto!”, debemos utilizar nuestra mayor fuerza física para
interponernos entre los niños que pelean, separándolos con firmeza, pero sin
agredirlos.

• Extinción: Se basa en ignorar las conductas inapropiadas que manifieste el


niño. Por ejemplo: La familia acude a un supermercado y el niño interrumpe
constantemente pidiendo chuches. La respuesta refleja de sus padres es hacer
callar al niño. Éste se enfada y aumenta la intromisión, y así sucesivamente
hasta que estalla el conflicto, con una gran rabieta. Una alternativa consiste en
ignorar la primera irrupción. Los padres deben continuar comprando y hablando
entre ellos con el mismo tono de voz y sin mirar hacia el niño. En las primeras
ocasiones en que se practica esta técnica, el niño aumenta la intensidad de la
intromisión, ya que entiende que ahora no se le hace caso cuando antes se
convertía en el centro de atención. Este efecto se denomina “estallido de
extinción”. Poco a poco, si los padres continúan ignorando el mal
comportamiento del niño, las demandas, los gritos y los llantos del niño van
disminuyendo, debido a que no encuentra respuesta a sus peticiones.

Es importante no ceder cuando el niño aumenta la intensidad de intromisión. Si


se cede en este punto se le puede transmitir que la respuesta de los padres
aparece cuando su irrupción se realiza con más ímpetu (cuando grito no me
hacen caso, pero cuando grito más fuerte y lloro, sí). La extinción se utiliza,
sobre todo, cuando hay conductas desafiantes y oposicionistas moderados (no
se debe ignorar cualquier mínima alteración, ni en todo momento porque el

28
niño puede llegar a pensar que sus padres no le quieren o que nunca le hacen
caso).

Técnicas de conducta dirigidas a aumentar los comportamientos


positivos:

• Técnicas de reforzamiento: Los niños con problemas de comportamiento se


acostumbran con facilidad a los castigos. Por ello, llegan a ser ineficaces.
Conviene recordar que el mal comportamiento del niño no es voluntario en la
mayoría de las ocasiones, sino que se trata de una incapacidad para controlar
sus impulsos. En contraposición, resulta eficaz el reforzamiento positivo.
Consiste en transmitir alabanzas y halagos a lo que el niño hace bien o incluso
dentro de “la normalidad”. Por ejemplo, si una tarde el niño no le pega a su
hermano, cuando lo venía haciendo a diario en el último mes, se le debe decir:
“Muy bien, campeón, has estado toda la tarde jugando con tu hermano sin
discusiones y no le has pegado ni una vez. ¿Ves cómo puedes lograrlo? ”. En
ocasiones, se pueden añadir pequeños premios tangibles como un juguete de
poco valor o una tarde en el cine. Las alabanzas de los padres y profesores
son los premios más eficaces para mejorar el comportamiento. Más que los
juguetes u otros premios.

• Economía de fichas: Consiste en registrar las conductas positivas del niño


en un calendario. Cada conducta positiva conlleva una señal y cuando se
sobrepasa un determinado número de señales se le entrega un premio, que
puede ser alguno de los mencionados en el apartado anterior. El tipo de premio
y el número de señales necesarias para su obtención deben ser pactados
previamente. Un ejemplo: Se pega una cartulina en la pared del cuarto o del
aula del niño con un calendario. Cada día que el niño no arremete contra su
hermano, o no interrumpe en clase, se coloca una estrella en el día
correspondiente. Cada semana se cuentan las estrellas logradas. Si se llega a
4 estrellas, se va al cine. Si son 3 estrellas, otro premio menor, etc. Se pueden
combinar los logros del niño en la clase y en casa, por ejemplo a través de la
agenda escolar.

• Contrato de contingencias: Consiste en utilizar un reforzador positivo muy


importante para el niño para incrementar una conducta positiva que casi no se

29
está produciendo. Para ello hay que establecer un “contrato” entre el niño y sus
padres o profesores, que incluso puede ser escrito y firmado por ambas partes
donde se especifique lo que se consigue por realizar la conducta requerida. Se
puede emplear en niños mayores y adolescentes, incluso con problemas
disociales graves.

Es muy utilizado en centros terapéuticos especializados en adolescentes con


trastornos graves del comportamiento. Por ejemplo, se da permiso para un
tatuaje cuando se comprueba que no existe consumo de tóxicos ni nuevas
denuncias por delitos durante un mes.

• Los procedimientos cognitivos son programas encaminados a reestructurar


los pensamientos de los niños y a lograr nuevas conductas facilitadoras de la
reducción de los problemas de comportamiento.

• La psicoterapia cognitiva debe ser utilizada por terapeutas especializados.


Aunque existen varios métodos en la psicoterapia cognitiva, la mayoría de ellos
comprenden una serie de fases que se pueden sintetizar en tres principales y
que se exponen a modo de orientación para el lector de la presente guía:

1. Acontecimientos: Una vez que se han recogido los problemas en la


entrevista, en esta primera fase se explica al niño y sus familiares las
conductas disruptivas identificadas. Para ellos se deben establecer los
correlatos conductuales. Por ejemplo, a partir de un acto violento se genera en
los demás compañeros rechazo. Esto produce un aislamiento progresivo que
aumenta la sensación de malestar, la irritabilidad y disminuye la tolerancia a las
consignas de los profesores. Al final, la frustración lleva a aumentar los
problemas conductuales. Este correlato se le dice al niño y a sus familiares.

2. Ideas irracionales: En la segunda parte, una vez comentadas las


experiencias cotidianas y los problemas conductuales junto con el correlato, se
le explica que sus ideas y creencias tienen un papel fundamental en generar
los problemas. Los problemas de conducta se asocian a una serie de ideas no
racionales (ilógicas) como pueden ser que los actos violentos son para
conseguir algo, que no recibirán castigo por los actos que cometen o que uno
se siente mejor cuando actúa así. El terapeuta debe identificar dichas creencias
erróneas y plantear las alternativas correctas a la familia y al niño. Cuando el

30
niño es pequeño no suele comentar espontáneamente dichos pensamientos
erróneos, por lo que hay que ayudar con una serie de preguntas preparadas.
Por ejemplo: ¿crees que pegando a tu compañero las cosas van a ir mejor?

3. Consecuencias: Se explicita que las ideas irracionales llevan a una


consecuencia conductual. Para continuar con el mismo ejemplo, la creencia
que al pegar a un compañero se obtiene alguna ventaja en algún aspecto de la
vida puede llevar a aumentar esas conductas violentas.

Al concluir las tres fases se ha logrado que el niño sea consciente de las
conductas y que los pensamientos que las acompañan se encuentren en la
superficie de los procesos mentales. Entonces es más fácil poder actuar sobre
ellos. A partir de este momento, se puede trabajar sobre las conductas que
ocasionan problemas y sobre las alternativas que existen para que
desaparezcan.

Se debe enfatizar la presencia de creencias y pensamientos erróneos, y la


capacidad del niño para cambiar esos pensamientos. También la capacidad del
niño para cambiar sus conductas por otras que no le ocasionen conflictos.
Cuando se trata de niños pequeños, los padres pueden estar presentes
siempre que se les advierta sobre la necesidad de respetar espacios para que
el niño hable.

En niños de más edad, la intervención se puede realizar sin la presencia de la


familia. Es importante que se establezca un debate y discusión sobre las
posibilidades de eliminación de las creencias erróneas. Para ello, se cuestiona
y pone en tela de juicio cada cuestión, mediante preguntas retóricas que
suscitan el debate: “¿Crees que puedes ir a clase sin que te pelees con los
compañeros?, ¿crees que tu forma de pensar te ha llevado a esta situación y
que cambiando la forma de pensar puedes conseguir que tus padres confíen
más en ti?”.

Otras estrategias cognitivas comprenden programas de entrenamiento en


habilidades de resolución de problemas. Estos programas incluyen técnicas de
mejora de las habilidades sociales, del autocontrol de los impulsos o de las
capacidades de comunicación. Para llevar a cabo este tipo de intervención es
necesario que el terapeuta tenga: experiencia en su aplicación, tiempo para su

31
ejecución y que el niño tenga una edad suficiente para que establezca la
adecuada conexión cognitiva con el terapeuta. A pesar de ello, sus directrices
generales se pueden utilizar como una estrategia más para utilizar en la
relación profesor-alumno.

IX. PREVENCIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL


COMPORTAMIENTO

¿Cómo se pueden prevenir?

No existe una sola medida que pueda prevenir todos los trastornos del
comportamiento; y hay factores causales que no se pueden prevenir (por

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ejemplo, el sexo o la edad) por lo que no existe la prevención total. Hay dos
medidas muy importantes que se pueden y se deben tomar: la atención precoz
a los síntomas, y la inclusión de la familia y la escuela en el tratamiento. Hay
que prestar atención a las características de la vida del niño y del ambiente que
le rodea. Es posible que el niño violento, disruptivo y agresivo esté
reproduciendo conflictos y vivencias cotidianas de su medio familiar o social. La
prevención de los trastornos del comportamiento comienza en la primera
infancia. No son excepcionales los padres de niños preescolares que refieren
que “no pueden con él”. Hay que diferenciar los comportamientos normales
para la edad (a los 2-3 años el niño aprende a decir “no” y va explorando su
voluntad y sus capacidades), de las rabietas y los estallidos que utiliza para
conseguir lo que quiere y salirse con la suya. Es muy importante establecer
límites claros y normas de disciplina coherentes y estables, ajustadas a la
realidad y capacidad del niño, desde muy temprano. Tanto la ausencia de estas
normas como su excesiva rigidez pueden propiciar los problemas de
comportamiento.

¿A qué edad hay que comenzar a inculcar disciplina durante la infancia y


adolescencia? La palabra “disciplina” proviene de la misma raíz latina que
“discípulo” y hace referencia a la acción de enseñar… Durante unos años este
término cayó en desuso y se relacionaba con posturas o ideologías autoritarias.

Actualmente se van perdiendo estas connotaciones peyorativas. La disciplina


ha de basarse sobre todo en principios positivos: Premiar, apoyar y valorar lo
que se haga de bueno. Cuando el niño se comporta mal lo mejor es que afronte
las consecuencias “naturales” de sus actos. Así, si ha roto algo debe repararlo,
restituirlo o quedarse sin ello. Si llega tarde se le restará tiempo de su siguiente
salida. Si se dirige a nosotros sin consideración o respeto no obtendrá nuestra
atención ni nuestra ayuda. La psicología del aprendizaje muestra que el castigo
sólo es efectivo para reducir la conducta en presencia del “agente punitivo” (es
decir, al adulto que le impone el castigo) y genera actitudes negativas hacia
éste, con lo cual la relación se deteriora. Si los padres prestan atención y
refuerzan los comportamientos positivos de sus hijos más que los negativos,
éstos espontáneamente incrementarán su buena conducta. Si ignoramos lo

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que hacen bien y sólo les prestamos atención cuando no hacen lo correcto,
estamos reforzando que se comporten mal.

¿La televisión, los ordenadores y los videojuegos pueden favorecer la


aparición de problemas de atención e hiperactividad? Las nuevas
tecnologías y los videojuegos aportan muchos aspectos positivos para el
aprendizaje y el desarrollo de diferentes habilidades cognitivas. También tienen
algunos aspectos negativos, especialmente si se abusa de ellos. Por ejemplo,
la inmediatez y la sobre estimulación. En ellos todo es brillante, seductor, muy
estimulante y muy rápido. No hay que esperar, todo ocurre en el momento,
según le doy a la tecla correspondiente. Un niño con un régimen abusivo de
“pantallas” puede encontrar aburrido el “mundo real” y tediosa e insoportable
una explicación en la pizarra donde no hay movimiento, lucecitas ni música, ni
recompensas inmediatas… Por otra parte, las horas del día son limitadas. Un
niño que pasa mucho tiempo sentado jugando con su consola o viendo la
televisión tiene menos tiempo para jugar a otra cosa, hacer deporte,
relacionarse con otros niños… De gran trascendencia en cuanto a la
prevención es la organización de un sistema apropiado de ocio y tiempo libre.
Los niños y adolescentes necesitan moverse y realizar ejercicio físico. Además
de los beneficios para la salud en general, la actividad física es una válvula de
escape para el “exceso de energía” en estas edades. Asimismo, el uso
restrictivo de televisión y juegos electrónicos favorece una diversificación del
ocio, que se vuelve más creativo y más activo. Por todo lo expuesto es
conveniente enseñarles a entretenerse y calmarse por sí solos desde que son
muy pequeños. Permitir que desarrollen sus propias estrategias para solucionar
el aburrimiento o la tensión, proporciona autonomía y sentimiento de
autocontrol, que no se adquiere si se recurre siempre a elementos externos.

Mi hijo no me hace caso, no quiere hablar conmigo. ¿Qué hago? La


comunicación, es una tarea que conlleva tiempo y dedicación, y que con
frecuencia se ve instrumentalizada y operacionalizada, dado el ritmo de vida
que predomina. Si grabásemos las conversaciones familiares a menudo
oiríamos una serie de órdenes y apremios “venga”, “vamos”, “date prisa”, “haz
esto”, “no hagas esto” … No tenemos mucho tiempo para conversar
relajadamente. Una comunicación efectiva previene la aparición de los

34
problemas conductuales, o ayuda a resolverlos. Si este contacto estrecho se ha
mantenido desde la infancia, la crisis de la adolescencia tiene un menor
impacto negativo. Un adolescente con problemas conductuales escucha
muchas reprimendas al día, en diferentes ambientes: Familia, colegio… No
espera gran cosa de conversar con adultos, más bien intenta evitar tales
ocasiones de ser sermoneado. Restablecer la comunicación no es fácil. Implica
recordar que esta persona es más que sus problemas o sus síntomas. Es
importante interesarse por lo que le gusta y le importa, y establecer una actitud
de escucha, para que pueda confiar lo suficiente como para animarse a
hablar. Hay que encontrar algún terreno libre de conflicto, valorar cualidades y
aptitudes del niño o adolescente que estén fuera de las áreas problemáticas, y,
especialmente en la familia, no focalizar toda la vida familiar y la relación con el
adolescente en torno a su trastorno. Todo esto no puede improvisarse, necesita
comenzarse muy pronto, y cultivarse. Es en el marco de una buena relación
cuando se posibilita el desarrollo de la inteligencia emocional: Conocer y
comprender las emociones propias y ajenas y controlar su expresión e impacto
para establecer relaciones asertivas y significativas con los demás.

¿Pueden familias y escuela ayudarse mutuamente? Tanto la familia como la


escuela se necesitan, sin embargo, a veces esta relación no es fácil. Existe un
cierto temor, por ambas partes, por la posibilidad de ser culpadas de los
problemas que el niño manifiesta. Los profesores pueden considerar que la raíz
de las dificultades está en la familia, y los padres pueden decir que el niño pasa
más tiempo en la escuela que en la casa, o negar las dificultades en el hogar…
Se establece así un clima de confrontación y desconfianza mutua, con deseos
de depositar la responsabilidad en el otro, o en la búsqueda de otro profesional
que “resuelva” la situación. Debe existir una coordinación entre familia y
escuela de manera que padres y profesores estén en contacto y colaboren,
haciendo que el niño perciba que trabajan en la misma dirección. La detección
e intervención precoz es fundamental en la resolución de los trastornos del
comportamiento. Postergar el tratamiento de estas disfunciones lleva a la
cronificación de las mismas, y conlleva un mal pronóstico, pudiendo
evolucionar a patologías más graves. Los grupos de escuela de padres y
madres, en los que se recibe formación y se intercambian experiencias

35
constituyen una adecuada medida de prevención de los problemas del
comportamiento. También los profesores deberían contar con apoyo y
asesoramiento técnico y emocional, pues su formación no suele contemplar el
abordaje de estas dificultades, ni estrategias para afrontar el estrés que
conlleva trabajar con estos alumnos.

X. RECOMENDACIONES:

36
 Escucha antes de aconsejar, o de reprochar, prestar atención, con
expresiones neutrales (ajá, ya veo, entiendo, etc.), con actitud propicia,
esperando que el menor exprese todo lo que necesita, además explore
sus ideas.
 ¿Realiza preguntas, de cómo sería él si estuviera en tu lugar como
padre, como haría con un hijo como él? (utiliza tono de voz neutral sin
amenaza ni reclamo), pídele que explique. Guarda silencio así no estés
de acuerdo con lo que expresa.
 Discúlpate y reconoce tus errores con el menor, en un momento
personal, de manera pausada.
 Reconoce tu permisividad o carencias cometidas y señálale como ello
no es útil para una vida favorable. Y que juntos lo modificaran.
 Dile que confías en él o ella para realizar situaciones en conjunto. Dejen
claras las responsabilidades individuales y establezcan reglas.
 Recuerda que la autoridad se gana con admiración no temor.
 Es fácil querer a una persona perfecta, pero aceptar a tu hijo(a), con sus
imperfecciones o diferencias, ello es el verdadero amor que necesitan.
Si has realizado una crianza sin límites y normas, tendrás que hacerte
cargo de reparar lo que sea necesario, para ayudarlo.
 Déjalo crecer, ayúdalo a que asuma las consecuencias de sus
conductas inadecuadas.
 Con paciencia y constancias se modificarán los problemas de conducta,
no es un cambio inmediato.

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XI. CONCLUSIÓN

Los problemas de salud más frecuentes en los adolescentes que sufren de


estos desórdenes tienen mucha dificultad en seguir las reglas y en comportarse
de manera socialmente adecuada. Muchos factores pueden contribuir al
desarrollo de los desórdenes de la conducta en el niño, incluyendo un daño al
cerebro, el haber sufrido abuso, vulnerabilidad genética, el fracaso escolar y las
experiencias traumáticas de la vida.

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XII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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