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Tres fenómenos extraordinarios naturales que nos demuestran que al parecer

sí, todo es movimiento incluso si nosotros paramos, el mundo lo continuara


haciendo .En la primera lectura nos hablan de los sismos y nos la definen como
las sacudidas o movimientos bruscos del terreno, generalmente producidos por
la fricción entre las placas tectónicas o por efecto de los volcanes. Roberto
Rochel nos habla que gracias al movimiento de la capa “manto” de la tierra, la
cual se desplaza muy lentamente comportándose sincrónicamente “como un
sólido y como un líquido de alta viscosidad” y que gracias a este hace que las
placas tectónicas realicen un “meneo” muy lento, que choquen o rocen entre si
generando con movimientos de la corteza (capa externa de la tierra que cubre
al manto) lo que llamamos sismos. Cuando se produce un fenómeno sísmico nos
hablan de mediciones en grados Mercalli y Richter. La primera medición debe
su nombre al físico italiano Giuseppe Mercalli quien nos habla de una escala de
doce puntos escrita en números romanos la cual realiza evaluaciones a la
intensidad de los terrenos basándose de los efectos y daños causados a
distintas edificaciones; la segunda medición debe su nombre, en honor del
sismólogo estadounidense Charles Richter, el cual nos habla de una serie
logarítmica arbitraria que asigna un número para cuantificar el efecto del
fenómeno y se asocia a la energía que se libera en un sismo, en conclusión,
gracias a esta escala logarítmica arbitraria podemos notar una diferencia
entre un evento de otro, representado aproximadamente de 32 veces más
energía liberada. Entonces, concluimos que un sismo de magnitud seis libera 32
veces más energía que uno de magnitud cinco.

En la segunda lectura nos hablan de las mareas y su explicación para este


fenómeno, empezando por el siglo IV a. C el científico griego Piteas fue el
primero en observar la relación entre las mareas, el Sol y la Luna, dio una
explicación parcial a estas, que más tarde fue perfeccionada por científicos
como Bacon, Galileo o Kepler entre otros, pero no fue sino hasta el año 1632,
donde Galileo indico que esta teoría estaba incorrecta. Su contemporáneo
Kepler, basándose en diversas investigaciones, afirmo que en realidad la
responsable era la Luna y al saberse esto Galileo creyó que Kepler estaba
erróneo en esto, pero en realidad este si tenía razón, después de todo, fue
finalmente Newton quien acertó determinando que las mareas eran el resultado
de las fuerzas de atracciones gravitacionales de masas astronómicas, que
interactuaban entre la Tierra, la Luna y el Sol. Actualmente la explicación a
este fenómeno sigue siendo la de Newton, para realizar una explicación un poco
más completa y sencilla sin ecuaciones complejas nos presentan dos tipos de
mareas: Marea Alta o Pleamar y Marea Baja o Bajamar, entonces, entre la
Pleamar y la Bajamar existe un período aproximado de 6 horas con 12 minutos,
completando un ciclo que dura 24 horas con 50 minutos. La Luna, al encontrarse
a una distancia mucho menor de la Tierra que el Sol, es la principal causa de las
mareas. Gracias a una verificación del científico Newton al demostrarse que la
atracción gravitatoria entre dos cuerpos depende de las masas de los mismos y
de la distancia que los separa. En cuanto la Luna está situada exactamente
sobre un punto dado del Planeta, la combinación de las fuerzas produce una
elevación de las aguas sobre su nivel normal llamándoles a estas las famosas
mareas, lo mismo ocurre en las regiones situadas al opuesto del Planeta,
entonces, denominamos como marea directa a la que ocurre por la influencia
directa de la Luna y marea opuesta a la que se produce por su influencia
indirecta. Hablábamos de una influencia de atracción gravitacional de no solo la
Luna sino que también el Sol, a esta le llamamos marea solar y también se
produce cuando el Sol ejerce su influencia gravitacional sobre un punto dado
de nuestro planeta tierra, pero sabiendo que este astro está mucho más lejos
de la Tierra que la Luna, su capacidad de influencia atractiva gravitacional para
crear mareas es un 46% menor. Y llegamos a la conclusión que las mareas son
fenómenos de alternantes aumentos y descensos en los niveles de la superficie
de los mares y océanos de la Tierra debido a la atracción gravitacional que
ejercen la Luna y el Sol sobre nuestro Planeta, mientras se encuentra rotando
sobre su propio eje.

Entramos en la tercera lectura, ¿de qué hablamos ahora? Pues nos presentan
una noticia publicada el 2 de abril del 2020 en la cual pronostican según
expertos cuatro grandes huracanes en el Atlántico durante la temporada 2020.
Los huracanes o ciclones tropicales son grandes y fuertes tormentas que se
forman en el mar, y que pueden llegar a provocar vientos con una velocidad
superior a los 100 e incluso a los 200 Km. por hora; en la noticia nos afirman
dieciséis tormentas de las cuales se esperan ocho huracanes para la temporada
en el Atlántico, según expertos de la Universidad Estatal de Colorado cuatro
de los huracanes se convertirán en grandes tormentas de categoría 3 a 5, con
vientos sostenidos de al menos 178 km/h. Esta temporada ira del 1 de junio al
30 de noviembre. Según estudios, indican que hay una posibilidad del 69% de
que al menos un huracán mayor aterrice en 2020 a lo largo de la costa de
EEUU, y existe una probabilidad del 95%, en promedio de 84% que alguno de
ellos toque tierra en EEUU, si alguno toca tierra será una temporada activa
para ellos. Según Klotzbach este año se usaron cuatro técnicas para
desarrollar los pronósticos y todos apuntaron hacia una temporada activa,
desde el 2013 no se pronosticaban cuatros huracanes importantes para una
temporada, pues ese año no tuvo un rendimiento esperado, aunque, se espera
que para este año el fenómeno del niño pueda interferir con las expectativas
pues reduciría la actividad de huracanes en el Atlántico debido al aumento de
cizalladura vertical del viento: cambios en la velocidad y dirección del viento
con la altura que evitan que se formen huracanes, sin embargo, las condiciones
promedio de este fenómeno crean un ambiente favorable para el desarrollo de
tormentas tropicales pues el atlántico a estado bastante cálido en los últimos
años y está temperatura alimenta a los huracanes y favorece más a las
tormentas. Cabe concluir que aun sabiendo el pronóstico no necesariamente
significa que alguno vaya a afectar las costas de EEUU.

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