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Coleccin drgda por Manvel Cruz UucTimos TitwL0s PuaLieaons 4. VetorGémez La diidad 2 Enrgue Gl Cave Et estino dave Sadak El persén 4 rancsco Fernandez Boey ta barre 5. abrit Aline Lo nr 6 Rurete Arteta Laconpasin 1 earos Thietaut Vind dl chaecson 6 Tavetan Todorov Erin peels Si Man! Cray Hearse eae 20. ichard Rory Friar nso pai 11 dUegen Habermas Lz consti posrecinat 122 Serge Grunist 2 pesunientomestisn 439 dacaues afta Fates 14 fan Hacking La cance sacl de qu? 35 Lee Kolakowsl! Liter fortna, enti y adn 1 Tery Eagleton Laden de tira 27 ors Siase Uri fatal Nosbtres tos ios de ican 20 drpen Habermas El tra de eats buna 21. Manuel Cr (coro. Hain cre va el paso 22. Zygmurt Bauman y Keith Testar (3 abel es ‘motecad y ovasconwrsacines 2. Gunter Ander isa cox ies cea coniria 2. Jean-Lue Nay La ceding mundaci 25, Ginn Vato Gest este 26, Gianni Vattimo Nino yenaespcin 27. Georges Dd-Heberman tapeespse 220, Mera PAIDOS BIBLIOTECA DEL PRESENTE | q Georges Didi-Huberman Imagenes pese a todo Memoria visual del Holocausto PAIDOS ul chines alps tut Puseaea en franc en 2003, pr Les Eats de Mir, Pasts “rahesion de Marana Male objets de aie Estenae sEstatunse beefed PAP. {GARCIA LORCA Provan ce Passe tt Seu de Compra yo Aectn Ctra ele Enea Franca en spay el Misti rock ce Aste Eanes usta sigceaara pros nator das tars dcop al ls sores esaleias nas lee a reproduce ttl o paral desta cra por csr ‘red proctininacomgresdes repro otratamierta formate ya Sb Ge sjmpaes dala meat alae oristo pis. (© 2008 hy Les Eltons de Mult (© 2008 dea trae, Mariana Miracle (© 2008 de nda le elone encase, Ecoes Pais theca 5.8, Mariano bi, 32 06021 Baesena tstmnpsios.con Issn: 84993-26857 Depa epat 6-40 38972006 leprae en Maree, SL, (Ups 3 08030 Saresons Impree an Espa - Peete in Spain Diles.a tus amigos y conocidos, quesino vuelves,es porque tu sangre se ha paralizado y se ha helado al ver ‘esas horrible y feroces escenas, al ver cémo han pere- ido los inocentes y desprotegidos nifios de mi pueblo abandonado. Diles que, si tu coraaén se vuelve de pedal, tu ce- rebro e transforma en un frfo mecanismo de pensar y ‘tumirada en un simple aparatofotografico, no porello volverds de nuevo a ellos .} Cégeme fuerte de la mano Yy no tembles lance porque tends que ver cosas aun peores. Z-Graoowse, olen usc, (0944, pigs 245. | { 1 37 sumario Primera parte Imagenes pese a todo 1. Cuatro trozos de pelicula arrebatados al infierno Para saber hay que imaginarse. Auschwitz, agosto de 11948: cuatro imagenes pese a todo, pese a los riesgos, pese a nuestra incapacidad para saber mirarlas hoy en dia. El Sonderkommando en su labor. Supervivencia y necesidad 6e resistir: emitir sefales al exterior: La imagen fotogrética que surge en fa unin de la desaparicién préxima del testi- go y la lrrepresentabilidad del testimonio: arrebatar una imagen a esta realidad. Organizacién de la toma de vistas clandestina. Primera secuencia: desde la cémara de gas de! crematoria V, imagenes de las fosas de incineracién. Se dgunda secuencia: al aire libre, en el bosque de Birkenau, imagen de un «convoy» de mujeres sin ropa. El rollo de pe- licula, escondide en un tubo de pasta dentifrica, llega a ma- ‘nos de la Resistencia polaca para ser «enviado mas lejos» 2. Contra todo lo inimaginable Las fotografias de agosto de 1944 se dirigen a lo inimag- able y lo refutan. Primera épaca de lo inimaginable: ta « ‘res del Soncerkammand y los andlss de Pressac obre el plantecmen 1 oe si las fosas fueron consruids porave los horas del cromatrio V lestaban defectuoseso bien porque no daban abesto. tre los esfuerzos que realizamos para defendernos del terroris- ‘mo psicolégico, contébamos por supuesto con los que intenta- ban romper el aislamiento, Este tiltimo factor adquirié de afio enafio mayor importancia para la moral de los detenidos a me- dida que evolucionaba la situacién militars” Por su parte, en 104, los jefes de la Resistencia polaca pedian fotos. Asi es como, segtin un testimonio obtenido por Langbein, un trabajador ci- vil consiguié introducir una camara fotogréfica a hurtadillas y hhacetla legar a los miembros del Sonderkommando* Probable- mente, en Ja cémara sélo quedaba tin poco de pelicula virgen. La toma de vistas necesitaba un dispositive completo de vi- gilancia colectiva.Se daiié intencionadamente el tejado del cre- matorio V de manera quealgunos miembros del equipo fueron mandados por las $S a reparatlo, De este modo, David Samu- lewskd pudo hacer guartia desde alli arriba: observaba a aque- los ~especialmente a los vigilantes de los miradores contiguos- que precisamente tenfan como tarea supervisar el trabajo del Sonderkommando, Escondida en el fondo de un cubo, la cdmare legé a manos de un judio griego Hamado Alex -hoy todavia sin identifica, puesto que se ignora su apellido- apostado més abajo, delante de las fosas de incineraci6n, que supuestamente trabajaba en ellas con los demas miembros del equipo. Terrible paradoja la de esta cétmara oscura: para conseguir sa carel aparato del cubo, bajar el visor, acercarlo ala cara y tomar una primera secuencia de imagenes (figs. 3-4), el fotdgrafo tuvo que esconderse en Ja cémara de gas apenas ~quizé todavia no 27. H. Langbeln, La Résistance dans les camps de concentration nation havx-socialistes, 1938-1945 (1960), Pars, Fayard, 1981, pag. 297 en general, pis. 297-225) 28. Id, Les Hommes et femmes & Auschwitz, op. cit, pag. 253: «Stax risiaw Klodzinski ha testiieado que Mordarski, un trabajador cil pola- ce, ckyo lugar de trabalo nose encontraba lees, ntraduo una cémara de contrabande en el campo. Lied hasta el Sonderoramando disimulada en. €! doble fondo de una eseudila de sopas. Puzsto que la reconstruccion de LLangoein no esta exenta de inexactitudes, también cabe la posiiidad de qe obtuvieran la méquina en! «Canad de Auschwitz, e siganeseo almacén de efectos robados alas vietimas. 29 ‘ousotan 7 sonvavenee wnnariaé 30 s0z0M1 o41YNO 30 3-4, Andnimo (miembro del Sonderkommando de Auschwite), Incineracién de fos cuerpes gaseados en fosas al aire libre, delante de la camara de gas del crematorio V de Auschwitz, agosto de 1944, Oswiecim, Museo del Estado de Auschwitz-Birkenau (negatives n™ 277-278) del todo se habian retirado sus victimas, Se ha colocado hacia atris en el espacio sombrfo. La oblicuidad y la oscuridad en las, que esta le protegen. Se envalentona, cambia de eje y avanza ‘unos pasos: la segunda imagen es un poco més frontal y liger- ‘mente més cercana. Por Io tanto, més arriesgada, Pero también, parad6jicamente, es menos movida, més nitida, Como si el mie- do hubiera desaparecido pot tin instante ante la necesidad de evar a cabo ese trabajo, arrancar una imagen. Precisamente, a owuatant Ww soavavezuaw vinayite 20 sora onan 2 ‘vemos en ella el trabajo cotidiano de los demas miembros del equipo, el de arrancar de los cadaveres, que todavia yacen en el suelo, su ditima apariencia humana. Los gestos de los vivos ex- presan el peso de los cuerpos y Ia tarea que van a ejecutar con Ja inmediatez de las determinaciones. estirar, arrastray, arrojar El humo que se ve detris es el de las fosas de incineracién: los ‘cuerpos colocados al tresbolillo sobre un metro y medio de pro- fundidad, los chasquicis de la grasa, los olores, la materia hu- mana retorciéndose, todo lo que dice Filip Miiller esté aqui, bajo esta pantalla de humo que la fotografia ha fijado para no- sotros. Detrés esta el bosque deabedules. Fl viento sopla hacia el norte, quizds al noroeste.” (en agosto de 1944, recuerda Primo Levi, hacia mucho calor en Auschwitz. Un viento térrido, tro pical, levantaba nubes de polvo de los edificios destrozados por’ os bombardeos aéreos, nos secaba el sudor sobre la piel y nos espesaba la sangre en las venas}” ‘Ikas esconder Ja c4mara -den su mano?, Udentro del cubo?, den ol faldén desu ropa?-, el efotégrafo desconocidos se arvies- ‘88 entonces a salir del crematorio, Bordiea el muro, Gira dos veces ala derecha y llega asi al otro lado de la construccién, al su, Después, avanza hacia él bosque de abedules, al aire libre. Alli también continta el infierno: un «convoy» de mujeres, ya desvestidas, se dispone a entrar en la cimara de gas. Las SS es- tana su alrededor. Ello impide sacar el aparato con total liber- tad, y atin menos enfocar: El «fotégrafo desconocido» toma dos imagenes a toda prisa, si mirar, quizé mientras sigue ca- minando (figs. 5-6), En una de las dos imagenes -evidente- mente sin una ortogonalidad ni una orientaci6n ecorrectar-, ‘vemos, en el éngulo inferior derecho, a un grupo de mujeres 29. Wease Jn0, Prestac, Auschwitz: Techniaue and Operation of the Gas Chambers, op. ct, pags. 422-424, quien ha trzzado una einaciosa reconstruccén de estas imagenes. Peessac precisa que ene os sero nals fotografiados se encverira um oficial delas SS situa de espaldas (asi se entienge mejor el riesgo que correron las membros del Sander kommanco) 30. P Lev, Les Nouieagds tls rescapés, op. ct, 99. 7. que parecen estar caminando o bien esperando su tumo. tras tres mujeres, en un plano mas proximo, van en sentido contrario. La imagen es muy borrosa. Sin embargo, podemos ‘ver, de perfil, a un miembro del Sonderkomnmando, xeconocible ‘por su gorra. En él borde de la foto, a la dezecha, se adivina la chimenea del crematorio IV. La otra imagen es prdcticamente abstracta: apenas detectamos la cima de los abedules, De cara al sur, el fot6grafi tiene la luz de frente. La imagen est que- ‘mada por el sol que penetra a través de las ramas. Después, Alex vuelve hacia el crematorio, probablemente por el lado norte. Le devuelve répidamente la cémara a David Semulewski, que ha esperado hasta entonces sobre el tejado, vi- gilando cualquier eventual movimiento de los SS. En total, a ‘operacién no habré durado més de quince o veinte minutos. Samulewskd colocard de nuevo la maquina en el fondo del cu bo. Se extraers el segmento de pelicula, se llevaré al campo central, finalmente, se sacar de Auschwitz dentro del tubo de pasta de dientes donde lo escondié Helena Dantén, empleada del comedor de las $S® Llegard poco tiempo después, el 4 de septiembre de 1944, hasta la Resistencia polaca de Cracovia, junto a una nota escrita por dos presos politicos, jézef Cyran- Idewicz y Stanislaw Klodzinski (fig. 7: Urgente. Enviad lo més ripido posible dos ollos de pelicula de ‘metal para un aparato fotogréfico 6 x 9, Podemos hacer fotos, Mandames fotos de Birkenau mostrando detenidos enwviados a la cdmara de gas. Una foto representa una de las hogueras al ai- ze libre donde se queman los cadaveres, porque el crematorio no esta en condiciones para quemarios a todos. Delante de la hhoguera hay cadveres que van a ser artojados Otra foto repre- senta un lugar en el bosque en el que los detenidos se desvisten ‘BL, Weave JG, Pressae,Auschita: Techmique and Operation ofthe Gas (Chambers, op. ft, pag. 424, donde se cta el tstianio de! propio Sz= lew spervvinte del equi. 32, Vease H. Lanabein, Hommes et femmes & Auschwitz, op et, pa 253. 33 ucenes bese ATo60 5-6. Anénimo (miembro del Sonderkommando de Auschwitz), Mujeres empujadas hacia la c&mara de gas del crematorio V de Auschwitz, agosto de 1944, Oswiecim, Museo de Estado de Auschwitz-Birkenau (negativos a” 262-283), presuntamente para ducharse. Después se os enviaala cémara *Bsla circue lar de Rudolf Héss, el comandante de Auschwitz, con fecha del 2 de febrero de 1943: «Advierto de nuevo que esta prohibido fo- tografiar en los alrededores del campo. Castigaré muy severa- “images of te Holocaust, Holocaust and Genocide Stu, 1986, 0° 3, pigs 27-61 yo 2, pgs. 195-226, D. Hoffman, «Fotoorafierte Laer Uber Teaunaen zu viner Fotoweschchte deutscher Konzentrationslager, Foto ‘geschihte, 54, 1994, das. 3-20. Hay que salar el eao excepcional dhe sdb de Ausehwitan:P Helan, Album a*Auschwitz, O’apres un albus découvert par Lili Meier, survivante du camp de cancentation (2981), ed, completada por A. Freyer y JaC. Pressa, Paris, Le Seuil, 1983. 24, Vease 6, O\d-Huberman, lémorandum de a peste. Le éau dine ‘gine, Paris, Christian Bourgls, 1983. 25. ‘véese R. Hilder, La Destruction des juts eEurope, op. cit pag 280, cue cita varias fUenes, entre lias una carta dol 12 de novembre de 1941. en la que Heydech en persona apeohbe a sus propleshrnbresto- ‘mar fotograffas En el caso de ls csés "oficiales", la peliculas debian ser enviadas al RSHA [V-A-1, sin rovsar y despachadas como “secreto Gel Reich” (Geheime Reichssace?. Heysich das también a os jfes de Ia pote la ordon de buscar todas las fotografas que hubesen pod ce- cular por sus zonasr 26, Insrigién en un cartel de avso colocado en Is imedacines de campo de Natawela. tomas de vistas ce las masacres cometidas por los Esatzgruppen, ‘unas imagenes en general tomadas por los propios asesinos* Rudolf Héss no dud6, por su parte ~y a pesar de su propia or- den-,en ofrecer al ministro de Justicia, Oto Thierack, un élbum de fotografia tomadas en el campo de Auschwitz” Per un lado, ‘este uso de la fotografia daba un rodeo hasta los confines (priva- os) de una pornograffa de la matanza, Por otro, la administra ‘cin nazi tenia tan fijadas sus rutinas de registro -su soberbia, su particular narcisismo burocratico- que tendia a consignar y @ fotografiar todo lo que se hacia en el campo, aunque el gaseado de Los judios siguié siencdo esecreto de Estado. ‘Sin embargo, en Auschwitz funcionaron dos laboratorios de fotografia. Es algo desconcertante en un lugar como ése. Pe- ro cabe esperarlo todo de una capital tan compleja como lo fue ‘Auschwitz, aunque frese la capital de la muerte y dela desapa- ricién de miles de seres. Fn el primer laboratorio, que dependia del Servicio de reconocimiento» (Evkennungsdiens), tabajaban permanentement bajo la direccién de los$$ Bernhardt Walter yy Exnst Hoffman, entre diez y doce prisioneros, lo que indica tuna intensa produccién de imagenes ~antes que nadia los re- 27. Chad por &. Boguslawska-Swicbocka y T. Ceglowska, KL Ausch- wits, Fotografie dokumentalne, op. cit, pag. 17 28. ‘ease la reciente exposiclon Vernichtungskrieg: Verbrechen der Welrinacht 1942 bis 1944, Hamburce, Hamburger Edition, 2996 Cnue- va edizionrevisada Verbrechen der Wehrmacht. Dimensionen des Ver- ichtungskrieges 1941-1944, Hamburgo, Hamburger Ecltion, 20021. 29. Vease R. Milberg, La Destruction des juts d'Europe, op. cit, lg. 834. “5 4% Imssenes Pese. TO00 tratos de identificacion de los detenios potiticos- en este lugar. ‘Los propios $S hacian y revelaban las fotos de ejecuciones, tortu- ras 0 cuerpos calcinados, El segundo laboratorio, de dimensio- nes més reducidas, fue el del sDespacho de las construcciones (Centralbauletung) abierto a finales de 1941 0 principios de 1942, estaba ditigido por el $S Dietrich Kaman, que cre6 un archivo fotogrifico completo de las instalaciones del campo°*.No hay ‘que olvidar tampoco toda la iconografia xmédicas de los mons ‘truosos experimentos llevados a cabo por Josef Mengele y su grupo sobre las mujeres, los hombres y los nifios de Ausch- wit ‘Cuando, bacia el final de la guerra, los nazis quemaron en ‘masa todos sus archivos Jos prisionetos que les servian de escla- vos para realizar esta tarea aprovecharon la confusién general ‘para salvar ~apartar, esconder, dispersar— el mayor niimero posi- ble de imagenes Hoy en dia, quedan alrededor de cuarenta mil clisés de esta documentacién de Auschwitz pese a que fue des- ‘truida sistematicamente, Jo que nos da una ampli idea sobre la probable enorme cantidad de iconografia que se podia encon- ‘rar en los ficheros cuando el campo estaba en funcionamiento™ 70. Vease R, Bogustaweki-Swiedocka y T. Swiebocks, eAuschwitz in Decumentary Photographs, art. ci, pags. 35-42, U. Weocklage, «Ar~ chitektor zur *Vernichtong durch Arbeit. Das Album der "Bauetung d. Waffen-SS vu. Polizei K.L. uschwlt2"», Fotogeschichte, a 54, 1994, pigs. 31-49, Este archivo de la Bauleltung constuye Ia fuente principal (eles trabajos de oC. Pressac, Auschwitz: Technique and Operation of the Gas Chambers op. cit, y Les Crématotres é'auschwit, op. cit. Hay ‘ue presisr que, de entre las 40.000 clists conservados, 39,000 son fe- ‘ogratias de Wertiieacion. BL, Veaee RJ Lifton, Les Mec azis. Lemeurtre médicale fapsy- chologie du genocide (1986), Paris, Laffoat, 1989, pigs. 320:322 y 397 403. 32. Véase A. Goguslaweka-Swlebocka y T. Ceplowska, KL Auschwitz, Fotografie dokamentaln, op. cit, pi. 18, donde sect el esimoni de Bronislaw durecaok: «Casi en el (imo momento, nos ordenaron quemar cr la estua de cerdmica del taller todos los negativosy todas las copias (ae habia eel Erkennungsdenst. Primero pusimos papel fotogrfica y fotegratias mojadas con agua, y después una horrada entera de coples de negatives, Como habiamas puesto una gran canta, el har 00 po" IBasta con haber posado una ver la mirada sobre ese resto de imd- genes, ese errético corpus de infigenes pese a todo, para sentir que lya no es posible hablar de Auschwitz en tos términos absolutos ~en general bien intencionados, aparentemente filosétficos, en lrealidad perezosos- de lo sindecibler y de Jo xinimaginable:® [Las cuatro fotografias Tomadas en agosto de 194 por Tos mare | lbros del Sonderkommando estén ditigidas a lo inimaginable, algo| lque hoy se atribuye tan a menudo a la Shoah, segunda época| lde 1o inimaginable: lo refutan tragicamente. Se ha dicho de| |Auschwitz que era impensable. Pero Hannah Arendt nos ha de |mostrado que alli donde fracasa el pensamiento es donde debe Imos perseverar en el pensamiento, o més bien darle un nuevo} lgiro. cAuschwitz sobrepasa todo pensamiento juridico existen- te, toda nocién de falta y de justicia? Bs necesazio, pues, pensar lde nuevo por completo la ciencia politica y el derecho lzAuschwitz sobrepasa todo pensamiento politico existente, in, ldluso toda antropologia? Es necesario, pues, pensar de nuevo] Ihasta los fundamentos de las ciencias humanas como tales.*| Gia salir fora, Cuando le prencimos fuag9, etabames convencldos de que ‘slo se quemarian una parte de as Fotografias y de los lss,o sea, los ‘ue estan cera de la portezvela dela estufa,y que despues lfaltar el ‘ire, el fuego se apagaria(..} De hecho, con el pretest de a uroenca, sparse, a pronto, una parte de as cops y de os negativas por las ‘eranias Habitaciones dl tlle. Yo sabia que, dada la preciptacon con la ‘que se estaba evacuando el ugar, nadie tedriatlempa oe llevérseo too 4 que alg se savarian 133, Vease A, Wievirka, Déportation et génocde op. cl, pig. 16S: «En materia de historia, la ncicn ce indecble aparace como vnanocion pere= oss, Ha exonarado al hstriador de su trea, qu es preisamente fa de leer los testimonios de fs deportados, de interogar esta fuente coptal Ge lahstoria dela deportacin, hasta en sus silences, y yo afadiia por fr parte: an us genes. 3a, Véase H. Arendt, ~hist6rica, por supuesto-, esta |mos olvidando todo el testimonio que, fenomenolégicamente, Inos ofiece del propio fotdgrafb: la imposibilidad de enfocar; el riesgo que corrié, la urgencia, la carrera que quizé tuvo que lemprencer, la poca destreza, el desiumbramiento por el sol de cara,eljadeo, quizés® Esta imagen esta, formalmente, sin alien- to: como pura senunciaciém, puro gest, puro acto fotogratico lin eufoque lasf pues, sin UrieutaciGu, sin atsiba y baju) us| [permite comprender la condicién de urgencia en la que fueron| larrebatados cuatro fragmentos al infierno de Auschwitz Desde| lentonces, esta urgencia también forma parte de la historia. Es poco, es mucho, Las cuatro fotografias de agosto de 1944 no dicen stoda la verdad, por supuesto (hay que ser muy inocen- te para esperar eso de lo que sea, las cosas, las palabras o las imagenes): mimisculas muestras en una realidad tan comple- Ja, breves instantes en un continuum que ha durado cinco afios, sin embargo. Pero son para nosotros -para nuestra mirada actual la verdad en si misma, es decir, su vestigio, su pobre andrajo: Jo que queda, visualmente, de Auschwitz, Las re- flexiones de Giorgio Agamben sobre él testimonio pueden, 20. JC. Pressac, Auschwits: Technique and Operation of the Gas Chambers, op. ct, 9. 422. 6s 6 tuascenes es aT000 con razén, aclarar el estatuto de éstas: ellas también ocurren cen el no lugar de la articulaci6ns;ellas también hallan su po- tencia en la simpotencia de decir» y en un proceso de edesub- jetivaciéns; ellas también manifiestan una escision funda- ‘mental en la que la eparte esencialy no es, en el fondo, mas quetuna laguna" Agamben escribe que el «resto de Auschwitzs debe pensarse como un limite: J ni los muertos ni los super- vivientes, ni los néufragos ni los que fueron salvados, sino lo que queda entre ellos El pequetio trozo de pelicula, con sus Cuatro Totogramas, & lun limite de este tipo. Es un lindar muy fino entre lo imposible Ide derecho ~madie puede hacerse una idea de lo que ocurrié laquis~ y lo posible, todavia més, lo necesario de hecho: gracias a lestas imgenes, isponemos, pest a todo, de una representacién | |que, desde ese momento, se impone como la representacién por lexcelencia, la representacién necesaria de lo que fue un mo-| lmento del mes cle agosto de 1944 en el crematorio V de Ausch- lwitz® Un Iindar visual condenado al doble féginnent del lestimonio, tal y como lo leemos en Zalmen Lewental, por| lejemplo, cuando dice escribir cel relato de la verdad (sabiendo| Iperfectamente quel no es todavia toda la verdad, La verdad es} mucho més trigica, mucho més atroz»* Imposible pero necesario, asi pues, posible pese a todo (es decir, con lagunas). Para los judios del gueto de Varsovia en al lindar desu exterminio, dar a conocer ¢ imaginar lo que tavie- ron que soportar les parecié imposible: «Ahora, estamos mas, Di, 6. Agamben, Ce qui reste d’Auschwitz, op. cit, pgs. 22, 40-46, 9-218. 22. bid, 969.236. 2B. Simon Srebrik supervivente de Chet), cltada por C. Lanzmann, ‘Shoah ep cit, pag. 18. Véase, tambien, entre las muy nomerosasexpre- Siones de esta Imposibiidad, R. Antelme, L’Espéce humaine, op et, fg... Améry, Perce le crime ete chatimert. Essai pour surmonter Vinsurmontable (1977), Ares, Actes Sud, 1995, pigs 68-79. M. Blan= hot, &Eeriture dy desastre, op. cit, ofg. 13%; €. Wiesel, «Préfacex en 8. Mark, Des vox dans la nit op. cit, pi 'V. 24, Citado por 8. Mark, Des voix dans la rut op. cit, p85. 309. alld de las palabras, escribe Abraham Lewin. ¥, sin embargo ~pese a todo- lo escribe, Incluso escribe que a su alrededor «to- do el mundo escriber porque, «despojados de todo, sdlo nos quedan la los judios condenados} las palabras» Asimismo, Fi- lip Miller escribe: Lamwerte por inhalacién de gas duraba entre diez y quince minutos, El momento més terrible era ‘cuando abriamos la cimara de gas, ‘erauna visign insoportable: Jas victimas, prensadas como el baslto, eran ahora como bloques compactos de peda iCémo se desplomaban fuera de ls cimaras de gas! Lovi varias veces, yeralo peor de todo, Nunca nosacostumbramos a ello. Era imposible, ‘SL Hay que imaginario L1* Si, era insoportable e imposible. Pero, de todos modos, Fil Miiller nos dice que shay que imagination. Imaginarlo pese a todo] algo que nos exige una dificil étca de la imagen: nilo invisit por excelencia (pereza del estetal,ni el icono del horror tperezal del creyente), ni el simple documento (pereza del sabio}. Una simple imagen: inadecuada pero necesaria, inexacta pero ver} dadera, Verdadera por una verdad parad6fica, por supuesto, Yo] ia que la imagen es aqui el ojo de la historia por su tenaz voce Jcién de hacer visible, Pero también que esté ene ofo dela historia: Jen una zona muy local, en un momento de suspense visual, co+ mo se dice del ojo de un ciclén (recortiemos que esta zona cen, tral de la tormenta, capaz de mantenerse en calma, «no por eso| 25. Citado por A. Wieviorka, Déportation et aénocide, op. cit, igs. 163-265, 26. Citado por C. Lanzmann, Shoah, op ct, pag. 139. o ‘yvoist v9 36 ons 0078 wa 68 rueicenes ese a 1000 deja de traer consigo unas nubes que hacen dificil su interpre- tacion)” Desde la penumbra de la camara de gas, Alex sacéa la luzel centro neurdlgico de Auschwitz, es decir, la destruccién, con la ‘voluntad de no dejar rastro de ella, de la poblacién judia de Eu- ropa. Al mismo tiempo, la imagen se formé gracias a una esca- pada: por unos minutos, él miembro del Sonderkommanido no lev6 a cabo el innoble trabajo que las SS le ordenaban hacer, Al esconderse para poder observar, el hombre suspendié por si mismo el trabajo del cual se disponfa -una ola vez- acrear una iconografia, La imagen fue posible porque para registrazia se consiguié, de una forma muy relativa, disponer de una zona tranquila, BP. La Grands Encyclopédie, VI, Paris, Larousse, 1973, pag. 3.592, capituLo4 Semejante, diferente, superviviente Mirar hoy esasimagenes segtin su fenomenologia aun cuando Ja reconstruccién fuese incompleta-, es pedirle al historiador un trabajo de critica visual al que, creo, no esté muy acostum- brado’ Este trabajo exige un ritmo doble, una doble dimensién, Hay que restringir el punto de vista sobre las imagenes, no omitir nada de la totalidad de la sustancia de la imagen, incluso para interrogarse sobre la funcién formal de uma zona en la que sno ‘vemos nadlas, como se dice equivocadamente ante algo que pa- seve no teyer uu valor iufonmative com, por gjenuplo, usa 20" na de sombra, Hay que ampliar l punto de vista simétricamente hhasta que restituyamos a las imagenes el elemento antropoligi- co que las pone en juego. Siseguimos atentosa la leccién de Georges Bataille, —Ausch- ‘witz.como una pregunta planteada a lo inseparable, alo semejan- te, a la simagen del hombre en general- descubrimos, en efecto, que mas allé 0 no de su sentido politico obvio, las cuatro {fotografias que hizo Alex nos sitiian ante el vértigo, ante el dra- ‘ma de la imagen humana como tal. Volvamos a mirarlas:en estos lsés o diferente esté al mismo nivel que lo semejante, como la ‘muerte estd al mismo nivel que la vida? En la primera secuen- 1. Toda la exposicion Mémoire des cars irvta preesarnente a vealizar este trabajo. Véase,enbreve, la ivestigacién todavia init de L. Aboot, Les Photographies du camp de cancertratien de Mautheusen, Aporoches pout une étude iconographiqu des camos de concentratio, Pars, Uni \ersité Paris VIl-Denis Diderot, 1997 (bajo a dreecién de P,Vidal-Na- web, 2, Seatinlaexpresiénde R. Antloe, L'Espéce humaine, op. cit, pba. 22: 70 Indeenes rest a 7000 cia (figs.3-4), nos quedamos impresionados ante la coexistencia de gestos tan shumanos, tan cotidianos, tan muestros, de los miembros del Sonderkommando -las manos en las caderas del «que est pensando un momento, y el esfuerzo y la torsi6n de Jos que ya estén «trabajandor-con la alfombra casi informe que constituye el conjunto de los cuerpos tendidos, como si su 1e- duccién, su destruccién, ya hubiese empezado (cuando proba- Dlemente sélo hace unos minutos que estén muertos. De la visi6n fugaz de las mujeres que esperan para entrar cenla cémara de gas (fg 5), obtenemos sobrevenido, retrospecti- vamente, un sentimiento andlogo: todo el humo que acabamos de divisar ~y que las propias mujeres, seguramente, vieron por cima del tejado del edificio en et que estaban a punto de en- trar- parece invadir ya, destnar su semejanza humana. Boe des- tino que ya conocian o que no deseaban conocer, que entre- vvefan, 0 que, en cualquier caso, percibfan? Bse destino que el propio fot6grafo sabia con certeza, Pata él, antes incluso de to- ‘mar la foto como hoy, retrospectivamente, para nuestra mira- da-, el borroso tono gris de esta imagen es como la ceniza en la que estos seres en movimiento se convertiran pronto. Nos encontramos aqui en el punto algido del sentido an- tropolégico de Auschwitz, Negar lo humano en Ja victima era “agat ta muerte estaba al mismo rvel que Ia vida, a cada sagundo. La Chimenea de! erematria humesba junt 2 la de la cocina Antes de que Tiegdramos all, podias encontrar los huesos de los muertos en Ia sopa de Tos ios el ora de a boca de los muertos se intercambiaba desde hacia tiempo por el pan dels vives. 3, Véate P Leu, ices un homme, ap cit, pp. 29: of...) de aui sito ‘tsale por fa chimenea (equd queria deci2, fo aprenderiamos ms tar- ‘den. &, Wiese, La Nuit 09. cl, pg, 65: «Agu “chimenea’” no era. una palaira desorossta de sentido: flotaba en elaine, zelda con el humo. ‘Quzas era la inica palabra que aqui tenia un setido reals. M. Pollak, La gestion de indebles, ar. ct, pgs. 39-40, cllando este testimonio, ‘de una superviviente: «Y desde a recepcin se oy: "Ves esta nube? {Son tus paves, que se estén quemardo!”. S610 50, nada mas. efec- tivaments acien mates de ah, se dia ver una gran nube negra, como tuna gran nube eargada... Una imagen curosa, iguietante. "Son tus pa tres, que se estan querando!” Yolo vi 1 of, pero entendero no, noo en- tends condenar lo humano a Jo diferente: cmusulmanes» demacra- dos, montones de cadaveres dislocados, «cokaminas de basaltor de victimas gaseadas, alfombras de cabellos, amasijos de cenizas ‘humanas utilizadas como material para la nivelacién de terne- nos. Suftir la vivencia de Auschwitz equivalia, en todos los ni veles de esta experiencia sin fin, a sufrir un destino que Primo Levi ha lamado, simplemente, la edestruccién de un hombres." ‘Ahora bien, en este proceso, la mirada jugaba un papel fuunda- mental. El hombre rdestruidor era, para empezar, un hombre que se habfa vuelto apstico ante el mundo y consigo mismo, es decir, incapaz de sentir empatfa (ccuando Ilueve querrfamos poder lloran), incluso incapaz de desesperarse («ya no estoy lo suficientemente vivo como para ser capaz de suicidarmes)® HI sentimionto de nuestra existencia depende en gran parte de Ja mirada que los otros dirigen sobre nosotrus: también pode- ‘mos calificar de no humana la experiencia de aquel que ha vi vide dias cut us quee! huibie era un Ubjew para et hombre.) Si pudiese explicar a fondo la naturaleza de esa mirada [la sim- ple mirada de un SS fijada sobre un prisionerol, habria explica- do al mismo tiempo la esencia de la gran locura del Tercer Reich® Esta experiencia est més alld del miedo? Mas alld de la muerte como representacién accesible’ Alcanza en el hombre la esencia misma: destruye en él incluso el tiempo? Condena 4.P. Levi, Sictst un homme, op cit, po. 26; igualment ls pigs. 27 151-132, etetera, 5. tbid, igs. 140 y 153, 6. fbi, 598.113 y 185, 7. Ibi, 945. 136% ..} no solamente no tenemos tempo de tener lee a, sino que no ay lugar par ll. 8." Vease J. Amery, Parcel le crime ete chitiment, op. ct, pags. 43- 44: «Habla gente muriendo por todas parts, pero la figura dela Muerte haba desaparecidow. 9. Vease E. Wesel, La Hult op. lt, pags. 61, 63, 85. B. Betethcim, ‘La chizphvéni tant que action des situations extrémess (1956), Survive op cl, pags. 43-357, n le"aanvese3s n ndsenes rests ro00 toda la existencia humana al estatuto de emaniqui que Ia muerte transformaré eventualmente en un sinnoble tumulto de miembros rigidos», en una «cosa», como escribe también Primo Levi” Una cosa diferente, En esta experiencia, los hom- bres ~los semejantes, los amigos mis cercanos~ ya no saben ni siquiera reconocerse ¥ esto, escribe Maurice Blanchot, gra- cias al poder terrorifico de esos otros semejantes que son los enemigos: LL] cuando el hombre, por la opresion y el terror, cae como fue- 1a de s{ mismo, ali donde pierde toda perspective todo punto de referencia y toda diferencia, librado asia un tiempo sin de mora que sobrelleva como la perpetuidad de un presente indi- ferente, entonces su tltimo recurso,en el momento-en el quese convierte en el desconocido y el extranjero, es decir,en destino para si mismo, es el de saberse aicanzado, no por los elementos, sino por los hombres, y de dar el nombre de hombre a todo Jo quele toca, Fl santropomorfismos seria, pues, el ltimo eco de Ja verdad, cuando todo cesa de ser verdadero!” En el ojo del ciclén yace también, pues, la cuestién del an- tropomorfismo. Lo que las $$ quisieron destruir en Auschwitz no fue solamente la vida, sino ademés ~fuese de un lado u otro, antes o después de las ejecuciones- la forma misma del huma- no, y con ella su imagen. En un contexto tal, el acto de resistir se identificaba, por consiguiente, con el de mantener esta imagen pe- s¢ a todo, aun cuando fuese reducida a la mas simple expresién apaleontol6gicay. Me reflero, por ejemplo, a la posicién erguida: «Debemos andar derechos, sin arrastrar Ios zuecos, no ya en TO. P Lei, Sretest un homme, op. cit, pags. 284-186 (trad. ct). So- bre los «maniquen, vase C.Delbo, Auschwitz et apres . Aucun de nous ne revondra, Paris, Minuit, 1970, 6895. 28-33 y 142 A. Vease R. Antelme, L’Espéce humaine, op. cit, pdgs. 78-100: «ti- et 21 que se suoonia qe era K.[.} Noreconoci nada en él 2. M. Blanchot, L'Entrtin infin, Pars, Galler, 1969, pgs, 193- 194 acatamiento de la disciplina prusiana, sino para seguir vivos, para no empezar a mori.” Conservar la imagen pese a todo: conservar la imagen del mundo exterior y, para ello, arrebatar al infierno una actividad de co- nocimiento, una especie de curiosidad, pese a todo. Ejercer la observaci6n, tomar notas en secreto 0 tratar de memorizar el maximo de cosas, Saber y dar a conocer es una manera de se- guir siendo humano», escribe Tzvetan Todorov a propésito de Jos Rouleauis d’Auschwitz’* Conservar, también, la imagen de uno ‘mismo, es decir, eprotegerse a uno mismo» en el sentido psiqui co y social del término.* Conservar, en definitiva, Ia imagen del suefié: aunque el campo era una verdadera maquina «triturado- ra dealmas-o por esta misma razin-, su oficio de terror podia ser interrumpido desde el momento en que Jas $§ aceptaban ese minimo vital que constituyen las horas de suefio de los pri- sioneros” En ese momento, escribe Primo Levi, «tras los parpa- dos recién cerrados, los suefios surgfan con violencian.” Los detenidos querrén preservar incluso, y pese @ todo, la ‘imagen del arte, como para arrebatar al infierno algunos jirones de alma, de cultura, de supervivencia, La palabra cinfierno»,sea dicho de paso, forma parte de esta esfera: la empleams espon- téneamente para hablar de Auschwitz cuando resulta que es del todo inadectada, est fuera de lugar y es inexacta, Ausch- WB, P. Les, S1eest un homme, op. lt, pags. 42°43. A. 7 Tedoroy, Face Vextréme, Pais, Le Sell, 1993, péa. 108. 15, Véose 8, Bttelbeim, «Comportement indvduel ot comportement de ‘nase da ls situations extrémess, at. cl, p89. 84. M. Polack, LEE pétlence concentationnale. Esai sur le maintien de Videntité sociale, Paris, Métal, 1990, 16. E, Kogon, (Etat 8S. Le systome des camps de concentration aie- ‘mands (1946), Pars, La Jeune Parque, 1947 (ed. 1993), ps. 396-800, IT. P. Lev, Si.cest un homme, op. cit, a. 74. Véase J. Cayel, «Les ves concentrationnairas, Les Temps oderes, II, 194, ° 36, pAgS- 520-535: «L.a) lo suehos se convertian eo tn medio de protcclon, en ‘una especie de “magus” del mundo real» (p89. 520) 2 tases rese'sT08e Witz no fue un sinfierno» en el sentido que las personas que pe- netraban en él no iban alli a experimentar una «resurrecciény -por muy terrible que fuese-, sino la més sérdida de las muer- tes. ¥, sobre todo, estas personas no estaban alli para suftir el sjuicio» final de sus faltas: entraban como inocentes, como ino- centes eran torturados y masacrados. El infierno es una ficcién juridica inventada por la creencia religiosa, mientras que ‘Auschwitz es una realidad antijuridica inventada por un delirio politico-racial, ‘Ahora bien, la imagen del infierno, por muy inexacta que sea, forma parte, sin embargo, dela verdad de Auschwitz No so- Jamente fue empleada por los pensadores que estuvieron més, pendientes del fenémeno de los campos de concentracién, sino que también se la adjudicaron, de parte a parte, los testimonios de las victimas” Casi todos los supervivientes han descrito el ugar del que procedian como uh infierno” Los propios «nd fragos recurrieron a esta imagen, en todas sus dimensiones cculturales, hasta en las evocaciones 0 en las citas de Dante que afloran de los Roulesue Auschwitz: Lewental ha hablaclo de este (2000-2001) 30, Véase 0. S, Wyman, L’Abandon des Juis. Les Americans ot la 50 lution finale A989, Paris, Flammarion, 1987, pas. 373-397 31. W. Benjamin, «Sur le concept ehistore», art. lt, pp. 342 32. $. Beckett, Tétes-Mortes, Pari, Minuit, 1972, po. 51. 79 unstatnssans ‘sannw3sta “sane 98

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