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El carácter igualitario del republicanismo *

ROBERTO GARGARELLA
Universidad de Buenos Aires

RESUMEN. En este escrito me propongo ABSTRACT. In this paper 1 intend to exa-


examinar la filosofía política republicana mine Republican Political Philosophy as a
como una concepción en diálogo con el conception in dialogue with Liberalism.
liberalismo. Según intentaré mostrar ~a As 1 will try to show ~through the use of
través del recurso a ejemplos históricos historical examples from the origins of
provenientes de los orígenes del constitu- Constitutionalism~,both philosophies are
cionalismú-'---'- ambas filosofías seencuen- joined by their common egalitarian aspira-
tran unidas por sus comunes aspiraciones tions, but at the same time display diffe-
igualitarias, pero al mismo tiempo mues" rent understandings of the meaning and
tran. entendimientos diferentes acerca del scopes of the idea ofequality. Republica-
significado y los alcances de la idea de nism, as 1 will say, comes to «repair» what
igualdad. El republicanismo, según diré, (they recognize as) deficits in Liberalism
viene a «reparar» los (que reconoce como) while an egalitarian position. However ~I
déficits del liberalismo en tanto postura will maintain as well~, the success of
igualitaria. Sin embargo ~sostendré tam- Republicanism in this task turns out to be,
bién~, el éxito del republicanismo en esta at best, only partial. To proceed with this
empresa resulta, en todo caso, sólo parcial. analysis, 1 will first refer to sorne outstan-
Para proceder en este análisis, primero ding features of Liberalism; next 1 will
haré referencia a algunos rasgos salientes display Republicanism's replies to them;
del liberalismo; luego mostraré las res- and finally 1 will mention sorne of the very
puestas del republicanismo frente a los limits of this republican reply. From now
mismos; y finalmente mencionaré algunos on 1 want to make clear that, because of
de los límites propios de la respuesta repu- the multiple and different possible charac-
blicana. Desde ya, me interesa dejar en terizations of these both theories we are
claro que siendo tantas y tan disímiles las dealing with ~Liberalism and Republica-
posibles caracterizaciones de las dos teo- nism~, my presentation will be of interest
rías aquí en juego ~l liberalismo y el only to those who accept the descriptions
republicanismo~ mi presentación sólo about them that 1 propose here.
resultará de algún interés para quienes
Keywords: republicanism, liberalism, Ega-
acepten las descripciones que aquí pro-
litarism.
pongo sobre las mismas.
Palabras clave: republicanismo, liberalis-
mo, igualitarismo.

* Una primera versión de este texto apareció con el título «La comunidad igualitaria y sus enemigos. Libera"
lismo, republicanismo e igualitarismo»,en A. Hemández (comp.), Republicanismo contemporáneo, Bogotá:
Universidad de los Andes, 2002.

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NOTAS Y DISCUSIONES

El liberalismo y el «muro de separación» respetar la autonomía personal de cada


en defensa de la libertad individual uno, en tanto el ejercicio de dicha autono-
mía no implique perjuicios relevantes
Si existe un rasgo que ha convertido al sobre terceros. La riqueza de este sintético
liberalismo en una doctrina novedosa y principio demostró ser extraordinaria.
merecedora del mayor reconocimiento, Ante todo, el mismo tomaba visible el
éste es el referido a su compromiso con valioso individualismo defendido por los
los derechos individuales. No es por azar liberales: para el líberalismo, cada persona
que, tanto en Europa como en los Estados merece ser respetada y tratada como un
Unidos, la visión liberal ha sido habitual- igual, cualesquiera sean sus convicciones
mente identificada con el dictado de más íntimas. Por otra parte, dicho princi-
«declaraciones de derechos». Un hito fun- pio daba cuenta del tipo de neutralidad
damental en este desarrollo de los dere- que, desde sus orígenes, el liberalismo
chos ~un hito, además, especialmente vino a reclamarle al Estado. Para esta doc-
relevante para los fines de este trabajo- trina, exigirle al Estado un comportamien-
lo constituye la lucha emprendida por to neutral significa exigirle que no utilice
muchos liberales con el objeto de separar su poder coercitivo en nombre de alguna
a la Iglesia del Estado: la idea, entiéndase, religión o filosofía de vida, para prohibir
era la de impedir que algún grupo o mayo- algún culto, perseguir a quienes defienden
ría circunstancial impusiera sus propias políticas diferentes, dar apoyo preferente a
creencias sobre aquellos individuos que quienes comparten las ideas del gobierno
sostenían convicciones diferentes. de tumo.
La disputa en tomo a las facultades del Lo expresado en el punto anterior nos
Estado en materia religiosa marcó la vida permite advertir, además, el igualitarismo
política inglesa, muy notablemente duran" que encierra la posición liberal tradicional
te el siglo XVIII -una época en donde las y que, según entiendo, es el que convierte
críticas frente al violento accionar del a ésta en una posición atractiva. El iguali-
Estado en esta materia comenzaron a reite- tarismo propio del liberalismo se recono-
rarse y a ganar adhesión pública. En los ce, fundamentalmente, en el presupuesto
Estados Unidos (<<tierra prometida» a la de que las personas nacen libres e iguales.
que llegaron muchos ingleses, escapando Porque parte de este presupuesto, el libe-
de la persecución que sufrían en su país de ralismo puede sostener que nadie se
origen) aquel debate sobre el uso legítimo encuentra en una condición moral privile-
de la coerción estatal llegó a ocupar el giada -esto es, en una condición que le
centro de la escena pública. Ello, hasta permita dictaminar cómo deben vivir
que comenzó a consolidarse la idea de que todos los demás. Para el liberalismo, cada
el Estado no debía entrometerse con las individuo tiene el derecho de escoger su
creencias particulares de cada uno. Los propio proyecto vital, aun cuando dicha
liberales, entonces, propusieron con éxito elección implique adoptar una concepción
el levantamiento de un «muro» infran" del bien que todos los demás consideren
queable entre el Estado y la Iglesia l. El equivocada.
«muro» liberal separó, desde entonces, el
campo de lo público del campo de lo pri- El «principio de la distinción»
vado.
La doctrina liberal, que desde fines del La defensa liberal de los derechos indivi-
siglo XVIII adquirió un acelerado desarro- duales constituye, seguramente, el «núcleo
llo, siempre preservó en su núcleo el prin- duro» de su doctrina. De todos modos,
cipio básico entonces enunciado: se debe corresponde señalar que, tradicionalmente,

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NOTAS y DISCUSIONES

el liberalismo ha venido acompañado de tipo de preocupaciones presentadas por


otras propuestas que merecen ser exami- Madison. Por ejemplo, Gouvernor Morris
nadas. A continuación, y brevemente, pro- proclamó durante los debates constituyen"
curaré dar cuenta de dos de algunas de tes que en la mayoría de Estados la Cáma-
ellas. ra de representación popular se caracteri-
En primer lugar, la necesidad de prote- zaba por su «precipitación, maleabilidad,
ger férreamente ciertos derechos indivi- y excesos» 6; Rufus King sostuvo que «el
duales ha llevado al liberalismo, desde sus gran vicio del sistema político» era el de
inicios, a defender una peculiar organiza- «legislar demasiado» 7; George Mason
ción institucional orientada a asegurar tal agregó que «[debía] esperarse siempre [de
custodia. Típicamente, y asumiendo que parte del poder legislativo] la aprobación
las personas no se encontraban «natural- de leyes injustas y perniciosas» 8; Ghorum
mente» motivadas para ayudar a las afirmó que los cuerpos tan numerosos no
demás, muchos de entre los Federalistas podían sentirse guiados por «[ningún prin-
norteamericanos 2 sostuvieron que debía cipio] de responsabilidad», dando así «ple-
operarse sobre las oportunidades abiertas a no juego a la intriga [y a los excesos]» 9;
cada uno -yen este sentido, principal- Davie criticó a los planes presentados en
mente, sobre el sistema institucional~ la Convención «[por no prever barreras
para, al menos, «cerrar» U «obstaculizar» suficientes] frente a las asambleas tumul-
el desarrollo de ciertos comportamientos tuosas» l0.
opresivos 3. Convencidos de tal necesidad, Teniendo en cuenta convicciones
los Federalistas se preguntaron cuál era la como las citadas, no sorprende que la
principal amenaza que se cernía sobre los Convención Federal se inclinara por pro-
derechos individuales (y, por lo tanto, cuál clamar un estricto sistema representativo,
era la principal amenaza que debía conte- y definir al mismo tiempo (lo que hoy
nerse, a través del diseño institucional), y conocemos como) un esquema de «frenos
encontraron una inmediata respuesta: ella y contrapesos». Ambas iniciativas respon-
era la que se derivaba del accionar de los dieron a un compromiso común con lo que
grupos mayoritarios facciosos y, muy denominaré el «principio de la distinción»,
especialmente, de las facciones mayorita- que implicaba establecer un fuerte distan"
rias que actuaban en el Congreso. La ló" ciamiento entre la ciudadanía y la política:
gica de este pensamiento, expuesta aca- dado el fundado temor de que circunstan-
badamente por James Madison en El ciales mayorías se «apropiasen» del siste-
Federalista n. 10 4, parecía implacable. ma institucional (y, en definitiva, del apa-
Los grupos facciosos minoritarios -decía rato coercitivo estatal) para utilizarlo en su
Madison- pueden ser contenidos fácil- propio beneficio, se procuró, por un lado,
mente, a través del voto mayoritario. Pero distanciar a los representantes de los
-se preguntaba~ ¿a los grupos mayori- representados, y, por otro, fijar cuidados
tarios quién los contiene? La historia nor- especiales sobre la rama mayoritaria del
teamericana, por otro lado, contribuía a gobierno, que era la que corría más riesgos
respaldar aquellos temores frente a las de resultar atrapada por aquellas mayorías
mayorías: el período preconstituyente facciosas !l.
había sido dominado por legislaturas El «principio de la distinción» fue cla-
ambiciosas, dispuestas a imponerse sobre ramente defendido por Madison en El
los demás órganos gracias al respaldo Federalista n. 10, en donde el virginiano
popular del que gozaban S. La casi totali" trazó una cuidadosa justificación del siste-
dad de los miembros de la Convención ma representativo. En este sentido, y des"
Federal se mostraron coincidentes con el pués de rechazar las formas más directas

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NOTAS Y DISCUSIONES

de democracia, Madison propuso adoptar mara de Representantes. Si se propiciaron


un sistema de gobierno basado en la repre- controles muy especiales sobre el órgano
sentación, y defendió al mismo por su legislativo, ello se debió a la certeza -eo"
capacidad para «refina[r] y amplia[r] la mún entre una mayoría de los Federalis-
voz pública, pasándola por el tamiz de un tas- de que ningún órgano iba a estar
cuerpo escogido de ciudadanos». Estos sujeto a presiones populares de la misma
representantes -sostuvo entonces- iban intensidad 15. El establecimiento del Sena-
a estar en mejores condiciones que los do; el recurso de los «vetos» presidencia-
propios ciudadanos para identificar y les; la «revisión judicial» de las leyes; fue-
defender «el bien público». La principal ron las principales herramientas creadas
defensa de esta «separación» entre ciuda- para el citado fin. Por entonces, nadie dis-
danos y representantes, entonces, no estu- cutió la razonable vocación de los Federa-
vo relacionada con la imposibilidad de listas por establecer controles instituciona-
poner en práctica la democracia directa, les, ni la particular preocupación por
sino con la decidida voluntad de dejar el limitar el accionar de la Cámara de Dipu-
gobierno en manos de unos pocos repre- tados. De un modo u otro, todos estaban
sentantes, libres de las presiones mayori- de acuerdo con la necesidad de controlar
tarias. al poder. Sin embargo, a muchos les preo-
Cabe destacar que el «principio de la cupó el tipo de controles escogidos por los
distinción» al que he hecho referencia era Federalistas, esto es, la preferencia por
exactamente el mismo que había sido adoptar controles «endógenos» (de las dis-
defendido en Inglaterra por Edmund Bur- tintas ramas del gobierno, entre sí), más
ke, en uno de los primeros y más notables que controles «exógenos» (desde la ciuda-
debates públicos de la historia política danía sobre los gobernantes). Esta desave-
inglesa. Enfrentando a Henry Cruger, un niencia, en definitiva, nos habla de la ten-
político radical que propiciaba el someti- sión existente entre dos modelos más bien
miento de los representantes a la voluntad opuestos acerca de cómo controlar el
de sus electores (y, más especificamente, poder -una tensión que quedó evidencia-
el dictado de instrucciones obligatorias da en un áspero debate entre Madison y
para los representantes), Burke sostuvo Jefferson- 16. Más adelante, cuando exa-
que los funcionarios electos no debían ser minemos la alternativa republicana, nos
los «esclavos» de sus electores, y que resultará más fácil reconocer la raíz y los
-por el contrario- debían tener las importantes alcances de este debate.
manos libres para actuar del modo en que
estimaran correcto 12. La ciudadanía debía
hacerle conocer sus «males», sus «dolen- La «mano invisible» como forma
cias», pero, en definitiva, eran los mismos de «economizar en virtudes»
representantes quienes, como los «médi-
cos», debían diagnosticar la enfermedad y El tercer aspecto del liberalismo sobre el
encontrar los «remedios» adecuados para cual quiero detenerme tiene que ver con
curarla 13. algunas de sus iniciativas más habituales
La otra gran creación de la Constitu- en materia económica. El liberalismo,
ción norteamericana, el sistema de «frenos según entiendo, examina los problemas
y contrapesos» (que reconoce un obvio propios de la esfera «pública» con los mis-
antecedente en la Constitución mixta mos lentes y a partir de los mismos pará-
inglesa) 14, tuvo como objetivo principal metros con los que examina los problemas
(aunque no único, por supuesto) el de con- atinentes a la vida «privada» de las perso-
tener los previsibles «excesos» de la Cá- nas. Adviértase, la ecuación en juego es

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NOTAS Y DISCUSIONES

siempre la misma: se pretende defender al pIes objeciones (típicamente, recuérdese la


individuo, al que se reconoce como plena- crítica acerca de las dificultades del mer-
mente responsable de sus acciones y deci- cado para producir «bienes públicos»)
siones; se asume que la principal amenaza sobre las que aquí no voy a detenerme.
que se cierne sobre la autonomía indivi- Sólo diré por el momento que, al bloquear
dual es la que proviene del poder público el accionar del Estado, el liberalismo tam-
(dependiente, de modo habitual, de la bién bloquea la capacidad de los indivi-
voluntad mayoritaria); y se sugiere, como duos para organizarse colectivamente y
remedio frente a dicho mal, la limitación controlar la vida pública. Al liberalismo le
del poder del Estado. interesa asegurar que el poder de los indi-
En el terreno económico, aquel análi- viduos para actuar colectivamente (po-
sis tiene orígenes conocidos, que van des- niendo en prácticas sus decisiones) se
de un lejano Herbert Spencer hasta un más encuentre fuertementente constreñido. Y
influyente Adam Smith, con su famosa no resulta tan obvio que este bloqueo a la
glorificación de la «mano invisible» 17. política promovido por el liberalismo
Como señala Geoffrey Brennan, la «mano resulte coherente con su elogiada defensa
invisible» con la que el liberalismo propo- de la autonomía personal. En definitiva,
ne organizar la vida económica de la podría decirse que, así como los indivi-
sociedad no es otra que la misma «mano duos tienen el derecho de acertar O equi-
invisible» con la que los liberales (y, muy vocarse en la elección de sus propios pla-
destacadamente, los Federalistas america- nes de vida, los individuos también
nos) concibieron y siguen concibiendo la deberían tener el derecho de acertar o
política y el sistema institucional 18. equivocarse en la organización de su vida
En efecto, los liberales de los que aquí en común. Más adelante volveré sobre
me ocupo defienden el mercado libre este polémico punto que, según espero,
(rechazan, en principio, lo que denominan podrá examinarse mejor luego del siguien-
el intervencionismo estatal en la econo- te análisis de la alternativa republicana.
mía) bajo el presupuesto de que dicho
mercado constituye un medio óptimo para Republicanismo y política
permitir el desarrollo autónomo de los
individuos. Notablemente -y según sos- La alternativa republicana que analizaré a
tienen~ el mercado libre cumple con sus continuación reacciona frente a los princi-
propósitos (digamos, ayuda a que se pro- pios que guían al liberalismo y procura,
duzca «el pan» que la sociedad necesita) ante todo, reparar algunos de los principa-
sin descansar significativamente en la les «males» que serían propios de la con-
«benevolencia» humana (el mercado nos cepción anterior. El primero de tales
permite «economizar virtudes»), y prove- «males» sería el estado de alienación apa-
yendo a los individuos, a la vez, de las rentemente provocado por las políticas
señales que necesitan para saber cómo liberales J9. Dicha alienación resultaría
actuar conforme al interés público. Por tanto del distanciamiento entre ciudadanos
todo lo dicho, los liberales consideran que y política promovido por el liberalismo,
la política debe servir al mercado (en lugar como de los obstáculos impuestos por esta
de reemplazarlo) proveyendo el marco concepción frente a todo posible control
más apropiado para su desarrollo y, en público sobre la vida económica o cultural
todo caso, corrigiendo las «distorsiones» de la comunidad. Así, el republicanismo
que amenacen con desvirtuarlo. reprocha al liberalismo su aparente descui-
Por supuesto, este acercamiento liberal do respecto de las «cualidades personales»
sobre la economía ha sido objeto de múlti- que resultarían necesarias para contar con

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NOTAS Y DISCUSIONES

una vida pública floreciente. En estas críti- mas al sistema político dirigidas, en todos
cas se advierte, según entiendo, el modo los casos, a «re-conectar» a los ciudadanos
en que el republicanismo objeta al conte- con sus instituciones. Entre las propuestas
nido insuficientemente igualitario del libe- de estos radicales figuraron algunas como
ralismo: al republicanismo le preocupa las siguientes: asegurar una representación
asegurar que, tanto en lo que hace a la más plena de los ciudadanos en el Parla-
vida política como económica de la socie- mento; establecer un sistema de elecciones
dad, cada individuo cuente tanto como anuales; eliminar los cargos públicos «de
cualquier otro -en otros términos, el favor»; etc. Algunos de los ~~Radical Dis~
republicanismo pretende que ningún grupo senters» fueron todavía más lejos en la
interno a la sociedad domine y oprima al defensa de este tipo de convicciones.
resto. De ahí que, según diré, el republica- Joseph Priestley, por ejemplo, propuso la
nismo intente reconstruir una postura adopción de instrucciones obligatorias
igualitaria donde el liberalismo parece hacia los representantes, con el claro fin de
abandonarla: el republicanismo quiere que estrechar la relación entre electores y elegi~
la vida pública resulte de y sirva a la dos. Esa vinculación tan cercana -pen-
voluntad colectiva de la ciudadanía 20. Pero saba- iba a obligar a que los represen-
empecemos por el comienzo. tantes, «por un sentido de pudor, [se
Ante todo, y contradiciendo el princi- abstuvieran] de proponer o consentir
pio liberal sobre la necesidad de separar a [cualquier tipo] de medidas que los electo-
los ciudadanos de sus gobernantes, los res no aprobarían». Siguiendo las propues-
republicanos se incorporaron a la política tas hechas por James Harrington en su
reclamando un rol de mayor protagonismo famoso libro «Oceana», publicado en
para los ciudadanos en los asuntos públi- 1656, Priestley defendió también la obli-
cos. Antiguamente, este reclamo en favor gatoriedad de la rotación en los cargos
de una ciudadanía activa se había fundado públicos (una propuesta que, en verdad, ya
en la necesidad de fortalecer las institucio- había sido empleada en la antigua Grecia
nes nacionales, impidiendo así la caída de y en el republicanismo florentino con el
las mismas en manos de potencias extran- fin de impedir que los ciudadanos electos
jeras. Hacia fines del siglo XVIII, el clamor pudieran llegar a abusar de sus posiciones
por una mayor participación tuvo como de poder). El radical James Burgh y su
objetivo principal el sujetar a las autorida- discípulo John Cartwright se pronuncia-
des públicas a un control más estricto por ron, de modo idéntico, a favor de medidas
parte de la comunidad. El origen de esta como las citadas, convencidos de la nece-
demanda era bastante obvio: en Inglaterra, sidad de asegurar una estricta subordina-
estaba extendida la percepción de que el ción de los representantes frente a sus
sistema político se encontraba fundamen- representados 21.
talmente corrompido, y que los supuestos La preocupación por «re-conectar» a
representantes del pueblo actuaban discre- los ciudadanos con sus gobernantes apare-
cionalmente, sin ninguna preocupación ció también como un rasgo distintivo en
por dar respuesta a los reclamos de la ciu- los trabajos de Thomas Paine. Así quedó
dadanía. La «Society of Supporters of the evidenciado, fundamentalmente, en el pro-
Bill of Rights» nació, por ello, con el úni- yecto de Constitución elaborado por Paine
co propósito de cuestionar al sistema polí- para Pennsylvania -proyecto que terminó
tico fraudulento. Junto con la «Constitu- plasmado, en buena medida, en la Consti~
tional Society» -y, más adelante, en tución estatal de 1776, y que inauguró el
unión con el grupo de los «Radical Dis- período de «constitucionalismo radical»
senters»- se ocupó de promover refor- en los Estados Unidos. El proyecto de Pai~

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NOTAS Y DISCUSIONES

ne, entre otras novedades, exigía sesiones el liberalismo), y el sistema de «frenos y


legislativas abiertas al público (una curio" contrapesos». En los casos más extrernos,
sidad en momentos en que predominaban algunos radicales de inspiración rousseau-
las «sesiones secretas»); otorgaba a la ciu" niana rechazaron, directamente, las formas
dadanía la posibilidad de participar en el representativas, afirmando que «una vez
procedimiento de creación legislativa; delegado, el poder no se vuelve a ganar
incluía, notablemente, los derechos de ins" nunca más» 24; O que «una vez que se
truir a los representantes y revocar sus delega el poder... se establece algún grado
mandatos; proponía la rotación obligatoria de tiranía» 25. Sin llegar tan lejos, fueron
en los cargos; y concentraba el poder polí" muchos los que defendieron el sistema
tico en el legislativo unicameral, a partir representantivo, simplemente, como un
de la idea de que la voluntad del pueblo «segundo mejor», o un «mal necesario».
era una sola. Esta defensa condicionada del sistema
Muchos radicales norteamericanos se representativo distaba mucho de la defen-
basaron en esta tradición de pensamiento sa privilegiada del mismo, hecha por los
para fundar sus críticas a la Constitución liberales 26.
Federal. La Constitución propuesta -afir" La posición de los radicales norteame"
maban- tenía una inspiración aristocráti" ricanos sobre el sistema de «frenos y con"
ca que se reflejaba en la mayoría de las trapesos» también es muy conocida. Como
instituciones que creaba (y, muy especial" sostuviera M. Vile, a la hora de proponer
mente, en el Senado) 22. Por ello, a la hora una Constitución, todos ellos «rechazaron,
de ratificar el texto propuesto, exigieron, en mayor o menor medida, el concepto de
entre otras medidas, la vuelta al principio frenos y contrapesos», para contraponer
de las elecciones anuales (<<cuando se ter" frente a él un sistema basado en la «sepa~
minan las elecciones anuales -soste- ración estricta» de los poderes 27. En algu~
nían- comienza la esclavitud»); un legis~ nos casos, el motivo que se dio para fun"
lativo unicameral (como el que había sido dar esta posición fue el de la «simplicidad»
incluido en las Constituciones de Pennsyl" -una idea tradicional en el republicanis-
vania, Vermont, y Georgia); la rotación en mo, que Paine había defendido en contra
los cargos (demanda que había sido incor~ de la Constitución mixta a la que conside"
porada en Constituciones como las de raba inentendible~ 28. Otro argumento
New York, Delaware, Virginia, Pennsyl" habitual, vinculado con el anterior, decía
vania, North Carolina, Georgia, o Mary- que los «frenos y contrapesos», al no dis~
land); la elección popular para la mayoría tinguir claramente entre los diferentes
de los cargos; un Ejecutivo elegido por la poderes, abría la puerta a los abusos de
legislatura (como se había decidido en cada rama del poder sobre las demás. De
nueve de las dieciocho primeras Constitu- todos rnodos, y según entiendo, el princi~
ciones estatales); la ausencia de poderes pal argumento a favor de la «separación
de veto en el Ejecutivo; o la revisión de estricta» de poderes fue el vinculado con
las leyes concentrada en un Consejo de la defensa de la voluntad popular: con
base popular (como se había organizado cierta razón, muchos radicales sostuvieron
en Pennsylvania y Vermont) 23. que el peculiar sistema de «mutuos contro"
El conjunto de principios y conviccio~ les» propuesto para la Constitución Fede"
nes arriba enunciados llevaron a los radi" ral se orientaba, fundamentalmente, a
cales norteamericanos al cuestionamiento debilitar al Poder Legislativo hasta con"
de dos de las más notables características vertirlo en un poder sin poder.
del constitucionalismo liberal: el sistema Propuestas como las examinadas hasta
representativo (tal como era concebido por aquí venían, en todos los casos, a remediar

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NOTAS Y DISCUSIONES

la alíenación política que -según el repu- defendieron el establecimiento de una


blicanism~ constituía un resultado ine- «república agraria» o, en otros casos, de
vitable del sistema institucional líberal. En una «república de artesanos», en donde los
este sentido, el modelo republícano procu- individuos pudieran llegar a tener una
ró cerrar la brecha (abierta por el liberalis" relación más cercana con los medios de
mo) entre la ciudadanía y la política: los producción, y en donde iba a resultar más
propios ciudadanos debían ser los prime- fácil -asumían- que prevalecieran los
ros responsables de la vida política de la valores que más apreciaban. Por similares
comunidad. razones, los republicanos acostumbraron a
mirar críticamente a las sociedades que
Economía y libertad giraban en tomo a la industria o el comer-
cio, dado que -según entendían- en ellas
La estructura institucional defendida por iban a prevalecer ciertas cualídades disva-
los republicanos tuvo un obvio correlato liosas, como la codicia o el afán de lucro.
en sus propuestas sobre la organización Un muy temprano ejemplo de lo seña-
económica de la sociedad. Así como lado puede encontrarSe en los escritos del
muchos de ellos consideraban sensato inglés James Harrington, quien, ya en
sujetar el poder político a la voluntad ciu- 1656, propuso reorganizar la vida econó-
dadana, también consideraron razonable mica de su comunidad de modo tal de
someter la vida económica de la comuni- ponerla al servicio de la república. Su
dad al control público. La económica no ideal de república, manifestado en su obra
podía ser, simplemente, el producto azaro- «Oceana», era el de una sociedad igualita-
zo de múltiples decisiones individuales, ria, compuesta por ciudadanos dedicados
descoordinadas entre sí. Por el contrario, fundamentalmente a la agricultura. Para
había poderosas razones para orientar a la llegar a dicho objetivo, y entre otras medi-
misma hacia la obtención de algunos das, Harrington defendió la adopción de
resultados particulares. Un resultado estrictas normas destinas a limitar la
importante, claramente, era el logro de una adquisición de tierras y, con ello, las desi-
comunidad igualitaria, en donde las bre- gualdades profundas en la riqueza. Como
chas sociales no fueran significativas, y en es sabido, el pensamiento de Harrington
donde todos tuvieran a su alcance lo nece- ejerció una poderosa influencia sobre el
sario para asegurar su propia subsistencia. republicanismo inglés: Thomas Paine, por
Esta comunidad igualítaria, en definitiva, ejemplo, fue uno de los pensadores que
aparecía como una condición necesaria suscribieron de modo entusiasta el modelo
para el logro de una comunidad autogo" agrario imaginado por aquél.
bemada. Otro resultado importante, como En el ámbito americano también es
veremos más adelante, se vinculaba con la posible encontrar a muchos republicanos
promoción de ciertas virtudes cívicas, que que, de un modo u otro, mostraron su pre-
iba de la mano con el desalíento de ciertos ferencia por un modelo económico como
«vicios»: naturalmente -asumían- en el esbozado por Harrington. Conviene
una comunidad marcada por las grandes citar en este sentido, y notablemente, el
disparidades sociales se intensificaban los caso de Thomas Jefferson, quien bregó
conflictos, las envidias, el odio mutuo y, activamente por la organización de una
por lo tanto, el deseado autogobierno república agraria. En sus «Notas sobre el
pasaba a convertirse en un objetivo impo" Estado de Virginia», escritas en 1787, Jef-
sible. ferson criticó el desarrollo industrial inci-
Motivados por razones como las suge- piente de su país y aconsejó, en cambio, la
ridas, algunos pensadores republicanos importación de bienes manufacturados. De

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NOTAS y DISCUSIONES

lo contrario -asumía- el país se vería dadanos y, al mismo tiempo, fuertes ries·


asolado por la corrupción moral y las for- gos para la vida común. Como dijera John
mas de comportamiento egoísta que nor- Pocock, para los republicanos «la comuni-
malmente aparecían asociadas con la pro- dad debía representar una perfecta unión
ducción de manufacturas 29. de todos los ciudadanos y todos los valo-
Para Jefferson, como para muchos res, dado que, si fuera menos que eso, una
republicanos, la defensa de una economía parte gobernaría en el nombre del resto
agraria (alejada de la industria y el comer- [consagrando así] el despotismo y la
cio), no sólo iba a ayudar al desarrollo de corrupción de sus propios valores. El ciu-
ciertas virtudes, sino que también iba a dadano debía ser un ciudadano perfecto,
favorecer el desarrollo de relaciones más o dado que, si fuera menos que eso, impedi-
menos igualitarias dentro de la sociedad. ría que la comunidad alcanzase la perfec-
«Si hubiese algo así como una igualdad ción y tentaría a sus conciudadanos hacia
[en la distribución de] propiedades -afir- la injusticia y la corrupción. La negligen-
maban algunos antifederalistas norteame- cia de uno sólo de tales ciudadanos reduci-
ricanos- 30, ello ayudaría mucho a la pre- ría así las oportunidades del resto para
servación de la libertad civil». «El lujo alcanzar y mantener la virtud, dado que la
-agregaban- es siempre proporcional a virtud [aparece] ahora politizada; la virtud
la desigualdad de riqueza» 31. En este sen· consistirá en un ejercicio compartido don-
tido, el antifederalista Charles Lee propo- de cada uno gobierna y es gobernado por
nía alcanzar una «Esparta igualitaria», una los demás» 33.
sociedad simple, agraria, y libre de los Ahora bien, para comprender las
efectos perniciosos del comercio: los repu· implicaciones de las demandas del repu-
blicanos veían en este igualitarismo agra· blicanismo, conviene explicitar lo que en
ellas aparece de modo menos visible. Ante
rio una vía segura hacia el establecimiento
todo, cabe decir que las virtudes cívicas
de una sociedad más unida y homogénea.
reivindicadas por aquella concepción no
nacen de modo espontáneo, ni surgen de la
El «cultivo» del ciudadano virtuoso, decisión súbita de un grupo de personas.
y el derrumbe del «muro» liberal Tales virtudes requieren ser «cultivadas»
por el poder público, lo cual implica, de
un modo u otro, la persistente y amplia
Conforme a los republicanos, todo el utilización de los poderes coercitivos del
andamiaje anterior -destinado a colocar a Estado: para el republicanismo resulta
la política y a la economía bajo el más fir- aceptable, por ello, que el Estado se com-
me control popular- necesita como pre- prometa activamente con cierto/s modelo/s
rrequisito la existencia de un tipo peculiar de excelencia humana. Este reclamo, debe
de ciudadanía: una ciudadanía activa, inte- advertirse, implica un directo desafío fren-
resada en los asuntos públicos. Ésta fue, al te a la concepción liberal examinada, que
menos, la idea del ciudadano que los repu- nos decía que las instituciones políticas y
blicanos reivindicaron y trataron de pro· económicas de la sociedad debían ser
mover. Sin un ciudadano identificado con compatibles, en principio, con la posibili·
su comunidad y preocupado por la suerte dad de que las personas adoptasen cual-
de sus conciudadanos -asumían- la quier modelo de virtud personal. Para vol-
estabilidad del proyecto republicano se ver sobre la metáfora liberal arriba
tomaba imposible 32. expuesta, podríamos decir que para las
La propuesta republicana descripta autoridades republicanas tenía sentido
implicaba obvias demandas sobre los ciu- «derrumbar el muro» liberal, de modo tal

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NOTAS Y DISCUSIONES

de permitir una actividad más intrusiva del blicanos ~tanto como el de sus rivale~
Estado en (lo que el liberalismo llama) la fue objeto de severas críticas. Ante todo,
«esfera de lo privado». sus críticos concentraron sus objeciones
La postura anterior ~que, según en dos riesgos que encontraron íntima-
entiendo, resulta fácilmente reconocible mente asociados con el republicanismo.
en las políticas propuestas por Rousseau~ Me refiero a los riesgos del populismo y el
encuentra reflejos muy obvios en el repu- perfeccionismo, que examinaré a conti-
blicanismo anglosajón. El antifederalista nuación 39.
Charles Lee, entre muchos otros, clarificó La idea de que los gobiernos basados
cuáles eran los alcances de este compro~ fuertemente en la voluntad mayoritaria
miso republicano con ciertos ideales de degeneraban inmediatamente en gobiernos
excelencia humana. Para Lee, los ciu- populistas ~opresivos sobre las mino-
dadanos debían ser «instruidos desde su rías~ resultaba, para muchos, indiscuti-
más temprana infancia para considerarse ble. Basta con leer, al respecto, las «Refle-
a sí mismos como propiedad del Estado» xiones~) de Burke en tomo a la revolución
~para encontrarse siempre dispuestos a francesa. Del mismo modo, en el contexto
sacrificar sus preocupaciones en favor de norteamericano la crítica al populismo
los intereses de aquél 34. Alineados en una jugó un papel político primordial en los
idéntica postura, muchos antifederalistas ataques de los Federalistas frente a sus
propusieron que el Estado asumiera como opositores. Así, fue muy habitual que los
propia alguna religión particular, bajo la Federalistas hicieran referencia al «espíri-
idea de que la religión debía actuar como tu de locura republicana» aparentemente
«guardiana de la moral» 35. Otros dijeron, fomentado por sus adversarios 40; o que
en igual sentido, que el gobierno debía ser aludieran a grupos de desaforados que
concebido como una escuela formadora de identificaban «la voz del pueblo [con] la
la ciudadanía, lo cual requería de un voz de Dios» 41; o que señalaran acusado~
gobierno activo en la difusión de ciertos ramente a ciertas «mayorías circunstancia-
valores morales 36. Otros no encontraron les» que asumían «que nada [era] tan
contradicción alguna entre su defensa de sagrado como su propia voz» 42.
la libertad individual y el establecimiento Esta primera crítica liberal al republi-
de leyes muy estrictas contra los denomi- canismo (la crítica a sus rasgos populistas)
nados «libelos infamantes» (yen tanto ello resultaba, cuanto menos, exagerada. Ocu-
sirviera para salvaguardar un cierto «clima rre que, en realidad, los republicanos esta-
moral» en la comunidad») 37. En definiti- ban lejos de pregonar un gobierno sin
va, desde la perspectiva republicana, los límites, ya que ~según asumían- los
infranqueables derechos liberales resulta- gobernantes siempre tendían a preocupar-
ban subordinados a las necesidades parti- se más por su propio interés que por el
culares de cada comunidad 38. interés público. En todo caso, lo que los
republicanos rechazaron fue el peculiar
Los problemas del republicanismo tipo de controles defendido por sus adver-
sarios: aquellos orientados a desvirtuar los
Procurando remediar los «males» del libe- contenidos democráticos de la Constitu-
ralismo, los republicanos propusieron un ción. Esto es lo que se advierte, por ejem-
modelo de organización institucional alter- plo, en la crítica republicana a la Constitu~
nativo, caracterizado por rasgos como los ción inglesa; en las críticas de Paine y una
expuestos en los ejemplos hasta aquí revi- mayoría de antifederalistas frente a institu-
sados. De todos modos, aquí me interesa ciones como el Senado (al que considera-
notar que el modelo ofrecido por los repu- ban un órgano obviamente aristocrático);

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NOTAS Y DISCUSIONES

o en las críticas de Jefferson o John Taylor rro» estatal, asumiendo que es básicamen-
al poder que se le había adjudicado al te suficiente, para el desarrollo de una ciu"
Poder Judicial. dadanía virtuosa, con el establecimiento
Resulta más difícil, en cambio, defen- de una organización democrática diferente
der al republicanismo frente a quienes ven (una democracia que, por ejemplo, dé un
en él una concepción perfeccionista (lo amplio espacio a la ciudadanía para desa-
que no equivale a decir que no sea posible fiar las decisiones tomadas por sus repre-
defender a través de la teoría a un cierto sentantes) 46. Mi intuición al respecto es
tipo de perfeccionismo). Según vimos, el que esta última es una estrategia interesan-
republicanismo no oculta que entre sus te y atractiva, pero, a la vez, se trata de
principales propuestas se encuentre la de una estrategia que el republicanismo no
romper con la neutralidad liberal, para está bien equipado para adoptar. El repu-
comprometer la fuerza pública estatal con blicanismo ha crecido rechazando la
la promoción de ciertos modelos de con- defensa liberal de ciertos derechos inviola-
ducta. Esta actitud, distintivamente perfec" bles y poniendo énfasis en la idea del
cionista, convierte al republicanismo en «cultivo de la virtud», por lo cual, me
una alternativa extremadamente riesgo- temo, abandonando tales rasgos perdería
sa 43. Con cierta resignación, un destacado algunas de sus principales señas de identi"
republicano de nuestro tiempo, Michael dad. De todos modos, por el momento
Sandel, reconoce cuáles son los peligros dejaré de lado esta discusión, que requeri-
en juego, en su análisis del «período fun- ría de un análisis mucho más extenso.
dacional» norteamericano. Para Sandel:
«[la política republicana] es una política Un igualitarismo consistente
de riesgo, una política sin garantías...
Otorgarle a la comunidad política un rol Según hemos visto, tanto el liberalismo
en la formación del carácter de sus ciuda" como el republicanismo encierran, en su
danos es conceder la posibilidad de que núcleo esencial, fuertes rasgos igualitarios
malas comunidades formen malos caracte- que les confieren un indudable atractivo.
res. La dispersión del poder y la existencia Sin embargo, entiendo que, finalmente,
de múltiples lugares para dicha formación ambas posturas terminan poniendo en crisis
cívica pueden reducir tales riesgos pero no sus propias promesas igualitarias -algo
pueden eliminarlos. Ésta es la verdad en la que, según espero, se advierte con más
queja liberal sobre la política republi- facilidad tras el breve repaso histórico ex-
cana» 44. puesto en las primeras páginas de este tra-
Frente a Sandel, otros autores, más o bajo--. Por una parte, el liberalismo deja
menos cercanos al republicanismo, han de lado sus compromisos igualitarios
tratado de disolver o tomar menos preocu- cuando, en nombre de la autonomía indi-
pantes dichos temores, que encuentran vidual (y de la idea de que «cada uno es
dramática expresión en varios de los ejem- dueño de su propio destino») obstruye el
plos arriba revisados. Algunos autores, por autogobierno colectivo. Este resultado es,
ejemplo, han señalado que los riesgos del entre otras razones, producto de la deci-
perfeccionismo no afectan exclusivamente sión liberal de «maniatar al Estado»; de su
al republicanismo, ya que, en definitiva, extrema preocupación por limitar el accio-
todas las concepciones político-filosóficas nar de los cuerpos políticos mayoritarios;
(aun las liberales) resultan, en la práctica, de su rechazo a toda forma de intervencio-
perfeccionistas 45. Otros, en cambio, han nismo público. Actuando de este modo,el
señalado que el republcanismo puede y liberalismo toma imposible que la vida
debe abdicar del uso de la «mano de hie- pública sea un reflejo de acuerdos públi"

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NOTAS Y DISCUSIONES

cos entre todos los afectados: en las comu- go, esta constrncción republicana termina
nidades liberales, en efecto, los ciudada- afectando sus propios fundamentos. En
nos encuentran obstáculos -en lugar de este caso, con el objeto de servir al auto-
incentivos- para organizar sus vidas a gobierno se acepta poner en riesgo la auto-
partir de acuerdos colectivos. De ahí que nomía individual; con el objeto de poner
no sea extraño, en tales contextos, que las fin a la alienación se abren las puertas a
preferencias de algunos pocos (digamos, políticas perfeccionistas.
las preferencias de los principales agentes Considerando que el liberalismo y el
económicos) resulten infinitamente más republicanismo representan proyectos
importantes que las de todos los demás igualitarios inconclusos, surge inmediata-
ciudadanos, a la hora de organizar laesce- mente la tentación de preguntarse si resul·
na económica o cultural de la sociedad. taría concebible un régimen orientado a
De esta forma, conviene remarcarlo, la combinar los rasgos igualitarios de ambas
voluntad de cada uno deja de valer lo mis- propuestas, esto es, la preocupación liberal
mo que la de todos los demás -un objeti- por la autonomía individual, y la preocu-
vo que parecía primordial en la defensa pación republicana por el autogobierno
liberal de los derechos individuales~. colectivo. Curiosamente, la vida moderna
El republicanismo, por su parte, reac- nos proporciona numerosos ejemplos de
ciona frente a una situación como la des- sociedades en donde se sintetizan (lo que
crita, tratando de reinstalar la dimensión llamaría) los peores rasgos del liberalismo
igualitaria dejada de lado por el liberalis- y el republicanismo: sociedades en donde
mo. Para el republicanismo es prioritario se desalienta el activismo político de la
que sean los propios individuos quienes ciudadanía, y en la que se desarrollan vio-
decidan cuál es el modo en que quieren lentas políticas perfeccionistas. Mientras
vivir, cuál es la «forma» que debe tomar tanto, no encontramos buenos ejemplos de
su sociedad: la vida colectiva debe ser el comunidades en donde se respeten los
producto de acuerdos colectivos entre derechos individuales, y a la vez se aliente
iguales, y no el resultado de las preferen- a la ciudadanía a manifestar y poner en
cias de algunos. De ahí que el republica- práctica su voluntad a través de canales
nismo se preocupe por fortalecer al poder institucionales apropiados. Tal vez, lo que
público, por hacerlo permeable a la volun- ocurre es que dicha combinación es mera-
tad ciudadana; y por multiplicar 10$ espa- mente utópica -un intento por conjugar
cios para la reflexión colectiva. El Estado aspiraciones hostiles entre sí-o Intuitiva-
ausente del liberalismo es reemplazado, mente, no creo que éste sea el caso, pero
entonces, por un Estado activo; la neutrali- la reflexión sobre el tema ~sobre los ras-
dad liberal por el compromiso con una gos distintivos y las condiciones de posibi-
concepción del bien particular y la custo- lidad de una comunidad consistentemente
dia de la privacidad por el aliento de la igualitaria- debe quedar postergada para
virtud cívica. Paradójicamente, sin embar- otra oportunidad.

NOTAS

I La metáfora citada fue defendida por Thomas na de 1787, un texto de indudable cuño liberal.
Jefferson, una figura difícil de clasificar y que, según 3 Aquí se advierte la concepción humeana sobre el
diré, asumió posiciones más bien críticas frente a la comportamiento del hombre, compartida por una
versión más común del liberalismo. mayoría de Federalistas. Ver, al respecto, Morton
2 El grupo de los Federalistas fue el que promovió White, Philosophy, The Federalist, and the Constitu-
la adopción de la Constitución Federal nortearnerica- tion, Oxford, Oxford University Press, 1987.

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NOTAS y DISCUSIONES

4 El Federalistaes, como se sabe, la más impor- liberal de la libertad negativa o ausencia de interfe-
tante de las obras escritas por el grupo Federalista, y rencias (interesantes descripciones de este aspecto del
fue redactada por James Madison, Alexander Hamil- republicanísmo, asociadas con lúcidas lecturas sobre
ton y JoOO Jay, con el objeto de persuadir a la ciuda- la historia anglo-americana, especialmente relevantes
danía neoyorquina de las virtudes de la Constitución para mi estudio, pueden encontrarse en Bernard
de 1787. The Federalist Papers, Nueva York, Bantam Bailyn, The Ideological Origins of the American
Books, 1988. Revolution, Cambridge, Mass., Harvard University
s Ver Gordon Wood, The Creation of the Ameri- Press, 1967; J. G. A. Pocock, The Machiavellian
can Republic, Nueva York, W. W. Norton and Com- Moment: Florentine Political Thought and the Atlan-
pany, 1969. También, JoOO Fiske, The Critical Period tic Republican Tradition, Princeton, NJ, Princeton
of American History, Cambridge, Mass., Cambridge University Press, 1975, y Gordon Wood, en la obra ya
University Press, 1916. citada). Una discusión actualizada al respecto en
6 En Max Farrand (ed.), The Records of the Fede~ F. Ovejero, J. L. Martí y Roberto GargarelIa, Nuevas
ral Convention of 1787, tomo 2, New Haven, Conn., Ideas Republicanas, Barcelona, Paidós, 2004. Este
Yale University Press, 1937, p. 76. rasgo habitualmente asociado al republicanismo ha
7 Ibid., p. 198. sido lúcidamente cuestionado en los últimos años,
8 Ibid., vol. 1, p. 27. pero aun así lo consideraré central, a los fInes de este
9 Ibid., vol. 2, p. 42. trabajo (entre las críticas más signifIcativas frente a la
10 Ibid., vol. 1, p. 51. asociación republicanismo~autogobierno, ver Pettit o
11 No hay dudas que los controles abarcaron a Skinner. PhillipPettit, Republicanism. A Theory of
todas las secciones del gobierno, pero tampoco hay Freedom and Government, Oxford, Oxford Univer-
dudas de que los principales controles se dirigieron, sity Press, 1997; Quentin Skinner, «Machiavelli on
inequívocamente, sobre el legislativo. the Maintenance of Liberty», Politics, núm. 18, 1983,
12 Ver, al respecto, P. T. Underdown, «Henry Cru- pp. 3-15). Según entiendo, el reclamo republicano por
ger and Edmund Burke: Colleagues and Rivals at the el autogobierno da cuenta del fuerte igualitarismo que
Bristol Eiection of 1774», William and Mary Quar- distingue a esta postura. Este igualitarismo resulta
terly, vol. XV, n. 1, enero de 1958, pp. 14-34. evidente, por ejemplo, en los escritos y discursos de
13 Citado en M. Freeman, Burke and the Critique los primeros radicales británicos (desde Joseph Pries-
ofPolitical Radicalism, Oxford, Blackwell, p. 124. tley a Jonathan Price, pasando por James Burgh o
14 El punto es polémico pero hay muy buenas J000 Cartwright hasta Thomas Paine) para quienes
razones para sostenerlo. Ver, por ejemplo, Edward todas las personas tenían un título igual a los derechos
Panagopou10s, Essays on the History and Meaning of que se derivaban del orden natural del universo. Y lo
Checks and Balances, Lanham, M. D., University mismo se advierte en las proclamas y publicaciones
Press of America, 1985. Un clásico al respecto es de los independentistas norteamericanos -tal como
M. Vile, Constitutionalism and the Separation of se reconoce, de modo especialmente notable, en la
Powers, Oxford, Oxford University Press, 1967. «Declaración de la Independencia» norteamericana,
IS Así, Madison, en El Federalista, n. 51. en cuya redacción Thomas Jefferson jugara un papel
16 Madison da cuenta de este debate en El Federa- protagónico.
lista, n. 49, en el que replica al autor de las «Notas 21 Ver, por ejemplo, Carl Cone, The English Jaco-
sobre el Estado de Virginia». bins, New York, Scribner, 1968.
17 A. Smith, An Inquiry into the Nature and Cau- 22 Múltiples testimonios al respecto en Herbert
ses ofthe Wealth ofNations, Oxford, Oxford Univer- Storing, The Complete anti-Federalists, Chicago,
sity Press, 1976. Chicago University Press, 1981.
18 G. Brennan, «The contribution of economics», 23 Ver, por ejemplo, Donald Lutz, The Origins of
en A Companion to Contemporary Political Philo- American Constitutionalism, Louisiana U. P., 1988,
sophy, ed. por R. Goodin y P. Pettit, Oxford, Basil pp. 104-5.
BlackwelI, 1993, p. 138. 24 «A Farmer and a Planten>, en Cecilia Kenyon,
19 DefIno a la alienación, simplemente, como antó- The Antifederalists, Boston, Northeastern University
nimo de «autogobierno» (esto es, como una situación Press, 1985, p. 72.
en donde la ciudadanía, en general, no controla las 2S Thomas Young, de Vermont, citado en M. Sher-
principales variables de la vida pública). Sigo aquí a man, A More Perfect Union, Vermont becomes a Sta-
Jon Elster, Making Sense ofMarx, Cambridge, Mass., te (Vermont, 1991), p. 90.
Cambridge University Press, 1985. 26 Recordemos que, para Madison, típicamente, el
20 En lo que sigue, identifIcaré a la doctrina repu- sistema representativo aparecía como una primera
blicana, muy particularmente, con una especial preo- opción, frente a (lo que evaluaba como) la muy ries-
cupación por el ideal del autogobierno colectivo (o, si gosa alternativa de los sistemas de democracia direc-
se quiere, con una especial preocupación por la liber- ta. Así, por ejemplo, en El Federalista, núm. 10.
tad positiva o de hacer, en contraste con la defensa 27 Vile, 1967, p. 133.

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NOTAS Y DISCUSIONES

'" Su trabajo «Common Sense» se orientó, princi- do parte de un más amplio derecho a la libertad de
palmente, a desarrollar esta crítica. elección en el ámbito de lo personal. Del mismo
29 Ver, al respecto, Michael Sandel, Democracy' s modo, Sandel muestra de qué modo el constituciona-
Discontent, Cambridge, Mass., Harvard University lismo pasó de una defensa de la privacidad como una
Press, 1996. forma de alentar ciertas instituciones sociales (por
JO Se conoce como antifederalistas a quienes se ejemplo, el matrimonio), a un enfoque que defendió
negaron a firmar la propuesta de Constituciónpresen- la misma como modo de proteger la autonomía indi-
tada por los Federalistas. Sin embargo, por extensión, vidual; o cómo se dejó de lado una jurisprudencia
el término se aplica también a todos los críticos de la capaz de amparar ciertas sanciones frente a quienes
Constitución Federal. Impropiamente -pero de modo causaban ofensa a los símbolos patrios, para comen-
muy común~ el concepto viene a identificar al ala zar a defender una jurisprudencia sostenedora de la
más democrática del primer pensamiento constitucio" neutralidad estatal. Ver Sandel (196), y también «The
nal norteamericano. Constitution of the Procedural Republic: Liberal
JI Testimonios citados en Wood, 1969, p. 70. Rightsand Civic Virtues», Fordham Law Review,
J2 El ciudadano republicano era habitualmente vol. LXVI, núm. 1, octubre de 1997. Para un análisis
caracterizado como poseyendo ciertas virtudes y care- de la presentación de Sandel ver también, Philip Pet-
ciendo de determinados defectos. La lista de «virtudes tit, «Reworking Sandel's Republicanism», The Jour-
cívicas» defendidos por el republicanismo es muy nal of Philosophy, vol. XCV, núm. 2, febrero de
extensa. Así, los pensadores inscritos dentro de dicha 1998, pp. 73-96.
corriente tendieron a exaltar, por ejemplo, valores 39 A los fines de este trabajo, defino estos términos
como el de la igualdad, la simplicidad, la prudencia, a partir de un uso convencional de los mismos. Aso-
la honestidad, la benevolencia, la frugalidad, el ciaré al populismo con la idea de un gobierno destina"
patriotismo, la integridad, la sobriedad, la abnegación, do a satisfacer las preferencias (meditadas o no) de las
la laboriosidad, el amor a la justicia, la generosidad, mayorías, y aun a costa de desplazar, con tal objeto,
la nobleza, el coraje, el activismo político, la solidari- los derechos de las minorías. Asociaré al perfeccio-
dad. Frente a valores como los citados, los republica- nismo, por otro lado, con la idea de que puede utili-
nos contrapusieron otra larga lista de males sociales y zarse el poder coercitivo estatal para alentar o desa-
vicios de conducta. Así, tendieron a denostar la ambi- lentar ciertos modelos de vida particulares, con
ción, la avaricia, el orgullo, el egoísmo, la prodigali- independencia de que ellos sean preferidos o rechaza-
dad, la ostentación, el refinamiento, el cinismo, la dos por los propios individuos.
cobardía, la extravagancia y el lujo -lujo en el vestir, 40 Theodore Sedgwick, citado en Robert East,
comer, tomar, o en el mismo modo de adornar el pro- «The Massachusetts Conservatives in the Critical
pio hogar-o Sus principales críticas sociales apunta- Period», incluido en R. Morris, The Era of the Ameri"
ban, normalmente, hacia la corrupción y las actitudes can Revolution, Nueva York, COlumbia University
opresivas de los sectores gobernantes. Press, 1971, p. 378.
JJ J. A. Pocock, 1975, p. 75. 41 Alexander Hamilton, citado en Farrand, 1937,

J4 Citado en Wood, 1969, p. 53. vol. 1, p. 299.


J5 Citado en H. Storing, What the Anti-Federalists 42 Fisher Ames, citado en S. Ames, Work ofFisher
Were For, Chicago, The University of Chicago Press, Ames, Nueva York, 1969.
1981. 4J Ello, aun cuando no sea lo mismo actuar en
J6 lbid. honor de alguna religión que hacerlo en honor de la
37 Ver, al respecto, Wood (1969). voluntad mayoritaria: aunque la fuente de autoridad
J8 Para autores como Sandel, tal tipo de compro- sea diferente, en cada caso, los resultados pueden ter-
misos republicanos habrían marcado la historia de los minar teniendo similitudes significativas.
Estados Unidos, al menos hasta principios de siglo, 44 Sandel, 1996, p. 321. Para Maquiavelo, por
época en la que habrían comenzado a predominar ejemplo, el comportamiento virtuoso «desplegado
ideales más propios de la tradición liberal (tradición a espontáneamente por los grandes héroes y legislado-
la que describe como «neutralista» y «procedimenta- res no era asumido naturalmente por la mayoría de la
lista»). Tal historia estaría plagada de ejemplos capa- población». De ahí, entonces, que dicha mayoría
ces de mostrarnos los alcances efectivos del republi- debiera ser «[forzada a asumir tal comportamiento
canismo, en su presupuesto según el cual el carácter virtuosol, tal vez a través de medidas drásticas». J. B.
moral de los individuos resulta una cuestión de interés Scbneewind, «Classical Republicanism and the His-
público y no privado. Así, Sandel alude, por ejemplo, tory ofEthics», Utilitas, vol. S, núm. 2,1993, p. 186.
al modo en que el pensamiento constitucional pasó, 45 Esta afirmación puede tener algo de cierto, pero

desde un acercamiento a la libertad religiosa entendi- -sin avanzar sobre el análisis deIa misma- diría al
da como «libertad de conciencia en un área que todos menos que hay una enorme diferencia entre asumir el
consideran de especial importancia», a un enfoque valor de la autonomía como valor a ser apoyado por
que comenzó a juzgar a dicha libertad como forman- el Estado (como podría hacerlo el liberalismo), y

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NOTAS Y DISCUSIONES

comprometer a aquél con la concepción del bien pre- tolerancia y la razonabilidad. «The pnonty of the
ferida por la mayoría. Sobre la relación entre perfec- Right and Ideas of the Good», en John Rawls, Collec-
cionismo y liberalismo ver Joseph Raz, The Morality ted Papers, Cambridge, Mass., Harvard Oniversity
of Freedom, Oxford, Oxford University Press, 1986. Press, 1999.
John Rawls admite la compatibilidad entre el princi- 46 Esta solución la asociaría con los análisis de

pio según el cual el Estado no debe comprometerse Philip Pettit, quien procura destilar al republicanismo
con concepciones del bien abarcativas, y el respaldo de todos sus posibles rasgos perfeccionistas.Pettit
de ciertas virtudes políticas como las asociadas con la (1997).

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