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UNIVERSIDAD

Ecos de la Reacción
La Plataforma Universitaria por la Mejora Académica,
surgida en Extremadura, tiene el objetivo de aportar
respuestas en la transformación cualitativa de la sociedad
desde una interpretación multifactorial de los principales
movimientos políticos, sociológicos y económicos. De la
misma forma, defienden la regeneración del sistema
educativo estatal "sobre las bases del pensamiento crítico y
la estimulación creativa y conceptual que supere el
eurocentrismo" en especial "en las carreras de
humanidades".

JUAN LUIS NEVADO ENCINAS


TOMÁS CASATEJADA RAMOS
2019-10-21 11:22
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Run, Run, Run, suenan los ecos de la reacción. Nuestra joven asociación, la
Plataforma Universitaria por la Mejora Académica (PUMA), nacida hace apenas unos
años en Cáceres, expresa su máxima repulsa a la deriva reaccionaria de las
diferentes estructuras: sociológica, política, jurídica o económica, que se está
desarrollando en el Estado español.

PUMA, a pesar de ser solo una limitada y pequeña organización estudiantil, tiene el
objetivo de aportar respuestas, o intentarlo al menos, en la transformación
cualitativa de la sociedad desde una interpretación multifactorial de los principales
movimientos políticos, sociológicos y económicos. Nuestros principios en ningún
momento estarán ocultos, puesto que, siendo coherentes con la transparencia que
asumimos, de forma performativa exponemos nuestra visión ideológica
esgrimiendo unos principios progresistas, laicos, feministas y republicanos.

De la misma forma, defendemos la regeneración del sistema educativo estatal sobre


las bases del pensamiento crítico y la estimulación creativa y conceptual en una
óptica sinóptica que supere el eurocentrismo, sobre todo, en las carreras de
humanidades. No construimos esta plataforma porque creamos que aportar un
grano de arena fomente un desarrollo que es inevitable, nuestra visión pasa por un
análisis de las dinámicas históricas y una actuación, en la medida de nuestras
limitadas posibilidades, que responda a nivel estudiantil, pero, ante todo, humano, a
todas las esferas y desde una clara toma de partido conceptual e ideológica. Y aún
con todo ello el presente es cada vez más desolador.

Los asuntos políticos y sociológicos españoles, que ahora analizaremos, palidecen


en comparación con todo el desarrollo del capitalismo digital y especulativo y su
lógica cultural posmoderna. Puesto que más que nunca la sociedad líquida elimina
cualquier crítica al sistema introduciéndose en los individuos. Globalización,
mercantilización de la educación, cambio climático, choques geopolíticos entre
Rusia y Estados Unidos y sus consecuencias imperialistas (Siria, Irak, Libia,
Donbáss), crisis de los refugiados, desequilibrio en los países subdesarrollados….
Aunque sea una quimera mencionar cualquier solución, y más desde una plataforma
estudiantil como esta, aceptar su naturalización y la imposibilidad de su superación
fortalece su hegemonía cultural, con lo que seguir apostando por un análisis y una
crítica de estos movimientos se hace más que nunca imprescindible.

“Los asuntos políticos y sociológicos


españoles, que ahora analizaremos,
palidecen en comparación con todo el
desarrollo del capitalismo digital y
especulativo y su lógica cultural
posmoderna. Puesto que más que nunca la
sociedad líquida elimina cualquier crítica
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al sistema introduciéndose en los


individuos.”

¿Automatización del trabajo?, ¿socialización de los datos? Estos conceptos, que si


bien no entramos a exponer, deben, al menos, abrirse para su debate y para la
construcción de una nueva hegemonía contracultural, algo que desde PUMA se
apoyara con la mejor de las intenciones.
Por su parte, la sociedad española, entre la apatía y el desencanto, fluctúa con
vaivenes sentimentales a los sucesivos acontecimientos manifestados durante los
últimos años. El estallido de la crisis sistémica de 2008 impulsó una serie de
movimientos sociales llamados a transformar, o al menos poner en cuestión, el
modelo del 78. El movimiento 15M, la marea verde, la marea blanca, las Huelgas
Generales y la canalización de esto a través de nuevas fuerzas políticas, o la
renovación de otras, como Podemos, Equo, las mareas, Compromís, Barcelona en
Comú, Ahora Madrid, etc., abrieron una importante brecha o un resquicio de
transformación significativa que se vio truncada por la derrota de Unidos Podemos
en junio de 2016. El intento post-marxista en pos de lograr conformar una nueva
hegemonía no solo ha fracasado, sino que, a consecuencia de ello, el repliegue
reaccionario, muy en la línea de la oleada derechista que se está dando en todo
occidente (Le Pen, Trump, AfD, Liga Norte...) ha fortalecido al que parecía
moribundo proyecto posfranquista.

En paralelo, el devenir del Procés catalán, otra manifestación clara de la crisis del
modelo del 78, también ha supuesto un cuestionamiento del orden imperante así
como de la integridad territorial, pero no solo no ha conseguido su objetivo
primordial, sino que cualquier debate sobre la plurinacionalidad o el derecho a
decidir se ha ido diluyendo frente a la acción autoritaria de las instituciones
estatales y los actos de violencia policial y represión tristemente aplaudidos por una
significativa parte de la sociedad española. El 1-O y la infame respuesta de los
cuerpos de seguridad del Estado fueron el punto de inflexión necesario para la
reacción; frente al nacionalismo catalán se respondió con un ferviente sentimiento
nacionalista español, el cual esconde tras la rojigualda los viejos sentimientos
conservadores embellecidos a través del patriotismo constitucional, alcanzando una
nueva dimensión con su alineamiento con los posos del franquismo sociológico y
con la contracción reaccionaria y constitucionalista del mass media español, siendo
PRISA y el diario El país un exponente singular de la actuación periodística de
medios auto-considerados como "progresistas". Con ello se induce al
mantenimiento de un statu-quo basado en una Transición a la que se le elimina todo
tipo de sometimiento racional mínimamente crítico.

“Frente al nacionalismo catalán se


respondió con un ferviente sentimiento
nacionalista español, el cual esconde tras la
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rojigualda los viejos sentimientos


conservadores embellecidos a través del
patriotismo constitucional, alcanzando
una nueva dimensión con su alineamiento
con los posos del franquismo sociológico”

La situación política en el horizonte no es nada halagüeña: el Partido Popular, el


partido político más corrupto de toda Europa Occidental, pese a abandonar el
gobierno, mantiene sus tentáculos en todos los niveles políticos e institucionales del
Estado y representa fielmente la esencia del modelo del 78; el desarrollo del
franquismo tardío y su transformación liberal manteniendo las estructuras
clientelares y nepóticas.

Por su parte, el fenómeno de Ciudadanos supone, al menos, tres elementos. El


primero es la respuesta política y organizada del mercado en su búsqueda para
mantener la hegemonía neoliberal post-2008, en la línea de En Marcha de Macron
en Francia, Macri en Argentina o Trudeau en Canadá, todo ello recubierto de una
acción que prima por la imagen y que recurre a unas dinámicas de fetichismo pocas
veces vistas con anterioridad. En segundo lugar, es fruto de dos crisis paralelas y
superpuestas: la crisis del bipartidismo iniciada en 2008 y la crisis de la
socialdemocracia -esta con un recorrido que se desarrolla desde el último cuarto del
siglo XX-. Ciudadanos, y el resto de los movimientos europeos similares vienen a ser
una síntesis rejuvenecedora del constitucionalismo liberal de los viejos partidos y, a
la vez, una nueva ola de la "tercera vía" socialdemócrata, en su fase más
desarrollada, fulminando cualquier denominación progresista clásica. En tercer
lugar, exclusiva en el caso español, Ciudadanos absorbe, fruto del franquismo
sociológico, tanto unas tendencias liberales y desrregularizadoras como unos
elementos más reaccionarios y nacionalistas, un espectro tan transversal que hace
un verdadero daño al Partido Popular y, por otro lado, a la configuración de una
alternativa de izquierda real, ya que recibe el trascendental impulso mediático de
las tradicionales esferas mediáticas “socialdemócratas”.

"Ciudadanos absorbe, fruto del franquismo


sociológico, tanto unas tendencias liberales
y desrregularizadoras como unos
elementos más reaccionarios y
nacionalistas”
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El PSOE en su deriva pasokizadora, independientemente de su momento dulce


desde la llegada al poder de Pedro Sánchez, sigue arrastrando los votos de una gran
parte de la ciudadanía que se define a sí misma como progresista, pero la
socialdemocracia europea en general y española en particular encierran en su
simbología “socialista” un reformismo que une la retórica modernista con la
asunción del neoliberalismo, siendo el principal bastión histórico para el
mantenimiento del capitalismo con su lucha por acabar con sus contradicciones
internas, pero, a fin de cuentas, asumiéndolo esencialmente. El gobierno en estos
meses ha iniciado una potente campaña en pos de la forma; es decir, revestirse de
rasgos izquierdistas a través de la imagen. Un proceso que, lamentablemente, limita
la carga regeneradora en cuestiones insustanciales y superficiales sin tocar, de
fondo, ninguno de las estructuras fundamentales del Estado y de la economía.

“La socialdemocracia europea en general y


española en particular encierran en su
simbología “socialista” un reformismo que
une la retórica modernista con la asunción
del neoliberalismo”

Por su parte, la izquierda con tintes más o menos radicalizantes manifestada en


Podemos en su búsqueda de hegemonía, olvidó lo más importante: la construcción
de un genuino discurso significativamente alternativo. Su oscilación entre viejas
tesis socialdemócratas y keynesianas, absorbidas por el abandono por parte de los
partidos socialistas en los 80, y la combinación con interpretaciones post-marxistas
y del populismo teórico, no ha sido capaz realmente de "tomar los cielos", en su lugar
le esperan duros años de vagar por el desierto. Errejón irrumpió con los
significantes vacíos: pero en lugar de resignificar conceptos y símbolos en pos de la
articulación de un discurso emancipador el significante, engulló cualquier
significado: el resultado es la significación de elementos reaccionarios como
izquierdistas, abriendo la puerta a la izquierda reaccionaria, la mayor victoria en
ciernes de la contra-hegemonía de la alt-right. Por su parte el activismo y la protesta,
engullidos culturalmente por una postmodernidad y un régimen socioeconómico
que convierte toda contracultura en cultura, se han ido diluyendo tras la irrupción
de Podemos, salvo en contadas ocasiones, y en los casos que siguen desarrollándose
se ven incapaz de salir de una dinámica Folk que prima por el instante, lo local y lo
parcial y que no es capaz de construir una verdadera alternativa al orden actual de
las cosas.

“Errejón irrumpió con los significantes


vacíos: pero en lugar de resinificar
conceptos y símbolos en pos de la
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articulación de un discurso emancipador el


significante, engulló cualquier significado:
el resultado es la significación de elementos
reaccionarios como izquierdistas, abriendo
la puerta a la izquierda reaccionaria”

Pero si la posmodernidad ha sido considerada como la derrota histórica de la


izquierda en los 70 y 80, su cénit tras la crisis de 2008 abre la puerta a la reacción.
La oleada reaccionaria que hemos ido mencionando desde el principio de este
manifiesto tiene un eje común: la alt-right y el fenómeno Bannon. La batalla es global
y la reacción está jugando muy bien sus cartas: respuestas internacionales a
fenómenos internacionales. El particularismo de la protesta anti-sistema es una
respuesta estéril e insuficiente, porque cuando ya no se podía ir a peor con el
ascenso de la deriva neoconservadora en el PP de la mano del engreído profano y
absurdo Pablo Casado, irrumpe exponencialmente VOX.

El fenómeno de VOX no solo supone un riesgo político inmediato: la victoria del


tripartito reaccionario en las elecciones de abril, sino que ha abierto el debate
público - siempre impuesto por el mass media- a debates ya olvidados: aborto,
inmigración, matrimonio homosexual y cruzada anti-feminista. La articulación
política de la izquierda no se debe reducir a hacer un frente contra el enemigo
común, sino que debe plantear una verdadera alternativa radical al orden actual de
las cosas, no sólo a la Reacción como tal.

“La articulación política de la izquierda no


se debe reducir a hacer un frente contra el
enemigo común, sino que debe plantear
una verdadera alternativa radical al orden
actual de las cosas, no sólo a la Reacción
como tal”

El debate institucional sobre sus límites siempre debe estar presente, la democracia
no es conceptualmente democrática sino se cuestiona a sí misma. Esto se evidencia
cuando se interpreta en su totalidad: la máxima expresión de las contradicciones del
Estado español se encuentra en la Corona, la guinda del pastel del régimen del 78.
Sin entrar en cuestionamientos en la legitimidad de la línea dinástica heredera del
franquismo, la pervivencia de este reducto anti-democrático y vitalicio constituye
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ya de por sí una ofensa a cualquier persona que se considere mínimamente


demócrata independientemente de su ideología. Por si fuera poco, a diferencia de
otras monarquías europeas, igualmente cuestionables, el alarde elitista y hermético
de la institución española añade un grotesco insulto ante cualquier medida política
que busque "regenerar", "democratizar" o, peor aún, "modernizar" al sector público,
muy en boca de los representantes políticos.
Pero, ¿qué se puede esperar de un modelo institucional que se sostiene sobre las
aguas fangosas de la Transición, y, por ende, de la dictadura franquista? Sí, el
franquismo, esa dictadura que se fraguó con la sangre de más de 140.000 personas
en un conflicto y una represión demenciales en la que cualquier intento actual de
desentrañar es considerado “abrir viejas heridas”. ¡Qué heridas van abrirse! ¿Las
que nunca cerraron?, ¿las emponzoñadas? -¡Muerte al intelectual! ¡Viva la muerte!
Clamaba Millán-Astray. ¿En serio es comparable un régimen tercerposicionista,
reaccionario, filofascista, caciquil, tradicional y católico, amparado por la Alemania
Nazi y la Italia fascista con una República democrática? Es igual, ¡qué más da! El
debate no está ahí… ¡Nunca ha estado ahí! ¡Los debates siempre los marcan los
medios! Se habla de Fake News y nuestros simpáticos periodistas declaran la guerra
a la posverdad, ¡ay! Pero se olvidan decir para quien trabajan, ¡quién es dueño de los
medios es dueño de la verdad!

“La máxima expresión de las


contradicciones del Estado español se
encuentra en la Corona, la guinda del pastel
del régimen del 78. La pervivencia de este
reducto anti-democrático y vitalicio
constituye ya de por sí una ofensa a
cualquier persona que se considere
mínimamente demócrata”

Manifestar que desde PUMA estaremos siempre en apoyo de la Memoria Histórica,


un concepto que la única forma en la que es cuestionado es por su propia naturaleza
nominal y no conceptual, es decir, por la propia palabra. Concepto replegado en su
palabra ¡Qué desdicha! Pero mientras se debate intelectualmente sobre estos temas,
¡nimiedades!, miles de muertos siguen en las cunetas. No viene mal recordar que
España, gracias a la lúgubre herencia de la represión, es el segundo país del mundo
con mayor número de desaparecidos en cunetas.

Es normal que en un régimen constitucional en las que sus estructuras estatales se


configuren sobre la mutación de un régimen así huela a putrefacto desde el primer
momento. Estado aconfesional pero no laico, religión católica mencionada en el
artículo 16, indisoluble unidad de la nación española, la corona y lo más indignante:
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la no separación de poderes, y más en un órgano como el judicial, en la que la


depuración de jueces franquistas nunca se llevó a cabo. Estado de Derecho lo
llaman… ¡Y nos obligan a postrarnos ante él como si per se fuese un elemento
democrático! Todo en pos del consenso y la bien amada Constitución, diosa de la
democracia.

Reformas laborales, Ley Mordaza, LOMCE, Ley Sinde, Concordatos con la Santa Sede,
IVA cultural, la tauromaquia y el maltrato animal.
Podría parecer que con todo esto es suficiente, ¡pero no! Porque una nube
igualmente oscura cubre nuestro país. La principal víctima: la libertad de expresión.
Presos políticos, censura artística y cultural, ataque a todo tipo de manifestaciones,
delitos de "injuria" a instituciones no democráticas.

¿Venezuela, Cuba, Corea del Norte, los Estados Unidos de Trump? ¡No!, el Estado
español.

No es un juicio moral ni ideológico, en este asunto concreto no es el momento ni en


lugar. La reivindicación es necesaria y debe penetrar en todos los estratos sociales e
ideológicos. "Restricción desproporcionada de la libertad de expresión" así se
pronunciaba Amnistía Internacional en su Informe Anual por países. The New York
Times o The Guardian también se han manifestado de forma contundente sobre esta
situación.
Arkaitz Terrón, Santiago Sierra, los “Jordis”, Valtonyc, Dani Mateo, Cassandra Vera y
un largo etcétera. Todos ellos víctimas de la ponzoña reaccionaria de un Estado que
es incapaz de tolerar la autocrítica y el propio cuestionamiento tan básicos para la
configuración de cualquier modelo que se precie conceptualmente como
"democrático".

No es momento de estar callados o de dejarse llevar por las propias dinámicas


lógicas que se están dando en todas las esferas, no es solo el futuro el que está en
juego, sino el presente de muchas personas honradas que se han atrevido a alzar su
grito desesperado en forma de rabia contra un sistema que, hoy más que nunca, no
nos representa.

Uno de los elementos más fundamentales, que hemos dejado para el final, es la
cuestión de género. La sociedad española y, en especial, el colectivo femenino, se
manifestó masivamente en la Huelga General Feminista del 8 de marzo del pasado
año, síntoma evidente de que la estructura heteropatriarcal está empezando a
desquebrajarse o, al menos, a cuestionarse. Una lástima que jornadas así sean
engullidas por el sistema y, por tanto, convertidas en imágenes eliminando cualquier
elemento contracultural que pueda brotar. De la misma forma, el repliegue
reaccionario ha golpeado muy de lleno con el movimiento feminista, encontrando
amparo en el carcomido sistema judicial español, tal y como hemos mencionado,
pudiendo observarse de forma muy reveladora en la miserable y execrable
sentencia del mediático caso de “la manada”. Permítannos que nos guardemos el
comentario ante esto. No obstante, no solo desde PUMA manifestamos el
compromiso hacia el feminismo, sino la más sincera convicción. El feminismo no ha
de remitirse exclusivamente a una cuestión jurídica y de legalidad –de igualdad de
derechos formales-, la batalla está en todas partes, es ideológica (¡por supuesto!), es
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cultural, es sociológica y es conceptual y lingüística, y desde nuestra acción colectiva


intentaremos apoyar estos elementos con todos nuestros medios y más ahora que
se ha convertido en el principal campo de batalla de la reacción.

“Nuestro objetivo es comenzar a crear


redes que aporten elementos de
cuestionamiento crítico y contra-
hegemónicos y de la misma forma, generar
relaciones coordinadas con colectivos de
diversos ámbitos para dar respuesta a
problemas en diversas escalas”

Hemos tocado una gran variedad de temas a todos los niveles, ¡la ambición que no
falte!, pero nuestro objetivo no es conseguir transforma la realidad, lo cual es
imposible, sino comenzar a crear redes que aporten elementos de cuestionamiento
crítico y contra-hegemónicos y de la misma forma, generar relaciones coordinadas
con colectivos de diversos ámbitos para dar respuesta a problemas en diversas
escalas. Nuestros métodos de actuación serán muy diversos, desde la organización
de coloquios, pasando por la convocatoria de actos y manifestaciones en temáticas
tan fundamentales como en la problemática de la libertad de expresión y la Memoria
Histórica, así como la defensa, la promoción y la divulgación del Patrimonio en todas
sus formas.
Debatir, cuestionar, reivindicar, conocer, dudar… No marcaremos la diferencia,
pero, al menos, no nos quedaremos sentados.

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