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Sobre esto último, también, en el análisis de Lapesa podemos observar algo similar,
explica que la materia poética de Garcilaso está constituida por las vivencias de un
espíritu agitado entre impulsos contradictorios, sumido en doliente conformidad o
refugiado en sueños de hermosura. Los poemas de Garcilaso brotan de este terreno
emocionado y tiemblan siempre de inequívoca y fundamental sinceridad, explica
Lapesa. La sinceridad de Garcilaso combinada con esta nueva forma y métrica, es el
elemento revolucionario en la poesía renacentista, puesto que difiere de todos sus
maestros.
Comenzando con el análisis del soneto, podemos observar que desde un comienzo en
los primeros versos, se proponen dos temas principales. Estos dos temas que explicaré a
continuación se pueden apreciar en todo el poema, siendo, inequívocamente, los dos
núcleos centrales que servirán, a su vez, de columna vertebral en todo el soneto. Los
temas son: “la rosa roja de la pasión y de la juventud” y la “azucena blanca de la
castidad y la contención”.
Estos dos conceptos están unidos, aún, en el primer cuarteto en la imagen de la dama. El
yo lírico expresa que aún puede ver, en el rostro de la dama, las dos cosas, la “rosa de la
juventud” y la “azucena de la honestidad y castidad”.
En el verso tercero, los adjetivos allí escritos: ardiente y honesto; corresponden a rosa
(ardiente) y azucena (honesto). En el cuarto verso se vuelven a juntar en forma de
enciende (rosa, ardiente) y refrena (azucena, honesto). La hermosa y joven dama,
paradójicamente, revela a un tiempo pasión y castidad, provoca el deseo del yo lírico, a
la vez que el impone cierto respeto. Es de este modo en que el primer cuarteto, sienta las
bases estructurales del poema.
En el segundo cuarteto se describen otros dos rasgos de la juventud y de la hermosura
de la dama, con imágenes sensiorales también. Su cabello no es solamente dorado, sino
que es oro extraído de una veta de la tierra. También se hace halago de su hermoso
cuello blanco recto, perfecto, por el cual el viento mueve, esparce y desordena su
cabello. Una secuencia vivida, rápida, en movimiento. Es un aspecto muy renacentista
el plasmar imágenes en movimiento.Tambien es preciso el notar la progresión que
existe en esa secuencia de versos, mueve, esparce y desordena. Una suerte de
graduación que se funde en un sólo movimiento.