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El fruto del Espíritu y las obras de la carne

Introducción

La vida de una persona comparada con un árbol es otra de las metáforas que Jesús
escogió, para enseñar sobre los frutos buenos que espera de nosotros, sus
discípulos y discípulas. Dos de los evangelios, Lucas y Mateo, relatan esta
metáfora, donde Jesús comparó los frutos de un árbol bueno y un árbol malo. Esta
enseñanza de Jesús nos lleva a reflexionar sobre un tema de mucha actualidad,
porque trata acerca de la clase de vida que es aceptable para Dios.

Hoy en la sociedad a nuestro alrededor, hay mucha confusión sobre dónde están
los límites entre lo bueno y lo malo, entre lo contaminado y lo puro, entre lo
torcido y lo recto. La corrupción y la falta de integridad es un tema del que
hablamos todos los días en la calle, en la casa y que llena los espacios en los
medios de comunicación. Pero muchos de nosotros ignoramos en realidad de qué
estamos hablando. La corrupción no un problema sólo de los dirigentes políticos,
o de los que se quedan con el dinero de las instituciones o empresas públicas. Hoy
en día los actos de corrupción se han extendido a toda la sociedad, son comunes
en las familias, en las empresas, en las escuelas y podríamos decir que se han
hecho parte de la cultura.

1. sólo dos tipos de árboles

[[[Pida a dos alumno que lean ambos relatos de esta metáfora en Mateo 7:15-
20 y Lucas 6:43-44. ]]]

Esta metáfora se encuentra dentro del Sermón del Monte que abarca el
capítulo 5, 6 y 7 del Evangelio según Mateo. En esta sección del mensaje, Jesús
se refiere a los falsos profetas que aunque se visten de ovejas, en realidad son
lobos que dejan a su paso muerte y destrucción.

En Israel, quien era profeta se vestía con una especie de hábito que le
distinguía, como Elías que usaba un manto de piel de oveja (1 Reyes 19:13,19).
El profeta Zacarías advirtió que había quienes usaban el manto, pero sus
palabras eran mentirosas y no se podía confiar en ellos, pues no vivían como
verdaderos profetas (Zacarías 13:4).

En tiempos de la Iglesia Primitiva el ministerio de profeta estaba presente en la


forma de predicadores itinerantes que visitaban las iglesias. Pablo le advierte a
los hermanos de Éfeso que tengan cuidado con los profetas falsos…

2. un árbol malo da fruto malo El árbol malo es un árbol corrupto, es decir,


pervertido, malo, vicioso, depravado, deshonesto, corrompido. Este árbol
representa al corazón humano lleno de maldad. Este es el estado natural del
corazón de todos los seres humanos que aún no han sido limpiados de sus
pecados por Jesucristo. La única manera en que podemos obtener un
corazón puro es, cuando Dios lo crea dentro de nosotros. Por eso el
salmista exclamó: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la
firmeza de mi espíritu” (Salmo 51:10).
3. el árbol bueno da frutos buenos
En la metáfora de los dos árboles los frutos del árbol bueno son totalmente
diferentes al del árbol malo y son los que evidencian que el árbol es bueno.
De los frutos de este árbol, podemos sembrar las semillas con la confianza
de que, con el tiempo, tendremos otro árbol que va a darnos frutos de
calidad.
Este árbol bueno representa la vida del cristiano que es íntegro, honesto,
honrado, recto, sincero, insobornable. Éste es obediente a la Palabra de
Dios. Tiene un corazón nuevo que le ha sido dado por Dios. Su corazón es
limpio, puro, santo. Su vida refleja su compromiso con Dios y con su obra
todo el tiempo. En casa, en la calle, en el trabajo, en la escuela, en el
gimnasio, en todo lugar donde está, la gente puede notar que es un hijo o
una hija de Dios con un corazón puro.
La verdadera identidad del cristiano se muestra por la calidad de sus frutos y
semillas.

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