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Intimidad y contrato de trabajo (Sobre el alcance de los reconocimientos

médicos de empresa).

Intimidad y contrato de trabajo (Sobre el alcance de los


reconocimientos médicos de empresa).
BIB 2005\335

Manuel Pulido Quecedo. Director de Revista Aranzadi Tribunal Constitucional

Publicación: Repertorio Aranzadi del Tribunal Constitucional num. 19/2004 (Tribuna).


Editorial Aranzadi, SA, Pamplona. 2005.

El derecho a la intimidad puede serperejilde muchas salsas jurídicas. Así, ha jugado un papel
dispar según se tratase de preservar la intimidad frente a los poderes públicos ( STC
110/1984 [ RTC 1984, 110] , intimidad frente al secreto bancario,Caso Garrido Fallay ATC
642/1986 [ RTC 1986, 642 AUTO] ,Caso Banca Matutes) o frente a los particulares, sean
éstas personas físicas o jurídicas ( STC 115/2000, de 5 de mayo [ RTC 2000, 115] ).También,
claro está, para proteger un ámbito deprivacidadajeno a la mirada ajena ( STC 134/1999, de
15 de julio [ RTC 1999, 134] ), como se hizo en la STC 37/1989, de 15 de febrero ( RTC
1989, 37) para preservar la intimidad frente a cacheos policiales, incluso de internos recluidos
en centros penitenciarios ( STC 57/1994, de 28 de febrero [ RTC 1994, 57] ) o para delimitar
la noción de acoso sexual ( STC 224/1999, de 13 de diciembre [ RTC 1999, 224] ), entre
otras.Hoy fijaremos nuestra atención en la proyección de la intimidad como derecho
fundamental en el ámbito laboral para preservar comportamientos privados ajenos a la
relación de trabajo. Nos referimos a la STC 196/2004, de 15 de noviembre ( RTC 2004, 196)
(Despido de trabajadora de Iberia por consumo de cannabis).Los hechos del recurso de
amparo estimado por el Alto Tribunal descansan en el despido de una trabajadora
concontrato temporalde Iberia y categoría de agente administrativo, cuya relación laboral se
iba renovando año a año. Vigente el contrato de 1 de mayo de 1998 a 1 de agosto de 1999,
la empresa dió por extinguida la relación laboral, tras alegar que no había superado el
período de prueba.La causa del despido, posteriormente acreditada, se debía a
lanosuperación del examen médico realizado para su contratación al habérsele detectado en
el análisis de orina uncoeficientedecannabisde 292 ng/ml,muy superioral 50 ng/ml recogido
en el protocolo elaborado por la empresa como máximo permitido para la contratación de un
trabajador de su categoría profesional.Formulada demanda por despido nulo, fue estimada
por Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 1 de Ibiza, de 6 de agosto de 1999, por
vulneración del derecho a la intimidad.Laratio decidendide la sentencia de instancia descansa
en que las pruebas médicas destinadas a averiguar el consumo de estupefacientes por parte
del trabajador exige, en todo caso, la autorización personal tras una previa información al
respecto, ya que los resultados que pueden obtenerse pertenecen al ámbito de su
intimidad.Recurrida la Sentencia en suplicación por Iberia LAE S.A fue revocada por
Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares, de
14 de enero de 2000 ( AS 2000, 392) . La Sentencia considera eldespido irregularpor lo que
declara su improcedencia, pero no considera vulnerado el derecho a la intimidad de la
trabajadora, al considerar elinterés de la empresaen conocer el estado psicofísico de los
trabajadores.Interpuesto recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional va a ser estimado
por STC 196/2004, que va a reconocer el derecho a la intimidad de la actora, anulando la
Sentencia del TSJ de las Islas Baleares, dando firmeza a la Sentencia de la Salaa quo. Con
dicho pronunciamiento, el TC confirma la nulidad radical del despido por violación de
derechos fundamentales (derecho a la intimidad).Hasta aquí, por tanto, los hechos. La STC
196/2004, se encuentra con un supuesto en el ámbito del derecho a la intimidad que se
proyecta sobre el contrato de trabajo. La pregunta que en último término debe contestar el TC
es: ¿Puede el empresario despedir a una trabajadora con contrato vigente por apreciarse en
un rutinario examen médico -en el quenose le advierte o informa de sus posibles
consecuencias-, unconsumo excesivo de cannabistras un test o análisis de orina?La

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respuesta que da el TC tras recorrer por los anaqueles de su jurisprudencia sobre la
intimidad, con incursiones de una sentencia a otra, a veces sin adecuada correspondencia,
sobre todo si se aprecia el fallo de las mismas, es que existe una intromisión del derecho a la
intimidad.Ahora bien, como el Alto Tribunal tiene declarado que no toda afectación del
derecho a la intimidad puede considerarse una intromisión arbitraria, sino que puede tener su
fundamento en la autorización de una Ley(doctrina STC 110/1984, sobre el secreto bancario)
o en la que medie el consentimiento, examina si a la luz de los hechos expuestos más arriba,
se cumple o no la doctrina constitucional declarada.
1 Para evitar injerencias «arbitrarias o ilegales» en la intimidad, la STC 110/1984 ( RTC 1984, 110) , sostuvo que
sólo la ley puede autorizarlas «por imperativos de interés público» ( F. 8 ).

En cuanto a la primera cuestión,i. e, no afectación del derecho fundamental porque la ley no


contempla el supuesto al que se podría anudar el fallo, el TC considera que de la legislación
laboral examinada -al filo de la legislación sobre riesgos laborales, Ley 31/1995, de 8 de
noviembre ( RCL 1995, 3053) y de la Seguridad Social, riesgos de enfermedades
profesionales- se desprendeun principio general de voluntariedad del reconocimiento médico
como regla general, de lo que deriva según el TC que el «el trabajador será por tanto libre de
someterse o no a los controles médicos, permitiendo en su caso, exploraciones y analíticas
sobre datos corporales».De todo lo cual, tras un minucioso examen, concluye que el
reconocimiento médico en la relación laboral no es un instrumento del empresario para un
control dispositivo de la salud de los trabajadores, como tampoco una facultad que se le
reconozca para verificar la capacidad profesional o la aptitud psicofísica de sus empleados
con un propósito de selección de personal o similar.Su eje, por el contrario, descansa en un
derecho del trabajador la vigilancia de la salud.Aquí el TC, tras diversos circunloquios ratifica
de la mano de la doctrina del TEDH, CasosX e Y, de 26 de marzo de 1985 ( TEDH 1985, 4)
;Funke, de 25 de febrero de 1993 ( TEDH 1993, 7) etc., la necesidad de unanorma
habilitanteque concrete la restricciones alejándose de criterios imprecisos y
excesivos.Explicitado el régimen de los reconocimientos médicos en el ámbito del derecho
laboral y tras considerar que el reconocimiento médico al que se sometió la interesada
(E.G.F.), no quedaba incluido entre aquellos sujetos a exploración médica obligatoria, encara
el examen de la prestación del consentimiento otorgado para llevar a cabo el reconocimiento
médico. Aquí la STC 196/2004, con cierto activismo laboral explaya el régimen al que los
reconocimientos médicos deben someterse en el marco de un contrato de trabajo.Velis nolis,
pretende trasladar la doctrina delconsentimiento informado sobre acto médicoa esta
materia.Sobre esta doctrina, la STC 196/2004, expresa que no se comunicó a la recurrente ni
por la empresa ni por sus servicios médicos, cuál era la información buscada con sus análisis
médicos y en concreto que no se informó que se analizaría su consumo de estupefacientes.
Por todo ello, la STC 196/2004 considera que se ha invadido la esfera privada de la
recurrente sin contar con habilitación legal para ello y sin consentimiento eficaz del titular del
derecho sobre ámbitos que exigían una información expresa y previa al consentimiento, con
vulneración del artículo 18.1 CE ( RCL 1978, 2836) .Hasta aquí, por tanto, la doctrina
resumida de esta importante y,excesivasentencia, que cumple por un lado con el cometido
del recurso de amparo(veste subjetiva), al reparar el despido de la trabajadora de IBERIA por
consumo de cannabis tras un reconocimientomédicode empresa, pero que carga las tintas en
exceso -es a mi juicio una Sentencia expresiva de unDerecho Laboral tuitivocon un aroma de
otra época de Estado Social militante, más que una Sentencia constitucional que debe
ponderar los intereses en litigio- y que seguramente está llamada a provocar cambios
legislativos o en la interpretación de la legislación laboral (vesteobjetivadel recurso).Comparto
el interés por delimitar el alcance y efectos del reconocimiento médico en el marco de la
relación laboral inserta o no en la legislación de riesgos laborales. Pero el intérprete debe
tener en cuenta que las interpretacionesmaximalistassuelen llevar en la propia exageración
su ineficacia. Qué duda cabe que elacto del reconocimiento médicono puede convertirse en
una espada de Damocles para el trabajador en manos del empresario que bajo cualquier
pretexto pueda despedir al trabajador, pero de ahí a lo que expresa la STC 196/2004, cabe
todo un margen para el legislador y para elpoder de direccióndel empresario, sin apriorismos
excesivos.Finamente la traslación de la doctrina delconsentimiento informadocon toda la
Intimidad y contrato de trabajo (Sobre el alcance de los reconocimientos
médicos de empresa).

problemática que comportaal ámbito del reconocimiento médico derivado de contrato laboral,
me parece un exceso. Esta STC 196/2004 pretende escribir derecho con renglones torcidos,
pero incurre en los excesos propios de sentencias superadas de querer hacer delegislador
positivoen un recurso de amparo, al pretender condicionar la regulación del alcance y efectos
de los reconocimientos médicos en la legislación laboral.
2 Vid M. PULIDO QUECEDO El consentimiento informado en materia de salud: ¿derecho humano fundamental?, en
RTC Vol. I, Pamplona 2001, pgs. 1850 y ss. ( BIB 2001, 501) .

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