DE CLIENTE A
FANÁTICO
MARKETING EXPERIENCIAL
“Más allá del Servicio al Cliente”.
INTRODUCCIÓN
Erich Weiss nació en Budapest en 1874 y se cambió de nombre a Harry
Houdini cuando con su familia emigró a Nueva York. Fue un ilusionista y
escapista que desde niño entendió que la magia no era la acción de quien
la interpretaba sino la ilusión de a quienes impactaba. Uno de sus escapes
clásicos con el cual se le asocia es el llamado “metamorfosis”, donde de
forma impresionante se libera de sus ataduras y candados para aparecer en
breves segundos intercambiando la posición de su asistente. Los
espectadores quedaban tan impresionados con la experiencia que no
dudaban en salir a relatar y recomendar la actuación entre sus conocidos.
La experiencia positiva en la audiencia es la mejor moneda con que puede
ser pagado un artista. Todo esto se compartía en las redes sociales de la
época.
“Es algo bueno eso del zapping”, dijo mi abuela, y hasta suena tan lejano
que parece que hubiese sido en blanco y negro y en cámara lenta. Fue un
hito importante en la vida de las personas. Pero, ¿Qué ocurrió después?
Llegó internet y se incorporaron las segundas y las terceras pantallas.
También se desarrolló un arsenal de defensa masiva mejorado en forma de
control remoto, bloqueadores, Spotify, YouTube, Netflix y todas las redes
sociales permiten ver lo queremos ver, cuando lo deseamos y donde
querramos.
Internet nos permitió darnos cuenta que tenemos el control de lo que
buscamos, las segundas pantallas, de la elección a demanda y esa
omnipresencia divina alcanzada por medio de nuestros teléfonos móviles.
Ahora hacemos lo que queremos, cuando y donde lo deseamos. Hew Leith,
ex director de M&C Saatchi, y actual director CEO de agencia 10x comenta:
“La publicidad no está funcionando más. Estás observando que la gente se
salta la publicidad en televisión si es que pueden y cada vez un mayor
número de personas tienen bloqueadores publicitarios.” Seguir llevando
agua por ese camino ya no mueve las aspas del molino. La publicidad
tradicional unidireccional ha muerto y es hora de reinventarse.
Hemos pasado de la dictadura mediática a la independencia personal.
¿Pequeño cambio? Todo lo contrario, porque abrió la caja de Pandora y
recuperamos nuestra capacidad de ser individuos, de decidir cómo pensar,
como reaccionar y sobre todo como experimentar nuestro entorno.
De consumidor a persona.-
La celebre frase de negocio de Starbucks: “Nuestro negocio no es el café
son las personas”, parece reflejar el núcleo central del nuevo marketing. En
los negocios exitosos primero son las personas y luego las transacciones
(consumidores). Este orden de prioridades son el eje central del marketing
experiencial: Tú eres importante, tú me interesas y tú existes”. Para
nosotros tú eres una persona antes que una transacción o un consumidor.
Este concepto va aflorando presionado por el nuevo entorno humano-
centrista donde la persona y su experiencia son el centro de todo lo que
gira alrededor.
Hemos pasado de agregar valor a través del producto, que actualmente son
comodities copiables, a hacerlo a través de la experiencia, que es personal
e inigualable. La publicidad, el interrumpir el camino de los “consumidores”,
es una herramienta que cada vez tiene menos resultados. Por el contrario,
presentar alternativas, que generen “experiencias positivas de marca”, es
lo que entrega valor, resultados y una relación de largo plazo. Como explica
Santiago Arango Sarmiento en su artículo para la revista
www.youngmarketing.co: “El objetivo principal del marketing experiencial
no es exponer a sus clientes a una marca, sino permitirles experimentarla.
Las relaciones que se entablan con usuarios a partir de este tipo de
estrategia son mucho más fuertes que las que puede lograr la exposición de
la marca a través de un canal de comunicación unidireccional.” La huella
que deja un impacto emocional positivo en las personas es más profunda
que la superficial comunicación tradicional. Esta conexión es a nivel micro
con cada persona y nos costará un poco más lograrla, pero convertirá a eso
desleales clientes pasajeros en fanáticos y embajadores incondicionales de
nuestra marca.
¿Qué ha pasado entonces en estos últimos años? ¿Nos hemos vuelto locos?
¿Es normal que corramos con toros en Pamplona, nademos con tiburones
o saltemos en paracaídas tan sólo por algunos “likes” más? ¿Es normal que
produzcamos unas veinte historias al día en Instagram y al final nos
sintamos gratificados porque más personas las vieron, saludaron o
comentaron? Aunque todo eso parezca raro, sí es normal porque hemos
entrado a una etapa llamada “La era del reconocimiento”.
Las marcas entran a esta era de “era del reconocimiento” con la misma
curiosidad, temor y ansiedad de experimentar algo nuevo, quizás con la
misma mezcla de sentimientos que tuvieron los primeros colonos que
llegaron a explorar el continente americano. Nuestros hábitos como
persona han cambiado acelerados por el uso de la tecnología y hemos
satisfecho las partes bajas de nuestras necesidades aflorando otras que
antes estaban simplemente latentes. Veamos cómo funciona nuestro
cerebro y cuáles son las reacciones que tenemos ante estas nuevas
situaciones.
“Se pueden convertir en “amigos” a personas que aún no
conocemos físicamente, pero con las cuales comenzamos
a relacionarnos digitalmente. Nuevamente, lo digital es
la nueva realidad.”
Según Maslow, las personas buscan escalar a estos niveles cuando ya tienen
cubiertos los inferiores. Es decir, no podemos estar buscando éxito o
reconocimiento cuando nos falta la alimentación, protección de la vivienda
o el aspecto social. La revista Eumed.com continúa explicando: “Las
necesidades del ser humano están jerarquizadas y escalonadas de forma tal
que cuando quedan cubiertas las necesidades de un orden es cuando se
empiezan a sentir las necesidades del orden superior. Una vez que el
individuo se siente físicamente seguro, empieza a buscar la aceptación
social; quiere identificarse y compartir las aficiones de un grupo social y
quiere que este grupo lo acepte como miembro. Cuando el individuo está
integrado en grupos sociales empieza a sentir la necesidad de obtener
prestigio, éxito, alabanza de los demás. Finalmente, los individuos que
tienen cubiertos todos estos escalones, llegan a la culminación y desean
sentir que están dando de sí todo lo que pueden, desean crear.”
Desde este ángulo de análisis también nos resulta fácil de entender porque
las personas excluyen las cosas materiales de sus publicaciones en redes
sociales y, por el contrario, prefieren colocar experiencias: viajes, logros
profesionales, fiestas, reuniones, amigos, etc. La razón es simple. Lo
material pertenece a niveles inferiores que ya se dan por satisfechos
muchos niveles atrás. Mostrar eso ya no entrega una satisfacción adicional
al emisor del mensaje y hasta puede hacerlo sentir que está retrocediendo
en su evolución.
Como la comunicación estaba controlada por pocos, a las personas del siglo
pasado sólo les quedaba recibir instrucciones sobre lo que tenían que
comprar, cómo y dónde debían de hacerlo. Los abuelos salían como
autómatas hacia la tienda para pedir la marca que los anunciantes les
recomendaron en la televisión. Caminaban hacia los comercios y pedían
reactivos sin cuestionarse la marca sugerida: “quiero ese detergente con
puntitos azules que salió en el comercial de televisión”. Todos quedaban
satisfechos y contentos: consumidor, publicista, medio, tendero y
productor.
Pero pronto los tiempos cambiaron para el bien de los “consumidores” y
con la llegada de las redes sociales digitales, la ecuación se invirtió y
millones de “llaves del cielo” fueron entregadas a todos. “!El poder ahora
es nuestro!”, gritó la humanidad levantando los brazos con un dispositivo
movil en la palma de su mano. El poder de la comunicación se había
extendido, transaferido y democratizado.
Si esto es así, la pregunta es: ¿Hace cuánto que una de nuestras marcas no
nos reconoce públicamente como lo hacen nuestros amigos? ¿Cuándo fue
la última vez que nuestra marca nos puso un “like” o compartió algo
nuestro? ¿Cuándo fue la última vez que Samsung te dijo: “me gusta tu
experiencia”? ¿Recuerdas cuando fue que Coca-Cola compartió algo tuyo o
que Toyota reconoció como buena una fotografía donde salía tu vehículo?
Hasta la fecha muchas de las marcas no saben cómo interactuar en el
mundo digital, a pesar de gastar millones pagándole a agencias digitales que
más parecen copias de antiguas estructuras publicitarias tradicionales que
nuevos interlocutores sociales.
Sin embargo, la ley de la reciprocidad les cobró treinta años después a los
japoneses con la misma moneda y recibieron en devolución su propia
versión de “benchmarking” con el ascenso de las industrias coreanas y
chinas. En el año 2010, la economía china ya era más grande que la japonesa
y en el 2018 muchas de las marcas chinas comenzaron a superar a las de su
contrincante asiático y se preparaban para superar a su contraparte
norteamericana. Todo un cambio de equilibrio de balanza comercial,
tecnológica y sobretodo de propiedad de los principales activos intangibles:
las marcas.
Siempre hay la posibilidad de conseguir los planos, sumar a las filas al mejor
ingeniero o contratar a los mismos consultores que diseñaron el proceso.
En un mundo de información abierta, no hay forma de ocultar nada bajo
una piedra o una hoja marchita. En el siglo XXI no hay nada oculto en ningún
lugar donde alguien no lo pueda encontrar. El conocimiento es de todos, de
la misma manera que la posibilidad de igualar, copiar o imitar. La tecnología
está a disposición del que tenga el dinero para invertir en ello. Los procesos
son vendidos y dispersados por consultores apátridas, sin bandera o
patente de corso que venden técnicas a competidores directos que pagan
millones pensando beneficiarse ilusamente de alguna ventaja competitiva
adquirida al contratarles. Nada más falso y más lejanos, ya que vivimos en
una realidad de conocimiento compartido y permeable. Como comenta
Elena Alfaro: “Lo que está claro, es que ofrecer calidad ya no es suficiente
para tener éxito. En un entorno cada vez más rápido y complejo es
fundamental entender cómo las percepciones desencadenan emociones y
sentimientos en las organizaciones y cómo éstos tienen efectos directos en
los resultados obtenidos. Es necesario no perder la referencia de que los
clientes y empleados son personas con posturas y motivaciones tanto
conscientes como subconscientes, para poder conseguir recomendaciones,
referencias e incluso la repetición y defensa a ultranza de las marcas y
compañías.”
Las actividades y comunicación pasan del “yo digo” al “tú haces” de modo
que las personas son las que experimentan los hechos. Esto va a impactar
en la forma en que nos perciben y en cómo reaccionan a nuestros
posteriores motivadores de compra. Siiri Same citando a “Clow y Baack”,
comentó que “las experiencias pueden resultar en cambios en actitudes o
comportamientos.” La actitud del consumidor consiste en los siguientes
tres componentes:
La secuencia más común que sucede cuando se forma una actitud es:
cognitiva, afectiva y luego conativa.” De esta manera las respuestas
positivas en este proceso conllevan a una predisposición en igual sentido
hacia nuestra marca. Si nuestra marca es amada (afectivo) en algún
momento se convertirá en una compra o recomendación para ser
comprada (conativo).
“Las cosas no se dicen, se hacen,
porque al hacerlas se dicen solas”.
Woody Allen
Del producto al sentimiento
Entonces, ahora nos falta completar el camino más difícil que es pasar del
concepto a la acción. Muchas ideas bonitas se quedan sólo en eso: ideas;
sino las convertimos en un plan de implementación. Por lo que este tramo
es vital para lograr construir marcas que conecten emocionalmente con las
personas. Pero, ¿cómo hacerlo de forma ordenada y metodológica? Pues
aquí comenzamos el viaje hacia la parte inicial de nuestra etapa final que es
la metodología del marketing experiencial.
El marketing experiencial tiene un poder especial: “hacer que las personas
sean las que hagan cosas de modo que los productos no tienen que hacerlo
o decirlo por sí mismos”. Pero este pequeño cambio en ejecución significa
un gran cambio mental para los antiguos gerentes de marcas quienes aún
llaman a las personas: “consumidores”, como si fueran fieras enjauladas en
un zoológico a las cuales hay que tirarles un pedazo de carne y alimentarlas
para que “consuman”.
Los impactos llegan y fluyen a nuestro interior sin que podamos ponerle
advertencias o filtros de protección. Una vez que la información nos llega,
ingresa a nuestro cuerpo siendo procesada por el cerebro que la verifica y
compara si ha existido alguna variación en el entorno que nos deban poner
en alerta. Todo esto pasa en microsegundos y es un proceso natural de
aprendizaje, reacción y defensa. Las emociones son generadas cuando
existen cambios en las condiciones precedentes comparadas con las
actuales para determinar si nos generarán beneficio o un daño. La
sensación es algo corporal que conecta lo emocional de forma inmediata.
Las marcas para relacionarse con las personas crean experiencias positivas
en contextos controlados. Pequeños detalles agregados en el proceso de
experiencia hacen grandes diferencias. Estos pueden ir desde factores
aparentemente imperceptibles como una sonrisa, saludar por el nombre o
colocarlo en un vaso, la temperatura del local, la altura y textura de la mesa,
la rapidez de atención, etc. Todo detalle suma en esta relación emocional
positiva para permitirnos convertir esta relación en un romance entre
marca y persona.
Lo que aprendamos de nuestras experiencias pasarán a formar parte de
nuestra reacción (movimiento) frente a hechos futuros. Por eso una
persona que tenga sentimientos positivos hacia una marca, la preferirá por
sobre cualquier oferta transaccional que le sea presentada. Snakers &
Zajdman en el 2010 definieron al marketing experiencial como una nueva
manera de hacer que los clientes vivan una experiencia a través de la
creación de emociones. Por lo tanto, tiene como objetivo crear emociones
en los clientes para que disfruten una experiencia afectando su actitud y
comportamiento como compradores.” Por eso, una marca que ha generado
sentimientos positivos en las personas no solo será deseada y preferida,
sino además será defendida más allá de la parte racional.
Los productos que han tenido más éxito en sus campañas comerciales son
los que han apostado sinceramente por crear experiencias positivas en sus
usuarios. Las marcas de más éxito han convertido la experiencia en parte
de su ADN y están presentes en cada acción que hacen, cada comunicado
que generan y cada producto lanzado. Las personas hoy detectan más
rápido lo superficial y bloquean mentalmente las campañas comerciales.
Parecen pensar: “Yo quiero comprar, pero no quiero que me vendan”.
1) Los clientes hay que seducirlos, los fanáticos vienen por si sólos.
2) Los clientes te dan su dinero, los fanáticos te dan su corazón.
3) Los clientes buscan rebajas, los fanáticos buscan un buen trabajo.
4) Los clientes se quejan, los fanáticos perdonan.
5) Los clientes critican, los fanáticos nos hacen publicidad.
6) Los clientes cambian, los fanáticos permanecen.
7) Los clientes se compran, a los fanáticos se les conquista con un buen
trabajo, con pasión y con experiencias positivas.
No hay nada más beneficioso que ir conquistando fanáticos para nuestra
marca a lo largo del tiempo. Los fanáticos los sumamos de uno en uno. Esa
conquista es personal e individual, y la herramienta para hacerlo es un
contacto sincero, relacionamiento en el tiempo con experiencias positivas.
Es un relacionamiento público a nivel micro con nuestro cliente.
De consumidores a influenciadores. -
Parece que la palabra “influenciador” se ha puesto de moda últimamente y
que todas las marcas quieren tener más personas que se identifiquen y
hablen bien de ellas. Esto más que una moda pasajera u obra de la
casualidad, es una tendencia causada por el nuevo poder que tienen las
personas al ser receptores activos y productores omnipresentes de la
comunicación. Como explica el artículo de la revista gerente.com: “Según
una encuesta realizada por Nielsen, el 83% de los compradores confía en la
recomendación de otras personas. Por eso el papel de los influenciadores
en el marketing digital, cada día cobra más importancia. Recientemente, la
Red Internacional de Relaciones Públicas (IPRN) realizó una encuesta a sus
miembros para descubrir la forma en la cual las marcas pueden aprovechar
este vínculo en todo el mundo donde los expertos de marketing digital han
recalcado la trascendencia de saber elegir un influenciador con el que se va
a trabajar en la campaña, “no solo se trata de seleccionar alguien con
muchos seguidores sino se debe analizar la empatía que genera en sus
seguidores”, afirma Susan Rodríguez de High Results en Colombia.”
Nos gusta ser el centro del universo y por eso nos satisface ver nuestro
nombre en Facebook, Instagram y hasta en las tazas de café. Posiblemente
recién estémos tomando conciencia de este hecho. ¿Cómo nos cae que nos
“etiqueten en una foto”? ¿Cómo nos gusta el ser mencionado en una
historia? ¿Cómo sentimos ese poder de aprobación para que sea publicado
nuestro nombre? ¿Cómo nos sentimos al darle un “like” o un “corazón” a
las personas que creemos que se lo merecen? No hay nada más parecido a
una sensación de un Cesar romano levantando el dedo para que el
gradiador muera o le sea permitido seguir viviendo.
Starbucks entendió muy bien ese genoma emocional de reconocimiento de
la persona del siglo XXI y sobre el cual construyó un imperio sobre algo tan
simple como la venta de café. Es que ellos no venden café, ofrecen
reconocimiento a las personas. Ese nombre escrito, muchas veces hasta
mal deletreado, es nuestro nombre, y nos agrada seguir a quien lo reconoce
como importante. Las personas caminan con su vaso en la mano por horas
en la calle, llegan a su oficina y lo dejan encima de su escritorio, lo muestran
a todos. ¡Por supuesto que lo van a hacer! Les ha costado cinco dólares el
vaso y además tiene su nombre escrito en él. Nadie se deshace de su
nombre tan fácilmente. En esta era del reconocimiento todo gesto, por más
superfluo que parezca, genera en nuestro inconciente una sensación de
bienestar impulsando esa hormona llamada oxitocina que Marcelo Ghio
explica en su libro y que en los niveles correctos en la sangre mejoran la
capacidad de los individuos para confiar unos en otros. La empatía, el
respeto y la alegría conforman el eje emocional que contribuye, en cierta
medida, a la prducción de oxitocina. Alguien nos conoce y nos llama por
nuestro nombre, sabe quienes somos y además nos sonríe. Nos hace sentir
bien y esto nos lleva a ser recíprocos con la persona o la marca que genera
esta emoción. Está grabado en nuestro subconsciente primitivo como parte
de nuestras defensas que ayudan a la supervivencia como especie. Parece
que alguien nos está hablando al oído susurrándonos: “Lo ves, eres especial.
Yo sabía que este lugar te tomaba en serio y te considera una persona y no
sólo como un número.” De pronto estamos más cerca, necesitamos más de
esa sensación y nos encontramos inconscientemente regresando por una
nueva dosis de “reconocimiento.” Así de fácil puedes lograr que una
persona se enamore de ti. Sólo entrega reconocimiento en grandes
proporciones, de forma sincera y personal. Haz sentir a las personas que
“Te interesan, importan y son especiales”. Ese “Tú me interesas, tú me
importas y tu eres especial” lo veremos en detalle en los capítulos
posteriores.
Siguiendo con el ejemplo del restaurante, al ver ver que había copiado su
plato bandera, el dueño del restaurante original diseña una nueva
estrategia: “diferenciarse por el servicio y no sólo por el producto”.Para
esto, elabora un plan de servicio, entrena a los mozos, las cajeras y al
recepcionista. Todo es un éxito en el corto plazo y recupera su prestigio y
aumenta nuevamente sus clientes.
Al frente estaba el otro dueño, viendo que ya no era suficiente tener sólo
un buen plato (producto) sino que había otro elemento importante llamado
“servicio”. Primero intentó copiarlo, entrenando a su personal pero
finalmente decide que era más fácil tentar al equipo de expertos de su
competidor para que trabaje con él. Un día, al final de la tarde, se paró
frente del restaurante y, como hizo con el Chef, llamó a cada empleado
ofreciéndole más sueldo por pasarse a sus filas. La mitad de los mozos
accedieron a la mejor propuesta y de esta manera logró nivelar
rápidamente el servicio que lo había puesto en desventaja.
Por más que nos parezca una actitud poco ética en este tipo de accionar
podemos sacar una moraleja de la historia: “Todo producto y servicio
pueden ser copiados o comprados rápidamente” La diferencia en producto
o servicio siempre serán una ventaja competitiva temporal.
Esa acción llamada “magia”, donde logramos crear una experiencia que
sorprende, genera una emoción en las personas. Un mago hace participar,
involucra, conecta y convierte a su audiencia en un elemento activo de todo
ese proceso. En este sentido, marketing experiencial es parecido a la magia,
con el requisito adicional de la necesidad de construir valor para la marca.
Este “hacer sentir” a las personas genera situaciones inolvidables tal como
la poetisa Maya Angelou resumió muy bien: “La gente olvidará lo que has
dicho, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo
las hiciste sentir.” No importa lo que digas o hagas, siempre que logres
impactar haciendo sentir emociones positivas en las personas. Si a las
personas las tratas como transacciones, ellas te tratarán como un
desconocido. Si las tratas como personas, ellas te trataran como un eterno
amigo.
1) Tú me importas.
2) Tú existes.
3) Tú eres especial.
Tú me importas
¿Cuántas veces hemos estado parados, esperando frente a una ventanilla
de un banco, llamando frustantemente a una empresa de telefonía o
girando en círculos ante una gestión estatal? Recordemos, ¿Cuál fue
nuestro sentimiento más allá de la atención que recibimos?
Muchas veces nuestra frustración y enojo (emociones) no se generan por el
tiempo de espera o mala atención sino porque comenzamos a sentir que
“no les importamos”. No hay nada peor para una persona que una empresa
le grite en la cara: “¡Tú no me importas!”
¿Cómo podemos hacer sentir a nuestros clientes que les importamos? Esta
es la primera pregunta y clave para crear una estrategia de marketing
experiencial. No se trata de pensar creativamente en que actividad
promocional podemos hacer para volverla viral, se trata de pensar
sinceramente en nuestros clientes como personas. Recordemos que
marketing experiencial esta siempre primero la persona y luego la
transacción, lo que se traduce en un: “!Tú me importas!”
1) Tú me importas
2) Tú existes
3) Tú eres especial
Estas cuatro etapas consecutivas son parte del plan comercial integrado
que incluye transversalmente a todas las áreas comerciales de la empresa.
Las secciones tienen que trabajar en conjunto y mantenerse sincronizadas
para asegurar el cumplimiento de nuestros objetivos. No importa si el
vigilante es de una empresa tercerizada o que el personal de limpieza forme
parte del sindicato, cuando vemos el proceso como usuarios externos, no
nos interesa a que área pertenecen si es que representan a la misma marca.
Cada persona que se encuentra con una función dentro de las instalaciones
o portando el uniforme de la empresa, es una pieza clave del proceso de
excelencia en la experiencia usuario.
Excelencia en consumidor: de consumidor a shopper.
Todos asumimos el rol de “consumidores” de muchas marcas, inclusive si
no las hemos probado nunca. ¿Cómo puede ser esto? Por ejemplo,
conocemos las características de los coches Audi, Volvo, Mercedes o Nissan,
aunque posiblemente no los hemos manejado o comprado. Esto es normal
y sucede porque un grupo de personas (de marketing o publicidad) se
encargaron de comunicarnos sus atributos de marca por anticipado y por
esto para ellas en un sentido técnico somos potenciales “consumidores”.
En esta etapa nos toca maximizar la experiencia en rol de “consumidor”
para permitir un traspaso fluido cuando nos toque pasar a modo
“prospector”. El shopper es el prospector de compra, aquella personas que
aún no decide que va a comprar. Para hacer buen marketing de consumidor
debemos de entender también al shopper. Shopper marketing es como el
aterrizaje de un avión luego de un vuelo placentero. Ya hemos hecho el
mayor trecho del recorrido pero falta lo más importante que es poner las
ruedas en tierra. Las buenas intenciones en los negocios no bastan. Conocer
a las personas en su rol de consumidor, no basta.
Existe una secuencia de trabajo que nos puede servir para ordenarnos y
estimular al shopper. Aunque la secuencia puede variar dependiendo de la
complejidad de la situación, las siguientes son las etapas que tiene por
objetivo un sendero del shopper:
1.- Conociendo la marca.
2.- Reconocimiento el producto.
3.- Generando la necesidad.
4.- Persuadiendo del beneficio.
5.- Generando el deseo de compra.
6.- Aumentando la necesidad de compra.
7.- Comprando.
Un punto de interacción son las exhibiciones especiales colocadas en el
medio de los pasillos o cerca de las entradas. Si estamos fuera de las áreas
competitivas en precio tenemos una probabilidad mayor de mostrar otros
atributos o si estamos en zonas de transito podemos crear un impulso hacia
un producto no planificado. En cada una de estas etapas tenemos la
posibilidas de generar experiencias únicas, conectar emocionalmente y
sumar nuevos fanáticos a nuestras marcas.
Situación #1
Son las nueve de la mañana y es hora de abrir la agencia. El vigilante está
parado en la entrada y hace girar las dos puertas de vidrio para abrir el
lugar. Llegan los primeros clientes y toman asiento esperando que las cajas
inicien la atención y puedan ser atendidos. Ingresa, en ese momento, el
gerente de tienda, quien se dirige hasta su escritorio, al fondo del salón, y
saluda a su asistente que ya lo esperaba con las cartas para firmar. Luego el
ejecutivo saca una llave de su bolsillo, abre el escritorio y toma una cajita
con sellos. En la fila de atención ya hay cinco personas esperando mientras
que el operario termina de ordenar los documentos, levanta la mirada y le
dice: Buenos dias, ¿en que lo puedo atender?
Situación #2
Son las nueve de la mañana y es hora de abrir la agencia. El vigilantes está
parado al ingreso sonriendo y hace girar las dos puertas de vidrio de la
entrada central. Llegan los primeros clientes, son saludados amablemente
por quien los invita a ingresar y toman asiento esperando a que las primeras
cajas abran la atención. Entra también el gerente de tienda, quien se
detiene unos segundos en la entrada y saluda a Julio, el vigilante, por su
nombre y le desea un excelente día. El gerente camino a su escritorio saluda
también a los clientes que están sentados, diciéndoles: “buenos días,
bienvenidos al banco, las cajas 1 y 2 ya están atendiendo. Mi nombre es
Pedro y soy el gerente del banco. Estoy para atenderlos.” Camino a su
escritorio, observa que todas las luces esten encendidas, el sonido del
ambiente funcionando y el olor característico de la institución en el
ambiente (generado por un aromatizador automático colocado al final de
la sala). Saluda a sus asistentes con unas palabras, obsera que todo esté en
orden y se dirige a su escritorio para firmar los papeles del día. Una persona
pasa con una bandeja de caramelos y se los ofrece a los primeros clientes
que entraron a la institución. Los empleados siempre están atentos a que
el tiempo esperado por los visitantes siempre sea corto y su estadía
placentera.
Una actividad con poco alcance puede resultar muy costosa ya que el
percapita será alto. De no controlarse bien el grupo secundario, el resultado
del retorno de la inversión podría ser negativo - buen impacto pero muy
poco alcance. Por eso, un buen estratega de marketing experiencial
promocional busca la perfección en la ecuación entre ambos grupos.
Las marcas que sean más humanas, dejen a las personas ser el centro de las
actividades y generen más posibilidades de experiencias sumar
embajadores y fanáticos para su marca. Como explica Javier Velilla: “En
definitiva, las marcas poderosas deben gestionar la experiencia de sus
clientes desde una perspectiva integral fundamentada en cinco apartados:
formular un beneficio de marca en forma de idea-fuerza, desarrollar una
plataforma experiencial 360º, generar una marca capaz de acoger y
expresar esta idea, construir un tejido de interacciones con los clientes, y
por último innovar constantemente para asegurar la correlación entre
marca y experiencia en un entorno competitivo y cambiante.”
Las personas premian a las marcas que les hacen sentir que existen, son
importantes y les interesa su bienestar. Es un mundo nuevo donde a los
seguidores de nuestra marca se les conquista no con la billetera sino con
trabajo, dedicación y amor. Como explica Marcelo Ghio en su libro
Oxitobrands. “ La oxitocina (término que viene del latín y significa
“nacimiento rápido”) es una hormona que actúa como neurotransmisor en
el cerebro. Los niveles elevados de esta hormona en la sangre mejoran la
capacidad de los individuos para confiar en otras personas, influyendo en el
comportamiento. Inspiración. Respeto. Confianza. Amor. Valores humanos
proyectados a través de un intangible – la marca como entidad simbólica –
capaz de proponer una experiencia vivencial única a cada individuo,
adquiriendo de este modo un carácter que trasciende su función primaria.”
La experiencia Heineken. -
Heineken es una caso exitoso de marketing experiencial dirigido como parte
de una estrategia a ser relevante en el mundo digital. Su estrategia de
comunicación se basa en la suma de experiencias promocionales con las
que crea el contenido. Este es un buen ejemplo donde una empresa que
podría invertir en publicidad masiva tradicional – porque viene de ese
mundo – decide estratégicamente dirigir la creación de su contenido
basándolo en la experiencia de sus usuarios.
Heineken ha mantenido de forma estructural una estrategia de
comunicación basada en marketing experiencial. Este es un buen ejemplo
donde la estrategia de marca, contenido y de relación con los usuarios es
consistente, estratégica y exitosa en el tiempo.
Una de sus actividades, por ejemplo, es “La ruleta de las salidas” donde en
esta campaña reta a los viajeros a animarse a cambiar su pasaje por otro a
cualquier parte del mundo. Las personas deben de dejar su actual billete y
aceptar el reto de ir al lugar donde la ruleta les elija. La sorpresa de los
participantes es inmediata, el público sigue las reacciones en video y los
comentarios en redes son sobresalientes y amplificados. Este es un buen
ejemplo de conexión, participación, sorpresa e involucración con la marca.
Yo tengo el poder.
La palabra “control” se convierte en el factor clave del génesis de la
comunicación y comportamiento. Comprender esa tendencia, fue la base
de muchas nuevas y exitosas empresas del siglo XXI. Podemos ser
millonarios sólo diferenciando dos conceptos: “moda” y “tendencia”. La
primera nos hará gastar dinero mientras que comprender la segunda nos
hará ganarlo. Quien pueda adelantarse a una tendencia y colocarse
anticipadamente en ese lugar, tendrá la oportunidad como si hubiese
comprado la lotería conociendo de antemano el número ganador. Accionar
a tiempo es mejor que reaccionar rápido con un minuto de retraso. La
preparación en bonanza es tan prioritaria como la acción rápida en tiempos
difíciles. Moverse rápido es adelantarse a los hechos y no sólo reaccionar
ante ellos. Reaccionar rápido ya es lento cuando la necesidad ha surgido.
Por eso la palabra “reacción” ya es un problema en sí misma. Ya no es
suficiente “reaccionar rápido”, ahora debemos de “accionar
anticipadamente.” Para no tener que reaccionar, es necesario sentir esa
actividad paranormal que es visualizar el futuro. Esta competencia es
necesaria en todo profesional y por eso hablamos de cambios, tendencias,
adoptadores tempranos e influenciadores. Para sobrevivir ahora, en lugar
de abrir el periódico de hoy, es necesario abrir el periódico de mañana. La
frase “El futuro es hoy”, parece ser tan trillada, simple, pero no deja de ser
cierta. Sin embargo, el riesgo para las empresas que no la ven, subestiman
o se resisten al cambio es que tengan que poner otra frase similar en alguna
parte de su informe por quiebra; y esta frase podría ser: “El futuro fue ayer”.
1) Control de la cantidad
2) Control del momento
3) Control de la calidad
4) Control de la experiencia
Pocos años antes de la llegada del siglo XX, los inventos surgían por cientos
ante los ojos de la humanidad, sorprendiéndolos y cambiándoles la forma
en que observaban sus vidas. Por eso Antoine Lumière, sumergido en esta
euforia colectiva, deseaba algo distinto para sus hijos por lo que los inscribió
en el liceo técnico La Martinière, donde adquirieron un sólido aprendizaje
científico. De ese modo, sumaron a la iniciativa de su padre y a su
creatividad, los conocimientos técnicos que le permitieron convertir sus
ideas en realidad. De esta manera y basados en sus investigaciones,
descubrieron la fotografía instantánea en el año 1881 que modificaron
luego convirtiéndola en lo que sería su mayor patente ya en el año 1895: el
cinematógrafo.
“Hoy la construcción
de marca está más relacionada con la empatía
que con la capacidad de gritar sus atributos.”
Por el lado de las empresas, las marcas aprenden rápidamente a ser menos
egocentristas y a hablar más de los otros que de ellas mismas. Esto las obliga
a conversar más que a sólo a hablar y permitir que la experiencia de las
personas sea la que tenga la prioridad. Hoy la construcción de marca está
más relacionada con la empatía que con la capacidad de gritar sus atributos.
Historias para contar compromisos y no sólo comunicación para contar
atributos. En este sentido las plataformas contextuales cobran fuerza y
relevancia para nuestras estrategias de marca y para lo cual tenemos que
estar preparados.
De la estrategia al plan
La estrategia define el camino que nos llevará a nuestro objetivo (el cómo)
mientras que el plan detalla cada una de las acciones que realizaremos
(que, donde, quien, cuando y cuanto). Este plan siempre deberá estar
escrito y nunca debe de quedar en la mente flotando a merced de la
intencionalidad de la intuición o creatividad. Nunca los detalles de un plan
se dejan al azar, a la suerte o a la improvisación de alguien.
Cuando elaboramos la estrategia, conseguir los insights de las personas es
clave para encontrar la oportunidad buscada. Si no conocemos los insights
podríamos estar tirando millones de dólares de nuestro presupuesto sin
resultados óptimos. Las buenas marcas invierten dinero y obtienen
resultados; las malas marcas simplemente hacen bonitas presentaciones.
Cada experiencia positiva que generamos en las personas nos acerca más a
conectar emocionalmente con ella. Para esto, se requiere de un plan
estratégico para ser eficiente. La generación de la estrategia se basa en un
proceso que tiene cinco etapas. Estas etapas de la planificación estratégica
son: 1) La ubicación de los hechos, 2) La determinación de las situaciones,
3) La detección de las oportunidades, 4) La priorización de las
oportunidades, 5) La definición de la estrategia. Este tipo de planificación
estratégica la realizan empresas como Nestlé, Toyota, BMW, Tesla, Coca
Cola, Nestlé entre otros. Es una metodología que se adapta a todo tipo de
organizaciones como financieras, de consumo masivo o de cualquier tipo
de servicios.
Cuentan las historias sobre Walt Disney que se le veía caminar por el parque
de diversiones recogiendo los papeles del piso y colocándolos en basureros.
También cuentas sus colaboradores más cercanos que en las noches
recorría con una brocha de pintura las instalaciones retocando lo que se
había manchado para que al día siguiente todo esté listo y perfecto para
cuando ingresara nuevamente el público. Walt Disney era un buen líder que
predicaba con el ejemplo. Esas acciones realizadas día a día se convertían
en un hábito en el equipo que progresivamente se solidificaban en forma
de cultura. Como el mismo Disney decía: “Nuestros sueños pueden
convertirse en realidad si los deseamos tanto como para ir tras ellos.”
Dentro del servicio también está la parte sensorial como son: olores,
temperatura, iluminación, facilidades, comodidad, sonidos, etc. ¿Hay aire
acondicionado en nuestros locales? ¿Cuáles son los olores en los baños? ¿Es
la iluminación la correcta si las personas quieren leer? ¿Está el sonido bien
graduado para los que desean conversar? ¿Hay música para los que desean
escuchar?
Sección 9: Personas:
Finalmente, en esta sección colocamos nuevamente a las personas como
centro de nuestra actividad. Aquí detallamos cuales son las emociones que
queremos causar y que pensarán cuando nos recuerden luego de
implementar nuestro plan. Las preguntas de esta sección pueden ser: ¿Qué
pensarán las personas de nosotros? ¿Qué deben de sentir hacia la marca de
aquí a cinco años? ¿Qué características tienen las personas que son
nuestros fanáticos de marca? ¿Por qué nos recomendarían a otras
personas? Etc.
En esta matriz EIE colocamos sirve para colocar todo de forma explícita,
escrita y ordenada. Mi consejo es ser lo más detallado posible para que nos
permita generar el aprendizaje en base a la comparación. Es un proceso
simple pero que requiere mucho trabajo de investigación para lograr
información de calidad que sea útil.
Nada está aislado, y cada pieza que conforma este nuevo mapa de
herramientas de marketing son consecuencia de una evolución del hombre
y la sociedad, así como de rol que nos toca seguir como constructores de
marcas. Debemos de comprender y adaptarnos a este nuevo entorno. El
mundo es simple, si lo observamos correctamente quitándonos los
prejuicios y paradigmas del pasado. Como dijo Alvin Toffler: “es momento
no solo de aprender sino además de desaprender y reaprender.
Gilmore, J. and Pine, J. B. II. (2002), “Customer experience places: the new
offering frontier”, Strategy and Leadership, 30, 4-11