La Esquizofrenia (EQZ) es un trastorno mental grave que afecta a más de 21 millones
de personas en todo el mundo. El 1% de la población mundial sufre esquizofrenia y se calcula que en el país hay unas 50.000 personas con esquizofrenia a partir del porcentaje establecido por la OPS para la población mundial que es entre 1% y 1,5%. La evaluación del psicólogo forense según Ávila Espada (2004) se centra en la evaluación de la existencia de determinados déficit básico (los del desarrollo; episódicos o crónicos): neurobiológicos, psicofisiológicos, intelectuales, de personalidad, motores. La evaluación de procesos cognitivos y afectivos, con el objeto de valorar la capacidad que el sujeto tiene de reconocer y comprender la significación de las propias acciones (consciencia), lo que supone la evaluación de todas las alteraciones del procesamiento cognitivo determinadas por: alteraciones de la percepción, alteraciones de la atención (déficits atencionales), alteraciones de la memoria, alteraciones del razonamiento, alteraciones del pensamiento (juicio de realidad), alteraciones del lenguaje, trastornos psicóticos, trastornos de la personalidad. La esquizofrenia es un trastorno mental grave que supone la alteración de la percepción, el pensamiento, los afectos y la conducta. Seguidamente están, los trastornos psicóticos relacionados (trastorno esquizofreniforme, trastorno esquizoafectivo, trastorno delirante, trastorno psicótico breve, trastorno psicótico compartido, trastorno psicótico compartico, trastorno psicótico inducido por sustancias, trastorno psicótico no especificado) que se caracterizan principalmente por presentar síntomas psicóticos y a menudo síntomas negativos y deterioro cognitivo. ¿Qué es la esquizofrenia? Los trastornos esquizofrénicos son afecciones mentales con tendencia a cronicidad (es decir, se trata de padecimiento crónicos). Además de que deterioran el funcionamiento global de la persona, se caracterizan por síntomas psicóticos, que incluyen alteraciones del pensamiento, emocionales y conductuales. Entre los síntomas que se presentan en la esquizofrenia y, por lo tanto, característicos de las enfermedades psicóticas, se encuentra una gran distorsión de la realidad, junto con trastornos del lenguaje y comunicación, disminuyendo la interacción social. Otros síntomas frecuentes en la esquizofrenia son: apatía, confusión, delirios, alucinaciones, lenguajes extraños. Las conductas del paciente se toman extrañas, se observa aislado y su comportamiento es regresivo y cambia rápidamente su estado emocional. LOS TRASTORNOS PSICÓTICOS: Trastorno esquizofreniforme Su duración de los signos prodrómicos, agudos y residuales son menores a seis meses, pero, mayores de una semana 107. Es importante diagnosticar la falta de deterioro en la actividad diaria del paciente. Para el objetivo de lograr un mejor diagnóstico, utilizamos las siguientes especificaciones: Inicio de síntomas psicóticas acusadas en las primeras cuatro semanas del primer cambio. Importante del comportamiento a lo largo del episodio psicótico, buena actividad social y laboral. Trastorno esquizoafectivo Se desarrollan en un conjunto de manifestaciones psicóticas. Este trastorno es un periodo continuo de enfermedad durante el que se presenta, en algún momento, un episodio depresivo mayor, acompañado de síntomas que cumplen los criterios de la esquizofrenia. Trastorno delirante Los síntomas predominantes de esta afección son delirios persistentes, no extraños, con deterioro mínimo de la función diaria, Las actividades intelectuales y ocupacionales son alteradas en poco grado, mientras que el funcionamiento social y marital tiende a deteriorarse. Este trastorno se caracteriza por la presencia de una o más ideas delirantes que persisten durante al menos un mes. Trastorno psicótico breve Este trastorno psicótico breve es la presencia de una alteración de comportamiento con un inicio súbito de por lo menos uno de los siguientes síntomas psicóticos positivos: Ideas delirantes Alucinaciones Lenguaje desorganizado Un episodio de esta alteración puede durar, por lo menos, un día. Estos trastornos son la consecuencia de estrés psicológico. La duración de los síntomas patológicos, agudos y residuales son menores de seis meses ero mayores de una semana. Trastorno psicótico compartido La principal característica, consiste en una idea delirante que se desarrolla en un sujeto implicado en una relación estrecha con otra persona, quien padece un trastorno psicótico con ideas delirantes. Las creencias delirantes generalmente incluyen ideas relativamente extrañas, ideas congruentes con el estado de ánimo u otras ideas. El caso primario es que domina en la relación y gradualmente, impone el sistema delirante a la segunda persona, más pasiva e inicialmente sana. Trastorno psicótico debido a una enfermedad médica La característica de este trastorno es la presencia de alucinaciones e ideas delirantes que se consideran debidas a efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica. En la historia clínica, la exploración física o los hallazgos de laboratorio deben existir pruebas de que las ideas delirantes son efecto directo de una enfermedad. La alteración no ha de explicarse mejor por la presencia de cualquier otro trastorno mental. Trastorno psicótico inducido por sustancias Se caracteriza por la presencia de alucinaciones o ideas delirantes que se consideran efectos fisiológicos directos de alguna sustancia, ya sea por intoxicación o por abstinencia de la misma. Las sustancias que pueden provocar son: Drogas Medicamentos Exposición a algún toxico Trastorno psicótico no especificado Se incluyen síntomas psicóticos como: Ideas delirantes Alucinaciones Lenguaje desorganizado Comportamiento catatónico Sobre estos no se dispone de una información adecuada para establecer un diagnostico especifico. Se incluyen padecimientos que presentan informaciones contradictorias, o trastornos con síntomas psicóticos que no cumplen los criterios para alguno de los trastornos psicóticos específicos. CONCLUSIÓN Por desgracia, este es un problema actual, que tiene consecuencias tanto individuales como sociales y por ello, tanto los pacientes, como sus familiares y su entorno, sufren las consecuencias de un trato discriminatorio con más frecuencia e intensidad. Se debe en muchos casos a la aparición de patologías concurrentes, cuya prevención, diagnóstico y tratamiento se ve dificultada por el hecho de padecer una enfermedad mental.