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Morgan
● se presenta una mirada negativa de parte del autor al concepto de soberanía popular y representación:
ficción de la representación.
● Mientras las acciones de un rey era respuestas al mandato de Dios, ¿a quienes le responden los
miembros de un parlamento más que a sus propios intereses?
La historia de la soberanía popular (Ej.: Inglaterra/ EE. UU.):
La soberanía popular en Inglaterra y EE. UU. viene funcionando hace siglos a través de parlamentos.
¿Dónde empezó la misma en Inglaterra? Comenzó en el siglo XIII como un modo de asegurar o facilitar, y
finalmente de obtener, el consentimiento al gobierno del rey. El rey convocó a representantes de condados y
municipios para acudir a su Parlamento provistos de plenos poderes legales a fin de comprometer a sus
electores a aceptar los impuestos o las leyes que aprobaran. Los poderes de representación tenían que ser
totales (plena potestas), de manera que ningún representante pudiera alegar que debía regresar y consultar a
sus electores. Su consentimiento, dado en el Parlamento, debía ser tan pleno como si los electores hubieran
asistido en persona.
Fuera en Maryland o en Inglaterra o en cualquier otro lugar en el mundo anglo-norteamericano, cuando los
representantes dejaron de ser, como hasta entonces habían sido, meros apoderados de personas individuales,
las comunidades que ellos representaban fueron definidas geográficamente. Durante el siglo XVIII y XIX la
representación en Inglaterra y Norteamérica nunca se basó en otra cosa que no fuera comunidades
geográficamente definidas. Fue este factor el que les daba un componente real de representación y no una
ficción. Ejemplos:
La representación comenzó como una obligación impuesta desde arriba, y con el paso de los años,
especialmente en el siglo XVI, el rey o la reina ampliaron la obligación asignando representantes a nuevos
municipios, no porque los residentes lo exigieran, sino más bien porque caballeros rurales con poderosas
relaciones persuadieron al monarca para que concediera el voto a municipios donde podían estar seguros de
controlarlas elecciones. Para el siglo XVII la definición geográfica local de la representación se había
convertido en un ingrediente esencial de ella, de la misma manera que la representación se había vuelto un
ingrediente esencial del gobierno inglés.
Tan pronto como los representantes empezaron a hacer leyes y políticas para una sociedad más amplia que
aquella a la que sus comunidades pertenecían, no dejaron de ser súbditos, pero sí dejaron de ser meros
súbditos. De la misma manera, aunque no dejaron de ser agentes de las diferentes localidades, sí dejaron de
ser meramente eso. Al hacer política para un cuerpo más grande, tuvieron que pensar en otros términos
diferentes de los de las necesidades y deseos de sus localidades; compartían la autoridad real, tenían que
pensar a la manera del rey, tenían que pensar para la nación en lugar de para su localidad. Esto representaba
una transformación en el significado de la representación.
Parlamentos:
Los componentes claves son que estos representar una unidad geográfica, deben ser elegidos, y el
representante debía ser un súbdito del gobierno. Aunque no todos los ciudadanos tenían derecho a voto, este
tampoco era necesario para validar el parlamento. Lo único fundamental era que el representante tenía que
representar al pueblo de un lugar determinado; este dejaba de representar cuando perdía su identificación
local. Una asamblea representativa tenía que ser constituida. Tenía que estar compuesta por las partes del
todo. Los representantes estaban ahí para dar o negar el consentimiento de sus condados o pueblos o distritos
particulares a lo que los gobernantes hicieran.
El poder mismo que se requería que una comunidad local otorgara a su representante abría el camino para
que ese representante se elevara por encima de la comunidad. El rey requería que la comunidad local le
otorgara plenos poderes (plena potestas) para actuar en nombre de ella de manera tal que sus habitantes no
pudieran repudiar sus acciones si no les gustaba lo que él hacía. Además, las personas seleccionadas por una
comunidad para que la representaran en el Parlamento pertenecían desde el principio al grupo de los que
podían conseguir el asentimiento de esa comunidad en virtud de su propio poder y prestigio. El carácter de
súbdito más que de gobernante del representante fue, pues, un tanto dudoso desde el principio.
Problema principal de un parlamento: el conflicto posible entre los intereses locales y los nacionales es un
recordatorio de que el gobierno representativo, para que funcione, para acallar el conflicto dentro de la
ficción, requiere que las diferentes comunidades representadas puedan y quieran la mayor parte del tiempo y
en la mayoría de los temas percibir sus propios intereses locales como involucrados con, si no idénticos a,
los intereses de la sociedad en sentido más amplio. Cuando la autoridad provenía del rey, el gobierno era
palpablemente algo distinto, una fuerza contra la que los representantes protegían a sus electores o a cuyas
acciones se sometían y hacían que sus votantes las aprobaran los representantes, tanto como aquellos a
quienes representaban, eran sujetos pasivos y no actores. Debido a que el monarca no era, con seguridad,
geográficamente parcial, había menos necesidad de que en los gobiernos populares cada comunidad tuviera
sus propios representantes para proteger sus intereses especiales contra los de otras comunidades. Más bien
se necesitaba protección contra el peligro más general de un gobierno arbitrario por parte del monarca, y ésta
podía ser proporcionada con la misma eficacia por uno o por otro grupo de súbditos representantes. En las
colonias, donde la autoridad del rey estaba diluida por la distancia y los representantes eran, en
consecuencia, más poderosos (de hecho y no en teoría), había un poco más de preocupación respecto de
ampliar equitativamente la representación. Igualmente esta preocupación por ocupar los cargos se agudizo
una vez que la figura del rey fue eliminada. Así los representantes se volvieron seres activos, y sus papel
como súbditos disminuyo.
No existía un desplazamiento de la figura de Dios, si no que, aunque Dios seguía dando la autoridad al
gobierno, lo hacía a través del pueblo, y al hacerlo lo colocaba por encima de sus gobernantes. Esto en vez
de darle más autoridad al pueblo en sí la transfiero de la figura del rey a los representantes. El poder del
pueblo era el de elevar a sus representantes. La soberanía del pueblo podía ser usada para refrenar a los
pocos que gobernaban en el Parlamento, así como el derecho divino había sido usado para refrenar al rey.
Los levellers se rebelaron contra la desigualdad de distribución geográfica de las cámaras y su larga
extensión. Querían elecciones anuales y una asignación de escaños entre los condados de Inglaterra
proporcional a su población. La eliminación de la Cámara de los Lores, por cierto, habría impedido a los
rangos más altos de la aristocracia una participación automática en la autoridad política. Pero al proponer la
abolición de la Cámara de los Lores, los levellers no propusieron la abolición de la nobleza. Es más, no
querían provocaron ningún tipo de cambio radical dentro de la estructura social, ya que la soberanía popular
no lo necesitaba. Sí se requería, sin embargo, más que una reforma en la elección y la distribución de los
representantes en una Cámara de los Comunes más fuerte. Aunque la reforma de la Cámara de los Comunes
propuesta por los levellers apuntaba a permitirle hablar más sinceramente de lo que ellos consideraban la
voluntad del pueblo, nunca reclamaron, como hizo Henry Parker, que el Parlamento fuera "el pueblo"
mismo. Los levellers, efectivamente, habían identificado el problema principal de la soberanía popular, el
asunto de poner límites a un gobierno que hacía derivar su autoridad de un pueblo por quien sólo él, según
aseguraba, tenía el derecho de hablar.
Una vez que se admitió que había poderes que el pueblo no podía conferir a su gobierno, era natural
extender la limitación acerca de lo que el pueblo podía otorgar, así como limitar la amplitud de los poderes
que otorgaba o había otorgado. Los levellers proponían un “acuerdo del pueblo” que delimitaba más, que la
ya carta magna y a los miembros del parlamento en sus poderes.
El parlamento había reclutado al “Nuevo ejército modelo”, 1945. El éxito de éste fue instantáneo, y se llego
a pensar que representaba más al pueblo que el mismo parlamento. En la primavera y el verano de 1647,
cuando el Parlamento decidió disolverlo (por la falta de recaudación de dinero para sostenerlo), los soldados
reclutados formaron su propia organización para protegerse, eligiendo a dos "agitadores" de cada
regimiento. En junio los soldados asumieron un "Solemne Compromiso" de no disolverse hasta que sus
exigencias fueran satisfechas, y sus exigencias incluían no sólo el pago de sus propios sueldos atrasados,
sino también algunos de los cambios políticos que los levellers habían propuesto. El día que éste fue firmado
uno de los miembros del ejército secuestro al rey, para generar presión política, y así permitió que se
formara un “Concejo del ejército” que tenía aprobación popular. Así, el ejército, liderado por Cronwell, se
hizo cargo del gobierno y eran ellos quienes actuaban a través del parlamento (su escusa era controlarlos
para que se ejerciera el acuerdo del pueblo). El ejército había tomado el poder del parlamento, “para
defenderlo”, y éste había tomado su poder del pueblo; luego de oponerse a los monarcas. Según Segwick, un
integrante del ejército, este era el pueblo mismo, pero una parte seleccionada de él, ya que el pueblo en su
totalidad no era más que “un torpe montón”. Así, la autoridad del gobierno se alejaba cada vez mis de toda
verdadera designación por elección popular, y el pueblo tomaba una connotación negativa. Ya no se debía
confiar en él. Ya que no sabía qué era lo mejor para él, este se había tornado en una masa fácil de engañar.
Igualmente, los levellers no compartían esta opinión acerca del pueblo y continuaron insistiendo en un
Acuerdo del Pueblo, para ser implementado por el consentimiento expreso de los individuos en toda
Inglaterra y para ser tratado también corno un contrato entre los representantes y sus votantes. El ejército
ejecutó al rey y tomó el mando, así, yendo totalmente en contra de los ideales que habían planteado los
levellers.
APUNTES CLASE
La representación es un enigma, una especie de ficción, que está en el centro de la soberanía popular. La
ficción de la representación reemplazó a la ficción del derecho divino de los reyes.Este designio divino los
había más justo y más sabios, les daba ciertos atributos a los monarcas de gobernadores. Los dos enigmas
por el fondo tratan de responder cuestiones políticas de, ¿de dónde sale el poder?
Nuestra ficción, que a veces nos cuesta pensarla como ficción porque es actual, es la que el gobierno es el
pueblo. Esta ficción tiene en su centro el enigma de la “idea de representación”. No es lo mismo hablar de
soberanía popular (como ficción), de representación (como enigma), y de gobierno representativo (como
modelo institucional).
1- Soberanía popular: Se puede ejercer sin ningún representante (Ej.: pueblo chico)
2- Representación: La idea de representación es muy anterior en el tiempo a la idea d gobierno
representativo. ¿Por qué? A la palabra representación se le puede dar muchas definiciones, 1) llevar a
cabo los intereses de otro (se vincula con la idea de representante que debe seguir un mandato
preciso- instrucciones, y también con los propios interés del representante) y 2) la representación
como una obra (se vincula con la política, con los rituales políticos – elecciones, debates, en los
cuales el último acto es la votación)
● Intereses: puede haber representación de interese pero no se tiene muy claro de quienes son estos
intereses. Morgan muestra que las comunidades representadas en Inglaterra y en EE. UU. , en el S.
XVII, están definidas geográficamente, y por esto, NO se está hablando de los interés particulares de
un gremio, sino de los intereses de la comunidad definida geográficamente/territorialmente.
● Idea de instrucciones o mandatos: Se elige porque confió en lo que puede hacer y lo que quieren que
haga. ¿Por qué se elige a alguien y le daríamos instrucciones precisas sobre qué hacer? El contrarío
de esta idea sería que los representantes no tengan ningún mandato y haga lo que le parezca correcto.
- Las instrucciones precisas atan fuertemente al representante con el representado, le corta el
margen de acción, ya que el representante queda muy atado a los intereses de la comunidad a
los cuales representa. Si este no hace lo que se debe hacer lo pueden hacer.
- Morgan muestra este proceso de representación como idea propia de los representantes, esto
crean este concepto para poder despegarse del pueblo, hacer lo que quieran una vez que estén
al mando. Esto en el texto se muestra con Cook y Burke (“ya no represento solo a bristol,
sino a todo el imperio británico; por esto, ya no me pueden decir que hacer porque me
eligieron para que los represente” – esto muestra claramente el paso de la idea de
representación a la del gobierno representativo).
3- Gobierno representativo: Morgan dice repetitivamente que fueron los representantes quienes
inventaron ésta. Es una transformación en el tiempo o a su vez, un conflicto a través del tiempo de
dos ideas distintas de que es la representación (de a quien estoy representando): 1) a una comunidad
específica y 2) a toda una nación. Aunque las dos son ficciones, estas ficciones entran en tensión. Mi
comunidad me eligió para representar los intereses de la comunidad política más grande que absorbe
a todas las comunidades chicas; o la representación de específicamente aquellos quienes eligieron al
representante – de una comunidad geográfica. Entonces el enigma de representación es, a demás de
la idea de ficción, pensar ¿a quién se representa? Entonces, en uno de los conceptos quienes nos
representan ya no están marcados por mandatos precisos (instrucciones), o limitada por una
comunidad geográfica y sus intereses. Los representados deben pensar, para poder soportar esta idea,
que los intereses generales de toda la nación tendrán equivalencia con mis intereses propios (tercera
ficción). Además, para que la ficción no se rompa, los representantes deberán tener un doble rol,
cumplir sus intereses propios y alejarse de la comunidad y poder cumplir algunos de sus intereses
(volver) para poder ser reelecto y seguir gobernando.
Entonces, según Morgan, existe como base de la representación que el que gobierna con el tiempo se irá
alejando de sus representados. En resumen, todo este sistema de ficciones es el desarrollo de un argumento
para que los pocos convenzan (o engañen) a los muchos de que estos son los que gobiernan. Para el autor el
gobierno representativo se concibe como la base de la soberanía popular, pero en sus orígenes tiene un
elemento fuertemente elitista, ya que se confía en una elite más chica porque se conciben como mejores para
(…). Así, el gobierno representativo crea una pared entre ellos y el demos. Es más, cuanto más se afirma la
idea de gobierno representativo como algo alejado del pueblo, se empieza a describir al demos – a la masa
indiferenciada- con una connotación negativa. Se empieza a pensar que el demos no es bueno como un
vínculo directo con los representantes porque no son aptos para tomar buenas decisiones.
Morgan se pregunta acerca del elitismo de los representantes, y lo planteo como un gobierno de la
democracia. Este es un problema que se extiende desde el S. XVII hasta el S.XXI – los elementos elitistas de
los representantes los despegan del pueblo, los alejan de representantes de la gente y los acerca a
representantes de sus propios intereses.
2 reformas que tratan de arreglar las ideas de ficciones (pero no las arreglan en su completo):
1. Tipo de régimen el electoral (de listas o sistema bidominal por circunstripciones). La segunda
presenta un vínculo más cercano con el candidato que es elegido, mientras que en las listas solo se
conoce a quién las encabeza, los otros se pierden en el anonimato y se mueven con más libertas. Al
contrario, el candidato único hace un esfuerzo por mantener un vínculo con la comunidad, y el
pueblo sabe a quién se le atribuyen los meritos o los errores de la representación. Igualmente, el
segundo sistema debilita los partidos políticos; y la democracia sin partidos también se debilita.
2. Descentralizar la mayor cantidad de decisiones en distritos más chicos (a los municipios). Esto
acerca a los representantes con sus bases, igualmente los problemas más grandes lo sigue eligiendo el
organismo central. Así se delimita la distribución de poderes, y se reenvían decisiones a las
comunidades más chicas.
El segundo capítulo, el histórico, es una descripción de los problemas de la idea de representación; de los
discursos utilizados para justificarla. También se presenta la idea de los grupos revoltosos, los levellers, que
son quienes por primera vez traen una demanda de ponerle un freno al gobierno. Así, los levellers quieran
poner una carta de derechos, un acuerdo general del pueblo en papel, para poder utilizarlo como freno ante
la despegación de los gobernantes a los gobernados. Muestran los conflictos entre el rey, parlamento y el
ejército, y como cada uno de ellos querían ponerse como los representantes correctos. Ej.: “el parlamento es
el pueblo” “el ejercito es el pueblo” – NO decía que lo representaban, sino que lo eran. Esta es la misma
ficción que hace funcionar al sistema.