Una ventaja competitiva es una de las herramientas más utilizadas en el
comercio internacional, viene a ser la diferencia que pueden existir entre países desarrollados y no desarrollados, como, por ejemplo: recursos humanos, materiales y tecnológicos, que hacen la diferencia a la hora de producir un bien o servicio de calidad. Para Espinosa, R. (2017) nos dice que una empresa posee una ventaja competitiva cuando tiene una ventaja única y sostenible respecto a sus competidores, y dicha ventaja le permite obtener mejores resultados y, por tanto, tener una posición competitiva superior en el mercado. Existen multitud de fuentes para generar este tipo de ventajas, como por ejemplo la ubicación de nuestra empresa, la calidad, innovaciones en los productos que fabricamos, el servicio que ofrecemos o menores costes de producción entre otras. Así mismo Salón, S. (2018) nos dice que hablamos de la ventaja que una empresa, organización o persona tiene respecto a su competencia dentro de un mismo mercado. Esta ventaja competitiva sitúa a dicha organización en una posición de superioridad respecto al resto, otorgándole un puesto privilegiado en el mercado. Uno de los principales tipos de ventajas que rescato de este autor es la ventaja competitiva por diferenciación, ya que, en estos casos, la marca en cuestión adquiere una posición competitiva gracias a su especialización del producto. Por lo general, son productos de alta calidad y muy exclusivos, que hacen sentir al cliente que es afortunado por poder comprarlo. Porter menciono una frase que se relaciona con la ventaja competitiva, “si quieres liderar en costes, produce a bajos precios. Si quieres destacar por la exclusividad de tu producto, ofrece prestaciones que nadie más tenga.” Para Arturo, R. (2015) una ventaja competitiva es una ventaja en algún aspecto que posee una empresa ante otras empresas del mismo sector o mercado, y que le permite tener un mejor desempeño que dichas empresas y, por tanto, una posición competitiva en dicho sector o mercado. Algunos aspectos en los que una empresa podría tener una ventaja competitiva son el producto, la marca, el servicio al cliente, el proceso productivo, la tecnología, el personal, la infraestructura, la ubicación, la distribución, etc. Por ejemplo: contar con un producto o servicio difícil de imitar por la competencia, contar con un personal altamente calificado que hace a la empresa más productiva y eficiente, contar con una marca posicionada en el mercado, ser una empresa que se diferencia de las demás. Para Porter, M. (1991) nos dice ¿Por qué, en la competencia internacional, algunos países triunfan y otros fracasan? Quizá la clave ésta en la economía de un país, la pregunta formulada con mayor frecuencia en nuestros tiempos. En todas las naciones, la competitividad se ha convertido en una de las preocupaciones centrales del gobierno y la industria. Aun cuando se formule con frecuencia, resulta una pregunta equivocada si tiene por finalidad poner a la vista cimientos de la prosperidad económica de las empresas y las naciones. En vez de ello debe enfocarse otro tema, mucho más preciso: ¿Por qué un país se convierte en centro donde convergen competidores que triunfan internacionalmente en tal o cual industria? No escasean las explicaciones sobre porqué algunas naciones son competitivas y otras no. Hay quienes consideran la competitividad nacional como un fenómeno macroeconómico, movido por factores variables como los tipos de cambio, las tasas de interés y los déficits gubernamentales. En todo caso, ciertas naciones han disfrutado de un nivel de vida en rápido ascenso a pesar del déficit presupuestario (Japón, Italia y corea); a pesar de que han visto subir la cotización de su moneda (República Federal de Alemania y Suiza) o a pesar de haber sostenido altas tasas de interés (Italia y Corea). otros sostienen que la competitividad está en función de la mano de obra barata y abundante. Sin embargo, naciones como Alemania, suiza y Suecia han prosperado no obstante los salarios elevados y los largos periodos en que escasea la mano de obra. Las empresas japonesas han triunfado a nivel internacional en muchas industrias solo después de sustituir a muchos trabajadores recurriendo a la automatización. La capacidad para competir a pesar de los salarios altos, representa al parecer una meta nacional mucho más deseable. Según otro punto de vista, la competitividad depende de la abundancia de recursos naturales. No obstante, en épocas recientes las naciones que mayores éxitos han logrado en el comercio (entre ellas Alemania, Japón, Suiza, Italia y Corea) son países con recursos naturales limitados que necesitan importar la mayor parte de sus materias primas. Mas aún, en países como Corea, el Reino Unido y Alemania, las regiones pobres en recursos naturales son las que están prosperando. Porter. M. (2009) Nos dice que, “la prosperidad nacional se crea, no se hereda”. Las empresas logran ventaja competitiva a través de fomentar la innovación. Y su capacidad y empuje para innovar se ve afectada por los cuatro atributos que constituyen el “póquer de ases” de la ventaja nacional y que se reflejan en el rombo superior. Cada as del póquer se refiere a los factores esenciales para lograr el liderazgo internacional. El póquer actúa como un sistema: a menudo, el efecto de una carta depende del estado de las otras. Porter se basa en el análisis del rombo para presentar algunas de las políticas que el gobierno y las empresas deben seguir.
¿Qué es la ventaja comparativa?
La ventaja comparativa es una extensión de la teoría de la división del trabajo
de Adam Smith. Esta teoría fue ideada por David Ricardo en 1817 que trató de explicar las grandes ganancias que puede llegar a generar el libre comercio. Según esta teoría, aunque un país, dados sus recursos, capital, trabajadores y demás, no adquiera una ventaja absoluta en la producción del algún bien en concreto, le es conveniente especializarse en alguna producción y conseguir así que su desventaja sea menor. Igualmente, aquellos países con una ventaja absoluta en la producción de varios bienes deben especializarse en aquellos bienes cuya ventaja sea mayor. Así se conseguirá la ventaja comparativa. Es decir, se basa en la clásica teoría de la división del trabajo. En un mercado global, resulta mucho más eficiente para un país especializarse en una producción determinada, aquella en la que sea más productiva y comercializarla con el resto de países. Es decir, que, aunque sea productivo en varias actividades, le resulta más rentable especializarse en una determinada y adquiera la producción en otras actividades a través de otros países especializados en esas mismas. Para Diaz, T. (2018) En términos económicos una ventaja comparativa es la capacidad que tiene un país de producir determinados bienes de consumo con el menor coste de oportunidad respecto a otros países, que, aunque sí podrían producir el mismo bien, lo harían utilizando mayores recursos. Este concepto se basa por lo tanto en que cada país se especialice en la producción de aquellos bienes sobre los que tiene una ventaja comparativa, es decir, aquellos que puede producir con menos recursos, lo que favorece un crecimiento de la producción total. Además, al aplicar la ventaja comparativa a la producción, los países que comercializan entre sí obtienen también un mayor beneficio en esta comercialización de productos en los que están especializados. Para García, A. Menciona que la teoría de la ventaja absoluta, de Adam Smith, dice que un país debe especializarse en la producción y exportación de aquel bien que produce eficientemente (con menor costo), es decir, donde tenga una ventaja absoluta. De acuerdo con esta teoría, si un país tiene ventajas absolutas en todos los bienes, no habrá comercio. David Ricardo formulo su teoría de la ventaja comparativa como respuesta a la teoría de Smith. Esta teoría nos dice que así un país tenga desventajas serán menores, es decir, existirán ventajas relativas, o ventajas comparativas. El modelo Ricardiano se explica y se entiende mejor, por medio de los precios relativos de los bienes. Una diferencia en los precios relativos de los bienes entre dos países constituye la base de las actividades comerciales entre ellos con beneficios mutuos. Aquel país que tenga menor precio relativo de un bien (X) comparado con otro país, tiene ventaja comparativa en dicho bien (X) y por consiguiente debe especializarse en la producción y exportación del bien (X) de su ventaja comparativa. Para Gonzales, R. (2011) A finales del Siglo XVIII y principios del XIX, Adam Smith, primero, y David Ricardo, después, investigaron las causas del comercio internacional tratando de demostrar los beneficios del libre comercio. Smith sostenía que, con el libre comercio, cada país podría especializarse en la producción de aquellos bienes en los cuales tuviera una ventaja absoluta (o que pudiera producir de manera más eficiente que otros países) e importar aquellos otros en los que tuviera una desventaja absoluta (o que produjera de manera menos eficiente). Esta especialización internacional (o división internacional del trabajo) conduciría a un incremento de la producción mundial, el cual sería compartido por los países participantes en el comercio. Pero, ¿qué sucedería si un país no posee una ventaja absoluta en ningún producto? ¿cesaría, en tal caso, el comercio entre ellos? Esta cuestión encuentra solución en la teoría de las ventajas comparativas de D. Ricardo, que estableció que aun cuando un país tuviera una desventaja absoluta en la producción de ambos bienes con respecto al otro país, si los costes relativos (o coste de un bien medido en términos del otro bien) son diferentes el intercambio es posible y mutuamente beneficioso. La nación menos eficiente debería especializarse en la producción y exportación del bien en el cual su desventaja absoluta es inferior. Este es el bien en el que el país tiene ventaja comparativa. Así mismo Rothbard, M. (2012) nos dice que Incluso los críticos más hostiles del sistema ricardiano han concedido que David Ricardo al menos hizo una contribución vital al pensamiento económico y la defensa de la libertad de comercio: la ley de la ventaja comparativa. Al destacar la gran importancia de la interacción voluntaria de la división internacional del trabajo, los librecambistas del siglo XVIII, incluyendo a Adam Smith, basaron sus doctrinas en la ley de la “ventaja absoluta”. Es decir, que los países deberían especializarse en lo que sean más eficientes y luego intercambiar esos productos, pues en esos casos se beneficiarán las personas en ambos países. Es un caso relativamente fácil de argumentar. Hace falta poca persuasión para darse cuenta que EEUU. No debería dedicarse a cultivar plátanos, sino mas bien producir otra cosa e intercambiarla por plátanos cultivados en Honduras.
Conclusión
En conclusión, podemos mencionar que la ventaja competitiva incluye mucho
más que recursos materiales, viene a ser todo un proceso con calidad para generar un producto diferenciado haciéndolo más competitivo en los mercados y sostenible en él tiempo, cosa diferente seria la ventaja comparativa, y aquí podemos mencionar que el Perú solo posee esa característica, ya que solo exporta materia prima, como minerales, madera, hortalizas, tubérculos, etc. Por lo tanto, podemos mencionar que el gobierno tiene la responsabilidad de impulsar programas de industrialización para hacer que nuestros recursos sean procesados dándole un mayor valor en los mercados internacionales, terminando con esa brecha de subdesarrollo. Todo lo dicho se sustenta con trabajos y aportes de otros investigadores, dándole respaldo a mi hipotesis de trabajo.