En el ámbito de la psicología, el condicionamiento es la forma de imposición de
ciertas formas de control de estímulos, en pro de obtener incidencia sobre la
conducta final de los sujetos. Se trata, grosso modo, de una forma específica de aprendizaje y/o educación conductual.
Existen dos formas tradicionales de condicionamiento, de acuerdo al control
ejercido sobre el estímulo: el condicionamiento clásico y el operante.
El condicionamiento clásico, también llamado pavloviano en honor a su más
importante estudioso, Iván Pavlov, obedece a un patrón de estímulo-respuesta a partir del cual un sujeto es capaz de asociar un determinado evento con otro y por ende con una conducta esperada de él, por simple asociación de eventos en la memoria. El experimento más célebre de Pavlov consistía en alimentar a un perro sólo después de tocar una campana. Después de repetir numerosas veces este patrón, el perro ya salivaba en expectación de la comida venidera.
El condicionamiento operante, en cambio, parte del aumento o disminución del
estímulo determinado, en base a un patrón de castigo-recompensa. En lugar de la asociación de estímulos, este tipo de aprendizaje se basa en el desarrollo de nuevas conductas, a partir del refuerzo (positivo o negativo: recompensa o castigo) de las deseadas y no de las indeseadas. Su principal investigador, B. F. Skinner, utilizaba para explorarlo un ambiente libre de distracciones llamado caja de Skinner, en el que podía manipular la entrega de alimentos a los animales de pruebas.
Ejemplos de condicionamiento clásico
1. El timbre del receso, en los colegios, anuncia la llegada del receso. A fuerza de repetirse, los alumnos le asociarán a las sensaciones de libertad y reposo que experimentan en el recreo. 2. El plato del perro, donde se le pon