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GEORG TRAKL, EL PROFETA DE OCCIDENTE
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EL OTOÑO DEL HOMBRE SEÑERO
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DECADENCIA
" Al atardecer, tañen campanas a la paz,
Cuando sigo milagrosos vuelos de las aves
Que, como procesión piadosa, en largo haz,
Se pierden en claras, otoñales vastedades.
Vagando por el jardín crepuscular
Mi sueño va hacia sus más claros destinos
Y la manecilla siento apenas avanzar.
Así sigo, sobre nubes, sus caminos.
De decadencia el hálito allí me hace temblar.
El mirlo se queja en las ramas deshojadas.
Vacila roja vid en rejas herrumbradas,
Mientras, cual de pálidos niños corro mortal
Entorno a un brocal que gasta el tiempo, sombrío,
El viento inclina amelos azules en el frío. "
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LOS CUERVOS
Sobre el rincón negro acosa
de los cuervos la sombra a mediodía,
roza la cierva en agria gritería,
y suele verse cuán hoscos reposan.
Oh cómo inquietan la parda calma
en que un campo se extasía,
cual mujer que grave intuición cautiva;
y suele oírse cuando regañan
por carroña, que por allí han de oler,
y vuelven de pronto al norte el vuelo
y cual cortejo piérdense en el cielo,
en aires que tiemblan de placer
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EN UN ALBÚN ANTIGUO
" Retornas sin cesar, melancolía,
oh regalo del alma solitaria.
Arde hasta el final un día de oro.
El ser paciente se inclina humilde ante el dolor
resonante de armonía y tierno delirio.
¡Mira! Ya va oscureciendo.
Otra vez vuelve la noche y se lamenta un mortal
y hay otro que sufre con él.
Tiritando bajo las estrellas del otoño,
año tras año se inclina más profundamente la cabeza. "
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AL NIÑO ELIS
Se escucha un espino,
allá donde vuelan tus dos ojos de luna.
Ah, hace cuánto tiempo que eres de la muerte.
12
Versión de Helmut
Pfeiffer
QUIETUD Y SILENCIO
Pastores enterraron al sol en el desnudo
bosque.
Un pescador sacó
en su delicada red a la luna del lago helado.
En el azul cristal
habita el hombre pálido,
la mejilla apoyada en sus estrellas;
o inclina la cabeza en sueño purpúreo.
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Mi corazÓn en el ocaso
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CANCIÓN DE KASPAR HAUSER
y la alegría de lo verde.
y puro su rostro.
¡Hombre!
y su asesino lo asediaba.
15
Primavera y verano y el hermoso otoño del justo,
su paso silencioso
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Salmo
A Karl Kraus
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A un muerto prematuro
Oh, él ángel negro, que furtivo salió
del interior del árbol,
cuando éramos dulces compañeros de juego en la
tarde,
al borde de la fuente azulada.
Nuestro paso era sereno, los ojos redondos
en la frescura parda del otoño.
Oh, la dulzura púrpura de las estrellas.
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Verano
Al atardecer calla el lamento
del pájaro en el bosque.
Se inclina la mies,
la roja amapola.
Ya no se mueve el follaje
del castaño.
En la escalera de caracol
susurra tu vestido.
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SONIA
La tarde reina en el viejo jardín;
la vida de Sonia, calma azul.
Migran aves silvestres;
calma del desnudo árbol de otoño.
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PASION
Cuando Orfeo tañe la lira plateada
llora un muerto en el jardín de la tarde,
¿quién eres tú que yaces bajo los altos árboles?
Murmura su lamento el cañaveral en otoño.
El estanque azul
se pierde bajo el verdor de los árboles
siguiendo la sombra de la hermana;
oscuro amor de una estirpe salvaje,
que huye del día en sus ruedas de oro.
Noche serena.
Bajo sombríos abetos
mezclaron su sangre dos lobos
petrificados en un abrazo;
murió la nube sobre el sendero dorado,
paciencia y silencio de la infancia.
Aparece el tierno cadáver
junto al estanque de Tritón
adormecido en sus cabellos de jacinto.
¡Que al fin se quiebre la fría cabeza!
Pues siempre prosigue un animal azul,
acechante en la penumbra de los árboles,
vigilando estos negros caminos,
conmovido por su música nocturna,
por su dulce delirio;
o por el oscuro éxtasis
que vibra sus cadencias
a los helados pies de la penitente
en la ciudad de piedra.
23
Versión de Helmut
Pfeiffer
24
la casa silenciosa, las leyendas del
bosque,
medida y ley y senda lunar de los que mueren.
A los enmudecidos
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PRIMAVERA DEL ALMA
Grito en el sueño,
por calles oscuras avanza el viento,
del ramaje aflora el azul primaveral,
el rocío púrpura de la noche adviene
y alrededor se apagan las estrellas.
Verde amanece el río, plateados son los paseos antiguos
y las torres de la ciudad. Ah, la suave embriaguez
de la barca que se desliza y el oscuro cantar del mirlo
en jardines de la infancia. Ya se aclara el rosado velo.
Las aguas murmuran ceremoniosas.
Ah, las húmedas sombras de la pradera,
el animal que avanza; intenso verdor,
los ramajes floridos tocan la frente cristalina;
vívido balanceo de la barca.
El sol murmura sobre las nubes rosadas de la colina.
Grande es el silencio de los abetos,
las graves sombras en el río.
¡Pureza! ¡Pureza!
¿Dónde están las terribles veredas de la muerte,
del gris silencio pétreo, las rocas nocturnas
y las inquietas sombras? Radiante abismo del sol.
Hermana, cuando te encontré
en el claro solitario del bosque
era mediodía y vasto el silencio del animal;
blanca estabas bajo una encina silvestre
y florecía plateado el espino.
Poderosa la muerte y la llama que canta en el corazón.
Oscuras aguas rodean el juego de los peces.
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Hora de la desolación, silenciosa vista del sol.
Es un ser extraño el alma en la tierra.
Sagradamente anochece el azul sobre el bosque abatido
y repica una sombría campana en la aldea;
compañía apacible.
Sobre los pálidos párpados del muerto
florece el mirto silencioso.
Suaves suenan las aguas al declinar la tarde
y en la orilla verdea con intensidad la hierba,
fulgor en el viento rosado;
el dulce canto del hermano en la colina crepuscular.
Versión de Helmut Pfeiffer
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GRODEK
Al atardecer resuenan los bosques otoñales
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Trompetas
Bajo los sauces recortados, donde los niños marrón
están jugando
Y las hojas caen, el blow.A trompetas temblor
de los cementerios.
Banderas de cascabel roja a través de una tristeza de arce
los árboles,
Los corredores a lo largo de los campos de centeno,
molinos vacíos.
O pastores cantan durante la noche, y paso a los ciervos
delicadamente
En el círculo de su fuego, el dolor de Grove
inmensamente viejo,
Baile, que asoman de un muro negro;
Banderas de color escarlata, la risa, la locura, las trompeta
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HUMANIDAD
La humanidad antes de colocar artefactos explosivos,
Un redoble de tambor, frente guerreros oscuros,
Comenzó por la bruma de sangre, los anillos de hierro
negro,
La desesperación, la noche triste en el cerebro:
Aquí la víspera de la sombra, y el dinero de roja caza.
Las nubes, los saltos de luz a través del sacramento.
Vive en el pan y el vino un silencio suave
Y los que están reunidos en número de doce
Por la noche duermen en el santuario bajo las ramas del
olivo;
Santo Tomás mete la mano en Wundenmal.
Traducción de Rodolfo
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Modern
De profundis
Hay un campo de rastrojos donde una negra lluvia cae.
Hay un árbol pardusco que se yergue solitario.
Hay un viento susurrante que abraza las chozas vacías.
Que triste este atardecer.
De paso por el caserío,
recoge aún la dulce huérfana escasas espigas.
Sus ojos pacen redondos y dorados en el crepúsculo,
y su seno aguarda al prometido celestial.
Al regreso
hallaron los pastores el dulce cuerpo
descompuesto en el zarzal.
Una sombra soy lejos de lúgubres aldeas.
El silencio de Dios.
bebí en el manantial del bosquecillo.
Mi frente pisó un frío metal.
Arañas buscan mi corazón.
Hay una luz, que se extinguió en mi boca.
De noche me hallé en un páramo
lleno de inmundicias y polvo de las estrellas.
Entre los avellanos
Sonaban de nuevo ángeles de cristal.
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Infancia
Colmada de frutos de saucos, tranquila moraba la infancia
en una cavidad azul. Sobre un sendero desaparecido,
donde ahora silba pardusca la hierba silvestre,
medita el quieto ramaje; el murmullo de las hojas.
es semejante a cuando suena en las rocas el agua azul.
dulce es la queja del mirlo. Un pastor
sigue mudo al sol, que rueda desde la colina otoñal.
Un instante azul es sólo más fuerza del alma.
En el lindo bosque se muestra un temeroso venado,
y apaciblemente
descansan en el fondo de las viejas campanas y los
pueblos sombríos.
Más piadosamente conocés el sentido de los años
oscuros,
frescura y otoño en aposentos solitarios,
y en el azul sagrado siguen sonando pasos luminosos.
Levemente cruje una ventana abierta. A llanto
mueve la vista del ruinoso cementerio en la colina,
recuerdo de leyendas narradas: pero a veces se ilumina
el alma
cuando piensa en seres felices, los días primaverales de
oro oscuro.
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TRANSMUTACION DE LO MALO
¿Qué sostienes con mano plateada ante los ojos, y por qué
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los párpados caen como ebrios por la amapola? Pero a
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rostro lo han abandonado. O bien se inclina pálido sobre la
en la tiniebla.
Canción de Occidente
Oh, vuelo nocturno del alma;
como pastores fuimos otrora hacia bosques
crepusculares,
y nos seguían el rojo venado, la verde flor y el
manantial balbuciente
con humildad. Oh, la melodía antiquísima del grillo,
sangre floreciendo en el altar de los sacrificios,
y el grito del ave solitaria sobre la verde calma del
estanque.
Oh, cruzadas y ardientes martirios
de la carne, caída de frutos purpúreos
en el jardín crepuscular, por donde en otros
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tiempos pasaron los piadosos discípulos,
guerreros ahora, despertando de heridas y sueños
estrellados.
Oh, el dulce manojo de ancianos por la noche.
Oh edades de silencio y áureos otoños,
cuando nosotros, monjes apacibles, prensábamos la uva
purpúrea;
y en torno brillaban colina y bosque.
Oh, cacerías y castillos; quietud del atardecer
cuando el hombre meditaba en su aposento acerca de lo
justo
o con muda oración combatía por la cabeza viviente de
Dios
Oh la amarga hora del ocaso,
cuando contemplamos un rostro pétreo en negras
aguas.
Pero resplandecientes abren sus párpados argénteos
los amantes:
una estirpe. Incienso mana desde almohadones,
rosados,
y el dulce canto de los resucitados.
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Año
purpúrea se curva,
nube
bosques.
sombras
nocturnos
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silencioso el hermano, que pueda descansar del
peregrinaje espinoso.
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El sueño
blanco sueño!
de árboles crepusculares
arañas, murciélagos.
en el crepúsculo,
un corsario sombrío
que se desploman
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Revelación y caída
jardincillo.
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desenfrenado, perseguía una presa de nieve; en pétreo
infierno se abismó
mi rostro.
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las sombras invaden, o bien siguen los pasos vacilantes de
la nube azul en
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llorando debajo de los árboles, de la majestuosa bóveda
estrellada.
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cadáver, una imagen lunar, que lentamente salió de mi
sombra, con brazos
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QUEJA
sobre el mar.
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ATARDECER DE INVIERNO
A Max von Esterle (pintor de invernales paisajes, le hizo
a Trakl una caricatura)
Cielos negros de metal.
Cruz. Las hambrientas cornejas
sobre cenizas y cal
del parque el viento se lleva.
¡Maldiciones de Satan!
En las nubes, luz se hiela.
Siete cornejas a ras
de tierra giran y vuelan.
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LAS RATAS
En el patio de otoño blanca luce la luna.
La soledad habitan en vacías ventanas
y del tejado se desprende la penumbra.
Entonces aparecen, misteriosas, las ratas.
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BELLA CIUDAD
La vieja plaza es soleada calma
tejida en oro, envuelta en el azul.
Y cual ensueño, bajo el abedul (haya, seria la traduccion
correcta)
pasan las dulces monjas. Turbia calma.
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ENSUEÑO DEL MAL (3ª VERSION)
La muerte toca suave campanilla.
Despierta en cuarto oscuro algún amante.
Junto al fulgor de estrellas, su mejilla.
Y en puerto, velas, mastil llameante.
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PAISAJE (2ª version)
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IGLESIA MUERTA
IX
Bebiendo estoy el caliz de tortura,
mudo portal de mi dolor, ya voy.
¿Ves vomo se desangra herida oscura?
Noche, escucha, aqui estoy,
X
Rieron mis demoios algún dia
--antorcha de jardin esclarecido,
la dicha alegre fue mi compañia,
y el ebrio vino del amor vivido.
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XII (con intertextualidades de Poe, en el cuervo, que aqui
por mantener la rima se alejan de la traduccion literal)
Soy en alta medianoche
playa muerta y mar callado,
muerta playa, te he olvidado.
Soy en alta medianoche.
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