RESUMEN BENVENISTE DE LA SUBJETIVIDAD EN EL LENGUAJE
El lenguaje no es un instrumento. Está en la naturaleza del hombre, no lo ha fabricado. Nunca
llegamos al hombre separado del lenguaje, ni jamás lo vemos inventarlo. Para que la palabra garantice la comunicación es preciso que la habilite el lenguaje, del que ella no es sino actualización. La subjetividad es la capacidad del locutor de plantearse como sujeto. Se define como la unidad psíquica que trasciende la totalidad de las experiencias vividas que reúne y que asegura la permanencia de la conciencia. Esta subjetividad no es más que la emergencia en el ser de una propiedad fundamental del lenguaje. Es ego quién dice ego. La conciencia de sí no es posible más que si se experimenta por contraste. No empleo yo sino dirigiéndome a alguien, que será en mi alocución un tú. El lenguaje no es posible sino porque cada locutor se pone como sujeto y remite a sí mismo como yo en su discurso. En virtud de ello, yo plantea otra persona, la que, exterior y todo a “mí”, se vuelve mi eco al que digo tú y que me dice tú. “Ego” tiene siempre una posición de trascendencia con respecto a tú; no obstante, ninguno de los dos términos es concebible sin el otro. Yo y tú no deben tomarse como figuras, sino como formas lingüísticas, que indican la “persona”. Son sujetos enunciativos. No se concibe una lengua sin “pronombres personales”. Estos pronombres se distinguen de todas las designaciones que la lengua articula en que no remiten ni a un concepto ni a un individuo. Yo se refiere al acto de discurso individual en que es pronunciado y cuyo locutor designa. Es un término que no puede ser identificado más que en la instancia de discurso y que no tiene otra referencia que la actual. Remite a la realidad del discurso. Así es verdad que el fundamento de la subjetividad está en el ejercicio de la lengua. El lenguaje está organizado de tal forma que permite a cada locutor apropiarse de la lengua entera designándose como Yo. Los indicadores de la deixis, demostrativos, adverbios, adjetivos, organizan las relaciones espaciales y temporales en torno al sujeto tomando como punto de referencia. Se definen solamente por relación a la instancia de discurso en que son producidos. Una lengua siempre distingue tiempos. Estos siempre tienen una línea divisoria en referencia al presente, que a su vez solo tiene como referencia la coincidencia del acontecimiento descrito. Presente es el tiempo del verbo que expresa el tiempo en que se está, es decir el tiempo en que se habla. El lenguaje es la posibilidad de la subjetividad por contener siempre las formas lingüísticas apropiadas a su expresión, y el discurso provoca la emergencia de la subjetividad, en virtud de que consiste en instancias discretas. Propone en cierto modo formas “vacías” que cada locutor en ejercicio de discurso se apropia, y que refiere a su “persona” definiendo al mismo tiempo él mismo como Yo, una pareja como tú. La instancia de discurso es así constitutiva de todas las coordenadas que definen el sujeto y de las que apenas hemos designado sumariamente las más aparentes. La “3° persona” es la forma del paradigma verbal que no remite a una persona, por estar referida a un objeto situado fuera de la alocución. Se caracterizó por oposición a la persona del Yo locutor, que, enunciándola la sitúa como no-persona. El mismo verbo, según sea asumido por un “sujeto” o puesto fuera de la “persona”, adquiere un valor diferente.
EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIÓN
El empleo de las formas es un conjunto de reglas que fijan las condiciones sintácticas en las que las formas pueden o deben aparecer normalmente, por pertenecer a un paradigma que abarca las elecciones posibles. Las condiciones de empleo de las formas no son idénticas a las condiciones de empleo de la lengua. Son mundos diferentes, otra manera de ver las mismas cosas, de describirlas e interpretarlas. El empleo de las formas ha dado objeto a gran número de modelos. En el empleo de la lengua es cosa de un mecanismo total y constante que, de una manera u otra, afecta a la lengua entera. La enunciación es poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización. Condición específica de la enunciación: Es el acto mismo de producir un enunciado y no el texto del enunciado lo que es nuestro objeto. Hay diversos modos de estudiar el aparato formal de la enunciación. Vemos 3 principales: -Realización vocal de la lengua. Sonidos emitidos y percibidos. En el mismo sujeto los mismos sonidos no son nunca reproducidos exactamente (por diversidad de situaciones en que son producidas)
-El mecanismo de esta producción. Ver cómo el “sentido” se forma en “palabras”
-Definir la enunciación en el marco formal de su realización. Antes de la enunciación la lengua es la posibilidad de la Lengua (es virtual) Después de la enunciación, la lengua se efectúa en una instancia de discurso, que emana de un locutor, forma sonora que espera un auditor y que suscita otra enunciación a cambio. La enunciación puede definirse como un proceso en que el locutor se apropia del aparato formal de la lengua. Cuando se declara locutor implanta al otro delante de él: toda enunciación postula un alocutario. La referencia es parte integrante de la enunciación El acto individual de apropiación de la lengua introduce al que habla en su habla. Indicios: términos referentes a la enunciación Yo denota al individuo que profiere la enunciación, Tú al individuo que ésta presenta como alocutario. Indicios de la Ostensión: Términos que implican un gesto que designa al objeto al mismo tiempo que es pronunciada la instancia del término. Los pronombres personales, “demostrativos” aparecen como individuos lingüísticos, que remiten siempre y solamente a “individuos” (personas, momentos o lugares), por oposición a los términos que remiten a objetos. Formas temporales: Los tiempos verbales cuya forma axial, el presente, coincide con el momento de la enunciación. La temporalidad es producida en la enunciación y por ella. De la enunciación procede la instauración de la categoría del presente, y de esta nace la categoría del tiempo. Funciones para influir en el alocutario: -Interrogación Enunciación construida para suscitar una “respuesta” -Intimación: Órdenes, llamadas, concebidos en categorías como el imperativo, el vocativo. -Aserción: Apunta a comunicar una certidumbre. Afirmación o negación. -Empleo de las formas: Construir sintagmas correctamente formadas a través de las reglas sintácticas, a partir de las posibilidades que establecen los paradigmas, gracias a paradigmas que organizan el conjunto de unidades pueden luego articular sintagmas específicos donde estas unidades van a entrar en correlaciones mutuas de relación. A partir de las reglas paradigmáticas y sintagmáticas de una lengua puedo formar enunciados correctos. -Empleo de la lengua: poner a funcionar la lengua y constituirse como sujeto.