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Que es el ocio
Comúnmente se llama ocio al tiempo libre que se dedica a actividades que no son ni trabajo ni
tareas domésticas, y que pueden ser consideradas como recreativas. Es un tiempo recreativo que
se usa a discreción.
Qué es Ocio:
Ocio es el tiempo de una persona para descansar y aprovecharlo en actividades que no sean
meramente laborales, es un tiempo para realizar todo aquello que al individuo le guste y le
divierta. La palabra ocio es de origen latín.
Tiempo de Ocio
Aún hoy, lo que reivindica el individuo medio a través de las vacaciones y el tiempo libre no es la
«libertad de realizarse» , sino que es, ante todo, demostrar la inutilidad de su tiempo, exhibir el
excedente de tiempo como capital suntuario, como riqueza. El tiempo de ocio, como el del
consumo en general, pasa a ser el tiempo social fuerte y marcado, productor de valor, dimensión
no de la supervivencia económica, sino del estatus social.
Demanda de Tiempo
El tiempo
El tiempo no es más que el ritmo de las actividades colectivas repetidas (rito de trabajo, de fiestas).
No se lo puede disociar de esas actividades para proyectarlo en el futuro, para preverlo y
manipularlo. No es individual, es el ritmo mismo del intercambio que culmina en el acto de la fiesta.
No hay una palabra para nombrarlo, se confunde con los verbos del intercambio, con el ciclo de los
hombres y de la naturaleza. El tiempo es propiamente simbólico, es decir, no puede aislárselo
abstractamente.
El ocio es la ausencia del tiempo de trabajo. En todos sus signos, en todas sus actitudes, en todas
sus prácticas y en todos los discursos en los que se habla de él, el ocio vive de esta exposición y
sobreexposición de sí mismo en cuanto tal, de esa ostentación continua, de esa MARCA, de ese
ALARDE. Puede quitársele todo lo demás, suprimírsele todo lo demás, menos eso, porque eso es
lo que lo define.
Vivimos en una sociedad que considera no hacer nada como algo negativo, que
no tiene reparos en llamar “perder el tiempo” a no estar trabajando, estudiando o
haciendo una de esas cosas que se consideran productivas. Claro que ser
productivo es importante, pero ocurre como con todo: hay que saber cuándo serlo
y cuando no.
Porque si creemos estar siendo productivos todo el rato, lo más probable es que
en realidad no lo estemos siendo nunca -o casi nunca-; hay un tiempo para todo.
Si el trabajo dignifica y es fundamental para sentirse realizado, disponer de
tiempo libre también lo es: contribuye a mejorar el bienestar mental y físico,
previene riesgos para la salud, ayuda a lidiar con el estrés y atenúa nuestras
respuestas ante los eventos negativos.
Ninguna forma de invertir el tiempo libre es mejor que otra, pero es importante
que se trate siempre de algo activo, nunca una actividad pasiva como ver la
televisión. “La gente que dedica su tiempo libre a actividades de ocio social,
tareas o juegos orientados al logro o a la contemplación de fenómenos artísticos o
estéticos, tiene mejor humor y menor ansiedad que aquellos que dedican su
tiempo libre a actividades que exigen menos implicación, como ver la televisión
o estar a solas con sus pensamientos”.
Si se está desempleado, el manejo del tiempo libre cobra aún más importancia,
pues es una circunstancia que suele ir acompañada de una reducción de la
autoestima. Como señala la psicóloga De Inocencio, los desempleados que
dedican su tiempo libre a actividades que tienen un significado personal, tienen
más probabilidades de encontrar trabajo que aquellos que lo dedican a
actividades con menor significado, como ver la televisión.
ELIMINAR LA CULPA
Cada vez estamos más en contacto con las palabras productividad y éxito, que
suelen ir juntas y gozan de gran popularidad, pese a ser conceptos muy amplios y
relativos. De acuerdo con Clara de Inocencio, este deseo de ser productivos tiene
un efecto secundario, la culpa.
” Muchos nos sentimos culpables cuando no estamos pasando cada minuto del día
haciendo algo productivo: trabajando, pagando una factura, fregando los platos,
poniendo una lavadora, leyendo un libro, haciendo un recado... Una de las razones
es que asociamos nuestra productividad con nuestra autovalía: cuando estamos
haciendo algo que no es productivo, estamos haciendo algo mal”.
Los estudios muestran que tomarse tiempo libre de nuestras tareas aumenta la
creatividad y que la ausencia de tiempos de descanso lleva a bloqueos creativos.
“Las mejores ideas se nos ocurren de camino al trabajo y en la ducha. Esto no es
una coincidencia, ocurre porque nos hemos distanciado del problema o tarea”
afirma De Inocencio.
Como nuestro cerebro está construido para detectar y responder a cambios, la
atención prolongada puede entorpecer el desempeño de una tarea: el cerebro
deja de procesar estímulos visuales, sensoriales o auditivos si se mantienen
constantes durante un largo periodo. Así que cuando nos enfrentamos a un
problema creativo, lo mejor es tomarse descansos mentales breves, que aumentan
nuestra concentración y optimizan la generación de ideas.
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nos habla de que el valor verdadero del uso del tiempo, el valor que el ocio intenta
restituir desesperadamente, es el de poder perderlo
el tiempo libre de las vacaciones sigue siendo propiedad privada del que se toma
vacaciones, un objeto, un bien ganado por él con el sudor de todo el año,
ejemplo cuando una persona o familia ahorra todo el año para ir a vacaciones, pero todo fue
con el sudor de la frente,
El individuo está atado a «su» tiempo como Prometeo a su roca, encadenado al mito
prometeico del tiempo como fuerza productiva.
nosotros nos hemos transformado en el excremento del dinero, nosotros nos hemos
convertido en el excremento del tiempo.
El único modelo rector del tiempo libre vivido hasta el momento es el de la infancia.
Pero aquí hay una confusión entre la experiencia infantil de la libertad en el juego y
la nostalgia de un estado social anterior a la división del trabajo.
Por ejemplo, q todos no nos podemos dar las mismas clases de vacaciones
para las clases acomodadas de otras épocas, es hoy el «consumo» de tiempo inútil
ejemplos clasistas.
El ocio continúa siendo en nuestras sociedades democráticas, un factor de selección
y de distinción cultural.
El ocio no es pues, como se supone, una función del goce del tiempo libre, de la
satisfacción y del reposo funcional, sino que se define como el consumo de tiempo
improductivo.
pero para mostrar cómo el tiempo libre consumido es en realidad el tiempo de una
producción. Aunque económicamente improductivo, es el tiempo de una
producción de valor.
Conclusión de la empresa
De los resultados de la aproximación a la percepción del uso del tiempo libre y
el ocio de los trabajadores del complejo petroquímico, se puede concluir
que en la concepción que tienen los trabajadores y trabajadoras del ocio y el
tiempo libre, no se le otorga la significación que tienen el buen uso de los
mismos para el proceso de recuperación del desgaste físico y mental generado
por el trabajo.