PRIMEROS PASOSIl. La masculinidad hace parte
del sistema de género
A. Sistema sexo-género
a}
amos en que tienen @BREE>
determin: pbre cémo debe Gad
un macho humano y una
humana, para convertirse en lo que se cons!
dere que es un hombre y una mujer, segiin lo:
téndares de identidad de género que existan
Asi, entonces, la cate
y se refiere entonces al conjunto ¢
ideas y pricticas que se asignan a las pe
nas segin su sexo, de acuerdo a los criterio:
eee ijres que se consideren ls
apropiados para esa sociedad en ese momente
determinado. Esta construccién se asienta en* ovr mar uz Aroyave
las caracteristicas de sexo, esto es, en las @
que machos humanos y hem-
ep"
ee
one (bajo el supuesto incluso de que
estas mutables).
Esto quiere decir que las sociedades funcionan
desde un tipo de sistema sexo-género que es
culturalmente creado, que no es natural (aun-
que se le quiera naturalizar), y que si se quiere,
es caprichoso. Por ello, por dar un ejemplo, un
saludo de beso en la mejilla entre dos hombres
en Colombia es tildado de “poco masculino”,
mientras en otro pais puede hacer parte de las
practicas sociales de la hombria.
En virtud de ser la asignacién de género un
proceso cultural cambiante y cambiable, es
‘que varias corrientes académieas y movimien-
tos sociales desde hace varios afios, adelantan
lecturas y précticas que replantean la misma
categoria de género, las identidades asociadas
aella, y las identidades di xo. En este cam-
po eniran 1s QAI yas propuestas
de las identidade: como por ejemplo las
que trabaja el en
Bogoté, con jévenes que tienen experiencias
oscaliniades poss. ora foas de sr hombres E}
de vida trans-masculinas (www.entretransi-
tos.org).
Ahora bien, todo lo referido es un sistema
que a la ver. qu
entrama cot |, 1a condicién
GG bt y ED on-
tre otras, opera como un conjunto articulado
aly en los Ambitos estrueturales (economia, po-
Iitica, religién, cultura, normatividad), y en los
comportamentales de la vida cotidiana (usos
del cuerpo, précticas sexuales y de crianza,
habitos sociales, roles). Bn todo caso, esto no
quiere decir que este proceso sea complemente
uniforme y homogéneo. Este sistema tiene de-
sarrollos desiguales ¢ intensidades diferentes,
y se actualiza 0 no, 0 se pone a la par de los
tiempos, segtin dindmicas sociales, tecnolégi-
cas, politicas.
Asi las cosas, y para recapitular, nos hacemos
a= gracias a la cultura
especifica en donde crecemos. De esta mane-
ra nos vamos apropiando (y nos van haciendo
apropiar) de lo que se llaman la masculinidad
y la feminidad como libretos de comportamien-to para que los machos se hagan hombres y las
hembras, mujeres.
Los contenidos de estos libretos culturales se
1
la mujer, entre otras cualidades laf
or el contrario, la
asignado a
orientan a asocia
el dominio, se asocian como
y se les asigna a los hombres. Es:
tas asignaciones, arbitrarias pero funcionales,
se hacen mediante ejercicios de
a través de la
cializacién, como ya se ha dicho y se profundi-
zara mas adelante
Para hacer as dinémicas ante-
riormente sefialadas y que son susceptibles de
cambio, se ha establecido que en los anilisi
programas y proyectos, y en las distintas accio
nes sociales, se incorpore la Hamada perspecti:
va de género, que “es un enfoque de anélisis de
trabajo que integra conceptos, procedimientos
y herramientas metodolégicas, con el propési-
to de develar las diferencias existentes entre
mujeres y hombres, sus eausas y consecuencias
en cualquier situacién, realidad problematica
|. Busca
que se desee conocer o transformar [.
Mosclnidades posbls otras farms ser hombres 4
evidencia
formar la realidad hi
diferencias que se pres
que no es posible conocer y trans:
endo caso omiso de las
entan entre mujeres y
hombres. Por esto las alternativas de solucién y
Jos mecanismos de participacién han de garan
ti
uno y otro género obtengan las mismas oportu
los requerimientos necesarios para que
nidades, ventajas y beneficios”
Ahora bien, dado que la categoria perspectiva
de género ha tenido un énfasis significativo
en visibilizar la situacién de las muje
posicionar aeciones para su empoder
y contando ya con que ahora los grupos y es.
tudios de masculinidades revelan la necesidad
de adelantar acciones para el replanteamiento
de las construcciones masculinas, se propone
precisar dicha categoria como perspectiva rela
cional de género, para abrir el eampo al trabajo
con los hombres y hacer referencia a que ne-
mente se deben leer las masculinid:
en relacién directa a las feminidades, ya que
Jos cambios en uno de los géneros quedan a me-
dio camino si es que el otro no se moviliza hacia
el mismo horizonte
3 Corporaciin Artemia, Medel, 1995 (documento impreso sin
mis ator)a over Dr Ru Arroyre
B. Nuestro sistema de género
es patriareal
Colombia hace parte del conjunto de paises en
Jos que las construcciones masculinas y femeni-
nas se despliegan en el contexto de un sistema
de género al que por sus caracteristieas, se le
lama patriarcal.
“Se entiende por patriareado al sistema cultu-
ral que organiza desde la idea de superioridad
del hombre (patriarca/hombre) (valoracién que
se hace por razén del sexo: sexo ‘fuerte’, respec:
to al sexo ‘débil’, todas las pautas decrianza y
socializacién de los hombres y mujeres, y todas
Jas maneras de relacionarse. Se constituye asi
una organizacién social que funciona con esta
logica en los campos politico, econémico, juri-
dico, religioso, académico, erético, ete. En este
sistema ‘se asigna a la figura del hombre-padre
de manera exclusiva, la autoridad de mandar
y ser obedecido, Esto permite que los hombres
asuman funciones y practicas como las de con-
trolar, mandar, vigilar, castigar 0 premiar,
lo cual les asegura el poder y control sobre la
vida de otras personas. [...] En este sentido,
hablar de patriareado significa hablar del po-
oe
oscliniados posible, ors frmas de ser hanbres a
der masculino que se ejerce para lograr que los
otros y otras se sometan a condicionamientos
econémicos, sociales, culturales, psicolégicos y
corporales’ (Instituto Mexicano de la Juventud,
2004)",
Este modelo de género se caracteriza por ser
sexista y heterosexista, que son dos de sus pila-
res de operacién.
- El sexismo es el conjunto de ideas y practi-
cas que justifican que se de mayor valor a los
hombres que a las mujeres, debido a su sexo.
Entonces bajo el criterio patriarcal de que
Jos machos humanos / hombres son el “sexo
fuerte”, y las hembras/mujeres el “débil”, se
califican las cualidades humanas y los roles
sociales. De las primeras valen mas las asig-
nadas a los hombres como la fuerza y la auto-
ridad, que las asignadas a las mujeres como
la sensibilidad o la empatia), en el segundo
caso vale mas lo ptiblico que lo doméstico. El
sexismo a su vez se expresa en:
+ Elandrocentrismo: lo masculino como
medida de las cosas. El sistema edu-
5 Garcia y Ro, 2010813.4 vier ine Ra Areoyve
cativo, el politico y legal, él religioso,
el uso del lenguaje, entre otros, funcio-
nan en légica masculina patriareal,
- Yen la misoginia: desprecio por lo
que se considera femenino (afectivi-
dad, sensibilidad), e incluso por las
mujeres. De ahi el maltrato sistemé-
tico a ellas.
- El heterosexismo, a su vez, es también un
conjunto de ideas y préctieas que establecen
a la heterosexualidad como la orientacién
sexo-afectiva “verdadera” y “natural”, y a las
demas orientaciones como “desviadas” 0 “no-
naturales”. Desde esta postura se desenca-
dena la homofobia, con todas sus formas de
discriminacién y maltrato contra las perso-
nas homosexuales, la bifobia contra los y las
bisexuales, la lesbofobia contra las lesbia-
nas, la transfobia contra las personas trans
sexuales y transgeneristas.
Aparte de lo anterior, vale decir que el modelo
patriarcal de género también se ensambla en
el sistema econdmico-politico capitalista (ade-
cudndose a los distintos desarrollos que éste
tenga), y en el orden étnico-racial racista, re-
esclniades posible ara lrmas esr hombres 6
troalimenténdose asi también en estos campos,
como sistema de jerarquias de poder, esto es,
en ldgicas de dominacién y subordinacién.
De esta manera, asi como lo masculino y los
hombres en general tienen el poder sobre lo fe-
menino y las mujeres, al interior de estos géne-
ros se dan jerarquias segiin también, las varia-
bles de clase social, etnia, procedencia cultural,
nivel educativo, condicién generacional, orien-
tacién sexo-afectiva, ete.
Asi, hay unos hombres a los que se les asigna
més poder que a otros, como en el caso de un
hombre heterosexual, blanco, rico, profesional,
¥ joven, respecto a otro que es homosexual, in-
digena, pobre, campesino, analfabeta y adulto.
Igual en el caso de una mujer blanca, rica, hete-
rosexual, citadina, respecto a otra que es cam:
pesina, analfabeta, heterosexual y pobre.
Estas variables de poder politico, social, cultu-
ral, traducidas en la vida cotidiana como mayo-
res menores ventajas y oportunidades segun
sea el caso, configuran en el campo del género
unas masculinidades y feminidades dominan-
tes, y unas masculinidades y feminidades su-6 vir nar ut Aroyave
pordinadas (Robert: Connell, 1995), que dicho
de otra manera, configuran un modelo de géne-
ro patriareal que se estatuye como hegeménico
“por sobre otros modelos posibles de género.
En este orden de ideas, en primer lugar las mu-
jeres quedan por fuera del poder real, y siguien-
do la dindmica piramidal del sistema social del
que hace parte, en segundo lugar quedan por
fuera los hombres que no cumplen o cumplen
parcialmente las caracteristicas de la hombria
prototipica.
Esto no obsta, de todas maneras, para que to-
dos los hombres se favorezcan de los beneficios
generales que les da su condicién de género,
aunque no de la misma manera de los benefi-
cios especificos derivados de las circunstancias
étnicas, sociales, de preferencias sexuales, etc,
como ya se ha dicho.
Estos beneficios de género tienen la garantia
de tener continuidad en el tiempo, gracias a
las pautas de crianza y de socializacién de los
hombres, que como un libreto, se siguen en la
familia, el barrio, la escucla, los medios de co-
municacién, y demas espacios de socializacién.