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Otro ejemplo que ilustra los problemas enfrentados en este período, una suerte de reflejo

tétrico del descalabro del mercado del caucho, fue el derrumbe del edificio del mercado de la
ciudad. Ubicado al borde del río, el edificio comenzó a deteriorarse debido a la falta de
mantenimiento: ya en octubre de 1937, las autoridades locales urgían a Lima que se enviara
fondos, debido a que algunas columnas habían comenzado a caer. 20 A fines de mayo del año
siguiente, el Director General de la Sección de Fomento del Ministerio de Fomento y Obras
Públicas recibía un telegrama desesperado, también en busca de fondos, del Prefecto de Loreto,
Eduardo de Habich, en el que señalaba que “debido a fuertes y continuas lluvias como escasa
mano de obra por falta de fondos, deslizóse terreno lateral no defendido aun arrastrando además
tercera parte muros”.21
Pese a que fueron adjudicados fondos y a que se iniciaron algunas obras, el 7 de febrero de
1939, el alcalde de Iquitos escribía otro telegrama urgente, dirigido al Prefecto Habich y al
presidente de la República, el General Oscar Benavides (de quien se consideraba que tenía una
relación especial con la región por su actuación durante el conflicto entre Perú y Colombia de
1910-1911, en el que Iquitos fue un centro importante y marcó su consagración como “héroe”)
en el que informaba que la noche anterior se había producido “un considerable
desquiciamiento en el barranco [del] río Amazonas, que destruyó parte de las obras que se
ejecutaban y pone en peligro inmediato el edificio, por lo que es urgente desarme, traslado a
otro lugar y reedificación inmediata”. El alcalde se quejaba amargamente de

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