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Anecdotario para la historia regional.

Hoy en día son diversos los comentarios que suscita un exquisito plato como es “el Pollo a la Carreta”.
Muchas personas se han abrogado su invención, pero lo que casi no se ha comentado al respecto y
mucho menos publicado, es que ese plato típico caicedonita, fue un invento gastronómico surgido hace
muchos años, en la Granja Zúñiga del Colegio Bolivariano. Les presentamos a continuación un
interesante artículo del escritor Manuel Tiberio Bermúdez, que enseña los orígenes de éste delicioso
plato típico en Caicedonia, el cual se extendió a todo el eje cafetero.

La carreta del Pollo a la Carreta


Por Manuel T. Bermúdez

Muchos son los lugares que se caracterizan por sus platos típicos y éstos se convierten en un sello de
identidad de ese territorio. Caicedonia no es la excepción en ese aspecto, reconociéndose al municipio
por su famoso “Pollo a la carreta”.

La manera de servirlo es la que da el nombre a esta vianda, pues debe hacerse en una carreta de las de
construcción, a la que previamente se le han puesto hojas de plátano pasadas por brasas.

El plato ha sido consumido y elogiado por gobernadores como Libardo Lozano Guerrero, Rodrigo Lloreda
Caicedo, Carlos Holguín Sardi, Humberto González Narváez, Gustavo Álvarez Gardeazábal, por nombrar
sino a unos pocos. También ha sido alabado por Presidentes de la República, como Misael Pastrana
Borrero, y Belisario Betancur Cuartas, amén de otros tantos en trance de candidatos a la primera
magistratura; y además perseguido por secretarios de despacho de este departamento y de otros
vecinos como el Quindío, Risaralda y Tolima; aplaudido por escritores de la talla de Arturo Alape, Óscar
Collazos, Germán Castro Caicedo, Joe Broderick y Jotamario Arbeláez, para hacer corta la lista de
quienes han asistido a los Encuentros de Escritores que bianualmente se realizaban en la Centinela del
Valle, y añorado por los caicedonenses que residen en cualquier lugar del mundo.

Se sabe que quienes dieron origen al plato, de manera casual, fueron algunos de los profesores del
Bolivariano, pero en especial, Héctor Iván Osorio, quienes realizaban una reunión en la finca Zúñiga, a
propósito, -dicen los muchachos de la época que “ellos hacían las prácticas agropecuarias en esa finca y
que los profesores se comían los pollos que eran objeto de las actividades”-. Lo cierto es que cocidos los
pollos y sin tener donde servirlos, Héctor Iván, propuso que se sirviera en una carreta de construcción
que había en un rincón, le pusieron hojas de plátano a la carreta, echaron sobre ellas el arroz con las
menudencias, la yuca y las papas sudadas y el pollo previamente pasado por brasas para darle mejor
sabor y así lo sirvieron. Esa fue la génesis del “Pollo a la carreta” vianda que hoy goza de gran
popularidad.

Causa tristeza entre la paisanada saber que en algunos municipios vecinos venden este plato como “el
original” obviando que es una especialidad creada en Caicedonia, “la Ciudad Centinela del Valle”. Nadie
aún se ha preocupado por registrar el plato y ofrecer su franquicia con unas determinadas fórmulas para
su preparación y así estandarizar la forma de preparar este delicioso plato caicedonense.

Hoy, no existe en la ciudad un sitio en donde vendan el Pollo a la carreta, pues para degustarlo hay que
encargarlo a algunas personas que se han especializado en su preparación.

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