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DEMANDA DE AMPARO INDIRECTO.

QUEJOSOS: PAULO CESAR DA


SILVA AMORIM GUERRA Y ANDREA
DE AMORIM FERREIRA GUERRA,
POR SI Y EN REPRESENTACIÓN DE
SU HIJO MENOR DE EDAD, SIN
NOMBRE REGISTRADO A LA FECHA.

C. JUEZA O JUEZ DE DISTRITO EN


EL ESTADO DE QUINTANA ROO, EN TURNO.
PRESENTE

PAULO CESAR DA SILVA AMORIM GUERRA y ANDREA DE


AMORIM FERREIRA, también conocida como ANDREA DE AMORIM
FERREIRA GUERRA, ambos mayores de edad, extranjeros con legal estancia
en el País, por sí, y en representación de nuestro HIJO MENOR DE EDAD, SIN
NOMBRE REGISTRADO A LA FECHA, mexicano por nacimiento, quien aún
no ha sido registrado, pero le llamamos “MIGUEL FERREIRA AMORIM
GUERRA” (en lo subsecuente el “Menor”); señalando como domicilio para
recibir toda clase de notificaciones el ubicado en Avenida Nichupté, Plaza
Atrium, despacho ciento seis, lote veinte, manzana dos, Supermanzana
Diecinueve, C.P. 77505, Cancún, Quintana Roo, autorizando para tales efectos
a Víctor Abdul Sánchez Mattar, Daiana Álvarez Daltabuit, Maya Fernanda
Tahuilan Ledezma, Aaron Yair Vargas Hernandez y Rubicel Sánchez Alamilla, y
en amplios términos del artículo 12 de la Ley de Amparo a Carla Elia Gil Bernal
y Sara Lorella Robles Sutti, así como para tomar fotografías de los autos a
todos los anteriores, comparecemos a:

Con fundamento en lo dispuesto por los numerales 1, 4, 8, 103 y 107 de


la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en los
artículos 1°, 2°, 3°, 4°, 5°, 21, 27, 107, 108 y demás relativos y aplicables de la
Ley de Amparo vigente, comparecemos a SOLICITAR EL AMPARO Y
PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE LA UNIÓN, en contra de los actos de las
autoridades que posteriormente enunciaremos en el capítulo correspondiente; a
efecto de ajustarnos a lo establecido por el artículo 108 de la Ley de Amparo,
de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los siguientes
términos:

I.- NOMBRE Y DOMICILIO DE LA PARTE QUEJOSA:

Paulo Cesar Da Silva Amorim Guerra y Andrea De Amorim Ferreira


Guerra, por nuestro propio derecho, y en representación de nuestro hijo menor
de edad, sin nombre registrado a la fecha, mexicano por nacimiento, quien
aún no ha sido registrado, pero le llamamos “Miguel Ferreira Amorim Guerra”,
con domicilio en Avenida Nichupté, Plaza Atrium, despacho ciento seis, lote
veinte, manzana dos, Supermanzana Diecinueve, C.P. 77505, Cancún,
Quintana Roo.

II. NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO


INTERESADO:
Por la naturaleza del acto reclamado, no le recae tal carácter a persona
alguna.

III. AUTORIDADES RESPONSABLES:

Ordenadoras:

a) Directora General Y Oficial Central Del Registro Civil Del Estado


De Quintana Roo, con domicilio conocido en Chetumal.

b) Titular de la Oficialía 02 Del Registro Civil Del Municipio De


Solidaridad, Quintana Roo, con domicilio conocido en Solidaridad.

c) Congreso del Estado de Quintana Roo, con domicilio conocido en


Chetumal.

d) Gobernador del Estado de Quintana Roo, con domicilio conocido en


Chetumal.

IV. NORMA GENERAL, ACTO U OMISIÓN QUE DE CADA


AUTORIDAD SE RECLAMA:

a) De las autoridades señaladas en los incisos a) y b), del numeral III que
antecede, se reclama la negativa a registrar a nuestro HIJO MENOR DE
EDAD, mexicano por nacimiento, a quien le llamamos “Miguel Ferreira
Amorim Guerra”, con el nombre que así se solicitó.

b) De la Directora General y Oficial Central del Registro Civil del


Estado de Quintana Roo, el oficio SEGOB/SAJ/DGRC/DJ/803/2019.

c) De las autoridades referidas en los incisos c) y d), del numeral III que
antecede, su respectiva participación en el proceso legislativo del artículo 538
del Código Civil para el Estado de Quintana Roo.
d) De las autoridades señaladas en los incisos a) y b), del numeral III que
antecede, se reclama la aplicación del artículo 538 del Código Civil del Estado
de Quintana Roo, toda vez que el mismo es inconstitucional.

V. FECHA EN QUE SE TUVO CONOCIMIENTO DE LOS ACTOS


RECLAMADOS Y HECHOS QUE CONSTITUYEN SUS ANTECEDENTES O
QUE SIRVEN DE FUNDAMENTO A LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN:

BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD, manifiéstanos


que tuvimos conocimiento del acto reclamado el veintidós de julio de dos
mil diecinueve, asimismo, relatamos los siguientes hechos y
antecedentes.

PRIMERO.- El tres de abril de mil novecientos ochenta y seis, la suscrita


Andrea De Amorim Ferreira, fui registrada con ese nombre en la oficina del
Registro Civil de la ciudad de Rio de Janeiro, de la República Federativa de
Brasil, siendo los abuelos paternos de la suscrita Idalino Ferreira da Silveira y
Leonir Teixeira da Silveira, y los abuelos maternos Manoel Antonio de
Amorim y Deolinda Martins Pereira, por lo que se registró como mi primer
apellido, el paterno de mi abuelo materno, “DE AMORIM”, y como segundo
apellido, “FERREIRA”, por el apellido paterno de mi abuelo paterno.

Como se advierte del acta de nacimiento de la suscrita, exhibida


debidamente apostillada y traducida por perito certificado, la cual se anexó a la
presente demanda. (Anexo 1)

Fue así, debido a que en Brasil, no se establece un orden legal en los


apellidos ni la obligación de adoptar el apellido del padre o de la madre. Sin
embargo, tradicionalmente se usan los apellidos de las familias de ambos
padres (primero el de la madre y por último el del padre), lo cual, constituye un
hecho notorio para el Juzgador.

La legislación civil de aquél País, en específico el artículo 16 de la Ley


10406, establece el derecho al nombre, que incluye el apellido, pero no se
establece un orden legal ni la obligación de adoptar el apellido del padre o la
madre, sin embargo, como ya se dijo, tradicionalmente se asienta primero el
apellido paterno de la madre y luego el paterno del padre.

SEGUNDO.- Del acta de nacimiento 7888 del año 2008, emitida por la
Oficina del Registro Civil de la ciudad Alcobaca, Portugal, exhibida en original
con su respectiva apostilla y traducción, se advierte que el suscrito Paulo Cesar
Da Silva Amorim Guerra, fui registrado con ese nombre, y que mis abuelos
paternos son Manuel Correia Amorim Guerra y María Estela Vidal Flora
Amorim, y los maternos Antero Monteiro da Silva y Maria Alice Carolina
Ferma da Silva, por lo que mi primer apellido, “DA SILVA”, corresponde al
apellido paterno de mi madre y el segundo, “AMORIM GUERRA”, al apellido
paterno de mi padre. (Anexo 2)

Es así, ya que constituye un hecho notorio que la legislación civil en


Portugal, establece que el nombre se compone de un máximo de seis vocablos
gramaticales simples, dos para el nombre y hasta cuatro para los apellidos.
Cada uno de los cónyuges conserva los dos suyos, a los que puede
incrementar uno o dos del otro cónyuge; además cada persona podrá tomar
algún otro apellido del padre o la madre. Los hijos llevarán los apellidos del
padre y la madre o sólo los de uno de ellos; serán los padres quienes juntos lo
decidan, o el Juez en caso de desacuerdo.

Los apellidos registrados pueden ser del padre, de la madre o de


ambos. El orden es discrecional, aunque es bastante común que el apellido
paterno se posponga al materno y tenga carácter de principal; en todo caso
esta práctica no deriva de norma legal alguna.

TERCERO.- El dieciséis de abril de dos mil doce, los ahora quejosos


Paulo Cesar Da Silva Amorim Guerra y Andrea De Amorim Ferreira,
contrajimos matrimonio en la República Federativa Brasil, motivo por el cual, la
segunda en mención, pasó a utilizar su nuevo nombre, Andrea de Amorim
Ferreira Guerra, tal como se advierte del certificado de casamiento expedido
por dicho Estado, mismo que se anexa en original a la presente demanda, con
su respectiva apostilla y traducción. (Anexo 3)

CUARTO.- Posteriormente, el veintisiete de octubre de dos mil catorce


nació nuestro primogénito en Rio de Janeiro, Brasil, al cual registramos en
dicha ciudad el veintinueve de dicho mes y año, con el nombre de Henrique
Ferreira Amorim Guerra; “FERREIRA”, por ser el apellido paterno de su
madre, y “AMORIM GUERRA”, por ser el apellido paterno de su padre, tal como
la costumbre estila en dicho País, lo que se acredita con el certificado de
nacimiento, apostilla y traducción relativos. (Anexo 4)

QUINTO.- El veintiséis de septiembre de dos mil dieciocho, nació en la


ciudad de Playa del Carmen, nuestro hijo “Menor”, tal como se acredita con la
copia certificada del certificado de nacimiento atinente (Anexo 5), a quien
decidimos llamar “MIGUEL FERREIRA AMORIM GUERRA”

SEXTO.- El veintitrés de mayo del año en curso, a solicitud de los


suscritos, la Encargada de la Sección Consular de la Embajada de Portugal
con residencia en la Ciudad de México, expidió una constancia en la que se
asentó textualmente lo siguiente, en lo conducente:

Lo anterior, a fin de reforzar y aclarar nuestra petición de registro de


nuestro hijo menor, la cual se anexa en original a la presente demanda. (Anexo
6)

SÉPTIMO.- Desde mayo del presente año, presentamos una solicitud


ante la OFICIALÍA 02 DEL REGISTRO CIVIL DEL MUNICIPIO DE
SOLIDARIDAD, QUINTANA ROO, para que nuestro hijo menor de edad fuera
registrado como Miguel Ferreira Amorim Guerra; “FERREIRA” por ser el
apellido paterno de su madre, y “AMORIM GUERRA”, por corresponder al
apellido paterno de su padre.

OCTAVO.- Es el caso que el veintidós de julio pasado, recibimos un


correo electrónico de parte de personal adscrito a la Oficialía 02 del Registro
Civil del Municipio de Solidaridad, Quintana Roo, en el que extraoficialmente se
nos hizo saber el contenido de la respuesta dada por la Directora General y
Oficial Central del Registro Civil Del Estado De Quintana Roo, contenida en
el oficio SEGOB/SAJ/DGRC/DJ/803/2019 de once de junio de dos mil
diecinueve.

En el referido oficio, la Directora General y Oficial Central del Registro


Civil Del Estado De Quintana Roo, declarando expresamente improcedente
la petición de los suscritos, sin fundar ni motivar debidamente su
determinación, debido a que, la propia ordenadora refiere que el “menor”
deberá ser registrado en términos de los artículos 538, 961, 962 y 967 del
Código Civil del Estado de Quintana Roo; sin embargo, es el propio numeral
538 en cita el que dispone que los apellidos del menor serán los paternos de los
progenitores.
NOVENO.- Ante la negativa de las autoridades ordenadoras para
registrar a nuestro hijo “menor”, con el nombre de Miguel Ferreira Amorim
Guerra, esto es, los apellidos paternos de ambos padres, es que nuestro hijo
continua sin poder ser registrado y por tanto, sin nombre a la presente fecha,
por lo que hoy el “Menor” no cuenta con identidad, ni con un documento idóneo
con los que pueda hacer valer sus derechos civiles, por lo que corre el riesgo de
no ejercer sus derechos fundamentales debidamente, como son servicios de
salud mediante el seguro médico que le corresponde respecto a sus padres,
tener una nacionalidad, recibir una herencia, entre otros derechos civiles, e
incluso su libertad de tránsito, debido a que es imposible obtener un pasaporte.

VI. PRECEPTOS QUE, CONFORME AL ARTÍCULO 1 DE LA LEY


DE AMPARO, CONTIENEN LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS
GARANTÍAS CUYA VIOLACIÓN SE RECLAMA:

De conformidad con el artículo 1° de la Constitución Mexicana de los


Estados Unidos Mexicanos, se violan en perjuicio del “Menor”, la garantía de
legalidad (prevista en los artículos 14 y 16 Constitucionales), el derecho
humano a la identidad, el derecho humano al nombre y se transgrede el
principio del interés superior del menor. Asimismo, como consecuencia, se le
priva de sus derechos a la salud y garantía de libre tránsito, entre otros, toda
vez que al no contar con nombre, resulta imposible darle de alta en el sistema
de salud que le corresponde a un ciudadano, e igualmente, al resultar imposible
tramitarle un pasaporte, se encuentra imposibilitado para viajar junto a su
familia.

Al respecto, el Artículo 4° de la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos, en lo conducente dispone:

“Artículo 4o.- La mujer y el hombre son iguales ante la ley. Ésta


protegerá la organización y el desarrollo de la familia.
(…)
Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley
definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de
salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades
federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que
dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.
(…)
Toda persona tiene derecho a la identidad y a ser registrado de
manera inmediata a su nacimiento. El Estado garantizará el
cumplimiento de estos derechos. La autoridad competente expedirá
gratuitamente la primera copia certificada del acta de registro de
nacimiento.
En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y
cumplirá con el principio del interés superior de la niñez,
garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y las niñas
tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de
alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su
desarrollo integral. Este principio deberá guiar el diseño, ejecución,
seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la
niñez.
(…)”

Por su parte los artículos 18 y 20 de la Convención Americana Sobre


Derechos Humanos (Pacto de San José), prevén:

“Artículo 18. Derecho al nombre. Toda persona tiene derecho a


un nombre propio y a los apellidos de sus padres o al de uno de
ellos. La ley reglamentará la forma de asegurar este derecho para
todos, mediante nombres supuestos, si fuere necesario.

“Artículo 20. Derecho a la Nacionalidad.

1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.

2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en


cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra.

3. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del


derecho a cambiarla.”

Por otra parte, los artículos 7 y 8 de la Convención Sobre los Derechos


del Niño, establecen:

“Artículo 7.
1. El niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y
tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una
nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y
a ser cuidado por ellos.
2. Los Estados Partes velarán por la aplicación de estos derechos
de conformidad con su legislación nacional y las obligaciones que
hayan contraído en virtud de los instrumentos internacionales
pertinentes en esta esfera, sobre todo cuando el niño resultara de
otro modo apátrida.”

“Artículo 8.
1. Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del
niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y
las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias
ilícitas.
2. Cuando un niño sea privado ilegalmente de algunos de los
elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados Partes
deberán prestar la asistencia y protección apropiadas con miras a
restablecer rápidamente su identidad.”

Finalmente, el artículo 24 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos, a la letra dice:
“Artículo 24.
1. Todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional o social, posición
económica o nacimiento, a las medidas de protección que su
condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como de
la sociedad y del Estado.

2. Todo niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento


y deberá tener un nombre.
3. Todo niño tiene derecho a adquirir una nacionalidad.”

En diverso aspecto, se violan en perjuicio de los suscritos padres del


“Menor” la garantía de legalidad (establecida en los artículos 14 y 16
Constitucionales), el derecho a la igualdad, derecho a la integración de la
familia, derecho a la vida privada y familiar, derecho a la protección de la
familia, derecho a la igualdad entre el hombre y la mujer, y la garantía de no
discriminación en razón del género, asimismo, transgreden los principios de
autonomía de la voluntad para decidir sobre los asuntos íntimamente familiares
y el principio del interés superior del niño.

Como consecuencia, conlleva a hacer nugativo al derecho de los padres


a que éstos se encuentren en aptitud de satisfacer las necesidades de
alimentación, salud, educación y sano esparcimiento del menor, derechos que
se encuentran tutelados por la Constitución.

Al respecto, los artículos 1° y 4° de la Constitución Política de los Estados


Mexicanos, en lo que aquí interesa, establecen:

“Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas


gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución
y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea
parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio
no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece.
(…)
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o
nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social,
las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias
sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la
dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los
derechos y libertades de las personas.”

“Artículo 4o.- La mujer y el hombre son iguales ante la ley. Ésta


protegerá la organización y el desarrollo de la familia.
(…)
Los ascendientes, tutores y custodios tienen la obligación de
preservar y exigir el cumplimiento de estos derechos y principios.
(…)
El Estado otorgará facilidades a los particulares para que coadyuven
al cumplimiento de los derechos de la niñez.
(…).”
Por otra parte, los artículos 17 de la Convención Americana sobre los
Derechos Humanos, 1° de la Convención para la Eliminación de la Violencia en
contra de la Mujer y el 6 de la Convención Belem do Pará, señalan
respectivamente:

“Artículo 17. Protección a la Familia.


1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y
debe ser protegida por la sociedad y el Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer
matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones
requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que
éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en
esta Convención.
3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno
consentimiento de los contrayentes.
4. Los Estados Partes deben tomar medidas apropiadas para
asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de
responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante
el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de
disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección
necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y
conveniencia de ellos.
5. La ley debe reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos
fuera de matrimonio como a los nacidos dentro del mismo.”

“Artículo 1. A los efectos de la presente declaración, por “violencia


contra la mujer” se entiende todo acto de violencia basado en la
pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la
mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la
privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida
pública como en la vida privada.”

“Artículo 6. El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia


incluye, entre otros:
a. El derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación,
y
b. El derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones
estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales
basadas en conceptos de inferioridad o subordinación.”

VII. CONCEPTOS DE VIOLACIÓN:

PRIMERO. La responsable Directora General y Oficial Central del


Registro Civil del Estado de Quintana Roo, al emitir el oficio señalado como
acto reclamado, viola en perjuicio de los quejosos la garantía de legalidad, toda
vez que dicho acto carece de la debida fundamentación y motivación por
contener consideraciones indebidas, injustas e inconstitucionales.

La referida autoridad registral funda la aludida determinación contenida


en el oficio SEGOB/SAJ/DGRC/DJ/803/2019, en los numerales 538, 961, 962 y
967 del Código Civil para el Estado de Quintana Roo, los cuales a la letra dicen:
“Artículo 538.- El nombre propio será puesto libremente por quien
registre el nacimiento de un niño y los apellidos serán los paternos
de los progenitores, sean tales apellidos simples o compuestos.”

“Artículo 961.- El registro del nacimiento se hará presentando al niño


ante el Oficial, Delegado o Subdelegado del Registro Civil que
corresponda, en su oficina, en la casa familiar o establecimiento en
que aquél hubiere nacido.”
“Artículo 962.- Tienen obligación de declarar el nacimiento, el padre,
dentro de los quince días de ocurrido aquel y en su defecto la madre
dentro de los treinta días.”

“Artículo 967.- Tanto la madre como el padre, que no estuvieren


casados entre sí, tienen el deber de reconocer a su hijo; pero si no
cumplen con este deber voluntariamente no se asentará en el acta
de nacimiento el nombre y apellido de los mismos y simplemente se
anotará el ella, hora y lugar del nacimiento, así como el nombre y
apellidos que se pongan a la persona cuyo nacimiento se ha
registrado.”

La referida autoridad registral, en el oficio señalado como acto


reclamado, motivó su determinación, esencialmente, en los siguientes términos:

“(…)
En esa tesitura y encuadrando, a lo precisado en los numerales
anteriormente señalados, hacen improcedente la petición señalada,
debiendo apegarse a lo fundamentado en el artículo 538, dejando a
salvo sus derechos, para las acciones que correspondan
(…)”

De la redacción del citado numeral 538, de obtiene que el nombre propio


de un niño, será puesto libremente por quien lo presente, y los apellidos
serán los paternos de los progenitores, ya sean simples o compuestos.

AHORA BIEN, CON INDEPENDENCIA DE QUE EL CITADO ARTÍCULO


538 ESTABLEZCA LA OBLIGACIÓN DE QUE LOS APELLIDOS QUE SE
ASIGNEN AL MENOR A REGISTRAR, SEAN ÚNICAMENTE LOS PATERNOS,
Y QUE CON ELLO SE VULNEREN GARANTÍAS TALES COMO LA DE
IGUALDAD Y DERECHO A LA NO DISCRIMINACIÓN DE LA MUJER,
ENTRER OTRAS, LO CUAL SE COMBATIRÁ EN LOS CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN ATINENTES, SE ESTIMA QUE EN EL PRESENTE CASO, LA
SOLICITUD DE LOS AHORA QUEJOSOS SE APEGÓ A LO ESTABLECIDO
POR DICHO NUMERAL, DEBIDO A QUE LOS APELLIDOS SOLICITADOS,
CORRESPONDEN A LOS APELLIDOS PATERNOS DE LOS SUSCRITOS.

Es así, debido a que los suscritos presentamos una solicitud ante la


Oficina del Registro Civil del Estado, con residencia en Solidaridad, para
registrar a nuestro hijo “Menor” con el nombre de Miguel Ferreira Amorim
Guerra, a la cual recayó la determinación contenida en el oficio en cita.
En el presente caso, el nombre con que pretendemos se registre a
nuestro hijo “Menor”, y como se solicitó desde un inició ante la responsable, se
ajusta a lo estipulado por el artículo 538 del Código Civil para el Estado, ya que
“FERREIRA”, corresponde al apellido paterno de la suscrita madre del “Menor”,
y “AMORIM GUERRA”, es el apellido paterno del padre que suscribe.

Lo anterior, se acreditó al presentar la solicitud de registro de nacimiento


ante la Oficina del Registro Civil del Estado, con las documentales públicas
consistentes en:

a) Certificado de nacimiento de la suscrita Andrea De Amorim Ferreira,


expedido por la oficina del Registro Civil de la ciudad de Rio de Janeiro, de la
República Federativa de Brasil (anexo 1), del que se advierte que mis abuelos
paternos son Idalino Ferreira da Silveira y Leonir Teixeira da Silveira, y los
maternos Manoel Antonio de Amorim y Deolinda Martins Pereira, por lo que
se registró como mi primer apellido, el paterno de mi abuelo materno, “DE
AMORIM”, y como segundo apellido, “FERREIRA”, por el apellido paterno de
mi abuelo paterno.

Ello, debido a que, como ya se dijo, en Brasil, no se establece un orden


legal en los apellidos ni la obligación de adoptar el apellido del padre o de la
madre. Sin embargo, tradicionalmente se usan los apellidos de las familias de
ambos padres (primero el de la madre y por último el del padre), lo cual,
constituye un hecho notorio para el Juzgador.

Asimismo, cabe reiterar que legislación civil de aquél País, en específico


el artículo 16 de la Ley 10406, establece el derecho al nombre, que incluye el
apellido, pero no se establece un orden legal ni la obligación de adoptar el
apellido del padre o la madre, sin embargo, como ya se dijo, tradicionalmente
se asienta primero el apellido paterno de la madre y luego el paterno del padre.

b) Acta de nacimiento 7888 del año 2008, emitida por la Oficina del
Registro Civil de la ciudad Alcobaca, Portugal, exhibida en original con su
respectiva apostilla y traducción (anexo 2), de la que se advierte que el suscrito
Paulo Cesar Da Silva Amorim Guerra, fui registrado con ese nombre, y que
mis abuelos paternos son Manuel Correia Amorim Guerra y María Estela
Vidal Flora Amorim, y los maternos Antero Monteiro da Silva y Maria Alice
Carolina Ferma da Silva, por lo que mi primer apellido, “DA SILVA”,
corresponde al apellido paterno de mi madre y el segundo, “AMORIM
GUERRA”, al apellido paterno de mi padre.
Asimismo, constituye un hecho notorio que la legislación civil en
Portugal, establece que los hijos llevarán los apellidos del padre y la madre o
sólo los de uno de ellos, a elección de aquéllos y que el orden es discrecional.

c) Copia certificada del certificado de nacimiento de nuestro hijo “Menor”


(Anexo 5), a quien decidimos llamar “MIGUEL FERREIRA AMORIM
GUERRA”.

d) Constancia expedida por la Encargada de la Sección Consular de la


Embajada de Portugal con residencia en la Ciudad de México, en la que se
explicó que los apellidos que se solicitó se asignaran a nuestro hijo “Menor”,
son nuestros apellidos paternos (anexo 6), y en la cual se hizo referencia
también a los pasaportes de los suscritos, de los que se advierte dicha
situación, mismos que se exhiben adjuntos a la presente como anexos 7 y 8,
en copia debidamente certificada y que de acuerdo a la jurisprudencia hacen
prueba plena internacional, sin necesidad de traducción para que tengan
eficacia jurídica.

De lo anterior, se colige que la Directora General y Oficial Central del


Registro Civil del Estado de Quintana Roo, al emitir el oficio reclamado,
fundó su negativa en el artículo 538 del Código Civil del Estado, aplicándolo
inexactamente, y por tanto, dicha determinación carece de la debida
fundamentación y motivación.

SEGUNDO. Se violan los derechos humanos del “Menor” a tener un


nombre, identidad y a ser registrado inmediatamente después de su nacimiento,
tutelados en el artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, artículos 18 y 20 de la Convención Americana Sobre Derechos
Humanos (Pacto de San José), artículos 7 y 8 de la Convención Sobre los
Derechos del Niño, y el artículo 24 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos

Es así, debido a que de conformidad con los preceptos en cita, el


“Menor” tiene el derecho de ser registrado inmediatamente después de su
nacimiento, siendo que la negativa de la Directora General y Oficial Central
del Registro Civil del Estado de Quintana Roo, a registrar al “Menor” es
injustificada, pues no existe precepto alguno que disponga que al registrar el
nombre de una persona deba dársele prioridad al primer o segundo apellido
que aparezcan en el nombre de los progenitores.

En todo caso, el numeral 538 del Código Civil del Estado, establece que
el nombre propio de un niño, será puesto libremente por quien lo presente, y
los apellidos serán los paternos de los progenitores, ya sean simples o
compuestos.

En el presente caso, el nombre con que pretendemos se registre a


nuestro hijo “Menor”, y como se solicitó desde un inició ante la responsable, se
ajusta a lo estipulado por el artículo 538 del Código Civil para el Estado, ya que
“FERREIRA”, corresponde al apellido paterno de la suscrita madre del “Menor”,
y “AMORIM GUERRA”, es el apellido paterno del padre que suscribe.

El precepto anterior implica que el registrado debe adquirir el apellido


paterno de cada uno de sus padres; sin embargo, NO ESTABLECE CUÁL DE
LOS DOS APELLIDOS que se observen en el nombre de los padres debe
tomarse como el apellido paterno de estos, ni mucho menos, refiere que deba
tomarse indefectiblemente el primer apellido de cada uno los progenitores como
el paterno.

TERCERO. Las autoridades responsables adscritas al Registro Civil del


Estado, violan el principio de autonomía de la voluntad a los padres del
“Menor”, transgrediendo con ello las garantías de protección familiar, y
autonomía de los padres de decidir sobre el desarrollo y dirección dentro del
núcleo familiar, así como el derecho a la integración de la familia y derecho a la
vida privada y familiar, tutelados por los artículos 4° Constitucional, 17 de la
Convención Americana sobre los Derechos Humanos, 1° de la Convención para
la Eliminación de la Violencia en contra de la Mujer y el 6 de la Convención
Belem do Pará.

Lo anterior, debido a que se niegan a registrar a nuestro hijo “Menor” con


nuestros apellidos en el orden que hemos elegido, independiente de cual sea el
paterno o materno, con el argumento de que debe prevalecer el apellido
paterno de cada engendrador, y no el materno.

Por otra parte, resulta INDISPENSABLE DESTACAR que el veintisiete de


octubre de dos mil catorce nació nuestro primogénito en Rio de Janeiro, Brasil,
al cual registramos en dicha ciudad el veintinueve de dicho mes y año, con el
nombre de Henrique Ferreira Amorim Guerra; “FERREIRA”, por ser el
apellido paterno de su madre, y “AMORIM GUERRA”, por ser el apellido
paterno de su padre, tal como la costumbre estila en dicho País, lo que se
acredita con el certificado de nacimiento, apostilla y traducción relativos.
(Anexo 4)

Ahora bien, en este caso, de registrar a nuestro hijo “Menor”, como


pretenden las autoridades del Registro Civil del Estado de Quintana Roo, el
nombre de nuestro hijo “Menor”, tomando el primer apellido de cada uno de los
suscritos, quedaría como MIGUEL DA SILVA DE AMORIN, o en todo caso,
como MIGUEL DE AMORIN DA SILVA, de invertirse nuestro apellidos, siendo
que el nombre de nuestro primogénito, hermano sanguíneo de nuestro hijo
“Menor”, es HENRIQUE FERREIRA AMORIM GUERRA, debido a que
“FERREIRA” es el apellido paterno de su madre, y “AMORIM GUERRA” el
apellido paterno de su padre.

Al respecto, debe decirse que la familia es la institución fundamental de


la sociedad, tal como señala la Convención Americana Sobre Derechos
Humanos, es por ello que tanto nuestra Carta Magna como diversos tratados
Internacionales establecen la protección de ésta Institución, lo cual comprende
la prohibición de que terceros o las autoridades intervengan en las decisiones
que corresponden exclusivamente a la vida privada familiar. Tal es el caso del
nombre que los padres quieran poner a sus hijos, o el orden en el que se van a
establecer los apellidos, porque, si bien es cierto la ley establece que los
registrados deben de obtener un apellido del padre y un apellido de la madre
(ya sea por cuestiones de interés público en tener un registro del origen de los
mexicanos, ya por el derecho de los padres a que les sea reconocida su
descendencia), ello no implica que el Estado deba de intervenir en escoger cuál
de los dos apellidos que tienen los padres debe de llevar el descendiente, pues
suponer eso implicaría una injustificable intromisión del Estado Mexicano en los
asuntos íntimos familiares.

Por tanto, de negarse el derecho a registrar a nuestro hijo “Menor” con el


nombre que le corresponde de acuerdo a la filiación, LOS APELLIDOS DE
NUESTROS DOS HIJOS NO COINCIDIRIAN, no obstante que ambos son
hijos de los mismos padres, y por tanto, se trataría de manera desigual a dos
menores de edad, ya que si bien, en el Estado de Quintana Roo, los apellidos
tradicionalmente se han asignado de un cierto modo, ello no puede estar por
encima de los derechos del “Menor” a que se le registre inmediatamente
después de su nacimiento, se le asigne un nombre y apellidos, se le respete su
derecho a la identidad y filiación en un sentido de pertenencia con sus
progenitores biológicos y se proteja su desarrollo y bienestar integral, AL
GARANTIZÁRSELE Y RECONOCÉRSELE SUS LAZOS FAMILIARES,
prerrogativas que salvaguardan los artículos de la Carta Magna y de los
tratados internacionales invocados.

Es así, que la negativa de las autoridades para registrar a nuestro hijo


“Menor” con el nombre solicitado, nos causa agravio a los quejosos dado que
se nos impide establecer la dirección que como padres queremos inculcar en la
familia, por lo que pedimos atentamente a usted C. Juez ordene a las
Autoridades Responsables no intervenir en el elegir con cuál de los apellidos de
cada uno de los procreadores queremos registrar a nuestro hijo “Menor”.
Sirve de sustento a lo anterior por su espíritu, la tesis (IV Región) 1o.3 C
(10a.), visible en la página 3483, Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 52, Marzo de 2018, Tomo IV, Materias Constitucional y Civil,
con registro 2016516, del siguiente tenor:

“REGISTRO Y RECONOCIMIENTO DE MENORES. LOS


ARTÍCULOS 477 Y 504 DEL CÓDIGO CIVIL Y 47 DE LA LEY
DEL REGISTRO CIVIL, AMBOS DEL ESTADO DE JALISCO, AL
CONDICIONARLOS CUANDO LA MADRE LOS PROCREE CON
PERSONA DISTINTA DE SU CÓNYUGE, VIOLAN LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES PREVISTOS
CONSTITUCIONAL Y CONVENCIONALMENTE EN FAVOR DE
AQUÉLLOS. Los preceptos citados condicionan el registro y
reconocimiento de los menores cuando su madre los procree con
persona distinta de su cónyuge, a que sea sólo éste quien pueda
reconocerlos como sus hijos, de conformidad con la presunción
legal que prevén en el sentido de que, al haber sido procreados
durante el matrimonio, se presumirán como hijos del esposo y sólo
podrán reconocerse por persona distinta cuando éste los hubiere
desconocido como hijos suyos y exista sentencia ejecutoria que así
lo declare. Por tanto, las disposiciones mencionadas violan los
derechos fundamentales de los menores, previstos por los artículos
1o. y 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; 18, 19 y 24 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; 24 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, y 3, 7 y 8 de la Convención de los Derechos del
Niño, al constituir una medida discriminatoria que contraviene el
derecho humano de igualdad ante la ley pues, sin que persiga
ningún fin constitucional ni convencionalmente válido, trata de
forma desigual a los menores, atento al escenario y contexto
familiar en que fueron procreados, ya que si bien se pretende
proteger el derecho del esposo a que se le reconozca el carácter
de padre de los hijos que hubiere tenido su cónyuge durante la
vigencia de su vínculo matrimonial, ello no puede estar por encima
de los derechos del menor a que se le registre inmediatamente
después de su nacimiento, se le asigne un nombre y apellidos, se
le respete su derecho a la identidad y filiación en un sentido de
pertenencia con sus progenitores biológicos y se protejan su
desarrollo y bienestar integral, al garantizársele y reconocérsele
sus lazos familiares, prerrogativas que salvaguardan los artículos
de la Carta Magna y de los tratados internacionales invocados.”

Asimismo, es aplicable al presente caso, la tesis 1a. II/2019 (10a.)


emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
consultable en la página 716, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Libro 63, Febrero de 2019, Tomo I, Materia Constitucional, Décima Época, con
registro 2019240, del siguiente rubro y texto:

“DERECHO A LA VIDA PRIVADA FAMILIAR. CONSTITUYE


UNA GARANTÍA FRENTE AL ESTADO Y A LOS TERCEROS
PARA QUE NO PUEDAN INTERVENIR ARBITRARIAMENTE EN
LAS DECISIONES QUE CORRESPONDEN ÚNICAMENTE AL
NÚCLEO FAMILIAR. Del derecho de protección de la familia,
contenido en los artículos 4o. de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y 17 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, deriva el respeto a la vida privada
familiar, el cual está expresamente reconocido como derecho
humano en los artículos 12 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos y 16 de la Constitución Federal. En este
sentido, el respeto a la vida privada y familiar constituye una
garantía con la que cuenta la familia, acorde con un concepto
sociológico y no biológico, que se origina en las relaciones
humanas y que encuentra sus bases en la procuración de cariño,
ayuda, lealtad y solidaridad. Así, el derecho a la vida privada
familiar comporta una garantía frente al Estado y a los terceros
para que no puedan intervenir arbitrariamente en las decisiones
que corresponden únicamente al núcleo familiar. De esta manera,
corresponde a los padres decidir, por ejemplo, si desean adoptar
alguna religión o creencia, en dónde establecer su domicilio, qué
hacer con su tiempo libre, a qué escuela llevar a los hijos y qué
nombre ponerles, entre muchas otras elecciones que se
manifiestan en la cotidianidad de la vida familiar. En cualquier caso,
lo relevante es que las relaciones intrafamiliares puedan darse en
un espacio libre de injerencias arbitrarias o injustificadas.”

Finalmente, sirve de sustento a lo anterior, la tesis emitida por la Primera


Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página
716, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 63, Febrero de
2019, Tomo I, Materia Constitucional, Décima Época, con registro 2019241, del
siguiente rubro y texto:
“DERECHO A LA VIDA PRIVADA FAMILIAR. AUTONOMÍA DE
LOS PADRES PARA TOMAR DECISIONES SOBRE SUS HIJOS
MENORES DE EDAD. El derecho a la vida privada familiar
comporta una garantía frente al Estado y a los terceros para que
no puedan intervenir injustificadamente en las decisiones que sólo
corresponden al núcleo familiar; entre estas facultades está el
derecho de los padres a tomar todas las decisiones concernientes
sobre sus hijos, como las relativas a su cuidado, custodia y control.
En este sentido, la protección de la familia frente a intrusiones del
Estado descansa sobre el reconocimiento de que son los padres
los más aptos para tomar decisiones sobre sus hijos, lo cual se
basa en la presunción de que los padres actúan siempre buscando
el mejor interés de sus hijos, es decir, los padres son quienes
tienen un mayor afecto por ellos; conocen mejor sus intereses y
deseos, debido a su proximidad; y, por tanto, generalmente pueden
sopesar de mejor manera los intereses en conflicto y tomar la
mejor decisión sobre sus hijos. Así, en la medida en la que se
alineen con los intereses del menor, existe un amplio espectro de
decisiones que los padres toman autónomamente respecto a sus
hijos que se encuentra protegido prima facie por el derecho a la
privacidad familiar.”

CUARTO. Se viola el principio del interés superior del niño o niña,


previsto en el artículo 4, párrafos nueve, diez y once, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos.

El interés superior de la niñez es uno de los principios rectores más


importantes del marco internacional de los derechos del menor. No sólo es
mencionado expresamente en varios instrumentos, sino que es constantemente
invocado por los órganos internacionales encargados de aplicar esas normas.
El artículo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece
que en cualquier medida que tomen las autoridades estatales deben tener en
cuenta de forma primordial el interés superior del niño. Los artículos 9, 18, 20,
21, 37 y 40 también mencionan expresamente este principio.

Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, en


adelante), ha sostenido que el interés superior del niño es un "punto de
referencia para asegurar la efectiva realización de todos los derechos
contemplados en ese instrumento, cuya observancia permitirá al sujeto el más
amplio desenvolvimiento de sus potencialidades", y ha dicho también que se
trata de un criterio al que "han de ceñirse las acciones del Estado y de la
sociedad en lo que respecta a la protección de los niños y a la promoción y
preservación de sus derechos".

Asimismo, el Comité para los Derechos del Niño ha señalado que "[e]l
principio del interés superior del niño se aplica a todas las medidas que afecten
a los niños y exige medidas activas, tanto para proteger sus derechos y
promover su supervivencia, crecimiento y bienestar como para apoyar y asistir a
los padres y a otras personas que tengan la responsabilidad cotidiana de la
realización de los derechos del niño".
En el ámbito interno, el legislador ordinario ha desarrollado ese principio
expresamente en la legislación derivada del artículo 4 constitucional.

Igualmente, la Suprema Corte ha reconocido en varios precedentes que


el principio de interés superior del niño implica entre, otras cosas, tomar en
cuenta aspectos relativos a garantizar y proteger su desarrollo y el ejercicio
pleno de sus derechos, como criterios rectores para la elaboración de normas y
aplicación en todos los órdenes relativos a la vida del niño, de conformidad con
lo establecido en el texto constitucional y la Convención sobre Derechos del
Niño.

De acuerdo con todo lo anterior, el interés superior del niño es un


principio que desempeña un papel muy relevante en el derecho internacional,
está reconocido expresamente por el artículo 4 constitucional, ha sido
desarrollado en varios precedentes de la Suprema Corte y es recogido
expresamente en las disposiciones reglamentarias de ese precepto
constitucional como un principio rector de los derechos del niño.

En ese sentido, al ser valiosa en sí misma la libre elección individual de


planes de vida e ideales de excelencia humana, el Estado tiene prohibido
interferir indebidamente con la elección y materialización de estos, debiendo
limitarse a diseñar instituciones que faciliten la persecución individual de esos
planes de vida y la satisfacción de los ideales de virtud que cada uno elija, así
como a impedir la interferencia injustificada de otras personas en su
persecución.

El principio del interés superior del menor es una manera de referirse,


precisamente, a ese conjunto de bienes básicos protegidos por derechos
fundamentales, necesarios para que los menores adquieran autonomía
personal.

Por todo lo narrado, queda de manifiesto que la Directora del Registro


Civil del Estado, al negarse a registrar a nuestro hijo “Menor”, ha dejado de
observar el referido principio de interés superior del niño.

QUINTO. Inconstitucionalidad del artículo 538 del Código Civil De


Quintana Roo, y su aplicación por la Directora Del Registro Civil Del Estado
De Quintana Roo, por ser dicho ordenamiento una violación directa al derecho
humano de las mujeres de no discriminación, derecho a la igualdad entre el
hombre y a la garantía de no discriminación en razón del género.

El numeral 538 del Código Civil del Estado de Quintana Roo, dispone:

“Artículo 538.- El nombre propio será puesto libremente por quien


registre el nacimiento de un niño y los apellidos serán los paternos
de los progenitores, sean tales apellidos simples o compuestos.”

De lo anterior, se obtiene que el citado numeral, privilegia los apellidos


paternos, por sobre los maternos, discriminando de manera flagrante a la mujer,
simplemente por razón de su sexo, y con ello se reprime el libre desarrollo de la
personalidad de las mujeres, toda vez que no se les permite sea reconocida el
origen y/o la descendencia materna.

Es por lo anterior que dicha actuación de la autoridad denota una directa


y flagrante violación al derecho humano de no discriminación por razón de
género, tutelada, no solo por nuestra Carta Magna, sino por numerosos tratados
internacionales ratificados por nuestro Estado, entre los que destacan los
siguientes:

Artículo 6 de la Convención Belem do Pará:

“El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre
otros:
a. el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación,
y
b. el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones
estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales
basadas en conceptos de inferioridad o subordinación.
Artículo 1°, de la Convención para la Eliminación de la Violencia en
contra de la Mujer:

“A los efectos de la presente declaración, por “violencia contra la


mujer” se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al
sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o
sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la
libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida
privada.”

Artículo 3 del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos:

“Los estados partes en el presente pacto se comprometen a


garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los
derechos civiles y políticos enunciados en el presente pacto.”

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al


declarar inconstitucional el artículo 58 del Código Civil del Distrito Federal,
se pronunció en contra de establecer cualquier tipo de prelación en favor del
apellido paterno, pues el espíritu de tal actuación “busca reiterar un prejuicio
que discrimina y disminuye el rol de la mujer en el ámbito familiar”, y determinó
que “las actas de nacimiento de los menores deberán contener el orden de los
apellidos elegido por los padres de común acuerdo”:

Dicho criterio se encuentra contenido en la tesis 1a. CCVII/2017 (10a.),


emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
consultable en la página 433, del Semanario Judicial de la Federación, Libro 49,
Diciembre de 2017, Tomo I, Materia Constitucional, Décima Época, con registro
2015743, del siguiente rubro y texto:

“ORDEN DE LOS APELLIDOS. INCONSTITUCIONALIDAD DEL


ARTÍCULO 58 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO
FEDERAL. La prohibición que establece el artículo 58 del Código
Civil para el Distrito Federal de anteponer el apellido de la mujer al
del hombre durante el registro de un menor recién nacido es
inconstitucional en virtud de que busca reiterar un prejuicio que
discrimina y disminuye el rol de la mujer en el ámbito familiar. Lo
anterior en virtud de que reitera la concepción de que la mujer tiene
un papel secundario en la familia en relación con el hombre. Así,
las actas de nacimiento de los menores deberán contener el orden
de los apellidos elegido por los padres de común acuerdo.”

Asimismo, la mencionada Sala, en diversa tesis reiteró su


pronunciamiento al respecto al afirmar que “la imposibilidad de anteponer el
apellido materno atenta contra el derecho a la igualdad y no discriminación de
éstas debido a que implica reiterar la concepción de la mujer como miembro
secundario de una familia encabezada por el hombre”, misma que a
continuación se cita.
Tesis 1a. CCIX/2017 (10a.), emitida por la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 434, del Semanario
Judicial de la Federación, Libro 49, Diciembre de 2017, Tomo I, Materia
Constitucional, Décima Época, con registro 2015745, del siguiente tenor:

“ORDEN DE LOS APELLIDOS. PRIVILEGIAR EL APELLIDO


PATERNO DEL HOMBRE SOBRE EL DE LA MUJER
REFUERZA PRÁCTICAS DISCRIMINATORIAS CONTRA LA
MUJER. El sistema de nombres es una institución mediante la
cual se denomina y da identidad a los miembros de un grupo
familiar. Éste, a su vez, cumple dos propósitos. Primero, sirve
para dar seguridad jurídica a las relaciones familiares, fin que por
sí solo podría considerarse constitucionalmente válido. No
obstante, el sistema de nombres actualmente vigente también
reitera una tradición que tiene como fundamento una práctica
discriminatoria, en la que se concebía a la mujer como un
integrante de la familia del varón, pues era éste quien conservaba
la propiedad y el apellido de la familia. En razón de lo anterior, la
imposibilidad de anteponer el apellido materno atenta contra el
derecho a la igualdad y no discriminación de éstas debido a que
implica reiterar la concepción de la mujer como miembro
secundario de una familia encabezada por el hombre.”

Por otro lado, el artículo en mención implica una intromisión arbitraria a la


intimidad familiar, pues viola el principio de autonomía de la voluntad
intrafamiliar, toda vez que, si bien es cierto y necesario que los registrados sean
inscritos con un apellido de cada progenitor, el Estado no ha de ser quien
decida cuál de los dos apellidos deberá de llevar por nombre, pues los apellidos
tienen impreso un valor sentimental familiar, razón por la cual concierne
únicamente a la intimidad familia decidir qué apellidos prevalecerán en su
propio historial generacional.
Es por lo anterior que el artículo 538 del Código Civil de Quintana Roo,
causa agravio a esta parte quejosa, toda vez que se nos impide como familia
registrar al “Menor” con los apellidos SOLICITADOS y que corresponden a la
realidad filial de aquél, violando con ello el libre desarrollo de la mujer (la
descendencia materna de la madre) simplemente por razón de su género. Es
por ello que solicitamos atentamente a usted C. Juez declare inconstitucional
dicho artículo por las razones ya expuestas.

SUSPENSIÓN DEL ACTO RECLAMADO

Con fundamento en lo dispuesto por el artículo 125 de la Ley de Amparo,


solicito la suspensión provisional y en su momento la definitiva del acto
reclamado para el efecto de: Registrar a nuestro HIJO MENOR DE EDAD, sin
nombre registrado a la fecha, como “MIGUEL FERREIRA AMORIM
GUERRA”, no obstante la negativa de las Responsables, por ser de gran riesgo
que el “Menor” se encuentre sin identidad, por los motivos que se expondrán en
el apartado “Peligro en la Demora” del presente capítulo.
Existe soporte legal y precedentes suficientes por parte de la Suprema
Corte de Justicia así como de Tribunales Colegiados de Circuito, que respaldan
la juridicidad de la suspensión aquí solicitada:

Desde 1996 el Pleno de la Suprema Corte de Justicia mediante la


Jurisprudencia P./J. 16/96 de rubro “SUSPENSION. PROCEDENCIA EN LOS
CASOS DE CLAUSURA EJECUTADA POR TIEMPO INDEFINIDO”, avaló la
posibilidad de, haciendo un cálculo de probabilidad y verosimilitud del derecho
del solicitante, dar al quejoso un adelanto provisional del derecho cuestionado.
Siempre y cuando exista Apariencia de Buen Derecho, y Peligro en la
Demora.

La actual Ley de Amparo en el segundo párrafo de su Artículo 147


expresamente señala la posibilidad de restablecer provisionalmente al quejoso
el goce del derecho violado mientras se dicta sentencia ejecutoria en el juicio de
amparo.

Asimismo, la Jurisprudencia de la Suprema Corte ha sostenido la


posibilidad de conceder la suspensión contra actos de omisión, para efecto de
que la autoridad responsable despliegue una conducta positiva. Así lo refleja de
manera puntual la Jurisprudencia 1a./J. 35/2018 (10a.) de rubro “SUSPENSIÓN
EN EL JUICIO DE AMPARO. EXCEPCIONALMENTE, ES PROCEDENTE
CONCEDERLA DE PLANO Y DE OFICIO TRATÁNDOSE DE LA OMISIÓN DE
LA AUTORIDAD PENITENCIARIA DE PROVEER A LOS INTERNOS ROPA Y
ZAPATOS EN BUEN ESTADO”. De la cual se desprende: “Ya no es tema de
discusión si procede o no la suspensión contra actos de omisión de una
autoridad, para efecto de ordenar a esta el despliegue de actos positivos. Ya da
por hecho que sí es posible, y el tema a discusión es los casos en que puede
proceder o no de oficio.”

Las razones por las cuales resulta evidente que mediante la suspensión
del acto reclamado se puede conminar a una autoridad a desplegar actos
positivos, se aprecian en la ejecutoria de la cual emana dicha jurisprudencia:

 En su párrafo 29, señala: Por derecho a la tutela jurisdiccional puede


entenderse, en sentido amplio, el derecho de las personas a formular
pretensiones –y a defenderse de ellas– ante un órgano jurisdiccional, a
través de un juicio en el que se respeten las garantías del debido
proceso, en el que se emita una sentencia y, en su caso, se logre su
plena y efectiva ejecución.
 En su párrafo 40 señala: Al respecto, esta Primera Sala ha interpretado
que el derecho fundamental a un recurso sencillo, rápido y efectivo,
reconocido en el artículo 25, numeral 1, de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, implica que los mecanismos o medios
procesales destinados a garantizar los derechos humanos sean
efectivos, lo que, como lo ha establecido la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, conlleva a que ese recurso sea realmente idóneo
para determinar si se ha incurrido o no en una violación a los derechos
humanos y, en su caso, proveer lo necesario para remediarla.

 El párrafo 42: Entre los instrumentos jurídicos con que se garantiza la


efectividad del recurso, se encuentran las medidas cautelares, como la
suspensión del acto reclamado en el juicio de amparo.

 El párrafo 43 señala: En efecto, la suspensión del acto reclamado, en


tanto medida cautelar, tiene como finalidad conservar la materia del juicio
de amparo y evitar la consumación de daños irreparables o difícilmente
reparables, a los derechos del quejoso.

Igualmente se invoca el precedente judicial I.10o.A.19 A (10a.) de rubro


“AUTORIZACIÓN PARA OPERAR Y MANTENER UN CENTRO DE
VERIFICACIÓN VEHICULAR EN LA CIUDAD DE MÉXICO. PROCEDE
CONCEDER LA SUSPENSIÓN EN EL AMPARO CONTRA LA NEGATIVA DE
LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA DE REVALIDARLA, PARA EL EFECTO
DE PERMITIR SU FUNCIONAMIENTO EN TANTO SE RESUELVE EL JUICIO
EN LO PRINCIPAL” que sostiene la posibilidad de otorgar la suspensión, en un
caso análogo al que nos ocupa:

En el caso ahí analizado, la resolución impugnada era de naturaleza


negativa (la autoridad de la Ciudad de México no accedió a revalidar la
autorización solicitada). No obstante, el Tribunal sostuvo que ello no es
impedimento para otorgar la suspensión. Pues del propio acto derivan
consecuencias de naturaleza positiva, al prohibir la operación del centro.

Se concedió la suspensión a fin de permitir el funcionamiento del centro


de verificación en tanto se resuelve el juicio de amparo. (AUTORIZACIÓN
PARA OPERAR Y MANTENER UN CENTRO DE VERIFICACIÓN VEHICULAR
EN LA CIUDAD DE MÉXICO. PROCEDE CONCEDER LA SUSPENSIÓN EN
EL AMPARO CONTRA LA NEGATIVA DE LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA
DE REVALIDARLA, PARA EL EFECTO DE PERMITIR SU FUNCIONAMIENTO
EN TANTO SE RESUELVE EL JUICIO EN LO PRINCIPAL.)
De conformidad con los artículos 107, fracción X, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y 147, párrafo segundo, de la Ley de
Amparo, de proceder la suspensión y atento a la naturaleza del acto, el
juzgador debe ordenar que las cosas se mantengan en el estado que guarden
y, de ser posible material y jurídicamente, restablecer provisionalmente al
quejoso en el goce del derecho violado, mientras se falla el juicio en lo principal.
En estas condiciones, si bien la resolución mencionada es de naturaleza
negativa, en tanto que la autoridad administrativa de la Ciudad de México no
accedió a revalidar la autorización solicitada, ello no es impedimento para
otorgar la suspensión, pues del propio acto derivan consecuencias de
naturaleza positiva, al prohibir la operación del centro, ordenar devolver los
documentos con que cuente para la prestación del servicio, prohibir la
disposición del equipo y software utilizados, así como soportar las cargas
laborales derivadas del mismo. Por tanto, como la naturaleza del acto admite su
paralización, es dable conceder la medida cautelar con efectos restitutorios, a
fin de permitir el funcionamiento del centro de verificación en tanto se resuelve
el juicio de amparo, siempre que se acredite la apariencia del buen derecho y
no se contravenga el interés social.

Asimismo, el Pleno en Materia administrativa del Primer Circuito


estableció Jurisprudencia en octubre de 2017, bajo el rubro “SUSPENSIÓN EN
EL JUICIO DE AMPARO. PROCEDE CONCEDERLA CONTRA LA
NEGATIVA DE LA AUTORIDAD DE PROPORCIONAR EL SERVICIO DE
PROTECCIÓN Y SEGURIDAD ADICIONAL QUE REQUIERAN EX
SERVIDORES PÚBLICOS DE LA PROCURADURÍA GENERAL DE LA
REPÚBLICA PARA RESGUARDAR SU INTEGRIDAD Y LA DE SUS
FAMILIARES, DEBIDO A SUS NECESIDADES O CIRCUNSTANCIAS
PARTICULARES”, en la que estableció que “ante la negativa de la autoridad de
brindar esa seguridad complementaria de recursos humanos, materiales o
económicos, procede conceder la suspensión para el efecto de que se acceda
a dicha pretensión”: “SUSPENSIÓN EN EL JUICIO DE AMPARO. PROCEDE
CONCEDERLA CONTRA LA NEGATIVA DE LA AUTORIDAD DE
PROPORCIONAR EL SERVICIO DE PROTECCIÓN Y SEGURIDAD
ADICIONAL QUE REQUIERAN EX SERVIDORES PÚBLICOS DE LA
PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA PARA RESGUARDAR SU
INTEGRIDAD Y LA DE SUS FAMILIARES, DEBIDO A SUS NECESIDADES O
CIRCUNSTANCIAS PARTICULARES”.

Conforme a los acuerdos internos de la Procuraduría General de la


República y del titular del Ejecutivo Federal, determinados ex funcionarios
públicos que desempeñaron cargos en esa dependencia en áreas estratégicas
de combate a la delincuencia, tienen el derecho de gozar, por determinado
tiempo de servicios de protección para seguridad propia y la de su familia
consistentes, entre otros, en personal de custodia, vehículos, equipo y viáticos.
En ese entendido, si varían las circunstancias particulares de algún miembro de
su familia de modo que justifiquen una protección adicional, o bien, que la
otorgada inicialmente sea insuficiente para lograr ese objetivo, ante la negativa
de la autoridad de brindar esa seguridad complementaria de recursos humanos,
materiales o económicos, procede conceder la suspensión para el efecto de
que se acceda a dicha pretensión ya que, en términos del segundo párrafo del
artículo 147 de la Ley de Amparo, es factible restituir provisionalmente al
quejoso en el derecho afectado con el acto de autoridad y, además, no existe
alguna imposibilidad jurídica o material para ese efecto, ni se sigue perjuicio al
interés social ni se violan normas de orden público; aunado a que cobra
aplicación la apariencia del buen derecho y, de manera relevante, el peligro en
la demora, debido a que podrían causárseles daños irremediables sobre su
vida, seguridad e integridad. Lo anterior, sin perjuicio de que si se demuestra
que esa prerrogativa ya no está vigente o fue modificada o revocada por la
normativa aplicable, o bien, en cuanto a la dotación de los recursos económicos
se advierte que la objetividad de la solicitud y destino no es racional porque
puede producirse un abuso o extremo en su entrega, el órgano jurisdiccional de
amparo podrá negar o acotar la suspensión con la finalidad de no constituir un
derecho o hacerlo extensible fuera del parámetro de protección.

En el mismo sentido se pronunció el Segundo Tribunal Colegiado en


Materia de Trabajo del Décimo Sexto Circuito: “SUSPENSIÓN EN AMPARO
INDIRECTO. CONTRA ACTOS DE NATURALEZA NEGATIVA ES
PROCEDENTE SU CONCESIÓN CON EFECTOS RESTITUTORIOS”.

De la interpretación sistemática de los artículos 77, fracción II y 147,


párrafo segundo, de la Ley de Amparo, se advierte que la suspensión del acto
reclamado, a petición de parte, cuando se satisfacen los requisitos del artículo
128 de la propia ley, es susceptible de otorgarse, incluso, tratándose de actos
negativos, siempre y cuando sea jurídica y materialmente posible restablecer
provisionalmente al quejoso en el goce del derecho violado, en tanto se
pronuncia sentencia ejecutoria en el juicio de amparo, lo que es acorde con la
reforma constitucional de 10 de junio de 2011, que tuvo como propósito otorgar
una protección amplia e integral a los derechos de las personas. De ahí que el
legislador, por medio de la institución de la suspensión buscó satisfacer una
doble función: por un lado, conservar la materia de la controversia y, por otro,
evitar que las personas sufran afectaciones a su esfera jurídica mientras se
resuelve el fondo del asunto, mediante el restablecimiento provisional del
derecho transgredido; es decir, como medida restitutoria provisional de los
derechos afectados con motivo de un acto que, sin importar si implica un hacer
o un no hacer, dada su propia naturaleza y características, involucra un
menoscabo en la esfera jurídica del gobernado.
En el caso que nos ocupa existe apariencia del buen derecho, debido a
que el nombre con que pretendemos se registre a nuestro hijo “Menor”, y como
se solicitó desde un inició ante la responsable, se ajusta a lo estipulado por el
artículo 538 del Código Civil para el Estado, ya que “FERREIRA”, corresponde
al apellido paterno de la suscrita madre del “Menor”, y “ AMORIM GUERRA”, es
el apellido paterno del padre que suscribe.

Por otra parte, se estima que existe la apariencia del buen derecho, en
virtud que la redacción del citado artículo 538 del Código Civil para el Estado,
es evidentemente violatoria del derecho humano a la igualdad, a la no
discriminación, a la integración de la familia, a la vida privada y familiar, a la
protección de la familia y al la igualdad entre el hombre y la mujer, al privilegiar
los apellidos paternos, a los apellidos que se generan del linaje materno.

Igualmente, se estima que existe la apariencia del buen derecho, pues en


toda actuación del Estado debe prevalecer el interés superior del niño.

PELIGRO EN LA DEMORA:

Si no se registra al “Menor” lo antes posible, permanecerá sin identidad lo


que dure la tramitación del presente juicio de garantías, con lo cual corre el
gravísimo peligro de no gozar con derechos como SEGURO MÉDICO,
nacionalidad, derecho a recibir herencia e incluso su libertad de tránsito.

Lo anterior significa que, de actualizarse un penoso evento como de


contraer alguna enfermedad y/o accidentarse físicamente, NO RECIBIRÍA
ASISTENCIA MÉDICA, dado que la persona en cuestión no cuenta con
identidad alguna con la cual pueda ser beneficiaria de un seguro médico,
o ser inscrita en ante cualquier institución hospitalaria, ya sea pública o
privada.

Esto, sin considerar, otros riesgos como la nugatoria de recibir herencia,


en el caso de actualizarse el supuesto durante la tramitación del presente juicio
de garantías, pues el “menor” aún no es acreedora de derechos civiles por no
encontrarse inscrita en el Registro Civil Mexicano.

También resultaría nugatorio para el “Menor” recibir refugio en otro país


junto con su familia en caso de algún desastre natural en México u otro estado
de emergencia.
Entre otros innumerables supuestos en los que el “menor” necesitaría
tener una identidad inscrita en el Registro Civil Mexicano.

EXISTENCIA DE DERECHO:

Cabe aclarar, que la parte quejosa no está pidiendo que se le otorgue un


derecho que no tiene, RESULTA INNEGABLE que el “Menor” tiene el
DERECHO A LA IDENTIDAD Y A SER REGISTRADO DE MANERA
INMEDIATA A SU NACIMIENTO, por el simple hecho de que la “menor” es un
ser humano, nacido en México, tal como se acredita con la copia certificada
ante Notario de su certificado de nacimiento (anexo 5), acreedor por ende, de
las garantías que otorga la Constitución Mexicana.

Por lo anteriormente fundamentado es que se deberá conceder la


suspensión provisional del acto reclamado en los efectos solicitados, por así
proceder legalmente, al tratarse de una negativa injustificada, cuya actuación
excede a lo que las responsables debe ajustarse, y al tratarse de derechos
humanos fundamentales tutelados por nuestra Constitución Política, como lo
son el de IDENTIDAD, NO DISCRIMINACIÓN, AUTONOMÍA DE LA
VOLUNTAD y LEGALIDAD.

Por lo expuesto y fundado,

A USTED, C. JUEZ O JUEZA DE DISTRITO EN EL ESTADO DE


QUINTANA ROO, DE LA MANERA MÁS ATENTA Y RESPETUOSA
POSIBLE, SOLICITAMOS:

PRIMERO.- Tener por formulada la presente demanda de amparo


indirecto en los términos solicitados.

SEGUNDO.- Ordenar el cotejo de los originales exhibidos con las copias


simples exhibidas, para el resguardo de los primeros en la Secretaría del
Juzgado.

TERCERO.- Ordenar el cotejo compulsa de los documentos exhibidos


como prueba, con las copias simples agregadas para tal efecto, para ser
integradas a los cuadernos incidentales y tomadas en consideración.

CUARTO.- Otorgar la suplencia de la queja.


QUINTO.- Concedernos la suspensión provisional y en su momento
decretar la definitiva.

SEXTO.- Pronunciar sentencia que nos conceda el amparo y protección


de la justicia federal.

SÉPTIMO.- Al tenor del artículo 8 de la Ley Federal de Transparencia y


Acceso a la Información Pública Gubernamental, nos oponemos a la
publicación de nuestros datos personales.

Cancún, Quintana Roo, 5 de agosto de 2019.

PROTESTAMOS LO NECESARIO

PAULO CESAR DA SILVA AMORIM GUERRA,


por mi propio derecho y en representación de mi
HIJO MENOR DE EDAD, SIN NOMBRE
REGISTRADO A LA FECHA, “MIGUEL
FERREIRA AMORIM GUERRA”.

ANDREA DE AMORIM FERREIRA GUERRA,


también conocida como ANDREA DE AMORIM FERREIRA,
por mi propio derecho y en representación de mi
HIJO MENOR DE EDAD, SIN NOMBRE REGISTRADO
A LA FECHA, “MIGUEL FERREIRA AMORIM GUERRA”.

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