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En ese sentido, la educación sexual es una oportunidad pedagógica, que no se reduce a

una cátedra o taller, sino que debe constituirse como un proyecto que promueva entre los

estudiantes la toma de decisiones asertivas y autónomas, sobre el respeto a la dignidad

humana, comenzando por sus propios cuerpos.

La sexualidad pasa por reconocer las relaciones sociales entre hombres y mujeres como

un producto histórico y cultural que ha instituido roles diferenciados entre ambos, es una

oportunidad pedagógica, que no se reduce a una cátedra o taller, sino que debe constituirse

como un proyecto transversal, que promueva entre sus estudiantes la toma de decisiones

responsables, informadas y autónomas sobre su cuerpo, el respeto a la dignidad humana, la

valoración de las pluralidades y la vivencia y construcción de relaciones entre estudiantes.

Los procesos vividos fueron de una satisfacción personal ya que permitieron al practicante

forjar sus habilidades como: Formación específica en psicología de la educación. Afán e

interés de investigador. Interés por la forma de pensar y actuar de los estudiantes. Un

enfoque lógico y metódico para la resolución de problemas. Habilidades de comunicación y

habilidades interpersonales. Adoptar un trato tranquilo y profesional en todo momento. La

capacidad de comunicar los resultados de la sistematización, incluso en forma de informes

escritos. Habilidades de trabajo en equipo. Conocimientos psicológicos para entender el

comportamiento de los estudiantes desde un punto de vista teórico y científico. Ser un buen

oyente. Trabajar de forma lógica y sistemática. Ser paciente, objetivo y carente de

prejuicios. Ser capaz de relacionarse con personas de todas las edades y de todos los

entornos sociales en especial en la comunidad educativa. Ser capaz de establecer una

relación de confianza y constructiva con los estudiantes y docentes. Comprometerse a

ayudar a los estudiantes a transformar sus vidas de una manera positiva. Ser resistente y
capaz de no verse superado por las dificultades con las que se encuentra, desde este aspecto

se ve más marcado cuando se es practicante ya que en ocasiones la opinión y sugerencias

del estudiante que realiza la experiencia no son tenidas en cuenta por ser practicante y la

falta de experiencia en el campo laboral.

Cuando se desarrollan estas habilidades como psicólogo educativo desde el área de

asesoría escolar se puede brindar herramientas psicológicas para fortalecer la identidad

sexual de los estudiantes, para lo que se desarrolló la sistematización en un proceso de

proyecto que sensibilice a los estudiantes y docentes en el área sexual de los mismos.

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