Departamento de Psicología
Licenciatura en Psicología
Psicología Clínica II
Tp2
“Caso María”
Sede: Piedras
2020
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Introducción
En el siguiente trabajo, desarrollaremos el caso “María”, como se fue dando su
evolución durante el trabajo psicoanalítico y que técnicas se fueron realizando durante
el proceso de cura.
Lo trabajado se realizó sobre el diagnóstico, el motivo de consulta, la
transferencia, donde se tuvo en cuenta las primeras entrevistas. Desde ahí, se emprende
el camino a la cura, estableciendo las condiciones a trabajar.
María claramente es un caso de locura histérica. Se ve este diagnóstico en el
transcurso del tratamiento. En este caso, hay conciencia de enfermedad y deseo de
curarse.
Desarrollo
El motivo de la consulta de María era su inconveniente para poder dormir y su
temor a ser agredida mientras duerme, el cual se pudo llegar a entender casi al final del
tratamiento. Como marca el texto de “Más allá del principio del placer”, hay una clase
de sueños que son los denominados sueños traumáticos, como a María, que les sucede a
personas que han sufrido un accidente. En este caso, hablamos de los arañazos que
sufrió en una de sus internaciones mientras dormía, por otra interna. El otro motivo de
consulta eran problemas de pareja, de poder tener una pareja estable y poder formar una
familia, algo q tanto añoraba.
En este caso, se realiza una buena transferencia. María desplaza en la figura del
analista su problemática, tomando caminos como la rememoración, donde no le es
posible hablar y tiene a repetir. Nos confirma lo neurótica de María, ya que repite un
pasado olvidado. Repite sus inhibiciones para no recordar.
La transferencia es una repetición, no solo sobre el médico sino sobre todos los
demás sectores de la situación presente. El analizado repite en lugar de recordar y lo
hace bajo las condiciones de la resistencia. ¿Qué es realmente lo que repite? Repite sus
inhibiciones, sus tendencias inutilizables y sus rasgos de carácter patológico. La
enfermedad no cesa con el inicio del tratamiento y no podemos tratarla como un hecho
histórico, sino como una potencia actual.
Se debe tener en cuenta los tiempos del paciente, tal como lo marca María
“Todavía no es el tiempo”.
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una identificación masiva con las demás pacientes hizo que aparentara el mismo cuadro
clínico al momento de ser diagnosticada por los médicos. Sin embargo, María poseía
lenguaje simbólico, entendía que estaba enferma, pedía ayuda, incluía a la analista en
sus series psíquicas, quien en lugar de internarla afuera (hospital) la internó adentro,
pero no desde un lugar omnipotente (pidió ayuda a un psiquiatra, enfermero, vecina).
Como la madre (analista) se acerca a la cama del bebé. El aparato psíquico de María
necesitaba metabolizar la cantidad de energía no tramitada (como cuando al bebé le
falta el pecho materno, que no llega). Al final en una carta a su psicóloga, dice “tuve
una analista linda y buena” (mamá) y comenzaba un tratamiento con un hombre que
decía que era un “papito” (papá).
Donald Winnicott, en su análisis complejo sobre los fracasos de crear el área
intermediaria en las organizaciones fronterizas, e indicando el destino de la
simbolización y el deterioro del valor funcional del campo transicional, así como los
fenómenos transicionales, insistió en que el encuadre que el analista crea no representa a
la madre: son la madre. Su conceptualización del “falso self” está referida a una
adaptación demasiado exigente al objeto que provee a las necesidades. La teoría del
“hueco” y la imposibilidad de crear desde él otra forma de reunión con el objeto, en la
construcción del espacio potencial, posibilito a los analistas a ensayar nuevas maneras
de ver su propia reacción como un instrumento. Como lo hace la Licenciada con María,
el analista debe prestar atención no solo a lo que está presente sino también a los
eslabones faltantes, que no están ocultos, sino que se experimentan como huecos que
son lo único real para el paciente fronterizo.
Conclusión
Dentro de los resultados obtenidos durante el proceso de terapia, podemos
diferenciar los siguientes puntos que se destacaron durante las sesiones. Por más que
estuvo en estados confusos, no presentó agresión. Reconocía a los médicos (Psicóloga y
Psiquiatra). Respondió de manera rápida a la medicación. No recordó lo sucedido pero
agradeció la labor de la psicóloga y el psiquiatra haberles permitido quedarse en su casa,
recordemos que sufrió mucho en sus internaciones, y fueron situaciones que quedaron
grabadas en su consciente dentro de los episodios inconscientes que tenía. Consultó
varias veces los gastos que se tuvieron en su cuidado dentro de su estado de alteración,
los cuales pagó de manera instantánea. Retomo el tratamiento con la psicóloga como si
nada hubiese sucedido, pero reflotaron recuerdos que tenía en su inconsciente.
Así mismo, enumeramos los recuerdos que afloran posteriores a la crisis. Por un
lado recuerda que su motivo de consulta fue porque no podía dormir, que siente miedo
al dormir, que teme ser agredida mientras duerme que se inicia luego de la cuarta
internación, donde por la noche descansando fue agredida con arañazos por una chica,
quien no le dio tiempo a defenderse. Según cuenta la enfermera fue por una chica que
padecía de esquizofrenia. Otro recuerdo es el comentario que le hace una interna, en
una de sus internaciones, que le dice: “Cuando estas acá dentro la única persona
autorizada para sacarte es la que te interno”. Tenía la fantasía que si su madre la
internaba y a ésta le pasaba algo, quedaba internada para siempre “atada de pies y
manos”.
Tal como se marca en el texto de “Recuerdo repetición y elaboración” de Freud,
el olvido de impresiones, escenas y sucesos se reduce casi siempre a una retención de
los mismos.
Cuando María habla de su material olvidado, en general no los recuerda y los
mantiene en su inconsciente, dado que fueron escenas traumáticas las que tuvo que
vivir. Situaciones en las que no ha vuelto a pensar desde que sucedieron. Se ve como la
amnesia infantil es totalmente compensada por los recuerdos encubridores, es decir, que
constituyen una representación de los años infantiles, tal como se marca en “Recuerdo,
repetición y elaboración”.
Freud piensa que la amnesia infantil es totalmente compensada por los recuerdos
encubridores. En ellos se conserva todo lo que tuvo importancia esencial. Hay que
saberlos extraer por medio del análisis, ya que constituyen una representación tan
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suficiente de los años infantiles olvidados, como el contenido manifiesto del sueño lo es
de las ideas oníricas latentes. Al principio del análisis, el analizado no recuerda nada de
lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de nuevo. No lo reproduce como recuerdo
sino como acto. Lo repite sin saber que lo está repitiendo. En este sentido María logra
acceder a los recuerdos luego del ataque, en parte, gracias a que la situación ofrecida
por la psicóloga, el psiquiatra, la vecina y el enfermero de cuidarla y sostenerla durante
su recuperación es diametralmente distinta a lo que significa para María volver a estar
internada. Y, en parte, gracias al trabajo de “ordenamiento” que María refiere en una de
las sesiones, y a la estructura (Organización neurótica, histeria grave) que María
presenta le permite una reelaboración y acceso al consiente de los recuerdos, que traen
consigo que remita el síntoma.