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Mafia

Ritos secretos del Crimen Organizado

La Mafia adquiere formas y nombres distintos de un rincón a otro del planeta, pero sus
acciones son, siempre, sinónimo de sangre. Los herméticos códigos de honor por los
que se rigen sus miembros tienen un significado esotérico que, en ocasiones, roza el
misticismo. De los Yakuza a la Cosa Nostra, de los Vor v Zakone a las Tríadas,
analizamos los ritos iniciáticos de estas sociedades secretas.

Por Óscar Herradón

Una habitación semioscura se muestra ante el espectador. Un hombre de rostro


indefinido aparece sentado en un sillón de cuero, tras un majestuoso escritorio de
madera. Está flanqueado por dos figuras de aspecto amenazante, dispuestas a sacar en
cualquier momento el revólver que esconden bajo sus chalecos. El hombre sin rostro
saborea un habano; el humo de sus bocanadas impregna la estancia. Frente a él, al otro
lado del escritorio, se encuentra un hombre encorvado, nervioso. De su frente caen,
como lágrimas, gotas de sudor. Sus piernas no paran de temblar. El primero es el Capo
di tutti capi, “el Jefe de jefes”; los que le flanquean son dos soldados y en un rincón,
apenas perceptible pero siempre atento a todo, el Consigliere.
El otro es un colaborador de la Familia que ha sido descubierto pasando información a
la policía. El Consigliere se acerca, susurra algo al oído del Capo, y poco después, tras
la titubeante explicación del malogrado chivato, los dos sicarios levantan al sujeto, que
está a punto de caer al suelo, y se lo llevan. No tardará en convertirse en cadáver. La
delación se paga con la muerte. Siempre.
Es fácil, tras visionar El Padrino de Coppola, seguir las andanzas de Los Soprano
durante seis temporadas o la más reciente Boardwalk Empire –que narra los años de la
Ley Seca en Atlantic City y Nueva York–, imaginarse una escena de este tipo en una
sala de cine. Escenas rodeadas de un aura romántica que, como se encargó de reflejar en
la novela Gomorra el periodista Roberto Saviano –la Camorra puso desde entonces
precio a su cabeza–, tiene poco de real, pues los criminales, lejos de ser “hombres de
honor”, por mucho que se rijan por sus códigos –y deben hacerlo–, suelen ser viles
asesinos impulsados por el ansia de poder y dinero.
No obstante, y aunque para estos personajes la vida de sus congéneres no tiene
demasiado valor, es cierto que sus sociedades, casi secretas, tienen sus propios códigos
de honor, sus “dioses” e incluso sus rituales de iniciación. Es eso lo que les define –y
los diferencia– de otros colectivos fuera de la ley. Unas organizaciones que cada vez
tienen más poder y están entre nosotros. Precisamente en 2014, un vídeo sacaba a la luz
uno de los secretos mejor guardados de la mafia. Hace más de un siglo que se conocen
los ritos de iniciación de estos grupos, aunque siempre ha sido por vía indirecta, por
confesiones de miembros arrepentidos o papeles incautados. Sin embargo, en noviembre
del pasado año se hacía público un vídeo donde se ve el ingreso de un capo mafioso de
La Santa, la máxima categoría de la afiliación de la ‘Ndrangheta, una especie de élite,
cuyos miembros, según publicaba el diario El Mundo, “tienen acceso a los secretos más
herméticos de esta organización”. El vídeo fue grabado por el grupo de operaciones
especial –ROS– de los carabinieri de Milán en Castello de Brianza, una localidad a 35
kilómetros de Milán, en Lombardía, y en él se escucha al capo decir el siguiente
juramento: “Precisamente en esta santa tarde, en el silencio de la noche y bajo la luz de
las estrellas y el esplendor de la luna, formo la cadena. En nombre de Garibaldi,
Mazzini y La Marmora, con palabras de humildad firmo la santa sociedad”.
Así, de un lado al otro del globo, nos topamos con entramados criminales que debido a
sus características, símbolos, formas de actuar y creencias, conforman lo que
conocemos como mafia, a pesar de sus notables diferencias. Pero, ¿de dónde surge esta
denominación? Existe una gran controversia entre los estudiosos sobre la etimología de
la palabra mafia, aunque de lo que no cabe duda es de que está directamente vinculada a
la isla de Sicilia y su historia moderna.
Una de las teorías más extendidas asegura que provendría del vocablo de origen árabe
mahya, cuyo significado es “bravuconería, chulería o jactancia”. No sería extraño si
tenemos en cuenta que de los años 960 al 1060 este pueblo ocupó el territorio siciliano;
al igual que podría tener su origen en el sustantivo árabe mu’afah, cuyo significado es
“protección de los débiles”. Aunque otros historiadores se inclinan por la procedencia
de la antigua expresión toscana maffia, que significaba “miseria”. A saber.
Otra hipótesis es que se trata del acrónimo de la frase Mazzini Autorizza Furti, Incendi,
Avvelenamenti –“Mazzini autoriza robos, incendios, envenenamientos”–, en alusión al
promotor de la Unificación Italiana, Giuseppe Mazzini. En este caso, y siguiendo el
trabajo de Charles William Heckethorn, la mafia se habría iniciado en el siglo XIX
como tal tras la asociación de una serie de indigentes e individuos de la más baja clase
social que, bajo la tutela de Mazzini, realizaron actividades criminales.
Y así más y más teorías, como la que asegura que el término aparece por primera vez
entre 1862 y 1863, cuando se representa en Palermo el drama I Mafiusi di la Vicaria –
Los Mafiosos de la Vicaría–. Su popularidad fue tan grande que en Europa comenzó a
llamarse así al crimen organizado.
Es muy probable que la estructura de estas sociedades secretas surgiera antes de la
Unificación Italiana. Durante siglos Sicilia había estado sometida a condiciones
indignas que sufría gran parte de la población. Unos pocos terratenientes tenían el
poder, mientras que, al no existir un gobierno organizado que velase por los derechos de
los más pobres, éstos se vieron obligados a fortalecer los vínculos familiares, los
llamados “lazos de sangre”, con un código de honor fortalecido por la ley del silencio
para estar seguros. En el siglo XIX surgió también una figura fundamental para
comprender el surgimiento de la mafia: los gabellotti o recolectores de impuestos, que
administraban las propiedades de los poderosos y hacían de intermediarios entre éstos y
los campesinos, quienes debían entregarles un porcentaje de la cosecha por su
mediación. Poco a poco comenzaron a hacerse más poderosos en la isla y a organizarse
en grupos de ladrones y extorsionadores que amenazaban a los labriegos y mercaderes,
siendo un antecedente directo de la mafia y de sus forma de amasar dinero.
Existen otras teorías que se remontan al medievo, a la lucha contra los franceses, y otras
más, numerosas, en relación con la Unificación de Garibaldi y la lucha contra los
borbones españoles. Hasta ahora, nadie se pone de acuerdo sobre el verdadero origen y
su surgimiento es, de esta forma, una fuente inagotable de leyendas. Precisamente una
de estas leyendas señala que la mafia sería de origen español. Según la tradición, a
mediados del siglo XV, tres caballeros hispanos, apodados Oso, Mastroso y Carcañoso
–en italiano Osso, Mastrosso y Carcagnosso–, pertenecientes a la Garduña –ver
recuadro– huyeron de Toledo e hicieron carrera delictiva durante tres décadas en la isla
de Favignana –Islas Egadas, frente a la costa occidental de Sicilia–, a donde llevaron las
reglas de honor y sangre de la sociedad secreta española en un tiempo en el que
provincias como Nápoles estaban bajo dominio de la Corona hispana. Pasados esos
treinta años, Osso se dirigió a Sicilia y fundó la Cosa Nostra; Mastrosso a Calabria,
donde dio forma a la Camorra y, finalmente, Carcagnosso a Calabria, donde crearía la
estructura de la ‘Ndrangheta. Una historia apasionante, pero sin duda legendaria. No lo
son, sin embargo, los numerosos grupos mafiosos que operan en la sombra y que
dominan a base de pólvora y sangre las cloacas del mundo.

(Artículo publicado originalmente en la revista Enigmas. Puedes leerlo completo


en: https://oscarherradon.wordpress.com/about/

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