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- Estr de mal humor es la prerrogativa de los magos.

- Los magos son especialistas en inquietarse.


-Mi instinto me decía que Murphy estaba tensa, tan tensa como la cuerda de
un piano
- Las sillas estaban tapizadas con piel oscura y suntuosa, y mis pies
desaparecían bajo el pelo de una gruesa alfombra color marrón rojizo

-Si nunca lo has vivido, es difícil de explicar. La vida y sobre todo la


consciencia, la inteligencia y las emociones de un humano crean la magia. El hecho
de acabar con una vida con la misma magia que había nacido de ella era
algo espantoso, de algún modo casi incestuoso

-- —Hay solo dos formas de poder haber hecho esto. La primera es por
evocación. La evocación es la manera más directa, espectacular y ruidosa de
magia explícita o brujería, con explosiones, fuego y todo eso. Pero dudo mucho
que haya sido un evocador.
—¿Por qué? —preguntó Murphy. Oí su lápiz deslizándose por el bloc que
siempre llevaba consigo.
—Porque tienes que ver o tocar el sitio donde quieres que haga efecto —le
contesté—, solo la línea visual. Esa mujer, o ese hombre, tendría que haber
estado en la habitación con ellos. Sería difícil ocultar las pruebas forenses con
algo así y alguien que fuera lo suficientemente hábil para conseguir un hechizo
como ese, hubiera preferido usar un arma. Es más fácil.
—¿Cuál es la otra opción? —preguntó Murphy.
—La taumargia —dije—. Como es arriba, es abajo. A través de la energía
algo que ocurre a pequeña escala, pasa a gran escala.
Carmichael resopló.
—¡Qué gilipollez!
Murphy parecía escéptica.
—¿Cómo funciona eso, Harry? ¿Podría hacerse desde otro sitio?
Asentí con la cabeza.

-—El asesino necesitaría tener algo que le conectara con las víctimas: pelo,
uñas, muestras de sangre… ese tipo de cosas.
—¿Cómo un muñeco vudú?
—Sí, exacto, es lo mismo.
—El pelo de la mujer está recién teñido —señaló Murphy.
Asentí.
—Tal vez si averiguaras a qué peluquería fue, podrías descubrir algo. No sé.
—¿Hay algo más que nos sirva de ayuda?
—Sí, el asesino conocía a sus víctimas. Creo que era una mujer.
Carmichael resopló.
—Me parece increíble que tengamos que sentarnos a escuchar esto. En el
noventa por ciento de los casos el asesino conoce a la víctima.
—Cállate, Carmichael —le ordenó Murphy—. ¿Por qué lo dices, Harry ?
Me levanté y me restregué la cara con las manos.
—Por cómo funciona la magia. Cada vez que la usas, viene de tu interior. Los
magos tienen que concentrarse en lo que intentan hacer, visualizarlo, creer en
ello, para que funcione. No puedes hacer que algo ocurra si no es parte de ti, de
tu interior. El asesino podría haber matado a ambos y hacer que pareciera un
accidente, pero prefirió hacerlo de esta manera. Para haberlo hecho así, tenía
que quererlos muertos por motivos muy personales, para estar deseando llegar
tan dentro de ellos. Venganza, quizá. A lo mejor estás buscando una amante o una
esposa.

- Quinqué

- Me quité el abrigo y saqué la túnica gruesa de franela antes de bajar al


laboratorio. Esa es la razón por la que los magos llevan túnica, os lo juro: allí
abajo hace un frío horroroso. Como para no llevarla. Bajé lentamente la escalera
hacia el subsótano, con una vela en la mano, y encendí algunos quinqués, unos
quemadores y una estufa de queroseno que había en un rincón. Al iluminarse la
habitación, quedó a la vista una mesa larga en el centro, otras mesas apoy adas en
tres de las paredes que la rodeaban y un espacio despejado al fondo, donde había
un círculo de metal en el suelo fijado al cemento con unos tornillos en forma de
« U» . Los estantes de encima de las mesas estaban llenos de jaulas vacías, cajas,
tuppers, tarros, recipientes de todo tipo, un par de cuernos fuera de lo común,
unas cuantas pieles, muchos libros viejos con olor a moho, una larga hilera de
cuadernos escritos con mi letra apretada y una calavera humana blanca como la
nieve.

- —Si haces una, siempre hay sitio para hacer dos, Harry. Ya lo sabes.
Era verdad. El proceso de mezclar una pócima alquímica requiere remover,
hervir a fuego lento y esperar durante mucho tiempo. Siempre puedes ir
haciendo otra y alternarlas. A veces, incluso puedes hacer tres, aunque y a sería
pedir demasiado.

- ¿Podía hacer la pócima y o solo? Seguramente. Pero tenía la corazonada de


que no tendría justo el efecto que estaba buscando. Las pócimas son difíciles de
preparar y la may oría dependen más de los detalles precisos que de la intención,
como en los hechizos. Y el hecho de que hiciera un filtro de amor no significaba
que fuera a utilizarlo, ¿eh? De todos modos, solo duraría un par de días y con toda
seguridad no llegaría al fin de semana. ¿Qué problemas podía causar?

- Bob lo hizo de buen grado y durante las dos horas siguientes nos dedicamos a
preparar los brebajes. Todas las pócimas se hacen más o menos de la misma
manera. Primero, se necesita una base para formar el contenido líquido esencial.
Después, algo para captar cada uno de los sentidos y luego, algo para la mente y
para el espíritu. En resumen, ocho ingredientes que serán diferentes según la
pócima y la persona que la haga. Bob tenía siglos de experiencia y podía
extrapolar los componentes con más éxito para que una persona determinada
hiciera una pócima. Tenía razón en que era de incalculable valor, pues nunca
había oído hablar de un espíritu con tanta experiencia como él y me sentía muy
afortunado de tenerlo.

- La pócima de escape se hizo sobre una base de 23 centilitros de Jolt Cola.


Para el olor, le añadimos aceite de motor y para la textura corté una pluma de
ave en minúsculas virutas. Después vertimos 85 gramos de granos de café
molidos cubiertos de chocolate. Luego, para la mente, un billete de autobús
cortado a tiras que nunca había usado y para el corazón, una cadenita rota.
Extendí una tela blanca y limpia donde tenía guardada una sombra trémula para
una ocasión como esta y la arrojé al brebaje; entonces, abrí un tarro de cristal
donde guardaba los correteos de mi ratón y apagué el sonido en el vaso de
precipitados donde estaba preparando la pócima

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