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EL CUERPO Y SU INTERPRETE" Olivier Moyano Como continuacién de la intervencién de Jean-Marie Gauthier, quisiera reflexionar sobre dos cuestiones que, actualmente, me parecen representar los dos pilares de mi préctica en el medio infan- to-psiquiatrico. Estas jornadas anuales tienen como tema “Investigaciones y Conceptualizaciones" y es exactamente en ese tema que se inscriben estas cuestiones: «Con qué psicopatologtas nos enfrentamos al abordar el trastorno psicomotor? @Be qué relacién hablamos cuando utilizamos ese término para describir nuestra terapia? (Es realmente atinado emplear el término de transferencia si se piensa en el enorme peso conceptual que posee este término? Para responder a estas dos preguntas quiero hacer un pequefo rodeo histérico, ya que pienso que es tiempo de volver sobre los textos ya existentes ly en verdad desde hace mucho tiempo), y en los cuales creo encontrar respuesta a mis preguntas. Concentrémonos en la primera pregunta, a saber: :A qué psicopatologia corresponde el trastor- no psicomotor? En 1972, hace entonces 25 afios, Raymond Cahn publica en la Revue Francaise de psychanalyse Un articulo titulado "Défaut d'integration primaire et ion des apprentissages instrumentaux et cognitifs’ (‘Falta de integracién primaria e inhibici6n de los aprendizajes instrumentals y cognitivos’) Alli describe los cuadros clinicos de nifios que presentan “trastornos severos de la estructuraciéin temipo- ‘roespacial, la lateralidad y el esquema corporal, tanto en el cuerpo vivido como en el cuerpo representado, ‘asi como una inmadurez psicomotriz con frecuente retraso en la apaticién del lenguaje"" En resumen, nifios ‘que presentan todo el espectro de nuestros trastornos psicomotores y sobre los cuales se interroga R. Cahn, en particular sobre la génesis de los trastornos. Pero Cahn no encuentra respuesta dentro de la erspectiva psicopatol6gica cldsica. Recordemos que la psicopatologia infantil deriva det psicoandlisis, el cuala su vez se originé en una clinica de adultos. Recordemos también que en esta perspectiva todos “Tos sintomas sirven para satisfacer la enfermedad ...] Invariablemente comprobamos que los sintomas es- ‘tan al servicio de la misma necesidad’? dice el propio Freud. Ademés, el modelo psicoanalitico nacié a "trai de Thérapiepsychomotrce et recherches, N° 114-115, 1988, Elautorseinterroga sobre el significado psicopatoldgico de los rastomnos psicomotoces y expone su punto de vista sobre las deduciones que se desprenden # propdsito dela terapi ps. ‘comotriz i todo encuentro puede subtender una relaciéntransferenca la transferencia(entendémosia en su cuerpo tedrieo de origen) no constituye verdaderamente un instrumento dea praxlspsicomotrz,perteneciente alaesferapsico-neurdtia. £1 autor propone entonces una calidad particular de relacisn en el seno de a terapia psicomotrz, ue dire dela propuesta por {a técnica psicoanalitica. A dos priticas terapéutica eferentes,corresponden dos vias de acercamiento al sintomatalogia del sujeto, y dos modos de resoluciin, diferentes en terminos de gestion de la relacion terapéutica, * Raymond Cahn, ‘Défaut dintegration primaire et inhibition des apprentissagesinstrumentaux et cognitifs;en Revue Francaise de psychoanalye, vol. 36, n° 5-6, 1972. * Sigmund Freud, Conferencia de Inroduecin al psicosnslisis. Ea ELCUERPOY SU NTERPRETE partir del estudio de adultos, como lo he subrayado, en quienes todas las funciones psiquicas y psico- motrices estaban constituidas, y Cahn observa muy apropiadamente que en los nifios a quienes nos referimos, los trastornos instrumentales demuestran, por el contrario, una imposibilidad de construir la funcién, Estamos claramente, y es necesario admitirlo como tal, en un registro radicalmente diferente de aquel que describe la psicopatologia freudiana. No creo que el trastorno psicomotor sitva ala satisfaccién sexual de mis pequefios pacientes... No creo que el trastorno psicomotor sea el resultado de una represién, de un desplazamiento sobre el cuerpo de una representacién forzosamente ya constituida, o de un afecto particular ligado a una re- presentacién, que se inscriba en lugar de un sintoma psico-neurético. Comparo més que nada la opinién de Cahn, quien sugiere que en esos casos “se tiene menos rela- cin con fa inhibicién de ls diferentes funciones instrumentales osimbsélicas ~Io que supondrla ya su estruc- turacién previa, mds 0 menos solida-, que del retraso, del trastorno o de Ja imposibilidad de su aparicién y -suutilzaci6n. En todos estos sujetos, independientemente de su organizacién psicopatolégica, (a existencia de déficts istrumentales y cognitivos en todos sus registros no puede provenir md que de una fella de los primeros procesos de integracién que perturba gravemente las estructuras funcionales més primordiales'? Cinco afios més tarde, en la revista La psychiatre de lenfant, Daniele Flagey publica un articulo titu- lado"Lévolution du concept de troubles instrumentaux’ ‘La evolucin del concepto de trastornos instru: mentales’)‘ Ella dice observar con frecuencia trastornos instrumentales que pueden aparecer en forma aislada en nifios considerados “normales"; es decir, en ausencia de una psicopatologia particular. Flagey entiende por trastornos instrumentales las alteraciones de la organizacién psicomotti2y de la representa- cién temporoespacial a las cuales se agrega muy frecuentemente toda la gama de los trastornos del com- portamiento de tipo inestabilidad-impulsividad. Cuando Flagey considera la etiologia de estos trastornos, «ita diversos factores que entran en lo que hoy podriamos llamar los trastornos de las interacciones pre~ ‘coces, factores que interfieren en forma duradera con el establecimiento de la organizacién cognitiva y la praxis. En este caso tampoco se trata de la represién de una representacién sino de una imposibilidad muy precoz de construir la representacién misma, Seguimos fuera del esquema freudiano clasico. Mientras tanto, desde fines de los arios sesenta, un psicélogo-psicoanalista esta elaborando Una teoria de la psicomottricidad a partir de un grupo de psicomotricistas a quienes supervisa. De esta elaboracién varias publicaciones vieron la luz, con un capitulo completo en una obra, Corps réel, corps Jmaginaire® (Cuerpo real, cuerpo imaginario). En esta obra, Sami-All (pues de él se trata) establece por primera vez una definicién de la psicomotricidad frente a la teorfa psicoanalitica que no engloba esta Ultima pero puede ayudar a comprenderla, con poco que se amplien ciertos conceptos. Quisiera re- tomar una frase de una entrevista que él tuvo después en la Revue Thérapie Psychomotrice, en 1986, sobre este tema; “Debo insistir sobre una oposicién fundamental que establezco entre, por una parte, as funciones constituidas pero susceptibles de ser obstacullzadas por las inhibiciones neuréticas o psicdticas, de suerte que competen al trabajo psicoanalitico, y por otra parte las funciones en vias de constitucién. Son jJustamente estas las que hacen que la psicomotricidad tenga un campo que le es propio’ Es dificil ser més claro, Tres afios més tarde, André Calza y Maurice Contant publicaron su obra Liunité psychosomatique en psychomotricité? (La unidad psicosomética en psicomotricidad),e insistieron sobre la diferencia funda- > Raymond Cahn, ob. cit. "Défaut dintegration primaire et inhibition des apprentissages instrumentaux et cogntifs en Revue -Frangaise de psychoanalyse vol, 36, n° 5-6, 1972 “Daniélle Flagey,"Lévolution du concept de roubles instrumentaus’ en Le psychiatrie de enfant, vol.20, 21977 + M. Sami Al, Cuerpo rea, cuerpoimaginario, Buenos ices Paid6s, 1979. ‘ ML.Sami Ali,A propos de la psychomotricitéet de (a psychosomatique.Entreten avec le Pofesseur Sam, Thérape Psychomotrce, 1986, * Maurice Contant; André Calza, Lunitépsychesomatique en psychomotricté: nouvelles cles pour examen ete diagnostque psycho- moteur Pars, Milan, Masson, 1989, s ates PSICOMOTRICIDAD, PERSPECTIVA FRANCESA mental que opone los trastornos instrumentales a los trastornos funcionales. Si el trastorno funcional es un trastomo que corresponde al esquema clésico de la formacién del sintoma freudiano, el trastorno instrumental, en el cual podemos incluir el conjunto de trastornos psicomotores, remite por su parte a una funcién con dificultades de elaboracién, cuyos cimientos neurofisiolégicos estén fallados. En su proceso mismo de maduracién. Hay aqui una afeccién a nivel del cuerpo real, ala inversa de una afec- ‘cin del cuerpo imaginario en el trastorno funcional, como lo demuestra el sintoma histérico, Voy a interrumpir aqui la revisién de la literatura, aunque todavia habria mucho para decir al res- ecto, La respuesta a nuestra primera pregunta esté delineada en el curso de esta revisién: el trastorno sicomotor no puede inscribirse en la psicopatologia freudiana, dado que no es un sintoma que convo- @a.una funci6n ya constituida cuya expresién se encontraria obstaculizada por una prohibicién sexual o.serla el centro de una formacién sintomética por el retorno de lo reprimido. El trastorno psicomotor ho €s un trastorno psiconeurético. Por el contrario viene, en sus fundamentos mas neurofisiolégicos, a evocar la imposibilidad del sujeto (las causas pueden ser multiples) para constituir la funcién. La fun: ci6n esté fallada en su misma esencia, en sus procesos corporales de organizacién mas arcaicos, Si estan de acuerdo con esta definicién, entenderén conmigo que, si el trastorno psicomotor no. se inscribe en la psicopatologia freudiana, no cortesponde califcar la terapéutica psicomotrz utlizan- do en toda su plenitud la nocién de transferencia, instrumento terapéutico hiperespecfico y reservado a la clinica psicoanalitica. La respuesta a mi segunda pregunta ya est dada, incluso antes que haya podido reformularla, La cuestin de la relacién y la transferencia sin duda es sumamente delicada. Nosotros ya la h mos abordado, y a continuacién explicaremos por qué disentimos en cierto modo con lo que escribi- mos hace algunos aos. En ese momento nosotros efectuamos una contraposicién entre una transfe- rencia desde el punto de vista de los contenidos psiquicos y una transferencia en el nivel del contenido, En realidad, el problema no es tan simple, dado que cuando se aborda el contenido del pensamiento, ulérase o no se ingresa en el terreno de le psicopatologtafreudiana, Esta consideracion es v conocimientos, pero nuestro objetivo en este articulo consiste en explicar nuestra conviccién; es de ir, que el psicomotricista no es un psicoterapeuta de inspiracién psicoanalitica ni un psicoanalisa, en su‘cabecita’gcémo modelar nuestra relacién con ellos? Al final de su articulo, Raymond Cahn no propone el término de transferencia para abordar a te- ‘apéutica de los trastornos instrumentales y cognitivos, sino “una suerte de experiencia relacional donde el terapeuta,tolerante pero atento, listo para ayudar al nifo, pero solamente cuando este lo solicita, deja «ste timo toda la iniciativa, especialmente en el registro de la expresién motrizy simbélica, favoreciendo. descubrimiento y la exploracién de objetos o de materia, y su libre utilizacién.[...) Asi el terapeuta, [..}e {ando a la vez. maternae la interpretaci, vividos uno y otro como insoportablemente intrusvos, hace posible progresos sorprendentes en los niveles instrumental y simbslico’® Cuando evocamos ese rapport relacional fundamentado en una relacién que llamo una relaci de implicacién, nos encontramos sin duda en el nicleo de lo que Maurice Berger llama “Io arcaico’? arcaico no es igual al trastorno psicético, el cual es una consideracién estructural en la que las funciones estén constituldas pero desorganizadas por las alteraciones de los nexos intersubjetivos o su sustanca aglutinante (como ocurre en el autismo). En lo arcaico el problema es completamente distinto, da * Raymond Cahn, ob. ct."Défaut dintegration primaire et inhibition des apprentissages instrumentaux et cognitis en Francaise de psychoanalys, vol. 36,N"5-6, 1972. * Maurice Berger, Les troubles du développement cognitl, Pals, OUNOD, 1996. s [EL CUERPO SUINTERDRETE ‘que la funcién debe ser constituida, esté en vias de constitucién 0, como dice Berger, en “latencia de disposicién’. En estos casos, el nexo debe tejerse y construitse como lo hace el bebé mediante ef juego yel placer compartido con el otro. La representacién no naceré de la frustracién sino del comercio con el objeto, Si bien la representacién de cosas debe evolucionar hacia una representacién de palabras, los estudios de Freud sobre la afasia nos revelan que las representaciones de cosas sin duda comprenden elementos visuales y auditivos, pero también imagenes motrices, gustativas y téctiles, como lo ilustran ‘laramente los trabajos efectuados por Anzieu. A través de la relaciOn psicomotriz debe construirse la representaci6n, la cual se encuentra en vias de constitucién, ala espera. La representacién esté en espe- rade aquello que no la reduzca, como sucede con demasiada frecuencia, a una representacién directa de palabras escuchadas, leidas o escritas por el terapeuta. Para construir la representacién, el nifio debe utilizar al psicomotricista como primer soporte relacional, generador en las interacciones de huellas mnésicas, pero también afectivas. Elafecto compartido no es entonces ciertamente un afecto de transferencia, sino un afecto ver- dadero que toma su fuente del seno de la relacién intersubjetiva, en ese entre-dos que no llama a revi- Viry elaborar una experiencia anterior, sino claramente a hacer nacer una experiencia nueva y construc- fa para el nitio. No es un afecto de transferencia de lo que se trata, porque no se revive lo que jamés ha sido vi do, no se reconstruye lo que jamés ha sido construido.. La terapia psicomotriz nos permite comprender hasta qué punto la relacién es importante (jes posible evitar la reiteracion de esta obviedad?). Es a partir de ella que todo se organiza, siempre que el psicomotricista se implique lo suficiente para aceptar ser utilizado como un “médium maleable’ Esta implicacién es esencial para poder cumplir una funcién terapéutica plena, No obstante ello, aun cuan- do se deje caer en este espacio, el psicomotricista sigue ejerciendo su capacidad de pensar ser afecta- do en su propia subjetividad, En consecuencia, la relacién terapéutica no es una relacién de neutralidad benévola sino, por el contrario, una relacién de implicacién. La relacién de implicacién prohibe la neutralidad, dado que el nifio debe tener la posibilidad de utilizar al terapeuta y jugar con él con placer o displacer. En el seno de esta relacion en la que el terapeuta entra en el sistema relacional de su paciente pero permanece activo en las interacciones (una suerte de posicién dual "pasiva-activa’), el nifio ejercerd sus capacidades mo- trices y fisicas con este compahero que atin no es simbélico pero que sin duda es simboligeno. El ninio se construiré en esta relacién real que no consiste en revivir una experiencia pasada, sino que quiere ser una fundacién afectiva y efectiva en el proceso de organizacién del cuerpo, del espacio y el yo. iii

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