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Historia de la crítica literaria

Pragmática literaria
David Viñas Piquer1

En su apartado acerca de la Pragmática literaria el autor elabora un discurso alrededor de


algunos asuntos que determinan, convergen y sustentan este enfoque de la crítica literaria.
Inicialmente, Viñas Piquer introduce la noción de Pragmática y su relacionamiento con otras
disciplinas que componen la teoría semiótica del lenguaje. Esencialmente, la Pragmática se
ocupa de observar la acción presente en el lenguaje dado que ésta corresponde a una
intención de quien enuncia. En este sentido, contrario a lo que proponían los estructuralistas
el código de la lengua tiene sustento en la realidad a partir del uso que cada hablante haga de
él. Para el autor la lengua debe estudiarse como diálogo vivo, en tanto que –retomando a
Bajtin- ésta no es sólo signo sino una entidad cultural e histórica y como tal está determinado
por las transformaciones que históricamente y desde la comunicación se hagan de él.

Posteriormente, David Viñas Piquer profundiza en las dos corrientes sobre las que se ha
desarrollado la Pragmática literaria. La primera está relacionada con el estudio de la
producción y la recepción del texto literario para elaborar una teoría de los contextos que
revisa cómo se construye la comunicación en lo literario; la segunda línea de trabajo, se basa
en la teoría de los actos de habla que se enmarca en la filosofía del lenguaje.

Sobre el aspecto que da mayor relevancia a la comunicación literaria, el autor menciona la


literariedad como uno de los problemas a los que históricamente se ha enfrentado la teoría.
Definir qué puede ser catalogado como literatura y qué no, ha dado pie a que en la actualidad
se hable de crisis de la literariedad. La noción de aceptabilidad defendida por Van Dijk, entre
otros, aparece como una posible solución a esta crisis. Es la comunidad de lectores la que le de
el carácter literario a un texto. Esta comunidad atravesada por unos sistemas de valores
sociales que cambian según el contexto define lo que está dispuesto a aceptar como literatura;
sin embargo, algunos críticos han tomado distancia de este enfoque puesto que deja de lado
las propiedades estéticas del texto literario. Para ellos, el texto y los valores estéticos
universales que en él convergen y que lo validan como objeto artístico determinan su
literariedad.

Para la Pragmática literaria la literariedad se explica como proceso comunicativo en el que se


ponen en relación emisor, receptor, signo (texto) y contexto situacional. Sobre este asunto
Viñas Piquer retoma las ideas centrales que José Antonio Mayoral expone sobre la Pragmática
de la comunicación literaria donde se desarrollan cada uno de los elementos que componen
este fenómeno comunicativo. A este tratado de Mayoral se le añaden tres rasgos
fundamentales presentados por José María Pozuelo Yvancos que complementan el proceso de
la comunicación literaria: la semantización, todo dentro del texto es susceptible a tener un
significado o relevancia para el receptor; la transducción, los textos literarios son modificados
debido a las múltiples formas de transmisión (adaptaciones, traducciones, etc.); y la
ficcionalidad, existe un pacto implícito entre el emisor y el receptor que suspende las reglas del
mundo de referencia y plantea otras que el receptor está dispuesto a asumir.

1
Por Jennifer Rodríguez Henao
El pacto de ficción se instaura al entrar –en palabras de Paul Ricoeur- al reino de la ficción, el
lector acepta las reglas que funcionan en el mundo imaginario creado por el escritor. En este
sentido, la obra literaria siempre es creación de la realidad y no imitación de la misma como se
tiende a pensar. David Viñas Piquer menciona la noción de mundo posible de Leibniz quien
consideraba la novela como portadora de un mundo alternativo al real. El lector transita entre
el mundo real y el mundo ficcional a través de unas transferencias de información entendidas
como la información desde la cual se estructura ese nuevo mundo posible. Esta transferencia
de información se determina, inicialmente, por la experiencia del autor, pero también a través
de los objetos y las situaciones que le sirven como base. Sin embargo, el autor aclara que todo
lo que se proyecta en el texto se vuelve ficción. Es decir, todos los elementos de realidad que
sirven como referente al mundo creado terminan, inevitablemente, ficcionalizandose.

Viñas Piquer menciona la Teoría de los mundos posibles y macroestructura narrativa de Tomás
Albaladejo Mayordomo para explicar de una mejor manera la frontera existente entre el
mundo real y el ficcional. Existen tres modelos de mundo: el tipo I, que contiene los textos que
presentan una estructura que coincide de manera efectiva –comprobable- con el mundo real,
son de carácter no ficiticio y se pueden someter al criterio de verdad; tipo II, que estructura sus
propias reglas pero éstas no violan ninguna de las leyes que constituyen el mundo real, y se
someten al criterio de lo ficcional verosímil; tipo III, que presenta reglas que no son ni se
parecen a las del mundo real, su criterio es lo ficcional no verosímil. Finalmente, en este
apartado sobre la ficcionalidad, el autor expone la ley de los máximos semánticos que es la
lógica con la cual se regulan las relaciones entre los distintos modelos de mundo y las
jerarquías entre ellos.

La otra corriente de la Pragmática literaria que enfatiza sus estudios en los actos de habla
parte de la idea que todo lo que se dice conlleva siempre a una acción. En el caso de los
enunciados se realizan tres tipos de actos diferentes: (1) el locutivo, cuando se enuncia; (2) el
ilocutivo, la fuerza del enunciado o intención; (3) el perlocutivo, el efecto que causa el
enunciado en el oyente. También en el discurso literario se reproduce el mismo esquema del
proceso comunicativo, a pesar de la ficcionalización sigue existiendo autenticidad de las frases
imaginarias puestas en boca de seres ficticios.

Según el Viñas Piquer “las palabras puestas en boca de un ser de ficción constituyen un
discurso mimético, es decir, un discurso intencionadamente imitativo creado a imagen y
semejanza de los discursos reales”, es decir, los actos de habla de los personajes imaginarios
no presentan ninguna diferenciación con los del mundo real; el autor acuerda con el lector que
en el discurso que va a enunciar el contenido que se construirá a través del texto será
imaginario, pero que, sin embargo los actos de habla en él dispuestos estarán reproducidos de
manera real en términos del lenguaje y el proceso comunicativo.

David Viñas Piquer finaliza su apartado sobre la Pragmática literaria mostrando cómo, al igual
que existe un pacto de ficción, en la comunicación convencional deben existir ciertas
condiciones para hacer de este proceso una situación afortunada o desafortunada. La eficacia
del acto locutivo tiene que ver con la claridad con la que el emisor enuncie su discurso pero
también deben existir ciertas competencias de parte del lector para que la comunicación se de
de la mejor manera. Para tal efecto se deben cumplir dos principios fundamentales, el de la
felicidad lingüística y el principio de cooperación que garantizan la facilidad de la transmisión
entre hablantes y emisores.

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