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ANTOLOGÍA IMPROVISADA DE LA PRIMERA POESÍA

SURREALISTA FRANCESA

André Breton (1896-1966)

Luna de miel

¿En qué se basan las recíprocas inclinaciones? Hay unos celos más

conmovedores que otros. Me paseo con gusto entre esa oscuridad que

supone la rivalidad de una mujer y un libro. El dedo en la sien no es el

cañón de un revólver. Creo que nos oíamos pensar, pero el maquinal

«En nada», que es la más audaz de nuestras negativas, no lo

pronunciamos en todo el viaje de bodas. No hay nada que mirar

fijamente menos alto que los astros. En cualquier tren es peligroso

asomarse a la ventanilla. Las estaciones estaban claramente repartidas

sobre un golfo. El mar, que para la mirada humana no es nunca tan

bello como el cielo, no nos abandonaba. En el fondo de nuestros ojos se


perdían bonitos cálculos orientados hacia el porvenir, como los de los

muros de las prisiones.

De Los campos magnéticos (1920), con Philippe Soupault

Versión de Manuel Álvarez Ortega

Todo el paraíso no está perdido

Los gallos de roca pasan dentro del cristal

Defienden el rocío a golpes de cresta

Entonces la divisa encantadora del relámpago

Desciende sobre la bandera de las ruinas

La arena no es más que un reloj fosforescente

Que da la medianoche

Por los brazos de una mujer olvidada

Sin refugio girando por el campo

Erguida en las aproximaciones y en los retrocesos celestes

Es aquí

Las sienes azules y duras de la quinta se bañan en la noche

     que calca mis imágenes

Cabelleras cabelleras
El mal adquiere fuerzas muy cerca

Solamente se valdrá de nosotros

De Claro de tierra (1923)

Versión de Manuel Álvarez Ortega

La unión libre

Mi mujer cabellera de lumbre de leño

Pensamientos de relámpagos de calor

Talle de reloj de arena

Mi mujer talle de nutria bajo los dientes del tigre

Mi mujer boca de escarapela y de ramillete de estrellas de última

magnitud

Dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca

Lengua de ámbar y de vidrio frotados

Mi mujer lengua de hostia apuñalada

Lengua de muñeca que abre y cierra los ojos

Lengua de piedra increíble

Mi mujer pestañas de palotes de escritura de niño

Cejas de borde de nido de golondrina

Mi mujer sienes de pizarra de invernadero


Y de vapor en los cristales

Mi mujer hombros de champaña

Y de fontana con testas de delfines bajo el hielo

Mi mujer muñecas de fósforos

Mi mujer dedos de azar y de as de corazón

Dedos de heno segado

Mi mujer axilas de marta y de fasces

De noche de San Juan

De alheña y de nido de escalares

Brazos de espuma de mar y de esclusa

Y de alianza de trigo y de molino

Mi mujer piernas de fuegos artificiales

De movimientos de relojería y de desesperación

Mi mujer pantorrillas de médula de saúco

Mi mujer pies de iniciales

Pies de manojos de llaves pies de calafates en trance de beber

Mi mujer cuello perlado de cereales

Mi mujer pechos de Val d'or

De citas en el lecho mismo del torrente

Senos nocturnos

Mi mujer senos de collado

Mi mujer senos de crisol de rubíes

Senos de espectro de la rosa bajo el rocío


Mi mujer vientre de despliegue de abanico de los días

Vientre de garra gigantesca

Mi mujer dorso de pájaro que huye vertical

Dorso de azogue

Dorso de luz

Nuca de canto rodado y de tiza mojada

Y de precipitación de un vaso donde se acaba de beber

Mi mujer caderas de navecilla

Caderas de lámpara y de plumas de flecha

Y de tallos de plumas de blanco pavorreal

De balanza insensible

Mi mujer nalgas de greda y de amianto

Mi mujer nalgas de dorso de cisne

Mi mujer nalgas de primavera

Sexo de gladiolo

Mi mujer sexo de yacimiento y de ornitorrinco

Mi mujer sexo de alga y de bombones antiguos

Mi mujer sexo de espejo

Mi mujer ojos llenos de lágrimas

Ojos de panoplia violeta y de agua imantada

Mi mujer ojos de sabana

Mi mujer ojos de agua para beber en prisión


Mi mujer ojos de leño siempre bajo el hacha

Ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego

De La unión libre (1931)

Versión de Armando Rojas

Philippe Soupault (1897-1990)

Las fábricas

Los animales extranjeros y los industriales generosos pertenecen al

mismo círculo

La avenida de los besos

Enfermedad de los jóvenes

Los papeles de la pared de los techos de las jaulas y de los circos

Talleres de las salvaciones

Una danza rápido una danza

La química delicada

Tirad los dados

Un hombre al mar
Un hombre pasa quiero verlo

Corre azul más azul que mis dedos helados mancha de los rieles

Los ferrocarriles las usinas

El hierro arde

La madera

El tabaco de las prisiones madre de los sueños

Un bar plazoleta galantería enfermiza

Jueves jueves

Tomad vuestra mano la cabeza de los árboles

Calma de los soles

Cuerpos compuestos sales

Camiones traednos los resultados

Las sombras nuestras amigas

Un general manda sobre algunas manos

Los bellos relojes

De Los campos magnéticos (1920), con André Breton

Versión de Aldo Pellegrini

Westwego [1917-1922] (Bilingüe. Trad. Aldo Pellegrini)

                           

Todas las ciudades del mundo


oasis de nuestros tedios muertos de hambre

ofrecen bebidas frescas

a las memorias de los solitarios y de los maníacos

y de los sedentarios

Ciudades de todos los continentes

sois banderas

estrellas caídas a la tierra

sin saber muy bien por qué

y las amantes de los poetas de ahora

Me paseaba yo por Londres un verano

los pies ardientes y el corazón en la mirada

cerca de los muros negros cerca de los muros rojos

cerca de las grandes dársenas

donde los policemen gigantes

llevan encima un punto como las interrogaciones

Se podía jugar con el sol

que se posaba como un pájaro

sobre todos los monumentos

paloma viajera

paloma cotidiana

Fui a ese barrio que llaman de Whitechapel

peregrinación a mi infancia
en donde no encontré

más que a gente muy bien vestida

y tocada con sombreros de copa

a cerilleros

con canotiers

que gritaban igual que las verduleras francesas

para atraer clientes

penny penny penny

Entré en un bar

vagón de tercera clase

en el que estaban sentadas a la mesa

Daisy Mary Poppy

junto a pescaderos

que mascaban tabaco cerrando un ojo

para olvidar la noche

la noche que se acercaba a paso de lobo

a paso de hurón

la noche y el olor del río y el de la mar

la noche que desgarra el sueño

Era un día triste

cobrizo y arenoso

que se perdía lentamente entre los recuerdos

islas desiertas tempestades de polvo


para los animales rugientes de cólera

que bajan la cabeza

como usted y como yo

porque estamos solos en esta ciudad

roja y negra

en la que todas las tiendas lo son de comestibles

en la que los mejores tienen los ojos muy azules

Hace calor y es domingo

triste

el río es muy infeliz

y la gente se ha quedado en sus casas

Paseo cerca del Támesis

una sola barca se desliza para alcanzar el cielo

el cielo inmóvil

porque es domingo

y el viento no se ha levantado

son las doce son las cinco

uno ya no sabe adónde ir

un hombre canta sin saber por qué

igual que yo camino

cuando se es joven es para toda la vida

mi infancia enjaulada
en este museo sonoro

de Madame Tussaud

está Nick Carter y su bombín

hay en su bolsillo toda una colección de revólveres

y esposas brillantes como juramentos

A su lado el caballero Bayard

que se le parece como un hermano

está también la historia santa y la historia de Inglaterra

junto a los grandes criminales que han perdido sus nombres

En el lugar al que he ido al salir de allí

no hay cafés

ni luces que hacen desvanecer las palabras

no hay mesas en las que apoyarse

nada que ver nada que mirar

no hay vasos

no hay humo

sólo aceras largas como años

en las que manchas de sangre afloran al anochecer

he visto en esta ciudad

tantas flores tantos pájaros

porque estaba a solas con mi memoria

junto a sus rejas


que ocultan los jardines y los ojos

“en las orillas del Támesis

una mañana de febrero

tres ingleses en mangas de camisa

se desgañitaban cantando

curda la la curda la la curda la la”

Autobús tea rooms Leicester square

os reconozco aunque no os he visto jamás

sólo en las postales

que recibía mi criada

hojas muertas

Mary Daisy Poppy

pequeñas llamas de fuego

en este bar sin mirada

sois las amigas que un poeta de quince años

admira dulcemente

pensando en París

por una ventana

pasa una nube

es mediodía

atravesando el sol

Caminamos porque somos necios

corremos porque somos alegres


reímos porque somos fuertes

Extraño viajero viajero sin equipaje

jamás he dejado París

mi memoria se me pegaba a los talones

mi memoria me seguía como un perrito

yo era más dócil que los corderos

que brillan en el cielo a medianoche

hace mucho calor

me digo en voz baja y muy seriamente

tengo mucha sed tengo de verdad mucha sed

sólo poseo mi sombrero

llave de los campos llave de los sueños

padre de los recuerdos

nunca he dejado París

pero esta noche estoy en esta ciudad

detrás de cada árbol de las avenidas

un recuerdo acecha mi paso

Eres tú mi viejo París

pero esta noche definitivamente estoy en esta ciudad

tus monumentos son los límites kilométricos de mi fatiga

reconozco tus nubes

que se cuelgan de las chimeneas


para decirme adiós o buenos días

noche tú eres fosforescente

te amo como se ama a un elefante

tus gritos son para mí gritos de ternura

soy como Aladino en el jardín

donde frotó la lámpara maravillosa

no busco nada

estoy aquí

estoy sentado en la terraza de un café

sonrío mostrando mis dientes

al pensar en todos mis famosos viajes

quería ir a Buenos Aires y a Nueva York

conocer la nieve de Moscú

partir una noche a bordo de un buque

hacia Madagascar o hacia Shangai

remontar el Mississipi

he ido a Barbizon

y he releído los viajes del capitán Cook

me he acostado sobre el musgo elástico

he escrito poemas al lado de una anémona silvia

escogiendo las palabras que pendían de sus ramas

las vías del tren me hacían pensar en el transcanadiense

y esta noche sonrío porque estoy aquí


delante de este vaso trémulo

en el que veo el universo

riéndose

por los bulevares por las calles

todos los macarras pasan cantando

los árboles secos tocan el cielo

ojalá lloviese

se podría caminar sin fatiga

hasta el océano o más lejos

allá donde el mar palpita como un corazón

más cerca de la ternura cotidiana

luces y ladridos

el cielo ha descubierto la tierra

y el mundo es azul

ojalá lloviese

y el mundo estuviera contento

también hay mujeres que se ríen y me miran

mujeres cuyos nombres desconozco

los niños gritan en sus jaulas del Luxemburgo

el sol por fin ha cambiado después de seis meses

hay tantas cosas que bailan delante de mí

mis amigos repartidos por todos los rincones

mañana los veré


André el de los ojos color de planeta

Jacques Louis Théodore

y el gran Paul mi árbol querido

y Tristan cuya risa es un gran pavo

estáis vivos

he olvidado vuestros gestos y vuestra voz verdadera

pero esta noche estoy solo yo soy Philippe Soupault

desciendo lentamente por el bulevar Saint Michel

no pienso en nada

cuento los reverberos que tan bien me conozco

al aproximarme al Sena

“cerca de los Puentes de París”

y hablo en alto

todas las calles son afluentes

cuando se ama ese río por el que fluye la sangre de París

sucio como una puta sucia

pero también simplemente el Sena

al que se le habla como a una madre

yo estaba muy cerca de él

se iba sin pena ni ruido

su recuerdo extinguido era una enfermedad

me apoyaba sobre el pretil

como cuando uno se arrodilla para rezar


las palabras caían igual que lágrimas

dulces como bombones

Buenos días Rimbaud cómo te va

Buenos días Lautréamont cómo te encuentras

yo tenía veinte años y no me sobraba ni un céntimo

mi padre nació en Saint Malo

y mi madre vio la luz en Normandía

yo fui bautizado en el Canadá

Buenos días a mí mismo

Los vendedores de alfombras y las bellas señoritas

que arrastran la noche por las calles

los que guardan en los ojos la dulzura de las lámparas

aquellos a quienes el humo de una pipa y un vaso de vino

les parecen igual de insípidos

me conocen sin saber mi nombre

y me dicen al pasar Buenos días

y sin embargo hay en mi pecho

pequeños soles que dan vueltas con un ruido de plomo

gigante de bulevar

hombre tierno del palacio de justicia

el rayo es más bonito en primavera

Sus ojos mi rayo son tijeras

conductores aún me quedan siete cartuchos


ni uno más ni uno menos

ninguno es para vosotros

vosotros sois feos como interrogatorios

y yo leo en todas las paredes

tapiz tapiz tapiz y tapiz

los grandes convoyes de las experiencias

junto a nosotros junto a mí

cerillas suecas

Las noches de París tienen esos olores fuertes

que dejan los lamentos y las jaquecas

y yo sabía que era tarde

y que la noche

la noche de París iba a acabar

como los días festivos

todo estaba bien compuesto

y nadie decía nada

yo esperaba los tres golpes

el sol se eleva como una flor

que se llama creo diente de león

las grandes vegetaciones mecánicas

que sólo aguardaban un impulso

trepan y caminan
fielmente

ya no se sabe si hay que compararlas

con la yedra

o con los saltamontes

la fatiga ha desaparecido

veo a los marineros que salen

para limpiar el carbón

a los mecánicos de los remolcadores

que prenden su primer cigarrillo

antes de encender la caldera

allá en un puerto

un capitán saca un pañuelo

para enjugarse la cabeza

por costumbre

y yo el primero esta mañana

digo a pesar de todo

Buenos días

Philippe Soupault

Westwego [texto francés]

                                                          à M. L.
Toutes les villes du monde

oasis de nos ennuis morts de faim

offrent des boissons fraîches

aux mémoires des solitaires et des maniaques

et des sédentaires

Villes des continents

vous êtes des drapeaux

des étoiles tombées sur la terre

sans très bien savoir pourquoi

et les maîtresses des poètes de maintenant

Je me promenais à Londres un été

les pieds brûlants et le coeur dans les yeux

près des murs noirs près des murs rouges

près des grands docks

où les policemen géants

sont piqués comme des points d'interrogation

On pouvait jouer avec le soleil

qui se posait comme un oiseau

sur tous les monuments

pigeon voyageur

pigeon quotidien

Je suis allé dans ce quartier que l'on nomme Whitechapel


pèlerinage de mon enfance

où je n'ai rencontré

que des gens très bien vêtus

et coiffés de chapeaux hauts de forme

que des marchandes d'allumettes

coiffées de canotiers

qui criaient comme les fermières de France

pour attirer les clients

penny penny penny

Je suis entré dans un bar

wagon de troisième classe

où s'étaient attablées

Daisy Mary Poppy

à côté des marchands de poissons

qui chiquaient en fermant un oeil

pour oublier la nuit

la nuit qui approchait à pas de loup

à pas de hibou

la nuit et l'odeur du fleuve et celle de la marée

la nuit déchirant le sommeil

c'était un triste jour

de cuivre et de sable
et qui coulait lentement entre les souvenirs

îles désertées orages de poussière

pour les animaux rugissants de colère

qui baissent la tête

comme vous et comme moi

parce que nous sommes seuls dans cette ville rouge et noire

où toutes les boutiques sont des épiceries

où les meilleures gens ont les yeux très bleus

Il fait chaud et c'est aujourd'hui dimanche

il fait triste

le fleuve est très malheureux

et les habitants sont restés chez eux

Je me promène près de la Tamise

une seule barque glisse pour atteindre le ciel

le ciel immobile

parce que c'est dimanche

et que le vent ne s'est pas levé

il est midi il est cinq heures

on ne sait plus où aller

un homme chante sans savoir pourquoi

comme je marche

quand on est jeune c'est pour la vie


mon enfance en cage

dans ce musée sonore

chez madame Tussaud

c'est Nick Carter et son chapeau melon

il a dans sa poche toute une collection de revolvers

et des menottes brillantes comme des jurons

Près de lui le chevalier Bayard

qui lui ressemble comme un frère

c'est l'histoire sainte et l'histoire d'Angleterre

près des grands criminels qui n'ont plus de noms

Quand je suis sorti où suis-je allé

il n'y a pas de cafés

pas de lumières qui font s'envoler les paroles

il n'y a pas de tables où l'on peut s'appuyer

pour ne rien voir pour ne rien regarder

il n'y a pas de verres

il n'y a pas de fumées

seulement les trottoirs longs comme les années

où des taches de sang fleurissent le soir

j'ai vu dans cette ville

tant de fleurs tant d'oiseaux

parce que j'étais seul avec ma mémoire

près de toutes ses grilles


qui cachent les jardins et les yeux

     sur les bords de la Tamise

     un beau matin de février

     trois Anglais en bras de chemise

     s'égosillaient à chanter

     trou la la trou la la trou la laire

Autobus tea-rooms Leicester-square

je vous reconnais je ne vous ai jamais vus

que sur des cartes postales

que recevait ma bonne

feuilles mortes

Mary Daisy Poppy

petites flammes

dans ce bar sans regard

vous êtes les amies qu'un poète de quinze ans

admire doucement

en pensant à Paris

au bord d'une fenêtre

un nuage passe

il est midi

près du soleil

Marchons pour être sots

courons pour être gais


rions pour être forts

Étrange voyageur voyageur sans bagages

je n'ai jamais quitté Paris

ma mémoire ne me quittait pas d'une semelle

ma mémoire me suivait comme un petit chien

j'étais plus bête que les brebis

qui brillent dans le ciel à minuit

il fait très chaud

je me dis tout bas et très sérieusement

j'ai très soif j'ai vraiment très soif

je n'ai que mon chapeau

clef des champs clef des songes

père des souvenirs

est-ce que j'ai jamais quitté Paris

mais ce soir je suis dans cette ville

derrière chaque arbre des avenues

un souvenir guette mon passage

C'est toi mon vieux Paris

mais ce soir enfin je suis dans cette ville

tes monuments sont les bornes kilométriques de ma fatigue

je reconnais tes nuages

qui s'accrochent aux cheminées


pour me dire adieu ou bonjour

la nuit tu es phosphorescent

je t'aime comme on aime un éléphant

tous tes cris sont pour moi des cris de tendresse

je suis comme Aladin dans le jardin

où la lampe magique était allumée

je ne cherche rien

je suis ici

je suis assis à la terrasse d'un café

et je souris de toutes mes dents

en pensant à tous mes fameux voyages

je voulais aller à New York ou à Buenos Aires

connaitre la neige de Moscou

partir un soir à bord d'un paquebot

pour Madagascar ou Shang-haï

remonter le Mississipi

je suis allé à Barbizon

et j'ai relu les voyages du capitaine Cook

je me suis couché sur la mousse élastique

j'ai écrit des poèmes près d'une anémone sylvie

en cueillant les mots qui pendaient aux branches

le petit chemin de fer me faisait penser au transcanadien

et ce soir je souris parce que je suis ici


devant ce verre tremblant

où je vois l'univers

en riant

sur les boulevards dans les rues

tous les voyous passent en chantant

les arbres secs touchent le ciel

pourvu qu'il pleuve

on peut marcher sans fatigue

jusqu'à l'océan ou plus loin

là-bas la mer bat comme un coeur

plus près la tendresse quotidienne

des lumières et des aboiements

le ciel a découvert la terre

et le monde est bleu

pourvu qu'il pleuve

et le monde sera content

il y a aussi des femmes qui rient en me regardant

des femmes dont je ne sais même pas le nom

les enfants crient dans leur volière du Luxembourg

le soleil a bien changé depuis six mois

il y a tant de choses qui dansent devant moi

mes amis endormis aux quatre coins

je les verrai demain


André aux yeux couleur de planète

Jacques Louis Théodore

le grand Paul mon cher arbre

et Tristan dont le rire est un grand paon

vous êtes vivants

j'ai oublié vos gestes et votre vraie voix

mais ce soir je suis seul je suis Philippe Soupault

je descends lentement le boulevard Saint-Michel

je ne pense à rien

je compte les réverbères que je connais si bien

en m'approchant de la Seine

     près des Ponts de Paris

et je parle tout haut

toutes les rues sont des affluents

quand on aime ce fleuve où coule tout le sang de Paris

et qui est sale comme une sale putain

mais qui est aussi la Seine simplement

à qui on parle comme à sa maman

j'étais tout près d'elle

qui s'en allait sans regret et sans bruit

son souvenir éteint était une maladie

je m'appuyais sur le parapet

comme on s'agenouille pour prier


les mots tombaient comme des larmes

douces comme des bonbons

Bonjour Rimbaud comment vas-tu

Bonjour Lautréamont comment vous portez-vous

j'avais vingt ans pas un sou de plus

mon père est né à Saint-Malo

et ma mère vit le jour en Normandie

moi je fus baptisé au Canada

Bonjour moi

Les marchands de tapis et les belles demoiselles

qui traînent la nuit dans les rues

ceux qui gardent dans les yeux la douceur des lampes

ceux à qui la fumée d'une pipe et le verre de vin

semblent tout de même un peu fades

me connaissent sans savoir mon nom

et me disent en passant Bonjour vous

et cependant il y a dans ma poitrine

des petits soleils qui tournent avec un bruit de plomb

grand géant du boulevard

homme tendre du palais de justice

la foudre est-elle plus jolie au printemps

Ses yeux ma foudre sont des ciseaux

chauffeurs il me reste encore sept cartouches


pas une de plus pas une de moins

pas une d'elles n'est pour vous

vous êtes laids comme des interrogatoires

et je lis sur tous les murs

tapis tapis tapis et tapis

les grands convois des expériences

près de nous près de moi

allumettes suédoises

Les nuits de Paris ont ces odeurs fortes

que laissent les regrets et les maux de tête

et je savais qu'il était tard

et que la nuit

la nuit de Paris allait finir

comme les jours de fêtes

tout était bien rangé

et personne ne disait mot

j'attendais les trois coups

le soleil se lève comme une fleur

qu'on appelle je crois pissenlit

les grandes végétations mécaniques

qui n'attendaient que les encouragements

grimpent et cheminent
fidèlement

on ne sait plus s'il faut les comparer

au lierre

ou aux sauterelles

la fatigue s'est-elle envolée

je vois les mariniers qui sortent

pour nettoyer le charbon

les mécaniciens des remorqueurs

qui roulent une première cigarette

avant d'allumer la chaudière

là-bas dans un port

un capitaine sort son mouchoir

pour s'éponger la tête

par habitude

et moi le premier ce matin

je dis quand même

Bonjour

Philippe Soupault

De Westwego (1922)

Versión de Aldo Pellegrini


Louis Aragon (1897-1982)

Persona pálida

Más mísero que las piedras

                                triste a más no poder

                                el hombre escuálido

el atril hubiera querido aniquilarse

Qué frío el viento me penetra en el sitio

de las hojas

de las orejas muertas

Solo cómo patalear para ahuyentar el frío

con qué pie iniciar la semana

Un silencio que nunca acaba

Ni una palabra tierna para engañar al invierno

La sombra del alma del amigo La escritura

Tan sólo las señas

                                 Mi sangre daría una sola vuelta

Los sonidos se pierden en el espacio,

como dedos congelados.

Nada más
                    que un patín abandonado en el hielo

El fulano

                    A través de él se ve el día

De Fuego de alegría (1922)

Versión de Aldo Pellegrini

Poemas de capa y espada

Los caballeros del huracán se enganchan en los postigos de los

comercios

Vuelcan los jarros de leche como simples alfeñiques

Giran alrededor de las cabezas

Van a apoyarse con nostalgia en la bola pilosa de los peluqueros

                       Caballeros del huracán

                       qué han hecho con sus guantes

Al azar por los barrios que ellos perturban

Suben entre las casas

Hacia arriba hacia abajo hacia arriba hacia arriba

Suspiran en las buhardillas

Suspiran en los respiraderos

                       Caballeros del huracán


                       Pero dónde pero dónde dejaron sus guantes

Uno se aleja otro se aproxima

son dos bien lo veo

El que se aleja es San Sebastián

El que se aproxima es un pagano

                       Caballeros del huracán

                       Qué intrigantes son

San Sebastián se arranca algunas flechas

El pagano las recoge y las lame

San Sebastián lleva el reloj en la muñeca

Las tres y diez

                        Caballeros del huracán

                        Dónde dónde dónde dejaron sus guantes

Uh Uh en las chimeneas

Las tres y once actualmente

Hace rato que no hay trenes subterráneos

Qué van a buscar en los sótanos

                        Caballeros del huracán

                        Quizás han perdido sus guantes

Aquí dejé mi corbata

Me responde San Sebastián

El pagano nada dice

Sin duda ha extraviado su corbata


                          Caballeros del huracán

                          Los guantes han caído a la alcantarilla

Uno observa el momento actual

El otro tiene recuerdos en los oídos

Uno alza vuelo y el otro muere

La noche se abre y muestra las piernas

                          Caballeros del huracán

                          Caballeros extravagantes

De Movimiento perpetuo (1926)

Versión de Aldo Pellegrini

Licantropía contemporánea

El grado más alto de la tristeza tanto puede ser

un general ciego mendigando a través de las islas

como hacia las 3 de la mañana la avenida de la Ópera

No hay límites para la melancolía humana

Se cuenta siempre con una piedra para colocar sobre la pirámide de las

lágrimas

Estáis seguros de padecer tanto como una mujer estrangulada

en el momento en que ella sabe que todo ha terminado y desea acabar


Estáis seguros de que no valdría más

ser estrangulado si uno piensa en los cuchillos de las horas que se

acercan

Desde hace tiempo vivo mi último minuto

La arena que mastico es la de una agonía invisible y perpetua

Las llamas que hago recortar de tiempo en tiempo por el peluquero

son las únicas en delatar el negro infierno interior que me habita

Como cuerpos privados de sepultura

los hombres se pasean por el jardín de mi mirada

Soñadores inexplicables

o soy el único a quien golpea una mano desecada

en este desierto poblado entre estas flores áridas

Amo y soy amado Nada nos separa

Por qué entonces estar triste en el corazón espléndido del amor

El mundo sacude su estúpida cabeza Sabelotodo

Amo aunque la vida sea mortalmente intolerable

Amo aunque luego me vea obligado a aullar

Detrás de mí arrastro el manto fantasmal de las intenciones ocultas

Una cadena de perfeccionamientos del dolor moral

suena a mis pies espantosamente desdichados

Amo y nos amamos pero en medio de un naufragio

pero en la punta de un puñal y no puedo

no puedo soportar el mal que esto ha de hacerte


Tus ojos tus ojos amor mío desorbitados por todo lo que sea placer

Que me arranquen el corazón con tenazas

que terminen con mi cabeza que se despega

Bebo una leche como tinta y la hora del mediodía

se parece al carbón de los pantanos

donde se marchita el Sphagnum al que tomo por mi imagen en los

espejos

Yo amo Yo te amo pero

en la cala de un barco en el instante de dar el salto Impaciencia

Innoble impaciencia de saber si eso podrá soportarse

Es probable que todos me juzguen un criminal

guiándose sólo por las debilidades y el aspecto

Ese hombre que según los diarios de la mañana decapitó a su amante

mientras dormía a su lado sollozó en el juzgado

La había asesinado en el cuarto después

en el sótano primero con un cuchillo luego con una sierra

separó la cabeza adorable para poner

el cuerpo en una bolsa lamentablemente algo pequeña

Sollozó en el juzgado

No somos acaso parecidos a las palmas

que crecen unidas florecen y fructifican

para dar una imagen del amor perfecto

El otoño llega con las manos llenas de ilusiones resplandecientes


Qué crimen es ese que me hace sollozar

Mirad mi amor está vivo Muéstrate querida mía

Nada podréis probar La coartada verde como una floresta

Se extiende por el horizonte donde graznan inútilmente los cuervos

Sin embargo en cada árbol hay un ahorcado que se balancea

en cada hoja una mancha de sangre

Qué puede haber peor que el cielo al amanecer o el betún de la tarde

Qué es eso que me impide morder a los paseantes en los bulevares

La amargura que siento crecer en mí puede ser el primer torrente de un

diluvio

a cuyo lado el otro parece un vulgar desborde de cloacas

Recuerdo que en mil quinientos cuarenta y uno

cerca de Pavía

cuando me apresaron en la campiña por donde deambulaba

víctima de los primeros efectos del mal

los campesinos no quisieron creerme cuando les dije la verdad

Rehusaron tomarme por lobo furioso

a causa de mi piel humana y Santos Tomases

eternos de la ciencia experimental

cuando les confesé que mi piel lupina estaba oculta

entre pellejo y carne

con sus puñales me hicieron tajos en los miembros y el cuerpo

para verificar mis melancólicas afirmaciones


no me tocaron la cara

espantados por la atroz poesía de mis rasgos

Qué es eso que me impulsa a aullar en las tumbas

qué es eso que me obliga a escarbar irresistiblemente en el polvo

donde duermen los enamorados en descomposición

Qué vas tú a exhumar como si la luz viviente

no tuviera bastante con las heridas de los vivos

Dadme el lenguaje tenebroso de los ajusticiados en la silla eléctrica

el vocabulario último de los guillotinados

La existencia es un ojo reventado Que se me entienda

bien un ojo que hacen reventar a cada instante

el harakiri sin fin Me enfurezco

al ver la calma idiota con que reciben mis gritos

Por eso quiero sacar de las fosas hipócritas

a los fallecidos de muerte violenta con sus pupilas horrorizadas

quiero desterrar a las víctimas de las catástrofes

cuyos esqueletos conservan las posturas del terror

que se adaptan maravillosamente a estos días que corren

Decía precisamente mi vecina que hay

gentes que se tiran al agua

Si soy una bestia babosa a quien el asco del mundo

hace babear sería muy fácil acabar con todo

amor mío amor mío oyes esta blasfemia


No es la palidez del amor no es la palidez de la muerte

sino la de los lobos ésta que hay en mi rostro

No puedo morir a causa de esta flor inmensa

cuyo cáliz no puedo soportar que se cierre

Se ha logrado un notable progreso en materia de torturas

sobre el cobayo que soy

sobre el cobayo salvaje que soy las dos manos

atrapadas en dos puertas

el amor la muerte

y unos hércules abstractos se apoyan sobre las dos puertas

con la tranquila seguridad de un número de music-hall

ejecutado sin ningún esfuerzo aparente

Cómo nunca notaste que mis besos se parecían a las palabras sacrílegas

que son todo lo que queda por decir a los esclavos descuartizados

Cómo nunca notaste que te amo en el instante mismo en me matan

que es siempre la última vez que gozo abominablemente en tus brazos

Tus brazos tan bellos que ahí está justamente

ahí está lo más terrible

Todo tendrá que acabar de modo salvaje

Yo te perteneceré haré arrojar a tu amante a las fieras

O lo haré examinar con engaños por un médico alienista

o bien lo mataré fríamente

amor mío
durante su sueño mientras yace pálido y desnudo

mientras los lobos surgen en torno de los cementerios donde duermen

los bellos días que pasamos juntos amor mío.

De  Perseguidor perseguido (1931)

Traducción de Aldo Pellegrini

Paul Éluard (1895-1952)

Enamorada

Está de pie frente a mis párpados,

sus cabellos entre los míos.

Tiene la forma de mis manos

y tiene el color de mis ojos.

Y fui por ella devorado

como una isla por el mar.

Tiene los ojos siempre abiertos,

me tiene siempre desvelado;

a plena luz sueña sus sueños


que hacen declinar el sol,

me hace reír, me hace llorar

llorar y reír, y hablar

sin tener nada que decir.

De Morir de no morir (1924)

Versión de Eduardo Carranza

Max Ernst

En un rincón el incesto ágil

Gira en torno a la virginidad del vestido corto

En un rincón el cielo liberado

Entrega esferas blancas a las espumas de la tormenta

En un rincón más claro que la totalidad de los ojos

Esperan a los peces de la angustia

En un rincón el carruaje de verdor del verano

Gloriosamente inmóvil para siempre

Al brillo de la juventud

De las lámparas encendidas con retardo

La primera muestra senos que matan a los insectos rojos.


De Capital del dolor (1926)

Versión de Aldo Pellegrini

El espejo de un momento

Disipa el día,

Muestra a los hombres las imágenes desligadas de la apariencia,

Quita a los hombres la posibilidad de distraerse,

Es duro como la piedra,

La piedra informe,

La piedra del movimiento y de la vista,

Y tiene tal resplandor que todas las armaduras y todas las máscaras

quedan falseadas.

Lo que la mano ha tomado ni siquiera se digna tomar la forma

de la mano,

Lo que ha sido comprendido ya no existe,

El pájaro se ha confundido con el viento,

El cielo con su verdad,

El hombre con su realidad.

De Capital del dolor (1926)

Versión de Aldo Pellegrini


Benjamin Péret (1899-1959)

A un viraje en S

La muchacha sentada

sobre las grandes nevadas de no sé qué

descubre la más sencilla audacia

y se envuelve con una capa de pies

ligera como un sombrero de verano

Un carillón holandés en lugar de su sexo

capta los últimos rumores de la ciudad

Si muriera

los primeros pudores del pastor

caerían en el estanque

que se ensuciaría

y el cortejo de sordos y lisiados

corroería los últimos elementos.


De El gran juego (1928)

Versión de César Moro

  

Perro y gato

Por el sendero de las manos heladas se deslizan las oriflamas

son grises verdes azules rojas y tienen la forma de mi rostro

porque las hice parecidas a mi risa

que estalla en el musgo como una piedra que echa a volar

Y las piedras echan a volar diariamente como obreros que van

                    al trabajo

pues levantan vuelo para trabajar

y sus fábricas están en las nubes

y las nubes han envejecido como las escaleras que conducen

                    a las naranjas de lana

y hacen subir y bajar los albatros de mi cabeza

Albatros gracias a vosotros mi cabeza me corta los pies

y mis pies son pálidas vírgenes

macilentas como un dios

Albatros albatros si mi cabeza no estuviera en vosotros

tendría al menos la forma de vuestros picos

y mis uñas estarían en vuestros picos


porque ellos han hecho mi cabeza

tal como la tierra hace el agua

tal como el agua usa las cuerdas de los arcos que las

                    circunstancias dejan flojas

y los arcos los arcos dios mío se ahogan en la llanura sumergida

que se llama Has visto a esos idiotas

La llanura está sumergida de tal modo que ya no es llanura

sino mano

Un poco más y será vientre

después torso

Al fin y al cabo reconoceré su rostro semejante a un bosque

De El gran juego (1928)

Versión de Aldo Pellegrini

Prueba formal

Sabes tú morir sin el permiso del nadador

si respondes sí

tú eres el hombre anunciado por la ley

el hombre audaz de labios de elefante

el mentiroso puesto a prueba por el hierro y el fuego


el sabio demoníaco que convertirá el mundo en hilos de sangre

el infierno de pez en donde caerán los seres milagrosos

que encuentras cada tarde al salir del teatro

minas de sal

avenida decorada con flores silvestres

tormenta sexual

para disuadir a los conquistadores de la Gran Rueda

De El gran juego (1928)

Versión de Manuel Álvarez Ortega

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