Resumen sociología de las emociones en el deporte

Entendemos por sociología como la ciencia que estudia el comportamiento social, de las personas
de los grupos y de la organización de las sociedades. Su importancia radica en que muchos de los
deportes que se practican se realizan en grupo. Para ello, hay que identificarlas, conocer cuando
aparecen y controlarlas. Ya que todas las emociones son un producto de nuestra mente. Para
continuar, es vital el definir que es emoción, que más alla de lo meramente físico la podemos definir
como una reacción fisiológica, que subyace bajo unos rasgos de personalidad definidos, que tiene
distintas interpretaciones en función de los contextos sociohistorico-culturales y la subcultura a la
que se pertenezca. Las cuales se pueden agrupar en 51 distintas pero entiendo en 10 las más
repetidas: excitación, alegría, satisfacción, desesperación, entusiasmo, orgullo, camaradería, enojo,
rabia y agresividad.
Por tato, la emoción vivida depende de las circunstancias a esos deportistas; el darla a conocer o no,
también. Ya que las emociones son un proceso de expresión de los sentimientos de las personas. Las
emociones son detonantes muy poderosas de la acción individual pero no definitivas, ya que cuando
los seres humanos se guían unicamente por sus emociones, pierden su libertad. Aunque en el
comportamiento humano, la razón y las emociones no se pueden separar. Las emociones necesitan
ser comunicadas para ser transmitidas.
Los tres procesos en la comunicación de las emociones:
- Codificación de la emoción
- Descodificación de la emoción
- Interpretación de la emoción
El deporte pasó a ser una nueva forma de vivir y sentir, basada en la compañía y la armonización.
Por tanto, las emociones se aprenden, se trabajan y se controlan. Las emociones en el fondo, se
determinan, en función como te juzgan los demás o tú a ti mismo. Se necesita un largo y costoso
proceso de aprendizaje para que los jugadores aprendan a controlar sus emociones. Aunque esto
supone una gran dificultad para los niños, ya que el pensamiento competitivo de la alta competición
les puede minar su autoestima. Es por ello, que lo valioso no es valorar los resultados si no, su
rendimiento.