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Edita: Mandala ediciones
www.mandalaediciones.com
Coordinación editorial: Fernando Cabal
Ilustración de portada: Antonio Santos
Ilustraciones en interior: Emilio Blázquez y Antonio Santos
Maquetación: >&
ISBN 978-84-18115-47-9
Impreso en España
en papel ecológico
INDICE
• Introducción 3
• Ganar perdiendo. Perder ganando. Una cuarentena más / Alfonso Colodrón 5
• La visión espiritual de la prueba. Luz ante la oscuridad que se cierne. / Beatriz Calvo 15
• Confinados y condenados / Zorka Domić 27
• Escucha y apoyo emocional telefónicos desde el enfoque gestáltico / Juan José Díaz 35
• Érase una vez un corona virus ... / Rarafel Ubal 53
• Entrevista a Xavier Serrano “Olvidamos que somos mamíferos y olvidamos que somos hu-
manos” / Jesús García Blanca 59
• ¿Cómo surfear este tsunami / Luis Ruiz Aja 63
• Teatro de familia en cuarentena / Alejandro Lorente 67
• Cómo abordar la crisis del coronavirus desde la Sofrología caycedyana / José Pérez Martínez 71
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• El confinamiento afecta a la salud mental de los niños / Cristina Sáez 119
• Uno de cada cinco niños tenía síntomas depresivos y de ansiedad tras un mes de confina-
miento en China. / Javier Salas 125
• Efectos colaterales de la demanda de más horas escolares de pantalla / L. Trahtemberg 127
• Como gestionar las emociones durante el confinamiento en la familia. / Ana I. Fraga 131
• El abuso sexual y el maltrato a los niños en el confinamiento. Lo que pasa en casa se
queda en casa. / Margarita García Marqués 141
• Autistas, los grandes olvidados de la crisis del coronavirus / Ana Porras 145
• Aurtismo y coronavirus: 20 consejos para sobrellevar el aislamiento / AETAPI 149
• Por qué debemos decir “distanciamiento físico” en vez de “distanciamiento social” / H.Kaur 155
• “El coronavirus viene a poner a prueba el estado vibracional de la humanidad” / Iván A.
Santandreu conversa con el Dr. Ricardo Soto. 157
• ¿Cómo se entiende el coronavirus desde la perspectiva andino amazónica? / Pio Vucetich
Nuñes Del Prado 163
• Coronavirus, el “Virus Global” como síntoma del Fin de Ciclo / Francisco Ariza 169
• Islandia está alentando a los ciudadanos a abrazar un árbol durante cinco minutos para
superar aislamiento / Delfina Velarde 175
• ¿Tener mascotas ayuda a sobrellevar el aislamiento por el coronavirus? 177
• Cultura inquieta. Los médicos recetarán poesía y novela para luchar contra el estrés y la
ansiedad 181
• Poesía confinada / Antonio de la Fuente Gómez 183
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«La única forma de combatir la plaga
es la honestidad» (Albert Camus, 1947)
Introducción
CORONAVIRUS Y PSICOLOGÍA
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Ganar perdiendo. Perder ganando
Alfonso Colodrón
Me siento con-fin-animado,
en absoluto confinado.
Los confines son los lindes
que limitan a los desterrados
fuera de su tierra y de su hogar.
En este aquí y en este ahora,
me enraízo en mi morada
y a pleno pulmón respiro
la primavera que se alarga.
Espacio y tiempo se han fundido
en un silencio sosegado,
que ensancha la mirada
y el juicio sin remedio ahonda.
Es mi residencia este planeta,
sus pobladores todos, mi raza.
Libre y alto mi ánimo planea,
con ojos llorosos de mortandad.
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das. Para muchos. Otros muchos ni siquiera pudieron crear expectativas.
Han pasado de la pura supervivencia a la indigencia más absoluta en un
mes. Mejor mirar alrededor, antes de quejarse. Uno de los aspectos po-
sitivos: enemigos tradicionales han tenido que pactar, intercambiar infor-
mación, colaborar, unirse en objetivos comunes.
En el corazón del odio, se encuentra el amor. De la necesidad se hace
virtud. Parejas confinadas e infieles, vuelven a hacer el amor. Padres jue-
gan más con sus hijos y descubren que éstos lo necesitaban más que las
cosas que les compraban. Vecinos que apenas se saludaban se interesan
por la salud del otro. Laboratorios que guardaban celosamente sus inves-
tigaciones comparten información para obtener resultados más rápidos
y fiables. Líderes espirituales alejados promulgan mensajes comunes de
unidad. Ayuntamientos de diferente signo político se mancomunan en
aras de intereses compartidos. Partidos en el poder y en la oposición se
ven obligados a pactar.
¿Y si lo que pactan va en contra de la mayoraría de la población? Todo
tiene su cara y su cruz. Su ying y su yang. Muchos políticos únicamente
piensan en cómo no perder votos con vistas a sus próximas elecciones. En
arañar votantes para poder gobernar. El relato sustituye a la realidad. La
escalada de datos que se contradicen atonta las mentes de quienes se los
creen y crean más escépticos de políticos y elecciones.
A propósito de “escalada”, soy consciente del anglicismo. Bastaría con
“aumento” de datos. Este virus está obligando a la Real Academia a cues-
tionar palabras inexistentes: “desescalada”, para expresar la reducción
o disminución de los contagios; “desconfinamiento progresivo” para co-
municar el “fin parcial del confinamiento”; “distancia social” para decir
simplemente distancia de dos metros. “El COVID-19” debe ser femenino,
(la Covid-19) pues se refiere a la enfermedad del virus y no al virus en sí
mismo. Y no se trata de ser puristas. Lo que está en juego es la ambigüe-
dad del lenguaje y sus efectos en el inconsciente colectivo. Cuanto más
impreciso y novedoso mayor es la posibilidad de manipulación por parte
del poder y del sistema.
El “bombardeo” (lenguaje militar asumido) continuo y sistemático de
cifras, medidas y noticias de un monotema acaba hipnotizando a una
población domesticada. Ya no hace falta ir al zoo. Son los monos quie-
nes podrían divertirse viéndonos tras las rejas de balcones y cristales de
ventanas. Una magnífica oportunidad para vernos en el espejo de mamí-
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feros cercanos. Tras las jaulas de grandes o pequeñas viviendas, puede
contemplarse la verdadera soledad de las grandes ciudades. Han perdido
su barniz de luces y colores, de gentes que buscan llenar su vacío o algo
de calor humano.
De nuevo la paradoja. Como decía el más eximio representante del
pesimismo filosófico, Schopenhauer, los humanos somos como los puer-
coespines. Cuando pasan frío se acercan. Si se juntan mucho, se hieren.
Entonces encuentran la distancia adecuada, según el calor que genere
cada individuo de la especie. Freud recoge la metáfora. En “La psicología
de las masas y análisis del carácter” hace una referencia a los erizos. Hay
una diferencia notable: el puercoespín te da la espalda y, si le tocas, puede
desprenderse de alguna púa y clavártela (agresivo-activo). El erizo se hace
simplemente bola (agresivo-pasivo). Lacan desarrolla el asunto y concluye
que el ser humano sería un erizo para sí mismo. La distancia adecuada del
sujeto con el objeto (el Otro) sería imposible, y cada cual tendría la suya,
según el principio de placer y gozo. Al final, como concluye con claridad
el psicoanalista Miquel Bassols, todo es un asunto “político” y cualquier
terapia o asume ser política o no es terapia (“Una política para erizos y
otras herejías psicoanalíticas” ).
Teóricamente, este virus (que pasará a la historia, como todos los de-
más, olvidándonos de él, aunque no de sus consecuencias) nos obliga a
estar de uno a tres metros de distancia. Piensen en las playas abarrotadas
hasta la bandera: algunas personas estarán encantadas del distanciamien-
to que se impondrá. No les gusta que les pisen la toalla, pero son incapa-
ces de ir a playas poco frecuentadas o de aislarse y disfrutar de la soledad
y del aislamiento voluntario en la montaña.
Esto nos lleva al asunto de la superpoblación, la concentración en ciu-
dades y el abandono de las áreas rurales. ¿Sobran personas en el mundo?
Es una pregunta capciosa. Ningún ser vivo sobra. Para el sistema sobran
los “desechables”: quienes no tienen capacidad de consumo; más de un
tercio de la población mundial. Lo que sobra, por insostenible, es el modo
de vida y consumo “occidental”, copiado también por las élites y clases
medias de muchos países asiáticos. El 54% de la población mundial vive
en ciudades. En España, el 80%, por encima de la media europea (el 75%).
¿A alguien le suena la “España vaciada” y los índices de contaminación de
Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Toledo?
Esta pandemia agudiza los problemas no resueltos, aunque no se hable
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de ello. Todos los días, cada hora, la misma información. ¿Y si nos die-
sen las estadísticas diarias de muertes por suicidio? Una cada dos horas y
media en España, y 8.000 suicidios frustrados al año, con consecuencias
físicas y psicológicas graves. ¿Quién los previene? ¿Quién los cuida? Ya ni
siquiera merecen atención las muertes en accidentes de tráfico que cada
fin de semana solían dar. Cierto que han disminuido, lo mismo que la
contaminación. Momentáneamente. Algún efecto positivo y a corto plazo
habría que tener esta epidemia.
Nueva pregunta: ¿cuál es el criterio para calificar un contagio masivo
de epidemia o de pandemia? La Organización Mundial de la Salud cambió
los criterios de clasificación con ocasión de la gripe aviar. Simplificando,
hoy se considera que una epidemia se convierte en pandemia cuando se
produce al menos en dos continentes. Las palabras sanan o enferman.
Tranquilizan o asustan. Asociamos epidemia a una gripe anual, que pode-
mos coger o no y de la que en una semana solemos curarnos. Pandemia
nos suena a enfermedad contagiosa y mortal al estilo de las pestes de la
Edad media.
En medio de tanta incertidumbre, que genera más preguntas que res-
puestas, es obvio que cualquier virus afecta más o menos según nuestro
nivel de defensas inmunológicas. Cualquier confinamiento radical y obli-
gatorio produce rabia, frustración, estrés, depresión, y sus consecuentes
neurotransmisores: exceso de adrenalina, noradrenalina, glucamato… Al
reducirse el deporte, el ejercicio físico o el simple caminar, y aumentar el
exceso de alimentos por ansiedad y aburrimiento, el cuerpo sufre trans-
formaciones negativas para afrontar el contagio. Ni tanto ni tan calvo. Ni
todos a la calle ya, ni paseos cronometrados de uno en uno y vigilados por
el ojo del Gran Hermano.
En tres años (2015-2018), se impusieron 765.000 multas, aplicando la
Ley mordaza del Partido Popular. En las cinco semanas de confinamiento se
han impuesto 740.000, al amparo de esta misma ley. ¡Qué insubordinados
somos los españoles y con qué celo trabajan nuestra policía y Guardia
civil! Quien no tenga miedo al contagio tendrá miedo a la sanción o a la
detención por reincidente o insubordinación. Quien viva atemorizado por
ambos miedos será carne de cañón de cualquier trastorno psicosomático.
Si se libra, recortará definitivamente su libertad y el gozo de vivir, según
los criterios cambiantes de la “autoridad competente” de turno. Buen ex-
perimento político a nivel mundial.
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No obstante lo expresado hasta aquí, no soy de los que difunden crí-
ticas por redes ni en conversaciones privadas. Si alguien me llama indig-
nado, no asiento para encender su indignación. Tampoco le rebato sus
argumentos, como solemos hacer, porque somos más listos, o más éticos
o tenemos más y mejor información. Simplemente hago un simple ejer-
cicio de ponernos en los zapatos del Gobierno y pregunto: ¿Si tú fueras
presidente, ministro o presidente de una Comunidad autónoma lo harías
mejor?
En esos momentos me viene la imagen vívida del mes que viajé en un
catamarán de Tahití a Tonga, para ahorrarme el billete de avión. El capitán
tenía 24 años, su titulación náutica en vigor y algo de experiencia. Los
otros cinco tripulantes absolutamente ninguna. Como yo. A los 15 días
se rompió el motor auxiliar, que sólo utilizábamos si no había viento. A
los 20, se desató un temporal de fuerza 7. Hacíamos turnos en parejas,
cada dos horas. De noche, agarrados al timón, con olas de 6 metros que
nos venían de frente y bajo la lluvia. Apenas podíamos ver, ni mantener el
rumbo, mientras las velas gemían a punto de rasgarse. En esos momen-
tos, sólo podíamos pensar en sortear la próxima ola y evitar que el velero
se hundiera. Seguíamos fielmente las instrucciones recibidas. No era el
momento de discutir el rumbo, quejarse por los turnos, ni hacer planes
de desembarco.
Buena metáfora para cualquiera que se viera al frente de un comité de
expertos, un hospital, la unidad de cuidados intensivos, una residencia
de tercera edad, un parque de bomberos. O simplemente para cualquier
policía, militar, bombero, conductor de autobús…, que recibe órdenes pe-
rentorias, a veces insensatas o improvisadas, contradictorias… A mí me
sirve mirar hacia adentro, transformar lo que puedo, aportar mi grano de
arena, sembrar las semillas que pueda tener.
Todo lo demás es echar balones fuera. Proyectar, salvarse de las pro-
pias contradicciones, limitaciones y frustraciones. Crear el enemigo ex-
terior que aúna todas nuestras voces interiores. Eso hacen los colectivos
(Estados, razas, fieles de distintas confesiones religiosas, clases sociales,
equipos de fútbol…). El enemigo es el Otro cosificado: los emigrantes, los
musulmanes, los judíos, los chinos, los de “la capital”, la hinchada opuesta
en los grandes estadios deportivos… El enemigo común unifica a la masa y
las masas hacen lo que el individuo aislado no haría. Peligroso. De aquí al
nazismo hitleriano, al nazismo italiano, al estalinismo soviético, al maoís-
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mo estudiantil, a las matanzas de tutsis por hutus y los campos de concen-
tración camboyanos o coreanos, sólo hay un ligero paso. Una frágil línea
roja demasiado fácil de atravesar.
Un mundo que se había hecho pequeño y empezaba a ser propio (por
globalización de viajes y noticias) vuelve a ser “ancho y ajeno”. Lo escribía
en 1941 el gran novelista e indigenista peruano Ciro Alegría, a propósito
de los comuneros andinos expulsados de sus tierras. Hoy día, lo que eran
minorías que había que defender se han convertido desafortunadamente
en inmensas mayorías: desplazados, migrantes, campos de refugiados en
los que se nace y se muere desde hace dos generaciones, personas sin
techo, desempleados, asalariados en régimen de semi esclavitud, mujeres
raptadas para la prostitución, enfermos crónicos por desnutrición…
Si se sumasen las cifras resultarían abrumadoras en comparación con
los contagios, enfermos, fallecidos y recuperados del actual virus. Por des-
gracia, en todos los casos, no se trata de cifras, sino de seres humanos, de
personas, individuos que se cuantifican y cosifican, pero que dejan detrás
largos duelos de familiares y amigos. Y no es lo mismo la muerte por acci-
dente o enfermedad terminal, que por improvisación, falta de recursos y
decisiones con intereses mezclados.
Esta epidemia hace más invisibles a unos, mientras que visibilizan a
otros, por interés egoísta. Si el campo no tiene puertas, tampoco las tie-
nen el hambre, la desesperación, la indignación y el final de la resignación
¿Quién o qué podría detener insurrecciones masivas, más avalanchas de
migrantes o el contagio sin control de países en África, América central,
del sur y sudeste asiático?
Traslademos esto a Europa. Es fácil imaginar los posibles escenarios,
salvo que apliquemos la política del avestruz. Como no tenemos alas bajo
la que esconder la cabeza, muchos, los que puedan, volverán a pensar en
dónde invertir sus ahorros o pasar sus próximas vacaciones, o qué ropa
comprar cuando puedan salir de sus casas.
Pasando de lo macro a lo micro. ¿Qué ocurre con las mujeres confina-
das que sufren maltrato machista? ¿Los que tenían permisos carcelarios
para visitar a sus familias o trabajar? ¿Los adolescentes en pisos de acogi-
da? ¿Los grupos terapéuticos y de autoapoyo como los alcohólicos anóni-
mos, sexólicos, drogodependientes, ludópatas, codependientes emocio-
nales…? Surgirán nuevas patologías y se agravarán las existentes.
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No tenemos respuestas para tantas preguntas. La filósofa María Zam-
brano, maestra de grandes pensadores, siempre advirtió contra la deca-
dencia moral y espiritual de Occidente. Para ella, las crisis se habían con-
vertido en una gran orfandad. “La acción de preguntar es la aparición de
la conciencia”. “Todo extremismo destruye lo que afirma”. Lo suscribo y
finalizo con algunos de sus versos de dos poemas diferentes:
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Alfonso Colodrón
terapeuta transpersonal y escritor. En Mandala Ediciones: “El latido
de las palabras, psicoterapia y traducción o escuchar y celebrar la vida”,
“”Palabras al aire”, “Las pasiones capitales, introducción heterodoxa al
eneagrama”, y “Relatos de un minuto”. (Para otras obras, consultar los
catálogos de las editoriales Desclée de Brouwer, Edaf y Kairós).
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La visión espiritual de la prueba.
Beatriz Calvo
Voy a intentar abordar desde un punto de vista espiritual esta crisis sa-
nitaria, que creo es el reflejo de una crisis sistémica que afecta a muchos
otros órdenes de realidad, políticos, sociales, ecológicos… Describiendo
éste, como una visión que integra la dimensión horizontal de los hechos,
que se suceden en un plano espacio-temporal, sujeto a las dualidades de
bien y mal y la dimensión vertical capaz de ir más allá de esa danza de
opuestos integrándolos en una unidad de sentido, que reunifica en un
solo sabor cada experiencia, una dimensión trascendente o no dual. Entre
esas dos dimensiones se encuentra el Ser Humano, como mediador entre
la tierra, bajo sus pies y el cielo, sobre su cabeza; entre la inercia de la
materia y la ligereza de la luz. Somos más que tierra, somos espíritu en-
carnado y por eso tenemos anhelo de infinito en lo finito.
Cualquier abordaje sobre el sufrimiento producido por una situación
excepcional, como puede ser el confinamiento para enfrentar la pande-
mia por el covid-19, tiene que tener en cuenta ambas dimensiones. Más
allá de la experiencia que cada uno estemos viviendo y que, por tanto, tie-
ne la relatividad de la subjetividad propia, está el reconocer los principios
y verdades que están en juego, es decir, la psique solo se puede conocer,
como cualquier otro sector de la realidad desde algo que la trascienda,
como sucede en el arte y la ciencia de la meditación, en la que cada expe-
riencia física y/o mental es vista, gracias a una lucidez que se da cuenta, a
una conciencia que toma nota de todo, sin juicio, sin tomar partido, por-
que lo hace como “desde arriba”, en una santa apatheia o ecuanimidad de
la que emerge un perfume de amor. Perfume que merece la pena descu-
brir como el tesoro escondido más valioso que contiene el universo y que
yace en lo profundo de cada corazón humano, pues con él uno nunca es
pobre ante ninguna circunstancia, ante ninguna desgracia.
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Cuando la psicología intenta sustituir la función sacerdotal, al pontífice
entre el cielo y la tierra (sea en la figura de un chamán, un maestro o
director espiritual, que haberlos haylos) por el psicólogo, por muy buena
intención que este tenga, si su ciencia niega ese “desde arriba”, tendrá la
tentación, nacida de la no comprensión del todo que analiza -el Hombre
como tal- de intentar anular todo desequilibrio. Ignorará, por ejemplo,
que hay desequilibrios necesarios y que están llamados a encontrar una
solución por encima de nosotros mismos. Hay melancolías, que albergan
posibilidades de desarrollo espiritual. Y en el caso de esta pandemia, de
este profundo desequilibrio que visibiliza, en esta crisis planetaria hay una
oportunidad escondida para convertir nuestra mirada, y gestar una nueva
cosmovisión acerca de lo que la vida es, pero solo para quien no huye del
examen de conciencia necesario que permite entender las causas internas
de cada uno y las causas externas que como sociedad nos han llevado has-
ta aquí. Para saber, como dice un maestro hindú, si uno forma parte del
problema o de la solución. Una solución que pasa no solo por remediar
los síntomas que produce en nosotros la crisis sino por salir juntos, más
allá del más allá, hasta una consumación, una comunión entre nosotros y
todos los seres, que hemos perdido, produciendo un terrible desequilibrio
interno y como consecuencia externo. Como dice Martin Lings: «El estado
del mundo exterior no sólo corresponde al estado general de las almas de
los hombres; también, en cierto sentido, depende de ese estado, ya que
el hombre es el pontífice del mundo exterior. Así pues, la corrupción del
hombre debe afectar al todo»
Se trata, por tanto, de conocer, de comprender con profundidad, por
un lado, la historia de la emergencia de este virus, conocer de sus causas
epidemiológicas, sociales, ecológicas, económicas, políticas aplicando la
razón y, por otro lado, aplicar la visión espiritual que ve los principios que
se han vulnerado, las Leyes que se han transgredido. Esta cruz de sentidos
verticales y horizontales nos dará una visión completa, esférica, que es la
que nos permitirá abordar las consecuencias concretas que en cada uno
se hayan manifestado, ya sean físicas, psicológicas, sociales y espirituales,
pero desde un marco de sentido que las transforma en oportunidades
para recuperar esos principios vulnerados, y para el despertar, meta final
de cualquier existencia, vivir unificados, integrados, redimir lo disociado,
escindido… neurotizado.
Desde un lenguaje mítico y/o simbólico y aceptando como premisa de
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la trascendencia, que somos algo más que humanos, tenemos que en-
tender que nuestro propio estado humano es un desequilibrio, en el mo-
mento mismo que con la caída de Adam adquirimos el conocimiento del
bien y del mal, la dualidad, ese “Árbol de la Ciencia” que aparece cuando
somos expulsados del lugar de la unidad primera, donde reside el “Arbol
de la Vida” y al que todo nuestro ser quiere regresar. Esta expulsión puede
quedar reflejada y simbolizada existencialmente en el abandono del úte-
ro de la madre con quien éramos uno en busca de una individuación que
nos separa del origen. Somos esa ola que llega a la orilla de la existencia y
que busca en el reflujo regresara casa.
Exiliados de ese paraíso nos vemos sometidos desde que nacemos a
la impermanencia continua de los fenómenos, para lo que desarrollamos
un sistema de apego a lo que nos permite vivir, y un rechazo a lo que nos
hace sufrir y una ignorancia de todo lo demás que no sirva para nuestra
supervivencia. Y el contraste entre el anhelo de Absoluto y la contingencia
nos daña “sanamente”, espiritualmente hablando. Ese daño no se sana
con una pastilla o unas técnicas que pueden calmar superficialmente los
síntomas mientras anestesian la causa profunda que los origina, la an-
gustia existencial de estar separados de ese paraíso que late como una
ausencia en el vacío de plenitud que todos sentimos, lo sepamos o no.
La crisis como oportunidad de transformación
Ese anhelo de plenitud no hollada en los fenómenos mudables se ha
exacerbado con el confinamiento que ha parado el mundo hacia el que
huíamos en muchas ocasiones para no hacernos cargo de la herida onto-
lógica que todos llevamos en el pecho, ese océano de fuego existencial
que decía el Budha, que lleva el sello de la aflicción, de la insatisfacción,
del sufrimiento ante la enfermedad, la vejez y la muerte. Es una herida
de amor, de anhelo de unión con algo que no mute, que no muera. Una
búsqueda de certeza en medio de la incertidumbre del impermanente dis-
currir de los fenómenos, de los eventos, de la contingencia. Es, también,
un fuego, un arrepentimiento de no usar la vida para lo único realmente
necesario, es como una mala conciencia que nos corroe por dentro por-
que sabemos que erramos el tiro una y otra vez en busca de una felicidad
ficticia, hedónica que no sacia, en vez de ser lo que realmente somos,
única fuente de la verdadera felicidad.
Esta crisis, desde la dimensión espiritual solo visibiliza, de una forma
dramatizada y exacerbada por el espectáculo maquiavélico de los medios
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de comunicación, ese miedo que busca desesperadamente un refugio,
que busca regresar a Ítaca; ese anhelo de paz verdadera, no sujeta a las
contingencias, a las continuas pruebas, ese anhelo de descansar en los
brazos de Penélope, en los brazos de la sabiduría y el amor, como las dos
alas de un único vuelo. Y es ahí donde la sabiduría tradicional tiene sus
recetas para la psyché, que es la que está sufriendo en este nuevo nau-
fragio de lo que creía inamovible, la que sufre el aparente abandono y
separación de algo que la trasciende y la sostiene. La que nos recuerda el
viaje del héroe que todos debemos emprender, tarde o temprano. Es ahí
donde los sabios de todas las épocas nos dan la esperanza, la barca salva-
dora de la fe para atravesar cualquier diluvio. Es ahí, en esa trasmisión de
verdades y principios universales donde los profetas, los poetas germinan
sus semillas de imágenes certeras que abren umbrales en medio de las
oscuridades y nos dicen que en medio de un océano encrespado hay una
capacidad en todo ser humano de bucear hacia las profundidades de su
ser y encontrar la perla oculta en la oscuridad abisal de la noche, la luna
que ilumina la noche oscura de cualquier encierro. No es casual que mu-
chos místicos han encontrado en el encierro, en sus celdas históricas, la
puerta de acceso a su más profunda creatividad y han realizado sus mejo-
res obras, como Juan de La Cruz o Cervantes y que muchos sean los que
han realizado la gran obra alquímica del despertar, realizando lo mejor
de sí mismos, al producir el encierro muchas de las condiciones que un
retiro espiritual necesita para dar frutos. Entre ellas la purificación de los
sentidos. Este sería el marco espiritual, el vector vertical, de lo que se ha
producido en nuestro horizonte histórico.
El mundo se ha parado por unas semanas y amenaza con paradas re-
currentes. Podría haber sido cualquier otro fenómeno el que nos hubiese
detenido, una enfermedad terminal que nos confina en una habitación
del hospital, un ictus… La vida es capaz de esto y mucho más, es capaz de
un tsunami, de una guerra en Siria, de una hambruna en África, un meteo-
rito en el cosmos, un cambio climático. Estamos sujetos al destino, en una
misteriosa ley de causas y efectos, pero, en esta ocasión, se ha presentado
en forma de pandemia y se revela en nuestras vidas como la realidad que
hay que afrontar, y en la que de forma extrema se visibiliza algo de lo que
siempre salimos huyendo sumergiéndonos en una exterioridad sin ancla:
que tenemos miedo a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. Que nos
sentimos profundamente y ontológicamente vulnerables, de ahí ese sen-
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tido religioso que han tenido todas las sociedades y que ha sido extirpa-
do de la nuestra dejándonos impotente para lanzar ese quejío existencial
profundo, un Ay del que no comprende tanta barbarie, tanto dolor.
Y ese primer dolor de la separación de la matriz que nos gesta, que
está debajo de todos los dolores, de todos los temores, se coloreará en
cada uno, por sus capitales culturales y familiares, en un vasto arcoíris
de emociones que vendrán y se irán en estos días como se van y llegan
los invitados en una casa de huéspedes, como ilustra tan bellamente el
maestro de Korasan recordándonos que cada uno ha sido enviado como
un guía del más allá.
Esos lamentos que arrasan la casa del alma no se sanaran sin curar el
espíritu que clama, desde lo profundo para que volvamos a la raíz de las
raíces y lo liberemos de las cárceles internas de una mente no cultivada,
no refinada que ha usurpado el gobierno de la casa. Pero para liberar al
espíritu « lo primero hay que librar a la inteligencia de sus errores, sus
condicionamientos cognitivos que le impiden ver la realidad tal como es
y que esa realidad opere como una sonda de honestidad que revelará los
nudos más sutiles del subconsciente, ese que anuda el alma por el amor
propio o por traumatismos recibidos», como decía F. Schuon.
Así que tenemos la sabiduría que nos guía diciéndonos que cualquier
fenómeno y más los que llevan el sello de la palabra crisis pueden conver-
tirse en la oportunidad de iniciar el camino de mil pasos, de comenzar un
verdadero viático hacia el despertar de nuestra auténtica naturaleza y que
siempre empieza con un primer paso, la conversión de la mirada hacia la
interioridad de lo que somos.
El primer paso de la Atención Plena
En medio de una celda en un genocidio tibetano, en medio de una con-
fortable casa con jardín, en medio de un hogar destructurado, dentro
de un tonel sin nada más que el sol cada mañana, en medio de cualquier
circunstancia todo ser humano es hijo del instante, es hijo del milagro de
estar vivo y cada instante de vida es el umbral que puede revelar por su
misma gracia ese Misterio incognoscible en el que navega la existencia y
si se aprende a atender con plenitud cada instante que nos regala la vida,
cada experiencia en el que la conciencia se revela, podremos cultivar la
esperanza de que hay un camino de regreso a la Morada Santa, al Centro,
al Templo. Que hay una vía de peregrinaje a la única casa que no se de-
rrumba por las circunstancias, cuyos cimientos son la esencia oculta que
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se transparenta en cada forma, como un tesoro escondido que necesita
ser descubierto, descorriendo los velos que nos dificultan su visión, puri-
ficando nuestros sesgos cognitivos producidos por nuestros condiciona-
mientos, por nuestra falta de libertad para ver las cosas como realmente
son, sin empañarlas de narrativas de dudosa procedencia.
En el fondo de cada corazón humano, por adversa que sea la circuns-
tancia, tal como el sol sigue saliendo cada mañana como símbolo por
excelencia de la luz que ilumina y vivifica con su calor el mundo sin dis-
tinciones, brilla también la luz de la conciencia que no puede ser apagada
por ninguna circunstancia, pues ella está en el núcleo de cada circunstan-
cia, de cada experiencia. Palpita en cada flor que asoma en esta primavera
su belleza en la maceta de nuestra ventana en un piso interior en medio
de un aislamiento, palpita en el dolor de la ausencia de nuestra mano en
la cabeza de nuestra tía moribunda en la residencia, palpita en el miedo
a perderlo todo, palpita dándose cuenta de un yo que teme, que aspira,
que cambia sus humores, dependiendo de infinitas causas y condiciones.
Pero si nuestra mirada se purifica, si nuestro mirar es el mirar de Dios,
del Espíritu en nosotros, de la Luz Clara, de la Conciencia podremos flo-
recer con la flor cuando se abre, ser amor compasivo en la despedida sin
fronteras, llover con la lluvia que cae del cielo y limpia nuestra atmósfera
sin que haya un adentro o un afuera, podremos extasiarnos con la caricia
del amado en un lecho renovado, y saber saboreando desde la corriente
misma de la vida que se expresa dar el consuelo, el abrazo, la donación, la
mirada, la palabra precisa, el cambio que nuestra sociedad necesita.
No pretendo con estas imágenes cargadas de poética idealizar la ex-
periencia dramática de la pérdida de libertades a las que ha llevado el
confinamiento, de sublimarla sino de penetrarla hasta la médula, con el
láser más poderoso que existe y que se entrena, la atención plena, que es
el primer paso en el camino del autoconocimiento, pues está en la base
de todo aprendizaje. Como decía Víctor Frankl: “Incluso en circunstan-
cias extremas de sumisión y degradación el hombre conserva un reducto
íntimo de libertad espiritual que le permite elegir la actitud personal que
debe adoptar frente al destino, conservando la dignidad de seguir siendo
hombre y aprovechando “el valor madurativo del sufrimiento aceptado”.
Un destino tan adverso como el internamiento en un “lager” de prisione-
ros puede ser aprovechado como una oportunidad para dotar a una vida
de un sentido más profundo.
20
La triada del caminar consciente hacia el espíritu de las cosas
Este camino de mil pasos, metáfora del camino espiritual, tiene tres
elementos esenciales que hay que ir cultivando al unísono. La atención
formaría parte del elemento de aprender a cultivar la concentración en
la realidad, a él pertenecen todas las prácticas de meditación que cono-
cemos, en movimiento o estáticas, la variedad es muy diversa en cada
tradición sapiencial, el tambor, la danza, la recitación del mantra o la in-
dagación. Pero en todas la atención siempre ha de ir acompañada de un
recto esfuerzo, en el sentido que se medita para alcanzar la sabiduría y el
amor y habilidades para expresarlas en la vida, por el bien de todos los
seres, a los que se conoce como uno mismo en la Unidad Primordial que
somos. No se trata de cultivar una atención que deviene en una concen-
tración para alcanzar poderes o mayor bienestar psicológico, que podrán
surgir como efectos secundarios, pero que pueden desviarnos del camino
verdadero si los ponemos como prioritarios, pues alimentarían el gran
problema que crea todos los males, que es la falsa identificación con un yo
separado de lo Otro, de los prójimos, con los que en el mejor de los casos
firma un contrato de indiferencia absoluta y en el peor los considera el
botín o el enemigo a batir por mantener los recursos de su efímera y con-
dicionada felicidad, que le dan cierta ficticia seguridad de que no dejará
de poseer lo que ama para sí solo.
Sé que puede escandalizar cuestionar que conseguir ciertos beneficios
psicoanímicos gracias a una relación superficial con la meditación sea un
objetivo legítimo, pero este es un elemento clave del recto esfuerzo, pues
sería un gran error espiritual convertir la meditación en una tecnología del
bienestar del ego, cuando ha sido diseñada para trascenderlo y cortar de
raíz el origen de todo sufrimiento. Como diría Santa Teresa no podemos
amar más el consuelo de Dios que al propio Dios.
Se trata de ascender, transformarse, ir más allá de la forma con la que
nos hemos identificado, con este cuerpo y con esta psique que nos limi-
tan para sentir el vasto cuerpo del macrocosmos que somos, más que
mejorar o calmar un malestar, como quien quiere cortarle las alas a un
pajarito para que no sufra el aprendizaje de su vuelo. Porque los males-
tares existenciales acaban emergiendo después de haber buscado un su-
perficial equilibrio psíquico, y porque bien mirados y bien acompañados
son botes salvavidas que nos permiten dejar este mundo de vanidad de
21
vanidades, en vez de acomodarte a él con autoengaños. Hay que retornar
al verdadero equilibrio, no cualquier equilibrio.
Se trata de un ascenso, de un refinamiento que empieza con el cultivo
de la atención, para que tenga la estabilidad de penetrar en la médula de
la naturaleza real de las cosas para, si Dios quiere, ser uno con ella. Pero la
atención, los métodos de meditación, de concentración, ya sean activos,
devocionales o pneumáticos necesitan de otro elemento, la dimensión
de la sabiduría, una recta visión y entendimiento que los dirija como un
astrolabio, como un cuerpo de verdades que será tarea de cada cual com-
probar que son ciertas también en su corazón. La sabiduría primordial
está escrita con letras indelebles en lo profundo de nuestra naturaleza y
se pronuncia en el silencio, pero se revela en cada tradición con sus me-
táforas e imágenes particulares y con una serie de símbolos universales
que intentan señalar con el dedo una luna inaprensible, un misterio in-
asequible que a cada cual le toca renombrar en su interior. La meditación,
la atención necesitan de un destino, un Brahma, un Tao, una Luz Clara, un
Reino al que arribar, y las palabras de los sabios son cartografías posibles
para esa peregrinación de la periferia de los fenómenos al centro inmuta-
ble, de la multiplicidad a la unidad.
Y el tercer elemento que da estabilidad al camino, que forma parte de
este ecosistema que se retroalimenta es un cuerpo de virtud que se va
realizando, como actitudes espirituales que son el reflejo de los atributos
de la realidad. De la Bondad deviene la generosidad y la confianza, de la
Fortaleza, deviene la perseverancia y la vigilancia, de la Pureza el desape-
go, de la Belleza el contento, de la Verdad el discernimiento y de la Unión,
la santidad y así sucesivamente.
Con estos tres elementos se edifica el caminar diario en una vía es-
piritual, la virtud da estabilidad al método, pues una persona confiada,
generosa, vigilante, desapegada, alegre es menos presa de las agitaciones
emocionales, pues para cada aflicción existe una medicina. La sabiduría
orienta la práctica hacia las verdades que enuncia, la Unidad, el Amor e
insufla amor por un carácter noble y virtuoso que refleje esos principios.
A estos tres elementos les completa la gracia, pues siempre hay un lími-
te para el esfuerzo humano. Por eso en todas las vías la oración es esencial
para recibir esta gracia, esa influencia espiritual. Como diría la maestra
hindú Amma “conócete a ti mismo y ora por el mundo con despertar, en-
tusiasmo y paz.”
22
La voz de los maestros
Con el cultivo diario de estos elementos uno se fortalece para poder
enfocar en lo que está ocurriendo afuera y adentro. Para ir hacia adentro
hace falta ser muy luminoso y vibrar en el amor para poder enfrentar los
miedos, hijos del gran miedo que se han despertado con esta crisis. Como
dice Lama Zopa “en esos momentos, la experiencia te demostrará lo po-
derosos que son los estados de ánimo y lo importante que es alcanzar
una vida mental sana, estable y resistente, para afrontar, lo inesperado,
lo indeseado… Descubrirás lo increíblemente eficaz que puede resultar
el adiestramiento mental, porque una mente adiestrada puede producir
mucha calma y mucha estabilidad para ayudarnos a superar las emocio-
nes que son potencialmente perniciosas, a pesar de la situación tan deli-
cada o complicada por la que estemos pasando.”
Para ir hacia afuera el discernimiento será esencial, la búsqueda de ob-
jetividad, de realismo nos dice que nos esperan las consecuencias de una
catástrofe anunciada desde hace mucho tiempo y que no hemos querido
mirar en un progreso infinito en un planeta finito. Como dice Reza Sha
Kazemi “debemos saborear las consecuencias de la catástrofe no con el fin
de que caigamos en el abatimiento, sino al revés, para hacer más ferviente
nuestra resolución de cara a enderezar lo que está mal, y retornar a ese
equilibrio natural en el que fuimos creados. Saborear las consecuencias
de “nuestras” acciones significa aceptar que, de alguna manera misterio-
sa, no estamos exentos de responsabilidad en cuanto a corregir lo que
han hecho nuestros predecesores; pues, como miembros de la especie
humana formamos una unidad orgánica.”
Como dice Pablo d´Ors: “Sólo cuando descubrimos que este mal lo pa-
decemos todos (y esa es la experiencia de la comunión, que sólo da el
espíritu), sólo entonces drena el corazón. Ese corazón humano, tan ensu-
ciado por años de errores, va purificándose en la medida en que sabemos
que las heridas del mundo son las nuestras”, y continua “ahora ha llegado
el momento de mirarnos por dentro para que todo vaya colocándose en
su sitio. Cuando el corazón está en su sitio, todo lo demás se recoloca.”
“Tú ocúpate del Reino y todo lo demás se dará por añadidura.”
Es tiempo de recuperar la relación sagrada con la naturaleza. No nos
está matando el virus nos está matando la indiferencia ante el mal y el no
23
ponernos a la tarea de convertirnos en mujeres y hombres montaña, en
seres humanos verdaderos, que protegen la Vida con sus vidas. Como dice
Amma “todo existe en forma de ondas o vibraciones. El tipo de vibración
generada por la ira es diferente a la generada por una madre mostrando
afecto por su hijo, que es otra vez diferente de la generada por el amor
Hay un ritmo para todo en la creación, una relación innegable entre todo
el universo y toda criatura viviente dentro de él. Seamos conscientes de
ello o no, todas nuestras acciones reverberan a lo largo de la creación, ya
sea como un individuo o como grupo.”
Como dice Lama Kalu Rimponche: “Irradia con humildad tu mensaje
viviente de belleza, de espiritualidad y de paz, en un mundo atormentado,
materializado, desorientado. El necesita de tu eficaz contribución. Ofré-
cesela. Ofrécele tu mente positiva, tu cuerpo puro, tu aura armoniosa, tu
contentamiento irradiante, tu fe sin límites en la bondad de la vida y en
las leyes que conducen a un alto fin, la evolución humana.” Vivamos y mu-
ramos plantando árboles, plantando conciencia en nuestros corazones.
Cultivemos a diario esas virtudes que ennoblecen el alma, la templanza,
la generosidad, la paciencia, la vigilancia interior, la gratitud, la caridad, la
compasión ante el que está asustado y donémoslas como contraparte al
miedo que se expande como un virus colosal.
Y así, la muerte, que es la asignatura pendiente de muchos nos ayuda-
rá a mirar donde no queremos, pues lo que realmente está en juego en
nuestros corazones, lo que realmente nos aturde es la incertidumbre de
la hora y el morir sin haber vivido, y muchos en estos tiempos no viven,
sobreviven, la vida les pasa inadvertida, sujetos a un sistema de vida que
enferma todo lo que toca y desperdiciar la vida aterra, aunque no lo sepa-
mos, y ese miedo se hace más visible ahora que nuestro castillo de naipes
de un control ilusorio sobre la vida y la muerte parece que se derrumba.
Todo esto nos obliga a ahondar y poner los cimientos de una nueva casa,
no en las arenas movedizas del mundo, sino en las del espíritu que da
forma al mismo.
Quizá este virus sea una oportunidad para recuperar la sabiduría de un
Buda que meditaba en la muerte y en su inevitabilidad y que señalaba como
cada día está más cerca y la importancia de practicar la meditación, como
un peregrinaje hacia el centro que unifica el mundo en su danza de opues-
tos, de vida o muerte, para dejar de sufrir por la inexorable gramática de la
existencia. O recordar con los hermanos sufíes que la hora está decretada
24
por el cielo y asumir nuestra finitud y no enmascararla en un falso control
que no poseemos y vivir agradecidos de un don que se nos escapa.
Las virtudes que todas las sabidurías nos instan a cultivar nos valen para
cualquier dirección que nos esté destinado recorrer.
Y la muerte, si es el caso que nos llegue, y nos llegará, sin duda, con un
virus o con una maceta de un quinto piso que se precipita por las leyes
incógnitas del karma, nos encontrará agradecidos de la vida que hemos
vivido en medio del amor y de la sabiduría, las dos alas de una vida real
y realizada. Incluso si nos encuentra en el más oscuro laberinto en la que
una situación como esta puede precipitarnos, siempre podemos cambiar
de muda, siempre, a cada instante, podemos cambiar del miedo al amor,
que es lo que nos hace propiamente humanos.
Quizá la única medicina para este virus y para el virus del miedo y la
ignorancia sea despertar, al fin, a nuestra divinidad escondida en el reino
oculto del corazón, que la noche, a veces, precipita.
....................
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26
CONFINADOS Y CONDENADOS
Zorka Domić
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En los años 70, años negros de dictaduras en America Latina, los exi-
liados bolivianos en Francia creamos un boletín: “Resistencia”. No puedo
dejar de nombrar a una mujer de extraordinaria generosidad y valentía.
Solidaria de todas las luchas por la libertad: Désirée Liéven: rusa de na-
cimiento, española de corazón. Simple carta de presentación, expresada
con una sonrisa bondadosa y unos ojos azules llenos de bondad e inteli-
gencia. Ella nos guio y trabajó más eficazmente que todos nosotros, por
la liberación de los presos políticos en Perú, en Bolivia y en cualquier otro
lugar del mundo donde los hubiera.
Era una grande, pero no tenía nombre. Enviaba cartas a los presos.
No era una simple firma como hacían los grandes: J.P. Sartre, Simone de
Beauvoir, Arthur Kostler y otros a quienes recurríamos guiados por ella,
para tener reconocimiento ante los medios de información y los organis-
mos de defensa de los derechos humanos. Es con la guerra de España que
su corazón se vuelve español.
Lo interesante es que también hoy necesitamos tenerla con nosotros.
No es una casualidad que la idea de crear un espacio virtual “amigos de
Désirée” viene de quien entonces era un niño de no más de diez años,
cuando llegó (en compañía de su hermanita Fanny) al hogar Désirée. Hoy
Alexis, es padre a su vez, de una niña y un niño en edades similares a su
pasado desideriano.
Confinados asustados, en medio del torrente ansiógeno de informa-
ción y de medidas sanitarias (contradictorias), apelamos a la presencia de
seres protectores y solidarios con quienes nos sentimos en paz y armonía,
pero también con quienes continuar la lucha solidaria por un mundo me-
jor, de paz y amor.
Los condenados me provocan sentimientos diversos: impotencia, dolor,
vergüenza, culpa. ¿Seremos capaces de solidaridad con ellos? ¿No es un
deber?
Durante la II guerra mundial murieron de hambre 50.000 enfermos en
los hospitales psiquiátricos en Francia. El hospital Saint Albán, dirigido por
F. Tosquelles, fue uno de los pocos que no sufrió este final vergonzoso.
Hoy en Francia hay más pobres sin techo, sin comida, pero las estadísti-
cas dicen que la pobreza ha disminuido en el mundo.
En los hospitales psiquiátricos, los pacientes expresan una tranquilidad
aparente e inquietante (primeros días de confinamiento). Con el paso de
30
los días, surge una serie de dificultades para el personal, acompañados de
síntomas compartidos por pacientes y profesionales, junto con la agrava-
ción de las dolencias psiquiátricas anteriores al confinamiento.
La psiquiatría, pariente pobre de la medicina, no merece la atención de
las autoridades. Estas sufren de sordera crónica ante la reclamación per-
sistente del personal médico psicosocial. ¡Falta de todo!, para una aten-
ción digna de una gran democracia rica en recursos en todas las demás
áreas.
El desmantelamiento del servicio público en Francia comenzó hace más
de diez años. Hace mucho que el paciente se ha convertido en un cliente.
No puedo dejar de pensar en los estragos que provoca el virus en mi
país natal y en toda America Latina, donde las infraestructuras de salud
abastecen apenas a las capas sociales minoritarias menos pobres.
Pienso en mi familia: chicos y grandes. Con ternura pienso en mi Bols-
hoi Brat* (psiquiatra). Con el mismo amor pienso en mi Niejni Brat*
(psicólogo). Ambos, pioneros en la atención médica psicosocial de adul-
tos, jóvenes y niños desfavorecidos. Que la suerte y mi amor los acom-
pañe. Son viejos Resistentes. Me lo dieron todo. Forman parte de uno de
los rizomas mas bellos de mi vida.
Bolshoi Brat, el viejo bolchevique de la familia se mantiene fiel a la línea
de su partido (PCB), ejerciendo como psiquiatra y docente de la UMSA
(Universidad Mayor San Andrés), además de su intensa y brillante activi-
dad política. Su primera tarea en el servicio público fue la de mejorar las
condiciones de vida y de tratamiento de los pacientes internados en el
hospital psiquiátrico. Atendió en consulta privada, con la curiosa cualidad
de definirse como el psiquiatra de las tres “P”: pobres, parientes y partido.
Puedo haber alterado el orden de la P…
Niejni Brat, además de sus (nuestras) andanzas guevaristas de aquellos
años juveniles, cuando no nos cabía duda de que nacimos para crear un
mundo bello para todos, se formó en la bella capital del Danubio. Desde
entonces, tal vez empezó a imaginar la titánica tarea de brindar una mejor
vida a los niños y adolescentes que viven en las calles de la capital andi-
na: La Paz. Estos niños en edad de ir a la escuela viven durante años sin
casa, vendiendo su fuerza de trabajo para actividades de miseria. Cuando
llega la noche, nadie los protege. Crean refugios improvisados para evitar
que la policía los descubra y se apropie de las exiguas ganancias del día.
31
Escandalosa ausencia de respeto y de afección para quienes se considera
el futuro de la sociedad.
Es así como Niejni Brat, crea una institución que ofrece a los niños de la
calle; casa, comida y formación profesional. Es a la vez catedrático de la UMSA
y de la Universidad Católica en las facultades de psicología y sociología. La
jubilación no le impide continuar con varias tareas de la Fundación.
Resistamos unidos ciudadanos de la tierra, es el lema que conviene rea-
firmar en toda relacion con el otro. La pulsión de muerte campea majes-
tuosa por el planeta entero.
Una paciente me dice que sufre de insomnio, está muy irritable, no
soporta más el encierro. Varios colegas de trabajo estuvieron enfermos.
Una colega me comunica que su amigo estuvo en contacto con personas
infectadas y desea verlo, la separación pesa cada día más. La “solución”
podría ser, según ella, el contagio para no perder tiempo: me enfermo, me
sano y san se acabó.
Volvemos a los temas que trabajamos en la terapia: el comportamiento
de riesgo, la autodestrucción. La prescripción se llama Resistencia. Decide
que propondrá a su amigo esperar el resultado la prueba diagnóstica que
debe realizar. La novedad seria que dentro de una semana no necesite
una nueva prescripción.
Avanzamos sobre terreno peligroso y desconocido. La resistencia entra
a formar parte del arsenal de instrumentos con los que trabajamos en la
relacion terapéutica.
Una antigua paciente me llama de Montenegro (ex Yugoeslavia). Vi-
vió en Francia hasta la jubilación. Nos conocemos desde hace más de 30
años. Me explica que hace dos días tiene fiebre. Agrega que, como yo
conozco “su enfermedad”, puedo hacer que la temperatura vuelva a ser
normal. En este caso la angustia corresponde al contexto de la realidad,
aunque la fiebre no está provocada por el virus.
Los medios de información hablan de traumatismos psíquicos. Los pro-
fesionales somos convocados para explicar, aconsejar. Hoy más que nunca
necesitamos también de la solidaridad profesional. Estamos viviendo un
momento inédito. Un imprevisto momento de desequilibrio de la relación
entre los seres humanos y la naturaleza (Marx) o, como diría Lacan, una
irrupción de lo real: la naturaleza, tal como sea, incluyendo nuestra propia
naturaleza.
32
*Bolshoi Brat: Hermano Mayor
París 25-04-20.
*Niejni Brat: Hermano tierno (de ternura) leer la J, como Jean en fran-
cés.
*Désirée Lieven (1898-1991), nacida princesa Lieven, activa militante
de todas las causas antifascistas: ”Delia Toral” en “Espagne 34”, “Lucienne”
en la Résistance (Véase el Blog Désirée Lieven).
............................
Zorka Domić
psiquiatra-psicoanalista
Paris, Fundación Europea de Psicoanálisis (FEP)
33
Cuando todo se olvide, nuestras cucarachas llenarán de nuevo las calles.
Ilustración de Antonio Santos
34
ESCUCHA Y APOYO EMOCIONAL TELEFÓNICOS
INTRODUCCIÓN
Como psicoterapeuta humanista busco en cada sesión de psicoterapia,
de formación o de supervisión, el encuentro interpersonal, la relación, el
yo-tu. La sesión presencial es para mí la vía fundamental. Sólo en algunas
ocasiones he mantenido algunos procesos breves de manera telemática,
por desplazamientos temporales a localidades lejanas o incluso cuando
algunas personas que vivían lejos me contactaban ya que tenían interés
en trabajar algunas sesiones conmigo.
En los casos que he atendido así, muy pocos han sido en sesiones tera-
péuticas, algunos más han sido de supervisión a profesionales y otros han
sido de tipo más educativo que terapéutico, concretamente en la linea del
mindfulness o meditación, y en la de las terapias narrativas. La experien-
cia ha sido siempre positiva.
Aún teniendo actitud favorable al trabajo telemático, prefiero sin du-
darlo la relación presencial y es la única que ofrezco salvo cuando hay
imposibilidades prácticas.
Con el confinamiento que ha traído la epidemia del covid19 he nece-
sitado adaptarme y aceptar sin reservas la asistencia telemática, siendo
ésta incluso mayor que la presencial.
Trabajando en un Centro Sanitario registrado, me esta siendo posible
mantener la actividad presencial con las medidas de prevención nece-
sarias como limpieza y desinfección frecuente del local e instalaciones,
distancia física, higiene de manos, etc. Aún así muchos pacientes y profe-
35
sionales en supervisión que preferían no salir a la calle ni coger transporte
público han optado por la vía telemática. Y esta circunstancia me ha lle-
vado a abundar en esta manera de trabajo, ajustando encuadres y redefi-
niendo temporalmente objetivos y estrategias de intervención cuando ha
sido necesario.
Como novedad he descubierto el trabajo online en grupos, que ha sido
posible aunque con algunas limitaciones respecto a la modalidad presen-
cial, tanto en grupos de formación como de supervisión, siendo los de te-
rapia los que han requerido mayor adaptación al nuevo medio. Afortuna-
damente encontre una plataforma de videoconferencias que me permite
hacer pequeños grupos alternándolos con el círculo del grupo completo.
Además de otras funcionalidades que voy descubriendo y que aplico
creativamente.
36
en el caso de repetirse los encuentros, entre sesión y sesión. Esto incluye
tanto procesos espontáneos como realización de tareas prescritas, acon-
sejadas, o sugeridas.
La atención online requiere definir, como en cualquier otro acto asis-
tencial, un encuadre, es decir un marco de referencia, una estructura si-
tuacional que favorece una relación de ayuda adecuada al propósito y
límite de la ayuda.
El medio tecnológico es una variable fundamental frente al encuentro
presencial. Las características del medio de conexión influyen obviamen-
te en el encuadre, dependiendo de si hay imagen, solo voz, o mensajes
escritos.
La ayuda que se ofrece online puede incluir videoconferencia, atención
telefónica o chats escritos con mensajería instantánea. Las características
del servicio que se ofrece, el medio tecnológico empleado, incluso la cali-
dad técnica de la conexión, condicionan el tipo de ayuda.
Podemos distinguir modalidades de intervención como la terapéuti-
ca, de consejo, de acompañamiento, de escucha, y de apoyo emocional,
como diversos matices en la relación de ayuda; sin pretender ser exhaus-
tivo en las diversas modalidades de servicios ofrecidos.
La intervención terapéutica parece habitualmente limitada a la video-
conferencia y el teléfono; los matices de gestualidad y voz aportan cuali-
dades necesarias en una comunicacion interpersonal. El método terapéu-
tico tiene mucho de acompañamiento, escucha y apoyo emocional, pero
tambien incluye otras prácticas, además de las citadas, a las que supera y
trasciende, tanto en los objetivos como en la praxis. Precisamente en la
terapia humanista, son pilares básicos la escucha sin prejuicios, el acom-
pañamiento con interés genuino en la otra persona, y el apoyo a las emo-
ciones con aceptación incondicional.
Encuadres de acompañamiento, escucha, apoyo emocional y otras de-
nominaciones, permiten la videoconferencia, el teléfono e incluso el chat
escrito según cómo se realice. Recoger, señalar o subrayar, y devolver una
lectura de las mismas o su simple normalización, son las claves de la ayu-
da.
La orientación y el consejo son dos términos usados en el modelo hu-
manista del desarrollo humano y son practicas complejas que pueden re-
querir el dialogo presencial o bien con medios TIC como los anteriormen-
37
te citados.
Pero esos términos los usamos tambien con otro significado. El consejo,
la orientación, la asesoría personal, y otras modalidades son habituales
en servicios telemáticos abiertos a consultas sencillas, preguntas, conse-
jos breves, etc. Estas modalidades, además de videoconferencia y teléfo-
no, funcionan bien con los chats escritos; en algunos casos, incluso con
mensajerías diferidas entre las preguntas y las respuestas.
38
La atención es gratuita y no requiere registro previo ni cesión de datos
personales, salvo el número de teléfono de la llamada, que no vuelve a
utilizarse con ningún fin y que ni siquiera se conservará una vez extinguido
el servicio. Resalto estas caracteristicas porque tienen su importancia en
el encuadre.
El servicio no tiene propósito terapéutico, evitamos una intervención
que requiera continuidad en el tiempo, y el encuentro se abre y se cierra
en la misma llamada; se limita al marco de una escucha y apoyo emocio-
nal puntuales. Su finalidad es aliviar la presión intrapsíquica que pueda
sentirse durante el confinamiento, especialmente si se vive en soledad,
si no se tiene facilidad para conversar y ser escuchado por familiares o
amistades, o si las posibles relaciones, convivenciales o no, están dete-
rioradas o son conflictivas. También incluso cuando existan profesionales
de referencia pero que tienen sus horarios o sistemas de cita, y consultas
limitadas o de pago por intervención.
La casuística nos presenta también llamadas que piden informacion
para que nos llamen otros familiares. Y son frecuentes las llamadas con el
mismo fin que nos realizan profesionales sanitarios o de servicios sociales.
Esta escucha y apoyo emocional es suficiente en muchos casos para
descargar ansiedades, miedos, angustia, estados de soledad e indefen-
sión, confusiones, y otras sintomatologías que aún siendo transitorias
pueden emerger con intensidad y sobrepasar la capacidad de contención
de las personas afectadas.
Esta pérdida de autonomía puede recuperarse con la intervención te-
lefónica al menos durante un tiempo suficiente para una reorganizacion
personal, o para encontrar recursos propios con que hacer frente a algu-
nas dificultades y temores. A veces sirve para encauzar el contacto a otras
relaciones próximas del entorno natural del demandante o a profesiona-
les de referencia que puedan dar cobertura a sus necesidades.
En ultimo termino, la persona usuaria puede llamar cuantas veces quie-
ra aunque será escuchada por otrx voluntarix distinto. Esta característica
es importante en el encuadre porque el servicio evita crear vinculaciones
y menos aún dependencias; se basa en reforzar la capacidad de contacto
interpersonal y de activación de los propios recursos, a veces bloqueados
por las circunstancias de riesgo de contagio y confinamiento.
39
NOTAS SOBRE EL ENFOQUE GESTALTICO EN UN SERVI-
CIO DE ESCUCHA Y APOYO EMOCIONAL TELEFÓNICOS.
La Terapia Gestalt se considera mayoritariamente una terapia huma-
nista aunque tiene diversas raíces y la comunidad gestaltica proviene,
psicológicamente hablando, tanto de corrientes psicoanáliticas como de
terapias psicocorporales, o sistemicas, por citar las principales.
A continuación voy a referir brevemente una serie de características de
la Terapia Gestalt y su adecuación a un Servicio de Escucha y Apoyo Emo-
cional telefónicos como el que he descrito, Aunque el medio de contacto
ha sido telefónico, estas características pueden considerarse igualmente,
con sus matices, a otros medios de intervención telemática, por ejemplo
la videoconferencia.
Y lo más importante, que estas cualidades gestálticas son idóneas para
otras intervenciones en situaciones de crisis y emergencias sociales, tanto
telemáticas como presenciales, incluso in situ como podría ser la inter-
vención en catástrofes.
Para quienes desconozcan lo que es la Terapia Gestalt, hago una breve
presentación. Gestalt es un termino de origen alemán que tiene entre sus
acepciones la de configuración, y la usamos para referirnos a cómo coge
forma la percepción emergente, bien sea de uno mismo como del entor-
no, o de uno en el entorno. También la usamos para referirnos a totalida-
des configuradas o para situaciones.
Añado algunas claves genéricas. En Gestalt decimos que nos interesa-
mos más por el “cómo” que por el “qué”, por el “para qué” más que en
el “por qué”, por el “presente” más que por el “pasado” o el “futuro”,
además de que prestamos bastante atención al cuerpo y las emociones
además de a la actividad cognitiva.
41
talles mencionados y también a las sensaciones corporales, las emocio-
nes, otros pensamientos o imágenes internas en segundo plano, etc. Es-
cuchándose a uno mismo surgen mensajes sobre la propia vivencia que
complementan o contrastan lo que percibimos del otro.
Un buen gestaltista tiene la capacidad de escuchar al otro y a uno mis-
mo simultáneamente.
EL DARSE CUENTA
Este concepto es otro de los básicos en gestalt y no sólo como aspecto
teórico sino como elemento indispensable en la praxis. Sin darse cuenta
no hay posibilidad de trabajo gestáltico.
Es posible desmenuzar este concepto y ver sus variedades y matices
pero de manera genérica se refiere a la percepción, tanto del exterior (el
mundo exterior, los otros), como del interior (sensaciones, emociones,
actividad mental). Esto hace que la gestalt preste mucha atención a los
sentidos y a la sensorialidad.
Técnicamente tenemos muchas indicaciones para desarrollarlo y enfo-
carlo.
También hemos construido la instancia de la fantasía como tercer mun-
do, aunque pueda entenderse según qué topologías de la conciencia,
como parte del mundo interno. Simplificando, puede decirse que en la
fantasía ocurre todo lo que no es presente, en el mundo externo o inter-
no, incluso a veces nos referimos a ella como todo lo que no es percepción
directa de los sentidos (incluida la introspección).
En una llamada telefónica podemos recurrir al darse cuenta para ayudar
a enfocar la respiración, una tensión, el tono muscular, un dolor, y otras
percepciones que ayuden a regular la ansiedad, el agobio, el sufrimiento.
LO OBVIO
Coloquialmente decimos que la gestalt es la terapia de lo obvio. Con
esto nos referimos a la inmediatez de la experiencia, a lo que percibimos
de manera directa, sin necesidad de explicaciones, ni argumentaciones, ni
suposiciones, ni interpretaciones. En resumen, a lo que se percibe en el
campo sensorial y no cae en el terreno de la fantasía.
Muchas situaciones y vivencias se hacen obvias en una simple conver-
sación telefónica, a partir de lo que expresa el hablante. Sin embargo,
siempre hay que considerar que lo que es obvio para unx puede no serlo
para otrx y entonces la obviedad hay que consensuarla.
Devolver la obviedad es un medio para deshacer incertidumbres, du-
das, sospechas, etc. Y a veces, como en esta crisis, lo obvio es precisamen-
te la incertidumbre.
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guimos entre el aquí y el allí, entre el ahora y el entonces o el después.
Muchas veces se refieren sucesos, situaciones, vivencias que ocurrieron
allí (o aqui) y entonces o que presuponemos que ocurrirán aquí (o allí) y
después. Aunque pudiésemos objetivar los hechos, las vivencias no son
las mismas, lo que sentí en un pasado puede no ser lo que estoy sintiendo
respecto al mismo acontecimiento al recordarlo en el presente. El proce-
dimiento es traer al aquí y ahora, es decir, recoger el pasado pero desli-
garlo de las vivencias emocionales pasadas para darnos cuenta de lo que
se siente en el presente. El hecho original y la evocación en el presente
tienen coordenadas distintas.
Este punto requiere mencionar también el concepto de gestalt incon-
clusa o gestalt abierta, es decir configuraciones o situaciones, que se
abrieron pero no llegaron a completar su ciclo experiencial, fenoménico,
y no se cerraron. Esto ocurre por diversos motivos, y en gestalt hemos
desarrollado el concepto de mecanismos de interrupción del ciclo expe-
riencial, que a veces se llaman mecanismos de defensa y a veces mecanis-
mos de adaptación. Explicarlo seria extenso y tampoco lo veo necesario
en este articulo, pero sí quiero señalar que una gestalt inconclusa puede
dejar fijada la vivencia emocional, de manera que cuando la evocamos
aparece con ella tal como fue en el pasado, sin actualizarse. Esto se ha
desarrollado tambien en las teorías de la memoria y de las neurociencias.
Para nosotros, escuchando al teléfono y apoyando emocionalmente, lo
que necesitamos es simplemente traer al presente, ayudar a que la perso-
na configure la realidad de su momento actual.
Puede ser que el pasado haya dejado culpas, vergüenzas, resentimien-
tos, etc que necesitaran quizá un trabajo minucioso pero lo básico es ac-
tualizar la vivencia, traerla al aqui y ahora.
44
ATENCIÓN AL CÓMO EMOCIONAL Y CORPORAL, CÓMO
LO SIENTES Y DÓNDE.
Lo dicho sobre la escucha, el darse cuenta, y el presente, casi explica
este punto. Muchas personas que llaman a un teléfono de ayuda necesi-
tan sobre todo hablar y descargarse porque no pueden contener los diá-
logos internos; con escucharles pasivamente podría ser suficiente. Pero
podemos darles una ayuda complementaria y, según qué caso, más eficaz
y duradera. Manejando el darse cuenta podemos ayudar a la persona a
percibir e integrar su relato con su vivencia emocional, permitiéndole así
descargar también la tensión contenida.
Para esto recurrimos a preguntas que ayudan a enfocar dónde, en el
cuerpo, se siente lo que se está diciendo, o de otra manera, dónde apa-
recen sensaciones al decir lo que se dice. El proceso a seguir es notarlas,
respirarlas, estar con ellas un ratito, aceptarlas y soltarlas después (quizá
ayudándonos de exhalaciones u otras técnicas físicas).
Somos una totalidad, un cuerpo-emocion-mente integrados, así que en
Gestalt, que es una terapia holística, tendemos a facilitar la expresión
total de nuestras preocupaciones y sufrimientos.
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Síntomas de ansiedad, angustia, inquietud, sobreexcitación, etc pue-
den aliviarse sencillamente con estas técnicas.
AUTORREGULACIÓN ORGANÍSMICA
Este es un concepto fundamental en la Gestalt, y proviene de sus raí-
ces en el análisis corporal del carácter (terapia reichiana, vegetoterapia,
orgonterapia, etc)
Un gestaltista que ha integrado en sí mismx la Gestalt confía plena-
mente en la capacidad del organismo para recuperar el equilibrio perdido,
para autoregularse.
Lo que ocurre es que en ciertas ocasiones el organismo se ha apartado
tanto del equilibrio que sus fuerzas internas no le permiten ya recuperar-
se por sí solo y necesita una ayuda externa. Si no la recibe realiza compen-
saciones o se deteriora.
Con esta confianza y cuando estamos a tiempo y percibimos la capa-
cidad de retorno, la intervención es la mínima necesaria para ayudar a
disipar los bloqueos que lo han sacado del equilibrio.
Esta confianza en la autorregulación implica tambien la confianza en
que el otro puede, aunque haya que ayudarlo un poco. Por eso la simple
Escucha es muy valiosa y eficaz, porque es esa ayuda sencilla que permite
al hablante regularse. Puede parecer que hacemos poco, pero es que a
veces no es necesario hacer más y si lo forzamos puede ser incluso con-
traproducente.
Con escuchar, apoyar y estar muy atentos a la autorregulación, ya esta-
mos permitiendo que la persona se vaya calmando, que se desangustien,
que comprenda, que gane confianza en sí misma.
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informacion sobre la epidemia y sus circunstancias, bien porque el deman-
dante no esta informado o ha malinterpretado la que le llega.
Se trata de informar adecuadamente al interlocutor, ajustando la infor-
macion a lo que necesita, o a las ideas preconcebidas erróneas. Y lo que
más quiero resaltar es la atención a la resonancia que esta información
pueda generar en la persona que necesita nuestra ayuda. Para trabajar la
resonancia podemos recurrir a los puntos anteriores.
Preguntas del tipo ¿como te suena esto? ¿cómo lo sientes? o un simple
¿que te parece? sirven para confirmar que la información ha sido recibida
y que se asimila.
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ENFOCANDO LA POLARIDAD POSITIVA
Otro de los pilares fundamentales en la Gestalt es comprender el juego
dinámico de las polaridades. En este sentido, próximo a corrientes filosófi-
cas como la taoísta o a la europea de la indiferencia creativa, el mundo se
concibe como una danza entre energías polares, que se mantienen como
tales y a la vez buscan la integración. Esta diferencia no se resuelve con
un termino medio sino con la coexistencia mutua, la interpenetración de
una en otra.
En la persona, sucede lo mismo, encontramos polaridades en rasgos de
carácter, actitudes y comportamientos, relaciones, etc. Incluso en zonas
corporales, emociones, tonos de voz, en sintesis, que son manifestaciones
infinitas.
A nivel practico en la terapia, solemos explorar algunas polaridades bá-
sicas, comunes a todo el mundo, pero lo mas importante es encontrar las
que están en conflicto en un momento concreto en la persona con la que
trabajamos.
Ese conflicto puede ser que una polaridad domina a la otra que resulta
reprimida e inexistente, o que hay un fuerte enfrentamiento entre ambas
de manera que vivimos con tensiones corporales o diálogos internos per-
manentes. En general nos interesan las polaridades que están negadas,
rechazadas, y reprimidas; una vez reconocidas y acentuadas, seguimos un
proceso para integrarlas.
El trabajo terapéutico con polaridades no siempre es fácil y lo veo poco
adecuado a una escucha telefónica. Sin embargo, quizá si podemos detec-
tar en la escucha una polaridad dominante y señalar con preguntas sim-
ples la posible existencia de la otra que apuntaría hacia la recuperación
del equilibrio perdido.
A veces esto está relacionado con el autoapoyo cuando la polaridad
dominante es la de personas dependientes, o de fóbicas a necesitar a al-
guien, o de pensamientos autodevalorativos como de que no van a saber
salir adelante, que se equivocan, etc
Para quienes no conocen la Gestalt, o el trabajo con polaridades, dar
espacio a una polaridad útil, necesaria, viene a ser como seguir el esque-
ma de debilidades/fortalezas y amenazas/ oportunidades aplicado a la
experiencia individual, de pareja o familiar.
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LA RELACIÓN YO-TU TELEMATICA.
Recogiendo de nuevo raíces filosóficas, la gestalt bebe de la filosofía
europea del yo-tú, que simplificando mucho significa que el yo no tiene
existencia si no hay un tú.
Por esto la relación interpersonal, el encuentro, es imprescindible en
Gestalt. Por eso hablamos de acompañar, de hacer alianza, de confrontar,
de apoyar y de frustrar, de confirmar la existencia del otro.
En la soledad, el otro puede ser difícil de experimentarse. Para eso es
necesario haber desarrollado la constancia de objeto (el otro existe para
mí aunque no lo tenga delante), la imagen interna del otro, o conceptos
similares. Si ese otro no existe en ninguna instancia psíquica, o simple-
mente se difumina, el yo se desvanece, y aparece la angustia de la propia
desaparición. A partir de ahi, pueden ir apareciendo sintomas de delirio,
miedo a la muerte, despersonalización, etc
Por todo esto, y sin extenderme porque el tema da de sí para mucho,
al atender una llamada de telefono nos convertimos en un tú para el que
llama, y con sólo escucharle le confirmamos su existencia, su valor como
ser humano. Si se ha angustiado extremadamente, si está despareciendo
(o tiene ideas de desaparición), si ha entrado en estado delirante, o de
despersonalización, darle un tú para que reconstruya, aunque sea transi-
toriamente un yo-tú, es devolverle a si mismx.
Y aqui vuelvo al principio del apartado, a la escucha delx otrx y de unx
mismx. Y me refiero ahora al que atiende la llamada, porque si no hay es-
cucha de sí mismx va a ser difícil ofrecer al otro ese tú que necesita.
La relación yo-tú es natural, directa, sencilla, auténtica. Eso se percibe
al otro lado del teléfono. No basta con escuchar la narración de la otra
persona, es necesario escucharse a sí mismo para estar ahí, presente, para
el otro.
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Hay contacto cuando hay relación yo-tú y el guión entremedias es lo fun-
damental.
El contacto con uno mismo es la experiencia de mismidad, de relacio-
narse con las propias vivencias y reconocerlas como propias, y que a unx
le importan, que las aceptamos y que no hay disociación de nuestras fa-
cetas personales.
Y lo nuevo en este punto es que cuando el otro se recupera a sí mismo
a través de la relación yo- tú, puede entrar en contacto consigo mismo, es
decir sentirse, comprenderse, recuperar su identidad, volver a ser.
Por supuesto, el camino inverso también es factible. Es decir trabajando
el contacto de uno consigo mismo es posible luego llegar a establecer un
buen contacto con el otro, un yo-tú.
Quizá esto exceda el alcance de una llamada telefónica pero siempre
vamos a avanzar algo en esta dirección.
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DESPEDIDA
Espero haber dado una visión de conjunto de la Gestalt y que haya sido
asequible a quienes no tuviesen conocimiento previo de ella.
Y para quienes ya la conozcan, he compartido mis reflexiones como
profesional gestáltico sobre la viabilidad de la ayuda sin un encuentro
presencial.
La forma habitual en que trabajo es en presencia, como ya dije al prin-
cipio, pero esta preferencia que seguramente comparto con la mayoría
de mis colegas, se relativiza cuando las circunstancias nos obligan preci-
samente a ajustarnos creativamente. Necesitamos modos de ayudar en
estos momentos de confinamiento con los medios a nuestro alcance.
Espero tambien haber hecho aportaciones útiles a nuestra metodolo-
gía cuando la aplicamos por medios telemáticos.
Y para terminar, una reflexión general. La crisis pasará y será también
nuestra función ayudar a descubrir que la crisis encierra una oportunidad
de transformación. La crisis dejara un vacío y desde la gestalt trabajamos
para que ese vacío sea fértil. Tener esto presente nos ayudará a transmitir
una actitud positiva ante la adversidad.
........................
Juan José Díaz.
Psicólogo, psicoterapeuta, certificado Europsy, miembro psicotera-
peuta, didacta y supervisor de la Asociacion Española de Terapia Ges-
talt (AETG) y de la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapia
(FEAP). Codirector de “Izkali, psicologia y psicoterapia”, Centro Sanitario y
Escuela de Gestalt, en San Sebastian (Gipuzkoa). Director de la Colección
Gestalt en Mandala Ediciones. Además de mi trabajo en Izkali, imparto
formación y supervision en diversas ciudades, principalmente en Madrid.
Contacto: www.izkali.com
https://gestaltsocial.blogspot.com/
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“ÉRASE UNA VEZ, UN CORONA VIRUS…
DE LA MEDICACIÓN A LA MEDITACIÓN”
Rafael Ubal
• ¿El cuento que nos han contado antes de la llegada de este virus y cómo nos lo han
contado?
• ¿Una vez que ya está el virus entre nosotros, cómo convivir saludablemente con él?
• ¿Cómo afrontar esta pandemia de manera psicológicamente sana?
• ¿Qué ocurre después del virus y cómo elaborar socialmente el duelo?
“Erase una vez… érase que se era”… Esta es la fórmula por excelencia, de
inicio de la mayoría de los cuentos que, permanecen en nuestra memoria y en el
inconsciente colectivo, contribuyendo a formar estereotipos y formando parte
de los elementos que construyen nuestra conciencia. Y ¿por qué empiezo así esta
meditación sobre el “corona virus”? Muy fácil, porque yo quiero empezar lógica-
mente por el principio. Y ¿qué supone el empezar esta meditación por el princi-
pio? También muy fácil, supone plantearse una “aproximación al origen”, como
decía Salvador Pániker allá por 1982, cuando señalaba la urgente necesidad de
curarnos del gran “Síndrome de Irrealidad” que todos padecemos. Porque debe-
mos advertir, conscientemente, el hecho de que “este cuento del corona virus”,
nos introduce a todos en nuestras propias casas y nos pone contra la espada
y la pared, refrescándonos la memoria y haciéndonos recordar aquella frase
que decía: “La Tierra es un lugar hermoso, pero tiene una enfermedad llamada
Hombre”. Quien así escribía era el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Pues bien,
éste es para mí el significado de “esta crisis del corona virus” que nos conduce,
queramos o no queramos, a preguntarnos por el cuento de ¿hacia dónde va este
mundo?, ¿cuánto tiempo nos llevará la gestación de un nuevo mundo, es decir,
de un nuevo estilo planetario de vida?, ¿surgirán de entre los supervivientes,
nuevos especímenes, sin sometimiento a ninguna soberanía que no sea la de la
Tierra y la de los pueblos, capaces de dar el salto evolutivo a una nueva especie,
a la vez “Mística Transcultural” y “Ecológica Planetaria”? A estos interrogantes
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nos conduce este “cuento del corona virus”, apuntando a la urgente necesidad de
un nuevo paradigma relacional, de una nueva reorganización estructural e insti-
tucional de la convivencia, más allá de las “egoicas” formas pronominales. Nueva
forma, que a su vez es ancestral y nos la pueden transmitir los sabios y las sabias
ancianos y ancianas de la Tierra, como nos recuerda el Indio Araña Amarilla.
Interrogantes acerca de posibles mundos futuros que, o comienzan ya a gestarse
en este mundo, desde ahora mismo, abriéndonos a una “Nueva Aventura Vital”
o el “Colapso Civilizatorio y Planetario” evidenciará la proximidad inevitable de
un final trágico y desgraciado de este “cuento del corona virus”, al no haber sido
capaces de dar el salto evolutivo hacia una “Cultura Nueva” y de superar así este
“Trauma de nuestro tiempo”, aprovechándonos de la “Meditación”, que pueda
centrar nuestra Atención en lo que verdaderamente resulta ser “Esencial” para
la continuidad de la Vida en nuestro Planeta y para posibilitar la imprescindible
“Acogida Amistosa” entre todas las distintas “Comunidades de vida”, teniendo
bien presente no sólo nuestro comportamiento con respecto de nosotros mismos,
sino nuestro comportamiento con el Planeta, y -sobre todo- con las otras especies.
Pues como nos advierte el famoso antropólogo Director de Atapuerca, el Dr. don
Juan Luís Arsuaga: “¿Seremos nosotros un cáncer? ¿Estaría mejor la Tierra sin
nosotros?” Esta es la Gran Terapia de la que nuestro tiempo está necesitado y a
la que nos enfrenta este “cuento del corona virus”.
¿El cuento que nos han contado antes de la llegada de este virus y cómo nos
lo han contado?
Aquí, permítanme que cambie de tercio, me refiero a otro cuento bien distinto
con el que en la actualidad no cesan de bombardearnos desde los “Miedos de
Incomunicación”. Cuando hablo del cuento que nos han contado, quiero que nos
acordemos de que llevan ya muchos años, los biólogos y los virólogos, contán-
donos la función de los virus como reguladores en el Ecosistema y cómo resultan
fundamentales en todos los niveles de organización biológica; por ejemplo, los vi-
rus que atacan a las plagas, y cómo sin ellos, es muy posible que los insectos o
las bacterias hubieran invadido la tierra desde hace muchos miles de años. Otra
función que nos han contado que tienen los virus y que, usualmente se ignora,
es la de su capacidad para transportar genes de un organismo a otro, resultando
como consecuencia de ello un incremento en la variabilidad genética. Los virus,
se constituyen así, en la Historia de la Vida, en un importante motor de la Evolu-
ción Humana. El treinta por ciento de todas las adaptaciones de proteínas, desde
la divergencia de los seres humanos con los chimpancés, ha sido impulsado por
los virus, según revela un estudio en el que los autores aplicaron el análisis de
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grandes datos, para detectar la magnitud del impacto de los virus en la evolución
de los seres humanos y otros mamíferos. Pues bien, si ya sabemos que “Cuando
se tiene una pandemia o una epidemia en algún momento de la evolución, la
población a la que se dirige el virus o bien se adapta o se extingue”, mi pregunta
en este contexto y en relación con la aparición de este nuevo virus es la siguiente:
¿Significará o supondrá el corona virus un salto evolutivo hacia una “Cultura
Nueva” para la Humanidad? ¿Nos servirá esta experiencia para reencontrarnos
con una realidad que siempre ha existido y nos circundaba pero a la que hemos
dado la espalda?... pues como bien nos indica el indio Araña Amarilla: “No existe
la Naturaleza sino la relación que tiene el ser humano con la Naturaleza”.
¿Una vez que ya está el virus entre nosotros, cómo convivir saludablemente
con él?
En relación con esta pregunta, deseo centrarme en dos posibles actitudes dife-
rentes. La primera de ellas es la que hace referencia a una actitud que podemos
adoptar como punto de partida.
1) La actitud de combatir la enfermedad. Ésta parece ser en la actualidad la
postura proclamada por la oficialidad. No hay más que recordar la primera inter-
vención castrense del general Villarroya, en nombre del gobierno de la nación,
por la que todos éramos oficialmente nombrados soldados rasos y se declaraba
la “Guerra al virus”, quedando instaurado el estado de Alarma y decretado el con-
finamiento. Para mí, esta actitud responde lógicamente a un Síndrome Patológi-
co Relacional Institucionalizado en nuestra sociedad: “el Síndrome de la Belicosis
Congénita”. Y, por tanto, no es esta actitud ni la más saludable, ni la más inte-
ligente, ya que nos retrotrae a momentos de triste y bárbara memoria histórica
en los que la Milicia, representada por el general Millán-Astray, quiso imponerse
a la Civilidad representada por don Miguel de Unamuno en el paraninfo de la
Universidad de Salamanca.
2) La actitud de prevenir y educar para la Salud. Ésta es la actitud que no pocos
profesionales de la Salud están tratando de promover y de hacer llegar al público
que les quiera escuchar. Profesionales de la Salud que llevan ya años tratando de
substituir esta práctica médica institucionalizada y fundamentada en el principio
de la “Lucha contra la Enfermedad”, por otra nueva y a la vez ancestral práctica
médica, que se fundamenta en el “Cuidado de la Salud y en la Higiene del Estilo
de Vida”. Un referente para mí, en este nuevo modo de entender la Salud y la
Enfermedad, es el Dr. Karmelo Bizkarra, a quien considero que sería aconsejable
recurriéramos para que nos contestara desde su perspectiva a esta pregunta que
más arriba he formulado: ¿Una vez que ya está el virus entre nosotros, cómo
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convivir saludablemente con él? Yo ya lo he hecho y le he escuchado y le he leído,
pero no he querido responder aquí por él. Invito al lector interesado a que, si está
realmente interesado, indague, investigue y curiosee por sí mismo.
Y otro aspecto, que no quiero dejar pasar por alto, insistiendo en este orden de
cosas, es el que se refiere al lenguaje que oficialmente se está utilizando en todo
lo que atañe a las medidas adoptadas frente al corona virus que convive entre no-
sotros, lenguaje que ha sido usado como instrumento de control a modo de orden
posthipnótica a través de los “Mass Media”. Traeré como ejemplo relevante de
lo que estoy diciendo, el empleo de la palabra “Confinamiento”.
Según el diccionario jurídico “el confinamiento consiste en la obligación de
residir en determinado lugar y no salir de él. El Ejecutivo hará la designación
del lugar, conciliando las exigencias de la tranquilidad pública con la salud y las
necesidades del condenado”. ¡Tócate los huevos!... desde luego que Cervantes
sabía escoger los términos con mucha más inteligencia, como por ejemplo cuan-
do por boca de Don Quijote dice: “No huye el que se retira”. Porque Cervantes
ya entonces tenía muy claro que, a veces, sopesar los riesgos y saber retirarse a
tiempo es una gran victoria. Y es por eso mismo que yo quiero aprovechar, que
el Pisuerga pasa por Valladolid, para invitaros a que os escondáis del “virus de la
corona” en vuestro “Retrete”, a instancias de la Doctora de la Iglesia, Santa Tere-
sa de Ávila, quien se embriagaba de celestiales aromas en su sagrado “Retrete”.
¿Cómo afrontar esta pandemia de manera psicológicamente sana? Para
responderse a esta pregunta, de manera oficial, cualquiera de ustedes puede
consultar en San Google las orientaciones, consejos y recomendaciones que los
diferentes Colegios de Psicólogos han publicado para colaborar de esa manera, a
que la población “no pierda la cabeza”… Yo personalmente, como profesional, me
he metido en la página de la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos y
he consultado allí el comunicado que han emitido con motivo de este importante
problema de salud pública causado por este “virus de la corona”. Así me he puesto
yo al día sobre las directrices a seguir de la manera más “políticamente correcta”.
No obstante, mi respuesta a esta pregunta, como no podía esperarse de otra
manera viniendo de mí, se puede resumir en que no descuidemos el deber más
descuidado de todos en cualquier tiempo y circunstancia, como bien nos recordó el
gran novelista autor de: “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde” (Stran-
ge Case of Dr Jekyll and Mr Hyde) el polifacético Robert Louis Stevenson cuando
nos advirtió acerca de que: “No hay deber que descuidemos tanto como el deber
de ser felices”. Pues haciéndome eco de dicha advertencia y en mi firme propó-
sito de cumplir con dicho deber, por encima y por delante de cualquier otro, mi
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receta para afrontar esta pandemia de manera psicológicamente sana es la de
REIRNOS, ya que estar atentos para descubrir la comicidad subyacente a las si-
tuaciones más estresantes y estar dispuestos a reírnos, protege nuestro equilibrio
emocional y espiritual. El Humor y la Risa son auténticos bálsamos protectores.
Su función primordial es la de aliviarnos y liberarnos del miedo, de la ansiedad y
de la inseguridad asfixiantes, patológicas y destructivas. La Risa es un purgante
natural con el que la propia naturaleza nos ha dotado desde nuestro nacimiento,
un modo de respiración espasmódica acompañada de unos sonidos entrecorta-
dos capaces de desahogarnos. La gran virtud de la Risa es que nos alegra la vida
incluso en los peores momentos.
¿Qué ocurre después del virus y cómo elaborar socialmente el duelo? Quizás
la Historia de la Humanidad no consista en otra cosa, que en un ininterrumpido
relato de la elaboración de sucesivos duelos, de la superación de periódicas desdi-
chas… es la Historia de cómo nuestra especie ha logrado afrontar las dificultades,
que al parecer inevitablemente, nos ha deparado la Vida. Y, hete aquí que preci-
samente ahora, nos encontramos en uno de esos momentos históricos, en los que
nos toca afrontar cómo nos reponemos colectivamente de uno de esos golpes que
ponen a prueba nuestro equilibrio psicológico y espiritual, presente y futuro, ade-
más de amenazar también, peligrosamente, nuestra estabilidad social-relacional,
económica, comercial, empresarial, laboral… estamos ante lo que bien podríamos
calificar como una de esas calamidades excepcionales, que causan una agobian-
te incertidumbre institucional, porque parece ser evidente el que nadie estemos
libres del estado de emergencia, debida a la amenaza de una pandemia que se
ha convertido en una desdicha común. Ahora tendremos, los supervivientes, que
afrontar las secuelas del estrés colectivo producido por este tipo de situaciones
de “Duelo”. Y aquí el concepto de “Duelo” es fundamental a la hora de enten-
der la respuesta de las personas ante las adversidades. Por tanto, sugeriré para
terminar, alguna idea sobre cómo elaborar socialmente el “Duelo”. La primera
sugerencia que se me ocurre proponer es la de la creación por parte de los Ayun-
tamientos de un “Servicio de Apoyo Social para familiares en Duelo”. Ya existe, por
otra parte, la oferta de servicios orientados a solventar este problema, realizada
por iniciativa de Colegios de Psicólogos y por la Sociedad Española de Psiquiatría,
que ha hecho pública la Guía COVIDSAM para la intervención en salud mental
durante el brote epidémico de COVID19. No obstante mi propuesta al respecto
es la de que los Consejos Municipales de Bienestar Social asuman y coordinen la
Responsabilidad de elaborar un Proyecto o Programa adecuado, de Formación y
Funcionamiento Autónomo de Grupos de Apoyo Social para personas que sufran
57
situaciones especiales de Duelo. Y la segunda sugerencia que deseo hacer, en este
sentido, es la de que el Modelo de Apoyo Social para Familiares en Duelo en el que
yo estoy pensando, significa la creación de un Modelo de Atención Incondicional,
a partir de la puesta a disposición de un Espacio para posibilitar el Encuentro sin
condicionamientos previos, sin más propósito que el de facilitar un lugar para
la práctica de la mirada amable, lugar en el que se pueda sentir y vivenciar el
encuentro con el rostro del otro, un espacio para los seres a los que se les ha roto
el espejo en el que se miraban y que se han convertido en mendigos de nuevos
ojos con los que poder compartir miradas, más allá del recortado horizonte de su
dolor incurable, más allá de las indicaciones de cualquier prospecto, más allá de
los consejos de alquiler de cualquier psicoterapeuta…
UN ESPACIO PARA LA ECO-TERNURA.
Hace unos años, cuando llegó Bufalo Bill a occidente, murieron algunos indios
y de ellos nunca más se supo. Más tarde se descubrieron sus restos y fueron cele-
brados los rituales oportunos y espiritualmente necesarios de “la Ceremonia del
Adios”. De esto se trata, de darles a nuestros seres queridos esa oportunidad de
una “íntima despedida digna” a la vez que nosotros, nos reservamos el tiempo
necesario para llevar a cabo en nuestro interior la transformación alquímica de
ese “Duelo”, de esa “Herida que nos hace sentir más su muerte que nuestra vida,
andando sobre rastrojos de difuntos”… para que gracias a estos encuentros expe-
rimentemos y hagamos posible que se produzca el misterioso y anhelado “Vuelo”,
“el que por los altos andamios de las flores, puedan pajarear sus almas colme-
neras y Volver a nuestros huertos y a nuestras higueras” (Miguel Hernández)
..........................
58
Entrevista a Xavier Serrano
61
nuestras camadas y los que destruimos a nuestros semejantes y a nuestro
planeta. En poco tiempo hemos roto el equilibrio ecológico de millones
de años. ¿Por qué esta desconexión con la realidad cósmica y planetaria?
Junto a la lógica del poder y los intereses económicos, subyacen las for-
mas relacionales y educativas.
¿Cómo podemos propiciar el cambio planetario?
Intentando vivir la realidad cotidiana de una forma más humana y eco-
lógica, sintiéndonos sujetos de la historia con capacidad para cambiar las
cosas, cada cual en la medida de sus deseos y posibilidades. Olvidamos
que somos mamíferos y humanos. Primamos la razón sobre el instinto y
las emociones, pero al mismo tiempo moldeamos la razón en función de
los intereses de los sistemas de poder. Hemos de buscar la integración
psicosomática, que es la base de la salud.
Una labor multidisciplinar
Wilhelm Reich profundizó en las causas del sufrimiento humano, lo que le lle-
vó a actuar a dos niveles –que son los que retoma la actual Ecología de Sistemas
Humanos–: el nivel clínico y el nivel preventivo.
Así, estos profesionales desarrollan una labor psicosocial preventiva a partir de
equipos interdisciplinarios integrados por obstetras, médicos, psicólogos, matro-
nos, psicoterapeutas, educadores...
Entre sus actividades están el acompañamiento en el embarazo, la asistencia
en el parto ecológico y el acompañamiento en el sistema familiar durante el pro-
ceso madurativo del niño. Asimismo, participan en espacios escolares alternati-
vos, realizan talleres con adolescentes en los institutos...
Facilitan, también, espacios divulgativos y de formación a profesionales de to-
das las nacionalidades.
.......................
XAVIER SERRANO
Psicólogo especialista en psicología clínica, sexólogo y psicoterapeuta
caracteroanalítico. Director de la Escuela Española de Terapia Reichiana
(ESTER). Autor de Profundizando en el diván reichiano.
62
¿CÓMO SURFEAR ESTE TSUNAMI?
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dación de ayuda humanitaria y se han decidido a aportar su experiencia a
través de conferencias y libros autobiográficos, de cuya lectura podemos
extraer algunas conclusiones muy útiles para afrontar la crisis actual:
Ayuda mutua: Una de las razones del “milagro de Los Andes” consistió
en aplicar los valores que el Rugby les había inculcado: férrea disciplina,
unión y trabajo en equipo, primacía del interés general sobre el parti-
cular, ayuda constante a los compañeros que lo necesiten. Esto resulta
fundamental para abordar la actual pandemia, tanto a nivel micro (fami-
liar) como a nivel nacional y global (socio-político). La opción contraria
de optar por la política del “sálvese quien pueda”, el reproche y enfrenta-
miento, o el buscar un “culpable” o enemigo exterior, puede tener conse-
cuencias funestas, a la luz de la historia.
Aquí y ahora ( pero sin perder la esperanza): Los dos expedicionarios
que lograron atravesar Los Andes y salvar a sus compañeros centraron
toda su consciencia en superar cada difícil situación que se iba plantean-
do, huyendo de la nostalgia del pasado y de la preocupación o miedo por
su oscuro futuro. A los moribundos les animaban al grito de “¡respira!,
porque mientras lo hagas seguirás vivo”. Roberto Canesa cuenta que la
técnica que le permitió atravesar Los Andes consistió en centrarse única y
exclusivamente en dar el paso siguiente, porque cualquier otro análisis le
hubiera llevado al convencimiento de su inminente muerte. Luego adoptó
esta práctica de centrarse en el siguiente paso como filosofía de vida, so-
bre todo en situaciones complicadas.
De modo similar, su amigo Nando Parrado, quien vio morir en el acci-
dente a su madre y hermana, se puso como único objetivo sobrevivir para
volver a casa con su preocupado padre, en lugar de rendirse y dejar que el
dolor por las pérdidas le paralizasen. Por su parte, Arturo Nogueira, antes
de morir solía repetir para animar al resto: “incluso en este lugar, aunque
suframos, vale la pena vivir la vida”.
Sentido del humor: Todos los supervivientes coinciden en que el hu-
mor fue una tabla de salvación a la que recurrieron a menudo durante su
infortunio. Paradójicamente el humor negro, el reírse de sí mismos y de su
situación, los chistes verdes…estuvieron muy presentes esos días, como
lo ejemplifica la anécdota de aquella asamblea en la que debatieron si
recurrir o no a alimentarse de los muertos, ante la grave inanición que su-
frían. Finalmente fue el comentario jocoso de uno de los que se hallaban
más graves, lo que rompió la tensión del momento, provocó la carcajada
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general y convenció a todos de que debían dar el traumático paso “¡Oid:
cómo me muera y no me comáis, bajo y os doy una patada en el culo, por
huevones!”
Espiritualidad: Palabras como “fe” pueden tener una connotación ne-
gativa para aquellos que no profesamos religión alguna. Sustituyamos en-
tonces el término por “confianza” en su triple manifestación: hacia uno
mismo, hacia los demás y hacia el “Todo” (en el sentido que cada uno
conciba a los niveles de sabiduría profunda a los que todos tenemos ac-
ceso: como Divinidad, Yo Interior, Consciencia Cósmica, Inteligencia Supe-
rior, Energía amorosa…). Todos los supervivientes tuvieron experiencias
de estados ampliados de consciencia en Los Andes y regresaron con un
enfoque espiritual de la vida que les ayudó durante la tragedia y en su
vida posterior. Incluso aquellos menos religiosos, como Nando Parrado
cuyo dolor por las muertes de su familia y amigos le alejan de una idea
“convencional” de Dios que pudiese permitir estas terribles situaciones;
confiesa en su libro cómo una energía amorosa de vida le ayudó a superar
la presencia continua de la muerte: “Entonces me di cuenta de que existía
algo en el mundo que no era muerte pero era igual de imponente, resis-
tente y profundo. Era el amor que sentía en el corazón (…) había algo más
grande que yo, algo en las montañas, en los glaciares y radiante cielo (…)
cuando sentimos lo que llamamos amor, en realidad estamos sintiendo
nuestro vínculo con esa imponente presencia. Aún lo puedo notar cuando
mi mente se relaja y presto realmente atención”
En definitiva, la impactante experiencia de aquellos chicos, hoy ancia-
nos, resulta muy aleccionadora para contestar a la pregunta que da título
a éste artículo. Y la respuesta se resumiría en un subtítulo final: “Amor/
Humor para combatir el Temor/Terror”.
............................
Luis Ruiz Aja es sociólogo, responsable técnico de Juventud del ayto de
Santander y autor de varios ensayos. Con la editorial Mandala ha publica-
do “La contracultura: ¿ qué fue, qué queda? y “ Surfeando en un tsunami.
Manual de sintonizaciones arquetípicas”
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Teatro de familia en cuarentena
Papel recurrente de una persona, que la conduce a obrar contra sus pro-
pios intereses, complicando sin querer su propia vida y la de su entorno.
Hay una serie de papelones especialmente recurrentes y peligrosos
para la salud de las personas. Entre ellos, me centraré en dos singularmen-
te nocivos en tiempos de crisis y confinamiento: el del Salvador y el de la
Gallina clueca (en Latinoamérica la Mamá gallina). Estos son dos persona-
jes que aparentan hacerlo todo por amor, sin esperar nada a cambio. Sin
embargo, la realidad muestra a las claras que, tarde o temprano, llegará
la factura. Y cuanto más tarde ésta en llegar, mayor será el importe. En
el Análisis Transaccional se habla de los strokes o caricias, tan necesarios
para la supervivencia. Cuando salvamos a alguien lo hacemos porque es la
manera que sentimos, inconscientemente, que recibiremos esas caricias.
Es importante distinguir entre ser buena persona, solidaria y generosa, y
un Salvador. Es conocido el Triángulo Dramático de Karpmann, que nos
indica que el Salvador termina persiguiendo a la Víctima, o ésta al Sal-
vador. El primero termina harto de salvar a la Víctima, que se siente infe-
rior y muchas veces se venga del Salvador persiguiéndolo. Este juego nos
resulta bastante neurótico e incomprensible. Como incomprensible es la
conducta del ser humano en no pocas ocasiones.
67
La Víctima y el Parásito son dos papelones que no suelen estar interes-
ados en el cambio, ya que son receptores netos de las caricias. Mediante
el chantaje emocional, su gran arma, consiguen lo que quieren. Muchas
veces, todo ocurre a nivel inconsciente. No es que sean muy felices, o al me-
nos suelen mostrar pocas veces su alegría, pero su modus vivendi se basa en
mostrar sus necesidades y miserias, de las que sacan bastante rédito.
Hay que destacar la diferencia entre una Víctima, como papelón, y una
víctima como realidad dramática. Hay víctimas de terremotos, guerras,
hambrunas, violaciones y circunstancias sin fin. En estos tiempos del CO-
VID 19 hay multitud de víctimas directas e indirectas del virus. Aunque
probablemente sea el miedo cerval que está inundando a tanta gente lo
que provoque más daño a medio y largo plazo. El miedo propagado por
los medios y las redes sociales no ayuda precisamente a mejorar la situ-
ación. Hay una avalancha de noticias malas, un cuenteo incesante de los
muertos que no tiene ningún sentido, y sin embargo de los problemas
reales, como la pandemia de hambre que se les viene encima a los países
más pobres, apenas se habla.
El confinamiento intensifica el voltaje del teatro familiar. El Salvador
querrá salvar por doquier, también a aquellas personas que ni le piden ni
quieren su ayuda. Como lo hace teóricamente sin esperar nada a cambio,
luego se siente ofendido, tanto si aceptan la ayuda y no se la agradecen,
como si no la aceptan. La Gallina clueca, que también tiene mucho de
Salvadora de sus polluelos, tratará de mantener el hogar durante la cua-
rentena. No pedirá ayuda, porque ella (a veces él) se basta y se sobra, y
dejará que sus hijos Parásitos o Reyes sol pasen las horas mirando a las
musarañas o series de Netflix.
El Salvador y la Víctima conforman un binomio perfecto para el matri-
monio, son como las dos caras de una misma moneda que lastra cual hipo-
teca la vida de ambos. Ya hay datos impactantes del número de divorcios
producidos en China durante el confinamiento. Si tenemos en cuenta que
en España la mayor parte de las separaciones se producen en septiemb-
re, justo después de las vacaciones de verano, podemos concluir que es
porque en esa época estival es cuando los cónyuges están más inevitab-
lemente juntos. Y ya sabemos que el roce hace el cariño…o la rozadura.
Muchas familias echaban de menos estar más juntas. En algunos casos,
Aladino hará con su lámpara que se cumplan esos deseos para bien, y en
otros muchos, para mal.
68
¿Cómo va a afectar la cuarentena a Salvadores, Gallinas cluecas, Vícti-
mas, Parásitos y Reyes Sol? Si no se hace nada para combatir estas conduc-
tas podemos prever que la ley de compensación puede provocar no solo
rupturas y desgracias, sino muchos problemas de salud física y mental.
Es más que recomendable crear pautas de cambio para salir del pa-
pelón. La Gallina clueca caerá en la tentación de aprovechar que por fin
todos los polluelos están en el corral para fortalecer su amorosa dicta-
dura. La estrategia motora de la Gallina clueca consiste en poner a sus
polluelos en el centro de su vida, para después, cuando éstos han crecido,
colocarse ella en el centro de la vida de ellos. Esta circunstancia es bas-
tante normal en España, Italia y Latinoamérica. En Alemania, solo un 10%
de los mayores de 30 años vive con sus padres. En España, se acercan al
40%. No hay nada que objetar a que uno viva con sus padres. El problema
surge cuando esa convivencia no se basa en la solidaridad mutua, tal y
como ocurría en la familia clásica hasta hace algunos decenios en todo el
mundo, sino en una solidaridad de sentido único: unos lo dan todo, y los
otros lo reciben todo.
La crisis de 2008 fue determinante para España en este sentido. Los
padres y abuelos, y no el Estado, fueron los que sacaron las castañas del
fuego a cientos de miles de jóvenes. Acostumbrados desde su infancia
a todo tipo de privaciones, acogieron a sus hijos y nietos en sus casas,
compartieron con ellos sus sueldos y pensiones, haciéndolo desde una
generosidad tan inmensa como peligrosa. Apuntalaron en muchos, dema-
siados jóvenes, la ideología del Vive de tus padres hasta que puedas vivir
de tus hijos. Y, al contrario de lo que ocurrió en otros países como Francia,
no los animaron a salir a la calle a luchar por sus derechos sino, más bien
lo contrario, los atrajeron a sus casas con la sopita caliente, la plancha y
un sinfín de cuidados. Los sueldos precarios lo son menos con unos papás
tan comprensivos y entregados, convertidos muchas veces en babysitters
amorosos y gratuitos.
Muchas Gallinas cluecas lo hicieron aparentemente por amor, pero en
el fondo fue la excusa perfecta para evitar el síndrome del nido vacío. Aho-
ra, es más que probable que esa circunstancia de la convivencia de varias
generaciones en una misma casa haya multiplicado los contagios durante
el confinamiento. Muchos mayores probablemente hayan pagado con su
vida el precio de esta circunstancia malsana.
La cuarentena va a limpiar el aire, y va a hacer que mucha gente se jun-
69
te mucho más y otros se separen del todo. La conciencia de los papelones
puede ayudarnos a entender que la bondad, la solidaridad y la generosi-
dad son valores universales maravillosos, que nada tienen que ver con la
compulsión neurótica que conduce a Salvadores y Gallinas cluecas. 2020
puede ser, por tanto, un año que no sólo servirá para limpiar el clima, sino
también el modelo de relaciones.
El fin del confinamiento también puede ser muy duro, aunque también
ofrece oportunidades a la hora de transformar estas dinámicas nocivas,
tanto a nivel familiar como social.
Se prevé una avalancha de problemas mentales, se teme que el estrés
postraumático cobre dimensiones bíblicas. Y ello porque a las secuelas
psicológicas se van a sumar importantes consecuencias económicas, En
2008 fueron los mayores los que soportaron -que no levantaron- España y
otros países. Ahora muchos de esos mayores ya no están. Algunos dejaron
o dejarán herencias, otros un panorama desolador para sus hijos y nietos,
que tanto han dependido de su ayuda. Hay una oportunidad de oro para
renovar el tejido familiar. Si esto no ocurre, será difícil que la sociedad en
su conjunto pueda mirar al futuro con esperanza. Quizás sea un buen mo-
mento para que los Salvadores y las Gallinas cluecas sean más exigentes
con los Parásitos y las Víctimas. Un buen momento para que se entienda
que la verdadera solidaridad no consiste en que unos lo den todo y otros
lo reciban todo. Hace muchos años, la familia era una entidad solidaria,
pero también totalitaria, donde se hacía lo que decía el mandamás de tur-
no, que solía ser el padre. Mientras vivían con sus progenitores, los hijos
entregaban sus salarios íntegros a la caja común, y muchas veces era la
madre la que te daba la paga para salir cuando tocaba. Es hora, quizás, de
que la solidaridad sea de todos y para todos.
............................
Alejandro Lorente
Heilpraktiker, o sea especialista en medicina natural por el Estado alemán,
periodista, escritor. Presidente de la Asociación Española de Auriculoterapia y
Reflexología.Actualmente ofrece conferencias y talleres de divulgación terapéu-
tica para todas aquellas personas interesadas en mejorar su salud y controlar sus
emociones subconscientes.
http://www.alejandrolorente.com/
70
CÓMO ABORDAR LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
71
Así, en diciembre de 1960 y con el beneplácito del Dr. López Ibor, el Dr.
Caycedo crea en el Hospital Santa Isabel de Madrid, el Departamento de
Sofrología y Medicina Psicosomáica.
Posteriormente en su estancia en Kreuzlingen (Suiza) con el Doctor Lud-
wing Binswanger, conoce y practica la Fenomenología Existencial como
método científico de la consciencia.
A continuación marcha a la India, Tibet y Japón para estudiar y practicar
yoga, budismo tibetano y zen japonés.
A su vuelta en 1966, y teniendo como pilares de la sofrología, además
de estas disciplinas orientales (dejando de lado, con todo respeto, sus
connotaciones filosóficas y/o religiosas); disciplinas occidentales como: la
hipnosis clínica, la relajación progresiva de Jacobson y el training autóge-
no de Schultz; crea las primeras técnicas propiamente sofrológicas.
Lo que sí hay que dejar bien claro es que la Sofrología NO es: hipnosis,
ni psicoanálisis, ni relajación, ni otra escuela oriental y, mucho menos,
parapsicología.
72
¿Para qué sirve?
Dentro del campo sanitario en cualquiera de sus especialidades. Se
pueden tratar todas aquellas enfermedades con un componente psico-
somático: cefaleas, tics, ansiedad, depresión, fobias, dolores musculares,
asma, hipertensión arterial, ulcus péptico, colon irritable, diarreas, estre-
ñimiento, disfunciones eréctiles, dismenorrea, preparación al parto y re-
cuperación postparto, anestesia psicológica…
La Sofrología también tiene una vertiente social, en la psicología social,
el trabajo social aplicándose también en pedagogía y educación (mejorar
la atención, la concentración, la memoria, la motivación,…), en el mun-
do empresarial (fundamentalmente para prevenir y tratar el estrés), en
la familia (comunicación, valores…), y en el deporte de Alto Rendimiento
(deportistas profesionales o de élite).
73
Nos permite:
• Fortalecer los recursos personales frente a los factores de estrés,
entre otras cosas al equilibrar nuestro sistema nervioso vegetativo o autó-
nomo y mejorar nuestra inmunidad
• Reconocer y gestionar las tensiones corporales y las emociones
• Aprender a desconectar
• Adquirir una actitud más serena y positiva ante los acontecimien-
tos de la vida
• Desarrollar capacidades y valores positivos
• Aumentar la eficacia y el rendimiento personal
Y, por todo ello, a mejorar nuestra calidad de vida.
..........................
José Pérez Martínez
Médico 12/1202438
Director de la Escuela de Sofrología de Castellón.
Presidente de la Asociación de Sofrología Caycediana.
Director del Centro Médico GAIA-ICEP.
74
Siete estrategias para controlar la ansiedad
por coronavirus
Jelena Kecmanovic
76
Pero la investigación demuestra que las personas tienden a sobreesti-
mar cuán gravemente se verán afectados por los eventos negativos mien-
tras que subestiman lo eficazmente que se enfrentarán y se adaptarán a
situaciones difíciles si se producen.
Ten en cuenta que eres más resiliente de lo que piensas… eso puede
ayudar a atenuar tu ansiedad.
5. No te dejes engañar por la sobreestimación de la amenaza
El coronavirus puede ser peligroso, con una tasa de mortalidad esti-
mada del 1,4% al 2,3%. Por lo tanto, todos deben tomarse en serio las
precauciones razonables contra la infección.
Pero las personas también deben darse cuenta de que los humanos
tienden a exagerar el peligro de amenazas desconocidas en comparación
con las que ya conocen, como la gripe estacional o los accidentes automo-
vilísticos. La cobertura constante de los medios de comunicación contri-
buye a la sensación de peligro, lo que lleva a un mayor miedo y una mayor
escalada de la percepción de peligro.
Para reducir la ansiedad, recomiendo limitar tu exposición a las noti-
cias sobre coronavirus a no más de 30 minutos por día. Y recuerda que
nos ponemos más ansiosos cuando nos enfrentamos a situaciones que no
tienen un precedente claro. La ansiedad, a su vez, hace que todo parezca
más grave.
6. Fortalecer el autocuidado
Durante estos periodos de tiempo estresantes es importante recordar
las estrategias comprobadas de prevención y reducción de la ansiedad.
Duerme lo suficiente, haz ejercicio regularmente, practica mindfulness o
atención plena, observa la naturaleza (aunque sea en documental) y em-
plea técnicas de relajación cuando estés estresado.
Dar prioridad a estos comportamientos durante la crisis del coronavirus
puede contribuir en gran medida a aumentar tu bienestar psicológico y
fortalecer tu sistema inmunológico.
7. Busca ayuda profesional si la necesitas
Las personas que son vulnerables a la ansiedad y los trastornos rela-
cionados pueden encontrar la pandemia de coronavirus particularmente
abrumadora. En consecuencia, pueden experimentar síntomas de ansie-
dad que interfieren con el trabajo, con sus relaciones cercanas, con el cui-
77
dado de sí mismos y los demás.
Si esto fuera tu caso, busca ayuda psicológica. La terapia cognitiva-con-
ductual y ciertos medicamentos pueden tratar con éxito los problemas de
ansiedad.
Frente al sentimiento de impotencia durante este momento estresan-
te, seguir estas estrategias puede ayudar a evitar que la ansiedad se con-
vierta en un problema en sí mismo y ayudarte a superar la pandemia de
manera más efectiva.
............................
Jelena Kecmanovic
es profesora adjunta de psicología en la Universidad de Georgetown. Este artí-
culo se publicó originalmente en:
https://conscienhealth.org/2020/03/seven-sound-strategies-for-taming-co-
ronavirus-anxiety/
78
Puedes reducir la ansiedad
Claudina Navarro
79
La ansiedad se manifiesta con distintos síntomas, como sensación des-
agradable de nerviosismo, preocupación por el fracaso, sudores, náuseas
y aceleración del ritmo cardiaco. Estos síntomas pueden aparecer ante
situaciones concretas, como tener que afrontar un examen o un exceso
de trabajo.
Muchas personas deciden confiar en la cafeína para sobreponerse al
estrés o tomar fármacos que no están libres de efectos secundarios para
prevenir o tratar la ansiedad. Por eso el doctor Fleckenstein y su equipo se
preguntaron si la acupuntura podría ser una herramienta útil.
Se comparó el efecto de la acupuntura verdadera y la falsa
Para determinarlo diseñaron un estudio en que los participantes fueron
divididos en dos grupos. Uno de ellos recibió un tratamiento de acupuntu-
ra verdadero sobre un solo punto, mientras que el otro fue sometido a un
tratamiento falso de acupuntura con láser.
El acupunto seleccionado fue el número 7 del meridiano del corazón
(C7), conocido en chino como shenmen, que en español significa “puerta
del espíritu” o “puerta del cielo”. Este punto se encuentra en el pliegue de
la muñeca, junto al borde interno.
En la medicina china, el shenmen se elige para tratar alteraciones de la
memoria, la tristeza, el dolor, la agitación o la falta de libido, entre otros
síntomas.
80
Los investigadores provocaron en los participantes una respuesta de es-
trés que pudieron medir en los niveles de cortisol y amilasa en la saliva, en
la variabilidad de la frecuencia cardiaca, y a través de tests de ansiedad.
Disminuyeron los niveles de cortisol
En los participantes que recibieron acupuntura durante 20 minutos, se
redujeron significativamente los niveles de cortisol, hormona relacionada
con la ansiedad, algo que no ocurrió en que recibieron acupuntura falsa.
Varios estudios anteriores ya había probado las propiedad del punto
número del meridiano del corazón, incluso en animales, que están libres
del efecto placebo. El algunos ensayos se combinó este punto con el nú-
mero 4 del intestino grueso (hegu), también situado en la mano (en el
dorso, entre los dedos pulgar e índice).
Aunque en el estudio del doctor Fleckenstein la estimulación del shen-
men se realizó con una aguja de acupuntura, también puede aplicarse la
digitopuntura.
Para ello, presiona –con fuerza, pero sin que llegue a doler– el punto
con la yema del dedo pulgar de la otra mano durante 10 minutos. Luego
presiona otros 10 minutos el mismo punto situado en la otra muñeca.
Puedes combinar esta técnica de digitopuntura con ejercicios de respi-
ración y descanso para conseguir mejores resultados.
.......................
Bibliografía:
• Acupuntura y Psicología. Hacia una nueva aproximación de la psicosomá-
tica. Dr. Yves Requena. 12ª edición. Mandala ediciones.
• Zen, acupuntura y psicología. Sergio López Ramos. Mandala ediciones
81
Pandemia y melancolía
82
en lo que los especialistas llamaron episodios de agorafobia. A partir de
los treinta, y sobre todo desde el nacimiento de mis mellizos, es la enfer-
medad la que me obsesiona y desata las crisis. En mi mente he pasado
todo tipo de enfermedades, desde las más mundanas hasta las más exóti-
cas, y en todas ellas me he sentido terroríficamente cercana a la muerte.
Por eso, cuando se desató la alarma por el coronavirus, gente próxima se
preocupó especialmente por mí. ¿Cómo podría una hipocondríaca pasar
estos días? Y sin embargo, poco ha cambiado en mi vida. Los hipocondria-
cos vivimos con el aliento de la enfermedad en la nuca siempre, un aliento
que va transformándose de forma constante en diferentes síntomas. De
poco sirve que los médicos nos digan que esa sintomatología no corres-
ponde a la realidad, pocas cosas he sentido tan reales en la vida como la
inminencia de la muerte.
La ansiedad me ha hecho consciente de mi vulnerabilidad a cada paso,
de la irracionalidad de la enfermedad, de la arbitrariedad de la desgracia.
En estas fechas, estos sentimientos de angustia se han universalizado. Si
el sufrimiento psíquico, sea este en forma de depresión o ansiedad, fue
denominado por muchos la pandemia de nuestro tiempo, la pandemia
vírica que nos ocupa no hará más que aumentarla, disparando los tras-
tornos de salud mental como ya vaticinan muchas voces expertas. Hacia
dónde llevemos ese dolor es una de las pocas cosas que ahora mismo está
en nuestras manos.
En este inmenso luto que nos toca vivir, por las personas que se han ido
pero también por las formas de vida que muy posiblemente no volverán,
el sufrimiento es ese perro negro siempre en nuestro regazo del que ha-
blaba Churchill y otros famosos melancólicos
Seguramente, toda la humanidad ha sufrido antes que nosotros de an-
siedad y depresión. El spleen decimonónico, la acedía medieval, el Welts-
chmerz, la saudade. Todos los tiempos y todas las lenguas, todas las re-
ligiones y etnias, comparten un complejo conjunto de estados de ánimo
relacionados con la tristeza y la desesperación. Los griegos le llamaron
melancolía, de melan y cholia, literalmente “bilis negra”, el líquido que
se creía que predominaba en el cuerpo de los melancólicos. A partir del
siglo XX, con la psiquiatrización de los sentimientos, pasamos a llamarle
depresión o trastornos ansiosos y a tratarla casi exclusivamente con me-
dicamentos. Con ello, la melancolía se convierte en un problema biológico
con el que acabar.
En la Antigüedad clásica, la melancolía se valoraba desde un punto de
vista dual. Fuente de dolor, sí, pero también de energía. “Malencolia signi-
fica ingegno” (Melancolía significa genialidad), decía Aristóteles. A lo largo
de nuestra historia, melancolía no ha sido solo un término médico, sino
83
una palabra con resonancias filosóficas, una forma de mirar la vida con
detenimiento, capaz de estimular la creatividad y dar salidas poéticas y
solidarias al dolor de la pérdida.
El neoliberalismo ha sido un enemigo acérrimo de la melancolía, pues-
to que esta choca con sus imposiciones de competitividad y rendimiento
a cualquier precio. Individualizado, el sujeto melancólico debe ser curado
para que vuelva a sus niveles de productividad. La melancolía se acalla
ante la charlatanería del pensamiento positivo. Y sin embargo, yo que tan-
to la conozco, que tanto la he sufrido y vilipendiado, que tanto dinero y
horas he invertido en deshacerme de ella con terapias procedentes de
medio mundo, creo que ha llegado el momento de celebrarla. Sin vítores
ni alabanzas y con la racionalidad de la que tantas veces nos priva. Porque
es posible que en estos días nos sea útil recuperar su antiguo nombre y su
valor ambivalente.
Este valor ambivalente se muestra
en el famoso grabado de Durero, Me-
lancholia I. En él vemos a una melan-
colía personificada en mujer que apo-
ya su cabeza en la mano en actitud
meditabunda. Sus alas simbolizan su
origen divino, pero con ellas Durero
también nos señala su capacidad de
mediar entre dos mundos, el terrenal
y el celestial. Y es que la melancolía
nos acompaña siempre en tiempos de
crisis como el que estamos viviendo,
desde la pérdida hasta la nueva rea-
lidad.
En esta pandemia no es en absolu-
to descabellado imaginar cómo algu-
nos van a querer traficar con nuestros miedos para construir escenarios
alejados de la libertad y los afectos
“Nadie me había dicho que el dolor se sintiera tan cercano al miedo”.
Así empieza Una pena en observación, el libro de C. S. Lewis que reflexio-
na sobre la muerte de su esposa. El miedo es parte consustancial de la
melancolía. Pero en lugar de servirnos para crear vínculos de solidaridad
entre nuestras melancolías, este miedo ha sido utilizado muchas veces
para distanciarnos los unos de los otros y crear enemigos externos a los
que culpar de nuestro dolor.
En el ensayo La melancolía en tiempos de incertidumbre, la filósofa Joke
84
J. Hermsen muestra cómo esta ha sido la estrategia usada por la ultrade-
recha en los últimos tiempos, y cómo también la usaban los sistemas tota-
litarios basados en el terror. Herta Müller cuenta cómo el Estado rumano,
durante la dictadura de Nicolae Ceaușescu, “estaba construido sobre los
cimientos del miedo”: “había traficantes de miedo, sufridores de miedo y
gestores de miedo”.
En esta pandemia no es en absoluto descabellado imaginar cómo algu-
nos van a querer traficar con nuestros miedos para construir escenarios
alejados de la libertad y los afectos. Para combatir este tráfico, solo nos
queda reconocer las posibilidades que nos brinda la melancolía y reivin-
dicar su carga cultural e incluso social. Y eso implica cuestionar la noción
neurobiológica en la que se basa la psiquiatría actual.
Para conseguir esta repolitización de la melancolía que reclama Mark
Fischer debemos instaurar un modelo de atención psíquica basado en la
empatía, y entender que la melancolía no debe encajarse ni en las cuatro
paredes de una consulta ni en las de una casa
Bucear en la historia de la literatura para encontrar hermanas en nues-
tra melancolía es una acción política. Charlar con el vecino de balcón so-
bre nuestras dudas y temores es también una acción política. “La reduc-
ción del trastorno mental al nivel químico y biológico va de la mano de su
despolitización [...]. La tarea de repolitizar el ámbito de la salud mental es
urgente si la izquierda quiere ser capaz de desafiar el realismo capitalis-
ta”. Para conseguir esta repolitización de la melancolía que reclama Mark
Fischer debemos instaurar un modelo de atención psíquica basado en la
empatía, y entender que la melancolía no debe encajarse ni en las cuatro
paredes de una consulta ni en las de una casa. La melancolía, como noso-
tros, necesita libertad para tornarse esperanza. Necesita poder gritarse,
necesita ser atendida.
Desde hace años, como si de una biblia se tratara, mi mesilla de noche
está presidida por la Anatomía de la melancolía. Escrita en 1611 por el
bibliotecario Robert Burton, es un compendio de todos los conocimientos
que se tenían en la fecha de las diferentes manifestaciones del sufrimiento
psíquico, todo ello mezclado con su propia experiencia melancólica. Bur-
ton no idealiza la melancolía y narra con crudeza los infructuosos intentos
de la humanidad por deshacerse de ella. Sin embargo, elige terminar sus
más de mil páginas con esta advertencia: “Abrigad esperanza, infelices;
temed, dichosos”. Porque si algo ha aprendido Burton en su interminable
investigación, es que la melancolía alada como la que hoy nos abate lleva
implícita una promesa, la esperanza de un nuevo comienzo.
En la inminencia del dolor de la pérdida, esa promesa nos parece incon-
85
cebible. No hay consuelo en eso que tan bien definió Rosa Montero como
“la ridícula idea de no volver verte”. Hace diez años murió mi padre. Y lo
hizo lleno de vida y amor. Sigo esperando que alguien me cuente dónde
fue todo eso. Sigo odiando no sé qué cada día que me doy cuenta que
no puedo contarle algo. Pero en los días de luto inmediato descubrí un
libro que hizo ese dolor un poco más soportable. Lo escribió el poeta José
Hierro en 1947 después de salir de la cárcel, donde ingresó por razones
políticas. El libro se titula Alegría y es una vibrante conversación con el
dolor. Hierro coge la melancolía y la estruja, y de ella es capaz de sacar
tanta esperanza.
En su día sorprendió que un preso político escribiera un texto tan des-
politizado. Y qué político me parece a mí este poemario ahora, cuánta
revolución hay en esos versos. Porque Hierro nos indica un posible camino
que podemos tomar con tanta melancolía a cuestas, y sorprendentemen-
te, es el único camino en el que sentirnos ligeros. Uno de sus poemas,
“Razón”, es un buen mapa para estos nuevos tiempos.
...........
Mar García Puig
Dipuada de En Comú Podem en el Congreso de los Diputados
2 may 2020 05:00
publicado en EL SALTO:
https://www.elsaltodiario.com/tribuna/pandemia-covid19-melancolia
86
CORONAVIRUS: EFECTOS PSICOLÓGICOS
87
tidumbre que la situación genera. Pueden aparecer pensamientos de
tipo catastrofistas y anticipatorios, poniéndonos en los peores y más
improbables escenarios, pero que nos generarán un gran malestar.
Como comentaba en el punto anterior, si hay algo que nos genera
esta situación es incertidumbre. Necesitamos saber qué es lo que va
a pasar a continuación y así poder anticiparnos a lo que va a ocurrir.
Los seres humanos intentamos controlar constantemente todo aquello
que nos rodea, esto como sabemos, en ocasiones no es posible y ese
intento de controlar generará mayor ansiedad. En esta ocasión, es po-
sible que sientas que no hay nada que tú puedas hacer, sólo esperar.
Esto puede generar frustración. Esta incertidumbre puede llevarnos
a la búsqueda de información constante, sintiendo en estos días una
sobreinformación. En este caso tenemos que tener cuidado porque
mucha de la información que estamos recibiendo no son de fuentes
oficiales y pueden llevarnos a error.
Por otro lado el exceso de información puede generar consecuen-
cias negativas sobre nuestro estado de salud física y emocional. Estos
días hay un aluvión de información por diferentes vías: la televisión, la
radio, internet, los chats de WhatsApp, siendo la epidemia de corona-
virus el tema central de cualquier conversación. La sobreinformación
puede generar en nosotros estrés, angustia, ansiedad o preocupación,
llevándonos inclusos a realizar diferentes comprobaciones como bus-
car actualizaciones constantes de nueva información: por ejemplo el
número de nuevos contagios o bien realizar comprobaciones sobre
nuestra salud física, como estar tomándonos la temperatura constan-
temente. Estas comprobaciones aumentan nuestros niveles de ansie-
dad, apareciendo en nosotros diferentes síntomas que puede confun-
dirse con los síntomas provocados por COVID – 19, generándose así
cierta hipocondría, entendida esta como cierto miedo y preocupación
irracional a padecer el contagio.
En este tiempo de confinamiento por la expansión del coronavirus
van a estar presentes ciertos cambios emocionales en nosotros. Es
posible que en determinado momento nuestro estado de ánimo se
mantenga estable, pero en otros momentos puede cursar con emo-
ciones más desagradables como son la tristeza, el miedo o el enfado.
Así como la aparición de irritabilidad, angustia, preocupación, estrés,
síntomas depresivos, problemas de sueño, entre otros. Es importante
que normalicemos y atendamos todos los diferentes estados en los
88
que nos podemos encontrar a lo largo de estos días.
Los seres humanos somos seres sociales, necesitamos el contacto
con los demás para nuestra supervivencia. Teniendo en cuenta esto,
otra de las consecuencias que genera la cuarentena es el aislamiento
social que todos sufrimos. Nos encontramos lejos de nuestros seres
queridos y la falta de libertad para poder verlos puede llevarnos a sen-
tir una gran angustia y tristeza.
Más a largo plazo, el confinamiento o aislamiento puede ser causa
de la aparición de trastornos de tipo emocional, como ansiedad y de-
presión o trastornos pos estrés postraumático.
89
que siempre están pendientes y que nunca tenemos tiempo de hacer,
pero tranquilo no es necesario que ahora nos pongamos hacer todas
y cada una de las tareas pendientes, también es importante parar y
¿qué mejor momento que este?
Puede ser un buen momento para compartir tareas y cuidados en
casa, incluso pasar más tiempo con la persona que convivimos, que
en ocasiones puede resultar complicado o disfrutar de nuestra propia
soledad, esa que a veces tanto nos asusta.
Es importante evitar la sobreinformación, esto puede generar una
sensación de alarma permanente. No estar en constante contacto con
toda la información con la que nos bombardean y que la información
que recibamos sea de fuentes fiables. Recomiendo buscar y promover
espacios en los que poder hablar de otros temas de conversación.
Fomentar la socialización, las relaciones son importantes para
nuestras emociones y bienestar psicológico realizando video llamadas
con amigos y familiares.
Evita pensamientos y anticipaciones catastrofistas. Esto gene-
ra ansiedad y limita tus recursos para lidiar con lo que venga momento
a momento.
Es importante estar en el presente: ocuparnos día a día de lo que va
viniendo sin estar permanentemente conectados a información sobre
el tema.
Afrontamiento positivo: estar unidos, no es que no nos dejen sa-
lir, es que gracias al sacrificio individual evitaremos males mayores y
estamos haciendo un bien para nuestra comunidad, somos parte de
un movimiento para el bien común. Quedarse en casa es salvar vidas.
Podemos realizar actividades placenteras por internet: libros,
museos, conciertos de música, teatro online, deporte online, trabajo
placentero, actividades manuales y creativas, deporte, música.
Promover nuestro autocuidado como practicar ejercicio, yoga,
estrategias de relajación, meditación y minduflness. En caso de que
estemos al cuidado de niños pequeños, es importante turnarnos en
este cuidado y generar ratitos individuales para uno mismo.
Expresar como nos encontramos emocionalmente, esto nos ayuda-
rá a calmarnos.
90
Decálogos de
Salud Mental Positiva
adaptados a diferentes situaciones y/o personas afectadas
por circunstancias de la pandemia de Coronavirus COVID-19.
91
Decálogo de Salud Mental Positiva para Gente Mayor Cecilia Brando-Garrido
Publicaciones sobre Salud Mental Positiva
-Versión castellano:
http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/155018
- versió en català:
http://hdl.handle.net/2445/155017 (vegeu recurs relacionat)
92
La crisis del coronavirus
93
en la videoconferencia. La conversación fluye por encima de los ecos y el
sonido enlatado, y el coronavirus deja espacio suficiente para que cada
uno hable de sus anhelos y comparta bromas. La casuística es variadísima,
como en botica.
Cristina (nombre ficticio), con trastorno límite de la personalidad, atra-
viesa picos y valles en su rutina anímica diaria: “La convivencia en casa no
está siendo idílica. Ahora me siento agobiada, pero al menos estoy con
mis cosas. Estoy más encerrada, pero es donde mejor me siento porque
tengo fobia a la calle. Y te frenas para ir al hospital, no sabes cómo va a
salir la cosa, si será incluso peor”. El real decreto del estado de alarma no
incluyó en un principio el permiso para que pasearan por las calles las per-
sonas con problemas mentales, pero posteriormente se corrigió.
Psiquiatras asisten a médicos desbordados por la comunicación de fa-
llecimientos
Juan José Sánchez, padre de dos hijas con esquizofrenia, ofrece la cara
positiva: “A una de ellas le ha subido la autoestima porque ahora va ella
a comprar, toma la iniciativa y viene contenta. Esto nos ha roto la rutina”.
Sobre la dureza de la reclusión en pisos a menudo estrechos, Puerta deta-
lla: “Para ellos, la dificultad principal en los hogares es encontrar espacios
donde encontrar su propia identidad”.
El número de personas que lidian con alguna enfermedad mental du-
rante el confinamiento no es menor. En España, una de cada 10 personas
sufre algún problema de salud mental y una de cada cuatro lo tendrá en
algún momento de su vida. Es decir, en torno a 11 millones de personas,
diagnosticadas o sin diagnosticar, según la Organización Mundial de la Sa-
lud (OMS). Esta institución apunta a que los problemas de salud mental
serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030.
Nel González, presidente de la confederación Salud Mental España, que
reúne a 300 asociaciones con 47.000 miembros, matiza: “A veces las con-
vivencias en casa no son un jardín de rosas, tanto tiempo sin válvula de
escape... El 85% de la gente vive con su familia y las reacciones son muy
diversas, desde el miedo hasta la necesidad de salir, pasando por la ines-
tabilidad ante el futuro incierto”.
En la guía estadounidense anteriormente citada se advierte de que
habrá pacientes que sufrirán estrés emocional y aconseja a los sanita-
rios que en estos casos tengan en cuenta sus preocupaciones e incerti-
94
dumbres ante la pandemia. Deben “compartirles conocimientos médicos
precisos e identificar las medidas que pueden tomar ellos para reducir
el malestar y mantener conductas saludables, particularmente el sueño”,
señala el documento.
Juan Carlos Maestro, psicólogo clínico del hospital Virgen de las Nieves
de Granada, ha visitado una veintena de pacientes en casas hogar: “El
90% lo está llevando igual de bien que nosotros, para sorpresa nuestra”.
Fuera de las casas, las unidades de pacientes agudos de los hospitales han
sufrido un bajón y tienen camas vacías, confirman sanitarios de Sevilla,
Granada, Girona y Santiago de Compostela. Avelino Martínez, enfermero
supervisor de la unidad de enfermos agudos del Hospital Clínico Univer-
sitario de Santiago de Compostela, confirma: “Los pacientes están respe-
tando la situación muy bien, ya veremos con el paso del tiempo, pero de
momento no tenemos ingresos vinculados al confinamiento”.
Consultas por Skype
El psiquiatra García Bernardo, como gran parte de los profesionales de
salud mental, ha proseguido sus consultas a través de Skype o Facetime:
“Que te vean es algo muy tranquilizador”, asegura. Sus pacientes, tras días
de confinamiento, “están razonablemente bien”. “No he visto los cuadros
que se daban en la epidemia del sida, con muchas conductas paranoicas”,
asegura. También el psicólogo Fernando Egea y sus colegas del centro Psy-
che han cambiado la relación cara a cara por la pantalla. “Lo importante es
hacer seguimiento, en eso la tecnología nos está ayudando muchísimo”,
dice.
Esa parece ser la clave. La Sociedad Española de Psiquiatría ha distri-
buido una extensa guía para que se pueda seguir atendiendo pacientes
a través del teléfono o videollamadas. A Celso Arango, jefe de servicio
de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón y presidente de la citada
sociedad científica, le preocupan sus pacientes no tanto por el efecto que
pueda tener sobre ellos el confinamiento, sino porque no puedan recibir
terapias intensivas que lo precisan. “Ahora lo hacemos telefónicamente”,
puntualiza. Y los que forman parte de ensayos clínicos reciben su medica-
ción a través de mensajero.
Una vulnerabilidad que se suma a otras muchas
El confinamiento pasará factura psicológica a toda la población, inde-
pendientemente del estado de salud mental previo. Una revisión de inves-
95
tigaciones realizada por The Lancet y publicada en marzo señalaba que las
personas que fueron sometidas a cuarentena en epidemias previas a esta
crisis tuvieron más riesgo de padecer síntomas de estrés postraumático
(una dolencia que se observa en catástrofes o emergencias caracterizada
por pesadillas y flashbacks que reviven la situación dañina, un estado de
hipervigilancia, anestesia emocional y evitación de los escenarios de la
tragedia) además de irritabilidad, malestar, depresión, estrés, agotamien-
to emocional y un estado de ánimo decaído. Y a más duración de la reclu-
sión, peores eran los efectos sobre la salud mental. “Nos queda una etapa
larga, porque luego habrá mucho estrés postraumático”, intuye Susana
Mantas, enfermera psiquiátrica y psicóloga del hospital Santa Catalina de
Gerona. Los autores del artículo de la publicación británica señalan que
padecer una enfermedad mental previa a la situación de confinamiento
es un factor de riesgo para sufrir síntomas de ansiedad y episodios de ira
cuando concluye el periodo de cuarentena. Otra publicación de The Jour-
nal of the American Medical Association recalca la mayor susceptibilidad
de los enfermos mentales a la infección por coronavirus por cuestiones
como las altas tasas de tabaquismo que se dan en el colectivo y que cau-
san peor pronóstico en caso de enfermar. También destaca que dentro de
la población sin techo, donde se dan muchas patologías mentales, es difícil
el control de la Covid-19, porque es más ardua la identificación de la infec-
ción, su seguimiento y el adecuado tratamiento.
96
Tiempo de coronavirus:
qué es el miedo y cómo evitarlo
Gabriel Jaraba - 09/03/2020
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El peor miedo es el miedo imaginado
El miedo a las cosas que no están presentes es por tanto un miedo ima-
ginado: miedo a una imagen que nosotros mismos formamos en nuestra
mente y no a una realidad tangible o inminente. Y el miedo, en tanto que
emoción humana, no es únicamente físico o mental sino ambas cosas a la
vez. Es el “problema” de la condición humana: las personas somos “psico-
somáticas” y ese es uno de los puntos de partida de nuestra complejidad
ontológica.
Tener miedo es tan humano como necesario, y no sólo porque nos pro-
tege de un peligro potencial sino porque nos obliga a ser realistas. Se dice
que ciertos emperadores romanos, cuando entraban en la ciudad eterna
al frente de sus ejércitos tras haber vencido en una importante batalla,
llevaban a su lado un esclavo que, entre los vítores y alabanzas de la mul-
titud, les iba susurrando al oído “Recuerda que eres mortal”.
El mayor pecado posible era, para la antigüedad clásica grecorromana,
la “hubris”, que era algo así como el orgullo petulante, la fatuidad grotesca
y la temeridad imparable de quien se cree por encima del bien y del mal
y sobre todo, por encima de la propia condición humana, que es frágil, no
permanente y fungible. El miedo ha venido a cumplir el papel de abogado
del diablo de la vieja sabiduría: nos recuerda que somos mortales por más
que hayamos vencido en mil batallas.
Una emoción compleja y ambivalente
El problema del miedo es que, en tanto que humano, es complejo, hui-
dizo y sobre todo, ambivalente. Nos protege de nuestra temeridad incons-
ciente y sus perjuicios, pero también nos separa de lo que podría mejo-
rar nuestra vida o darnos acceso a cosas que necesitamos para crecer y
progresar. El miedo nos protege, pero nos limita, nos impide arriesgarnos
en exceso, pero nos detiene hasta el punto que nos paraliza. Si nos des-
preocupamos de cualquier temor podemos ser devorados; si vivimos ate-
nazados por todos los miedos posibles pereceremos de inanición al no ser
capaces de arriesgarnos a obtener lo que nos es necesario.
Si uno quisiera buscar un hilo conductor para adentrarse en el estudio
delas ciencias humanas y sociales, una guía que pudiera servir de orien-
tación para entender no ya la condición humana sino el modo como las
ciencias han observado sus avatares podría elegir el miedo como pauta con
la que medir la mayor o menor proximidad de las personas a los distintos
males de la psique, del comportamiento social y las relaciones personales.
98
Podríamos decir que nuestra actitud ante el miedo es lo que termina
por inclinar la orientación de nuestra vida, impulsándonos a asumir ries-
gos o refrenándonos antes de echar mano de una oportunidad.
El miedo no sólo es una emoción fundamental en la vida de los seres
humanos, sino que es algo tan básico que cuando aparece ante nosotros
no podemos evitar responder a él. Y la respuesta es asimismo tan esencial
que reaccionamos de acuerdo con nuestro instinto más básico: huida o
paralización. Es decir que el miedo saca el animal que llevamos dentro y lo
expone en toda su crudeza elemental. Por eso tenemos miedo al miedo,
porque tememos no poder controlarlo. Y porque la emoción del miedo
es un puente demasiado corto y estrecho que nos une en tanto que hu-
manos a nuestra condición animal primigenia: nos hace sentir que somos
un animal indefenso al que se puede devorar, en lugar de un emperador
triunfante que se cree inmortal.
Un ejemplo de miedo grupal: el caso del coronavirus
La extensión progresiva del coronavirus ha resultado ser algo más que
una enfermedad contagiosa con posible riesgo de epidemia. Se ha conver-
tido en un hecho social que sirve de indicador de cuál es nuestra actitud
colectiva ante el miedo. Y en ello podemos observar que el temor no se
manifiesta únicamente como una experiencia individual sino grupal; ex-
perimentamos miedos colectivos y lo hacemos a pesar de nuestra volun-
tad e incluso sin darnos cuenta; de pronto nos hallamos padeciendo una
aprensión que se convierte en miedo a causa de una influencia invisible. Y
pueden suceder dos cosas: que ese miedo sobrevenido nos llene de desa-
zón y llegue a angustiarnos, o que nos veamos transportados por él hasta
el punto de someterle nuestras actitudes y gestos, incluso los más nimios.
Así es como descubrimos que el miedo no es solamente un asunto per-
sonal, sino que tiene una dimensión colectiva enormemente importante.
Y lo es porque ese miedo experimentado de modo grupal y sobrevenido
puede convertirse en una herramienta de control social. Más allá del mie-
do vivido como mecanismo evolutivo de adaptación al medio, nos encon-
tramos con el miedo como estrategia de dominación social en la que se le
emplea y dirige hacia el control de los grupos humanos con el objetivo de
beneficiar los intereses de los sectores de poder dominantes.
No se trata ya de que nos asustemos sino de que seamos asustados
sin que se vea la mano que mueve el susto; no es que reaccionemos de
manera lógica a una amenaza, sino que las amenazas, reales o imagina-
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rias, inminentes o potenciales, sean utilizadas en detrimento de nuestros
intereses para convertinos en víctimas, no ya de lo que se supone que nos
asusta, sino de quienes organizan el miedo colectivo para obtener prove-
cho de nosotros y hacerlo en detrimento de nuestro bienestar, nuestra
paz y nuestra libertad.
El origen del poder del miedo
¿De dónde viene el gran poder que supone el miedo social invisible y
sin embargo perceptible en multitud de comportamientos individuales?
¿De embargo perceptible en multitud de comportamientos individuales?
De una de las leyes de hierro del juego del ajedrez: es más poderosa una
amenaza que su ejecución. Lo que vale para el tablero vale igualmente
para la vida: somos hechos prisioneros, se nos inmoviliza privándonos
de avanzar haciendo que se cierna sobre nosotros una idea de cariz
amenazante.
Se proyecta sobre la sociedad una percepción, cierta o falsa, de algo
que supuestamente puede poner en riesgo nuestro bienestar o seguridad
(o lo que consideramos como tales) para que grupos sociales enteros, in-
cluso naciones, sean metidos en el bolsillo de un dominador sin rostro ni
identificación pero que resulta beneficiado por esa inmovilización fruto
del miedo. Lo hemos visto a lo largo de la historia: el miedo al diferente,
al de raza distinta, al procedente de un pueblo extranjero, el temor a una
catástrofe natural, a los efectos de un artefacto humano, el pánico a una
enfermedad o un mal surgido de la propia humanidad o de una especie
animal ajena; cualquier acontecimiento puede ser convertido en ese mie-
do social intangible que es tan poderoso que condiciona los comporta-
mientos colectivos.
También a lo largo de la historia han existido científicos sociales que se
han interesado por conocer las razones del miedo grupal socializado y su
enorme poder, tanto paralizante como movilizador, pero que siempre se
resuelve en contra de los verdaderos intereses de la sociedad y a favor de
quienes se benefician de ese condicionamiento.
Después de la Segunda Guerra Mundial alcanzó gran popularidad
la obra de un psicólogo estadounidense de origen judeoalemán, Erich
Fromm, conocida entre nosotros como El miedo a la libertad (Escape from
freedom). Fromm, autor de otros trabajos muy importantes como Tener o
ser y La fuerza de amar, es uno de los fundadores de la moderna psicología
humanista, que sentó las bases filosóficas para la labor psicoterapéutica
100
liberadora de otras grandes figuras como Carl Rogers o Abraham Maslow.
Estudió afondo las transformaciones de la sociedad alemana durante el
ascenso y la eclosión del nazismo y halló en ella un verdadero laboratorio
social vivo ya la vista.
Lo que Erich Fromm halló en ese laboratorio social –pasado por la trági-
ca experiencia del nazismo, el holocausto, la destrucción del tejido social
de Alemania y la devastación y la derrota en la guerra—fue precisamente
el enorme poder del miedo grupal como arma de dominación social. No
solamente se puede obligar a la gente a que haga algo que uno desea sino
que se les puede forzar a hacerlo yendo contra sus intereses aun creyendo
que actúan en su propio beneficio.
Eso es un poder enorme inducido por un arma poderosísima, y esa
arma es el miedo social inducido. Un miedo invisible, imaginado, que se
experimenta respecto a algo que no hemos vivido en primera persona
pero que se considera real, tanto que es percibido como una amenaza
fehaciente. Inocúlese ese miedo intangible al cuerpo social y este será
llevado a condiciones que le harán manipulable respecto a intereses que
no son los de su bienestar y provecho.
La naturaleza del miedo inducido
La dramática experiencia de Alemania bajo el poder nazi hizo que Erich
Fromm llegase a una conclusión, que es una idea muy sutil pero que viene
avalada por la experiencia histórica: el miedo que subyace tras el temor
social inducido no es un miedo cualquiera, sino que en última instancia
es un miedo a la libertad. El hallazgo de Fromm fue tan sensacional que
todavía hoy puede pasar desapercibida su importancia. Significa que las
personas, tomadas en grupo y organizadas socialmente, son capaces de
renunciar a su libertad si se las impulsa a sentirse amenazadas en su cuer-
po social, una percepción de riesgo real o imaginario en este sentido.
Por supuesto, el mecanismo que produce este efecto es complejo y so-
fisticado, y a menudo es necesario cierto tiempo para que se produzca.
Los resultados, sin embargo, pueden durar años: ahí están las distintas
formas de racismo que persisten en el mundo a través de los siglos. Y
ahora mismo, con los temores que despierta la extensión del coronavirus,
podemos presenciar sobre el terreno lo rápido que se difunde el senti-
miento de aprensión respecto a una enfermedad potencial y lo fácil que
es experimentarlo en el propio vecindario e incluso por uno mismo.
El miedo al coronavirus nos demuestra no sólo lo frágiles que somos
101
biológicamente sino lo endebles que podemos ser socialmente. Ante la
amenaza real o hipotética somos capaces de aceptar amenazas progresi-
vas a nuestra libertad –de movimientos de personas, de comportamientos
personales, de relaciones sociales—que uno a uno parecen no ser nada
pero que acumulados pueden suponer un grave deterioro del conjunto
de libertades personales y colectivas, incluida la calidad de las relaciones
entre las personas. Lo que hoy puede ser una restricción aplicada a un
sector social o al ejercicio de una libertad justificadas por una necesidad
profiláctica mañana puede llegar a ser una limitación que vaya más allá de
un interés inmediato semejante para adoptar otro alcance, si es que las
personas se han acostumbrado a aceptar una lógica de reglamentaciones
de esta guisa que venga facilitada por haber asumido el correspondiente
temor grupal. Un temor adoptado con todas las justificaciones racionales
necesarias según el estado de ánimo colectivo que vivimos. Es así como el
poder del miedo social se hace efectivo y lo que era una amenaza imagi-
naria se convierte en un perjuicio real.
Bajo el miedo social inducido somos nosotros mismos quienes nos po-
nemos la soga al cuello renunciando a la libertad que disfrutamos en favor
de una seguridad que ni siquiera está garantizada.
Erich Fromm lo demostró: tenemos miedo a la libertad porque en ella
nos sentimos desvalidos, cuando echamos en falta que alguien nos pro-
teja o haga ver que nos protege. Y tenemos miedo a la libertad porque
sabemos lo frágiles que somos, tal como la dimensión animal e instintiva
del miedo nos revela. Y entonces nos damos cuenta de que la condición
humana consiste precisamente en vivir a la intemperie para poder disfru-
tar de la libertad que nos permite ser personas, y ello nos asusta. Prefe-
rimos sacrificar nuestra libertad, aunque sea a pedacitos, para no tener
que vivir la incertidumbre de nuestra fragilidad. Renunciamos con ello a
lo esencial de la condición humana, a la libertad de que gozamos o que
hemos ganado y a las posibilidades de realización que ella nos concede.
Y así huyendo del riesgo supremo que significa ser humano nos converti-
mos en animales –seguros en sus jaulas—pero en manos de otras bestias.
102
Aprender a Amar en Confinamiento
Jorge Urrea
103
satisfacción en lo inmediato. No lo sé, porque no es mi cliente, es ella la
que me lo cuenta, también con más serenidad que estos últimos meses,
donde aguantó la infidelidad de él, recordando la suya propia, esperando
que se le pasara el capricho, pero con la angustia de ver peligrar su familia,
estructura, incluso sustento de vida.
Como digo, Marisol, está más contenta, y me pregunto si este adjetivo,
en la luz del confinamiento, no tiene que ver con la contención (contento).
Tanto correr en todas las direcciones para vivir algo superior, creo que
nos separa de nosotros mismos, de nuestro propio corazón, de la profun-
didad necesaria para encontrar el alma del otro, y de nosotros mismos
en nuestro quehacer. Pasamos por la vida corriendo, y nuestros ojos se
acostumbran a ver tanta variedad que dejan de apreciar, pensando que lo
mejor debe venir después, superficiales en la mirada y en el sentir. La Vida
en confinamiento parece que nos apretara entre sus brazos, recordando
que solo en el límite, en el abrazo, podemos Amar.
¿Cuánto durará el confinamiento? ¿Cuánto necesitamos estar
contenidos para aprender a estar contentos y Amar? ¿Cuántas cosas
necesitamos para contentarnos? ¿Cuánto viene a quitarnos el virus
para que seamos felices, en unos límites más estrechos? Marisol ya lo
tiene claro, espero que no lo olvide rápidamente, y que sepa imponerse
cuando su marido la lance de nuevo a esa vida trepidante. Si Dios está
intentando crearnos nuevas rutinas saludables para que aprendamos, nos
quedan hasta cumplir 100 días, que es lo que dicen los sabios antiguos
que necesitamos para fijar el hábito más allá del cerebro, en el corazón.
Mientras, impidamos que nos “entre-tengan”, y leamos apaciblemente
algo bello, interesante y profundo, como a Baudelaire, que dijo hace casi
200 años:
“Para que algo resulte interesante, basta con mirarlo largo tiempo”.
104
respirar, pero su pronóstico es mejor (la mortalidad de hombres con esta
enfermedad es el doble). Alvaro se debate entre la fiebre del virus, y de
la ira porque en el hospital no le quieren decir gran cosa sobre su padre,
y aunque el padre tiene un teléfono por el que comunicar, delira con la
fiebre y otras complicaciones que se le han cruzado y le están matando.
Alvaro, como tantos otros en esas condiciones, tiene la angustia de fal-
ta de información y de control sobre la situación, y contacto con un fami-
liar, que está sufriendo aislado. No se trata solo de cómo acompañarle en
su dolor y darle ánimos, sino también apoyarle en lo que en muchos casos
es una transición hacia la muerte.
Alvaro es mi amigo de toda la vida, he convivido con sus padres en su
casa y durante vacaciones de mi juventud. Hoy lloro con él, a distancia.
Todos tenemos a alguien que va a enfermar incluso morir estos días.
Para unos será una persona muy cercana, y para otros menos cercana,
pero con un impacto grande sobre un amigo o familiar, al que querremos
acompañar de alguna manera. El crack del sistema sanitario nos conmi-
na a enfermar en casa los que podamos, y a cuidar de nuestros enfer-
mos y ancianos, pero ¿cómo, si a menudo no podemos ni acercarnos?
Si tú estás enfermo, recuerda que no eres un apestado, que eres un ser
digno de cuidado y amor. Pide ayuda para lo que necesites, que el mundo
verá como proveer. No solo son médicos, también los vecinos, familiares,
amigos, militares, policías, protección civil. Todos te pueden hacer la vida
más llevadera en este momento.
Por nuestra parte, los que no estamos enfermos, pero nos afecta todo
esto emocionalmente, debemos atender a lo que nos sucede, dándole
espacio, expresando, liberando el grito y las lágrimas, para poder ir a lo si-
guiente. Viviendo conscientemente podemos convertir emociones como
el miedo, la ira, el dolor, la tristeza, en algo funcional, y trascenderlas. Es
necesario vivir y trascender para poder evolucionar y no quedarnos an-
clados durante años en una emoción negada, reprimida, cristalizada en
nuestro ser. Las catarsis colectivas e individuales, desde balcones o por
internet, llevadas hacia la luz, ayudan a canalizar estos trances y senti-
mientos, con una sensación de que uno no está solo. Somos energía, fo-
mentemos grandes campos energéticos de apoyo (no de odio).
Veamos cómo puedes cuidar del enfermo, moribundo, incluso muerto,
desde tu casa, incluso si no puedes acercarte o comunicar con él. Piensa
105
en lo que esta persona necesita de verdad y ofréceselo. SI tienes acceso
telefónico no quemes ese rato tratando de controlar lo que hace o deja de
hacer, cómo se comporta con el personal médico, y si está comiendo bien
o no. Tu control no ayuda, confía en los profesionales que harán lo mejor
que puedan. No estás en disposición de cambiarlo de hospital ni ejercer
influencia sobre un personal sanitario ya desbordado, que no tiene tiem-
po para ejercer, menos para gestionar tu angustia (eso hazlo con tus seres
queridos y psicoterapeutas). Además, el hecho de ser anciano o estar con
funciones mentales deterioradas no te convierte en un niño al que su hijo
puede regañar y castigar emocionalmente. Necesitan un buen acompaña-
miento. ¿cómo lo puedes mejorar?
Diles que les quieres, dales las gracias por lo que sí que te dan y dieron,
lo importantes que fueron en tu vida, hazles sentir acompañados no solo
por tu voz, sino también por toda la gente que hay detrás y que no se
puede poner al teléfono, pero que también se interesa y quiere saber. Sois
muchos, no está solo. Evoca buenos momentos de vuestra vida, buenas
sensaciones y vibraciones en las que descansar hasta que dé el último
aliento. Ayúdale en sus miedos ante lo desconocido, algunas personas
están preparadas para la muerte, han tenido una vida ejemplar y tienen
fuertes creencias religiosas que les dan sustento, pero otras, descubren
que su vida y espiritualidad no ofrecen cobijo y sienten mucho miedo.
Ayúdalas a sostenerlo y hacer el tránsito hacia una vida mejor, o al menos
una muerte mejor.
Muchos morirán sin una cara conocida a su lado. Serán incinerados y a
sus familias les darán las cenizas “en un futuro”. Si no tienes ninguna ma-
nera de comunicar con los moribundos (o velarlos, si ya han fallecido), haz
un acto sagrado en el espacio del que puedas disponer, por algún recuer-
do de ellos, una foto, un objeto, algo que para ti le de un significado y te
ayuda a sentirte conectado con la persona. Muchas tradiciones incluyen
el fuego como canal, una vela, otras el agua. Da igual, hazlo a tu manera,
pero entrega toda tu atención y presencia, en este apoyo a distancia. Lo
puedes hacer sólo o acompañado con más familiares, en el mismo es-
pacio, o de manera sincrónica desde otras casas. Puedes hacerlo rezan-
do, meditando, cantando, intentando mantener el foco de atención en el
otro, siempre acompañando a su espíritu, que de acuerdo a tradiciones
como la budista tibetana, pueden permanecer entre nosotros al menos
tres días después de la declaración de la muerte. Dile en tu cabeza que
106
le deseas un buen tránsito, que no tenga miedo, que su vida ha dejado
huella en ti, que honraras la vida con tu presencia en ella, en su recuerdo.
Cuando sientas que estás tranquilo, puedes dejarlo ir en paz, sin anclarlo
a ti. Tu duelo durará un tiempo indefinido, irá y volverá. Deja que el agua
corra cuando lo necesite.
.........................
Jorge Urrea
Compagino mi consulta privada como terapeuta (autoconocimiento y
gestión de crisis) y coach (Mindful Leadership), con la labor de formador
y consultor (IE Business School, IED, etc), de escritor, conferenciante (BCC)
y media player (TVE). Desde hace más de 20 años interpreto el trabajo de
autoconocimiento desde la meditación y la filosofía taoísta (Feng y Alain
Baudet), incorporando gradualmente la psicoterapia Gestalt, Integrativa,
Eneagrama (Claudio Naranjo) el Zen y el Movimiento Expresivo (Gracie-
la Figueroa), el Teatro (Corazza) y Mindfulness (Thich Nhat Hanh) entre
otros.
http://www.psico-tao.com/
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108
PROTEGE TU FAMILIA Y TU INTEGRIDAD
CON AMOR.
Decalogo
José Salmerón
Construir con más solidez tus lazos familiares SANOS te aportará mucha
dicha. Pareja, hijos, amigos, familiares cercanos. Disfruta de los momen-
tos de acercamiento e intimidad con los que te quieren. Díselo. Bésalos.
Recuerda que son personas como tu y que probablemente también tie-
nen cosas que decirte.
Escúchalos.
Haz el Amor con tu pareja y disfruta de la vida y la naturaleza en la me-
dida que puedas
109
Comparte tus sentimientos en la medida que puedas con los miembros
de tu grupo familiar.
La sexualidad sigue ahí. No te olvides.
.........................
José Salmerón
Psicólogo, terapeuta Floral, creador de la Psicología Ecológica, desarro-
llador de Flores de Madrid, autor de Greenternet (Mandala ediciones) y
Tratado Completo de Flores de Bach n(Mandala ediciones).
https://www.centroedwardbach.com/
110
Anita Bhatia:
111
mayor hoy en día. ¿Y por qué está pasando eso? Porque las condiciones
que necesitamos para luchar contra el virus son las mismas condiciones
ideales que necesitan muchos hombres para cometer los abusos: no se
puede salir afuera, es más difícil moverse, pedir ayuda. En algunos luga-
res se están poniendo en marcha mecanismos para que, por ejemplo, las
mujeres que vayan a la farmacia puedan pedir ayuda. En muchos países
las llamadas de teléfono y búsquedas de internet de mujeres al respecto
están aumentando muchísimo. Para muchas mujeres, el lugar donde de-
bes tener seguridad, su casa, es el lugar donde no la tienen. Por eso, los
servicios de atención deben ser considerados servicios esenciales y tienen
que estar abiertos.
Y en tercer lugar, ¿quién está decidiendo qué tipo de políticas debe-
mos aplicar? Apenas hay mujeres. Cuando ponemos la tele vemos que
quien habla y decide mayoritariamente sobre esta situación son hombres.
Necesitamos tener más mujeres en la mesa para discutir qué es lo que
tenemos que hacer.
Buena parte de esas políticas que se están decidiendo son económi-
cas y buscar frenar una crisis que está arrasando el empleo, pero que
también está poniendo en una situación muy difícil a quienes viven de
la economía informal. Por otro lado, los hogares están soportando más
carga de trabajo no remunerado, ¿es todo esto un riesgo para los dere-
chos laborales y económicos de las mujeres?
Se está hablando de poner más dinero en la economía, la cuestión es
¿cómo vamos a gastarlo? El impacto sobre las mujeres es mucho más alto,
tanto en la economía formal como en la informal. En muchos países quie-
nes están en la economía informal son sobre todo mujeres que ahora se
quedan sin trabajo. Así que ahora tienen que estar más pendientes de sus
ingresos mientras hacen aún más trabajo en la casa. Las mujeres dedican
tres veces más tiempo que los hombres al trabajo no pagado
Corremos el peligro de sufrir una reversión, vamos a volver varias dé-
cadas atrás, a cuando las mujeres no tenían su propio rol en la economía
formal. El problema es cómo van a tener las mujeres comida en la mesa
hoy, pero también cómo se va a volver al trabajo.
Es usted entonces negativa en sus predicciones, ¿cree que hay un ries-
go real de que esta crisis suponga un retroceso en los derechos de las
mujeres?
112
Absolutamente sí. Si ya antes de la crisis ningún país en el mundo llegó
a una igualdad total, ahora con la crisis hay un riesgo muy alto de que per-
damos lo que hemos ganado y de que tengamos nuevos problemas. De
otras crisis ya sabemos que las mujeres no vuelve al trabajo de la manera
que lo hacían antes, por ejemplo. Esta crisis tiene un impacto fundamen-
tal en la economía, tenemos que pensar cómo vamos a tener en cuenta
estos sesgos a la hora de reconstruirla. Tener en cuenta que muchas mu-
jeres no tienen acceso a la capacitación necesaria para trabajar de forma
remota o acceder a empleos digitales.
En muchos lugares se habla de que esta crisis sanitaria ha puesto so-
bre la mesa la crisis de cuidados que viven las sociedades. ¿Cómo sali-
mos de esta?
Creemos que son más necesarias que nunca las políticas de concilia-
ción, de cuidados y corresponsabilidad. Los estados tienen que hacerse
cargo. Pero el sector privado tiene que asumir que a lo mejor tenemos
que trabajar de otra manera, porque si no, lo que sucederá es que noso-
tras nos retiraremos para que efectivamente trabajen ellos. Las empre-
sas deben asumir que hay que trabajar diferente y que esto no lo puede
solucionar solamente una parte de la sociedad. Todo tiene que cambiar,
tenemos que revisar las políticas públicas y las empresariales.
¿Puede esta crisis tener un impacto también sobre las brechas de
género en la educación?
Después de algo así muchas mujeres no vuelven a la educación formal,
es algo cuyo impacto veremos no solo ahora, sino en diez o en veinte
años, cuando esas niñas crezcan. Muchas de esas niñas se van a quedar
en casa a hacerse cargo del trabajo de cuidados, a asumir las tareas que
el estado no provisiona.
Volviendo al impacto sanitario. Algunos estudios sobre el caso de Wu-
han hablan de que el tabaquismo o ciertos hábitos perjudiciales y afec-
ciones previas podrían estar detrás de la mayor mortalidad masculina.
¿Están los roles de género influyendo incluso en el contagio y la morta-
lidad de este virus?
No tenemos muchos datos, todavía es pronto pero sí sabemos de esa
experiencia china. Necesitamos más investigación sobre por qué exacta-
mente los hombres están teniendo una tasa de mortalidad más alta que
las mujeres. Todo eso tiene impacto en las políticas. Nosotras estamos
113
trabajando con los datos, para ver qué está pasando con mujeres y hom-
bres en muchos aspectos, es muy importante para formular políticas que
puedan responder a todo esto.
Mencionan que otras crisis sanitarias tuvieron un impacto negativo
en la salud materna, por ejemplo, incrementando la tasa de mortalidad
materna, ¿también en esta ocasión temen ese impacto?
Sí, tiene que ver con el hecho de que no hay inversión suficiente en el
sistema de salud pública. Si no tienes la infraestructura sanitaria básica,
cuando viene una crisis del tamaño del Covid todos los recursos van a ir
allá y se olvidan otras necesidades, como la salud maternal.
Activistas y organizaciones de muchos lugares del mundo están aler-
tando de que esta crisis sanitaria está sirviendo a fuerzas conservadoras
para paralizar o retroceder en cuanto al derecho al aborto se refiere, ¿es
así?
Parece que sí y estamos pendiente de ello, aunque no es el mandato
específico de ONU Mujeres. Sí sabemos que algunos estados de EEUU que
trataron de aprovechar este momento para restringir el derecho al aborto
diciendo que se trata de una prestación no esencial han tenido que dar
marcha atrás, como Tenesse.
114
Parejas separadas durante el confinamiento:
¿puede la distancia enfriar el amor?
Raquel Alcolea
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las parejas que
viven separadas durante el confinamiento?
Para algunas parejas puede suceder que esta situación sea una especie
de «prueba de fuego» que desvele o que traiga a la luz algunos aspectos
que estaban ocultos. Estas situaciones pueden llegar a poner de relieve al-
gunos temas de la relación que estaban «de fondo» y que tal vez pasaban
desapercibidos en el día a día. En unos casos pueden tener que ver con
las sombras de esa pareja y con todo aquello les irá distanciando inexo-
115
rablemente y en otros, con un lado luminoso que quizá aún no habían
descubierto y que les puede llevar a afianzar aún más su unión.
¿Qué señales identifican a las personas que no viven la pareja de modo
constructivo en este contexto?
Serían aquellas que estén relacionadas con el miedo y que puedan lle-
var a la persona a una situación de estrés agudo y a comportamientos
como irascibilidad, agresividad o quejas continuas, no solo relacionadas
con su pareja sino también con los vecinos, los políticos, o incluso la fami-
lia... Esas señales mostrarían que vive en un estado permanente de estrés
relacionado con el confinamiento pero también como consecuencia de
las expectativas frustradas de que su pareja estuviera a su lado en ese
momento.
Sin embargo, me gustaría incidir en que es posible vivir esta situación
de forma constructiva pues también puede contribuir al crecimiento per-
sonal. Aprender a aceptar esta separación también puede contribuir a
que esa persona haga «músculo emocional» y que eso le ayude a sos-
tener y a superar sus miedos e inseguridades. Esta especie de «crisis» le
puede hacer crecer y la consecuencia de ese crecimiento es que una vez
que todo esto pase y, de alguna manera, se vuelva a la «normalidad», tal
vez pueda concebir la relación de pareja más desde el amor que desde la
necesidad y más desde el deseo de compartir que desde el ámbito de la
dependencia emocional.
¿Sería algo así como reconstruirse uno mismo para construir una
relación más sana?
Si, algo así... A veces se confunde el «amor romántico» y esta idea de
«sin ti no puedo vivir» con el verdadero amor, pero si analizásemos la
frase de «sin ti no puedo vivir porque te necesito» nos daríamos cuenta
de que esa frase es la que le diría un niño a su madre y no un adulto a su
pareja. Eso de buscar en la pareja a ese alguien que te resuelva todo, te
dé seguridad o te calme los miedos es algo que cabría relacionar más con
nuestro «niño interior» que con nuestra parte adulta.
Lo que vemos desde el ámbito de la psicología es que las crisis son gran-
des oportunidades no solo para el cambio en la sociedad, sino también en
las personas. En general el cambio se suele producir cuando algo va mal,
no cuando va bien. Y una crisis es, además de ser un momento de dolor,
una oportunidad para crecer.
116
Uno tiene que pararse a reflexionar y....
Es cierto que es importante pararse a pensar, pero también lo es que
durante esa pausa no nos quedemos en las respuestas que tienen que ver
con el miedo, con la huída, con el bloqueo o el ataque, porque todo eso
nos produce irascibilidad y también odio o ira hacia el otro.
Una persona que está viviendo el confinamiento en soledad, sin su pa-
reja, tiene la oportunidad de crecer, de lograr más autonomía y trabajar
esa dependencia emocional que tenemos y de la que muchas veces no
nos damos cuenta. Ese lado dependiente es el que nos lleva a idealizar a
la pareja y a marcar todo lo que creemos que nos tiene que dar esa per-
sona. Pero la pareja no es una madre que nos tiene que dar todo lo que
necesitemos ni tampoco es la persona que debe cubrir todas nuestras
expectativas y deseos.
Y mientras se reflexiona sobre estas ideas, ¿cómo habría que cuidar la
relación desde la distancia?
Sea o no a distancia no existen paréntesis en una relación salvo que
su continuidad esté en duda. Por eso siempre digo que si la pareja fuese
un órgano del cuerpo sería el corazón. Ese órgano que siempre está tra-
bajando, ese músculo que siempre está bombeando sangre, ese órgano
que siempre está dando y recibiendo. Todo el tiempo. Sin parar. A una
relación de pareja le sucede como a una planta o como a un hijo. No se
puede decir «ahora en estos meses te dejo de regar» o «ahora voy a estar
un tiempo sin darte de comer». Hay que cuidarla cada día, también en
la distancia.
La única diferencia es que en esta situación tan excepcional hay que cul-
tivar esos vínculos diariamente con las fórmulas que tenemos a nuestro
alcance, como son las llamadas, los mensajes, las videollamadas, los mo-
mentos compartidos... En realidad si uno se para a pensarlo, la crisis gene-
rada por la amenaza del coronavirus tiene que ver con la restricción de las
libertades individuales en pro del cuidado de los demás. Y eso también
tiene un cierto paralelismo con la pareja. Uno sale del «yo» para crear un
«nosotros» y eso puede pasar por «vivir juntos» o por «vivir separados».
Pero lo que es importante es que el sentimiento de «nosotros» acompañe
a una persona aunque su pareja no esté físicamente con ella. Conviene
alimentar a diario esa sensación de pertenencia a un «nosotros» porque si
lo que alimentamos es un «yo» más un «tú» esa relación es frágil y peligra
117
su estabilidad, sobre todo en un contexto como este.
Y cuando no hay certezas sobre cuándo se volverá a la normalidad,
¿cómo se gestiona la ansiedad que puede generar en la pareja la incer-
tidumbre?
Mucha gente está trabajando tanto desde el ámbito de la ciencia
como de la salud para dar las respuestas necesarias, pero aún no sabe-
mos cuándo se encontrará un fármaco o una vacuna que ayude a nor-
malizar la situación. Lo que debemos hacer es ir tomando la información
con cuentagotas y guiarnos por los plazos que las autoridades sanitarias
van dictaminando. Esos plazos son, digamos, la realidad. El resto de los
plazos que aventuremos o que imaginemos nos llevaría a guiarnos por la
fantasía.
Y además de basarnos en la realidad y no en las conjeturas debemos
ser conscientes de que la restricción de las libertades individuales se debe
a la necesidad de evitar el contagio y cuidar algo mucho más grande que
es la salud de los más vulnerables y nuestra propia salud.
Y esta necesidad de autoprotección también tiene un paralelismo con
la pareja porque cuando uno se quiere a sí mismo está cuidando del otro.
Desde al ámbito de la pareja, para lidiar con este tiempo incierto es im-
portante que ambos miren en la misma dirección y que piensen en su sue-
ño compartido, pues ese sueño volverá. Pero al mismo tiempo tendrán
que vivir la relación en el momento presente, aunque su pareja no esté
físicamente con ellos. No siempre es necesario ver físicamente a alguien
para sentir que lo tenemos cerca.
118
El confinamiento afecta
Los expertos alertan que a los más pequeños la situación les está
causando estrés agudo
Cristina Sáez
18/04/2020 06:00 | Actualizado a 24/04/2020 12:09
A Màlia, de tres años, desde hace algunos días sus padres le han notado
que tiene un tic nervioso en el ojo y parpadea sin cesar; y se enfada mu-
cho y está irritable, lo que es poco habitual en ella. Algo parecido le ocurre
a Lila, que acaba de cumplir seis en pleno confinamiento; pasa de estar
muy excitada y alegre a la tristeza más profunda; echa de menos a sus
amigos, ir al cole, a su maestra. Martí, de cuatro, de repente tiene miedo
de todo y no se atreve ni a ir al baño solo. Joana ha comenzado a tener
pesadillas y encadena rabietas por las cosas más tontas; y Petra, que hace
casi dos años que dejó el pañal, ha vuelto a hacerse pis encima.
El confinamiento está pasando factura a la salud de los niños, sobre
todo de los más pequeños. “Están sufriendo una cantidad de estrés
anormal que tendremos que ayudarles a mitigar si no queremos que en-
fermen”, advierte la psicóloga Alicia Álvarez, directora asistencial de la
Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de la Universidad Autónoma de Bar-
celona (UTCCB).
Los niños, como muchos adultos, llevan confinados ya mes y medio,
una situación excepcional como respuesta a la pandemia de la Covid-19
que podría alargarse más, hasta mayo, y que está afectando a todas las
áreas clave del neurodesarrollo de la primera infancia (hasta los 7 años):
desde el movimiento, a las relaciones sociales, el juego o el aprendizaje.
119
Juno, de tres años, lleva 35 días sin salir de casa. (David Martinez Pastor)
“El hecho de no poder estar en contacto con sus iguales, ni con sus pro-
fesores, que en esta edad son figuras de referencia importantísima; de no
poder salir al parque a correr y a jugar; sumado a no entender qué pasa,
al miedo, y a las condiciones que vean en casa, con padres que pueden
haber perdido su trabajo o con abuelos enfermos, les genera ansiedad,
frustración, estrés, que no saben elaborar porque no tienen aún las he-
rramientas emocionales necesarias para ello”, considera Lluís Díaz, psi-
cólogo sanitario del Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil de Gracia
(CSMIJ) gestionado por la Fundació Eulàlia Torras de Beà.
Cuanto más larga sea la cuarentena, el riesgo de que acabe teniendo
un impacto en la salud psicológica de los niños a largo plazo será mayor,
alertan los expertos. “Aunque no hay evidencia científica de cómo puede
afectarles el confinamiento, porque es una situación nueva, se dan facto-
res que sabemos pueden aumentar el riesgo de estrés y ansiedad”, señala
Maria Elias, psicóloga clínica de la Unidad de Atención Precoz y Unidad de
Autismo del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.
Y a esto, y con mucha precaución, Álvarez, de la UTCCB, añade que
estudios previos sobre el impacto del aislamiento en pandemias previas
y tras desastres naturales o grandes catástrofes, la mayoría realizados en
adultos, arrojan que “hay una ratio cuatro veces más alta de estrés pos-
traumático en niños en cuarentena que en niños que no han estado en
esta situación”.
120
Petra, de tres años, se pasa el día haciendo manualidades con sus pa-
dres y juegos. Las primeras semanas estaba bien, pero ahora ya comienza
a estar irritable y a pedir salir de casa cada vez que sacan a pasear a la
perra. (Rubén Cruz)
Esta psicóloga, especialista en primera infancia, explica que el estrés
postraumático es un trastorno psiquiátrico grave que necesita interven-
ción medicalizada y que solo se puede diagnosticar cuatro meses después
de la exposición al evento en cuestión que haya causado el impacto. Has-
ta llegar a ese diagnóstico, si se llega, lo que podemos padecer es estrés
agudo.
“Muchas de las reacciones que estamos viendo ahora en los niños son
fruto de ese estrés agudo, como desajustes emocionales, que les cueste
más dormir, tics nerviosos, miedos, irritabilidad, regresiones como hacer-
se pis encima o no querer comer solos”, dice Álvarez, para quien es crucial
que desde las familias se trabajen esos síntomas “para tratar de evitar
que vayan a más. Tenemos que hacer todo lo posible para que ni ellos ni
nosotros enfermemos”.
Para ello, aconsejan los expertos, hay que hablar con los hijos de los
miedos que tengan, de la tristeza que sienten de no poder abrazar a sus
amigos, desde la empatía, aportándoles tranquilidad y sobre todo espe-
ranza; explicándoles que volverán a jugar con sus amigos, ir al colegio,
ver a sus abuelos. También, ofrecerles actividades de descarga emocional,
como espacio para correr y saltar; estructurar sus días con unas rutinas,
esenciales para darles seguridad. Y, sobre todo, darles mucho afecto me-
diante contacto físico, besos y abrazos.
Como ocurre también con los adultos, no todos los pequeños están
viviendo el confinamiento igual. La edad es un factor importante, hasta
los dos años aproximadamente, si los padres están bien, los niños están
bien. A partir de entonces “depende mucho del propio niño, de su capa-
cidad de resiliencia, y también de cómo gestione la familia la angustia y la
incertidumbre, de cara a aportarle un entorno seguro y estabilidad”, afir-
ma Núria Beà, pediatra del Centro de desarrollo infantil y atención precoz
(CDIAP) de Gràcia, de la Fundación Eulàlia Torras de Beà.
“Todas las experiencias que vivimos modifican la estructura cerebral,
toda la vida, y tienen repercusiones en nuestra salud mental a largo pla-
zo”, señala Beà, que prosigue que “es importante el acompañamiento que
121
hagamos ahora de los niños y también una vez acabe el confinamiento,
para ayudarles a digerir qué ha pasado. Seguramente, recordaremos este
periodo, pero no necesariamente de forma que pueda lesionarnos la vida.
Si la gente logró sobrevivir a los campos de concentración y llevar una vida
plena y saludable, no hay por qué dudar que los niños también lo harán”.
Habrá qué ver qué pasará ahora que muchos padres deben volver a tra-
bajar mientras los colegios continúan cerrados, qué situaciones se gene-
rarán y qué impacto seguirán teniendo en los niños. Para Bas, “esta crisis
se ha planteado desde una mirada capitalista y adulcentrista”.
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Uno de cada cinco niños tenía sínto-
mas depresivos y de ansiedad tras un
mes de confinamiento en China
El 26% de los escolares de la ciudad de Wuhan
mostraba signos de depresión
Javier Salas
24 abr 2020 - 17:52 CEST
124
que manifestaban ansiedad social, miedo al ridículo, muy apegados a sus
padres y madres, y “que ahora están mejor que nunca”. “Para muchos
preadolescentes esta situación es un sueño cumplido; puede haber niños
que estén mejor”, asegura Díez. Por otro lado, habrá niños con tendencias
obsesivas que estarán peor y que lo pasarán mal, con muchos problemas,
al desconfinarse: “Tendrán comportamientos evitativos, cómo van a tocar
el botón de un ascensor que puede estar contaminado y cosas así”, ase-
gura la psiquiatra.
Uno de los aspectos llamativos del estudio tiene que ver con la relación
entre estos síntomas y el optimismo de los chavales y su temor a conta-
giarse. “Los que no eran optimistas acerca de la epidemia, en compara-
ción con los que eran bastante optimistas, tenían puntuaciones significati-
vamente más altas, con un mayor riesgo de síntomas depresivos”, señala
el estudio. El 21% de los optimistas tenían estos síntomas, frente al 38%
de los nada optimistas. “No sabemos qué fue antes si el huevo o la gallina:
si es que presentan síntomas, entre los cuales aparece el pesimismo o si
eran pesimistas antes, con afectividad negativa y esta situación ha propi-
ciado los síntomas”, indica la experta.
El 27,7% de los escolares de Hubei con más temor a contagiarse pre-
sentaba síntomas depresivos, frente al 16,6% que no tenía ese miedo.
“Muchos colegas pediatras relatan casos de niños con dificultades para
conciliar el sueño como reflejo de esta situación. Algunos niños muestran
inquietud y miedo a salir, ansiedad por evitación de peligro, por el virus,
por si les regaña la policía, etc”, explica Díez.
125
126
Efectos colaterales de la demanda de más horas
escolares de pantalla
(León Trahtemberg)
Uno de los argumentos que usan algunos padres de familia para sos-
tener la menor valía de la educación virtual respecto a la presencial es el
menor número de horas de conexión directa de los alumnos a los profe-
sores vía pantallas. Suponen que solamente si los alumnos están conecta-
dos tantas horas como las que tendrían de clases presenciales habría tal
equivalencia.
Más allá de la errada idea de que una clase virtual debe equivaler a
una presencial pero hecha a distancia, que a todas luces desconoce que
el contexto espacial y humano escolar presencial no es equivalente al
virtual en el hogar, y que cada una supone estímulos, configuraciones,
metodologías y demandas de habilidades diferentes en campos como la
concentración, distractibilidad, autonomía, resiliencia, liderazgo, trabajo
en equipo, elección de recursos para resolver problemas, pensamiento
crítico, etc., hay otras dimensiones de la salud mental y física que no se
están considerando.
Diversos estudios sobre la sobreexposición de niños a las pantallas (TV,
computadoras, tabletas o celulares) muestra que a menor edad el efecto
nocivo es mayor, a tal punto de se sugiere que niños de 0 a 2 años no ten-
gan ninguna exposición y de 3 a 5 años, no más de una hora acompañados
de sus padres para asegurar que acceden a estímulos educativos. Con ni-
ños mayores no debería pasar de 2 a 3 horas diarias.
Por un lado, desde el punto de vista físico, la exposición continua a la
pantalla daña la vista y genera daños al cuello, columna y caderas causa-
das por las posturas rígidas y contra-natura que se exigen de los niños al
estar sentados frente a las pantallas. La falta de circulación de oxígeno y
sangre, la rigidez muscular, la usual falta de mobiliario ergonómico, la exi-
gencia de una estresante postura de inamovilidad para prestar atención,
causan daños físicos. Agreguemos a eso la obesidad causada por el consu-
127
mo de alimentos mientras trabajan en la pantalla, que suele ser excesivo
porque no están regulados por los hábitos y dosis comunes comparadas
con los que se consumen cuando hay una hora de refrigerio o almuerzo
programado.
A eso se suma el efecto tóxico al desarrollo neurológico para niños en
pleno desarrollo cerebral de una sobre exposición a estímulos visuales y
auditivos que sobre excitan el cerebro así como la inyección continua de
dopamina, que afecta su tolerancia a la espera y exacerba la búsqueda
de nuevos estímulos audiovisuales para concentrarse, reduciendo el es-
pectro de opciones de aprendizaje. Al reducir su actividad física libre y
expansiva, limitan su capacidad de juego real, exploración, manipulación
de objetos concretos y limitan la imaginación, ya que el uso de imágenes
prefabricadas por el “software educativo” los hace retornar a esas mismas
imágenes cada vez que tienen que ejercer libremente su imaginación. Es
decir, imaginan lo que imaginó el autor del software o video. En suma, en
lugar de abrir el cerebro lo cierran.
Sumen a eso el estrés de estar sentados conminados a prestar aten-
ción en formas inusuales, la falta de actividad física, el propio estrés de
la situación escolar asocial sin tener presente “en vivo” al profesor y los
compañeros con cuya interacción de manera natural aprenden mejor, y si
fuera el caso, la presión que ejercen los padres en casa para que “preste
atención y cumpla las consignas y exigencias del profesor”, con lo que
tienen ustedes el cuadro completo.
Por eso la educación a distancia virtual de los centros pre escolares y
colegios tiene una serie de posibilidades de estimulación del aprendizaje
de los niños que los profesores competentes son capaces de organizar y
proveer a distancia (de lo que ya me he ocupado en columnas anteriores),
que además debidamente aprovechadas por los padres puede servirles
de inspiración y orientación para que luego ellos estimulen a sus hijos -en
ausencia de los profesores-, pero a la vez tiene una serie de limitaciones
que pueden afectar la salud física y mental de los niños que requieren un
adecuado balance y dosificación.
Por eso es recomendable que la educación a distancia NO tenga a los
alumnos conectados todo el día con los profesores, que esta conexión sea
intermitente, y que la extensión de cada sesión con la interrupción que
media entre ellas también sea dosificada. En el caso de niños menores,
128
más de 20 a 30 minutos efectivos 2 veces al día mediadas por actividades
lúdicas, exploratorias, libres es lo que tiene más sentido. Así mismo, la
presencia del papá o la mamá acompañándolos tiene un efecto positivo
no solo para darle a los niños la seguridad y comodidad para dicha cone-
xión, sino para que los padres entiendan el sentido del quehacer escolar
y puedan luego replicarlo mil veces en su vínculo cotidiano con sus hijos.
El hecho que los padres tengan que acompañar a sus hijos menores
para que saquen provecho de su vida preescolar o escolar no debería ser
sentido como una carga desgastante sino como una oportunidad para de-
sarrollar una cultura de crianza que por sus propios medios muchas veces
no logran y que después lamentan, porque no saben cómo poner límites a
sus hijos, cómo motivarlos, cómo ayudarlos a resolver sus conflictos, qué
tipo de juegos jugar con ellos, cómo escoger el software educativo que
ponen a su disposición, etc.
En el caso de los alumnos mayores, su capacidad de mantener una co-
nexión más extensa con los profesores pero igualmente mediada por es-
pacios de descanso, movimiento y trabajo autónomo, el trabajo en equipo
a distancia, su organización de rutinas y horarios para cumplir sus res-
ponsabilidades, su resiliencia al estrés, su alimentación adecuada y sueño
cómodo al menos 8 horas en la noche, su comunicación cordial durante
el día, etc. todos ellos serán indicadores de que está pudiendo lidiar ade-
cuadamente con la educación a distancia y el aislamiento social, que son
aprendizajes que les serán relevantes para toda su vida.
De modo que seguir pensando que la clase virtual a distancia debe ser
un equivalente a la clase presencial pero realizada desde casa, ya que solo
así se garantiza que los alumnos aprendan lo que deben aprender en el
respectivo grado, resulta una visión bastante poco sólida desde el punto
de vista de lo que aporta la neurociencia, pedagogía y psicología al enten-
dimiento del aprendizaje de los niños y jóvenes durante su vida escolar.
educacionenred.pe
129
130
Como gestionar las emociones
*Sentir está bien siempre, sea lo que sea. Incluso esas emociones que
están tan mal vistas (envidia, miedo, enfado…)
La emoción pertenece a tu experiencia como ser humano.
Sé comprensivo. Conecta.
Pocas cosas pueden solucionarse si antes no se ha generado una cone-
138
xión y cercanía. Ponlo en tus prioridades.
Pregunta qué ocurre, cómo puedes ayudar, cómo podéis solucionarlo.
Escucha lo que tiene que decirte con respeto y atención, dejando que
hable y se desahogue si es lo que necesita, permitiéndole llorar... Mues-
tra tu amor ofreciéndole un abrazo (y si lo quiere dale uno bien largo), o
quizás simplemente respetando su tiempo y espacio hasta que se sienta
preparado para hablar, con una caricia, una mirada cómplice, quedándote
simplemente a su lado…
Si el niño es muy pequeño además puedes ayudarle a contar la historia
de lo que le ocurre poniendo tú las palabras. “Creo que te asustaste por
eso que viste en la tele hace un rato. Te dio miedo ver a niño llorando”.
En seguida te darás cuenta de si has acertado por su expresión, y po-
nerlo en palabras le ayudará a integrarlo mejor.
También puedes ir haciéndole preguntas que le ayuden a contar lo que
le pasó para ir guiándole en el proceso.
..............................
Ana Isabel Fraga
Coach
Experta en inteligencia emocional por la UNIR.
Educadora Certificada de padres y aula por la Positive Discipline Association.
Consultora Motivacional (Encouragament Consultant).
Formada en Estrategias de Resolución Constructiva de Conflictos en el Aula
por la Asociación Educar para el Desarrollo Humano.
Formada en Neurociencias y Liderazgo (Neuroliderazgo) - Bases de la Neurosi-
coeducación aplicadas a la educación por la Asociación Educar para el Desarrollo
Humano.
Escritora de literatura infantil y juvenil. Directora de la colección de cuentos
“Niños Poderosos” de Mandala Ediciones.
Miembro fundador de la Asociación Disciplina Positiva España.
www.anaisabelfraga.com
140
El abuso sexual y el maltrato a los niños en el
confinamiento
141
para maltratar a sus hijos, no habrá testigos de sus acciones, todo quedara
encerrado entre las cuatro paredes de su casa, paredes que serán testigos
silenciosos de su dolor , no habrá quien pueda ver el efecto del descontrol
de sus agresores, las heridas físicas cicatrizarán antes de que haya testi-
gos de su sufrimiento, de su aflicción, antes de que puedan salir a la calle
y alguien pueda ver esas señales que marcan parte de su dolor.
Con el confinamiento no hay escapatoria, como me dicen las niñas y
niños con los que he trabajado víctimas de abusos sexuales y malos tratos
Algunos ejemplos de lo que me dicen :
.- “yo soy así de pequeña (mostrándolo con sus manitas) y él es muy
grande, ¿qué puedo hacer ?, ¿cómo voy a decirle que no?
.- no puedo sujetarle, tengo la mano pequeña, no soy fuerte, solo ten-
go que quedarme muy quietita para que termine rápido”.
.- “Si soy buena, me porto bien, estoy quieta y hago lo que me dice no
me hace tanto daño “
.- , ”mejor no grito ni nada, porque es peor, mejor hago lo que me dice
asi termina pronto y duele menos”
.- , “antes pegaba , gritaba y hacia daño a mamá, ahora me pega me
grita y me hace daño a mi “
.- “si grito, lloro o protesto se enfada mas, así que mejor me quedo
calladita”
.- si lloro o grito me tapa la boca con una almohada o me mete el puño
en la boca, mejor me callo y aguanto .
Estas son algunas de las frases que me han contado varias niñas y ni-
ños a lo largo de su terapia, de algunas de las cosas que han tenido que
soportar en sus casas .
Cuando los menores abusados tienen colegio, los profesores pueden
detectar los malos tratos e incluso los abusos sexuales, por lo que los mal-
tratadores cuidan mucho de no dejar marcas o huellas de sus acciones, lo
que hace que se controlen hasta cierto punto, pero en estos momentos
con el confinamiento los menores no salen de la casa, y sus abusadores
saben que pueden campar a sus anchas, no hay testigos de sus acciones y
las heridas cicatrizaran antes de que podamos salir de la casa, el silencio
y el confinamiento son sus aliados.
La prohibición de hablar, de gritar, de llorar y sobretodo el aprender
a aguantar y hacer lo que les dicen, es el día a día de la mayoría de los
142
menores maltratados, tratando de complacer a su agresor, para que no les
ocurra cosas peores, para que no les haga más daño.
Se hace difícil pensar que en este momento y en esta sociedad los me-
nores aun sufren en silencio malos tratos, humillaciones, vejaciones e in-
cluso abusos sexuales de distinta gravedad, se hace difícil pensar que en
una sociedad supuestamente civilizada siga ocurriendo esto, cuando en
teoría prima el bien superior del menor, pero la realidad es que cientos
de niños y niñas siguen sufriendo malos tratos y abusos sexuales en nues-
tro país.
Con el cese de los colegios por el coronavirus y la prohibición de salir a
la calle los malos tratos se agravan, los menores se quedan en casa con
uno de sus progenitores, uno de los padres, que no estará precisamente
relajado ni tranquilo debido a la situación, no son vacaciones, no son
fiestas, NO , es un confinamiento en casa, 24 horas sin derecho a salir, a
pasear o acceder a un sitio de ocio, encerrados entre cuatro paredes toda
la familia, con el estrés, y las tensiones que eso puede provocar.
A la frustración de no poder salir a la calle o incluso al trabajo, se le
añade la inquietud de los menores de estar encerrados, el tener que
ayudarles en la tarea de darles clase, los nervios que perdemos en ello,
los temores de los padres que se van despertando con la enfermedad,
el miedo al contagio, a perder economía, perder el trabajo ,la salud, a
perder a un ser querido, pero sobretodo miedo a la muerte, todo ello nos
lleva a una amalgama de emociones que no siempre sabemos o podemos
controlar.
El sentirse desbordado por la situación hace que mucha gente pierda
los nervios y los malos tratos en todas sus formas, insultos, gritos, humilla-
ciones, vejaciones, golpes, y abusos salen más a la luz , y la frustración
de los adultos la pagan la mayoría de las veces los menores.
Los Maltratadores en general no son conocidos por saber manejar sus
emociones, la paciencia y el control no suele ser una de sus virtudes, y
el confinamiento en casa, unido a los temores y frustraciones hacen que
descarguen toda su ira y malestar contra sus hijos, haciéndoles en muchas
ocasiones responsables de su perdida de control.
Los niños que son maltratados en su vida cotidiana sufren mas maltrato
con el confinamiento , abusos físicos, emocionales y sexuales tienen en
este tiempo de confinamiento mas dureza y crueldad, no hay donde esca-
par, ni donde esconderse, no tienen a quien pedir ayuda, no tienen quien
escuche su voz, ni su llanto , no hay quien vea sus heridas, no hay una
válvula de escape, la indefensión de los menores con el confinamiento es
143
mas dura y silenciosa que de normal, esta escondida tras el aislamiento.
Por ello es importante la ayuda de vecinos y maestros, seria impor-
tante que si tenemos sospechas de que un menor pueda ser maltratado
en cualquiera de sus formas pongamos en conocimiento de los servicios
sociales o la policía lo que hemos escuchado y visto , y así ellos pueden
intervenir para investigar si hay malos tratos o abusos hacia esos menores
También hago un llamamiento a los maestros y profesores, que hagan
un seguimiento a los menores,a través de sus clases, dependiendo de la
edad que les hagan preguntas abiertas para saber cómo están pasando el
confinamiento.
A los mas mayores se les puede pedir una redacción de lo que mas les
gusta del confinamiento y lo que les haces sentir mal, a los mas pequeños
se les puede preguntar directamente, como están con papa, con mama ,
y con los hermanos, y si hay algo que les preocupa y les hace sentir mal,
observando no solo lo que contestan sino también como lo contestan, asi
pueden descargar sus emociones y darnos una idea de como están con el
confinamiento y si vemos algo sospechoso ponerlo en conocimiento de
los servicios sociales o la policía.
Es un momento para reflexionar y poner la atención en todos esos ni-
ños y niñas que están viviendo momentos difíciles dentro de sus hogares,
y de extremar las precauciones y la atención.
......................
MARGARITA GARCÍA MARQUÉS
Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca. Formada en Psicoa-
nálisis, Terapia Gestalt, S.A.T., Bioenergética Evolutiva, Terapia Familiar Sistémica,
Rebirthing, Hipnosis Clínica Reparadora, Naturopatía y Masaje Terapéutico.
Directora de Centro Hara de Terapias Psicocorporales. Invitada y ponente ha-
bitual en presentaciones, foros y congresos institucionales relacionados con la
infancia. Psicóloga de referencia en casos de abuso sexual infantil para informati-
vos y programas de televisión, radio y prensa públicas y privadas. Autora del libro
STOP ABUSOS.
Fundadora de ASPASI, Asociación para la Sanación y Prevención de los Abusos
Sexuales en la Infancia.
centrohara.es
aspasi.org
144
Autistas, los grandes olvidados
146
Carolina Parra, presidenta de la Asociación de profesionales EDAU
Por su parte Carolina Parra, es presidenta de la Asociación de profesio-
nales EDAU y directora del centro educativo con el mismo nombre. Está
en casa sin poder hacer nada por ellos más que asesorar telefónicamente a
los padres sobre cómo afrontar estos días.
Asegura que el confinamiento no está siendo igual para todos y que
las familias de estos chicos y chicas están enfrentándose a un reto aña-
dido: “Durante estas semanas, la ministra de Educación, Isabel Celaá, ha
comparecido en diversas ocasiones refiriéndose a las dificultades que está
planteando esta situación en el proceso de escolarización de los alumnos
y la creciente preocupación sobre las condiciones en las que nos encon-
traremos al retomar el curso tras el confinamiento. La gran mayoría de
centros educativos han adaptado sus clases a un formato digital que
permite dar una relativa continuidad al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Nuestra ministra asegura que el curso no se da por finalizado y que sólo un
12% del alumnado está mostrando dificultades para adaptarse a estas
circunstancias. Insta a las comunidades a que se identifique a estos alum-
nos, asociando su problemática a otras previas, colmo el nivel socio-eco-
nómico, limitaciones en el acceso a internet o a herramientas tecnológicas
adecuadas (ordenador, tablet, móvil…). En ningún momento hay mención
alguna sobre el alumnado con grandes necesidades de apoyo, alumnos cu-
yas características no son compatibles con una intervención a distancia”.
“En ningún momento hay mención alguna sobre el alumnado con gran-
des necesidades de apoyo”
Para ellos las notas no son lo importante y es casi imposible mantener-
los sentados frente a un ordenador. Carolina Parra añade: “Estos chicos/
as vieron interrumpidas sus rutinas de un día para otro, se paralizaron
las clases y con ellas la intervención en comunicación, autorregulación,
autonomía, habilidades adaptativas … Es evidente, que la carga curricular
no es un elemento clave en nuestra intervención. Sí lo es el apoyo que
necesitan para mantener una estabilidad emocional y habilidades ge-
neralizadas que les permitan disfrutar de una vida plena y con la mayor
autonomía posible. Es por ello que el impacto del confinamiento genera en
este perfil de alumnado, consecuencias graves que afectan y afectarán a su
día a día y sobre todo en su evolución”.
147
Como afirma Remedios Barco, se sienten invisibles para la Adminis-
tración, como si no existiesen. Nadie se ha parado a abordar esta situación
que están viviendo: “Nos genera una gran preocupación, tanto a profesio-
nales como a familias, que no haya ningún tipo de mención sobre nues-
tros chicos/as. Los que vivimos de cerca esta realidad sabemos bien que
los periodos de inactividad suponen un sobre-esfuerzo para todos. En
nuestra entidad sólo se paralizan las actividades en agosto, pero el verano
es totalmente diferente. Se baja el nivel de exigencia de forma progresiva;
hemos tenido un curso completo para afianzar los objetivos propuestos y
que puedan extrapolarse al entorno del hogar, hay una gran variedad de
ocio productivo al que pueden optar, una anticipación accesible, etc.”.
“Lo que no podemos asumir es que no se cuente con ellos”
Tanto Remedios como Carolina entienden que la salud es lo primero,
pero también está en juego la salud mental de los chicos con autismo, por
eso piden que se priorice su vuelta a las aulas en cuento sea posible:
“Somos conscientes de la necesidad de priorizar la salud, de aceptar y
adaptarse a esta nueva circunstancia. Lo que no podemos asumir es que no
se cuente con ellos, que no haya una mención al alumnado más vulnerable
y que no se promuevan medidas que minimicen la repercusión que
está teniendo el estado de emergencia en personas con grandes necesi-
dades de apoyo.
Es por ello que solicitamos a nuestros gobernantes que no se olviden de
ellos, que se les priorice cuando sea posible la reincorporación al sistema
educativo para retomar cuanto antes una intervención que para ellos es
esencial y va más allá de contenidos curriculares, pruebas de evaluación
o titulaciones. Teniendo en cuenta además que generalmente se encuen-
tran en centros de educación especial o aulas específicas (cuyas ratios no
exceden los 8 alumnos)”.
Carolina Parra pone de manifiesto que esta situación está demostrando
lo necesario de estos centros: “ Hace ya tiempo que se plantea la idea
de cerrar los centros de educación especial, con la justificación de una
inclusión mal entendida. En situaciones como ésta, queda patente que
generalizar no es inclusivo y nunca lo será. Y así, una vez más, los grandes
olvidados siguen siendo los mismos”.
148
AUTISMO Y CORONAVIRUS:
149
bre la pandemia. Los mensajes llegan todo el día en la radio, la televisión,
pero también en las redes sociales. Muchas de esas noticias son sobre
todo negativas (las agencias de noticias informan todos los días sobre la
cantidad de casos nuevos y muertes, pero no siempre sobre cuántas per-
sonas se han curado). También hay muchas noticias falsas circulando. Si es
posible, limita la información sobre la pandemia a uno o dos momentos,
preferiblemente fijos, por día. Mirad televisión y escuchad la radio juntos.
Y, sobre todo, intentad dar contexto a todas esas noticias, para que las
personas con TEA obtengan una imagen matizada y aprendan que todavía
hay muchas cosas que van bien en el mundo.
Si eres una persona con autismo: planifica cuándo accederás a la infor-
mación para que no estar enfrentándote constantemente con ella. Elije
una o dos veces al día para lidiar con las actualizaciones de noticias so-
bre la crisis de Coronavirus. Desactiva las notificaciones automáticas de tu
smartphone para no recibir información todo el tiempo y en momentos
impredecibles. Toma el control de la información que te llega y determi-
na cuándo, dónde y cuánta información deseas recibir.
Pregunta a horas regulares (por ejemplo, una vez al día) las personas
con autismo qué preguntas tienen y respondeles adecuando la respuesta
a su nivel de comprensión, pero no les des más información de la que
necesitan.
Dales una explicación breve y clara sobre el coronavirus y COVID-19.
Mi buena amiga Carol Gray ha escrito una historia social «Pandemias y el
Coronavirus» que puede ayudarte.
El Dr. Siobhan Timmins, médico, madre de una persona con TEA y tam-
bién amigo de Carol Gray, también ha elaborado un buen material Social
StoryTM «Aprendiendo sobre el Coronavirus» que puede usar con perso-
nas con autismo.
Usa un lenguaje neutral. Sustituye términos negativos como peligro-
so, mortal, catastrófico, terrible, etc. por otros positivos siempre que sea
posible. Por ejemplo, habla sobre lo que pueden a hacer para mantenerse
saludables en lugar de lo que van a hacer para no infectarse. Comenta
qué tipo de actividades todavía son posibles y no solo lo que ya no está
permitido.
Contrarresta todas las malas noticias que nos inundan en estos días.
Cada noche, identifica 3 cosas que fueron positivas o buenas ese día.
150
Con algunos ejemplos sería suficiente. El sol brillaba. Los pájaros cantan
porque es casi primavera. La sopa estaba sabrosa. Si tienes un familiar
con TEA, participad toda la familia. No importa la edad, pensar conscien-
temente en las cosas positivas y compartirlas todos los días es la mejor
vacuna contra el «virus de las malas noticias». Y también es una forma de
presionar el botón de contexto, porque coloca las noticias desagradables
en un contexto más amplio donde también ocurren cosas divertidas y po-
sitivas.
Si se preocupa, programa un horario de preocupación y planifica su
día para asegurarte de que las actividades lo distraigan la mayor parte del
día. También es mejor organizar momentos de preocupación y momentos
para relajarse y distraer la atención (consulte también los consejos para
el tiempo libre).
Protégete a ti mismo y a los demás
Enseña a las personas con TEA las acciones necesarias para evitar la
contaminación: lavarse las manos regularmente, mantenerse a distancia,
estornudar y toser en el codo. Todas estas instrucciones pueden ser aptas
para el autismo haciéndolas concretas y visuales.
La Organización Mundial de la Salud tiene muchos consejos en su sitio
web en un lenguaje bastante concreto y con muchas imágenes. En Inter-
net encontrará videos de instrucciones para lavarse las manos, como este
del John Hopkins Medicine
Para la población infantil hay videos instructivos divertidos para lavarse
las manos como «Cómo lavarse las manos» del NHS o para enseñar toser
y estornudar de manera adecuada.
Algunas personas con TEA prefieren la información lógica y científica.
Es más fácil convencerlos de que aprendan nuevos comportamientos con
hechos científicos que con argumentos emocionales (como ‘estamos pre-
ocupados por su salud”). Para estas personas, hay un video de Mythbus-
ters que explica por qué deberíamos estornudar en el codo .
Las instrucciones estándar pueden ser demasiado vagas, demasiado
abstractas o demasiado confusas para ciertas personas con autismo. In-
tenta comunicarte de la manera más concreta posible y plantea todas
las medidas de forma clara, concreta, con planes paso a paso y apoyos
visuales. La Organización Mundial de la Salud tiene una hoja de ruta vi-
sual para lavarse las manos. Para algunas personas, estas instrucciones
151
visuales pueden no resultar lo suficientemente concretas. Por ejemplo,
puede ser necesario usar una indicación de tiempo determinada (contar
hasta 20) o un temporizador para indicar cuánto tiempo deben lavarse las
manos.
Organice el océano de tiempo libre que ahora está sur-
giendo.
Las personas con autismo prefieren las actividades bien organizadas y
estructuradas. El tiempo vacío y demasiado tiempo libre no organizado
son un tormento para muchas personas con autismo.
Los centros educativos se han cerrado y la estructura y rutinas de cada
día se pierden para muchas personas con TEA, ya no es posible ir a ningún
lado (al zoológico, cine, museo, restaurante …). Como resultado, hay mu-
cho tiempo que amenaza con no tener ocupación clara, al menos no de
una manera predecible y estructurada. A algunas personas con TEA no les
importa, porque pueden jugar durante horas o participar en los atracones
de Netflix. Pero esa no es una buena idea. No solo existe el riesgo de adic-
ción, también existe el riesgo de un mayor estrechamiento del mundo,
que ya se está volviendo más limitado por las medidas de bloqueo.
Algunos consejos:
Presta apoyo en estos tiempos de incertidumbre manteniendo tantas
rutinas diarias como sea posible. Estos islotes de previsibilidad se necesi-
tan ahora más que nunca.
Crea y usa un horario diario para las personas con TEA. Dales una des-
cripción general de lo que va a suceder, tan concreta y visual como sea
posible. Intenta proporcionar previsibilidad pero permite también tiempo
para la variación. Y, si la persona puede manejarlo, asegurate de ofrecer
opciones. De esta manera, sabrá cuándo se le permite elegir una actividad
y cuándo no.
Pregunta en la escuela si hay opciones para realizar tareas escolares a
distancia. Solicita que ofrezca estas tareas y actividades.
Si también tienes que quedarte en casa, comienza a enseñar a tu fami-
liar con TEA. Hay mucho que aprender y puede ser divertido. Y no tiene
porqué ser material académico. Este puede ser un buen momento mo-
mento para enseñarle a hacer pizza, clasificar la ropa, arreglar algo en
casa. Elige cosas que tengan resultados inmediatos y que sean diverti-
das.
152
También es un buen momento para que tu familiar con TEA pueda
enseñarte algo, por ejemplo sobre juegos o redes sociales. ¡Puedes
aprender mucho de tu familiar con TEA!
El Coronavirus crea mucha ansiedad y estrés. Es un buen momento
para comenzar con el yoga o alguna otra forma de relajación. No es ne-
cesario salir, hay muchas aplicaciones para yoga y relajación y en Youtube
encontrarás cientos de videos para enseñar yoga, mindfulness u otras for-
mas de relajación.
Sigue haciendo ejercicio. Hay muchas formas y tutoriales que enseñan
a hacer ejercicio durante media hora al día en casa, no solo es bueno para
nuestra salud física sino también para nuestro bienestar emocional.
La mejor manera de ser feliz es hacer felices a los demás. Las medidas
actuales dan como resultado que a muchas personas mayores ya no se les
permita tener contacto con otras personas que no sean sus cuidadores.
Es probable se sientan solos. Haz bonitas tarjetas con tu familiar con TEA
para las personas mayores y las personas que están en el hospital. Si no les
gusta dibujar, pídeles que hagan un video divertido que puedan compar-
tir a través de Whatsapp o Facebook. O cread una lista de reproducción
«sentirse bien» en Spotify para familiares, amigos y vecinos. Ofrece a las
personas con TEA la sensación de que pueden hacer del mundo un lugar
mejor en estos tiempos de crisis y que pueden marcar la diferencia. Y al
mismo tiempo, se ocupará mucho tiempo libre.
Si eres una persona con TEA que debes enfrentarte de forma repenti-
na a tene mucho tiempo libre, pregunta a familiares, amistades o en las
redes sociales qué puedes hacer para ayudar. Por ejemplo, es posible que
puedas enseñar a algunas personas a utilizar a Skype o Whatsapp, para
que puedan mantenerse en contacto con su familia. O si sabes mucho so-
bre un tema determinado puedes hacer un cuestionario y enviarlo a otras
personas. La demanda de actividades de ocio alternativas solo aumentará
en las próximas semanas y meses.
Estos son tiempos difíciles para toda la población, también para per-
sonas con autismo y sus familias. Pero nunca debemos desperdiciar una
buena crisis. Esta es una oportunidad para todos de ser más creativos e
idear otras formas para apoyar a las personas TEA y sus familias. Apoyé-
monos unos a otros y aprovechemos al máximo.
153
154
Por qué debemos decir “distanciamiento físico”
en vez de “distanciamiento social”
Harmeet Kaur
156
Dr. Ricardo Soto: “El coronavirus viene a poner
a prueba el estado vibracional de la humanidad”
........
Ricardo Soto, médico general de la Universidad de Chile, Master en
Gestión Pública de la Universidad Andrés Bello, discípulo del linaje de
tradición iniciática Kunli y fundador de Medicina Consciente está con-
vencido de que lo que estamos viviendo es la pandemia del miedo. Con él
conversamos sobre la necesidad de enfrentar con una mirada más cons-
ciente el Covid-19.
162
¿Cómo se entiende el coronavirus
Científicos sostienen que muchos de los virus que enferman a los hu-
manos suelen originarse de los animales, la pandemia de la gripe aviar
se originó en 1876 y exploto al mundo en 1997, provino de los pájaros y
pollos. El síndrome de inmuno deficiencia adquirida (VIH) se originó de los
chimpancés en 1986; el síndrome de coronavirus SARS (2002) vino de los
murciélagos; la pandemia de la gripe porcina (2009) provino de los cerdos
y el coronavirus COVID19 (2019) vino de los murciélagos y pangolines has-
ta infectar a los humanos. Para ello los portadores del virus deben reunir-
se en un mismo lugar, es ahí que la teoría de que el coronavirus se originó
en un mercado húmedo cobra sentido: el mercado de Wuhan en China.
La naturaleza sangrienta de este mercado abarrotado de personas y
animales salvajes programados para la matanza lo convierte en el culpa-
ble más probable. Es un Lugar húmedo, el tipo de lugar donde animales
vivos son carneados cruelmente para el consumo. En este lugar se mantie-
nen enjaulados a los animales por meses en condiciones terribles donde
están expuestos a excrementos, sangre y fluidos de otras especies, de ese
modo, un virus pasa de una especie a otra hasta infectar a los humanos.
El hecho de que animales vean como se matan a otros animales per-
manentemente, los procesos de crianza industrializada, la tortura y sufri-
miento al que son sometidos denota maltrato y crueldad. En quechua se
denomina Ñakaq.
En la tradición andina, no existe una ideología ecológica o ambientalista
desarrollada en el sentido occidental, pero sabemos que evitar el sufri-
163
miento de personas, animales y plantas, es decir, el respeto por la vida
en su totalidad es una garantía de vida para nosotros y las generaciones
venideras.
En el mundo indígena la crianza de animales para el consumo humano
debe ser digna y su posterior sacrificio debe realizarse de una manera que
provoque el menor sufrimiento posible, en otras palabras, se debe buscar
la forma más rápida y fácil para que el animal no sea torturado en este
proceso. No se trata de no matar animales, primero se debe dejar en paz a
la fauna silvestre y segundo se debe evitar la crueldad animal al momento
del sacrificio.
El ñakaq es un principio quechua inca que habla sobre lo que ocurre
cuando se quiebra el respeto por los animales, las plantas (kutipaq) y la
vida, esto es, cuando se les ocasiona sufrimiento extremo. Este principio
es muy importante porque cuando los animales son tratados con crueldad
y tortura sin fin, hasta provocarles la muerte, el ánima de estos animales
sufrientes, dicho de otro modo, su energía retorna a los victimarios, de
alguna forma “maldice”.
El ñakasqa es un reconocimiento de lo que ocurre cuando provocamos
sufrimiento mortal extremo especialmente en animales y la consecuen-
cia energética sobre los ejecutores, es provocar una reacción del ánima
de los animales sobre nuestra ánima, es decir, la transgresión retorna a
los victimarios y esto se traduce en enfermedad y calamidad, de esta for-
ma se puede explicar el origen del coronavirus desde la perspectiva andi-
no-amazónica
¿Cómo reparar el daño?
Primero se deben suspender las torturas a animales, la quema de bos-
ques primarios, plantas y espacios protegidos para establecer una convi-
vencia positiva con ellos. Se deben hacer trabajos de limpieza por la tierra
“Juchamikhuy” , técnicas de limpieza por el aire “Saminchacuy”, técnicas
de limpieza con el fuego “Ninamikhuy” y técnicas de limpieza por el agua
“Cochamikhuy”, también se pueden realizar despachos reparatorios, ca-
denas de oración y meditación, cantos, danzas y peregrinajes espirituales
por los caminos indígenas de inclusividad como el peregrinaje al Señor de
Ccoilluritty, Señor de Huanca, Taytay de los Temblores, Poderoso Cautivo
de Ayabaca, Señor de los Milagros, Cruz de Motupe y demás.
En la cosmovisión andino-amazónica existen especialistas, estos maes-
164
tros trabajan con los elementos ya sea en sus pueblos, a nivel regional,
nacional o internacional, deberíamos formar una red conjunta de trabajo
energético concreto. No es suficiente el buen pensamiento o la buena
intención, tiene que haber un trabajo de energía de base que lo sustente
y una acción correspondiente que repare el daño, esto es lo fundamental.
¿Son suficientes estos trabajos espirituales para revertir el daño?
No, y explicare por qué a continuación.
La cosmovisión andino-amazónica tiene un principio: la inclusividad. La
cultura occidental es excluyente, Vivimos en un permanente estado en el
cual queremos eliminar al adversario y esta actitud la repetimos con la
naturaleza, la percibimos como indestructible, arrasamos con todo, en el
mundo quemamos millones de hectáreas de bosques, inmensos territo-
rios en los que viven un sin número de animales, plantas, insectos y una
microbiología única, los animales mueren quemados vivos, al igual que las
plantas que también tienen sensibilidad. Quemamos y destruimos todo y
con esto cortamos la rama que nos sostiene y nos da soporte. La exclusión
es una enfermedad.
Esta inclusividad de la cosmovisión andina implica que hay un mundo
para todos, que todos con nuestras diferencias podemos tener un espacio
dentro de la vida y que los animales también tienen su propio lugar, esto
es, no tenemos que pelear con nosotros mismos ni con lo que nos rodea,
sino que podemos convivir sin eliminar la perspectiva del otro y a la vez
mejorar la propia.
Otro principio importante en el mundo indígena es el hecho de que no
se separa el sujeto del objeto. Munay (energía impulsadora que fluye des-
de el interior, reparadora y recíproca hacia uno, los otros y la naturaleza).
Llankay (poder de la acción consiente y liberadora proveniente del Munay
que repara, sincroniza y unifica a la persona (acción coherente) y la integra
en el todo). Yachay (conocimiento y entendimiento proveniente del Mu-
nay y Llankay que dirige y regula la vida humana y nos lleva a la sabiduría
y unidad); estas instancias se integran, dicho de otra manera, el proceso
interno y el proceso del trabajo en el mundo no están separados.
Necesitamos tomar conciencia de lo que estamos haciendo. Desde la
perspectiva indígena el trabajo espiritual se debe traducir en hechos con-
cretos, en árboles replantados, en asignar espacios concretos para una
convivencia con los otros seres vivos y la naturaleza, implica mejorar tu
165
conciencia y contribuir con la de los otros. Siempre lo interno se traduce
en aportes concretos a nivel externo.
Por ejemplo, entre los millones de habitantes del planeta, podríamos
hacer una red de voluntarios y comprar áreas de la amazonia que han
sido devastadas y destinarlas a su recuperación, o sea, desde lo indivi-
dual hacer un trabajo concreto de reforestación con un aporte económico
mínimo de cada habitante, una acción concreta de todo aquel que esté
consciente de este problema y desee hacer algo al respecto.
Podemos pensar que meditar es la solución para el mundo ante este
virus. Elevar la conciencia de la humanidad o como dicen algunos, ele-
var el nivel de frecuencia del planeta y de esa manera conectarse con
energías iluminadas en algún sentido. Esto forma parte de una espiritua-
lidad insuficiente si no se complementa con trabajo y acciones concretas
que ayuden a mejorar el mundo. Las meditaciones y cadenas de oración
colectivas son positivas y útiles, pero también debemos asumir nuestras
responsabilidades como mejorar y reparar los daños, es decir, integrar la
esencia humana con la existencia en el mundo.
Asumir esta responsabilidad personal va a implicar la formación de re-
des de conciencia y la manera en que estas se unan por el mundo. Estas
redes parten de una conciencia personal, familiar, regional, nacional e in-
ternacional, de este modo pueden articular sus acciones gradualmente y
hacer adquisiciones o aportes concretos para recuperar todo lo que ya fue
destruido, en otras palabras, que la esencia, la espiritualidad y la existen-
cia o el trabajo sobre el mundo tienen que estar integrados.
Con respecto al aislamiento mundial y la cuarentena ¿Qué con-
sejos daría para aprovechar esta etapa de paro?
Las consecuencias de este virus han hecho que muchas personas enfer-
men, algunas de ellas están muriendo y una buena parte de la humanidad
está paralizada. Muchas de las personas sanas han sido confinadas dentro
de sus casas y muchos otros obligados a permanecer aislados fuera de sus
hogares. Es una situación difícil ya que no es posible realizar actividades
cotidianas, a esto se suman las limitaciones económicas y el sufrimiento
por el encierro. En definitiva, vivimos una reacción en cadena de sufri-
miento por esta “peste”, este virus.
Estos momentos de reclusión pueden ser aprovechados para interio-
rizar el proceso vital de cada uno y así salir de esta etapa reflexiva con
166
cosas más claras y concretas que puedan contribuir a la reparación de
todo el daño que estamos haciendo, no solo a nosotros mismos sino a las
demás especies de animales, las plantas, al agua, al aire y a la tierra. Esto
es, tenemos un desafío para dejar de ser depredadores y regresar a ser
parte del universo. Esta lección nos debería servir para tomar conciencia
no sólo de lo que estamos haciendo mal, sino de todo lo que ya tenemos
y que está bien, debemos tomar conciencia de que hay cosas que han es-
tado mucho peor y que están empezando a mejorar, por ejemplo, algunos
países del mundo hoy en día se toman muy en cuenta la conservación de
la naturaleza dentro de las políticas nacionales.
Estas son lecciones que debemos ir incorporando. Enseñar al resto del
mundo a actuar desde la conciencia interna, del aporte personal. Así es
como se mejoran las cosas. Esto es lo que aprendí de los maestros indíge-
nas con los que compartí y recibí inscrito las enseñanzas de la tradición y
también por haber nacido en Paucartambo, un pueblo donde se conser-
van los legados, las tradiciones vivas, las culturas milenarias y su aporte a
la solución de los problemas graves del mundo actual y del futuro.
...........................
Pío Vucetich Núñez del Prado
Director de la Asociación Sacha Q’ente
sachaqente@gmail.com
Facebook: Sacha Q’ente
167
168
Coronavirus, el “Virus Global”
Francisco Ariza
- marzo 15, 2020
I
Desde que la humanidad entró en el siglo XXI (“inaugurado” con la
destrucción de las torres gemelas de Nueva York), los acontecimientos se
han ido desarrollando de manera vertiginosa. Las crisis sociales y econó-
micas se han encadenando sin solución de continuidad. No hay tregua.
Estamos instalados en una crisis permanente, y la aparición del llamado
“coronavirus” es un elemento más que contribuye a esa aceleración. Los
virus comienzan a infectar a los humanos cuando estos se sedentarizan,
pero sobre todo cuando empiezan a crear importantes núcleos de pobla-
ción que facilitan su propagación, más o menos lenta dependiendo de
las características y tipología del virus. O sea que esa propagación está
directamente relacionada con la cantidad de personas que conviven en
un mismo espacio.
Antes eran ciudades o aldeas, aisladas entre sí y con poco contacto
entre sus habitantes, que además eran muy pocos en número, no como
ahora, que somos ya 7000 millones en todo el planeta, y aumentando
exponencialmente. Estamos no ya en la “aldea global” -expresión que
cuando fue acuñada en los años sesenta del pasado siglo aún tenía algo
de bucólico y campestre – sino en la “megalópolis global”, mecanizada y
tecnificada hasta en sus últimos detalles, robándonos cada vez más espa-
cio vital y mental. La velocidad de nuestro tiempo constriñe el espacio,
a todos los niveles: el espacio “exterior” y el espacio “interior”. De ahí la
necesidad imperiosa, para los que están en una vía de Conocimiento pero
que al mismo tiempo viven en este mundo, de desconectar de tanto en
169
tanto del “reino de la cantidad” para preservar ese espacio interior, cua-
litativo, gracias al cual se reconocen a sí mismos formando parte de una
Tradición Unánime, y por tanto Universal.
Ese “espacio cualitativo” es la única conexión que tenemos con el
“mundo real”, o sea con la realidad del mundo, que no es desde luego
esa invención creada por la voluntad de poder de los modernos Prome-
teos, de esos “aprendices de brujo” que se quemarán en la hoguera de
sus vanidades. Parafraseando a San Pablo (Efesios 3: 17-19) el mundo real
está arraigado y cimentado en la anchura, la longitud, la altura y la pro-
fundidad del amor y del conocimiento del Ser, y todo lo que no sea eso
es irreal. Esas “dimensiones” simbólicas abarcan la totalidad del Cosmos
en cuyo centro está el Espíritu que le insufla la vida. El mundo corporal, o
psicosomático “es real”, o mejor dicho adquiere la realidad que “él tiene”,
en la medida en que reconocemos que el Espíritu está inmanente en él;
sin esta premisa nuestra visión del mundo y de las cosas siempre estará
distorsionada. Es el Espíritu el que hace que cualquier existencia sea real,
y no una ilusión. El Espíritu es la “piedra angular”, o la “clave de bóveda”,
sin la cual todo el edificio se viene abajo como un castillo de naipes.
Faltos de ese arraigo y dejados de la mano de Dios en este “mar de las
pasiones” que es el plano de existencia sub-lunar, el coronavirus nos pone
frente al espejo de nuestra propia fragilidad, como sociedad y como indi-
viduos: hace “evidente” esa fragilidad revelando la inconsistencia sobre
la que nos asentamos. Una “sociedad líquida” como ha sido definida la
nuestra es el medio ideal para que las potencias del inframundo tengan su
“caldo de cultivo” y puedan propagarse sin grandes obstáculos. La “Gran
Muralla” que nos protegía de esas potencias (definidas como las “hordas
de Gog y Magog”) ha sido derribada definitivamente, y resulta muy sig-
nificativo que la “sensación” que todos tenemos ante este “virus global”
es la de haber sido invadidos por un enemigo “invisible” y desconocido.
Además, los virus no son organismos vivos, no pertenecen a ninguno de
los reinos entre los que se distribuye la vida, pero sí la destruyen al intro-
ducirse en la célula (la base de la vida podríamos decir), y reproducirse
gracias a ella.
En este sentido podríamos establecer una analogía entre los virus (pa-
labra que no olvidemos significa “tóxico” o “venenoso”) y los “residuos
psíquicos”, expresión que ya lo dice todo al respecto, y que actúan al nivel
del alma humana como actúan los virus al nivel del cuerpo, si no se para
170
la “infección” y se exterminan. En efecto, esta sensación de estar ante un
enemigo invisible es quizá la que mejor define la naturaleza de las ener-
gías psíquicas del inframundo, que al fin y al cabo son la manifestación de
lo más inferior que está en nosotros mismos, ya que no hemos llegado
a esta “sociedad líquida” y caótica por casualidad, sino por haber hecho
dejación de nuestro función de intermediarios entre el Cielo y la Tierra
(pues somos hijos de ambos), papel que nos fue asignado ya en el origen,
como muy bien lo han expresado todas las cosmogonías, incluido el Gé-
nesis bíblico.
II
Algunos animales son muy representativos del ámbito sutil inferior, es-
pecialmente aquellos que están vinculados con la noche como cierto tipo
de roedores, caso de las ratas (causantes de la terrible “peste negra” en
Europa en el siglo XIV) y los murciélagos. No es de extrañar pues que el
coronavirus actual tenga su origen en estos últimos, que son los únicos
roedores que vuelan, junto con sus parientes los vampiros. No es extraño
entonces que su hábitat esté en el mundo subterráneo o en las húmedas
oscuridades de las cuevas y cavernas, lo cual, unido al hecho de que son
aéreos, los han convertido en el imaginario simbólico de muchas culturas
en seres pertenecientes también a los niveles más inferiores del psiquis-
mo cósmico (salvo curiosamente en China –foco de la presente pande-
mia- donde el murciélago tiene buena consideración al ser un símbolo de
felicidad y provecho). De ahí esas imágenes donde aparecen los ángeles
luminosos luchando en el aire contra los demonios, cuyos rostros y alas
recuerdan a los de los murciélagos-vampiros. En este sentido nos deja de
ser “curioso” que esta clase de virus desaparezcan con el aumento de la
“radiación” solar, o sea con la acción del astro rey.
En consonancia con su origen alado y con la naturaleza hipercomunica-
tiva de nuestra época, este virus es especialmente veloz, como una flecha
que se dispara simultáneamente en todas direcciones (fijémonos en su
forma redonda con esos tentáculos en forma de rayos que lo rodean por
completo), y podríamos decir medio en broma y medio en serio que se
trata del virus propio de la era de internet, caracterizada por la velocidad
de la comunicación.
171
Philippe Thomassin, 1618
172
Bombas-minas
................
Francisco Ariza
escritor, investigador de la Simbólica y de la Historia de las Culturas
https://www.bibliotecahermetica.com/
https://franciscoariza.blogspot.com/
https://cosmopolitahermetico.blogspot.com/
174
ÁRBOLES
Delfina Velarde
abril 17, 2020
175
La curiosa propuesta
cuenta también con el res-
paldo de Thor Thorfinnsson,
gerente general de bosques
para el este de Islandia,
quien dio a los oyentes de
RUV consejos prácticos
sobre cómo aprovechar al
máximo el encuentro.
Los guardabosques han trabajado duro para abrir caminos a través de la
nieve del bosque en Hallormsstadur, para que las personas puedan acercar-
se a los árboles y disfrutar de actividades al aire libre más convencionales.
Y se han esforzado para asegurarse de que los senderos sean lo sufi-
cientemente amplios como para que los visitantes puedan mantener
fácilmente la distancia recomendada de dos metros entre ellos mientras
caminan.
176
¿Tener mascotas ayuda a sobrellevar el
aislamiento por el coronavirus?
1 abril 2020 12:42 CEST
https://theconversation.com/tener-mascotas-ayuda-a-sobrellevar-el-aislamiento-por-el-coronavirus-129809
Dice el saber popular que los perros se parecen a sus dueños, pero tal
vez sería más exacto decir que los perros son el reflejo de sus dueños. Mi-
les y miles de años juntos, desde sus antepasados lobos a nuestros perros
domésticos, han hecho que nuestros amigos caninos sean extraordinaria-
mente sensibles a todo lo que nos sucede. Y la situación a la que estamos
sometidos por el actual estado de alerta por coronavirus no es una excep-
ción.
Bastaría preguntar a quienes conviven con mascotas para recopilar gran
número de anécdotas que lo avalan. ¿Quién no conoce situaciones de pe-
rros que languidecen al pie de la cama cuando alguna enfermedad aqueja
a su amo o alguien de la familia, o bien la alegría manifiesta que expresan
en su conducta cuando el amo está exultante por una buena noticia? Los
perros, y las mascotas en general, son buenos compañeros, por lo que es de
esperar que la relación con ellos contribuya a nuestro bienestar.
Amo estresado, perro estresado
¿Pero qué dice la ciencia al respecto? Lina Roth y su equipo de la Uni-
versidad de Linköping, en Suecia, tienen en marcha una línea de investiga-
ción para averiguar, no solo cómo el estilo de vida de los amos afecta a sus
perros, sino también los problemas de salud que ambos comparten.
En un estudio publicado recientemente, la profesora Roth y sus colegas
analizaron el estrés de los perros y sus propietarios en dos períodos de
tiempo diferentes, verano e invierno.
Los análisis de los niveles de cortisol, sustancia relacionada con el es-
trés, juntamente con test psicológicos a amos y perros (en este caso relle-
177
nado por los primeros) mostraron que las personalidades de los perros no
se relacionaban con sus propios niveles de cortisol. Sin embargo, sí que lo
hacían con los amos que presentaban rasgos que potencian el estrés.
Dicho de otra manera, los perros con amos que mostraban rasgos de
personalidad que potenciaban el estrés desarrollaban también altos nive-
les de estrés a largo plazo. En ambas estaciones.
Es de suponer que también se estresarán si el confinamiento para frenar
la pandemia de COVID-19 genera síntomas de estrés en sus amos, pero el
soporte mutuo que se den perros y amos puede ser beneficioso para ambos
y contribuir eficazmente a soportar el confinamento obligatorio.
Las salidas para hacer las necesidades, aunque mínimas y sin contactos
sociales, son breves momentos de complicidad que benefician la salud psi-
cológica de ambos. Pero es la convivencia durante el confinamiento, donde
el perro esta constantemente atento al estado emocional del amo, donde se
pueden notar más esos beneficios.
Un detalle curioso es que en el estudio mencionado más arriba parti-
ciparon perros macho y hembra, siendo las hembras las que mostraron
mayores niveles de cortisol. Los científicos lo atribuyen a una mayor res-
puesta emocional por parte de las hembras (tal como sucede también en
humanos).
Guardianes de nuestra salud
Multitud de estudios confirman que las mascotas en general, y muy en
especial los perros, producen beneficios notables en la salud de sus amos.
Investigadores de la Clínica Mayo en Estados Unidos, que participan
en un estudio a largo plazo que finalizará el 2030, han observado que los
propietarios de perros suelen mantener un estilo de vida más saludable,
lo cual repercute en su salud cardiovascular. Asimismo, si resulta que el
amo de un perro tiene la desgracia de padecer una ataque de corazón, se
recuperará antes.
A esto se suma que convivir con mascotas amortigua las subidas y ba-
jadas de la presión arterial en situaciones de estrés como las que vivimos
últimamente. Un nuevo elemento, pues, que nos puede ayudar a soportar
la situación de confinamiento.
En cuanto a la salud respiratoria, de momento solo hay pruebas de que
convivir con perros y gatos reduce las infecciones respiratorias, las otitis y
el consumo de antibióticos en el primer año de vida.
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Otro estudio realizado en Suecia a partir de los datos del sistema sanita-
rio acumulados a lo largo de diez años (más de un millón de casos) detectó
un 15% menos de incidencia de asma infantil en los niños criados en un
hogar con perros que en los niños de hogares sin perro.
Sea como fuere, queda claro que, en la interacción perro-humano, la
sensibilidad del perro en su relación con los humanos puede actuar en al-
gunos casos como contención emocional de los amos.
Y en épocas de crisis como la actual, que generan situaciones muy estre-
santes, perros y humanos podemos darnos soporte mutuo y ayudarnos en
momentos difíciles. Un elemento más que añadir, en justa reciprocidad,
a las responsabilidades contraídas por el amo en el bienestar de su perro.
Porque si el perro se preocupa de nuestro bienestar, es justo que los huma-
nos nos ocupemos también del suyo.
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“Melancholy” de Edward Much
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Cultura inquieta
Los médicos recetarán poesía y novela
Varias son las noticias que, a lo largo del año, nos han ido llegando so-
bre que muchos médicos están optando por sustituir los antidepresivos,
los ansiolíticos y toda esa felicidad química que proviene de la Prozac Na-
tion, por remedios mucho más saludables y culturales.
Se lleva diciendo siglos eso de “mens sana in corpore sano” y es una
verdad absoluta; las cosas que alimentan el alma y el espíritu proporcio-
nan salud mental, y la salud mental se refleja en la física, se refleja en la
paz, la tranquilidad y las ganas de vivir y descubrir constantemente.
Ya os hablamos de que en Reino Unido gracias a un nuevo esquema
gubernamental, los médicos de familia comenzaron a recomendar a sus
pacientes arte y cultura, en general, tal y como recetarían Ibuprofeno o
mandarían una resonancia
Bajo el nombre de “Social Prescribing”, este enfoque tiene como ob-
jetivo resaltar e ilustrar sobre los beneficios que tiene el arte y la cultura
para una variedad de dolencias y aflicciones.
Ahora, yendo un paso más allá, están afinando esta teoría llena de ló-
gica, este nuevo tipo de tratamientos socio-espiritual y, por tanto, ya son
capaces de relacionar actividades culturales concretas con enfermedades
o cuadros psicológicos específicos.
Aunque, todavía no se planea sustituir la medicación tradicional de ma-
nera radical (demasiados conflictos de intereses y empresas farmaceúti-
cas), son muchos médicos ingleses los que están empezando a recomen-
181
dar poesía y prosa como parte de los tratamientos contra el estrés y la
ansiedad.
El proyecto nace de la acción conjunta de los médicos, las asociaciones
de bibliotecarios y el Gobierno y, en la lista de recomendaciones, no se
limitan a los clásicos libros de autoayuda, sino que incluye una buena pre-
sencia de poesía y novela.
La asociación Reading Agency se encargó de seleccionar las mejores
lecturas para mitigar los trastornos depresivos y de ansiedad, títulos que
van desde “El manual para sentirse bien” de David D. Burns hasta “Breve
historia del mundo” de Ernst H. Gombrich.
“...las cosas que alimentan el alma y el espíritu proporcionan salud
mental, y la salud mental se refleja en la física, se refleja en la paz, la
tranquilidad y las ganas de vivir y descubrir constantemente”
Estas dos enfermedades, son unas de las lacras que más se dan en la
población por los ajetreados ritmos de vida que llevamos y la frustración
que genera vivir en una sociedad llena de cánones que imponen cómo
debemos ser y qué debemos tener.
Todos los que hemos tenido la suerte o la predisposición de sumergir-
nos en una lectura, sabemos que los libros nos aproximan a la experiencia
de vivir cien vidas que nos son imposibles de vivir en una vida real y, ade-
más, nos abren la mente a adquirir nuevas perspectivas que ni imaginá-
bamos.
Un libro llena la mochila emocional, ayuda a desarrollar sentimientos
necesarios como la empatía y trabaja capacidades vitales como la abstrac-
ción y la imaginación, todo lo que necesitamos para soñar y escapar, de
vez en cuando, de nuestras realidades.
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POESÍA CONFINADA
183
En un balcón
Amanece en mi balcón
recuerdo tus preciosas manos
la luz naranja detrás de éste árbol
¿quién querrá talarlos?
Gorriones que cantan jugando.
16-4-2020
Pájaro enjaulado
El pájaro en la jaula
cree que el sonido de los coches
son el rumor del río
que bate las piedras al bajar.
Cree que las torres de los ascensores
en las cubiertas de los edificios,
son las crestas de las montañas,
abruptas y lejanas,
miradores dónde gozar.
Cree que el ruido atronador
de los trenes que pasan
son la tormenta que se acerca
y se aleja,
siempre con el tiempo.
Que los aplausos en las terrazas
son la lluvia,
que llega y se va,
como inocente bondad,
y sin memoria.
En la noche,
mira al cielo y ve la Luna,
y como un recuerdo,
sabe que todo está bien,
la luz se sumergió en la tierra.
En el día,
mira al cielo y ve las nubes,
184
como islas separadas,
por un océano de lágrimas,
extranjeros en tierra extraña.
Siente el viento fresco,
algunos días,
como el aliento para un canto,
o para una flauta,
sonidos de la libertad.
Mira el sol que le queda,
entre las cimas de las crestas,
y recuerda que alguien,
equivocadamente,
ocultó con esperanza,
lo que ya y siempre es potencial.
Escucha sus hermanos pájaros,
en el fondo del valle de la calle,
al amanecer,
y se siente acompañado,
y se sabe ya volando.
¿Dónde estará su nido?
¿Acaso lo encontrará?
cuando esta jaula
sin prisionero,
se desvanezca alguna vez sin más.
19-3-2020
Amigo mío
¡Amigo mío!
ahora,
más que nunca,
me quedo sentado contigo,
a tu lado,
solo y desnudo,
nos miramos los dos,
casi por primera vez,
y abrazados,
escucho tu Luna,
y su fresca canción,
De amor,
dolor y deseo,
de sabor a sueño,
como un cuento precioso,
tan digno de tu luz,
que es tu hermosura,
Y juntos por fin,
unidos,
y reconciliados,
el velo del mundo,
se va cayendo ante mí.
22-3- 2020
186
Animal desnudo
Pantera Negra
187
Agua
Agua,
Agua de lluvia,
arrastra mi ignorancia
limpiando mis penas,
Agua de lágrimas,
derrite mi hielo
con fuego de sangre,
Agua del cuerpo,
disuélveme en lo eterno
del gozo supremo,
Agua de fuente,
comienza de nuevo
el ciclo de vida,
Agua del lago,
refléjame en la alegría
de la pequeña inocencia,
Agua del río,
recorre la tierra
y nutre la flor,
Agua del mar,
descansa mi lucha
y abraza mi piel,
Agua de nube,
acércame más
al cielo de estrellas,
Agua de luz,
sin juicio ni queja,
lejana te muestras.
15-4-2020
.................
Antonio de la Fuente Gómez
Terapeuta de shiatsu, acupuntor, profesor de yoga, músico y poeta.
Ha viajado cuatro veces a India donde estudió música clásica hindustaní,
yoga y meditación.
Tras una crisis existencial, afectiva, laboral y de lugar de residencia,
tenía ya un billete de avión, para trabajar como shiatsusi en Daramshala.
188
Confinado
ilustración de Antonio Santos
189
MANDALA EDICIONES
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Katharina Widmer
Pintura-terapia gestáltica
Elvira Gutiérrez Rodríguez
Arteterapia humanista
Norberto Levy
Autoasistencia psicológica DVD
Emilio Blázquez Domenech
El espíritu dionisíaco de Fritz Perls y de la terapia gestalt
Varios Autores
Estudios de Gestalt. Revista nº 1
Varios Autores
Estudios de Gestalt. Revista nº 2
María Luisa Manchado
Musicoterapia gestáltica
Salomo Friedlaender
PEQUEÑA ANTOLOGÍA
COLECCIÓN musicoterapia
M. Angeles Bermell Corral
Interacción música movimiento
Víctor del Río
Seis niños autistas, la música y yo
Musicoterapia y autismo: Didi el duende autista
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Teoría de la musicoterapia
Daniel Terán
Érase la música del cuento (incluye CD músical)
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Música Cuántica
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Música, conciencia y vida. La música un poder de transformación
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Bernard Auriol
Introducción a los métodos de relajación
Salvador Carrión López
De plomo en oro. El poder de los cuentos y metáforas
Antonio Cuenca Mateo
La sofrología caycediana
Misión: serenidad. Sofrología caycediana
José A. Chumillas
La mente en la salud y la enfermedad
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Arteterapia y Psicosis. Vol.1. Integrando a Dionisio y Apolo
Arteterapia y Psicosis. Vol. 2. Abordajes individual y grupal
Ruth García
Diario de Aarón
Luis Ruiz Aja
Surfeando en un tsunami, sintonizaciones arquetípicas
alfonso colodrón
El latido de las palabras
Las pasiones capitales. Iniciación heterodoxa al Eneagrama
Berta Muñoz
Zen y constelaciones familiares
Héctor Gil García
Te perdono, me perdonas
Alfonso Colodron Gómez / Rubén Alberto Ibarra Ayala
Palabras al aire
Enrique González Duro
Prácticas e ideas en el tratamiento de la locura
Francisco J. Pérez de la Cruz
Filosofía de la Conciencia
Margarita Karger
Proyecciones en Biodanza
Enrique Cortés
Conferencias de Psicodrama
Mario de la Iglesia Gómez
Un psicólogo en el Hades
Margarita García Marqués
Stop ABUSO - cómo prevenir, detectar y afrontar
el Abuso Sexual Infantil (ASI)
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La sexualidad: la energía de la creación
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Orgasmo total. Técnicas para el incremento del placer sexual
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Sexualidad. La energía de la vida
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