La interculturalidad en salud es un concepto reciente que se desarrolla como respuesta a reivindicaciones de pueblos indígenas y de su derecho a la identidad cultural; pero también corresponde a una tendencia global de incorporar el derecho a la diferencia, que distingue y propicia la convivencia entre distintos grupos culturales en un mismo territorio. El artículo discute, desde una perspectiva histórica, el desencuentro original entre poblaciones indígenas americanas y los conquistadores europeos y como este ha marcado en adelante su acceso a los servicios de salud. Se plantean y discuten algunos de los múltiples problemas actuales vinculados a la interculturalidad como la identificación de los indígenas y la relación entre derechos humanos e interculturalidad, para finalmente presentar una revisión de la génesis del concepto de interculturalidad en salud y una muestra de su complejidad de adaptación a la medicina científica a través de los conflictos que derivan del concepto de síndrome cultural. Estas desigualdades se plasman en la inadecuada implementación de los servicios de salud (maternidad, planificación familiar, nutrición, etc.), y sobre todo en las barreras existentes entre el profesional de salud institucionalizada y la población usuaria rural, debido al escaso diálogo de las prácticas culturales existentes de Salud - enfermedad, esto a la vez se manifiesta con actitudes de desconfianza y falta de credibilidad de la población usuaria rural ante el profesional de salud. Cabría preguntarse al explorar esta temática ¿Cuáles son aquellas barreras culturales que presenta el profesional de salud y la población rural? ¿En qué medida los programas de salud elaborados por el MINSA, cubren las demandas y expectativas de la población usuaria? y al respecto, ¿Existen intercambios de diálogos culturales entre el profesional y el poblador rural andino en salud-enfermedad? El desarrollo de la atención medica profesional ha pasado por procesos de apropiación de espacios que antes pertenecieron a la cultura popular, por el cual el enfoque intercultural tiene la necesidad de desarrollar diálogos interculturales de espacios en disyunción, permitiendo el reconocimiento “del otro” , que son justamente las diferencias culturales, sociales, económicas y lingüísticas; las que componen la complejidad en la cual se construyen los procesos de salud _ enfermedad en las poblaciones rurales. Igualmente, es necesario rescatar el valor cultural y curativo de la medicina tradicional con el objetivo de lograr un nivel de complementariedad, equidad y/o coexistencia con la medicina occidental, evitando de ese modo el ejercicio paralelo y descoordinado .