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LOS CANÓNES DE BELLEZA A LO LARGO DE LA HISTORIA

1- LOS CANÓNES DE BELLEZA DEL MUNDO ANTIGUO

- El canon de belleza Griego


Actualmente existe un culto al cuerpo parecido al que practicaban los antiguos griegos
(del 1200 a.C a 146 d.C), cuando los cánones de belleza se basaban en la simetría
perfecta y la armonía de esta proporción clásica se perseguía mediante el deporte y la
buena alimentación. Para los artistas griegos la belleza está en la armonía, la
exageración o la falta de proporción no son armonía.
Los griegos exaltaban la belleza natural en la mujer. El maquillaje era disimulado
aunque para las griegas que tenían especial fijación por lucir entrecejo – algo
impensable para las modas de hoy en día- que conseguían con pelos de animales.

- El canon de belleza Egipcio


Aunque el culto al cuerpo viene de antes. Los antiguos egipcios (2955 a.C – 322 d.C) ya
se maquillaban, aunque no fuera solo por estética, sino también para proteger la piel
del sol y ahuyentar a los insectos. Usaban un polvo de los ojos (khol), que además de
hacer más bonito el ojo, servía de colirio y tenía propiedades antisépticas. Todo esto,
además del detalle que prestaban a la ropa y, sobre todo, a las joyas. La mujer egipcia
debía de ser delgada, con pequeños miembros, caderas anchas y debía ensalzar su
belleza mediante joyas.
Para los egipcios, la belleza residía en una piel muy bronceada y unos grande ojos
delineados con forma de pez sobre una sombra de ojos oscura, cejas bien perfiladas y
labios pigmentados con tonos tierra.
- El canon de belleza en la India
Con la llegada de la dinastía Gupta, que unificó política y económicamente gran parte
de la India, el hinduismo comenzó a calar hondo en el pueblo indio que comenzó a
originarse socialmente en un régimen de castas (varna). Por otra parte, las artes, la
filosofía, la arquitectura, la literatura, la música y la danza comenzaron a cultivarse
nuevamente.
El maquillaje representaba a unas mujeres coquetas a las que les gustaba remarcar el
contorno de sus ojos con pigmentos negros, decorar sus cabellos con flores naturales y
resaltar sus labios con tonos rojizos.

2- LOS CANÓNES DE BELLEZA EN LA EDAD MEDIA


En la Edad Media debido a la definitiva implantación y expansión del Cristianismo, la belleza
pasó a ser por y para Dios. La belleza era creación divina porque solo Dios podía crear belleza a
su imagen y semejanza. Aunque es en esta época cuando el canon cambia y ya no es una
belleza material o física. Es entonces cuando surge el concepto tan de “la belleza está en el
interior”. La verdadera belleza radica en la espiritualidad y la bondad porque tales rasgos no
desaparecen con los años. Por otro lado, conforme van pasando los años, el canon de belleza
también resulta influenciado por los pueblos del norte de Europa, que unido a la fe y la
moralidad cristianas, terminaron de imponer lo que sería la moda de aquellos años. La forma
de vestir se caracterizó por la ausencia de maquillaje, después de todo, las personas habían
sido creadas a imagen y semejanza de Dios, y no necesitaban tales artificios. Todo esto lo
sabemos porque ha quedado reflejado en el arte. Como también tenemos constancia de la
censura existente a la hora de representar desnudos artísticos, pues la moral cristiana los
consideraba impúdicos.

La mujer ideal tenía la piel blanca, largas melenas rubias recogidas en moños, ojos pequeños
pero vivaces y complexión ósea claramente nórdica.
3- LA BELLEZA EN EL LEJANO ORIENTE

- El canon de belleza de la antigua China


En la remota China del siglo X, tenemos las costumbres famosas y malas de los pies de
loto que, desde los cuatro años, a las niñas se las mojaban los pies con leche animal,
sangre y otras cosas para prevenir las infecciones. Se las rompían cuatro dedos de los
pies, se les envolvían con seda y se presionaron sobre tablas de madera hasta que
tuvieran 14 años. Además del dolor de estas chicas, ya no podían caminar normal. Se
dice que el propósito de esto es evitar que la mujer camine, para que no se vaya con
sus vecinos... Hay que ver que pensamientos más infantiles, de atroces consecuencias.
Lo más sorprendente es que esta horripilante práctica no fue abolida hasta 1911…
Prácticamente ayer.
Las mujeres se maquillaban con unos polvos blancos toda la cara, se delineaban el ojo
con unos bastones muy fino mojados en tinta china, se dibujaban las cejas con tonos
oscuros y se pintaban los labios con zumos de plantas, minerales o la sangre se los
animales.

- El canon de belleza del Japón medieval


Por la misma época (siglo X), en Japón, se estilaban las mujeres, también pequeñitas,
de tez blanca, pelo negro, cintura de avispa, y cultivadas en la lectura. No obstante,
existía la idea de que los dientes blancos eran infantiles, así que se instauró la práctica
del Ohaguro, que consistía en pintárselos de negro con limón y limaduras de hierro…
SHIBUYA
Se llevaba la cara morena y el
maquillaje estaba pensado para
resaltarlo, de ahí que fuera más
claro que el tono de la piel. Las
cejas, delgada y con curvatura. Para
los ojos, se elegía una sombra azul o
plateada; para los labios, un color
que les diera un aspecto natural.
Las mujeres se solían decolorar el
pelo o ponerse mechas.

En aquella época, abundaban en la


MARUNOUCHI zona las empresas dedicadas a las
finanzas, de ahí que también
hubiera muchas mujeres que
complementaban el traje y la
chaqueta con un maquillaje
elegante. Se evitaba el brillo en la
cara y se preferían las cejas
delgadas. Para los labios, tonos
rosados; para los ojos, sombras
moradas.

GEISHAS JAPONESAS

El maquillaje en las geishas era una parte


fundamental para resaltar sus rasgos con
un punto de insinuación. Por ello, se
cubrían de blanco zonas como la cara,
las manos, el pecho y el cuello, dejando
por la zona de éste una zona sin cubrir
formando una 'W' para insinuar esa
zona. Tanto labios como ojos y cejas
eran dibujados a su antojo sobre un
lienzo blanco de maquillaje, creando
formas sensuales.

4- EL CANON DE BELLEZA DEL RENACIMIENTO


El Renacimiento es también una época floreciente, de renovación, de descubrimientos, en la
que se lucha por dejar atrás las supersticiones del oscuro medievo y se parte de la última
época que se consideró de esplendor, la épica clásica.
Aquí también se estilaba la tez blanca del periodo anterior, pero las formas son más
redondeadas, las manos y los pies pequeños, las caderas también redondeadas y los labios y
las mejillas se visten con un poco de carmín.

Más tarde, a pesar de la moralidad todavía reinante durante el Renacimiento, era tanto el afán
por demostrar la perfección del cuerpo humano que se muestra desnudez en las obras. Sólo
hay que pensar en El David de Miguel Ángel que dedicó gran parte de su trabajo a recuperar y
evolucionar la armonía de las proporciones clásicas (como demuestra, su “Hombre de
Vitrubio), llegando a la proporción áurea representada por el número 1,618. Es curioso, como
entendió que la belleza y las matemáticas iban de la mano.

La higiene corporal continuaba en el olvido, por lo que se usaban cantidades de perfumes para
combatir el mal olor. Se pone de moda la extravagancia y la exageración. Existía una obsesión
por el maquillaje y los perfumes. El hombre se maquillaba tanto como la mujer, presentando
un aspecto afeminado. La mujer se aplicaba una pintura dando a la cara una blancura
excelente, empolvándose con polvo de arroz o de harina, y se perfilaban las cejas, ojos
delineados en negro, en el párpado aplicaban azul o verde, rojo oscuro en los labios dibujados
en forma de corazón. Los lunares tuvieron su importancia. Eran considerados estéticos, a veces
se los pintaban o los hacían de terciopelo.

5- EL CANON DE BELLEZA DE ÉPOCA ISABELINA


En 1859, el concepto de la feminidad se basaba en el silencio como sinónimo de belleza o
cualidad entendimiento que se basaba en el concepto de felicidad elaborado por la burguesía
romántica. Esa nueva actitud sobre la felicidad que se publicita en la época, tiene que ver con
la idea de progreso y contemporaneidad, con el papel dado a la familia y a la laboriosidad y a
todo un engranaje teórico que la burguesía, primero del siglo XVIII y después del XIX, había
creado para consolidar su posición y perpetuar su dirigismo social, económico, político e
ideológico.

Cuanto más blanca era la tez, más hermosas se veían, por lo que cubrirse el rostro con polvos
de talco era algo imprescindible. El contraste de color lo daba el rojo de los labios. Por otro
lado, la frente prominente y el pelo rizado eran señas características de la época, así como
unas cejas muy finas o depiladas totalmente para hacer aún más larga la frente.
6- EL CANON DE BELLEZA DEL BARROCO
Ya en el Barroco le toca el turno a las pelucas, tanto en hombres como en mujeres, además del
abuso de perfume, los polvos blancos en la cara y el cuerpo o maquillarse y recalcar las venas.
Sin olvidar la tortura de los corsés, que llegaban a privar de aire a quienes los vestían,
produciendo desmayos y malformaciones óseas. Por otra parte, además de la abundancia de
joyas, fue en esta época cuando se conoció el concepto moderno de maquillaje. Aunque por
aquél entonces, hombre y mujeres se pintaban en la cara un lunar negro que, dependiendo de
su posición, podía tener uno u otro significado.

Aun así, ni siquiera en el Barroco la belleza lo era todo; tuvo mucha importancia la amabilidad
y encanto personal.

A nivel físico, en esta época gustaban las mujeres de tener una piel blanca, cinturas estrechas,
manos pequeñas y una frente muy redonda. Para lograr esto último, se afeitaban las entradas
del cabello de la cara y se arrancaban cejas y pestañas. Aquellas damas no medían más de 1,64
metros de altura, y su envergadura era de 37 centímetros, de hombro a hombro, 62
centímetros de brazo, 9,2 cm de mano, 74 centímetros de pierna y alrededor de los 18
centímetros de pie. En los hombres su aspecto era afeminado.
7- EL CANON DE BELLEZA DE LA PRERREVOLUCIÓN FRANCESA
La belleza de la mujer pasa por diferentes etapas, de una mujer que comienza a liberarse del
corsé y el enmarañamiento hacia una mujer libre y sensual, emancipada, que muestra su
cuerpo, que se insinúa, que es práctica, con adornos que son funcionales, mujeres que pasan
de la figura de matronas a figuras femeninas estilizadas, bellas y jóvenes.

La obsesión por el maquillaje en esta época era reflejo de la extravagancia y la sofisticación de


esta época en las cortes. Los rostros pálidos, espolvoreados con talco, resaltaban por pómulos
rosáceos y por alguna marca de belleza- como lunares- pintada artificialmente

8- EL CANON DE BELLEZA DE ÉPOCA VICTORIANA


Aquella sociedad tenía otras preocupaciones, mucho más personales, con énfasis en el
individuo.

Empiezan a promover la vida sana, el ejercicio y las actividades al aire libre. Una verdadera
revolución que abrió la puerta a otro tipo de belleza. Aunque, por otra parte, esta sub-cultura
de querer estar sano y guapo, pero sin que se apreciase el maquillaje y el esfuerzo que
acarreaba, trajo consigo un incremento considerable de productos, cremas de belleza y , sobre
todo, pseudo-tratamientos médicos de poca fiabilidad que incluso suponían una amenaza para
la propia vida.

A pesar de todo, el canon de belleza imperante sigue siendo el de una de mujer necesitada,
frágil, desprotegida, con aspecto de tuberculosa. Algunas incluso bebían vinagre para lograr tal
aspecto, sufriendo por ello alteraciones obvias en la sangre. Además, se aplicaban Belladona
en los ojos, para que, pese al consciente riesgo de ceguera, se vieran rojos y lacrimosos… Todo
contribuía a ofrecer un aspecto enfermizo, tuberculoso y, según las preferencias de la época,
bello.

Las mujeres tenían gran predilección por aparecer con un aspecto enfermizo. La piel limpia era
el secreto de belleza. Lucir con los ojos y las mejillas coloreadas estaba mal visto, por lo que a
falta de coloretes, se pellizcaban la piel para que la sangre pigmentara los pómulos.

9- EL CANON DE BELLEZA EN EL SIGLO XX.


Con la entrada del siglo XX, la imagen de la mujer ideal se correspondía con una silueta en
forma de S, de cintura estrecha y abdomen plano, que se conseguía con la ayuda de un corsé,
destacando el pecho y las caderas.

- Años 20
Este prototipo comenzó tras la Primera Guerra Mundial, cuando una mujer más
andrógina empezó a tomar protagonismo, dando paso a mujeres con cortes de pelo,
ocultando pechos y cintura y dando lugar a una silueta más plana y una imagen casi de
eterna adolescente. Así, durante la década de los años 20 se cambiaron las siluetas
curvílineas por cuerpos más atléticos.
- De los años 30 a los 50
Con la entrada de los años 30 volvió la mujer más sensual. Esto se mantuvo más o
menos hasta los años 50, siendo durante esta etapa tendencia lucir un busto
imponente y unas caderas poderosas. Se puso de moda el rubio platino.

- De los años 60 a los 70


Tras el destape de estas épocas y con la llegada de los 60 llegó una revolución estética
con la que se volvió al prototipo de los años 20, volviendo así a estar de moda las
mujeres más delgadas y los cortes de pelo más cortos.
En los años 70 a las mujeres les tocó mantenerse en línea, al igual que en la década
anterior, aunque también desmelenarse, cardarse el pelo, obviar el uso del sujetador y
lucir una piel bronceada.

- De los años 80 a los 90


Pero si hablamos de cardados y de excentricidad, hemos de referirnos a los 80. Fue el
principio del boom de la cirugía plástica.
Con la llegada de los 90, comenzaron a verse modelos desfilando en pasarelas para
importantes firmas y diseñadores, primando una silueta algo más delgada, pero aún no
en exceso.

10- LOS CANÓNES DE BELLEZA EN LA ACTUALIDAD: CONCLUSIÓN


Actualmente las mujeres 'perfectas' son aquellas que son altas y muy delgadas, con caderas
pronunciadas y pechos grandes, firmes, simétricos y sólidos. Estas características se concretan
en las conocidas medidas de 90-60-90

Vivimos en una sociedad que sigue buscando una perfección que no creemos vaya acorde con
el ser humano, porque somos como somos: bajitos, altos, guapos, feos…

Es imposible gustar a todo el mundo, aunque te pongas maquillaje, seas gorda, delgada,
vegana o metro-sexual. Las bellezas (físicas) de nuestra época también sufren, y ojalá que
algún esté de moda sea ser uno mismo, sano y feliz, sin más.

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