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El Dibujo como Reflejo de Experiencias

Objetivo

Demostrar la manera en que el dibujo se vuelve un medio de expresión para reflejar las
experiencias vividas.

No cabe duda de que el dibujo ha llegado a ser un instrumento de comunicación primordial,


sin presentar límites en el tiempo, la cultura o la edad de su autor, permitiendo así, transmitir
emociones, estados de ánimo, intenciones y experiencias. De acuerdo con Bracho (2002), “El
arte no es, o no debería de ser sólo evasión y mundos llenos de fantasías, sino una
herramienta útil e imprescindible que nos ayuda a ser conscientes, estar alertas y ser críticos
con lo que nos rodea y con nosotros mismos”. Es así que, mediante el dibujo se logran
transmitir también reflejos de experiencias vividas, siendo el ejemplo más claro y sencillo, un
niño que representa a través de sus trazos las actividades que realizó en su día, en donde
podría mostrar lugares, personas, colores, emociones y varios elementos que, ayudarían a
quien viera su dibujo, a interpretar y entender lo que intenta expresar o contar.

Los dibujos se convierten en testimonios visuales de lo que se ha vivido y de lo que se ha visto,


pues muchas veces el arte surge como una salida creativa ante las circunstancias. De esta
manera lo han hecho personas que se encuentran en prisión o soldados para contar algo, sus
dibujos no guardan necesariamente una gran calidad estética, pero cumplen su función como
registro visual de los hechos. Afirma Bracho (2002), “La esencia del arte reside en la intención
del concepto y no en la apariencia que adquiera el objeto”, pues muchas de las personas que
realizan estos dibujos ponen sus trazos sobre el papel simplemente tratando de plasmar allí su
mensaje. En muchos casos este medio también se emplea como un reclamo, como es el caso
de un poeta chileno, que, tras vivir escenas de represión, dejó imágenes como poemas
visuales, “Cada dibujo realizado en la prisión política es un lugar de memoria en sí mismo: un
testimonio, un hecho, una obra que testifica y sobrevive”, reflexiona Montealegre (2001).

Muchas veces el dibujo muestra lo que se ha vivido, pero no lo que se ha visto, ya que incluso
las personas no videntes logran transmitir sus pensamientos por este medio. Lo que escuchan,
lo que imaginan o lo que sienten a través de sus manos, lo pueden mostrar con trazos sobre un
papel, pues ellos ven únicamente con sus cerebros, pero esto no es un impedimento. Se sabe
que las personas interpretan los dibujos o lo que ven, basándose en su propia experiencia, ya
que cada uno tiene su propio mecanismo para codificar las imágenes. Argumenta Bracho
(2002) “Es el público quien lo activa todo, la pieza más importante”, el espectador nunca va a
comprender a 100% la experiencia de quien realizó el dibujo y la va a procesar analizándola
con sus propias vivencias. “Lo que ves es lo que tú proyectas, la intensidad de tu experiencia
dependerá de la aptitud a la hora de enfrentarte a una imagen que te interroga sobre tu
propia manera de mirar y de interpretar tu bagaje visual y emocional”, manifiesta Bracho
(2002).

El testimonio gráfico que es el dibujo también va muy de la mano con la escritura, pues ambas
disciplinas son importantes al momento de contar una historia o una experiencia. Es así como
los trazos cuentan y no es algo casual que muchos dibujantes escriban y que los escritores
suelan dibujar, en las dos hay mucho de literatura. Afirma Escobar (2018), “Existe una visión
que tienen los dibujantes de acercarse al periodismo desde la autonarrativa, de ellos contando
su experiencia sobre un suceso”, es así como el dibujo juega un papel importante en el
periodismo gráfico, en donde se requiere decir cosas con un dibujo sin palabras, a sintetizar y a
que lo dicho allí pueda ser entendido por muchos. En efecto no suele ser algo difícil que un
dibujo que trata de decir algo sea comprendido, dado que es algo que se disfruta desde que se
tiene memoria y conciencia, desde pequeñas las personas aprenden a ver el mundo a través
del dibujo y a entender las cosas de mejor manera gracias a este, de ahí que esto no cambia
aun siendo personas adultas.

Siempre estamos rodeados por el dibujo, siempre está y estará ahí comunicando algo o
lanzando información al aire para que sea captada, procesada y comprendida en base a la
memoria que está basada inevitablemente en la experiencia. Estos recuerdos o sentimientos
que se pueden traer de nuevo con el simple hecho de cerrar los ojos y convertirlos en
imágenes, al mismo tiempo en que el imaginario se relaciona con las imágenes que brinda el
mundo, donde todo está pasando, cambiando y haciendo notar esa presencia. El dibujo
siempre ha sido y seguirá siendo aquello que permite un diálogo único y verdadero con el
mundo que nos rodea, a pesar de que es sólo una más de las lenguas con las que la humanidad
entabla una conversación, no dejará de ser partícipe del aprendizaje y el testimonio humano.

Referencias
Acosta, L. (2002). La Experiencia a través del Dibujo. Obtenido de
http://www.juancarlosbracho.com/textos/La_experiencia_a_traves_del_dibujo.pdf

Fajardo, M. (17 de Agosto de 2017). elmostrador. Obtenido de El preso que dibujó el campo de
concentración de Chacabuco y sobrevivió para contarlo:
https://www.elmostrador.cl/cultura/2017/08/31/el-preso-que-dibujo-el-campo-de-
concentracion-de-chacabuco-y-sobrevivio-para-contarlo/

Vásquez, M. (2012). El dibujo es una forma de relato. Obtenido de Revista Cabal:


http://www.revistacabal.coop/actualidad/el-dibujo-es-una-forma-de-relato

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