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La Educación Venezolana en Crisis

El artículo 103 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela


establece que “toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad,
permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades sin más limitaciones que
las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones”. Basado en esta premisa
el Estado venezolano ha concretado una serie de políticas educativas dirigidas a
cumplir con ese objetivo, ya que considera a la educación como una prioridad para
reafirmar su sistema socio-político.

La bandera de este proyecto se concreta en el denominado Sistema


Educativo Bolivariano, que está dirigido a responder y aportar soluciones a
problemas como deserción, exclusión escolar, desnutrición, repitencia, bajo
rendimiento escolar, pérdida de la identidad local y nacional, entre otros; con el
objetivo evidente de transformar al hombre de acuerdo al proceso histórico de
cambios que vive el país, que incluye acelerados cambios no sólo a nivel político
sino también social y económicos.

Este nuevo sistema educativo tiene sus fundamentos en una serie de ejes,
donde se ve a la educación como transformadora de la sociedad, participativa y
democrática, donde la comunidad es parte fundamental de ella y, por supuesto, se
promueva la justicia social, garantizando no solo el derecho de todos a la
educación, sino también el establecimiento de los mecanismos necesarios para
lograr la permanencia y la culminación del alumno de su proceso educativo
completo, desde el nivel de preescolar hasta el ciclo medio o diversificado;
creando así las condiciones idóneas para su ingreso y culminación exitosa en la
educación universitaria.

En líneas generales, las banderas de este programa son la lucha contra la


exclusión educativa y la promoción del derecho de todos los niños, jóvenes y
adolescentes al ingreso, permanencia, prosecución y finalización en el sistema
educativo nacional, además del llamado Programa de Alimentación Escolar (PAE).
Como resultados, el Estado venezolano muestra cifras alentadoras, especialmente
en cuanto al aumento de la matrícula escolar y los niveles de alfabetización. Pero,
¿realmente en la actualidad la calidad educativa venezolana es ejemplo para
América Latina y el mundo en general?

Hay muchos detractores de este supuesto éxito del Sistema Educativo


Bolivariano; se han publicado diversos documentos que hablan de su fracaso,
especialmente en cuanto a fallas en currículo implementado, ya que no es integral
y no se vincula al contexto, además de la desarticulación en áreas y asignaturas.
Otro de los grandes problemas detectados y que cada crece más es la violencia
en el entorno educativo, que incluye robos y desmantelamientos de la
infraestructura que, en muchos casos, presenta un deterioro progresivo. A este
fracaso, se le uniría tres elementos que se consideran esenciales en el sistema
educativo nacional: la deserción escolar, la exclusión social y el Programa de
Alimentación Escolar.

La situación socio-económica que vive Venezuela en la actualidad,


caracterizada esencialmente por la migración, tanto de profesores y estudiantes,
ha elevado los niveles de deserción escolar; según cifras de especialistas
nacionales, el abandono escolar para el año 2017 se elevaba al 30% cuando en el
2015 era de apenas 5%. Y estas cifras son aún más alarmantes para el año 2018,
cuando alcanza números que superan, con gran claridad, el 50%. Lo peor de la
situación es que el abandono de las aulas hoy no es solo de alumnos sino también
de los profesores.

Por otra parte, y agravando aún más la problemática, en zonas populares


se habla de un porcentaje de niños del 40% que no acuden a las escuelas porque
no tenían para pagar el transporte o tenían para desayunar. Una realidad que en
la actualidad es común en muchos hogares venezolanos. Con estas cifras se
evidencia que la educación venezolana está en crisis, pero si a ello se agrega las
malas condiciones de los centros educativos, ya sea por el deterioro progresivo o
la falta de materiales para corregir fallas; y los robos de equipos y alimentos del
PAE, hay que aceptar que el fracaso es evidente.

Es verdad, ha habido aciertos en algunos programas educativos,


especialmente en cuanto a valorizar a la educación como un derecho humano y
asumir el deber del Estado de proveer los medios para garantizar el acceso a
todos los niveles educacionales. Desde 1999 se generó una verdadera revolución
dirigida a lograr la masificación en esta área, pero se descuidó la sostenibilidad del
sistema, su seguimiento, control, evaluación y apoyo para ofrecer educación de
excelencia a todos.

Esa es una de las verdaderas consecuencias de las cifras que muestran los
problemas de la educación venezolana, donde no hay un avance cierto hacia la
consecución de un hombre sano, culto, crítico y apto para convivir en democracia,
tal como lo establecía el Sistema Educativo Bolivariano. La crisis socio-económica
y política que afecta a Venezuela tiene repercusiones directas en la educación,
creando una crisis sin precedentes que llama a tomar acciones dirigidas a retomar
ésta como el eje rector de todo proceso de desarrollo y renovación de cualquiera
sociedad.

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