24TO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS deja también una marca en nuestra cuerpo y nuestra alma,
y tal comportamiento no es por forma de ser o por que ten-
San Pablo habla de una pared, esta pared eran los ritos
de la ley que era señales de lo por venir. En sí mismo
tale signos no eran malos, el problema surgió cuando los
israelitas no vivían el símbolo externo de una profunda
conversión interna, sino que ostentaban sus ritos como
un símbolo que bastaba para evidenciar su supuesta con-
versión, mas en el interior, su ser no había experimenta-
do ningún cambio. Por esta razón San Pablo critica tan
duramente a aquellos que enseñan la Palabra como un
adoctrinamiento de apariencias pero que carecen de ver-
dadera espiritualidad. Actualmente esta forma de doctri-
na, es ejercitada en muchas comunidades cristianas,
donde los fieles rigurosamente realizan un sin número
de expresiones cultuales, y aunque tales expresiones son
sanas y fundamentales para la vida cristiana, en la prac-
tica solo son una máscara de una falsa santidad. Este
tipo de cristianos abundan hoy en día en las iglesias, y
tanto pastores como lideres se jactan y felicitan por su
“buena evangelización”, la cual se mide por la cantidad
de fieles que cada uno logra conseguir, sin importar el
fanatismo de sus integrantes. Dice San Pablo: “En
cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa
sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el
mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mun-
do. Para nada cuenta estar o no estar circuncidados; lo
que importa es ser parte de una nueva crea-
ción” (Gálatas 6:14-15) Cuando él dice que para nada
cuenta estar o no estar circuncidados, quiere decir que
no importa la apariencia externa, y por eso termina di-
ciendo: “Lo que importa es ser parte de una nueva
creación”, lo cual implica ser nuevo por dentro, cam-
biar radicalmente al interior del ser, para que entonces
los símbolos externos tengan verdadero sentido y no
sean una hipocresía. En cuanto a que debemos jactarnos
de la Cruz de Cristo, implica que tenemos que imitar los
sacrificios del Señor, esto no quiere decir que tenemos
que ir corriendo a colgarnos de una cruz, sino que debe-
mos dejarnos crucificar en la cruz de la paciencia por
encima de todo, atarnos a la cruz de la obediencia, tal
como Jesucristo obedeció hasta la muerte, en someti-
miento a la Voluntad del Padre. Esta cruz implica colgar
de la cruz del amor a los enemigos y el perdonar a aque-
llos que más daño nos hacen. Esa es la marca de la ver-
dadera circuncisión, la cual, es pesada por Dios en cada
corazón humano, Así como el vivir en Cristo deja una
marca en nuestra carne, así también el vivir en el mundo
11 de Noviembre de 2018 (C.C)
gamos un carácter fuerte, sino que, los espíritus inmundos,
se aprovechan de lo que es defectuoso en nosotros, para
29 de Octubre de 2018 (C.E)
alienarnos y despojarnos de nuestra semejanza con Dios, y 24to Domingo después de Pentecostés
quedando desnudos de la gracia divina, ventilamos nuestra Santos Mártires Anastasia la Romana. Eremita Abraham de
vergüenza delante de todos sin ningún reparo. Cuando la Edesa el Confesor. Kenera Virgen. Colman de Kilmacduagh.
ira, la mentira, el odio, la burla, nos dominan y somos in- Abraham el Anacoreta de Pechersk y María sobrina.
capaces de controlarlos, están actuando en nosotros espíri- Abraham Archimandrita Milagroso de Rostov. Mártires
tus inmundos, los cuales, sin piedad, ejercen sobre nues- Claudio, Asteria, Neones y Theonila. Monja Ana.
tras almas terribles vejaciones. Así que el estado de nues-
tra pobre existencia transcurre entre los antojos de aquellos
a quienes hemos dejado gobernarnos (los espíritus inmun-
dos). Sin embargo estos, ante la Palabra poderosa de Jesu-
cristo, se atemorizan, y huyen, de tal manera que gracias a
la misericordia de Jesucristo se nos devuelve la cordura y
la facultad de vencer a los enemigos espirituales que nos
asedian. Esto no puede ocurrir sino asumimos en nuestra
carne el símbolo del sacrificio de Cristo el Salvador, por
eso Él nos dice: “El que quiera seguirme que tome su cruz
de cada día y me siga” (Mateo 16:24). Si aceptar la cruz
de Jesús es aceptar libremente los sacrificios en esta vida,
para obtener la restitución de la imagen de Dios en noso-
tros; el aceptar los placeres materiales y ceder ante todo
antojo que el cuerpo nos exija, en cambio desfigura nues-
tra imagen, la rebaja, la vuelve aborrecible e inmunda. El
consentir en nosotros la marca de la cruz tiene un precio
de sufrimiento, pero conlleva a un magnifico pago, el pago
de la vida eterna. Mientras que marcarnos con el símbolo
de la inmundicia que nos da el disfrute de los placeres
mundanos, nos lleva a la locura, a la cerrazón, a la irracio-
nalidad y a la vacuidad, y finalmente nos acarrea la muerte
que no tiene fin. Vivamos como San Pablo, que se adhirió
a la cruz de Cristo, y con el poder de su Palabra reformé-
monos para ser testimonios del poder y de la misericordia
de Dios. Amén.
Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Ecuador y
Latino América Su Eminencia +Chrysóstomos
Metropolita de Ecuador, y Latinoamérica
Archimandrita: Padre Nicolás
Santuario de la Madre de Dios “Madre de Toda Bendición”
Pasaje OE8A # 71-50 y Rio Bigal Teléfonos: 0992604310 - Tú que, al principio, de la nada me formaste y me
0997759332 Email: iglesiaortodoxa@gmail.com honraste con tu divina imagen, y que, cuando falté
Quito - Ecuador a tus mandamientos, me hiciste volver a la tierra,
de la cual fui tomado, restituye en mí tu imagen,
 TROPARIOS
Tropario de Resurreción
Tono 7
Destruiste la muerte con tu Cruz y abriste al
ladrón el Paraíso; a las Mirróforas los lamen-
tos trocaste, y a tus Apóstoles ordenaste pre-
dicar que resucitaste, ¡Oh! Cristo Dios, otor-
gando al mundo la gran misericordia.
Kontaquion
Tono 4
¡Oh! Protectora de los cristianos, indesaira-
ble; Mediadora ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros los pe-
cadores, sino acude a auxiliarnos como bon-
dadosa, a los que te invocamos con fe. Sé
presta en intervenir y apresúrate con la súpli-
ca, ¡Oh! Madre de Dios, que siempre prote-
ges a los que te honran.
Tropario de San Basilio Magno.
Tono 1.
Tu voz anunciadora se difundió por toda la
tierra, que aceptó tu palabra. Porque enseñas-
te la fe y descubriste la naturaleza de los se-
res. ¡Oh! San Basilio que hiciste del real sa-
cerdocio, camino para la vida de los hom-
bres, ruega a Cristo Dios por la salvación de
nuestras almas.
Proquimenon
Tono 7
El Señor fortalecerá a su pueblo; el Señor
bendecirá a su pueblo con la paz.
Verso: Ofreced al Señor primogénitos, dad al
Señor machos cabríos.
EPISTOLA
Lectura de la carta de San Pablo a los
Efesios 2:14-22
Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, de-
rribando la pared intermedia de separación; Dirimien-
do en su carne las enemistades, la ley de los manda-
mientos en orden á ritos, para edificar en sí mismo los
dos en un nuevo hombre, haciendo la paz, Y reconci-
liar por la cruz con Dios á ambos en un mismo cuer-
po, matando en ella las enemistades. Y vino, y anun-
ció la paz á vosotros que estabais lejos, y á los que
estaban cerca: Que por él los unos y los otros tenemos
entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no
sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciu-
dadanos con los santos, y domésticos de Dios; Edifi-
cados sobre el fundamento de los apóstoles y profe-
tas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo; En el cual, compaginado todo el edificio, va
creciendo para ser un templo santo en el Señor: En el
cual vosotros también sois juntamente edificados, pa-
ra morada de Dios en Espíritu.
Aleluya Aleluya Aleluya.
Qué bueno es alabar al Señor y cantar para tu Nom-
bre, ¡Oh! Altísimo.
Aleluya Aleluya Aleluya.
Anunciar por la mañana tu misericordia, y tu verdad
al anochecer.
Aleluya Aleluya Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según
San Lucas 8: 27 – 39
En aquel tiempo; acababa Jesús de desembarcar,
cuando vino a su encuentro un hombre de la ciudad
que estaba poseído por demonios. Desde hacía mu-
cho tiempo no se vestía ni vivía en casa alguna,
sino que habitaba en las tumbas. Al ver a Jesús se
puso a gritar y se echó a sus pies. Le decía a voces:
“¿Qué quieres conmigo, Jesús, hijo del Dios Altísi-
mo? Te lo ruego, no me atormentes”. Es que Jesús
ordenaba al espíritu malo que saliera de aquel hom-
bre. En muchas ocasiones el espíritu se había apo-
derado de él y lo había llevado al desierto. En esos
momentos, por más que lo ataran con cadenas y
grillos para someterlo, rompía las ataduras. Jesús le
preguntó: “¿Cuál es tu nombre?” Y él contestó:
“Multitud”. Porque muchos demonios habían entra-
do en él; y rogaban a Jesús que no les ordenara vol-
ver al abismo. Había en ese lugar un gran número
de cerdos comiendo en el cerro. Los demonios su-
plicaron a Jesús que les permitiera entrar en los cer-
dos, y él se lo permitió. Salieron, pues, del hombre
para entrar en los cerdos, y toda la piara se precipi-
tó de lo alto del acantilado, ahogándose en el lago.
Al ver los cuidadores lo que había ocurrido, huye-
ron y llevaron la noticia a la ciudad y a los campos.
La gente salió a ver qué había pasado y llegaron a
donde estaba Jesús. Encontraron junto a él al hom-
bre del que habían salido los demonios, sentado a
sus pies, vestido y en su sano juicio. Todos se asus-
taron. Entonces los que habían sido testigos les
contaron cómo el endemoniado había sido salvado.
Un miedo muy fuerte se apoderó de ellos y todo el
pueblo del territorio de los gerasenos pidió a Jesús
que se alejara. Cuando Jesús subió a la barca para
volver, el hombre del que habían salido los demo-
nios le rogaba que lo admitiera en su compañía.
Pero Jesús lo despidió diciéndole: “Vuélvete a tu
casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti”. El
hombre se fue y publicó en la ciudad entera todo lo
que Jesús había hecho por él.
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