A veces se te odia, se te reclama, pero nada te hacemos.
A veces se te ama, se te consiente, pero nada te hacemos.
Eres engañoso, desconfiado, te ríes de nosotros.
Eres adorable, extraordinario, nos amas.
Has visto las desgracias más terribles del mundo,
las diferentes conquistas, la gente matándose por un pedazo de pan, guerras titánicas que no parecen terminar, huelgas continuas, las revoluciones más justas.
A veces se te quiere recuperar,
pero eso no solo depende de ti. A veces se te quiere matar, pero eso no solo depende de ti.
Has vivido todas las vidas,
todas las historias, todos los secretos, eres la experiencia viva.
Siempre permaneces despierto, jamás te detienes.
Te has llevado la vida de mujeres, de hombres, de niños, de ancianos, de familias, de poblaciones, de países enteros… es inminente que juegas con nosotros tal cual piezas del ajedrez.
A veces te tengo miedo
porque no se sabe cómo vas a actuar. A veces tiemblo porque no se sabe cómo todo va a terminar.
Eres indefinido, también nos has dado la vida,
la felicidad, la paz y el amor.
Hemos presenciado el goce eterno de amar,
de lograr mejorar nuestras vidas, de perdonar, de ser mejores personas cada día, de luchar contra enfermedades y contra la muerte.
Algunos han intentado burlarte y han sido burlados ellos.
A veces he pensado mejor unirme a ti
y ser siempre tu amiga. A veces he pensado que nos llevaremos bien si siempre soy tu amiga.
Gutiérrez Lupinta, Fiorella Linda, Los caminos de Florencia, segunda edición, autor-editor, 2019.