Antecedentes
En la antigua Roma, Titus Lucretius Carus (392 – 397 a.C) escribió en De rerum natura:
“Todos los elementos de la naturaleza y en específico los que nos sirven para nutrirnos,
serán mezclados siempre cuando se conozcan las verdaderas primordiales esencias de
cada uno.” Un pensamiento del siglo IV a.C. aún vigente, que parece sacado de los
postulados de la gastronomía molecular. Otro postulado, éste de la cocina molecular,
podría ser: “No es suficiente conocer los principios, se necesita saber manipular.”Original
del Diccionario de Trevoux (1704-1771), esta cita incluye Michael Faraday (1791-1867) en
su única publicación Chemical Manipulations. Este fisicoquímico, además de realizar
descubrimientos de gran relevancia, forjó una gran reputación como asesor industrial.
Orígenes
El término cocina molecular fue utilizado por primera vez en Erice, Sicilia, en 1992, como
título de un seminario científico. Cabe destacar a dos personas entre los organizadores de
este seminario: Elizabeth Cawdry Thomas y Nicolás Kurti. Elizabeth Cawdry Thomas fue
esposa de un físico a quien acompañó a congresos y conferencias. Allí conoció a un
profesor de la Universidad de Bolonia, Ugo Valdré, con quien coincidió en la idea de que
los procesos culinarios, abordados por lo común en forma empírica, debían tratarse de
manera científica. Contactaron y convencieron a Antonino Zichichi, director del Centro
Ettore Majorana, sede de congresos científicos en Erice. Con ello Cawdry y Valdré
convencieron a Kurti para que encabezara el comité organizador del primer Seminario de
Gastronomía Física y Molecular. Kurti invitó al comité organizador a Hervé This, químico
francés, editor –en aquel momento- de la revista Pour la Science, y a dos premios Nobel
franceses: Pierre-Gilles de Gennes y Jean-Marie Lehn. Harold McGee, filósofo
californiano que derivó hacia la gastronomía, fue el último integrante de este primer
comité organizador.
Después de este primer taller de Erice, cinco más se llevaron a cabo, el último en 2004.
Destaca la participación de Peter Barham, científico de la Universidad de Bristol dedicado
a la investigación en temas culinarios, conocido por su trabajo en el campo de los
polímeros. La mayoría de los participantes eran científicos. Del restante 20%, integrado
por cocineros, destacaron Pierre Gagnaire y Heston Blumenthal. La mayor parte de los
participantes –de 30 a 40 en cada taller- provenían de Francia e Inglaterra. También hay
que resaltar la participación de los italianos Davide Cassi, profesor de la física teórica en
la Universidad de Parma, y del chef Ettora Bocchia; juntos publicaron en 2003 “El
manifiesto de la cocina molecular italiana”. El objetivo de esta corriente radicaba en la
conservación de las características sensoriales originales de los platillos italianos. Como
consecuencia, se prohíbe el uso de algunos aditivos. El chef catalán Ferrán Adriá jamás
asistió a los talleres de Ettore (nunca fue invitado). Tampoco participó algún chef español.
Mas tarde surgieron un sin fin de congresos, jornadas, talleres, entre los que hay que
destacar las ya desaparecidas Jornadas de Gastronomía Molecular del Círculo de
Ciencias Analíticas de Paris, en las que Herve This se encargó de difundir la gastronomía
molecular en sus charlas (en ellas trató de mantenerse al margen de la industria y dirigió
el interés más al conocimiento de lo que ocurre a nivel molecular que al uso práctico de
este saber), y Madrid Fusión (cumbre internacional de gastronomía) que nace sin
etiquetas y que desde 2003 hasta hoy ha sido el evento gastronómico más importante a
nivel mundial.
Definición
Polémica
La asociación del término con el uso de productos químicos genera rechazo frente a los
productos naturales tan en boga, que generan confianza. Pero estos aditivos los
consumimos en muchos productos alimenticios o farmacéuticos que compramos de
manera habitual. Además pocos son sintéticos; la mayor parte se obtienen a partir de
productos naturales o de materias primas naturales modificadas.
Sin embargo, cuando alguien con nombre propio en la gastronomía hace declaraciones
en este orden de ideas, inicia la polémica. Es el caso del recién fallecido Santi
Santamaría, que en el momento de proporcionar su último libro La cocina al desnudo,
defensa de la cocina tradicional y mediterránea en contraposición con las nuevas técnicas
desarrolladas por la cocina molecular, llegó a declarar: “Nos jugamos un tema de salud
pública, como la metilcelulosa, cuyo consumo puede ser perjudicial. ¿Hay que sentirse
orgullosos de una cocina, la molecular o tecnoemocional, abanderada por Ferrán Adriá y
su cohorte de seguidores, que llena sus platos de gelificantes y emulsionantes de
laboratorio?”.
Por otro lado, Jorg Zipprick, alemán afincado en Francia, afamado periodista
gastronómico, autor de libros, guías y columnas, lanzó al mercado el libro No quiero
volver al restaurante. El subtítulo de esta publicación es muy explícito: De cómo la cocina
molecular nos sirve cola para papel pintado y polvo extintor. Este libro fue publicado
primero en España, lo que parece una estrategia para aprovechar y explotar la
controversia entre Ferrán Adriá y Santi Santamaría. Tanto Santamaría como Zipprick
arremeten contra el uso de aditivos en general, pero el que nombran es la metilcelulosa.
Esto no es casual, ya que es el único que ha sufrido una transformación química.
A esta crítica de las técnicas usadas por la cocina molecular se sumaron muchos. Llama
la atención el caso de la secretaria del estado italiana para la sanidad, Francesca Martini,
quien tras intervenir en varios programas de televisión e instada por éstos, acabó por
promulgar en 2010 un decreto que entró en vigor y prohíbe el uso de determinadas
sustancias en la gastronomía italiana. La secretaria Martini declaró: “Basta de aditivos
químicos en los platos. Con esta orden hemos querido garantizar la seguridad de los
alimentos que se suministran en los restaurantes italianos”. Esto polarizó aún más a la
opinión pública. En realidad se vetó una mal entendida cocina molecular. Muchos
profesionales del sector, conocedores del tema, calificaron la orden de irracional, un
atentado a la inteligencia.
De manera paralela a estos tres ataques –todo ellos mediáticos- a la cocina molecular,
uno de sus máximos exponentes, Heston Blumenthal, tuvo que cerrar en febrero de 2009
su restaurante The Fat Duck por intoxicación alimentaria de 40 clientes. Blumentahl había
sido ponente en los talleres de Erice, incansable investigador junto con Peter Barham, y
en 2005 fue distinguido como el mejor chef del mundo. Esto incrementó la alarma frente a
la cocina molecular y las especulaciones de sus detractores. Las investigaciones
apuntaron a una intoxicación producida por norovirus, presente, a veces, en moluscos
frescos. Después de dos meses The Fack Duck reabrió al público con la autorización de
la agencia de protección de la salud, misma que, hasta la fecha, no ha declarado las
causas de la intoxicación.
Actualidad
Ninguno de los chefs con los que se vincula el término cocina molecular adopta para
definir su cocina. Al contrario, lo repudian. Ya en 2006, en el artículo Declaración sobre la
nueva cocina, publicado en The Guardian, Ferrán Adriá, Heston Blumenthal, Tomas Keller
y Harold McGuee afirmaban: el término gastronomía molecular no describe nuestra
cocina, o cualquier estilo de cocina. Y concluyen: en el acto de comer se involucran todos
los sentidos y la mente. Preparar y servir los alimentos, por tanto, podría ser la más
compleja y completa de las artes escénicas. Para explorar el potencial expresivo de la
comida y la cocina, colaboramos con los científicos, de los químicos de los alimentos a los
psicólogos, con los artesanos y los artistas (de todos los ámbitos de las artes escénicas),
arquitectos, diseñadores, ingenieros industriales…También creemos en la importancia de
la colaboración y generosidad entre los cocineros: la disposición a compartir ideas e
información, junto con el pleno reconocimiento de los que inventan nuevas técnicas y
platos. No quieren etiqueta sin pertenecer a un colectivo; abren el abanico de
herramientas y reivindican la autoría.
Sin embargo, es indudable que la nueva visión que aportó la gastronomía molecular
continúa vigente. La física y la química ya son herramientas imprescindibles en el buen
hacer culinario. Se pueden utilizar más recursos, nunca menos.
“NUEVAS” TÉCNICAS
Los aditivos se emplean en la cocina de los grandes restaurantes para generar nuevas
texturas. Se mencionarán las técnicas empleadas en la cocina molecular desarrolladas
por el chef Adriá y sus colaboradores. En el cuadro 1 se indica la estructura generada, el
producto obtenido y el nombre comercial del aditivo comercializado por la empresa del
chef Adriá, los cuales se han desarrollado y probado en el centro de investigación de la
Fundación Alicia.
Esferificación
Desde el punto de vista técnico, la esferificación es la gelificación controlada de un
líquido. El procedimiento empleado requiere de la mezcla de la solución a gelificar,
como por ejemplo, agua de sandia. El modo de preparación consiste en verter en
un recipiente agua con alginato sódico, disolver perfectamente la solución con
ayuda de la licuadora, sumergir la solución a gelificar en agua con alginato y por
último pasarla a un baño con la concentración de cloruro de calcio. El resultado
son esfera –de tamaño variable, según el procedimiento que se aplique-
gelificadas, cuyo exterior es una capa tangible mientras que su interior permanece
líquido. Se pueden introducir elementos sólidos dentro de las esferas que
quedaran en suspensión en el líquido, solo que se consiguen dos sabores o mas
en una elaboración.
En cocina se emplean dos tipos de esferificación:
Esferificación básica, que se elabora con alginato sódico y se estabiliza con
cloruro de calcio. Se ha sugerido, para modificar la acidez, el uso de citrato
sódico.
Esferificación inversa, que se emplea sobre todo en ingredientes con alta
concentración de calcio. También se utiliza alginato sódico y gluconolactato
cálcico. La mezcla se disuelve con ayuda del brazo mecánico y para
espesar se añade goma xantano.
Gelificación
Esta técnica se utiliza para elaborar productos gelificados de consistencia muy
variable, que por sus propiedades pertenecen a la familia de los hidropoloides y
actúan como estabilizantes, espesantes, o gelificantes en sistemas alimenticios.
En este grupo se incluyen proteínas y polisacáridos por su capacidad de retener
agua, los cuales forman colides altamente hidratados.
Los geles son sistemas coloides en que pequeñas cantidades de material sólido
inmovilizan grandes volúmenes de líquido. Éste constituye el medio dispersor y el
sólido la fase dispersa. Se pueden obtener productos fríos o calientes de texturas
o apariencia gelatinosa (o ambos) como resultado de modificar un líquido con
productos gelificantes.
Los carragenatos también desempañan un papel importante en las gelificaciones.
Son hidratos de carbono de tipo fibroso que se emplean como aditivos gelificantes,
espesantes y estabilizantes. Por sus propiedades son hidrocoloides. Se obtienen
de tratamientos fisicoquímicos de algas rojas de la familia de las rodofíceas. Se
han utilizado en alimentación y medicina desde la edad media.
Emulsificantes
Una emulsión es una dispersión coloideal de dos líquidos no miscibles (por
ejemplo, cuando se añade aceite al agua). Si se disuelve con fuerza el agua y el
aceite, los dos líquidos se dispersan uno en el otro y se dice que se ha formado
una emulsión. Pero dicha emulsión es inestable y, al dejarla reposar, se vuelven a
formar las dos capas originales. Las emulsiones pueden ser de dos tipos: aceite
en agua o agua en aceite. Una emulsión de aceite en agua (O/W) es aquella en
que gotas finísimas de aceite están dispersas en el agua y una emulsión de agua
en aceite (W/O) es aquella en que las gotitas de agua están dispersas en el aceite.
Las emulsiones O/W se contaminan con mayor facilidad con microorganismos, en
tanto que las W/O no necesitan conservadores, ya que los microbios no pueden
atravesar la capa grasa para llegar al agua, único medio en que pueden
desarrollarse. La estabilidad de una emulsión es posible gracias a los
emulsionantes.
Se utilizan diversos emulsionantes para facilitar la formación y mantenimiento de
una emulsión o mezcla homogénea de dos líquidos no miscibles. Son sustancias
que, en su propia molécula tiene una parte soluble en agua y otra parte soluble en
aceite. Esto propicia que se sitúen en la frontera de separación agua-aceite;
orientan cada parte hacia la fase más afín y rebajan la tensión superficial, lo cual
estabiliza la emulsión.
Espumas
En el mejor restaurante del mundo del chef ejecutivo Adriá, se considera que la
espuma es una elaboración de textura variable, por lo general muy ligera, que se
obtiene a partir de un puré o líquido gelatinado introducido en el sifón (aunque se
añadan otros ingredientes). Las espumas pueden ser frías o calientes. Desde el
punto de vista químico son dispersiones colídales de un gas en un líquido, como la
espuma de la cerveza, o de un gas en un sólido, como el soufflé, el pan y los
biscochos.
Las espumas calientes son elaboraciones de texturas variables, por lo general
muy livianas, que se obtienen a partir de un puré o de un líquido introducido dentro
de un sifón. Su elaboración es muy similar a las espumas frías, pero al final se
introducen en el sifón en baño maría antes de servirse. Líquido o la mezcla
introducidos en el sifón debe contener grasas, féculas, huevos, etc., que hacen la
función de la gelatina en frío, pero con ayuda de los nuevos gelificantes se
obtienen espumas calientes. Para la elaboración de las espumas, tanto frías como
calientes, se utilizan diversos espesantes; es el caso de la gomo xantana y la
metilcelulosa.
Aire
Para la elaboración de esta técnica, suele mezclarse el líquido con un
emulsionante, como la lecitina de soya, claras de huevo, gelatina, nata,
mantequilla, etc. el modo de preparación consiste en accionar el brazo mecánico
en la superficie de un líquido con el fin de introducir aire en el mismo, hasta que se
forme una textura estable en la parte superior. En esta técnica se utiliza sobre todo
lecitina.
ADITIVOS
Carbohidratos:
Oligosacáridos, como las maltodextrinas.
Polisacáridos presentes en la fábrica dietética soluble, como las gomas y la
fracción de fibra dietética insoluble.
Derivados de las grasas con acción emulsificante.
Sales de calcio
Ácidos orgánicos
Los carragenatos se eliminan del cuerpo sin digerir. Esto podría afectar a la absorción de
nutrientes e influir de manera negativa en el curso de las infecciones intestinales. Se
sospecha que desencadenan síntomas alérgicos.
Harris, et al. (1993) ha analizado el efecto de los carragenatos con relación al cáncer
colorrectal, y han concluido que estas fibras solubles, al igual que la goma arábiga,
incrementan el riesgo de neoplasias, ya que ligan al carcinógeno; no obstante, si este
compuesto se fermenta por la acción de bacterias colónicas, queda libre y puede
depositarse en las células de la mucosa. Otro aspecto mencionado es que los
carragenatos degradados –que se producen al romperse las cadenas del polisacárido
normal- en dosis altas pueden producir alteraciones en el intestino de la rata, hasta
producir cáncer colorrectar. Aunado a esto, parte de los fragmentos pueden absorberse y
tener un efecto en las células del sistema inmunitario del roedor. Sin embargo, el
carragenato degradado no está presente en proporciones significativas en el aditivo que
se emplea en la industria alimentaria, y no hay interés en su uso, ya que no tienen la
capacidad de formar un gel.
Sales de calcio
Ácidos orgánicos
Los aditivos se han clasificado en grupos acordes con su acción en los alimentos. a
continuación se mencionan aquellos en que se incluyen compuestos utilizados en cocina
molecular: