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Únicamente las vocales tienen formantes, las consonantes, aunque pueden tener barras de
concentración de energía, no tienen formantes.
F1: Tiene una frecuencia más alta cuanto más baja está la lengua; es decir, cuanta
mayor abertura tenga una vocal, mayor es la frecuencia en que aparece el F1.
F2: Tiene mayor frecuencia cuanto más hacia delante está posicionada la lengua, es decir, cuanto
más anterior es una vocal, mayor es el F2.
Mujeres
Hombres
Vocal F1 F2 F1 F2
i 265 2318 241 2835
e 454 1995 492 2252
a 657 1215 664 1168
o 475 888 511 981
u 294 669 243 629
Vocal F1 F2
a 700 1460
e 360 1970
i 248 2600
o 400 896
u 260 613
Hombres: 50 y 200 Hz
Mujeres: 150 y 350 Hz
Niños: 240 – 500 Hz
Frecuencias altas: número elevado de vibraciones por segundo, aumenta su tensión, la altura es
mayor, la voz se eleva y, en definitiva, se escucha más aguda
Frecuencias bajas: menos vibraciones por segundo, menor tensión de las cuerdas vocales, la voz
desciende y, por tanto, se percibe más grave
La frecuencia depende de la longitud que presenten los pliegues vocales, cuanto mayor sea, más
grave será la voz. La voz de un niño es más aguda que la de una mujer, puesto la longitud de sus
pliegues vocales es menor.
Niños y niñas tienen una F0 similar de 240 Hz. En la pubertad los varones presentan un descenso
hasta los 110 Hz, mientras que las mujeres se mantienen en los 210 Hz
Shimmer: Perturbación de la intensidad o amplitud. Unas ondas pueden ser más alargadas que
otras. Esta irregularidad se mide con el parámetro shimmer y se estima que una voz es patológica
a partir de un porcentaje de irregularidad del 3.810%.
Jitter: Perturbación en la frecuencia. Unas ondas pueden ser mas anchas que otras. Los pliegues
vocales tienen que vibrar a la misma velocidad para que la onda salga armónica. La voz no es
perfecta y se estima que con un porcentaje de irregularidad superior a 1.040% ya existiría
patología.