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Diariamente estamos expuestos a diversas experiencias en los lugares a los cuales

concurrimos, donde realizamos distintas actividades y por lo cual nos podemos topar con
una gran variedad de personas, con igual número de características, vivencias, expectativas,
que bien pueden ser similares o totalmente distintas a las nuestras; es en estos lugares
donde se crea un espacio de encuentro, pero a la vez de desconocimiento.
Un parque es un gran ejemplo de este tipo de espacios, donde gran cantidad de personas
confluyen, de manera individual o grupal, cada quien tiene motivos distintos para acudir a
este lugar; hay quienes van a hacer ejercicios, otros a leer, otros más solo a pasar un tiempo
libre; entre otras circunstancias que suelen motivar a las personas a acudir al parque más
cercano o al que más les gusta.
Estar en un parque es como entrar en una pequeña ciudad, donde se pueden presentar
distintas situaciones de la cotidianidad; por un lado, es posible compartir gustos,
expectativas o actividades, sin necesidad de entrar en contacto con las demás personas, solo
estando en el mismo lugar, haciendo cosas similares, pero de manera individual, respetando
mutuamente el espacio; por otro, se puede ver como un conjunto de vivencias totalmente
diferentes y opuestas, pero que se realizan en el mismo lugar, dándole variedad a lo que
sucede en esta instancia, generando una experiencia compleja pero también completa, en la
que las personas pueden vivir diversas situaciones, sin necesidad establecer un vínculo con
quienes también se encuentran allí.
Es posible decir que este es uno de los lugares donde se pueden vivir diversas experiencias,
sin necesidad de trasladarse por mucho espacio, atrayendo a distintas personas bajo esa
misma premisa, prometiéndole, implícitamente, variedad e interacción, pero sin la
obligación de pertenecer a una categoría o grupo en específico que se deba reunir en un
lugar determinado y limitado; por el contrario, ofrece pertenecer a una pequeña sociedad en
la que prevalece la libertad de escoger tu propio espacio pero respetando el de los demás,
estar inmerso en un entorno variable, pero acorde a tus expectativas y gustos.
Cuando vamos a un parque deseamos tranquilidad, pero también distracción, estar en
contacto con las distintas situaciones que podamos analizar y también idealizar, lograr un
vínculo distinto con las situaciones que nos rodean; es ahí donde está la esencia de los
parques, poder construir una experiencia mucho más completa y significativa, alimentada
de las diversas circunstancias que se pueden observar, pero también en las que se participan
de manera activa, creando sensaciones vinculantes al lugar, motivándonos a seguir yendo a
este mismo lugar.

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