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¿Qué es el metabolismo?

Se denomina metabolismo al
conjunto de reacciones químicas
controladas mediante las cuales
pueden los seres vivos cambiar la
naturaleza de ciertas sustancias
para obtener así los elementos
nutritivos y las cantidades de
energía que requieren los procesos
de crecimiento, desarrollo,
reproducción y sostén de la vida.
El metabolismo es el conjunto de reacciones bioquímicas y procesos fisicoquímicos que
ocurren en la célula y en el organismo, en los que se intercambian materia y energía con
su entorno.
El metabolismo se divide en dos procesos conjugados, el catabolismo y el anabolismo. Las
reacciones catabólicas liberan energía; un ejemplo de ello es la glucólisis, un proceso de
degradación de compuestos como la glucosa, cuya reacción resulta en la liberación de la
energía retenida en sus enlaces químicos. Las reacciones anabólicas, en cambio, utilizan
esa energía liberada para recomponer enlaces químicos y construir componentes de las
células como las proteínas y los ácidos nucleicos. El catabolismo y el anabolismo son
procesos acoplados puesto que uno depende del otro.
El metabolismo se divide en dos fases interrelacionadas que se producen
simultáneamente:
Fase de obtención de energía: En el
catabolismo se produce la
transformación de sustancias orgánicas
complejas en moléculas más sencillas,
almacenando la energía química
liberada en forma de enlaces fosfatos de
los ATP.
Fase de construcción de materia
orgánica: En el anabolismo se construye
materia orgánica compleja a partir de las
moléculas sencillas del citoplasma,
utilizando la energía obtenida en el
catabolismo o en otros procesos, como
son la fotosíntesis y la quimiosíntesis.
Los bioelementos o elementos biogénicos son
los elementos químicos presentes en seres
vivos. La materia viva está constituida por unos
70 elementos, la práctica totalidad de los
elementos estables que hay en la Tierra,
excepto los gases nobles.1 No obstante,
alrededor del 99 % de la masa de la mayoría de
las células está constituida por seis elementos,
carbono (C), hidrógeno (H), oxígeno (O),
nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S), que
abundan mucho más en la materia viva que se
encuentra en la corteza terrestre.
Aunque siempre hay numerosas posibilidades
a la hora de clasificar cualquier grupo de elementos, podemos hacer tres grandes
categorías:
 Elementos mayoritarios.
 Elementos traza.
 Elementos ultratraza.
Los elementos mayoritarios se presentan en cantidades superiores al 0,1 % del peso del
organismo.  Estos elementos son, por orden de abundancia el oxígeno (O), el carbono (C ), 
el hidrógeno (H), el nitrógeno (N), el calcio (Ca), el fósforo (P), el azúfre (S), el cloro (Cl) y el
sodio (Na).
A la vez, podemos dividir esta categoría en dos subgrupos:
 Bioelementos fundamentales o primarios:  Entre todos ellos suman el 98 % del
peso de cualquier ser vivo. Son indispensables para la formación de las
biomoléculas. Son O, C, H, N, P y S.
 Bioelementos secundarios. Son Ca, Na, K y Cl. Aparecen formando sales minerales
o como iones.
 Los elementos traza están presentes en una proporción comprendida entre el 0,1 y el
0,0001% del peso de un ser vivo. Entre otros se incluyen silicio (Si), magnesio (Mg) o cobre
(Cu).
En cantidades inferiores al 0,0001% se encuentran los elementos ultratraza. Son, por
ejemplo el yodo (I), el manganeso (Mn) o el cobalto (Co).
Los elementos traza y ultratraza pueden ser denominados en su
conjunto oligoelementos (del griego oligo, que significa poco, escaso). Se han aislado unos
60 oligoelementos, pero de ellos sólo 14 se consideran comunes en casi todos los seres
vivos.
Cabe hacernos un par de preguntas: ¿Porque la vida ha escogido precisamente a estos de
entre todos los elementos conocidos en el sistema periódico? ¿Qué tienen de especial?
Bueno, la mayoría de los investigadores concuerdan en que estos son los elementos del
sistema periódico que teniendo un pequeño peso molecular son capaces de formar
enlaces covalentes muy estables y variados, por la compartición de los electrones de sus
capas más externas.

Las biomoléculas son la materia prima con que se encuentran construidos los seres


vivos; siendo la base esencial y fundamental de la vida y de la salud, presentan una
armónica y común afinidad entre las distintas especies vivas, los alimentos naturales y el
cuerpo humano. Entender la relación entre la especificidad biomolecular, su organización
y su función, es una necesidad fundamental para quien desee recuperar, conservar y
fortalecer la salud de una forma natural, pero también eficaz, así como para quien
pretenda acercarse un poco más a su propia esencia.
Clasificación
Según la naturaleza química estas moléculas pueden ser:
Biomoléculas inorgánicas: Agua, la biomolécula
más abundante. Gases (oxígeno, dióxido de
carbono).
Sales inorgánicas: aniones como fosfato
(HPO4), bicarbonato (HCO4-) y cationes como el
amonio (NH4+).
Biomoléculas orgánicas o principios
inmediatos: Glúcidos (glucosa, glucógeno,
almidón). Lípidos (ácidos grasos, triglicéridos,
colesterol, fosfolípidos, glucolípidos). Proteínas (enzimas, hormonas, hemoglobina,
inmunoglobulinas etc.). Ácido nucleico (ADN ARN). Metabolitos (ácido pirúvico, ácido
láctico, ácido cítrico, etc.).

Las funciones de las proteinas son específicas de cada una de


ellas y permiten a las células mantener su integridad, defenderse
de agentes externos, reparar daños, controlar y regular
funciones, etc... ... Las proteinas estructurales se agregan a otras
moléculas de la misma proteina para originar una estructura
mayor.
Energética: los carbohidratos funcionan como reserva
energética, pudiendo usarse de manera inmediata
porque las despensas energéticas tienen la capacidad
de movilizarse rápidamente para producir glucosa en
caso de que sea necesario. Esta función hace que el
aporte de hidratos de carbono tenga que ser diario.

Los lípidos cumplen funciones diversas en los organismos vivientes, entre


ellas la de reserva energética (como los triglicéridos), la estructural (como
los fosfolípidos de las bicapas) y la reguladora (como las hormonas
esteroides).

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