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TERAPIA GRUPAL

ANTOLOGÍA
CONTENIDO DE LA ASIGNATURA

1. Antecedentes históricos
1.1 Freud y los pioneros de la psicoterapia de grupo

2. Psicoterapia de grupo
2.1 Teoría psicodramática
2.2 Psicoterapia psicoanalítica en grupo
2.3 Psicoterapia psicoanalítica de grupo
2.4 Aplicaciones de la psicoterapia de grupo

3. ¿Qué es la psicoterapia de grupo?


3.1 Tipos de grupos para cada tipo de paciente

4. Psicoterapia por el grupo


4.1 Psicoterapia en el grupo
4.2 Psicoterapia del grupo
4.3 Psicoterapia en y del grupo
4.4 Conclusiones

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de los autores
INTRODUCCIÓN A LA ANTOLOGIA

Fragmento tomado de:


Gómez, R. (s.f.). Psicoterapia de grupo, principios básicos y aplicaciones.
Recuperado en:
http://www.centrelondres94.com/files/PSICOTERAPIA_DE_GRUPO_PRINCIPIOS
_BASICOS_Y_APLICACIONES.pdf

1. Antecedentes históricos

Aunque ya en textos como la República de Platón y la Política de Aristóteles


aparecen un conjunto de hipótesis y análisis sobre los fenómenos colectivos, es a
comienzos del siglo XX, cuando el estudio de los grupos y de las relaciones
humanas adquiere un carácter experimental. El término grupo es reciente, las
lenguas antiguas no disponían de ningún término que designara una asociación de
pocas personas con objetivos comunes, este término parece provenir del término
italiano groppo o gruppo, que designa a varios individuos, pintados o esculpidos,
que componen un tema.

Es a mediados del s. XVIII cuando dicho término designa una reunión de personas,
y a comienzos del XIX cuando se puede encontrar, en la obra de Fourier y el mito
del falansterio, la idea de que el hombre es un ser social o, más exactamente, un
ser grupal.

Durkheim, en el siglo XIX, contribuye a la interpretación de los procesos colectivos,


a través de sus conceptos de solidaridad, anomia y los símbolos sociales, crea la
hipótesis de una conciencia colectiva, de una “dinámica social” y define al grupo
social como algo más que la suma de los miembros y, en el XX, Lewin insiste en
esta idea cuando plantea que el grupo es una totalidad diferente a la suma de sus
partes.

Homans, 1977, define al grupo del siguiente modo: “serie de personas que durante
un lapso de tiempo tienen un trato mutuo frecuente, y cuyo número es
suficientemente reducido como para que cada uno pueda entrar en relación con
todos los demás, frente a frente”. Observamos que hay tantas definiciones de
“grupo” como autores se han dedicado al tema, pero en todas ellas se dan las
características siguientes: pluralidad de personas, delimitación espacial y temporal
de la experiencia y comunicación de los miembros entre sí, considerándose
elementos decisivos del grupo: la experiencia común, la interdependencia, la
distribución de funciones y la consecución de una meta.

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Con la Segunda Guerra Mundial la terapia de grupo cobró un gran impulso; debido
a los numerosos casos psiquiátricos, los pocos psiquiatras militares se vieron
obligados a utilizar los métodos grupales por necesidad. Así, los hospitales militares
británicos y americanos se encontraron con los mayores expertos en psicoterapia
de grupo (entre los británicos destacan, E. James Anthony, S.H. Foulkes y W.R.
Bion., y entre los segundos, A. Wolf y Eric Berne. Previamente quisiera referirme a
algunas disciplinas científicas y autores, fuera del campo clínico, que han dado
valiosos elementos al campo grupal, a la aportación de Freud y a los pioneros de la
psicoterapia de grupo, para después centrarme en la psicoterapia de grupo
psicoanalítica, que constituye el objeto central de este trabajo.

De las disciplinas que han aportado elementos y nociones de interés para


comprender los fenómenos grupales, cabe destacar:

a) La teoría psicoanalítica, queplantea que en la estructuración psíquica del


sujeto los grupos fundantes son el vínculo madre - hijo y la relación edípica, ambos
claves para la comprensión del aquí - ahora grupal. Su segundo modelo de
personalidad incluye la noción de superyó, la conciencia moral del sujeto humano,
heredera de la cultura ética de los progenitores y de su grupo social; esta idea de
que lo social es internalizable por el sujeto hasta constituir su propia personalidad
abre el camino a la concepción del mundo interno de la persona como sociedad
mental en la que viven todos los personajes y objetos que tienen relevancia para el
sujeto.

b) La Psicología Socialnos señala la importancia de los grupos en los procesos


de socialización de los individuos. Aporta elementos acerca del liderazgo, de los
conflictos intra y extra grupo y de las actitudes frente al cambio. Dentro de ella, la
teoría lewiniana plantea conceptos que han impregnado todas las corrientes
grupales, aporta el concepto de dinámica grupal, la importancia del liderazgo y de
las fuerzas y tensiones que se dan dentro del grupo, así como cuestiones referentes
al cambio y la resistencia al mismo (Maisonneuve, 1973).

c) La teoría general de los sistemas contribuye básicamente con la idea de que


el sistema se muestra como una totalidad diferente a la suma de las partes (principio
de no sumatividad), entendiéndose sus componentes y propiedades como
funciones del sistema total, dotado además de una finalidad. Sus nociones acerca
de los sistemas abiertos y su teoría de la equifinalidad abren perspectivas para el
estudio de los grupos, asimismo la observación de que en un sistema circular la
alteración no está tanto determinado por sus condiciones iniciales, sino por la
naturaleza del proceso o los parámetros del sistema. En este sentido, en
contraposición al psicoanálisis muestran la importancia tanto del aquí-ahora como
de la búsqueda de los orígenes. En esta línea, la teoría de la Comunicación plantea

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la relevancia de la simetría y de la complementariedad en la comunicación entre los
sujetos y los grupos (Von Bertalanffy, 1914).

Las investigaciones fuera del campo clínico corresponden a autores como Cooley,
Elton Mayo, Asch, Allport, Newcomb y Lewin que introducen numerosos conceptos
para la comprensión de los fenómenos grupales. Cooley hace una distinción entre
grupos primarios y secundarios, los primarios (grupo familiar) se caracterizan por
los lazos afectivos entre los miembros, mientras que en los secundarios las
relaciones son impersonales, racionales y formales; con este autor, dice Anzieu,
1971, puede definirse al hombre como un animal grupal. Elton Mayo estudia la
formación de grupos espontáneos, en el ámbito laboral; estos grupos se dan
normativas y se convierten en grupos primarios.

Asch examina la percepción y el pensamiento en el grupo y Allport la "facilitación


social", refiriéndose a las aportaciones del grupo al individuo. Newcomb plantea que
para formarse un grupo se necesita dos condiciones: que los miembros compartan
normas y que incluya a miembros cuyos roles estén interrelacionados; ambas
condiciones se dan en el grupo terapéutico. En 1944 se crea el término "dinámica
de grupos" por K. Lewin, 1980, psicólogo alemán que describe al grupo como un
todo dinámico sometido a la influencia de diversas fuerzas, producto de la relación
de los deseos y defensas de sus miembros, que a su vez están en continuo cambio;
siendo el cambio y la resistencia al mismo un aspecto esencial en la vida de los
mismos. Define al grupo como “un conjunto de personas interdependientes”, un todo
cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes y plantea que su
organización incluye además de los miembros, los objetivos, las normas, etc.
Concluye que los grupos no son objetos fijos, sino que tienen una historia y un
proyecto. Asimismo, trabaja sobre la importancia del liderazgo en el grupo.

Éste es fundamental para comprender la dinámica grupal, ya que la estructura y la


función de un grupo están determinadas por sus características. Describe tres tipos
de líderes: el líder autoritario, el democrático y el "laisser faire", observa que en este
último se da la agresividad más elevada. Su teoría ha tenido una influencia
importante en aquellos autores que trabajan con el grupo como un todo, como los
ingleses Bion, Ezriel y Foulkes. Lewin intenta comprender las relaciones entre los
miembros de un grupo en el plano de su interdependencia. Posteriormente la teoría
Interaccionista considerará que es la observación de las interacciones lo que
permite comprender la vida grupal (Maisonneuve, 1980).
Bales, principal representante de esta corriente, hace una observación de los
procesos de interacción entre los individuos, entiende la interacción como un
intercambio de intervenciones, siendo éstas una comunicación verbal o no.
Descubre la existencia de una complementariedad significativa entre el rol de líder
y el de los otros miembros del grupo, de forma que si el líder interviene mucho en la

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orientación de las tareas, el grupo produce relativamente poco, siendo más
productivo cuando interviene sólo en el plano de la información. Una de las críticas
que se le puede hacer a esta teoría es que reduce la dimensión colectiva del grupo
a la suma de las relaciones interpersonales, cuando es evidente que las
interacciones no bastan para describir la vida del grupo (Sbandi, 1990). Por otro
lado, Pagés, 1977, se interesa por la vida afectiva de los grupos y plantea que los
fenómenos del grupo pueden ser considerados como sistemas de defensa contra la
angustia ante la separación.

Este autor, en desacuerdo con Bion, considera que en los grupos la racionalidad es
a menudo un obstáculo para la cooperación, y una negativa para percibir el
fenómeno afectivo más profundo del grupo, a saber, el de un vínculo positivo,
vínculo correlativo a la angustia común de separación, de abandono. Por otro lado,
y en contraposición a Freud, opina que no es la existencia de un líder lo que hace
surgir a un grupo, sino la unión del grupo lo que determina el surgimiento del líder.
Sartre también se preocupa de los grupos, para él, el ser del grupo resulta del
análisis del marxismo y el existencialismo; el grupo es el lugar donde se pueden
observar las condiciones sociales e históricas y analizar las diversas realidades
individuales. Su aportación a la teoría grupal es la introducción del pensamiento
dialéctico. Piensa al grupo como un proceso de carácter dialéctico, un todo dinámico
en movimiento, con relaciones de interioridad entre las partes; Éste atraviesa
diversas etapas en su desarrollo: fusión, juramento, organización, fraternización -
terror e institucionalización (para pasar de la aglomeración a grupo tiene que haber
un interés y una acción común; en el momento de fusión hay una toma de conciencia
de una tarea común).

Para Sartre el grupo no es una totalidad sino una totalización en proceso, considera
que el grupo "no es", no porque niegue su existencia sino su falta de
conceptualización. Plantea que la serialidad es el origen del grupo y el tipo de
relación humana en la que un individuo es equivalente a otro. En la serialidad no
hay relación de interacción, ya que ésta se establece cuando los hombres dejan de
ser intercambiables, su característica es la soledad y el grupo se constituye en la
lucha contra ella (García de la Hoz, 1978).
Antes de centrarme en la psicoterapia de grupo psicoanalítica que es la metodología
con la que he trabajado desde hace 25 años, más en concreto con psicoterapia de
grupo analítico – operativa, con pacientes de diferentes edades y patologías; con
diversos encuadres (breves, intermedios y prolongados); en grupos heterogéneos
(trastornos de 4 ansiedad, depresión, obsesivos, trastornos de personalidad, en los
que en ocasiones incluía pacientes psicóticos), o grupos con patología homogénea
(esquizofrénicos, enfermedades somáticas), etc.; desearía hacer referencia
brevemente a la terapia de grupo cognitiva – conductual y a la técnica de Yalom,
2000, que en Estados Unidos es la terapia grupal que más se practica. Referente a

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la primera, en los años 60 se empieza a aplicar al tratamiento de grupo, los principios
conductistas relacionados con el refuerzo.

A finales de los 70 e inicios de los 80, la terapia grupal cognitivo – conductual incluye
técnicas como la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en habilidades de
intervención o manejo de situaciones y la relajación; más tarde introduce los
métodos de exposición a estímulos. En los años 70, el entrenamiento en habilidades
sociales era la forma más importante de terapia grupal; en los 80 y hasta el momento
actual, el manejo de estrés y la agresividad se han convertido en los objetivos
terapéuticos. Ambos utilizan la reestructuración cognitiva y la relajación, así como
la resolución sistemática de problemas. Se denomina reestructuración cognitiva al
proceso de identificar y evaluar las propias cogniciones, reconociendo los efectos
perjudiciales de las desadaptativas y sustituyéndolas por otras más apropiadas.

Se utiliza el grupo en la hipótesis de que ofrece a los pacientes muchas posibilidades


para aprender y practicar conductas y cogniciones. El problema es que algunos
terapeutas llevan la sesión como si fuera una clase y pierden la interacción grupal
como una de las mejores herramientas del tratamiento (Sheldon, 1996). La
segunda, se denomina terapia grupal interpersonal y pone el énfasis en el
aprendizaje interpersonal como mecanismo curativo fundamental. Yalom describe
doce factores terapéuticos en el grupo: infundir esperanza, universalidad,
información participada, altruismo, desarrollo de técnicas de socialización, conducta
imitativa, catarsis, factores existenciales, cohesión de grupo, aprendizaje
interpersonal y el grupo como microcosmos social.

Los terapeutas deben facilitar la emergencia y maduración de estos factores


curativos. Se fundamenta en una teoría interpersonal de la psicopatología que
supone que los problemas de los pacientes son resultado de conductas y creencias
desadaptativas. Este abordaje terapéutico se diferencia de los otros en que el
mecanismo más importante del cambio es este aprendizaje interpersonal. El foco
de atención se sitúa en el aquí – ahora, primándose las conductas, experiencias e
interacciones de los miembros durante el tiempo real del grupo. En cuanto a la
selección de integrantes al grupo terapéutico excluye las patologías siguientes:
trastornos cerebrales, paranoides, hipocondríacos, psicóticos, dependientes de
tóxicos y trastornos de la personalidad antisociales; prefiere los grupos
heterogéneos en cuanto a síntomas y características demográficas. Llegados al final
de esta trayectoria histórica de la psicoterapia de grupo, recordar que al principio la
preocupación principal de los terapeutas grupales era la aceptación del nuevo
método como forma válida de tratamiento. Ahora a principios del siglo XXI, ya
reconocida la gran validez del grupo como instrumento terapéutico, en numerosos
países se han creado Asociaciones e Instituciones que se han dedicado a la
investigación y al desarrollo de esta modalidad psicoterapéutica. Asimismo, en las

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redes de asistencia pública a la salud mental ha habido un desarrollo creciente de
las técnicas grupales para la atención de los problemas psicopatológicos, lo que ha
evidenciado la gran utilidad y relevancia de la psicoterapia de grupo y de las técnicas
ligadas a la misma, tanto para trabajar lo intrapsíquico como lo interpersonal en los
trastornos psicopatológicos.

1.1 Freud y los pioneros de la psicoterapia de grupo

En el campo clínico, dentro de la teoría psicoanalítica, es Freud quien consigue


integrar aspectos fundamentales para dar cuenta de la conducta del sujeto: la
integración entre, la conducta normal y patológica, los aspectos conscientes e
inconscientes, y lo psíquico y lo somático. En lo que se refiere a la relación entre
individuo y sociedad, aporta la trascendencia de la historia infantil y familiar en la
estructuración de la personalidad del sujeto.

Descubre dos conceptos fundamentales, el “superyo” y la “transferencia”; en el


segundo modelo de la personalidad incluye la noción de “superyo” como una de las
instancias del aparato psíquico, constituido por la internalización de las relaciones
sociales más significativas; de este modo, considera que la conciencia moral del
hombre es la heredera de la cultura ética de sus progenitores y de su grupo social.
La transferencia, muestra los aspectos subjetivos de la relación a nivel inconsciente,
el sujeto, en el aquí- ahora actual, repite las relaciones de su historia infantil. Aunque
Freud nunca trabajó con grupos, su psicología psicoanalítica muestra en diversos
textos su interés por el fenómeno de los grupos, desarrollando conceptos de gran
utilidad para el campo de lo grupal.

En su trabajo "Psicología de las masas y análisis del yo", del año 1921, discute los
planteamientos de Tarde y Le Bon y plantea que la psicología individual es, al mismo
tiempo y desde el principio, psicología social. Expresa textualmente que "en la vida
anímica individual aparece siempre integrado el otro como modelo, objeto, auxiliar
o adversario". Adelanta la hipótesis de que “en la esencia del alma colectiva hay
relaciones amorosas; por un lado, el individuo se une por lazos libidinosos al jefe o
a una idea y, por otro, a los otros miembros de la comunidad, siendo los primeros
más significativos”.

Para Freud, el vínculo social se basa en la transformación de un sentimiento


primitivamente hostil en un apego positivo, que en el fondo no es más que una
identificación, mantenida por el hecho de compartir un mismo amor con el mismo
objeto. Define el concepto central de “identificación” como “la manifestación más
temprana de enlace afectivo a otra persona”. Recuerda que para Mac Dougall la
formación de una masa precisaba que existiera entre los miembros algo en común,
un mismo interés que los enlazara a un mismo objeto; basándose en este autor
describe los procesos de identificación y la relación con el líder como mecanismos

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básicos para la comprensión de lo que sucede en "lo colectivo". Freud en
contraposición a la idea de Le Bon acerca del hombre como animal gregario,
considera que es un animal de horda, un elemento constitutivo de una horda
conducida por un jefe. Para él, en la masa, la identificación se da por la relación
afectiva con el caudillo; de ese modo, los individuos reemplazan su ideal del yo por
un mismo objeto y como consecuencia hacen una identificación recíproca de sus
yoes. Estos lazos afectivos explican la regresión de los sujetos, la disminución de la
intelectualidad y la intensificación del afecto, con un paso al acto, mecanismos que
no se dan cuando la masa está organizada.

Para Freud el primer elemento de unidad en un grupo es la existencia de un líder,


considerando que el lazo entre los miembros se basa en la relación que cada uno
tiene con dicho líder, vínculo de origen libidinoso. Estos aspectos también los
señalan en su obra Cartwright y Zander, 1971, cuando plantean que para Freud dos
o más personas constituyen un grupo si han escogido el mismo objeto, modelo o los
mismos ideales en su superyo y consiguientemente se han identificado entre sí. La
teoría freudiana del grupo ha influido mucho sobre la terapia grupal y ha ayudado a
la comprensión de destacados fenómenos grupales, pero es preciso seguir
investigando para conocer otros elementos, además de los que se centran en la
relación de dependencia de los miembros respecto al líder.

Sucesivas investigaciones dentro del campo psicoanalítico corresponden a:


Devereux, 1977, quien, desde el etnopsicoanálisis, señala la importancia de la
observación e investiga las implicaciones del observador en lo investigado, así como
la distorsión motivada por los prejuicios. Searles, 1980, quien, desde la clínica,
plantea como el terapeuta se incluye en los movimientos de simbiosis del grupo y,
por último, Bleger, 1971, quien se sitúa en la frontera entre psicología social y grupal
y considera que hay dos tipos de sociabilidad, dos modos de relación en los grupos:
“la interacción” y la “sincrética”, planteando que el sincretismo es el vínculo más
poderoso entre los miembros de un grupo sin el cual la interacción no sería posible.
La noción de sociabilidad sincrética tiene relación con la noción de serialidad de
Sartre, con ella Bleger trata de mostrar los aspectos preverbales y de no relación en
los grupos planteando que se constituye a partir de los estratos de la personalidad
no discriminada de los sujetos.

Las primeras experiencias con grupo dentro del campo clínico se realizan a
comienzos del siglo XX, los pioneros de la psicoterapia de grupo utilizan el método
grupal con pacientes orgánicos y no con enfermos psiconeuróticos, parece que es
Adler, discípulo de Freud, quien pone en marcha los primeros grupos terapéuticos,
de carácter público y gratuito, en Europa, aunque su intervención se centra más en
los aspectos racionales que en los inconscientes. Pratt, Low, Lazell, Marsh y
Snowden ponen en marcha grupos cuyos objetivos son fundamentalmente de apoyo

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y contención, grupos dirigidos por un líder que puede tener un funcionamiento
paternalista o democrático. En estos grupos la información y los mecanismos de
sugestión e identificación son importantes, lo destacable es la función del terapeuta
como líder carismático.

El método que se utiliza es dar clases sobre la enfermedad, y posteriormente se


hace una discusión sobre el tema en grupo, reuniendo a los pacientes (tuberculosos,
enfermedad en aquellos momentos de evolución crónica y mortal) en grupos
grandes. En 1905, Pratt observa que se establecen lazos emocionales que influyen
favorablemente tanto en el cumplimiento del tratamiento como en la evolución
clínica. Además de los lazos emocionales entre ellos, otro elemento que influye es
la relación con el terapeuta, por eso sentaba a su lado a los que mostraban mayor
interés.

En esta técnica, el líder tiene un funcionamiento autoritario o paternalista, los


mecanismos de sugestión y aprobación por el líder son fundamentales. Se genera
una identificación de los pacientes por la idealización con un líder de tipo paternal.
La estrategia es de contención y apoyo, sin embargo, algunos autores las
denominaron técnicas represivas (Bauleo, 1970). Pratt es el pionero de la terapia de
grupo en E.E.U.U., su experiencia se consolidó como uno de los ejes más
importantes dentro de la Institución, ya que ayudaba a los pacientes a enfrentarse
con su enfermedad crónica. Low utiliza esta técnica con pacientes psicóticos,
establece un principio terapéutico que denomina “autoridad - sabotaje” y hace un
plan de tratamiento para cada paciente. Trata de sustituir el lenguaje del paciente
por expresiones afirmativas acerca de la salud mental y cuando éste no responde
le considera un saboteador.

También Lazell, 1921, y Marsh trabajan con pacientes esquizofrénicos y adoptan el


método grupal de Pratt, aunque utilizan una técnica denominada “didáctica”. En
ésta, el terapeuta tiene un funcionamiento democrático, primero se hace una labor
de información y, después, los pacientes participan en la discusión posterior, siendo
éste el criterio de evaluación del proceso de enfermedad. Lazell trabaja con
discusiones de grupo de orientación psicoanalítica. Marsh es un sacerdote que
después se hace psiquiatra, trabaja grupalmente con los pacientes internados
incluyendo a los miembros de la plantilla.

Por último, Snowden también da información sobre las enfermedades mentales a


los pacientes; posteriormente lo debaten en relación con sus problemas. En estas
últimas técnicas, el líder funciona de manera democrática y la participación activa
de los pacientes es un indicador fundamental para explicar su mejoría.

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2. Psicoterapia de grupo

Psicoanalítica. Después de describir estas diversas aportaciones al campo de lo


grupal, tanto fuera de la clínica, como aquellas planteadas con finalidades
terapéuticas y objetivos de información, discusión y apoyo, en pacientes
tuberculosos, psicosomáticos, psicóticos y esquizofrénicos, en las que el líder tenía
características carismáticas y la sugestión o la participación activa era determinante
para el proceso de mejoría de los sujetos, quisiera plantear diversas experiencias
grupales terapéuticas desde el año 1911, en el que Moreno se inicia en la
psicoterapia de grupo y crea dicho término. A pesar de los importantísimos aportes
del psicoanálisis en sus distintas corrientes, al campo grupal, la lucha por la
hegemonía dentro del campo psicoterapéutico ha determinado que durante mucho
tiempo y hoy todavía se niegue la validez y el enriquecimiento que supone en la
clínica el uso del instrumento psicoterapéutico grupal, campo en el que se dan
mecanismos y situaciones propias, espacio donde las identificaciones y
transferencias múltiples determinan un proceso que a su vez enriquece y resignifica
la elaboración de cada uno de sus integrantes. Tensión entre lo singular y lo
colectivo, lo individual y lo grupal, que ha dificultado la articulación entre ambos
aspectos.
Estas tensiones y dificultades no han evitado que, en el momento actual, a principios
del siglo XXI, se pueda decir que la Psicoterapia de Grupo ha conseguido
importantes desarrollos gracias a la Teoría Psicodramática y a la Psicoterapia
Psicoanalítica Grupal.

2.1 Teoría psicodramática

El creador de la teoría psicodramática es Moreno, 1966, quien introduce el término


“Psicoterapia de grupo” en el año 1931 y, posteriormente crea la Sociedad
Americana de Psicoterapia de Grupo y Psicodrama. El psicodrama utiliza técnicas
dramáticas, además de verbales, como medio de comunicación y de elaboración.
Por dramatización se entiende la representación de escenas significativas para el
paciente; en la escena, éste interviene como actor y propone el argumento. El
psicodrama de Moreno se compone de cinco elementos: “el director, el yo – auxiliar,
el actor paciente, los espectadores y el escenario”.

La escena representa el conflicto del paciente y el resto del grupo interviene al final
de la dramatización, acerca de la problemática del paciente o de lo que se ha
movilizado en el resto de los integrantes. Conceptos importantes de su teoría son
las nociones de “catarsis, espontaneidad, rol y telé”. Se propone como tarea curar
al grupo como un todo y al miembro individual a través del grupo. Este método sirve
para tratar tanto las relaciones interpersonales como los problemas psíquicos de los
individuos de un grupo. Propone ideas interesantes que luego desarrollarán otros

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autores, por ejemplo, que el grupo tiene una estructura y que en él los pacientes son
agentes terapéuticos unos de otros, asimismo que “grupo” significa estar juntos y
que es algo más que la suma de los individuos. El aporte del Psicodrama a la
Psicoterapia Grupal ha sido la comprensión del grupo como una unidad interviniente
en la acción. Este autor, en el año 1944 propone el “Psicodrama Psicoanalítico” que
resulta de la fértil unión de la teoría psicoanalítica con los aportes del psicodrama,
corriente grupal que ha alcanzado interesantes desarrollos en Francia y en
Argentina.

De este modo, se consigue la unión de dos marcos teóricos de gran interés que se
han aplicado al grupo, superando la confrontación entre el psicoanálisis y el
psicodrama. Se integra “la dramatización y la verbalización”, siendo el espacio
dramático el instrumento que permite exteriorizar los objetos y los vínculos internos
del sujeto.

2.2 Psicoterapia psicoanalítica en grupo


Dentro de la psicoterapia de grupo psicoanalítica han surgido teorías y técnicas
grupales que con una finalidad común: "la curación del individuo dentro del grupo”,
presentan importantes diferencias en sus conceptos y nociones. Entre ellas, la
función del terapeuta o coordinador dentro del grupo, su lugar como líder o no del
mismo, su mayor o menor descentramiento del proceso; así como diversos métodos
de trabajo que influyen en las relaciones transferenciales que se establecen dentro
del campo grupal. El campo de la psicoterapia de grupo ha sido polarizado entre
aquellos que se centran en el individuo dentro del grupo y los que enfocan al grupo
como un todo. Es decir, aquellos que hacen “psicoanálisis en grupo” y los que
trabajan con “psicoanálisis del grupo”. Los primeros analizan al individuo en el
grupo, pero no tienen en cuenta la estructura del grupo como una entidad dinámica
y no aprovechan las posibilidades nuevas que aporta este método de tratamiento.

Los segundos trabajan con lo grupal y lo individual, pudiéndose centrar más en unos
aspectos o en otros. Estas diferencias han originado diversas corrientes dentro de
la psicoterapia de grupo que han apoyado una u otra línea de trabajo y que han
mostrado la diversidad respecto a los diagnósticos susceptibles de tratamiento
grupal, los criterios de selección, etc. Así, para algunos autores, el grupo está solo
indicado para pacientes neuróticos y excluyen otras patologías, entre ellas las
psicosis; otros, sin embargo, indican tratamiento grupal en cualquier enfermedad
mental, excepto con pacientes en situaciones de crisis o grave riesgo para la vida.

En cuanto a las discrepancias en la selección de los pacientes, unos defienden la


mayor homogeneidad posible, para que la interpretación de un paciente en el grupo
sirva al resto de los integrantes y, sin embargo, otros, apoyan la mayor
heterogeneidad en los diagnósticos, argumentando que la diversidad posibilita un

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mayor enriquecimiento de sus integrantes y mejores condiciones de elaboración por
la multiplicidad de problemáticas y aportaciones de los diferentes miembros del
grupo.

Asimismo, han surgido desacuerdos acerca de la interpretación o intervención del


terapeuta, ya sea más centrada en el individuo, en el grupo o en ambos; diferencias
en función de que los autores hagan una traspolación del Psicoanálisis individual a
lo grupal o que desde un enfoque referencial psicoanalítico reivindiquen la propia
especificidad del campo psicoterapéutico grupal. En un lugar estarían los que
reconocen la estructuración inconsciente del psiquismo del sujeto y la posibilidad de
analizarse en grupo y, en otro, los que teniendo en cuenta el inconsciente individual,
centran su interés en la dinámica grupal, en los efectos de la estructura grupal sobre
los sujetos y muestran sus interrogantes acerca de a quien interpretar en los grupos.
Estos y otros elementos han ido diferenciando las diversas reflexiones acerca de la
Psicoterapia de Grupo, tratando de superar los primeros momentos en que se la
hacía subsidiaria de la psicoterapia individual y, en función de esta idea, se indicaba
tratamiento grupal, más por criterios económicos o por la alta demanda en los
Servicios de Salud Mental Públicos que, por criterios clínicos y psicopatológicos.
Como representantes de la primera línea, que denominaremos “Psicoanálisis en
Grupo” podemos citar a Simmel, Trigant Burrow, Schilder, Wender y Slavson, que,
en las décadas de los años veinte y treinta, interpretan al individuo en el grupo y son
los primeros autores que utilizan conceptos y técnicas del Psicoanálisis para la
comprensión de los grupos humanos. Introducen la interpretación en la situación
colectiva, aplican al grupo el setting psicoanalítico y crean las condiciones para
descentralizar la coordinación y el liderazgo, hechos todos ellos muy importantes si
recordamos el procedimiento sugestivo propio de las terapias por el grupo que se
efectuaban hasta entonces. Simmel utiliza esta técnica, por primera vez, durante la
primera guerra mundial en las neurosis traumáticas con el fin de favorecer la
descarga emocional y la liberación de los afectos. Wolf, 1950, realiza terapia de
grupo con adultos e incluye el análisis de la transferencia, la resistencia y los
sueños; aboga por una controvertida innovación a base de sesiones alternas sin la
presencia del terapeuta. Trigant Burrow observa en el grupo el mismo material que
en el tratamiento individual; manifestaciones de transferencia y mecanismos de
defensa. Señala que las resistencias del paciente a este tipo de tratamiento son
menores porque el grupo terapéutico las disminuye al comprobar que sus
dificultades no son exclusivamente suyas, y que además puede compartirlas con los
otros.

Considera que la valoración de los otros en el grupo es el principal factor terapéutico.


Este autor, por su interés en los aspectos sociales implicados en el proceso de la
enfermedad y del tratamiento, también realiza grupos informales de discusión en los

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que participan los pacientes, familiares y otros colegas. Fue expulsado de la
Asociación Psicoanalítica Americana cuando cambió de la perspectiva social a la
fisiológica. Schilder, 1976, plantea como objetivo terapéutico lograr el insight del
paciente en el grupo, destaca problemáticas que se observan también en la
psicoterapia individual como la ansiedad, la culpa y la dependencia, y que pueden
resolverse en la medida en que pueden exponerse libremente. Señala algunas
diferencias entre el vínculo con el terapeuta y el que se efectúa con los otros
integrantes, siendo menos intenso el segundo.

Este autor es psiquiatra y algunos autores le consideran el pionero de la psicoterapia


de grupo, debido a la interpretación sistemática que hace de la transferencia y de
los sueños. En su trabajo se centra en el análisis de las ideologías que definió como
las ideas que tienen los seres humanos para orientar sus acciones. Wender
considera que lo grupal facilita profundizar en la terapia individual, por ello combina
el tratamiento individual con el de grupo, observando como en éste el paciente tiene
mayor deseo de curarse. Este autor, también psiquiatra, trabaja en el ámbito
hospitalario y ambulatorio, propone temas de discusión al grupo como, el significado
de los sueños, las motivaciones, el inconsciente, etc. Slavson, 1976, señala algunos
fenómenos particulares de los grupos como la identificación, la universalización, el
desplazamiento, la multiplicidad de objetivos y la disolución de la transferencia.

Considera que para que la interpretación sea más válida los participantes tienen que
presentar problemáticas parecidas y para ello sugiere una homogeneización
completa del grupo, haciendo una selección cuidadosa en cuanto a sexo, edad,
diagnóstico, nivel socioeconómico. Educador y trabajador social, inicia su trabajo a
mediados de los años treinta en Nueva York y llega a adquirir una amplia
autoformación como psicoterapeuta. Desarrolla durante cincuenta años sus
técnicas con grupos de niños, haciendo extensivo su método al trabajo con
adolescentes y adultos; funda en 1948 la Asociación Americana de Psicoterapia de
Grupo.

El gran interés de estos psicoanalistas es que producen la institución de grupos


terapéuticos dentro de la clínica psicoanalítica, generando las condiciones
adecuadas para la lectura de los procesos inconscientes que se dan en los grupos
y mostrando que la escucha analítica es un instrumento imprescindible en el
tratamiento con grupos. En esta época también son muy interesantes los trabajos
de grupo realizados por Balint, con médicos, que, aunque no son grupos
terapéuticos, se trabaja sobre la relación médico - paciente y, en especial, la
contratransferencia del médico.

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2.3 Psicoterapia psicoanalítica de grupo

Sus principales representantes son: Bion, Taylor, Ezriel y Foulkes, de la Escuela


Inglesa, y Pichón Reviere, Grinberg, Langer y Rodrigué, entre otros, de la Escuela
Argentina de Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo. Estos autores utilizan los
instrumentos psicoanalíticos y se preocupan más del colectivo, del "plus" que
supone el encuentro entre varias personas, por ello su interpretación va dirigida
fundamentalmente al grupo. Foulkes, autor relevante dentro del campo
psicoterapéutico grupal puede ser considerado entre ambas tendencias.
A continuación, expongo las aportaciones de Bion, Foulkes y Pichón Reviere, por la
gran trascendencia de su trabajo.

a) Escuela Inglesa (modelo de Tavistock). Bion, 1972, es el primer psicoanalista


que hace un psicoanálisis de los grupos o para los grupos, es quien inicia dentro del
campo analítico la visión de un grupo como un todo. Define al grupo como una
función o serie de funciones articuladas por un conjunto de individuos y señala que
el grupo pone de manifiesto algo que no podría observarse de otra manera, que el
grupo es algo más que la suma de los individuos, pues un individuo en un grupo es
algo más que un sujeto aislado. Sugiere que el grupo y los fenómenos inherentes
al mismo no comienzan, sino que son la continuación de los otros grupos en los que
ha 11 participado el sujeto. Observa en el grupo dos niveles de actividad, una
racional y otra emocional, a la primera la denomina “grupo de trabajo” y a la segunda
“supuesto básico”. El grupo de trabajo tiene relación con las funciones yoicas, con
lo consciente, su funcionamiento está relacionado con los objetivos del grupo; el
supuesto básico interfiere con el anterior y se organiza por el clima emocional en el
que participan todos los miembros del grupo, funcionamiento que les impulsa a tener
el mismo tipo de fantasías. Describe tres tipos de supuestos básicos: “dependencia,
apareamiento y ataque - fuga”, cada uno de ellos con su líder; supuestos básicos
por los que va transitando el grupo, organización que es la modalidad de expresión
de las fantasías acerca del coordinador. En estos dos conceptos teóricos
fundamentales de Bion se observa que dicotomiza la vida del grupo y da
preponderancia a los elementos afectivos.

Fue una figura importante dentro del campo psicoterapéutico grupal porque en su
teoría de los “Supuestos Básicos” apunta a ciertos operadores organizacionales no
individuales. Como dice Bauleo, consiguió, por un lado, producir un instrumento
para entender lo que sucedía al grupo como grupo y abrió el campo grupal como un
espacio de producción teórica y no como un nuevo campo de aplicación del
psicoanálisis. Bion no dirige al grupo, pero centra mucho las fantasías en él, maneja
un encuadre de sesión psicoanalítica individual y utiliza interpretaciones al grupo
que son transferenciales, promoviendo situaciones de transferencia con él. Crea la
noción de “mentalidad” y de “cultura grupal”, la primera se refiere a la expresión de

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la voluntad del grupo y se constituye a través de las aportaciones inconscientes de
los sujetos. La cultura grupal se refiere a la relación del grupo con el contorno social,
expresa el conflicto entre los deseos del individuo y la mentalidad grupal. En cuanto
a su concepción sobre la enfermedad mental, la plantea también como un problema
grupal. Pontalis critica a Bion señalando que los supuestos básicos que plantea, son
efectos de una estructura sobre la que habría que interrogarse. En esta misma línea,
García de la Hoz37 sugiere que hoy los veríamos como producciones grupales que
reúnen las características de los emergentes y considera que hay que tener en
cuenta los emergentes no transferenciales, ya que, si no, el propio terapeuta impide
que el grupo conforme sus propias situaciones. Como observamos Bion hace
referencia al grupo total y a como éste se organiza con respecto a él como terapeuta,
diferencia técnica importante con el grupo análisis de Foulkes, que contempla al
grupo como una totalidad que incluye al terapeuta.

Ezriel, 1950, siguiendo los aportes de Bion, muestra cómo en los diferentes
comportamientos de los integrantes se puede hallar un denominador común sobre
el que se apoye la interpretación transferencial, interpretación en el aquí - ahora que
obliga a interrogarse sobre el lugar que el paciente da al terapeuta y la relación que
trata de establecer; la técnica de este autor se basa en la continua interpretación de
la transferencia, considerando que son las únicas que producen cambios en los
sujetos. Taylor, siguiendo esta línea de trabajo describe un fenómeno que se da en
los grupos, "el chivo emisario".

En él se muestra como los integrantes del grupo inducen a que uno de ellos se
comporte de una manera determinada y, cuando lo hace, los demás actúan como
espectadores; en la interpretación, el terapeuta debe mostrar la participación de
todos.

b) Psicoterapia grupo analítica. En 1940 Foulkes crea la psicoterapia grupo


analítica y dice que es una psicoterapia por y del grupo... Éste adquiere una entidad
propia cuya resultante es independiente y mayor que la suma de las partes. Al
principio analiza al individuo en el grupo y en una segunda etapa considera al grupo
como un todo planteando esa frase tan conocida, "el individuo humano nunca está
aislado, la psicoterapia de grupo le arranca de su red primaria familiar y le mezcla
con otros, formando un campo de interacción en el que cada sujeto empieza de
nuevo". Se organiza una matriz grupal constituida por la red de relaciones afectivas
entre los integrantes.

Para él, la tarea es hacer consciente lo inconsciente y la función del terapeuta es


analizar las múltiples transferencias, de los pacientes al terapeuta, de los pacientes
entre sí y de los pacientes hacia el grupo; el material producido es analizado por el
propio grupo y la función que en un principio recae sobre el terapeuta,

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progresivamente se desplaza a todo el grupo. Foulkes se preocupa de los objetivos
y de la evolución del grupo; hace una interpretación individual y grupal, procurando
no atraer hacia su persona la transferencia sino referirla al grupo como totalidad;
mostró su desacuerdo en que sólo produjeran cambios las interpretaciones
transferenciales, y opinaba que no se debía centrar el trabajo en éstas ya que ello
podría reforzar la neurosis.

Tampoco comparte con Bion la idea de analizar la contratransferencia en el propio


proceso grupal, considera que existen otros espacios donde se puede realizar, ya
sea la supervisión o el propio análisis del terapeuta. Describe factores específicos
grupales que no aparecen en la psicoterapia individual: la socialización, los
fenómenos en espejo, los condensadores, los elementos en cadena y la resonancia.
Para Foulkes el terapeuta no es el líder del grupo, es un observador participante
que ha de facilitar la función simbólica del grupo. Su función no es solo interpretar;
otro tipo de intervenciones muy importantes son las preguntas y los señalamientos.
A este respecto dice: “primero, el grupo tiene que tomar conciencia de lo que hace,
dice, y, cómo se comporta, luego podrá plantearse los porqués”. No hace una
búsqueda activa del pasado y trabaja en el aquí - ahora que incluye relaciones
intragrupales y vida cotidiana, considera que el pasado se reactualiza en este aquí
- ahora. Este autor sugiere que la enfermedad mental tiene una base social y surge
a partir de las primeras experiencias en la familia, la cual está inmersa a su vez en
una historia generacional y social; opina que las neurosis y las psicosis se producen
por bloqueos en los sistemas de comunicación y socialización, por ello considera
que el grupo es el tratamiento más adecuado para aquellos trastornos que se
generan en el grupo familiar y en redes sociales más amplias. Plantea una
psicoterapia del grupo y por el grupo, ya que el paciente es un síntoma de la
perturbación en el equilibrio de la red, es decir, de las relaciones más significativas
de las que forma parte.

De todos modos, reconoce circunstancias que hacen priorizar el tratamiento


individual: casos graves, agudos y trastornos paranoides importantes. Foulkes fue
fundador de la Sociedad Internacional de Psicoterapia de Grupo. En España se ha
desarrollado a partir de Joan y Hanne Campos y, por Guimón en el País Vasco. La
línea kleiniana es desarrollada en Argentina por psicoanalistas que se nuclean
alrededor de la Escuela Argentina de Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo. Estos
autores toman al grupo como punto central y partida de toda interpretación, trabajan
en el aquí - ahora grupal, considerando lo individual dentro del marco colectivo en
que se ha manifestado y pensando la situación transferencial como dada por la
interacción de todos sus participantes. Recomiendan la formación de grupos
heterogéneos y al grupo como tratamiento complementario del psicoanálisis
individual, asimismo plantean que los mecanismos de identificación proyectiva e

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introyectiva permiten expresar y modificar los sentimientos y conductas de los
integrantes de un grupo (Langer, Grinberg y Rodrigué).
c) Técnica operativa de grupos. Dentro de la Escuela Argentina, Pichón Reviere,
1975, es el iniciador de esta técnica, alrededor de 1948, quien piensa al grupo como
un todo. Autor que hace valiosos aportes a la teoría de los grupos, al crear el
concepto de “tarea”, “emergente” y otras nociones que son centrales para la
comprensión del proceso grupal. Para él, la tarea constituye el grupo, no hay grupo
sin tarea y cada grupo la enfrenta en función del aprendizaje que ha realizado en
sus grupos familiares y anteriores a la experiencia actual; que, por otro lado,
presenta dos niveles, manifiesto y latente. La “tarea” en los grupos terapéuticos es
el análisis de los grupos internos de los sujetos en el interior del grupo terapéutico
real; si la tarea explícita es la "curación", la latente está en relación con el grupo
interno, las fantasías y la resistencia al cambio. Por otro lado, el “emergente” es el
elemento a partir del cual adquiere sentido la situación, se puede denominar así a
un síntoma, un individuo, una situación, un grupo, etc.; el emergente es la resultante
del entrecruzamiento de la historia individual y el acontecer grupal en un momento
dado. Con esta interesante noción Pichón Reviere responde a las dificultades
históricas para articular lo individual y lo social, lo singular y lo colectivo, pares que
siempre se han presentado de una manera antinómica, siendo el psicologismo y el
sicologismo sus representantes más extremos. Su noción de “rol” logra la
articulación entre individuo y grupo y es a través del mismo como llega a la noción
de grupo interno, que se refiere a la dimensión grupal del contenido inconsciente,
internalización del grupo familiar en permanente interrelación con el grupo externo.
La determinación recíproca entre interacción grupal y acontecer individual, así como
la concepción acerca de la subjetividad, la encontramos en su teoría del “vínculo”,
la noción de “grupo interno” y la concepción acerca de la enfermedad mental. Pichón
Reviere y Bion creen que la terapia no es sólo lo afectivo y no afectivizan el grupo,
ambos diferencian el rol del coordinador y el de líder; para Bion cada supuesto
básico tiene su líder y para Pichón el líder debe ser la tarea del grupo. Señalan que
la coordinación es una función vacía y que la relación entre el grupo y el coordinador
es más compleja que la dual, ambos hablan de la contratransferencia y de la
transferencia con la tarea.

Bion y Pichón llegan a algunas conclusiones comunes: a) La existencia de


“fantasías grupales universales” a los que Bion denomina “supuestos básicos” y
Pichón Riviere “universales”. b) La importancia en los grupos de los “mecanismos
de identificación introyectiva”. c) La vigencia en el grupo de las “posiciones
esquizoparanoide y depresiva” descritas por Melanie Klein, así como de
mecanismos de control, proyección, introyección, splitting e inhibición. En cuanto a
las diferencias entre ambos autores, Bion centra mucho las fantasías del grupo en
él, trabaja la relación del operador con los integrantes, Pichón Reviere, sin embargo,

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lo plantea en relación a la tarea. Ambos consideran la enfermedad mental como un
problema grupal. Para Pichón la enfermedad es una cualidad emergente de un
proceso interaccional, siendo el enfermo el portavoz del mismo, emergente como
signo de un proceso implícito que implica al grupo como totalidad, sugiriendo que el
enfermo mental es el portavoz de la ansiedad y de los conflictos del grupo familiar.
Considera que hay que partir de una psiquiatría de la vida cotidiana en la que la
enfermedad se considere no la de un sujeto, sino la de su grupo familiar, insiste en
que "es en el contexto grupal y más en concreto en el grupal familiar, con su
historicidad en donde la conducta del sujeto se hace significativa y en tanto
comprensible resulta modificable".

Una de las diferencias de la técnica operativa con respecto a otras es que en la


interpretación del emergente hay que tener en cuenta la verticalidad y la
horizontalidad, la interpretación de la primera se refiere a la historia del sujeto y la
segunda, a lo que sucede en el aquí y ahora del grupo. Este autor señala que a lo
largo del proceso grupal se van a producir ansiedades de tipo paranoide y depresivo
que están relacionadas con los momentos de cambio y la resistencia al mismo y
sobre la base de una psicopatología grupal propone una psicoterapia por el grupo
centrada en la tarea, en la que el grupo sería el agente de la cura. Considera que el
proceso terapéutico disminuye los miedos básicos y posibilita la integración del yo,
la disminución de la culpa y la inhibición, por lo que es un instrumento facilitador del
“insight” y del proceso de elaboración de los sujetos que participan en la experiencia.
Bauleo, 1977, es el continuador de la obra de Pichón Reviere, establece una
diferencia entre concepto de grupo y experiencia grupal. El concepto de grupo define
las interrelaciones que se dan entre todos los elementos que lo conforman. También
define la estructura grupal como un sistema de relaciones que se estructura más
allá de los individuos que lo componen; organización que se forma por las
identificaciones cruzadas de los miembros que, a su vez, están posibilitadas por lo
social. Esta organización grupal se refiere a los discursos permitidos o prohibidos,
las diversas escuchas, los señalamientos mutuos, los juegos alternativos de roles,
la memoria grupal, etc.; esta estructura posibilita la comunicación circular además
de la radial por el distanciamiento del terapeuta.

En 1984 señala que en los grupos terapéuticos se produce un doble nivel


terapéutico, uno, se refiere al propio terapeuta y, otro, a la conformación grupal
interpretando a sus propios miembros. Bauleo, 1985, considera que el colectivo es
el sujeto de la experiencia terapéutica y que la articulación entre los diferentes
grupos internos y el grupo actual es lo que posibilita la elaboración de los diferentes
conflictos, elaboración que se produce no solamente a nivel verbal, sino que es
favorecida también por las complejas interacciones que se dan en el interior del
proceso grupal. Este autor, psiquiatra y continuador de la obra de Pichón Reviere y
creador de la Concepción Operativa de Grupo, delimita tres fases en el desarrollo

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del proceso grupal, la primera de indiscriminación, la segunda de discriminación y
la tercera de síntesis, distinguiendo dos planos, el de la temática, que tiene que ver
con lo verbal (lo manifiesto), y el de la dinámica que incluye la emoción y la acción
(lo latente).

Caparrós, 1990, propone el desarrollo de un modelo analítico - vincular que toma el


vínculo como unidad mínima básica que condiciona toda la dinámica grupal,
permitiendo entender las interrelaciones de los miembros de un grupo, siendo a la
vez el medio que posibilita la constitución del individuo. Este autor señala que el
objeto de la psicoterapia de grupo es el vínculo actual, las posibilidades de otros
vínculos y sus consecuencias, partiendo del estudio de situaciones y no del análisis
de los mundos internos de los individuos. Esta psicoterapia del vínculo permite tener
como objeto de trabajo la relación y no los integrantes; centrándose en el vínculo,
el coordinador prima las relaciones y no los contenidos, ya que opina que se pueden
colectivizar las relaciones, pero no los contenidos. Asimismo, sugiere que si el
hombre enferma en grupo parece lógico que sane también en grupo, preguntándose
sobre las posibilidades y diferencias de este trabajo terapéutico y por la aportación
del grupo a este campo. Se plantea, a su vez, interrogantes acerca de si es
solamente una innovación técnica o permite visualizar una distinta perspectiva
acerca del ser humano y si, esta modalidad expresa un cambio cualitativo o, es una
mera generalización de lo individual.

Caparrós, 1988, considera al grupo como un lugar privilegiado para trabajar lo


interpersonal, las relaciones simétricas y asimétricas, la exclusión, la competencia,
las actitudes, el proyecto de acción y el aquí – ahora. Por otro lado, reconoce que
en el campo grupal se producen efectos que son inaccesibles al análisis individual
y a sus métodos. Este autor, también psiquiatra, observa cómo se relaciona el sujeto
con el grupo y éste con la tarea y afirma también que el grupo carece de
inconsciente, presentando latentes que se refieren a contenidos no explicitados que
están ligados a un modo de relación del grupo. Ávila, 1980, se preocupa por los
criterios diagnósticos y la selección de los integrantes, para la formación del grupo
terapéutico. Afirma que no hay problemáticas específicas para derivar a grupo, sino
momentos que aconsejan una psicoterapia u otra, o ambas combinadas. Este autor
no presupone mayor profundidad a ninguna, aunque la individual trabaje más sobre
los aspectos ideacionales y, la de grupo, sobre los corporales y de relación. La
técnica operativa se diferencia de la del grupo terapéutico psicoanalítico clásico, en
que, en la primera, el grupo es un todo al que hay que analizar como tal. En ella, la
transferencia se tiende más a resolver que a reforzarse y el terapeuta no es el líder
del grupo, por ello devuelve las depositaciones al grupo y no favorece la regresión
de los integrantes. En la segunda, se crean situaciones regresivas y se refuerza
explícitamente la situación transferencial; existe un riesgo que se puede dar si el
coordinador se coloca como líder del grupo, provocar una simbiosis con él y no

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permitir el juego de liderazgos que el grupo necesita para elaborar las diferentes
problemáticas.

d) Escuela Francesa. Señalar brevemente alguno de los psicoanalistas que han


trabajado con grupos: Anzieu, Kaes, Pontalis y Bejarano, que hacen una crítica, sin
conocer a Bion y a Foulkes, y señalan que los autores grupales previos solamente
habían hecho un psicoanálisis aplicado al grupo. Consideran que ellos hacen un
trabajo diferente al pensar el grupo como un espacio de descubrimiento de "las
formaciones del inconsciente". Puntualizan que "el encuadre psicoanalítico debe
favorecer la emergencia, la elaboración y la interpretación de las formaciones y de
los procesos psíquicos imbricados en la situación de grupo". Esta corriente, desde
un primer momento, se propone como uno de sus objetivos centrales, dar un
estatuto psicoanalítico al trabajo con grupos y aportar inteligibilidad con respecto a
las condiciones por las cuales el sujeto de su disciplina, el sujeto inconsciente, entra
en resonancia fantasmática y "hace grupo". Están interesados también en investigar
cómo se articulan en los grupos, estos organizadores subjetivos singulares, con los
institucionales y sociales. Anzieu, 1971, plantea que el grupo es un intermediario
entre el individuo y la sociedad y que los fenómenos grupales aparecen a partir de
cuatro miembros.

Aporta el concepto de formaciones grupales del psiquismo o “grupalidad psíquica”


y la “organización grupal interna del fantasma”. Se plantea que la resistencia al
cambio es la manifestación de las ansiedades que surgen en el proceso grupal,
ansiedades depresivas y paranoides, que en ocasiones se manifiestan a través de
la aparición de dos subgrupos; siendo el portavoz de la resistencia, el líder del grupo,
en la medida en que expresa la resistencia de los demás. La interpretación de éstas
permite que el grupo pase del narcisismo primario y de fusión con la madre al acceso
a la realidad y a lo simbólico con verdaderas relaciones de objeto. También observa
que para trabajar el cambio no hay que insistir en aumentar las fuerzas en favor del
mismo, sino actuar sobre las fuerzas que se oponen; y para este proceso de cambio
destaca la importancia de la información y la participación en las decisiones (Anzieu,
1978). Kaes, 1977, hipotetiza sobre la existencia de una homología entre la
organización grupal interna del fantasma y la situación grupal, en ésta algunos
miembros sirven a los otros como puntos de identificación y como soportes
proyectivos para su tópica subjetiva y sus pulsiones.

Esta organización grupal interna del fantasma individual es lo que fundamenta la


posibilidad del fenómeno de "resonancia fantasmática". Este autor crea la noción de
"Aparato Psíquico Grupal", construcción intermediaria que efectúan los miembros
de un grupo sobre la base de dos organizadores: los grupos internos (psíquicos) y
los modelos socioculturales.

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2.4 Aplicaciones de la psicoterapia de grupo

Las concepciones del grupo en su vertiente psicoterapéutica nacieron de


situaciones marcadas por la urgencia y por la demanda excesiva que impedía la
atención individualizada. Hoy en día, la psicoterapia grupal ha encontrado un campo
específico de tratamiento y tiene sus propias indicaciones, aunque hay que tener en
cuenta que los diversos prejuicios siguen dificultando la reflexión acerca de la propia
especificidad de los fenómenos grupales. Así se observa que no es infrecuente,
incluso entre los profesionales de la salud mental, reducir el acontecer grupal a
cuestiones meramente personales; mas allá, de que sea evidente la importancia de
la singularidad de los sujetos que le componen para su funcionamiento.

El interés del campo psicoterapéutico grupal ha sido cada vez mayor como lo
muestran las publicaciones acerca del tema y el desarrollo de las numerosas
prácticas grupales que se han realizado en estos años. La literatura sobre terapia
de grupo ha demostrado la aplicabilidad del tratamiento grupal en una amplia gama
de edades: infancia, adolescencia, adultos, vejez. La utilidad en patologías
psiquiátricas y psicológicas diversas: neurosis, psicosis, trastornos del desarrollo,
trastornos sexuales, psicosomáticos, abuso de alcohol o de otras drogas, trastornos
de la alimentación, de la personalidad, etc. Y, por otro lado, su gran interés en
ámbitos tan diferentes como son: el Hospital General, el Hospital Psiquiátrico, los
Centros de Salud Mental, las Comunidades Terapéuticas, los Hospitales de Día, los
Centros de Rehabilitación, los Centros de Atención Primaria, los Centros
Comunitarios, etc. En España, la influencia de las diversas escuelas de psicoterapia
de grupo ha sido importante, pero, sobre todo, la Grupo analítica, la Escuela
Argentina de Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo y la de Psicodrama
Psicoanalítico.

Las prácticas de psicoterapia de grupo analíticas han ido teniendo cada vez mayor
importancia desde los años 80 y son muchos los profesionales que las utilizan en
los Servicios de Salud Mental, con todo tipo de patologías y edades experiencias
que, algunas pueden encontrarse en los boletines y revistas de las diversas
Asociaciones, y en aquellas dedicadas específicamente al tema como “Clínica y
Análisis Grupal” y “Área 3, cuadernos de temas grupales e institucionales”.

A pesar del gran interés de este instrumento terapéutico para la mayoría de los
cuadros psicopatológicos, se observa un retroceso en el empleo de estas técnicas
en los servicios de salud mental públicos. Esta situación probablemente se deba a
la mayor preponderancia de los modelos biológicos tanto en la concepción de la
enfermedad y de la salud mental como en el abordaje de los trastornos psiquiátricos
y psicológicos. Esta creciente influencia también es debida a la gran eficacia de los

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nuevos fármacos sobre los síntomas psicopatológicos, que han permitido disminuir
la demanda de atención en los servicios de salud mental.

A pesar de este logro, las técnicas psicoterapéuticas siguen siendo fundamentales


en el tratamiento de estos trastornos, pero los recursos disponibles son claramente
insuficientes para ofrecer una psicoterapia individual, familiar o grupal que sea
adecuada. Esta dificultad para que los pacientes obtengan un tratamiento
psicoterapéutico se hace mayor si se prioriza la psicoterapia individual, como está
ocurriendo en muchos servicios de salud mental. Llama la atención que, en la
situación actual, la psicoterapia de grupo no sea un tratamiento de elección a ofertar
por los servicios públicos cuando la indicación del tratamiento sea psicoterapia, sola
o combinada con psicofármacos. Es evidente que con los recursos que disponen
los servicios públicos, si no se da un lugar preferente a las técnicas grupales, no se
podrá ofrecer psicoterapia a muchos pacientes que se beneficiarían de este tipo de
tratamiento. A su vez, hay que tener en cuenta que la psicoterapia grupal ayuda a
aliviar de manera importante la presión asistencial y posibilita mejorar los encuadres
de psicoterapia individual; ya que las técnicas grupales permiten realizar
tratamientos psicoterapéuticos, con un encuadre breve o intermedio, en un alto
número de pacientes.

Estos encuadres grupales ofrecen muy buenos resultados y la posibilidad de dar de


alta a los pacientes por mejoría, lo que a la larga redunda en una menor demanda
de atención en los servicios y una mejor calidad asistencial. Cuando no es así, es
más frecuente la codificación de los pacientes, independientemente de que sean
atendidos en Salud Mental o en Atención Primaria por los médicos de familia. Estas
cuestiones me parecen de gran importancia por las repercusiones sobre la salud del
individuo y sobre la estructura familiar y social, ya que se genera una mayor
cronicidad, en patologías ya tendentes a la misma; y porque supone una sobrecarga
para el sistema de salud mental y el de atención primaria, haciendo que estos
servicios sean menos eficaces y más caros al aumentar el gasto
psicofarmacológico. 18 Por otro lado, las técnicas grupales son difíciles de
implementar porque el número de profesionales formado actualmente es escaso, y,
a su vez, no es infrecuente que los centros de salud mental que disponen de
terapeutas grupales formados no los utilicen adecuadamente. Desde mi función,
desde hace años, como tutora de médicos residentes de psiquiatría, he procurado
interesar a estos profesionales en este tipo de psicoterapia. Con esta intención he
coordinado grupos terapéuticos con los profesionales en formación, quienes tenían
el rol de observadores o coterapeutas.

De esta manera podían aprender la técnica y la utilidad del instrumento terapéutico


en la patología mental. Considero que esta práctica psicoterapéutica ha de ser un
aspecto importante dentro de la formación de los médicos residentes de psiquiatría

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y psicología. Esta formación de los profesionales en tratamientos psicoterapéuticos
ha de ser central porque de ellos va a depender la atención futura de la salud mental
en los servicios públicos. En estos programas de los especialistas de Psiquiatría y
de Psicología es importante potenciar la formación en psicoterapia, tanto individual,
como grupal y familiar. Y, a su vez, procurar la contratación de profesionales que
conozcan ampliamente estas prácticas terapéuticas. Las técnicas grupales han
mostrado buenos resultados, no sólo en el campo terapéutico, sino también en el
campo de la prevención: grupos de padres, mujeres embarazadas, crisis de la
adolescencia, de la vejez, duelos por la pérdida de un ser querido, enfermedades
somáticas: leves, graves o terminales, problemáticas sociales, etc. Momentos
conflictivos, dentro de la normalidad, que surgen a lo largo de la vida y cuya no
resolución pueden originar problemas psicopatológicos, en este momento o en
generaciones posteriores.

La investigación de estas prácticas grupales y su uso en patologías psicológicas o


psiquiátricas, graves o no, pueden ser investigaciones importantes que permitan
avanzar el campo de la psicoterapia grupal, que se ha demostrado de gran interés
y beneficio para los pacientes. El futuro de la terapia grupal, como plantea Bernard,
a pesar de su gran utilidad, no es muy prometedor, por ello es tan importante
desarrollar estrategias en salud mental que se adapten a las necesidades
específicas de los pacientes y que sean independientes de la política sanitaria
general. En este sentido, las investigaciones clínicas que demuestren la eficacia de
los abordajes grupales en el tratamiento de las enfermedades psiquiátricas y
psicológicas, va a ser fundamental.
Comparto el interés de este autor por la psicoterapia de grupo de duración limitada,
que obliga a centrarse en los objetivos del tratamiento y en el tiempo en que se
pueden conseguir. También en la necesidad de una valoración de los distintos
recursos de cara a la mejoría de los pacientes. Finalmente señalar, siguiendo a este
autor, que sería muy útil que los que determinan la política sanitaria en materia de
salud mental, conocieran que los resultados de la psicoterapia grupal son tan
eficaces como los de la psicoterapia individual, y que su coste es mucho menor. Y,
que el abordaje grupal en diferentes patologías médicas ha mostrado que disminuye
los costes, el número de consultas médicas y aumenta las expectativas de vida de
los pacientes.

3. ¿Qué es la psicoterapia de grupo?

Fragmento tomado de:


Zrebiec, M.S.W. Terapias de grupo.
http://www.familianovaschola.com/files/Terapias_grupo.pdf

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A menudo se ha definido en términos amplios, abarcando muchas clases de grupos
con objetivos tan variables, como desde cambios de comportamientos hasta
cambios educacionales. Se considera la psicoterapia de grupo como campo de la
práctica clínica y un acercamiento especifico al interior de campo de la psicoterapia.
Toda la terapia de grupo tiene el propósito de aliviar enfermedades o
preocupaciones/angustias con la ayuda de un líder/guía cualificado. Lo que
distingue el tratamiento en grupo de otros métodos es el uso de la interacción con
el grupo como agente para el cambio.

¿Cómo empezó la terapia de grupo?

En 1905, el Dr. Joseph Pratt, un médico de Boston, reunió todos sus pacientes de
tuberculosis juntos para hacer semanalmente intercambios de opiniones en grupo y
encontró que esas sesiones parecía que favorecían un soporte mutuo, aliviaban las
depresiones y hacían decrecer la sensación de aislamiento. Moreno, que es
considerado como el mejor para desarrollar el psicodrama, fue el primero que utilizó
el término “terapia de grupo” en 1920. Los tratamientos en grupo fueron
considerados ineficaces hasta la Segunda Guerra Mundial. Las numerosas bajas
neuropsiquiátricas a consecuencia de la guerra obligaron a los gobiernos de USA e
Inglaterra a encontrar la manera más eficiente y económica de tratar a esos
veteranos, Desde entonces, el campo de la terapia de grupo ha crecido
vertiginosamente y actualmente se aplica en diferentes marcos clínicos para
variados tipos de problemas.

¿Cuáles son las ventajas de la terapia de grupo?

• El paciente recrea las dificultades características en el grupo. Las


interacciones con el grupo permiten rápidamente exponer los patrones de
comportamiento.
• El concepto del 'pasillo de los espejos' se refiere a la habilidad del grupo a
confrontar a un individuo con su comportamiento, el cual había sido incapaz
previamente de reconocer. Cada individuo del grupo acepta más fácilmente
reacciones de su comportamiento si las observaciones sobre ellas provienen
de un grupo de observadores.
• El hecho que múltiples individuos que se sientan identificados con la lucha
del paciente, puede hacer el enfrentamiento con el problema más tolerable y
poder tratar mejor la intensidad con que le afecta el problema.
• La revelación de secretos vergonzosos puede proporcionar intensos alivios.
• Las interacciones entre el grupo favorecen respuestas e intercambios
socialmente aceptables.

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• El grupo ofrece modelos de comportamiento alternativos. • Frecuentemente,
se considera la terapia de grupo como menos regresiva que la terapia
individual.

¿Cuáles son las desventajas?

• Los pacientes tienen menos tiempo exclusivo y menor atención que en las terapias
individuales. • Los grupos pueden crear la sensación de estar perdido en la multitud
y de no ser apreciado por la propia unicidad. • La confidencialidad tiene limitaciones.
El guía del grupo puede garantizar que todos los miembros del grupo sean discretos
y mantengan las confidencias en secreto. • La finalización de la terapia es más
complicada que en la terapia individual al ser menos flexible.

¿Existen diferentes puntos de vista teóricos?

Originariamente, la mayoría de terapias de grupo fueros establecidas bajo los


principios psicodinámicos. Actualmente, la mayoría combinan diferentes teorías. Por
ejemplo, una mezcla común de modelos es combinar la terapia psicodinámica
(centrada individualmente en los miembros del grupo), interpersonal (centrada en
las interacciones entre los miembros) y la de grupo como un conjunto (centrada en
el proceso del grupo). Este capítulo mezcla estos modelos con principios generales
que son aplicables en términos generales a una amplia variedad de grupos, de todo
tipo, longitud y en cualquier situación clínica.

¿Qué es lo que se tiene que hacer primero?

Para que una terapia de grupo sea exitosa, se requiere una planificación previa muy
estudiada y pensada. Aclarar las propias valoraciones de por qué un grupo es
valioso. Valorar la institución en donde trabajas y si ésta valora el tratamiento en
grupo. ¿La institución y tus colegas verían bien o estarían en contra de tus
intenciones de empezar una terapia de grupo? ¿Quién valora o desvalora los
grupos? ¿Quién tiene la autoridad para ayudarte a empezar la terapia de grupo?
¿Cómo escogerás los miembros del grupo? ¿Cuánta competitividad hay entre los
profesionales para poder tratar este tipo de pacientes? Considera el tipo de grupo
que estás ofreciendo, como el tipo de grupo que permita discutir o el tema central
de discusión o la necesidad de soporte o educar para poder orientar la terapia. Es
esencial ser muy claro sobre el tipo de grupo para así poder explicar el propósito del
grupo y potenciar los pacientes y las fuentes de referencias, así como definir tu papel
como guía del grupo. Por ejemplo, en un grupo con habilidades sociales, el papel
primario del guía es de maestro/profesor, al contrario que en un grupo psicodinámico
sonde el papel del guía del grupo es interpretar un fenómeno inconsciente.

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¿Cómo se seleccionan los miembros de un grupo?

Se han propuesto diferentes criterios para seleccionar los pacientes. En general, la


mayoría de pacientes pueden trabajar eficazmente en algún tipo de terapia de
grupo. Los pacientes son candidatos para la terapia de grupo si están dispuestos a
escuchar a los otros y a hablar de ellos mismos. Los criterios de exclusión son: el
rehúso a entrar en un grupo o a aguantar los acuerdos del grupo y los serios
problemas a relacionarse interpersonalmente. Al contrario de la opinión popular, las
personas que no están bien en grupo NO son los candidatos principales para las
terapias de grupo. También hay que ser cautos al incluir en el grupo pacientes muy
impulsivos, intensamente suicidas o homicidas o psicóticos.

Tipo de grupo para cada tipo de paciente

Los grupos no son colecciones de extraños al azar reunidos porque una clínica tiene
pocos terapeutas y demasiados pacientes. No sólo es muy importante seleccionar
los pacientes que se pueden beneficiar de una terapia de grupo, sino también
ubicarlos en un grupo que les sea particularmente apropiado. Tradicionalmente, los
grupos se forman de individuos que son similares en cuanto al desarrollo de su ego
pero que son diferentes en cuanto a su estilo interpersonal. Por ejemplo, la habilidad
para establecer confianza o la capacidad para preocuparse es similar, pero los
grados de timidez o de sumisión son diferentes. Lo más importante es que ningún
miembro del grupo se vea a sí mismo como el único de su tipo en el grupo porque
entonces había mucho riesgo de retirarse del grupo. Por ejemplo, el único paciente
mayor, un viudo, en un grupo de pacientes jóvenes como por ejemplo madres
recientes. En este caso el viudo encontrará muy pocos puntos en común con los
otros miembros y rápidamente abandonará el grupo. Tres razones para que los
pacientes abandonen el grupo El grupo adecuado en un mal momento para el
paciente (el paciente no está preparado para el grupo) El grupo inadecuado en un
buen momento (por ejemplo, el viudo en el grupo de madres jóvenes) El paciente
no se adapta al tratamiento en grupo.

¿Debería tener un acuerdo de grupo?

Sí. Todos los grupos necesitan unas guías operacionales que proporcionen una
estructura y una línea de base para dirigir cualquier tipo de conducta que ponga en
peligro al grupo. Tradicionalmente, las siguientes líneas de base han sido usadas
por los terapeutas de grupo psicodinámicos. Pueden ser modificadas en caso de
grupos con tiempo limitado y de grupos con mucha variedad de pacientes en
diferentes situaciones. Los miembros están de acuerdo en: • Acudir a cada sesión,
ser puntuales y quedarse durante toda la sesión. • Trabajar en los problemas que

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aportan al grupo. • Darse cuenta que la comunicación es verbal y no física. •
Proteger los nombres y la identidad de los otros miembros del grupo. • Usar las
relaciones terapéuticamente y no socialmente. • Quedarse en el grupo hasta que
los problemas que los trajeron a él estén solucionados, • Darse el tiempo apropiado
a uno mismo y al grupo para entender las razones para abandonar el grupo. En este
caso, un mismo deberían decidir irse y despedirse de sus compañeros. • Dar
permiso al guía de la sesión (el terapeuta) para hablar con su terapeuta individual
(en caso de tenerlo) en cualquier momento que el guía considere que sea necesario.
• Ser responsable en el pagamiento de las sesiones.

3.1 Tipos de grupos para cada tipo de paciente.

La mayoría de grupos se reúne semanalmente, aunque algunos grupos se reúnen


dos veces a la semana y otras dos veces al mes. El punto más importante para el
beneficio terapéutico es que los pacientes no pierdan el contacto con el afecto y el
proceso de la sesión previa. La duración usual de la sesión es de unos 90
minutos, con un rango entre 75-120 min. Menos de 75 minutos no es suficiente
para que los miembros compartan equitativamente sus problemas, y sesiones de
más de 120 mi pueden llegar a ser agotadoras tanto para los miembros del grupo
como para el guía. El tamaño del grupo es de entre 4 y 10 miembros. Menos de 4
miembros proporciona la tentación de centrarse en procesos individuales y no en
procesos de grupo. Un grupo de más de 10 miembros parece ser inmanejable y
menos productivo. La mayoría de los expertos en grupos recomiendan 7 miembros
como el número ideal de pacientes para que el grupo funcione mejor. También
recomiendan empezar al menos con este número de pacientes o más para
compensar los abandonos recientes potenciales. Es responsabilidad del guía del
grupo de conseguir una sala confortable, privada con suficientes sillas para todo el
mundo. La mayoría de guías prefieren colocar las sillas en círculo para que los
miembros no estén físicamente dañados por otros con mesas u otros muebles.

¿Cuál es el rol del terapeuta?

Ayudar a los miembros del grupo a comprenderse a ellos mismos, entendiendo su


comportamiento en el grupo. El guía tiene el reto de decidir cómo el grupo puede
ser ayudado de la mejor forma. Varias decisiones están involucradas en ello: • Qué
decir, cuanto decir y cuando decirlo. • Cuanta atención prestar a la experiencia
presente versus a los eventos pasados o las esperanzas futuras. • Cuanta atención
dar a los individuos mientras también se está observando las interacciones entre los
miembros del grupo. • Cuanto valorar dar a los sensaciones y experiencias
emocionales sin ignorar el razonamiento y la comprensión intelectual. • Cómo
integrar el diálogo sobre los miembros del grupo con las discusiones sobre gente
fuera del grupo. • Cómo mezclar la comprensión del contenido (el significado obvio)

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con el proceso (el significado simbólico). • Cuánto responder a las demandas o
deseos del grupo. • Cuánta información personal compartir. Todas estas decisiones
de mando están influidas por orientaciones teóricas, por la personalidad y por el
contexto del grupo. Además, todo son matices de una graduación, no todo o nada,
y cada decisión tiene consecuencias para el grupo.

10 ÚTILES REGLAS PARA EL TERAPEUTA DE GRUPO

1. Cada sesión está en un contexto (tiempo, lugar, propósito).


2. Cada miembro del grupo tiene un contexto. Intenta mantener en tu mente su
historia y sus problemas presentes.
3. Presta atención en lo que está pasando en el grupo en el verdadero
momento, el centro 'aquí y ahora'. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué está
pasando? ¿Por qué está pasando ahora?
4. Recuerda que todo lo que pasa en el grupo tiene algo que ver con el grupo.
5. Cada sesión del grupo tiene un tema o un hilo conductor.
6. Presta especial atención a las palabras y comportamientos del inicio que
podrían predecir el tema.
7. Piensa en términos de metáforas o analogías como claves para el tema del
grupo.
8. Presta atención a tu propia respuesta emocional hacia el grupo como
barómetro de lo que está pasando en la sesión.
9. No te preocupes si no siempre sabes lo que está pasando en el grupo. Es
una experiencia muy común. Recuerda los anteriores puntos antes
mencionados e intenta formular hipótesis que puedan ayudarte a plantearte
preguntas educativas sobre el tema.
10. Prepara un resumen de declaraciones si actualmente las afirmas o no, como
forma de organizar el tema del grupo.

¿Hay ventajas en el co-liderazgo?

La co-terapia es un modelo frecuentemente usado, principalmente como formación


o entrenamiento. Lo más importante y lo que consume más tiempo es la necesidad
de los co-terapeutas de mantener la comunicación entre ellos y de atender/cuidar
su relación. Ventajas para los pacientes • Permite la continuidad de la terapia en
caso de la ausencia de un guía • Debe proporcionar un modelo de relación
constructiva a imitar por los pacientes. • Permite dar réplica a dos parientes de la
misma familia • Proporciona más capacidad en situaciones límite Ventajas para los
líderes • Proporciona soporte mutuo y co-supervisión • Ofrece dos lugares
estratégicos en el grupo • Permite a los líderes compartir o cambiar los roles de
verbal a observacional y centrarse del conjunto del grupo a los individuos • Ayuda a

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manejar las crisis y las tareas concretas Desventajas • Incremento del coste •
Competencia destructiva entre líderes • Falta de comunicación • Serios desacuerdos
basados en cada diferencia profesional, clínica o administrativa entre líderes •
Distanciamiento desde el impacto emocional de la experiencia • Un líder eclipsa al
otro por su mayor experiencia.

¿Existen pasos en el desarrollo del grupo?

Es valorable por parte del líder del grupo el hecho de tener un marco de desarrollo
para la comprensión de los temas del grupo y del proceso de las múltiples
interacciones entre el grupo. Yalom propone un útil marco de desarrollo para pensar
sobre estas cuatro fases de desarrollo.

Primera fase- Dentro o fuera Buscar propuestas, intentar conocer a los otros
miembros, encontrar similitudes y aprender las reglas base. Principalmente, los
miembros del grupo están preocupados en la aceptación o la no aceptación. ¿Les
gustaré a los otros? ¿Somos parecidos? Normalmente en esta fase la comunicación
es superficial, educada y centrada en dar o solicitar consejos y en obtener la
aprobación del líder. El papel principal del líder es promover la verdad y la seguridad
y en ayudar a los miembros a encontrar unas bases en común.

Segunda fase- Arriba o abajo Maniobrar para conseguir las posiciones de control,
dominación y poder entre los miembros, pero sobre todo entre los miembros y el
líder. El período de gracia /luna de miel llega a su fin, así como la verdad y seguridad
que estaban establecidas. Ahora los miembros quieren saber cómo son de
diferentes, cuanta autonomía va a permitir el líder del grupo y cuanto se pueden
desafiar entre ellos y con el líder. ¿Cómo pueden maltratar, doblar y romper las
líneas-guía del grupo? ¿Quiénes son los más fuertes? Considerando que en la
primera fase los miembros estaban principalmente interesados en ser vistos como
iguales, ahora están principalmente interesados en ser aceptados como diferentes.
En esta fase es típico el criticar a los otros, la hostilidad hacia el líder y el
desencantamiento con el grupo. El grupo tiene grandes esperanzas con el líder y
no es de extrañar si se sienten decepcionados ante un fracaso del líder en realizar
sus sueños. Es esencial que el líder del grupo tolere su decepción, encoraje su
confrontación y que no responda dañando. Hay que recordar que esta rebelión, esta
fase emocionalmente tormentosa es una señal de que el grupo se está moviendo
adelante.

Tercera fase- Cerca o lejos El principal interés del grupo es la intimidad y la


proximidad. ¿Cómo acercarse a los otros? ¿Cuántos secretos hay que compartir?
Comparando con la fase anterior del conflicto, en ésta hay más veracidad,
cooperación, apertura a la comunicación y espíritu de grupo. El líder intenta que la

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fase progrese, estando seguro que el grupo no reprime todo el afecto negativo para
la cohesión del grupo… En este momento, el grupo está preparado para convertirse
en un grupo maduro de trabajo, con focalizaciones, flexibilidad, compasión una gran
tolerancia para el afecto, una consideración realista del líder y un reconocimiento
del valor de los otros miembros.

Cuarta fase- Finalización Es tarea del líder que los miembros del grupo presten
atención a la pérdida. Normalmente, el final de la terapia resucita sentimientos
alrededor de tres temas: la mortalidad y la muerte, la separación y la esperanza.
Estas fases están presentes en todos los grupos, pero la profundidad y respiración
de expresarlas varían dependiendo de los objetivos, el tiempo y el estilo del líder.
Hay coincidencias parciales con límites no claros entre fases o consistencia entre
grupos. Los grupos nunca resuelven al final estos asuntos desarrollados
previamente, pero periódicamente ciclan alrededor de ellos como niveles profundos
y progresivos de estrés y conflictos emergentes.

¿Cómo puedo manejar pacientes difíciles?

Los pacientes difíciles, frecuentemente medio-centrados o exigentes, pueden crea


un grupo difícil o la ida de miembros del grupo. Se han escrito muchos volúmenes
acerca de cómo manejar pacientes difíciles, pero tiene más valor mencionar un
particular planteamiento constructivo en los grupos. Se basa en la premisa que los
pacientes difíciles juegan un papel importante en el grupo y que representan
aspectos de cualquier otro en el grupo. La respuesta más terapéutica es centrarse
en la reacción de los otros miembros del grupo antes que en la patología del
paciente individualmente. Este enfoque evita ataques más adelante del paciente y
encoraja a los otros a tomar responsabilidad de la parte de la interacción que
comparten.

¿Cómo decido cuando hay que terminar la terapia?

El tiempo límite de los grupos viene dado por un final previamente ordenado. Otros
grupos finalizan porque el líder decide que la terminación de la terapia. Los
pacientes dejan el grupo porque han completado satisfactoriamente el tratamiento
o porque lo abandonan prematuramente por varias razones a nivel personal, de
grupo o circunstanciales. El proceso de finalización es más complicado que en las
terapias individuales porque afecta a un número de gente, no sólo al terapeuta. El
líder debería intentar prevenir la finalización prematura y debería prestar atención a
los sentimientos de los pacientes que giran alrededor de la finalización de la terapia.
Dos cuestiones que son de mucha utilidad son:

1- ¿El paciente que abandona ha sacado el máximo provecho del grupo?

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2- ¿Por qué el paciente está abandonando el grupo en este preciso momento?

La decisión también se puede examinar con las bases de si el objetivo original al


adherirse al grupo se ha cumplido. Es interesante saber que frecuentemente los
grupos valoran los cambios constructivos y continúan con los conflictos expuestos
por el miembro que abandona el grupo.
¿Es posible una terapia de grupo de breve duración?

El tratamiento con un tiempo limitado está siendo cada vez más común a causa de
que procura que el coste sea limitado. Los grupos con tiempo limitado a menudo se
forman alrededor de síntomas específicos, crisis o asuntos comunes (por ejemplo,
enfermedades, divorcios o adolescencia) con objetivos limitados a los alivios de los
síntomas, el manejo de las crisis o el soporte y la psicoeducación. Las terapias de
grupo para aliviar son diseñadas para una intervención interpersonal más agresiva
y un cambio terapéutico más ambicioso. Tienen en común una minuciosa selección
de los pacientes, unos objetivos específicos, unos focos de trabajo muy bien
definidos, una rápida aplicación de lo aprendido, líderes activos, el uso de recursos
interpersonales y el uso de un tiempo limitado para así acelerar el cambio de
comportamiento. Al contrario de los grupos de largo tiempo, los pacientes pueden
volver por varias directrices de tratamiento. En ambos, el éxito se debe a una
preparación pre-grupo minuciosa. Los grupos con tiempo limitado también pueden
ser conceptualizados como si tuvieran fases de desarrollo (ver punto 14). La
progresión a través de las fases puede ser intensificada a causa de la limitación del
tiempo.

¿Puede el líder garantizar la confidencialidad?

Para el terapeuta que hace terapia individual, la responsabilidad legal y ética para
proteger la privacidad del paciente y su confidencialidad es absoluta y sin
complicaciones. Sin embargo, aunque los mismos estándares se pueden aplicar al
terapeuta que hace terapia de grupo, la terapia de grupo posee problemas
especiales porque se espera que los pacientes respeten la identidad y protejan la
información dada por los otros miembros del grupo. Actualmente, la terapia de grupo
tiene ciertas limitaciones en cuanto a la confidencialidad porque si un miembro del
grupo viola la confidencialidad de otro, ni el líder ni los otros miembros del grupo
tienen ningún sentido legal para hacerlo cumplir.

4. Psicoterapia por el grupo

Decimos que las psicoterapias actúan por el grupo cuando utilizan al grupo como
estímulo de emociones colectivas sin tratar de comprenderlas. El grupo se convierte

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en un recurso destinado a influir en numerosas personas como medio auxiliar para
reforzar cierto plan terapéutico. La psicoterapia por el grupo fue iniciada por Joseph
Pratt en 1905 al introducir el sistema de clases colectivas en una sala de pacientes
tuberculosos. La finalidad de la terapia era acelerar la recuperación física de los
enfermos; las clases y sesiones a las que concurrían entre 20 y 50 pacientes
consistían en una breve conferencia del terapeuta que disertaba sobre higiene y
problemas del tratamiento de la tuberculosis; a continuación, los pacientes
formulaban sus preguntas y discutían el tema con el médico.

En estas reuniones los enfermos que mejor cumplían el régimen pasaban a ocupar
las primeras filas del aula, estableciéndose un escalafón jerárquico bien definido,
conocido y respetado por todos. En vista de los buenos resultados que daba el
método, Pratt escribió un trabajo preliminar en 1906 que amplió en los años
siguientes. Pronto otros probaron su técnica con resultados similares. El mérito de
Pratt fue el de utilizar en forma sistemática y deliberada las emociones colectivas en
la consecución de una finalidad terapéutica. El método estimula la identificación del
enfermo con el médico. El sistema de promociones que premia al buen paciente
acercándolo al médico ilustra gráficamente dicho propósito. Considerando la
importancia de la idealización del terapeuta, no es de extrañar que la estructura y
función de este tipo de grupos sea similar a la de ciertos grupos religiosos que
persiguen fines parecidos. En esta primera etapa el método se empleó en pacientes
que padecían trastornos orgánicos. A partir de estas corrientes se produjo una
interesante diferenciación, que Grinberg denomina «terapias que actúan por el
grupo con estructura fraternal».

En este caso el dinamismo consiste en incitar y canalizar emociones colectivas en


grupos solidarios, el tipo de relación entre el terapeuta y el grupo es opuesto al que
se produce en el grupo de Pratt. En lugar de idealizar al terapeuta, el método busca
estimular la fraternidad y la máxima homogeneización de sus miembros,
disminuyendo por lo tanto el liderazgo al mínimo. Un ejemplo conocido de esta
tendencia se encuentra en Alcohólicos Anónimos (los AA), organización fundada en
1935. Los AA más que un grupo terapéutico vienen a ser una sociedad con
contribución económica y participación voluntaria de sus miembros. El efecto
terapéutico se basa en que el exalcoholista puede influir más eficazmente a otro
alcoholista al saber que éste ha tenido el mismo problema y ante el hecho de que
ha podido superarlo. La dinámica de esta terapia es eficaz, pues el exalcoholista se
beneficia a su vez rescatando al paciente, y de esta forma sublima y elabora
vicariamente las tendencias que lo llevaron a la bebida. Los AA se reúnen
semanalmente en un tipo de sesiones similares a las de Pratt, en el sentido de
discutir temas relacionados con su misión. Como dinámica de la curación este tipo
de terapia busca a través de su carácter fraternal disminuir la rivalidad y envidia
dentro del grupo, características estas que son precisamente las más marcadas en

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un grupo de alcohólicos, por tratarse de personas con una voracidad y agresividad
orales destacadas5 (Grinberg, 1977).

AA ha dado lugar al surgimiento de numerosos grupos que utilizan sus principios


para enfrentar problemáticas variadas: drogodependencias, tabaquismo, trastornos
alimentarios, compulsiones diversas (sexo, juego, relaciones destructivas). Otros
grupos unen al programa de AA los principios de la comunidad terapéutica. Edward
Lazell en 1921, adoptó el método grupal de Pratt para trabajar con esquizofrénicos
en el hospital Saint Elisabeth de Washington. Se servía de discusiones de grupo
con orientación psicoanalítica además de lecturas de apoyo, su técnica era más
didáctica y fraternal y no tan impositiva como las anteriores. Trigant Burrow en los
EE.UU., después de asistir a las «Cinco conferencias sobre psicoanálisis»
realizadas por Freud en 1909, divisa el psicoanálisis en grupo. En 1927 Burrow fue
uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Americana y aplicó lo que
denominó «análisis de grupo» con participación de pacientes, familiares y
profesionales. En el caso de enfermos mentales se intentó que los exenfermos
entren en contacto con pacientes hospitalizados, narrando la historia de su mejoría
y contribuyendo en general a elevar la moral de la institución.

4.1 Psicoterapia en el grupo

La utilización de pequeños grupos en forma planificada para el tratamiento de


problemas de personalidad, comenzó en los EE.UU. en la década de los años treinta
del siglo pasado, con los trabajos de Louis Wender, Paul Schilder, Jacob Levy
Moreno, Samuel Slavson, Fritz Redl y Alexander Wolf. Las corrientes de inspiración
psicoanalítica (Slavson, Schilder y Klapman) introdujeron la interpretación en la
situación colectiva, aplicando al grupo una técnica de orientación psicoanalítica. La
interpretación es considerada un instrumento capaz de comprender los dinamismos
más profundos del grupo y por lo tanto modificar su estructura. Slavson comenzó
como educador y trabajador social, actuando en grupo con niños y posteriormente
con adolescentes y adultos. Fue el propulsor del desarrollo de la terapia grupal en
el área de Nueva York y de la formación de la American Group Psychotherapy
Association en 1942.

Entre sus ideas sobre la aplicación del trabajo psicoanalítico individual a la terapia
grupal enfatizó la importancia de la comprensión de las dimensiones emocionales
en las relaciones de cada miembro con el terapeuta y con el grupo. Priorizó el insight
como fundamento del cambio terapéutico e hizo uso del contexto de grupo
considerando la principal influencia terapéutica como proveniente del líder. Al pasar
del análisis individual al colectivo enseguida se presenta un interrogante: ¿a quién
interpretar? En la respuesta estriba la principal diferencia práctica, y también teórica,
entre los procedimientos que pasaremos a describir. Tanto Slavson como Klapman

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buscaron la solución tratando de unificar al grupo de varias maneras, de modo que
la interpretación dada en su seno valiese para todos los participantes o para la
mayoría de ellos. La interpretación va casi siempre dirigida al problema de un
determinado individuo del grupo. Bajo la hipótesis de que, en la medida que el grupo
es homogéneo, la interpretación que se da a un paciente es en gran parte
beneficiosa para los demás pacientes del grupo, ya todos presentan una
constelación análoga de conflictos. Se busca el beneficio indirecto o por resonancia
de las interpretaciones dadas a un individuo en el grupo. Como se ve este método
transporta al grupo la técnica del psicoanálisis individual; constituye un análisis
individual realizado sobre un paciente con la presencia de un grupo. Por ello
Grinberg lo denomina terapia interpretativa individual en el grupo. Schilder6 en 1935
fue considerado pionero de la terapia analítica de grupo debido a su sistemática
interpretación tanto de la transferencia como de los sueños.

Moreno aplicaba métodos de acción dramática en Viena en los años veinte del siglo
pasado y se autoerige como creador de la psicoterapia de grupo:

Mis comienzos prácticos se remontan al año 1910. En los parques de Viena


comencé, entre 1910 y 1914, a formar grupos infantiles para jugar con ellos,
improvisadamente, al teatro y plantar así la semilla de la psicoterapia de grupo y el
psicodrama. Proseguí el experimento con grupos de discusión con prostitutas en
Spittelberg, en los años 1913 y 1914. Mis observaciones y estudios en un campo de
refugiados en Mittendorf en Viena coronaron este primer período (Moreno, 1966, p.
24).

Los mecanismos de curación del psicodrama creado por Moreno son la «catarsis de
integración» y el «insight dramático». La catarsis de integración consiste en
trasladar al individuo y su mente fuera de sí y objetivarlos dentro de un universo
tangible y controlable para, en una segunda fase, volver a subjetivar, reorganizar y
reintegrar lo que ha sido objetivado. En la catarsis de integración lo que sale es el
paciente mismo (das ding ausser sich) y al salir de algo que lo estaba conteniendo
realiza su yo. Dice Moreno que la catarsis de integración es engendrada por la visión
de un nuevo universo y por la posibilidad de un nuevo crecimiento, siendo la
abreacción y el desahogo de emociones solo manifestaciones superficiales. El
insight dramático consiste en la posibilidad de adquirir una visión nueva y diferente
de sí mismo a partir de la producción realizada a través de la acción. Para Moreno,
el grupo, la acción y la creatividad son los ingredientes fundamentales del
psicodrama y de la psicoterapia de grupo.

4.2 Psicoterapia del grupo

Finalmente llegamos a la técnica interpretativa del grupo. Este tipo de terapia toma
al grupo como fenómeno central y punto de partida de toda interpretación. Es decir,

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concibe al grupo como una totalidad, considerando que la conducta de cada uno de
sus miembros siempre se ve influida por su participación en el seno colectivo. Con
la segunda guerra mundial la terapia de grupo cobró un llamativo impulso. Wilfried
Bion, psiquiatra inglés de formación psicoanalítica a raíz del trabajo de Melanie
Klein, hace hincapié en la importancia de la movilización colectiva de estados
emocionales que se refieren a partes de la psique indiferenciada, es decir, la
formación arcaica del inconsciente. El individuo se encuentra en una red de
interacciones en las que los demás son necesarios como soporte de sus emociones
internas. Bion trabajó en hospitales militares en el adiestramiento de soldados
neuróticos durante la segunda guerra mundial. En la Tavistock Clinic de Londres
escribió una serie de artículos entre 1943 y 1952, que fueron reunidos y publicados
en el libro Experiencias en grupos y otros papeles en 1961. Es el primer
psicoanalista que pone en práctica un «psicoanálisis de los grupos» entendiendo el
grupo como un todo y superando la fase psicoanalítica anterior basada en la
personalidad magnética del líder (Le Bon). Bion no hace sino alinearse en la
ideología dominante (democrática) acaecida tras el fracaso de las dictaduras en la
segunda guerra mundial.

Respecto a la organización grupal, Bion acuña términos como mentalidad grupal y


cultura de grupo. Describe un nivel superior o «grupo de trabajo» (work group), que
es racional y consciente, donde los miembros llevan a cabo la tarea asumida
voluntariamente y eligen a sus líderes de acuerdo a las capacidades reales de llevar
adelante cada situación planteada. El grupo de trabajo se ve perturbado
constantemente por otro más profundo, el grupo de «supuesto básico» (basic
assumption group) dominado por las emociones. Para Bion en el acontecer de todo
grupo hay una oposición fundamental entre el grupo de trabajo y el grupo de
supuesto básico. El primero depende de la capacidad de cooperación de los
miembros para organizar el trabajo con vistas al desarrollo de determinadas
funciones. El segundo no depende de esa capacidad consciente de cooperación,
sino de necesidades emocionales que hacen que los miembros se aglutinen
alrededor de la persona que mejor puede representarlas. Bion define el supuesto
básico como una fantasía subyacente y unitaria; como una «creencia emocional de
la que participan todos los miembros del grupo y que los impulsa a tener al unísono
un determinado tipo de fantasías e ideas». Delimitó tres supuestos básicos
(dependencia, emparejamiento y ataque-fuga) a los que correspondería un
determinado tipo de líder.

Como crítica, comenta Alejandro Ávila7, que las concepciones de Bion se organizan
sobre pautas en exceso individuales, como, por ejemplo, la importancia que otorga
al lugar del líder. Por otro lado, Bion polariza excesivamente la vida del grupo en
sus aspectos racionales y afectivos. Siegfried Heinrich Foulkes, judío alemán
radicado en Londres, arriba a Inglaterra hacia 1933 después de dos años de

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entrenamiento con Kurt Goldstein. Según Malcolm Pines, crea en 1940 la
psicoterapia grupoanalítica, que es una psicoterapia del grupo y para el grupo. En
sus inicios analiza al individuo en el grupo, pero más adelante lo incluye como parte
del grupo, considerando que la psicoterapia de grupo lo arranca de su red primaria
familiar y lo mezcla con otros, formando un campo de interacción en el que cada
sujeto empieza de nuevo. Foulkes usa el concepto de grupo matriz o madre. El
grupo como un todo es un organismo viviente independiente de los individuos que
lo forman, tiene su humor y sus reacciones, su espíritu, una atmósfera, un clima. La
relación adquiere un nivel transpersonal y suprapersonal.

Si un integrante del grupo trae su problema, este afecta de múltiples maneras al


resto del grupo. Este tipo de enfoque no minimiza la importancia de lo individual,
pero considera que lo individual debe ser siempre contemplado dentro del marco
colectivo en el que se manifiesta. Foulkes se ve influenciado, como Kurt Lewin, por
los principios de la psicología de la Gestalt (gestalthéorie); las formas y el fondo son
un todo inseparable, el concepto central del grupoanálisis foulkesiano le lleva a
abogar por un nivel de escucha, comprensión e interpretación en el aquí y ahora,
teniendo en cuenta solo la transferencia del grupo y no las transferencias
individuales. Con un planteo que toma al grupo como una gestalt entramos en el
terreno de la microsociología. Es una psicoterapia del grupo y no del individuo en el
grupo, o de los pacientes por el grupo. Las dos principales asociaciones de
terapeutas de grupo vieron la luz durante la segunda guerra mundial. La American
Group Psychotherapy Association (AGPA), fundada por Slavson en 1943, tuvo
como sus primeros presidentes a Samuel Slavson; Temple Burling; William Moody;
Samuel Hadden; Lewis Loeser; Donald Carmichael; Hugh Mullan; Nathan
Beckenstein; Maurice Linden; Milton Berger; Donald Shaskan; Aaron Stein. La
American Society of Group Psychotherapy and Psychodrama (ASGPP) fue fundada
en 1942 por Moreno.
Moreno y Slavson mantuvieron una abierta, prolongada e intensa rivalidad. Moreno
pretendía ser el primero en haber acuñado el término «terapia de grupo» en 1931,
Slavson declaraba que sus grupos de actividad de 1934 constituían el comienzo de
la terapia de grupo y afirmaba que el psicodrama solo era útil para el tratamiento de
pacientes psicóticos, como inductor de la catarsis, técnica de ensayo y medio de
comunicación, pero nunca como una terapia total. En los años cincuenta del siglo
pasado aparece la terapia gestalt de Fritz Perls. El éxito de sus principios como el
«aquí y ahora» y el acento en lo vivencial es tan grande que un grupo de autores
los toman e incorporen a su corriente, como es el caso de Yalom y su grupo
interaccional. En la misma época también destaca el análisis transaccional de Eric
Berne, que incluyen una serie de abordajes grupales en hospitales psiquiátricos,
ambulatorios, programas de rehabilitación y penitenciarios y tratamientos
comunitarios.

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El planteo de Carl Rogers presenta un enfoque de peso en la psicoterapia de grupo
centrada en el cliente o conseling de grupo. Su libro Grupos de encuentro8 (1970)
marca un hito dentro de esta corriente. Maxwell Jones en Gran Bretaña y en Estados
Unidos en la década de los años cincuenta del pasado siglo desarrolló el concepto
de «comunidad terapéutica», influyó en la presencia de programas intensivos
basados en los grupos, en los que utilizó principios del psicodrama, componentes
cognitivos, afectivos y de acción. El enfoque se centró en la educación en un
ambiente de grupo que llevó a la elaboración de una «atmósfera de grupo». El
tratamiento no se limita a la hora terapéutica, sino que se hace extensivo a un
proceso continuo de funcionamiento a lo largo de la vida del paciente.

Para lograr esto Jones tuvo que cambiar el orden de la sociedad hospitalaria y
aplanar la tradicional pirámide jerárquica de la autoridad para promover una mayor
interacción entre pacientes, enfermeras y médicos. Jones basó su trabajo en la idea
de «aprendizaje social», que describe el proceso de entender algo del cambio que
pueda resultar de la interacción interpersonal cuando un conflicto o crisis es
analizado en una situación de grupo. En el panorama español y más concretamente
en el catalán la importancia de Emilio Mira y López es doble, por un lado, posibilitó
la presencia y el asentamiento del psicoanálisis y, por otro, fue el primero en
practicar psicoterapia de grupo en España. Emilio Mira a mediados de los años
treinta consideraba que la importancia de los tratamientos grupales se basaba en el
aumento de la «eficacia curativa» y entendía las sesiones de grupo como un tipo de
seminario psicoterapéutico donde el paciente escuchaba relatos de conflictos
similares a los suyos y podía exponer sus opiniones bajo la tutela del psicoterapeuta.
La SEPTG, creada en 1972, ha sido la primera asociación de profesionales de la
Salud mental que se constituye en España con el objetivo de desarrollar y difundir
el grupo como lugar de intervención terapéutica o de otro tipo. A Joan Campos,
alumno directo de Foulkes se debe la introducción de gran parte de las ideas de
este en España.

En 1976 Alejandro Ávila, Antonio Caparrós, Nicolás Caparrós Sánchez, y los


restantes miembros fundadores del Grupo Quipú de psicoterapia fundan la revista
Clínica y Análisis Grupal. En Argentina, en 1948, el psiquiatra y psicólogo social
Enrique Pichon-Rivière, de influencia kleiniana, da a su elaboración teórica el
nombre de «concepción operativa de grupos». Hacia los años cincuenta Raúl
Usandivaras, Emilio Rodrigué y Juan José Morgan comienzan a trabajar con
psicóticos en grupos. Grinberg, Langer y Rodrigué publican un libro sobre
psicoterapia psicoanalítica de grupos introduciendo la escuela inglesa en América
Latina. La escuela argentina de psicodrama contó con Jaime Rojas Bermúdez,
Eduardo Pavlovsky, Carlos Martínez Bouquet, Luis Frydlewsky y Hernan Kesselman
a la cabeza. Según el propio Pavlovsky, en 1962 Rojas Bermúdez, María Rosa
Glasserman y él viajaron a Nueva York para estudiar con Moreno. El primer

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habilitado como «director de psicodrama» fue Rojas Bermúdez, al año siguiente lo
fueron Martínez Bouquet y él, dando pie a la creación de la Asociación Argentina de
Psicodrama en 1963. Sus aportes están recogidos en algunos libros y en las revistas
Cuadernos de Psicoterapia y Clínica y Análisis Grupal.

En Francia, Rene Kaës9 propone el concepto de «aparato psíquico grupal» para


fundar la idea de una construcción mental común de los miembros del grupo. La
investigación actual en Francia está tratando de integrar no solo las teorías de Bion
y Foulkes, sino también las de los escritores argentinos como Pichon-Rivière y José
Bleger, que en 1971 describen en los individuos, en los grupos y en las instituciones
dos tipos de sociabilidad: la primera, denominada sociabilidad sincrética, define las
partes no diferenciadas de la psique, podemos relacionarla con la parte arcaica de
la personalidad descripta por W. Bion; la segunda, denominada sociabilidad por la
interacción, implica una relación interna con un objeto con diferenciación en el
espacio psíquico y el espacio intersubjetivo.

Como antecedentes del trabajo grupal con niños y adolescentes citaremos la


experiencia de Slavson, las técnicas de Moreno y, entre los autores franceses, el
trabajo de Moreau-Dreyfus y Lebovici, La psichothérapie collective chez l’enfant,
publicado en 1947. Debe mencionarse que el psicodrama entra en Brasil de la mano
del francés Pierre de Weil, y también de Dalmiro Bustos (Argentina). Según José
Fonseca, en Brasil, se desarrolló una fuerte corriente conocida como psicodrama
brasileño en la cual destacan el propio José Fonseca, Rosa Cukier y Luiz Cuschnir,
entre otros, creándose la Associação Brasileira de Psicodrama e Sociodrama
(ABPS) en 1970. Durante el V Congreso Internacional de Psicodrama de Zurich, en
el año 1973, la IAGP (International Association of Group Psychotherapy) fue
cofundada por Jacob Levy Moreno (1889-1974, EE.UU.), nombrado presidente
honorario un año antes de su muerte, A. Friedmann (Suiza), Anne Schützenberger
(Francia), Raymond Battegay (Suiza), Samuel Hadden (EE.UU.), Raoul Schindler
(Austria), Siegfried Heinrich Foulkes (Reino Unido), Joshua Bierer (Reino Unido),
Jay Fidler (EE.UU.), Zerka Moreno (EE. UU.), Grete Leutz (Alemania), Ambros
Uchtenhagen (Suiza), Anne-Lise Heigel-Evers (Alemania), una docena de
cofundadores (incorporados de acuerdo con el código civil suizo por Raymond
Battegay). En 1993, en el encuentro de Heidelberg de la IAGP, se iniciaron dos
secciones: Group Analysis (coordinadores: Malcolm Pines y Joan Campos) y
Psychodrama (coordinadores: Grete Leutzand y David Kipper). Los pasados
presidentes de la IAGP fueron: Samuel Hadden (EE.UU., 1973-1977), Raymond
Battegay (Suiza,1977-1980), Malcolm Pines (Reino Unido, 1980-1984), Jay Fidler
(EE.UU., 1984-1986), Grete Leutz (Alemania, 1986-1989), Fern Cramer Azima
(Canadá, 1989-1992), Alberto Serrano (EE.UU., 1992-1995), Earl Hopper (Reino

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Unido, 1995-1998), Roberto de Inocencio (España, 1998-2000), Sabar Rustomjee
(Australia, 2000-2003), Christer Sandahl (Suecia, 2003-2006), Frances BondsWhite
(EE.UU., 2006-2009), Jorge Burmeister (Suiza/España, 2009-2012).

4.3 Psicoterapia en y del grupo

Podemos pensar el proceso de la psicoterapia en y del grupo, como una articulación


de los procesos individuales (psicoterapia en grupo) y del proceso grupal
(psicoterapia del grupo) en una permanente relación de facilitación y/o de
interferencia. Desde esta perspectiva el grupo funciona como un organismo o
sistema con características propias y psicodinamismos que irán integrando lo que,
para Freud, en Psicología de las masas y análisis del yo, aparece con el concepto
de mente o pensamiento grupal. Bion describe la mentalidad grupal constituida a
través de las aportaciones inconscientes de los sujetos del grupo. La cultura grupal
es para Bion el producto de la relación del grupo con el entorno social.

Por último, Kaës con el concepto de aparato psíquico grupal describe un


inconsciente dotado de un funcionamiento grupal. Entendemos la psicoterapia
grupal como un «proceso», con una historia, una cultura y una evolución, que va
transitando por distintos niveles de complejidad y experiencia. Cada uno de los
cuales integra los niveles de complejidad anteriores. Un proceso es el «conjunto de
las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial»
(Diccionario de la RAE), un conjunto de actividades o eventos que se realizan o
suceden (alternativa o simultáneamente) con un determinado fin. El «proceso
individual» (psicoterapia en grupo) es el que va desarrollando cada integrante del
grupo individualmente y en su particular relación transferencial con el o los
terapeutas. También consistirá en el proceso madurativo de las identificaciones y
desidentificaciones con los personajes del mundo interno significativos.

En segundo lugar, el «proceso grupal» (psicoterapia del grupo), requiere el


desarrollo de una nueva entidad psíquica, el grupo, que funciona como un
organismo o sistema con características y psicodinamismos propios y sigue el
principio aristotélico de que el todo es más que la suma de sus partes. Intentamos
explicar esta idea del proceso grupal con una metáfora musical. Nos representamos
la dinámica del grupo como una composición ejecutada por una orquesta de cámara
o por una orquesta sinfónica. A veces surge algún solista, otras todos los intérpretes,
con sus respectivas partituras, siguen una melodía común. Puede aparecer una
nota disonante, a destiempo, o un instrumento que debería formar parte de otra
orquesta. Hablamos de psicoterapia en y del grupo cuando tomamos en
consideración los procesos individual y grupal, los cuales se desarrollan
simultáneamente, a veces se propician potenciándose el uno al otro, otras funcionan

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al mismo tiempo, pero con escasa conexión y en ocasiones se interfieren entre ellos
(figura 1.3). Por último, en el desarrollo de esta breve historia de la psicoterapia de
grupo (figura 1.4) intentaremos comprender el lugar de las nuevas tecnologías y de
las transformaciones que se están produciendo. Según la opinión de SherryTurkle
«un sistema de redes que se expande con rapidez, conocido colectivamente como
Internet, enlaza a millones de personas en nuevos espacios que están cambiando
la forma con la que pensamos, la naturaleza de nuestra sexualidad, la forma de
nuestras comunidades, nuestras verdaderas identidades» (Turkle, 1997, p. 15).
Estos nuevos espacios virtuales, que en conjunto Pierre Lévy10 denomina
«ciberespacio», son construidos a través de la conexión en red posibilitada por las
TICs (Tecnologías de Información y Comunicación).

En cuanto a los futuros desarrollos en Internet, Lévy11 recomienda estimular


preferentemente los instrumentos que favorecen el vínculo social por el aprendizaje
y el intercambio de conocimientos. Los métodos de comunicación aptos para
escuchar, para integrar y restituir la diversidad más que la difusión mediática
tradicional. Los sistemas que tienden al surgimiento de seres autónomos, cualquiera
sea la naturaleza de los sistemas (pedagógicos, artísticos, terapéuticos) y seres
(individuos, grupos humanos, obras, seres artificiales).

En la historia de Internet Janet Abbate12 hace grandes esfuerzos para atribuir la


paternidad de Internet y de su antecesora Arpanet. En todo caso se puede ver
claramente como ARPA (Advanced Reserch Proyects Agency), del Departamento
de Defensa de Estados Unidos, desarrolló una idea concebida por Paul Baran, en
Rand Corporation en 1960-1964, para diseñar un sistema de comunicaciones
invulnerable a un ataque nuclear (figura 1.5). La privatización del proyecto, sumada
a nuevos saltos tecnológicos, permitió la difusión de Internet en la sociedad en
general. La invención de la World Wide Web (w.w.w.) tuvo lugar en Europa en 1989
en el CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire) de Ginebra. Allí en
marzo de 1989 el físico británico Tim Berners-Lee presentó ante sus superiores un
documento llamado «Gestión de la Informática: una propuesta», un sistema de
hipertexto que tenía como fin facilitar el intercambio y distribución de la información
y que fue concebido originalmente para fortalecer la comunicación entre los
científicos del propio laboratorio. En resumen, una curiosa combinación de un
espíritu anárquico, mediatizado por la cultura de los hackers de los años sesenta
del pasado siglo, con el reciclaje del proyecto de ARPA, destinado a proteger al
mundo de la destrucción nuclear masiva.

El comienzo de la World Wide Web quedará vinculado en el tiempo con la


finalización de la guerra fría y, posteriormente, con la reorganización que se produce
en el mundo con la caída del muro de Berlín, ocurrida en noviembre de 1989 seis
meses antes de la presentación de la web en el CERN. Pensamos que en el origen

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de Internet se funden dos aspectos, el padre poderoso que nos protege de los
peligros, en realidad de la propia destructividad humana, y los hijos rebeldes que
intentan transgredir las leyes instauradas por el padre.

Nos planteamos como hipótesis a investigar: las importantes transformaciones que


se han producido en las relaciones humanas en la sociedad de la información y los
efectos que las tecnologías han producido en las representaciones que las personas
tenemos de nosotros mismos y del mundo. Sin embargo, aunque no parece haber
variado significativamente la estructura misma de las relaciones sociales y del
aparato psíquico, sí parecen haberse producido regresiones sociales que rescatan
lo más siniestro y lo más alentador de las características humanas primitivas y
tribales. Nuestra segunda hipótesis plantea: el desarrollo de una nueva capacidad
de conectar a partir de una vieja y nueva experiencia de identidad compartida, ya
que se origina en los primitivos mecanismos de la sociedad tribal, pero desde la
nueva perspectiva de la funcionalidad de una sociedad organizada en red. Nos
encontramos ante la paradoja de que mientras los sistemas de información e
interconexión aumentan los poderes humanos de organización e integración, al
mismo tiempo incrementan el aislamiento del yo y el debilitamiento de la identidad.

El problema es nuevo, «la conectividad», con sus características de funcionamiento


global, en red y migratoria. Global, porque la conectividad está organizada a escala
planetaria, y aunque tienden a disminuir en algunos casos las desigualdades entre
países ricos y países pobres, parecen tender a aumentar las desigualdades entre
ricos y pobres dentro de los propios países. Sin embargo, las posibilidades de
conexión aun parecen mostrar una tendencia hacia la igualdad y hacia la libertad de
expresión dentro de la red.

En red, porque se desarrolla en una red en la cual interactúan diferentes redes.


Migratoria, porque la conectividad incluye características de conexión y
desconexión, configuraciones y reconfiguraciones de la información, traslados de la
información a lugares nuevos desde los cuales puede volver a trasladarse. Por
último, observamos la relación de la sociedad de la información y las sociedades
tribales y nos preguntamos si Internet es el nuevo tótem. El totemismo constituyó
una de las formas de organización sociorreligiosa más primitivas, y por algunos
considerado, entre ellos por Freud, el modelo de sociedad primitiva que nos puede
permitir entender las bases de la sociedad actual. En el caso de las sociedades
tribales totémicas es el padre primitivo, según Freud, el que es representado por el
tótem.

En la sociedad de la información: ¿es el animal totémico sustituido por las


tecnologías? La tercera hipótesis que planteamos es: la destructividad primaria del
ser humano —propia de una organización social centrada en un padre poderoso y

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tiránico, representado por el tótem— fue transformándose en una organización
social, centrada sobre la figura de una fratría, grupo de hermanos dispuestos a
compartir el poder, para preservar el bien común a través de un trabajo compartido.
Esta fratría, funcionando en red, bien podría tener como una de sus
representaciones totémicas a Internet. ¿Estaríamos entonces hablando de un nuevo
totemismo informacional? Aunque también pensamos que en los progresos que se
producen tanto en la historia de la sociedad, como en la historia individual, lo antiguo
no desaparece, sino que queda incluido en lo nuevo. Así como en la red circulan los
avances más innovadores, capaces de producir transformaciones en la economía,
el trabajo, la cultura y la salud, también por Internet circulan imágenes de lo más
destructivo del ser humano, crímenes en directo, perversiones sexuales con niños
y abusos diversos. Cuidemos que las nuevas tecnologías favorezcan la
construcción de un mundo mejor, respetando la parte de libertad que parece estar
en los orígenes de la construcción de Internet y cuidando de la tan preciada
fragilidad de la identidad humana. La psicoterapia grupal online, así como el
desarrollo de la creatividad y de las capacidades de comunicación a través de la red
ya son posibles, especialmente deberemos cuidar estos nuevos desarrollos en los
campos de la infancia, la adolescencia y la juventud, cuyos miembros son habitantes
naturales de este nuevo espacio: «el ciberespacio».

4.4 Conclusiones

• Algunos de los procedimientos científicos actuales provienen de los primitivos


procedimientos curativos, esta situación es particularmente apreciable en las
psicoterapias de grupo que provienen en parte de las primitivas ceremonias
curativas tribales.

• En la historia de la psicoterapia de grupo del siglo XX podemos ir observando


movimientos impulsados por los grandes estallidos de pulsión de muerte que
asolaron el siglo con la primera y segunda guerras mundiales. Fueron apareciendo
concepciones teóricas que intentaron entender y crear recursos para combatir
estas atrocidades de las cuales los seres humanos somos capaces. Cada escuela
fue desarrollando sus propias concepciones avanzando en el intento de generar
un sistema de ideas coherentes y tal vez produciendo enfrentamientos a veces
necesarios y otras veces entorpecedores del desarrollo del campo del
conocimiento de las psicoterapias de grupo. Algunas de estas oposiciones, entre
Freud y Jung, Slavson y Moreno, Foulkes y Bion, se transmitieron a lo largo de los
años en el desarrollo de instituciones y asociaciones que fragmentaron
excesivamente el desarrollo del conocimiento. Tal vez la juventud de esta ciencia
justifique que aún no se hayan desarrollado suficientemente los corpus teóricos y
técnicos como para poder iniciar procedimientos de síntesis, articulación y
complementación. La etapa pendiente, es la de la investigación en psicoterapia de

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grupo; esta, en su más breve historia, pasó por las etapas de intentar demostrar la
efectividad de las psicoterapias de grupo; posteriormente, por la de estudios de
evaluación de cómo se hacen las psicoterapias de grupo, qué técnicas, en qué tipo
de pacientes, con qué modalidades de encuadre e intentando comparar la
efectividad de los resultados obtenidos a través de los diferentes encuadres
teórico-técnicos. Por último, el estudio de procesos y micro procesos terapéuticos
que posibiliten entender y mejorar los dispositivos terapéuticos y los recursos de
cambio y transformación del sufrimiento humano en los campos individual, familiar,
grupal y social.
• Observamos una oposición entre tres criterios:

1) Un criterio estadístico, el de la psiquiatría basada en la evidencia científica,


apoyada en la valoración de la conducta a través de metodologías
empíricocuantitativas, del estudio del sistema nervioso y de la psicofarmacología.

2) Un criterio teórico que facilita, en esta etapa de la evolución del conocimiento,


la fragmentación en diversidad de escuelas y técnicas psicoterapéuticas.

3) Un criterio clínico basado en la escucha de las características del sufrimiento


observado y la aplicación de métodos que permitan su alivio. Esta triple perspectiva
probablemente pueda aportarnos la complejidad de información necesaria para los
próximos pasos de evolución de la psicoterapia de grupo y de la psicoterapia en
general.

• En nuestra revisión histórica de la psicoterapia de grupo, haciendo un análisis


antropológico psicoanalítico, podemos abstraer una concepción de la subjetividad
que va atravesando diferentes etapas que en un movimiento espiralado implican por
un lado una evolución a lo largo del tiempo, pero también la conservación de las
organizaciones anteriores por medio de la repetición y de la circulación de procesos
progresivo-regresivos. Detectamos cuatro etapas: 1) Organización radiada (el
hombre como animal de horda). Desde una concepción de horda primitiva
organizada de manera radiada sobre el centro de un padre primitivo todopoderoso.
2) Organización en rueda (el hombre como animal gregario). Aparecen las
organizaciones totémicas en las cuales el padre primitivo es sustituido por la figura
de un tótem y posteriormente por el héroe o por los dioses. El padre primitivo es
sustituido a su vez por la fratría. 3) Organizaciones en círculo (el hombre como
animal político). En las cuales las figuras de líderes centrales son reemplazadas por
la tarea grupal, se asienta la organización de la fratría y aparece el espacio público.
4) Organización en red (el hombre como animal tecnológico). Con el avance de las
tecnologías se desarrolla una posibilidad de conectividad en la cual predominan las
características de globalidad, traslado y heterotopicidad.

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Mesografía (para consulta complementaria)

NOTA IMPORTANTE: Recuerda que, si alguno de los


siguientes enlaces está roto o bien ha sido retirado de Internet,
siempre puedes hacer una investigación complementaria para
localizar los documentos sugeridos en otra parte.

• Peña, P. (s.f.) Terapia gestáltica grupal. Disponible en:


http://gestaltnet.net/sites/default/files/Terapia%20Gestaltica%20Grupal_0.pd f
• Kertész, R. (2005). El enfoque multimodal y las escuelas de psicoterapia. Revista
IIPSI Facultad de Psicología UNMSM vol. 8 - n.2 pp. 113 – 127.
Disponible en:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/investigacion_psicologia/v08_n2/pdf/
a08.pdf

• Guajardo, A. La terapia de grupo como espacio terapéutico. Cintras.


Disponible en:
http://www.cintras.org/textos/aguajardo/laterapiadegrupo.pdf

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