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¿ Quisieras participar en la Jornada Mundial de la Juventud en


Madrid? ¡Todos estamos invitados! Tú también, aunque te
pueda parecer que la JMJ no es para ti. La JMJ es una
oportunidad para encontrarse con Jesucristo y hacer de Él el
centro de nuestra vida. Por eso la JMJ es para todos: niños,
jóvenes, matrimonios, ancianos, católicos o no, cracks del estudio
o batalladores, excelentes deportistas o principiantes…
Existen muchas formas de participar. Solo unos pocos
privilegiados de todo el mundo estarán allí, cara a cara con el
Papa. Quizás tú eres uno de ellos. Pero la gran mayoría, aunque
no podamos ir a Madrid, sí podemos estar presentes con el
corazón.
Sea lo que sea, que vayas a Madrid o que no, puedes y debes
participar intensamente en la JMJ. Para ello es importante
que comiences a disponer tu corazón. Todas las cosas grandes
y buenas de la vida exigen preparación. Así como se necesita
mucha preparación para jugar un partido de fútbol importante, así
también hace falta preparar muy bien tu corazón para que la

?
JMJ pueda dar su fruto en ti.
El Papa Benedicto XVI dijo que «el oficio de un buen
libro es educar a una comprensión más profunda de
las cosas, a pensar y a reflexionar». Aunque sólo
tienes en tus manos un folleto, estas páginas quieren
ser un intento de este propósito: ayudarte a
comprender, a pensar y a reflexionar sobre este encuentro con
Cristo y con sus amigos en la JMJ. Al final, te darás cuenta que
toda nuestra vida puede ser una continua JMJ. ¿Estás dispuesto a
comenzar esta peregrinación
Esterols
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¿QUÉ ES UNA JMJ?


«¡No tengáis miedo! Abrid, más aun, ¡abrid de par
en par las puertas a Cristo!... Cristo conoce lo que hay
dentro del hombre. ¡Sólo Él lo conoce!»
Juan Pablo II

«La finalidad principal de las Jornadas es la de


colocar a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida
de cada joven, para que sea el punto de referencia
constante y la luz verdadera de cada iniciativa y de
toda tarea educativa de las nuevas generaciones. (…)
Una continua y apremiante invitación a fundamentar la
vida y la fe sobre la roca que es Cristo.»
Juan Pablo II

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1. El Anfitrión

E
ra el año de 1799. Para ser
cristiano hacía falta valentía en la Francia de aquel
tiempo. Era necesario ocultarse para poder rezar porque
los católicos eran perseguidos. Pero Juan María, de tan sólo 13
años, parecía no darse cuenta. Él sólo pensaba en prepararse de
la mejor manera posible. Quería estar muy atento y dispuesto
para encontrarse con el Anfitrión que recibiría por primera vez.
Por fin llegó el día de la gran fiesta. Por fuera, Juan María
aparecía con el traje de siempre, para no llamar la atención de
los enemigos de la fe. Pero, dentro de él se escondía un corazón
abierto y preparado para una nueva amistad. Muy
disimuladamente, Junto con otros 14 niños, entró en una sala
que ocultaban varias carretas llenas de heno, para que no se
viesen los cirios encendidos que llevarían en sus manos.
A los pocos minutos el Anfitrión se hizo presente en el altar, y
Juan María lo recibió con gran alegría. Estaba tan contento que, al
final de la fiesta, no quería salir de aquel lugar. Desde aquel día
Juan María ya no era el mismo.
Cincuenta años más tarde, el Cura de Ars, como ahora se
conoce, recordaba con alegría aquellos momentos y le mostraba
a los niños el rosario que aún conservaba como recuerdo
precioso de aquel primer encuentro que se repitió durante
muchas veces en su vida.

¡Q ué alegría tuvo que sentir el Cura de Ars en su primera


comunión! Tenía una gran ilusión de encontrarse con
Jesús. De recibirle en su corazón. Sentía que Jesús le
invitaba a una gran fiesta en la que él podía participar como uno
de sus invitados. Y por eso se esforzaba por preparar muy bien su
corazón.

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También la
JMJ es como una
gran fiesta de fe,
en la que Jesús, el
Anfitrión, te quiere
invitar a participar. Se trata de un doble encuentro que hay que
preparar con mucha ilusión:
En primer lugar, la JMJ es UN ENCUENTRO CON JESÚS, con
quien podrás tener una profunda amistad que transformará
toda tu vida. Dice el refrán: «Dime con quién andas y te diré
quién eres». Si quieres ser limpio, humilde, obediente, estudioso,
trabajador, sacrificado, generoso,… es necesario que te hagas
amigo de Jesús. Aunque tu esfuerzo es muy importante,
solamente cuando entres en contacto amistoso con Jesús
podrá cambiar verdaderamente tu vida. El Cura de Ars fue
muy amigo de Jesús, y por eso Jesús le transformó en un gran
santo. El Papa Juan Pablo II también fue otro gran amigo de
Jesús. Todos pudimos ver cómo Jesús le fue transformando poco
a poco en un santo. Por eso Juan Pablo II inventó la JMJ: para
que valoremos la grandeza de la amistad de Jesús y así también
cambie nuestra vida.
En segundo lugar, la JMJ también es UN ENCUENTRO CON
LOS AMIGOS DE JESÚS. Por eso en esta gran fiesta el ambiente es
de alegría, entusiasmo, servicio, estímulo, esfuerzo,…No se
puede amar a Jesús sin amar a la Iglesia.
Si preparas bien este doble encuentro, aunque no vayas a
Madrid, vivirás la JMJ tan intensamente como si estuvieras en
Madrid. La recordarás con mucha ilusión, aunque pasen los años.
Pero, si no trabajas desde ahora por disponer tu corazón, la JMJ
será un rato más de diversión que no dejará huella en ti aunque
estés en primera fila.
Creo que ya me vas entendiendo en qué consiste la
preparación. Pero te lo quiero explicar más claramente.
Podríamos decir que consiste sobretodo en dos cosas:

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1. Hacerte cada vez más amigo de Jesús. Supone mirarlo


mucho durante el día, especialmente en el rato de reflexión. Y
luego, tener un gran deseo de imitarlo en todo: ¿qué haría Jesús en
mi lugar?
2. Procurar en tu casa, en el colegio y con tus amigos el
ambiente propio de la JMJ. Puedes comenzar a prepararte
desde ya en este campamento: aprovecha los ratos de la Misa y la
reflexión, son los más importantes del día; estudia bien, repasa,
adelanta todo lo que puedas en los ratos de estudio; participa con
entusiasmo y con honradez en el deporte y en los demás juegos;
mantén ordenada tu mochila; obedece siempre a la primera y con
alegría; ponle entusiasmo a todo cuanto indique el horario; pon
buena cara en las dificultades; sirve siempre que puedas prestar un
servicio, no esperes a que te lo digan; busca nuevos amigos, no estés
con los de siempre;…

Piensa…
1. Para cambiar y ser como Jesús, ¿qué consideras que es más
importante: tu esfuerzo o la amistad con Él? ¿Por qué? ¿A qué
le das más importancia en tu vida?
2. ¿En estos días qué cosas te están impidiendo ser más amigo de
Jesús?
3. ¿Por qué este campamento puede ser también como una gran
JMJ?
4. ¿Qué puedes hacer tú para que el campamento tenga un
ambiente de amistad?

2. Su Vicario

S
i desde arriba pudieras ver la gran
multitud que asiste a una JMJ, te
podrías dar cuenta que las personas

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parecen pequeños puntitos de colores. Si te fijas bien, hay un


puntito blanco, tan pequeño como los demás, pero que sobresale
siempre. Es el Papa, el hombre de blanco. Un hombre como
nosotros, pero que viene en nombre del Anfitrión, Jesús, para
traernos su mensaje.
Es que Jesús se hace presente de muchas maneras en la JMJ.
Una presencia especial la realizará en la persona del Papa. Él
estará presente los últimos días de la JMJ. Los jóvenes le
recibirán y se reunirán junto a él en una Vigilia de oración. El
encuentro concluirá con la Santa Misa en la que millares de
obispos y sacerdotes y miles de jóvenes testimoniarán su fe
alrededor del Papa.

N uestra fe nos

enseña que el Papa es el


Vicario de Cristo en la
tierra. Los hombres que
no tienen fe quizás
pueden ver al Papa como
una persona importante, influyente, que aparece en la televisión y en
los periódicos, pero no pueden verlo como lo que realmente es. En
cambio, quien tiene fe, cuando escucha al Papa sabe que escucha al
mismo Jesús, y cuando obedece al Papa está convencido que obedece
también a Jesús. Nuestra fe nos enseña que el Papa es el
representante personal de Jesús. Por eso el Papa es nuestro amigo
y nuestro guía. Nadie podría ser un pleno amigo de Jesús si no se
hace amigo del Papa.
Cuando el Papa nos habla de Jesús y de sus mandamientos nos
enseña siempre la verdad. Él no puede engañarnos. Por eso,
quien escucha al Papa y le sigue, se hace muy pronto amigo
de Jesús. ¡Cuánto bien han hecho a las personas y al mundo las

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enseñanzas del Papa! ¡Qué lástima que algunos se limiten a


seguir al Papa sólo afectivamente y no efectivamente!
La Iglesia tiene como misión llevarnos a Dios. Pero cuando el
mundo se aparta de Dios, la Iglesia tiene que sufrir los ataques
del mundo. Y, el Papa, al ser la Cabeza Visible de la Iglesia, sufre
también. A veces quisiéramos defender al Papa con nuestras
palabras. ¡No hace falta! Incluso puede ser contraproducente. La
mejor defensa no son las palabras sino la vida. La mejor defensa
es vivir las enseñanzas del Papa. Por eso, los que mejor han
defendido al Papa y a la Iglesia han sido los santos.
Pero el Papa también es un hombre débil como tú y por eso
también necesita de ti, de tu oración. Hace poco el Papa llegó a
decir: «Nunca me siento solo». Lo decía porque estaba convencido
de que cuenta con la oración de todos los santos y con la oración
de toda la Iglesia. ¿Tú también quisieras acompañar al Papa con tu
oración y con tus sacrificios? No te conformes con repetir
oraciones. Ofrece también pequeños sacrificios por el Papa y por
la Iglesia.

Piensa…
1. La fe es necesaria para ver a Jesús en el Papa. ¿Qué cosas
pueden alimentar tu fe? ¿Qué cosas te hacen perder la fe?
2. ¿Cómo te puedes hacer más amigo del Papa?
3. ¿Qué podrías hacer tú para escuchar más al Papa y seguirlo?
4. ¿Cuál es la diferencia entre seguir al Papa Efectivamente y no
sólo Afectivamente?
5. ¿Con qué sacrificios estarías dispuesto a acompañar tu oración
por el Papa? Te propongo algunos: comer más de lo que no te
gusta, un rato más de estudio, dejar elegir a tus amigos qué
hacer en el tiempo libre,….

3. El lema de la JMJ

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T
e voy a enseñar una nueva palabra: «Hyperión».
¿Sabes de qué se trata? Es el árbol más alto del
mundo. Más alto que la Estatua de la Libertad y tan
alto como un edificio de 38 pisos. El Hyperión alcanza una
altura de 115 metros y puede alcanzar los 2.000 años de edad.
Es un árbol tan alto como fuerte, porque sus raíces se
extienden y se arraigan bien por una gran superficie del suelo
alcanzando una firmeza que le permite resistir los impetuosos
vientos del cielo. Además, la base del árbol es tan grande que se
podría hacer un túnel por en medio para que los coches crucen por
debajo de él.
Pero el Hyperión no está sólo.
Existen otros árboles igualmente
grandes alrededor de él. Lo
sorprendente es que usando la
misma raíz, varios árboles
crecen muy próximos entre sí, de
manera que cada uno se va
desarrollando a medida que aporta
savia a los demás árboles
que lo necesitan. ¿Te imaginas
cuánta fuerza tiene que tener la
savia para que llegue hasta arriba?

E l Hyperión nos ayudará a entender más fácilmente el lema


que el Papa ha escogido para la JMJ: «Arraigados y
edificados en Cristo, firmes en la fe». Hay tres palabras
importantes: «Arraigados» hace referencia a las raíces de un
árbol. «Edificados» hace referencia a construcciones altas.
«Firmes» hace referencia a estabilidad, seguridad, constancia,
tenacidad, fuerza física y moral. Y estas tres cosas las quiere
realizar Cristo en ti: Jesús desea que estés bien arraigado en
Dios, para que crezcas muy alto en la vida cristiana, y así
permanezcas firme, estable, seguro, para que otros puedan
apoyarse en ti.

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¿Has escuchado hablar de los santos? Más adelante te hablaré


en particular de alguno de ellos. Los santos son un gran bosque
hermoso conformado por los árboles más altos de la
humanidad. Entre ellos, el árbol más hermoso lo conforma la
Santísima Virgen María. Los santos son cristianos que recibieron
la semilla de la vida cristiana en el Bautismo y, arraigados en
Cristo, dejaron que Él edificara sobre ellos una vida cristiana
altísima y firme. Ahora nosotros podemos apoyarnos en sus
palabras, sus ejemplos y en su oración para poder crecer tan alto
como ellos. Lamentablemente hay muchos cristianos que no han
querido crecer, y sus árboles han quedado diminutos y
enclenques.
¡Escucha! Tú también estás llamado a ser un árbol alto y
fuerte, estás llamado a la santidad. No es tan difícil como te lo
imaginas y sí muy posible. En primer lugar: DEBES ESTAR BIEN
ARRAIGADO EN CRISTO. Así como debajo de este bosque
hermoso se encuentra una raíz oculta, casi invisible, encargada de
sostener y dar vida a los árboles, así también dentro de ti está
Jesús, como una raíz, oculto, casi invisible que quiere darte su
misma vida divina, para que puedas crecer mucho y ser tan fuerte
como Él. Arraigarse en Cristo quiere decir ser humilde,
aprender a ser raíz como Jesús: aprende a ocultarte para que
los demás puedan saborear los triunfos; no hagas las cosas porque
los demás te ven sino porque Dios te ve; nunca te defiendas ni
mucho menos acuses a los demás; aprende a obedecer aunque tu
parecer sea otro; no quieras decir siempre la última palabra;
alégrate cuando puedas sufrir alguna humillación por ser
cristiano,…
Arraigarse en Cristo también significa cultivar amistades
cristianas. Seguramente tienes amistades que piensan como tú y
que quieren vivir los mismos ideales que tú. No permitas que
vuestra amistad se deteriore. Esfuérzate en ser otro Cristo para
que su gracia también pueda llegar a tus amigos.

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Pero también DEBES ESTAR EDIFICADO


EN CRISTO. ¿Cómo suben los nutrientes
desde la raíz hasta las hojas? Los árboles
tienen un mecanismo especial llamado
xilema, que permite que la savia suba hasta
la punta más alta. El xilema de la vida
cristiana son las virtudes, que permiten
que la vida de Cristo nos vivifique, nos
transforme y nos haga actuar como Él.
Estar edificados en Cristo consiste en
caminar por el aprendizaje profundo de
las virtudes. Elije una virtud, la que
quieras, pero trabaja en serio por adquirirla. Si lo haces,
automáticamente todas las demás también se desarrollaran.
ESTAR FIRMES EN LA FE. Esto es una consecuencia de todo lo
anterior. Si te arraigas en Cristo y estás edificado en Él, los
grandes vientos de nuestros tiempos: las burlas, el miedo al qué
dirán, el mal uso del Internet y de la Televisión, las malas
compañías, tus propias pasiones,… no podrán contra ti. Estarás
firme, seguro, estable. Serás como un tronco fuerte y firme en el
que los demás puedan encontrar apoyo.

Piensa…
1. Elige de la lista algún punto para practicar en este día la
humildad:
- No hables de ti mismo ni de lo tuyo.
- Deja que los otros se queden siempre con lo mejor y tú a lo
peor.
- No te vengues, devuelve siempre bien por mal.
- A la hora de recibir algo, elige el último lugar.
- Aprende a perder en silencio y con alegría.
- … Piensa en Jesús y completa la lista con algún otro punto
que te ayude.
2. Explica lo siguiente: «La verdadera amistad se alimenta de
sacrificio».
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3. ¿Cuál crees que es el vicio más fuerte en ti? ¿Cuál es la virtud


contraria? ¿Qué podrías hacer para conseguirla?
4. Por medio de la raíz, un árbol es capaz de darle savia a otro
árbol que lo necesita. ¿Cómo puedes tú comunicar la gracia a
tus amistades que la necesitan?
5. Estar edificados en Cristo también significa: construir sobre
Él el edificio de nuestra existencia. ¿Cómo podemos
construir nuestra vida sobre Cristo?

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EL INVENTOR DE LA
JMJ
Ya sabes que un árbol como el Hyperión no está
solo. Existen otros que le acompañan. En la
preparación para la JMJ tampoco estás solo. Existen
unos compañeros de ruta que te ayudarán y en los
cuales podrás apoyarte. Estos son los santos, los
verdaderos amigos de Dios. De entre ellos hay algunos
que han sido elegidos como patronos de la JMJ:
Nuestra Señora de la Almudena, San Juan de la Cruz,
Santa Teresa, San Ignacio de Loyola, San Francisco
Javier, San Isidro Labrador, Santa María de la
Cabeza, San Rafael Arnáiz, San Juan de Ávila, Santa
Rosa de Lima, y el reciente Beato Juan Pablo II.
Vamos a dedicar las siguientes páginas a
reflexionar en la vida de un amigo especial: Juan
Pablo II, el inventor de la JMJ. Sí, la vida de los santos
es también un gran libro de reflexión que nos anima y

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estimula a esforzarnos para


llegar a ser tan felices como
ellos.
La vida de Juan Pablo II es
realmente maravillosa, y muy
cercana a nosotros. Se trata de un santo que has
podido ver en los periódicos, en televisión y,
probablemente, en vivo y en directo. Él será nuestro
compañero de ruta que nos ayudará a prepararnos
para este gran acontecimiento.

4. Un Papa que sufre

P
laza de San Pedro. Miércoles 13 de mayo. Cinco de la
tarde. Se escuchan dos fuertes ruidos de disparo.
Centenares de palomas alzan repentinamente el vuelo. El
Papa Juan Pablo II cae herido en su Jeep blanco.
― «¿Dónde?».
― «En el vientre» ―contesta el Papa adolorido―.
― «¿Duele?»
― «Duele» ―responde el Papa―.
La segunda bala alcanzó a herir también a dos turistas
americanas. Perdía sangre en abundancia. El tráfico era
caótico y la sirena de la ambulancia estaba dañada. Al llegar al
hospital, perdió el conocimiento. Los médicos harían todo lo
posible. En el fondo, no esperaban resultados positivos. Pero
sucedió el milagro: después de dos transfusiones de sangre y
cinco horas de operación, el Papa comenzaba a mejorar.

S
i Dios no le ahorró el sufrimiento de la cruz a Jesús, a
nosotros, que queremos seguirlo, tampoco nos ahorrará el
sufrimiento. Lo sabía muy bien Juan Pablo II, que fue un
experto del dolor. Muy jovencito experimentó el dolor en sus

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dos dimensiones, que él mismo distinguía: sufrimiento físico


(dolor del cuerpo) y sufrimiento moral (dolor del alma). A los 9
años muere su madre. A los 12 años muere el único hermano que
le quedaba. Ahora vive solo, con su padre, que muere también a
sus 21 años. Entonces dice: “Nunca me he sentido tan solo”.
«¿Por qué yo? ¿Por qué existe el dolor?». Son las preguntas
que Karol se hacía a lo largo de su vida. Su experiencia y su
reflexión, le hacían ver que el mundo considera el sufrimiento
como algo inútil, sin
valor, carente de sentido y
que hay que eliminar a
toda costa.
Pero mirando a la cruz,
el Papa encontró la
respuesta: no podemos
eliminar comple-
tamente el dolor,
pero sí po- demos
darle un sentido.
El sufrimiento puede ser
algo positivo: «Jesús ha
transformado el sufrimiento en amor redentor». El sufrimiento
«siempre puede llegar a ser fuente de bien». Y esto sucede
cuando «se vive con amor y por amor». Cuando aprendemos a
convertir el sufrimiento en amor. Cuando aprendemos a sufrir
unidos a Cristo, sufriendo como Él. Entonces, el sufrimiento
limpia mi corazón, da vida a la Iglesia, transforma el mundo, me
identifica con Cristo.
Muchacho, muchacha, cuando Dios lo permita, también el
dolor visitará tu cuerpo y tu alma. Entonces, como el Papa y
como todos los santos, podrás convertirte en un «partner»
(socio) de Jesús. Te transformarás en otro Cristo que comunica
vida a la Iglesia y que transforma el mundo. Sólo tienes que hacer
una cosa: aprender a mirar la cruz de Jesús. Aprender a
convertir tu sufrimiento en amor. Cuando venga la burla de los

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demás; cuando te encuentres con tus propios límites y no


termines de superar una asignatura; cuando una debilidad te haga
caer repetidas veces;… O también, cuando te duela “la tripa” o la
cabeza, te rompas un brazo o te dobles el pie, cuando no puedas
dormir bien,… Piensa que son grandes oportunidades para ser
«partner» de Jesús. Que no haya quejas ―ni por dentro ni por
fuera―, que no se tengan que enterar todos, que tengas una
actitud fuerte y animosa.
Pero esta actitud no se improvisa. Es necesario entrenarse
desde muy joven. Hay que aprender a quitar las quejas y a
renunciar voluntariamente a nuestra comodidad. Cuando se
había quedado «solo», el entonces Karol Wojtyla, trabajaba en la
cantera en silencio y alegremente. Todos sus compañeros lo
atestiguan: «sólo se quejó muy pocas veces, cuando el dolor en
las manos, para nada acostumbradas a la pica, se volvía
insoportable». Y a todos daba ejemplo de austeridad y de
sacrificio. No buscaba la silla más cómoda, ni el trabajo más
fácil; quitaba cargas a los demás; hacía su trabajo con rapidez y
con dedicación; no confundió el cansancio con la pereza;…
Por eso su secretario, que le acompañó durante sus últimos 40
años, llegó a decir: «nunca dejó que sus malestares físicos
fueran un peso para los demás. No lo fueron para nosotros, que
vivíamos junto a él. Y no lo fueron “fuera”, para los creyentes,
para los pueblos que iba a visitar. Hasta el punto de que estoy
convencido de que mucha gente apenas si sabía algo, por no
decir nada, de ese tema». Al mismo tiempo, Juan Pablo II fue
muy sensible al sufrimiento de los demás.
En sus últimos años, algunos que veían que su sufrimiento iba
creciendo y que tenían poca fe y poco sentido de Iglesia, se
atrevieron a proponerle al Papa que renunciara. Que cediera su
lugar a otro. El Papa serenamente les contestaba: «Jesús no se
bajó de la cruz».

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Cerca de la muerte,
la última vez que
impartió la bendición
al público desde su balcón, no pudo pronunciar palabra. En
silencio, hizo una triple señal de la cruz, saludó a la multitud, y
dio a entender con la mirada que deseaba regresar dentro. La
gente, abajo, estaba conmovida, le aplaudía, le llamaba, pero él
sufría por dentro el peso de aquel gesto de impotencia y de dolor.
Juan Pablo II estaba casi listo para subir al cielo. El sufrimiento
poco a poco le había ido transformando en otro Cristo.

Piensa…
1. Explica la siguiente frase del Papa: «Para el cristiano, el
sufrimiento siempre está referido a un bien».
2. ¿Por qué es necesario el sufrimiento para la vida del cristiano?
3. ¿De qué manera puedes dar vida y ser feliz cuando sufres?
4. Renunciar voluntariamente a la comodidad es un gran medio
para entrenarte en el sufrimiento. Haz una lista de al menos
cinco puntos en los que puedas renunciar a tu propia
comodidad.
5. Cuando sufres, conviene que lo sepan tus padres. Pero, ¿qué
podrías hacer para que los demás no se enteren?
6. ¿De qué manera tus dolores pueden convertirse en un peso
para los demás?

5. Un Papa que perdona

C uando alguien te
una broma de
gusto, cuando
recibes una colleja o,
hace
mal

simplemente, cuando te

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tratan mal, ¿cuál suele ser tu reacción? ¿Poner la otra mejilla o


la venganza? Vamos a fijarnos ahora en la reacción de Juan
Pablo II ante el atentado.
Mehmet Alí Agca era su nombre. Era un asesino profesional
que había sido contratado para disparar al Papa. Ahora se
encontraba en la cárcel.
Juan Pablo II no guardaba ningún rencor. No tenía el más
mínimo deseo de venganza. Por el contrario, estaba muy
preocupado por aquella alma. En un principio le escribió una
carta que decía así: «Querido hermano, ¿cómo vamos a poder
presentarnos ante los ojos de Dios si aquí, en la tierra, no nos
perdonamos el uno al otro?». Pero no llegó a enviársela.
Prefirió ir a su encuentro y así reiterarle su perdón en persona.
Quería estrechar la misma mano que le había disparado antes.
Así que se dirigió a la cárcel
para encontrarse con su
asesino.
Al llegar, el Papa
comenzó el diálogo:
―«Hoy nos
encontramos como
hombres. Mejor dicho,
como hermanos».
Pero Alí Agca le contestó enseguida:
―«¿Por qué no está usted muerto?»
El Papa se sorprendió con la pregunta de Alí. Luego tuvo un
coloquio secreto con él que se prolongó por algunos minutos.
Pero el Papa no escuchó nunca las palabras: «Perdóneme».

L a reacción de un cristiano ante cualquier afrenta


siempre es el amor, el perdón, el olvido. El Papa lo que
hizo fue vivir las palabras de Jesús en el Evangelio:
«Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu
enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por
los que os persigan» (Mt 5, 43-44). Es algo que nace de la

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humildad y del amor a Dios y al prójimo. Juan Pablo II llamó


«hermano» a quien le había disparado. Veinte siglos antes Jesús
llamaría a Judas «amigo», cuando éste lo venía a entregar:
«Amigo, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?».
Esta reacción tan cristiana de Juan Pablo II nos cuestiona y
nos ayuda a revisarnos. Quizás eres de los que siempre responden
con otra broma peor cuando te hacen alguna broma pesada; A
veces alguien te pone un sobrenombre ridículo y tú le pones otro
peor y más burlón; Cuando te golpean o te dan una colleja, tú
respondes con un golpe más fuerte o con dos o tres collejas más;
Cuando hablan mal de ti, tú respondes con críticas o con nuevas
murmuraciones… En resumen, no quieres perder, no quieres
quedarte con la afrenta, quieres tomar «la justicia» por tu
cuenta. ¿No te has preguntado que si todo el mundo actúa así
nunca encontraremos la paz?
Cuando dije esto a un grupo de chicos y chicas, una de ellas
levantó la mano y me dijo: «eso es ser muy débil». Y un chico la
apoyó: «Si hago eso me seguirán molestando». Yo te pregunto a
ti: ¿Acaso Jesús fue un hombre débil? Se necesita mucha
valentía, mucho dominio de sí, mucha personalidad para
perdonar, olvidar y amar. Esto fue lo que tuvo Juan Pablo II
que no sólo perdonaba, sino que también sabía pedir perdón.
Pero hay otro detalle: Juan Pablo II sabía que Alí Agca era un
asesino a sueldo y que, por lo tanto, había otras personas detrás
de él. Otros interesados en verle muerto. Pero el Papa ya había
perdonado, no había nada que averiguar. Dicen las personas
cercanas al Papa que él nunca mostró interés alguno por
favorecer las investigaciones para saber los verdaderos
responsables del atentado. Ni siquiera quiso prestar oído a los
rumores. Sólo le interesaba interpretar el atentado desde la fe:
¿qué me quiere decir el Señor con esto?
Nuestra reacción suele ser a veces la contraria: buscamos
culpables. Queremos saber quién ha sido el que nos ha ofendido.
No queremos perder detalle. Nos atrevemos a juzgar la intención de

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los demás. ¡Cuántas imaginaciones y prejuicios crecen con estas


actitudes!
Un último detalle nos enseña que, cuando se perdona, no
basta con olvidar, sino que también hay que amar, hay que
rezar y buscar el bien del otro: Se sabe que el asesino, que
estaba preso en Italia, quería volver a su país: Turquía. El Papa,
para corresponder a su deseo, intercedió por él ante el gobierno
italiano. En el año del Jubileo (2000) el Papa había logrado que
Alí Agca fuera trasladado a su propio país. Con este gesto
demostraba que no sólo le había perdonado, sino que también le
seguía amando.

Piensa…
1. Jesús nos enseña: «…perdónanos, como nosotros
perdonamos…». ¿Qué consecuencias traen nuestras
reacciones de venganza?
2. ¿Cómo puedes quitarte la “venganza” para aprender a “poner la
otra mejilla”? ¿En tu casa? ¿En la escuela o en el instituto? ¿En los
juegos?
3. Si a unos les cuesta pedir perdón, otros se han acostumbrado a
hacerlo. ¿Cómo tiene que ser tú «perdón» para que esto no
suceda?
4. ¿Existe alguna persona a la que aún no has perdonado del
todo? Pídele perdón (si aún no lo has hecho), reza y ofrece
pequeños sacrificios por su bien.

6. Totus Tuus

E
s el lema que el Papa
inscribió en su escudo.
«Totus Tuus» significa: soy
todo tuyo. El Papa había perdido a su
Esterols
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madre cuando era muy joven, pero encontró en la Virgen María


una Madre que amó con mucha intensidad. Le parecía escuchar
las palabras de Jesús en la cruz: «hijo, aquí tienes a tu madre», y él
respondía con toda confianza: «Totus Tuus»: soy todo tuyo. La
Virgen María siempre estuvo presente en la vida del Papa.
«Totus tuus» hace parte de una oración que el Papa rezaba
frecuentemente. Tenía tan presente a la Virgen que, cuando
escribía sus encíclicas, homilías, discursos, escribía en la parte
superior de cada página un trozo de esta bella oración: «Yo soy
todo tuyo… y todas mis cosas son tuyas… te acojo en todas mis
cosas… dame tu corazón…».
Pero esta presencia de María la sintió sobre todo en el
atentado. Un 13 de mayo se había aparecido la Virgen en
Fátima, y un 13 de mayo habían intentado asesinarlo. Cuando el
Papa se estaba recuperando y comenzaba a recobrar las fuerzas,
quiso leer el tercer «secreto» de Fátima. Después, ya no tenía
dudas. Sabía que la Virgen le había protegido. ¿Cómo pudo
fallar un asesino profesional a pocos metros de distancia?
Cuando el Papa se había entrevistado con Alí Agca, éste le
dijo: «¿Por qué no está usted muerto?» Y añadió: «Yo sé que
apunté perfectamente. Sé que el proyectil era devastador y
mortal. ¿Por qué no está usted muerto entonces?». Juan Pablo II
descubrió una mano materna capaz de hacer equivocarse a
quien le había disparado con la pistola. Al final, diría: «Una
mano disparó y otra guió la trayectoria de la bala».
Tiempo después, en su visita a Fátima, el Papa se arrodilló
ante la imagen de la Virgen, y después de un largo silencio en
oración, mandó a incrustar en su corona la bala que Ella desvió.
También hizo poner en la Plaza de San Pedro un mosaico con la
imagen de la Virgen.

«T
otus tuus» (soy todo tuyo): si
comienzas a abrir tu corazón
a María, Ella lo acogerá y
llegarás a ser realmente suyo. Juan Pablo II

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


23

pudo decir «Totus tuus» porque aprendió a abrir su corazón a la


Virgen María, a confiar y acudir a ella. Y de su Madre la Virgen
aprendió a imitar a Cristo.
La misión de la Virgen María es llevarnos a Jesús. Con María
la vida cristiana se hace relativamente más fácil. Sin ella es
casi imposible salvarse. Si aprendemos a seguir a María con
fidelidad, a entregarle nuestro corazón, ella nos conducirá a
Jesús.
Seguramente me vas a preguntar: ¿cómo le puedo entregar mi
corazón a la Virgen María? Es muy sencillo, Hazlo como Juan
Pablo II: agradece a Dios todos los dones que nos ha traído por
medio de su Madre, la Santísima Virgen María; aprende a
invocarla, acude a su protección, sobre todo en el momento de la
tentación; aprende a imitarla, haciendo crecer en ti las virtudes
que crecieron en Ella. Pero, sobre todo, deja que también
transforme tu corazón para que seas otro Jesús.
La Virgen María poco a poco fue transformando el corazón de
Juan Pablo II porque él respondía con fe y confianza, agradecido
y obediente, a todo lo que le iba presentando la Virgen: «Totus
tuus» (Sí, soy todo tuyo). Cuando tomó conciencia de la muerte de
su madre: «Totus tuus»; cuando fue elegido Papa: «Totus tuus»; en
su primer viaje como Papa: «Totus tuus»; cuando tuvo que ser
internado en el Hospital a causa de un tumor: «Totus tuus»; cuando
tuvieron que hacerle una traqueotomía para que pudiera respirar:
«Totus tuus»; cerca de la muerte, cuando tuvo que dar la bendición
en silencio, porque no podía hablar: «Sea hecha tu voluntad…
Totus tuus…». ¡El corazón del Papa ya era el corazón de Cristo!

Piensa…
1. ¿Por qué es tan importante y necesaria la devoción a la Virgen
María?
2. ¿Qué quería expresar Juan Pablo II cuando decía: «Totus
tuus», soy todo tuyo?

Esterols
24

3. ¿Qué cautelas debes tomar cuando uses el ordenador, Internet,


el móvil y otros aparatos semejantes para mantener tu
corazón limpio como el de María?
4. Haz una lista de situaciones en las que tú también puedas decir:
«Totus tuus».

7. Un Papa siempre alegre

A
legría es una de las
características de Juan
Pablo II. Él era un hombre
profundamente alegre. Se sentía
feliz con todo lo que hacía. De
adolescente expresaba esta alegría
en el teatro. De sacerdote, comuni-
caba esta alegría a los jóvenes:
organizaba presentaciones
teatrales, los llevaba de paseo a los bosques, jugaba voleibol y
fútbol con ellos en las praderas, cantaban canciones populares y
luego rezaban. Siendo Papa decía: «Me siento feliz con este
trabajo. Me siento feliz de realizar mi misión». Era un hombre
optimista que siempre estaba animado, contento y entusiasmado
con las diversas situaciones que le presentaba el Señor.
También tenía un gran sentido del humor: en una ocasión, se
le acerca un niño y le dice maliciosamente: «Santidad, Italia 2,
Polonia 0». El Papa se echa a reír. En otra ocasión, un
periodista le pregunta por la causa de tan alto número de
beatificaciones y canonizaciones. El Papa contesta bromeando:
«La culpa es del Espíritu Santo». Pero, sus momentos más felices
quizás sucedieron cuando se escapaba inadvertidamente del
Vaticano, en una coche negro con una escolta policial discreta,
para ir a las montañas de Abruzzi a esquiar. ¡Era su deporte
favorito!

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


25

¿ De dónde le venía a Juan Pablo II tanta alegría? Sin duda


de su honradez, de su coherencia de vida. Todo lo que le
parecía que el Señor le pedía, el Papa se lo iba entregando.
No quería traicionar su conciencia. Por eso él mismo enseñaba:
que «el bien y la felicidad a los que aspiramos, no se obtienen
sin esfuerzo y empeño, con la consiguiente renuncia al propio
egoísmo». O también: «Las leyes del Evangelio y los
mandamientos de Cristo conducen a la alegría y a la felicidad».
Ni siquiera las dificultades, las grandes críticas que muchas
veces hicieron sobre él, ni el sufrimiento, le pudieron quitar la
alegría. El Papa aceptaba todas estas situaciones negativas con un
generoso: Totus tuus. Cuando decía: «La alegría deriva del
descubrimiento del sentido del sufrimiento», sabía que lo que
estaba diciendo.
Pero la alegría del Papa era muy especial. No era una alegría
superficial, desbordante ni burlona, como la que nos vende el
mundo. Su alegría estaba llena de caridad. El Papa no ofendía a
nadie. Pero, sobre todo su alegría era extremadamente
contagiosa. Cuando reunía a cientos de miles de personas les
contagiaba su alegría sin hacer grandes esfuerzos. Los que se
encontraban con el Papa salían entusiastas, alegres, animosos,
optimistas. Era una alegría tan sobrenatural que no podía venir
del mero esfuerzo humano. Su alegría era un don del Espíritu
Santo. Juan Pablo II vivía muy alegre porque vivía unido a
Dios. Por eso no se cansaba de repetir: «Dios es la fuente de la

felicidad el hombre».
A los jóvenes les advertía: «Estad alerta contra el fraude de un
mundo que quiere explotar o dirigir mal vuestra energía y ansiosa
búsqueda de felicidad y orientación». Sabía que hoy en día hay
Esterols
26

muchos espejismos que prometen la


alegría, pero que al final engañan y
defraudan. Por el contrario,
recordando las palabras de Jesús:
«mayor felicidad hay en dar que en
recibir», decía: «No podremos tener
alegría plena si no comunicamos este
Evangelio a los demás, si sólo lo guardamos para nosotros
mismos».

Para tu reflexión
1. ¿De dónde vienen tus alegrías? ¿Qué cosas te parece que te hacen
feliz?
2. ¿Cuáles son las características de la verdadera alegría?
3. Tu alegría, ¿es verdadera? ¿Por qué?
4. ¿Por qué un hombre honrado es feliz? ¿Cuáles son tus
principales faltas de honradez?
5. ¿Por qué a veces te puede parecer que Dios, tus padres, tus
maestros, no te dejan ser feliz?
6. ¿Cuáles son los espejismos que nos roban la alegría? ¿Cómo
afrontarlos?

8. Un Papa pobre

H
ay personas que piensan que en el Vaticano hay muchas
riquezas. En cambio, la vida de Juan Pablo II nos
demuestra que una persona importante, como el Papa,
puede vivir de una manera muy sencilla. Y es que Karol, como le
llamaban sus amigos, vivía modestamente. No buscaba el lujo ni
el confort. Las comodidades le eran totalmente indiferentes. Su
secretario dice que lo que más llamaba la atención era que vivía
esta sencilla y voluntaria pobreza «sin ningún esfuerzo». Y
agrega: «no poseía nada y casi nunca pedía algo».

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


27

Las personas que lo pudieron conocer de cerca quedaban


edificados por su pobreza. Era muy austero en el vestir y en las
cosas. Sus cosas se reducían a lo necesario. Así lo atestiguan
sus colaboradores: «Después de la elección como Papa nos
pidieron que llevásemos al Vaticano sus cosas, pero no había
nada que llevar, porque no tenía nada».
Tampoco tenía dinero propio. No aceptaba la paga por su
oficio, sino que la destinaba para las necesidades de la diócesis.
El dinero que podía recibir por los artículos y los libros lo usaba
para obras de caridad.
Cuidaba muy bien de las cosas porque no las consideraba
como de su propiedad. Todo lo que tenía lo usaba como
prestado. Una de las religiosas que lo cuidaban decía: «Se
lamentaba porque, como Papa, tenía muchas sotanas, decía que
dos eran suficientes, que el Señor había dicho que dos túnicas
eran suficientes».
Esta pobreza voluntaria que quiso vivir, le hacía más sensible
a las necesidades de los demás y más generoso. Estaba
dispuesto a donarlo todo si alguien se lo pedía, porque no estaba
apegado a nada. En una ocasión, en un viaje a Brasil, llevaron
al Papa a un barrio extremadamente pobre. Cuando caminaba
por aquellas calles pobres y estrechas, bruscamente se volvió y a
la puerta de una de las chabolas, vio una anciana que estaba
sola. Se le acercó, la abrazó, la besó en
la mejilla, le dio su bendición y,
quitándose el anillo papal de su dedo, se
lo regaló a aquella señora. Al retirarse
el Papa, la mujer no podía contener las
lágrimas de alegría.
Pero esta generosidad también la tuvo
cuando era joven. Cuando trabajaba en
la cantera, sus compañeros le vieron llegar un día pálido y
congelado. Estaba sin chaqueta porque se la había regalado a un
pobre que encontró en la calle.

Esterols
28

¿ Por qué Juan Pablo II quiso vivir la pobreza? Él mismo


enseñaba que «sin la pobreza es imposible comprender el
misterio de Jesucristo» que «siendo rico, se hizo pobre»
para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Co 8, 9). El Papa
practicaba la pobreza porque quería descubrir a Dios como lo
más valioso de su corazón. Por eso llegó a escribir: «la pobreza
manifiesta que Dios es la única riqueza verdadera del
hombre».
Todos los santos han vivido la pobreza. Aprendieron a darle
a cada cosa su justo valor. Se encontraron con el misterio de
Cristo, descubriendo que Jesús es la perla preciosa, el tesoro
escondido de su corazón. Por eso San Pablo llegó a decir: «todo
lo considero pérdida y basura con tal de ganar a Cristo» (cf. Flp
3, 7-8). Muchacho, muchacha, a ti te pregunto: ¿Qué es lo más
valioso en tu vida? ¿Cuál es el tesoro de tu corazón?
Quizás eres de los que quieren tenerlo todo. Que hoy te
antojas de una cosa y mañana de otra. Que cuando vas a comprar,
lo primero que miras es la “marca”. Que vas descartando las
cosas que tienes simplemente porque han salido otras cosas más
perfectas y mejores. No te paras a pensar si lo que tienes todavía
tiene valor, si todavía puede durar un poco más, si puede servir
para otra persona más necesitada. O quizás, eres de aquellos que
no cuidan las cosas. Que las consideras tan “tuyas”, que crees
poder hacer con ellas lo que quieras. ¿No te sobrarán muchas
cosas de las que tienes? Cuándo deseas algo, ¿te preguntas si
realmente te hace falta? ¿Desperdicias la comida? ¿Dejas
encendida la luz o algunos aparatos que no usas? ¿Desperdicias el
agua? ¿Tienes cuidado con las cosas
para que no se estropeen?
A esta mentalidad Juan Pablo II le
dio un nombre: “consumismo”. Lo
describía como una radical
insatisfacción, por la que, «en cuanto
más se posee más se desea». Pero las
aspiraciones más profundas del

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


29

corazón quedan sin satisfacer, y quizás quedan incluso sofocadas.


Tú, en cambio, no atesores en la tierra, atesora mejor en el
cielo, que es un tesoro indestructible.

Piensa…
1. Existen personas que son INvoluntariamente pobres. Tú
puedes ser voluntariamente pobre. ¿A qué podrías renunciar
para comenzar a vivir pobremente? ¿Por qué la pobreza es
necesaria en la vida cristiana?
2. Haz una lista de las posibles cosas innecesarias que has traído
al campamento.
3. ¿Qué puedes hacer en el campamento para que ninguna de tus
cosas se extravíe o se eche a perder?
4. De 1 a 10, ¿qué nota te pondrías en generosidad? ¿Qué podrías
hacer para ser más generoso?
5. A Juan Pablo II las comodidades le eran del todo
indiferentes. Por ejemplo, retrasaba beber agua cuando hacía
calor. De 1 a 10, ¿qué nota te pondrías en comodidad? ¿A qué
comodidades podrías renunciar?

9. Un Papa centrado y ordenado

A
lgo que sorprende, es que a
los jóvenes, e incluso a los
niños, se les escucha decir
que “no tienen tiempo”. Me
parece que es una excusa
rápida y fácil que encuentran para
no hacer la reflexión, no
sacar ratos extra de estudio, no
ordenar su habitación, no

Esterols
30

poner la mesa, no hacer servicios en casa, etc. Yo te pregunto: ¿no


tienen tiempo o más bien es que no lo saben aprovechar?
Juan Pablo II era un hombre muy importante y ocupado, pero
teniendo las mismas 24 horas que tú, lograba hacer muchísimas
cosas, y siempre de la mejor manera posible. Escribía
encíclicas, documentos; preparaba homilías y discursos; recibía
a muchas personas en audiencia; saludaba a los enfermos; hacia
múltiples viajes dentro y fuera de Italia; estudiaba y meditaba la
Biblia y escritos espirituales; estudiaba idiomas; diariamente
celebraba la Misa, tenía una hora de adoración ante el
Santísimo y rezaba el Santo Rosario; todos los viernes hacía el
viacrucis;… y hasta tenía tiempo para hacer deporte: nadaba o

¿
iba a la montaña para esquiar.
Cuál era el secreto del Papa?
primero de todos es que era UN
HOMBRE CENTRADO EN DIOS.
El

Tenía muchas cosas por hacer, pero


tenía prioridades. Sabía que lo más
importante del día era el trato con el
Señor. Así lo describe uno de sus más
cercanos colaboradores: «Para él, estar
con Dios no era un “deber” ni algo
episódico, sino su primera necesidad
existencial». Estaba convencido de
que un hombre lleno de Dios no deja escapar lo esencial de las
cosas. Y porque, no dejaba el trato con el Señor aunque se
hundiera el mundo, sabía darle a todo lo demás su debido tiempo,
según su importancia, necesidad y conveniencia.
Si tú también quieres tener tiempo para las cosas importantes
de la vida, una de ellas que no puedes olvidar, ni posponer, es tu
rato de reflexión. Garantizado éste, bien hecho, podrás
aprovechar el resto del día. Pero la experiencia nos muestra que,
cuando se cambia la reflexión por otras cosas, el tiempo se
esfuma, y vivimos más angustiados y nerviosos, que centrados
y aprovechados. Juan Pablo II, por el contrario, vivía sereno,

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


31

tranquilo, en medio de las múltiples ocupaciones. Dice uno de sus


colaboradores: «no sabía perder un minuto pero, al mismo
tiempo, nunca tenía prisa; nunca le vi tenso o ansioso». Cuando
hablaba con las personas, sabía escuchar, sin prisas, sin
interrumpir jamás una conversación.
Pero Juan Pablo II no limitaba el trato con Dios al rato de
reflexión. Dicen que durante el día, también procuraba mirar
varias veces a Jesús: se recogía interiormente en oración o
entraba con frecuencia a la capilla cuando podía.

El segundo gran secreto del Papa es que era UN HOMBRE


ORDENADO. Quería aprovechar al máximo el tiempo que tenía,
así que programaba detalladamente todos los momentos del
día. Era consciente de que el tiempo no nos pertenece, sino que
es un regalo de Dios. Por eso quería aprovecharlo al máximo.
Comenzaba temprano el día. Se hacía un horario ajustado,
desde la hora de levantarse hasta la de acostarse. Y, sobre todo,
procuraba cumplirlo. Programaba las audiencias, las reuniones,
los viajes,… hasta las comidas, que aprovechaba para planear y
revisar documentos. Asistiendo con puntualidad y sin retrasos a
los encuentros que tenía con las personas.
La jornada era larga, apretada, pero aprovechada. Un día le
preguntó un periodista: «¿Termina usted cansado al final del

Esterols
32

día?» El Papa le respondió: «Si no lo estuviera me daría


remordimiento de conciencia». ¿Podrías decir tú lo mismo?
El tercer secreto del Papa es que era UN HOMBRE CONSCIENTE
DE SUS LIMITACIONES. Estaba convencido de que tenía que
desarrollar y explotar sus capacidades al máximo, pero también
sabía que tenía límites. No pretendía hacerlo todo. No se
comprometía a hacer lo que no podía cumplir. Sabía renunciar a
muchas cosas para darle importancia a lo fundamental.
También sabía delegar y rodearse de personas de confianza que le
ayudaran en sus tareas. Pero, a las cosas importantes, por
difíciles que fueran, les dedicaba el tiempo necesario. Por
ejemplo, cuando tuvo que viajar al Japón, dedicó varias meses para
estudiar el idioma y así poder pronunciar sus discursos y homilías
en japonés.
Un cuarto secreto del Papa: era UN HOMBRE QUE SABÍA
CORTAR. Aunque le gustara mucho lo que hacía, no se dejaba
atrapar ni absorber por la actividad del momento. Sabía detenerse
y cortar con lo que estaba haciendo para comenzar con la tarea
siguiente.
Ahora ya sabes por qué el Papa hacía tantas cosas con el
mismo tiempo que tú. ¿Verdad que el día se puede aprovechar
cuando se quiere?

Piensa…
1. ¿Cuál de los cuatro secretos del Papa es el más importante?
¿Por qué?
2. ¿Cómo hacía el Papa para vivir tranquilo y sereno en medio de
las múltiples ocupaciones?
3. ¿Cuáles crees que son las características de un buen horario?
4. ¿En qué actividades del campamento te cuesta más parar y
cortar para hacer la siguiente actividad? ¿Qué podrías hacer
para mejorar?
5. Hay chicos y chicas que quieren abarcarlo todo: tv, música,
estudio, juegos, paseos, Internet, deporte, siesta,… Pero no

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


33

reconocen sus limitaciones. Dejan que lo menos importante


consuma lo mejor de su tiempo y de sus energías Tú también
tienes limitaciones. ¿A qué cosas deberías renunciar para que
puedas disponer de más energías y de más tiempo en lo más
importante? ¿Qué es eso más importante?

10. Un Papa apóstol

A
ntes de subir al
cielo, Jesús
envió a sus
discípulos diciéndoles: «Id
al mundo entero y
proclamad el
Evangelio». Éstas pala-
bras eran como la
consigna que Juan Pablo II seguía. Era un apóstol incansable.
Recorrió más de 1.170.000 Km., equivalentes a 29 vueltas al
mundo. Hizo más de 100 viajes para visitar alrededor de 130
naciones.
Una vez le preguntaron: ¿Por qué usted viaja tanto? Y él
respondió con sencillez: «Antes la gente iba a las parroquias.
Ahora es el párroco el que tiene que ir a visitar a la gente». Por
eso su pontificado fue calificado como itinerante y misionero.
Quería llegar al mundo entero, ofrecer su amistad a todos,
llevando la voz de Cristo a cada uno de los cristianos, aunque
fueran pocos. Sin dejarse vencer por los obstáculos, las críticas,
la propia debilidad. Por ejemplo, cuando ya tenía más de 80 años,
no podía caminar y hablaba con dificultad, hizo un impresionante
viaje a Azerbaiján. Una ex república soviética en la que el número
de católicos era inferior a 200 personas. Pero quiso ir porque
decía que ese puñado de católicos tenía también derecho a estar

Esterols
34

con el Papa. No iba detrás del número, sino de cumplir su misión


apostólica.
Procuraba preparar sus viajes con todo el interés. Con
varias semanas de anticipación se concretaban todos los detalles
posibles. Se enteraba de la situación del país, de sus
necesidades. Y estudiaba y practicaba su idioma. Así, el Papa
llevó el mensaje de Cristo en italiano, francés, alemán, inglés,
español, portugués, ucraniano, ruso, croata, esperanto, polaco,
latín.
Era un hombre «todoterreno», flexible y disponible para
Dios. Una vez, debido a que Argentina estaba en guerra, planeó
un viaje en menos de 8 días a ese país. El viaje completo duró 29
horas y estuvo allí tan sólo 28 horas. Lo suficiente para dar un
necesario mensaje de paz.
Y sus viajes eran fecundos. Jesús había dicho que si el grano de
trigo cae en tierra y muere da mucho fruto. El Papa era un «grano
de trigo» que
había
aprendido a
morir, y por
eso todo lo
que hacía era
muy fecundo:
Después de
sus viajes
aumentaban
las vocaciones
sacerdotales,
las conversiones, el país entero quedaba implicado, y muchas veces
transformado. El bloque comunista cayó en su propia nación
(Polonia) y en los países del Éste de Europa; la democracia volvió
a Haití. Logró un gran acercamiento entre los cristianos divididos,
estableció puentes de unión entre los hombres.

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


35

Amaba a todos, especialmente a


los más necesitados. En San Francisco
tomó en sus brazos a un pobre niño
enfermo de sida. En Corea, besó a un
hombre que sufría de lepra. Quería
mostrar el Papa a todos el valor de la
persona humana, independientemente
de sus dificultades y enfermedades.
También fue un apóstol que
sufrió el rechazo. Quiso llegar a
todos, pero no todos le abrieron las
puertas. China y Vietnam no
permitieron entrar al Papa. Rusia e Irak también le dijeron un
«no» muy doloroso. Pero el Papa se valía de la radio y del papel
para hablarles y escribirles mensajes, muchas veces en su propia

¿
lengua, como lo hizo con los chinos.
A qué no te atreves a ser un gran apóstol? También tú, a tu
edad, estás llamado a ser apóstol. No hacen falta viajes
muy largos para serlo. Hay unos cuantos compañeros de tu
clase, de tu vecindario, que están esperando que tú los conquistes
para Cristo. Y esto es algo que no pueden hacer los otros por ti.
Me preguntarás: ¿cómo puedo yo hacerlo si no tengo notas tan
altas ni soy tan buen deportista? ¿Si no soy tan hábil ni tan gracioso?
Es muy sencillo. Comienza con ofrecerles tu amistad. Una
amistad cristiana auténtica que tenga la misma clave que tuvo la
amistad que nos ofreció Juan Pablo II: esfuerzo, valentía,
entrega. Sus viajes no eran de turismo, sino de entrega. Su amistad
nos animaba a esforzarnos y ayudarnos. Todos podemos decir que
Juan Pablo fue un gran amigo para nosotros y un estímulo para
nuestra vida.
Es sencillo ser apóstol: si aprendes a ser muy amigo de Dios
y a hacer del «esfuerzo» y de la «alegría» las palabras claves
de tu vida, también te convertirás pronto en un punto de
referencia positivo para todos tus amigos. Les harás pensar y

Esterols
36

cuestionar su propia vida. Dirán de ti: «¿qué tiene “fulano” que


siempre se ve esforzado pero contento?». Cuando estén contigo
se sentirán estimulados al esfuerzo, a darlo todo: aprovecharán
el tiempo de estudio, divertirán a los demás en el deporte,
hablarán sin malas palabras, serán honrados,… Y, lo mejor de
todo, serán amigos de Dios.
¿A cuántos de tus compañeros de tu clase estás dispuesto a
conquistar para Jesús?

Piensa…
1. ¿Qué tenía Juan Pablo II que hacía tantos amigos, sobre todo
jóvenes? ¿Por qué su apostolado daba siempre tan buenos
frutos?
2. Una verdadera amistad cuenta siempre con tres elementos:
oración, buenos ejemplos y buenos consejos. Elige uno o dos
miembros del campamento con los que puedas practicar en
serio estos elementos.
3. Revisa el trato con tus compañeros: ¿Qué tendrías que quitar y
que tendrías que poner para que sea verdadera amistad?
4. ¿Quieres saber si ya eres un punto de referencia? Vamos a
calificarnos:
Puntuación
Jugar con ánimo y entusiasmo 2 4 6 8 10
Utilizar bien el tiempo libre 2 4 6 8 10
Aprovechar los ratos de estudio y de 2 4 6 8 10
lectura
Negar tus gustos y tus caprichos 2 4 6 8 10
Puntualidad en el horario 2 4 6 8 10
Animar a los demás 2 4 6 8 10
Buen trato con los demás 2 4 6 8 10
Luchar contra la pereza 2 4 6 8 10
Orden en tus cosas 2 4 6 8 10
Intentar comer todo y de todo 2 4 6 8 10
Interés por ponerte al servicio de los 2 4 6 8 10
demás
Total

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


37

5. Comenta tus respuestas con tu monitor o con tu guía.


Epílogo: Duc in altum

D
ecía el Papa Pablo VI: «El
hombre contemporáneo escucha
más a gusto a los testigos que a los
maestros, y si escucha a los maestros es
porque son testigos». La gente escuchaba a
gusto a Juan Pablo II porque era un
testigo, porque todo lo que decía lo vivía.
Uno de sus colaboradores más cercanos
comentaba: Juan Pablo II «era el mejor
testigo de lo que él mismo decía. Por eso su
ejemplo es su mejor herencia».
A lo largo de estas breves páginas has podido constatar que
Juan Pablo II era un hombre íntegro que vivía conforme a la
verdad que enseñaba. Sus palabras no eran teoría, sino vida. Él
era el primero que intentaba renovar su vida para convertirse. Él
mismo enseñaba: «No es suficiente “hablar” de Jesús; en cierto
modo hay que hacerlo “ver” con el testimonio elocuente de la
propia vida». Eso es lo que quería ser con todas sus fuerzas: otro
Jesús.
Hoy todavía nos dice: «Sed santos, amadísimos jóvenes,
porque lo que entristece al mundo es la falta de santidad. Los
santos en quienes os inspiráis siguen ejerciendo una atracción
extraordinaria, porque dedicaron sin cesar su existencia a
Cristo». Ahora él es uno de ellos y su vida nos atrae y nos
inspira.
En una Jornada Mundial de la Juventud, un sacerdote se
encontró con varios jóvenes que decían ser ateos. Cuándo el
sacerdote les preguntó: «¿Por qué habéis venido aquí?». Los
jóvenes, señalando al Papa Juan Pablo II, le contestaron: «porque
este hombre vive lo que dice».

Esterols
38

Cuanto tenía 84 años, cerca ya de la muerte, el Papa le dictó a


su secretario una carta en la que decía: «Soy feliz, séanlo
también ustedes. No quiero lágrimas. Recemos juntos con
satisfacción. En la Virgen confío todo felizmente».
A pocas horas de su muerte, muchos jóvenes habían llenado la
Plaza de San Pedro y las calles adyacentes, para velar en oración
junto al Papa agonizante. Gritaban: «¡Juan Pablo!», «¡Viva el
Papa!». Desde su cama, haciendo el gesto de bendición hacia la
ventana, Juan Pablo II dedicó unas palabras a los jóvenes: «Yo os
he buscado y ahora vosotros venís a buscarme. Os doy las
gracias». Pocas horas después marchó a la otra orilla, a «la casa
del Padre».
«Ahora (nosotros) tenemos que mirar hacia delante; debemos
“remar mar adentro”, confiando en la palabra de Cristo: ¡Duc in
altum!» (Juan Pablo II).

Piensa…
1. La santidad también es para ti. Sólo hace falta proponérselo.
Dios siempre está dispuesto a ayudarte. ¿Cuáles crees que son
los medios que más te pueden ayudar para lograrlo?
2. ¿Qué aspecto de la vida de Juan Pablo II te gustó más? ¿Qué
tendrías que hacer tú para imitarlo?
3. A ti también te agrada más ver que escuchar, te agrada más la
vida que la teoría. Piensa un serio y concreto propósito que
puedes llevarte de este campamento y proponte vivirlo para que
no sea sólo teoría.

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


39

Índice

¿Qué es una JMJ?____________3


1. El Anfitrión...................................4
2. Su Vicario.....................................6
3. El lema de la JMJ..........................8
El inventor de la JMJ_________13
4. Un Papa que sufre.........................14
5. Un Papa que perdona....................17
6. Totus Tuus....................................20
7. Un Papa siempre alegre................22
8. Un Papa pobre...............................24
9. Un Papa centrado y ordenado.......27
10. Un Papa apóstol..........................30
Epílogo: Duc in altum.......................34

Esterols
40

(RESUMEN SIN FOTOS)

¿Quisieras participar en la Jornada Mundial de la Juventud en


Madrid? ¡Todos estamos invitados! Tú también, aunque te pueda
parecer que la JMJ no es para ti. La JMJ es una oportunidad
para encontrarse con Jesucristo y hacer de Él el centro de
nuestra vida. Por eso la JMJ es para todos: niños, jóvenes,
matrimonios, ancianos, católicos o no, cracks del estudio o
batalladores, excelentes deportistas o principiantes…
Existen muchas formas de participar. Solo unos pocos
privilegiados de todo el mundo estarán allí, cara a cara con el
Papa. Quizás tú eres uno de ellos. Pero la gran mayoría, aunque
no podamos ir a Madrid, sí podemos estar presentes con el
corazón.
Sea lo que sea, que vayas a Madrid o que no, puedes y debes
participar intensamente en la JMJ. Para ello es importante
que comiences a disponer tu corazón. Todas las cosas grandes
y buenas de la vida exigen preparación. Así como se necesita
mucha preparación para jugar un partido de fútbol importante, así
también hace falta preparar muy bien tu corazón para que la
JMJ pueda dar su fruto en ti.

Hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2011


41

El Papa Benedicto XVI dijo que «el oficio de un buen libro es


educar a una comprensión más profunda de las cosas, a pensar y
a reflexionar». Aunque sólo tienes en tus manos un folleto, estas
páginas quieren ser un intento de este propósito: ayudarte a
comprender, a pensar y a reflexionar sobre este encuentro con
Cristo y con sus amigos en la JMJ. Al final, te darás cuenta que
toda nuestra vida puede ser una continua JMJ. ¿Estás dispuesto a
comenzar esta peregrinación?
¿QUÉ ES UNA JMJ?

«¡No tengáis miedo! Abrid, más aun, ¡abrid de par


en par las puertas a Cristo!... Cristo conoce lo que hay
dentro del hombre. ¡Sólo Él lo conoce!» Juan
Pablo II
«La finalidad principal de las Jornadas es la de
colocar a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida
de cada joven, para que sea el punto de referencia
constante y la luz verdadera de cada iniciativa y de
toda tarea educativa de las nuevas generaciones. (…)
Una continua y apremiante invitación a fundamentar la
vida y la fe sobre la roca que es Cristo.» Juan
Pablo II
11. El Anfitrión

E
ra el año de 1799. Para ser cristiano hacía falta valentía
en la Francia de aquel tiempo. Era necesario ocultarse
para poder rezar porque los católicos eran perseguidos.
Pero Juan María, de tan sólo 13 años, parecía no darse cuenta.
Él sólo pensaba en prepararse de la mejor manera posible.
Quería estar muy atento y dispuesto para encontrarse con el
Anfitrión que recibiría por primera vez.

Esterols
42

Por fin llegó el día de la gran fiesta. Por fuera, Juan María
aparecía con el traje de siempre, para no llamar la atención de
los enemigos de la fe. Pero, dentro de él se escondía un corazón
abierto y preparado para una nueva amistad. Muy
disimuladamente, Junto con otros 14 niños, entró en una sala
que ocultaban varias carretas llenas de heno, para que no se
viesen los cirios encendidos que llevarían en sus manos.
A los pocos minutos el Anfitrión se hizo presente en el altar, y
Juan María lo recibió con gran alegría. Estaba tan contento que, al
final de la fiesta, no quería salir de aquel lugar. Desde aquel día
Juan María ya no era el mismo.
Cincuenta años más tarde, el Cura de Ars, como ahora se
conoce, recordaba con alegría aquellos momentos y le mostraba
a los niños el rosario que aún conservaba como recuerdo
precioso de aquel primer encuentro que se repitió durante
muchas veces en su vida.

¡Q ué alegría tuvo que sentir el Cura de Ars en su primera


comunión! Tenía una gran ilusión de encontrarse con
Jesús. De recibirle en su corazón. Sentía que Jesús le
invitaba a una gran fiesta en la que él podía participar como uno
de sus invitados. Y por eso se esforzaba por preparar muy bien su
corazón.
También la JMJ es como una gran fiesta de fe, en la que
Jesús, el Anfitrión, te quiere invitar a participar. Se trata de un
doble encuentro que hay que preparar con mucha ilusión:
En primer lugar, la JMJ es UN ENCUENTRO CON JESÚS, con
quien podrás tener una profunda amistad que transformará
toda tu vida. Dice el refrán: «Dime con quién andas y te diré
quién eres». Si quieres ser limpio, humilde, obediente, estudioso,
trabajador, sacrificado, generoso,… es necesario que te hagas
amigo de Jesús. Aunque tu esfuerzo es muy importante,
solamente cuando entres en contacto amistoso con Jesús
podrá cambiar verdaderamente tu vida. El Cura de Ars fue
muy amigo de Jesús, y por eso Jesús le transformó en un gran

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santo. El Papa Juan Pablo II también fue otro gran amigo de


Jesús. Todos pudimos ver cómo Jesús le fue transformando poco
a poco en un santo. Por eso Juan Pablo II inventó la JMJ: para
que valoremos la grandeza de la amistad de Jesús y así también
cambie nuestra vida.
En segundo lugar, la JMJ también es UN ENCUENTRO CON
LOS AMIGOS DE JESÚS. Por eso en esta gran fiesta el ambiente es
de alegría, entusiasmo, servicio, estímulo, esfuerzo,…No se
puede amar a Jesús sin amar a la Iglesia.
Si preparas bien este doble encuentro, aunque no vayas a
Madrid, vivirás la JMJ tan intensamente como si estuvieras en
Madrid. La recordarás con mucha ilusión, aunque pasen los años.
Pero, si no trabajas desde ahora por disponer tu corazón, la JMJ
será un rato más de diversión que no dejará huella en ti aunque
estés en primera fila.
Creo que ya me vas entendiendo en qué consiste la
preparación. Pero te lo quiero explicar más claramente.
Podríamos decir que consiste sobretodo en dos cosas:
1. Hacerte cada vez más amigo de Jesús. Supone mirarlo
mucho durante el día, especialmente en el rato de reflexión. Y
luego, tener un gran deseo de imitarlo en todo: ¿qué haría Jesús en
mi lugar?
2. Procurar en tu casa, en el colegio y con tus amigos el
ambiente propio de la JMJ. Puedes comenzar a prepararte
desde ya en este campamento: aprovecha los ratos de la Misa y la
reflexión, son los más importantes del día; estudia bien, repasa,
adelanta todo lo que puedas en los ratos de estudio; participa con
entusiasmo y con honradez en el deporte y en los demás juegos;
mantén ordenada tu mochila; obedece siempre a la primera y con
alegría; ponle entusiasmo a todo cuanto indique el horario; pon
buena cara en las dificultades; sirve siempre que puedas prestar un
servicio, no esperes a que te lo digan; busca nuevos amigos, no estés
con los de siempre;…

Esterols
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Piensa…
1. Para cambiar y ser como Jesús, ¿qué consideras que es más
importante: tu esfuerzo o la amistad con Él? ¿Por qué? ¿A qué
le das más importancia en tu vida?
2. ¿En estos días qué cosas te están impidiendo ser más amigo de
Jesús?
3. ¿Por qué este campamento puede ser también como una gran
JMJ?
4. ¿Qué puedes hacer tú para que el campamento tenga un
ambiente de amistad?
12. Su Vicario

Si desde arriba pudieras ver la gran multitud que asiste a una JMJ,
te podrías dar cuenta que las personas parecen pequeños puntitos
de colores. Si te fijas bien, hay un puntito blanco, tan pequeño como
los demás, pero que sobresale siempre. Es el Papa, el hombre de
blanco. Un hombre como nosotros, pero que viene en nombre del
Anfitrión, Jesús, para traernos su mensaje.
Es que Jesús se hace presente de muchas maneras en la JMJ.
Una presencia especial la realizará en la persona del Papa. Él
estará presente los últimos días de la JMJ. Los jóvenes le
recibirán y se reunirán junto a él en una Vigilia de oración. El
encuentro concluirá con la Santa Misa en la que millares de
obispos y sacerdotes y miles de jóvenes testimoniarán su fe
alrededor del Papa.

N
uestra fe nos enseña que el Papa es el Vicario de Cristo en
la tierra. Los hombres que no tienen fe quizás pueden ver al
Papa como una persona importante, influyente, que aparece
en la televisión y en los periódicos, pero no pueden verlo como lo que
realmente es. En cambio, quien tiene fe, cuando escucha al Papa sabe
que escucha al mismo Jesús, y cuando obedece al Papa está
convencido que obedece también a Jesús. Nuestra fe nos enseña que

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el Papa es el representante personal de Jesús. Por eso el Papa es


nuestro amigo y nuestro guía. Nadie podría ser un pleno amigo de
Jesús si no se hace amigo del Papa.
Cuando el Papa nos habla de Jesús y de sus mandamientos nos
enseña siempre la verdad. Él no puede engañarnos. Por eso,
quien escucha al Papa y le sigue, se hace muy pronto amigo
de Jesús. ¡Cuánto bien han hecho a las personas y al mundo las
enseñanzas del Papa! ¡Qué lástima que algunos se limiten a
seguir al Papa sólo afectivamente y no efectivamente!
La Iglesia tiene como misión llevarnos a Dios. Pero cuando el
mundo se aparta de Dios, la Iglesia tiene que sufrir los ataques
del mundo. Y, el Papa, al ser la Cabeza Visible de la Iglesia, sufre
también. A veces quisiéramos defender al Papa con nuestras
palabras. ¡No hace falta! Incluso puede ser contraproducente. La
mejor defensa no son las palabras sino la vida. La mejor defensa
es vivir las enseñanzas del Papa. Por eso, los que mejor han
defendido al Papa y a la Iglesia han sido los santos.
Pero el Papa también es un hombre débil como tú y por eso
también necesita de ti, de tu oración. Hace poco el Papa llegó a
decir: «Nunca me siento solo». Lo decía porque estaba convencido
de que cuenta con la oración de todos los santos y con la oración
de toda la Iglesia. ¿Tú también quisieras acompañar al Papa con tu
oración y con tus sacrificios? No te conformes con repetir
oraciones. Ofrece también pequeños sacrificios por el Papa y por
la Iglesia.

Piensa…
1. La fe es necesaria para ver a Jesús en el Papa. ¿Qué cosas
pueden alimentar tu fe? ¿Qué cosas te hacen perder la fe?
2. ¿Cómo te puedes hacer más amigo del Papa?
3. ¿Qué podrías hacer tú para escuchar más al Papa y seguirlo?
4. ¿Cuál es la diferencia entre seguir al Papa Efectivamente y no
sólo Afectivamente?

Esterols
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5. ¿Con qué sacrificios estarías dispuesto a acompañar tu oración


por el Papa? Te propongo algunos: comer más de lo que no te
gusta, un rato más de estudio, dejar elegir a tus amigos qué
hacer en el tiempo libre,….

13. El lema de la JMJ

T
e voy a enseñar una nueva palabra: «Hyperión». ¿Sabes
de qué se trata? Es el árbol más alto del mundo. Más alto
que la Estatua de la Libertad y tan alto como un edificio
de 38 pisos. El Hyperión alcanza una altura de 115 metros y
puede alcanzar los 2.000 años de edad.
Es un árbol tan alto como fuerte, porque sus raíces se extienden
y se arraigan bien por una gran superficie del suelo alcanzando una
firmeza que le permite resistir los impetuosos vientos del cielo.
Además, la base del árbol es tan grande que se podría hacer un
túnel por en medio para que los coches crucen por debajo de él.
Pero el Hyperión no está sólo. Existen otros árboles
igualmente grandes alrededor de él. Lo sorprendente es que
usando la misma raíz, varios árboles crecen muy próximos entre
sí, de manera que cada uno se va desarrollando a medida que
aporta savia a los demás árboles que lo necesitan. ¿Te imaginas
cuánta fuerza tiene que tener la savia para que llegue hasta
arriba?

E l Hyperión nos ayudará a entender más fácilmente el lema


que el Papa ha escogido para la JMJ: «Arraigados y
edificados en Cristo, firmes en la fe». Hay tres palabras
importantes: «Arraigados» hace referencia a las raíces de un
árbol. «Edificados» hace referencia a construcciones altas.

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«Firmes» hace referencia a estabilidad, seguridad, constancia,


tenacidad, fuerza física y moral. Y estas tres cosas las quiere
realizar Cristo en ti: Jesús desea que estés bien arraigado en
Dios, para que crezcas muy alto en la vida cristiana, y así
permanezcas firme, estable, seguro, para que otros puedan
apoyarse en ti.
¿Has escuchado hablar de los santos? Más adelante te hablaré
en particular de alguno de ellos. Los santos son un gran bosque
hermoso conformado por los árboles más altos de la
humanidad. Entre ellos, el árbol más hermoso lo conforma la
Santísima Virgen María. Los santos son cristianos que recibieron
la semilla de la vida cristiana en el Bautismo y, arraigados en
Cristo, dejaron que Él edificara sobre ellos una vida cristiana
altísima y firme. Ahora nosotros podemos apoyarnos en sus
palabras, sus ejemplos y en su oración para poder crecer tan alto
como ellos. Lamentablemente hay muchos cristianos que no han
querido crecer, y sus árboles han quedado diminutos y
enclenques.
¡Escucha! Tú también estás llamado a ser un árbol alto y
fuerte, estás llamado a la santidad. No es tan difícil como te lo
imaginas y sí muy posible. En primer lugar: DEBES ESTAR BIEN
ARRAIGADO EN CRISTO. Así como debajo de este bosque
hermoso se encuentra una raíz oculta, casi invisible, encargada de
sostener y dar vida a los árboles, así también dentro de ti está
Jesús, como una raíz, oculto, casi invisible que quiere darte su
misma vida divina, para que puedas crecer mucho y ser tan fuerte
como Él. Arraigarse en Cristo quiere decir ser humilde,
aprender a ser raíz como Jesús: aprende a ocultarte para que
los demás puedan saborear los triunfos; no hagas las cosas porque
los demás te ven sino porque Dios te ve; nunca te defiendas ni
mucho menos acuses a los demás; aprende a obedecer aunque tu
parecer sea otro; no quieras decir siempre la última palabra;
alégrate cuando puedas sufrir alguna humillación por ser
cristiano,…

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Arraigarse en Cristo también significa cultivar amistades


cristianas. Seguramente tienes amistades que piensan como tú y
que quieren vivir los mismos ideales que tú. No permitas que
vuestra amistad se deteriore. Esfuérzate en ser otro Cristo para
que su gracia también pueda llegar a tus amigos.
Pero también DEBES ESTAR EDIFICADO EN CRISTO. ¿Cómo
suben los nutrientes desde la raíz hasta las hojas? Los árboles
tienen un mecanismo especial llamado xilema, que permite que la
savia suba hasta la punta más alta. El xilema de la vida cristiana
son las virtudes, que permiten que la vida de Cristo nos vivifique,
nos transforme y nos haga actuar como Él. Estar edificados en
Cristo consiste en caminar por el aprendizaje profundo de las
virtudes. Elije una virtud, la que quieras, pero trabaja en serio por
adquirirla. Si lo haces, automáticamente todas las demás también
se desarrollaran.
ESTAR FIRMES EN LA FE. Esto es una consecuencia de todo lo
anterior. Si te arraigas en Cristo y estás edificado en Él, los
grandes vientos de nuestros tiempos: las burlas, el miedo al qué
dirán, el mal uso del Internet y de la Televisión, las malas
compañías, tus propias pasiones,… no podrán contra ti. Estarás
firme, seguro, estable. Serás como un tronco fuerte y firme en el
que los demás puedan encontrar apoyo.

Piensa…
1. Elige de la lista algún punto para practicar en este día la
humildad:
- No hables de ti mismo ni de lo tuyo.
- Deja que los otros se queden siempre con lo mejor y tú a lo
peor.
- No te vengues, devuelve siempre bien por mal.
- A la hora de recibir algo, elige el último lugar.
- Aprende a perder en silencio y con alegría.
- … Piensa en Jesús y completa la lista con algún otro punto
que te ayude.

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2. Explica lo siguiente: «La verdadera amistad se alimenta de


sacrificio».
3. ¿Cuál crees que es el vicio más fuerte en ti? ¿Cuál es la virtud
contraria? ¿Qué podrías hacer para conseguirla?
4. Por medio de la raíz, un árbol es capaz de darle savia a otro
árbol que lo necesita. ¿Cómo puedes tú comunicar la gracia a
tus amistades que la necesitan?
5. Estar edificados en Cristo también significa: construir sobre
Él el edificio de nuestra existencia. ¿Cómo podemos construir
nuestra vida sobre Cristo?
EL INVENTOR DE LA JMJ

Ya sabes que un árbol como el Hyperión no está


solo. Existen otros que le acompañan. En la
preparación para la JMJ tampoco estás solo. Existen
unos compañeros de ruta que te ayudarán y en los
cuales podrás apoyarte. Estos son los santos, los
verdaderos amigos de Dios. De entre ellos hay algunos
que han sido elegidos como patronos de la JMJ:
Nuestra Señora de la Almudena, San Juan de la Cruz,
Santa Teresa, San Ignacio de Loyola, San Francisco
Javier, San Isidro Labrador, Santa María de la
Cabeza, San Rafael Arnáiz, San Juan de Ávila, Santa
Rosa de Lima, y el reciente Beato Juan Pablo II.
Vamos a dedicar las siguientes páginas a
reflexionar en la vida de un amigo especial: Juan
Pablo II, el inventor de la JMJ. Sí, la vida de los santos
es también un gran libro de reflexión que nos anima y
estimula a esforzarnos para llegar a ser tan felices
como ellos.
La vida de Juan Pablo II es realmente maravillosa,
y muy cercana a nosotros. Se trata de un santo que has
podido ver en los periódicos, en televisión y,
probablemente, en vivo y en directo. Él será nuestro

Esterols
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compañero de ruta que nos ayudará a prepararnos


para este gran acontecimiento.

Epílogo: Duc in altum

D
ecía el Papa Pablo VI: «El
hombre contemporáneo escucha
más a gusto a los testigos que a los
maestros, y si escucha a los maestros es
porque son testigos». La gente escuchaba a
gusto a Juan Pablo II porque era un
testigo, porque todo lo que decía lo vivía.
Uno de sus colaboradores más cercanos
comentaba: Juan Pablo II «era el mejor
testigo de lo que él mismo decía. Por eso su
ejemplo es su mejor herencia».
A lo largo de estas breves páginas has podido constatar que
Juan Pablo II era un hombre íntegro que vivía conforme a la
verdad que enseñaba. Sus palabras no eran teoría, sino vida. Él
era el primero que intentaba renovar su vida para convertirse. Él
mismo enseñaba: «No es suficiente “hablar” de Jesús; en cierto
modo hay que hacerlo “ver” con el testimonio elocuente de la
propia vida». Eso es lo que quería ser con todas sus fuerzas: otro
Jesús.
Hoy todavía nos dice: «Sed santos, amadísimos jóvenes,
porque lo que entristece al mundo es la falta de santidad. Los
santos en quienes os inspiráis siguen ejerciendo una atracción
extraordinaria, porque dedicaron sin cesar su existencia a
Cristo». Ahora él es uno de ellos y su vida nos atrae y nos
inspira.

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En una Jornada Mundial de la Juventud, un sacerdote se


encontró con varios jóvenes que decían ser ateos. Cuándo el
sacerdote les preguntó: «¿Por qué habéis venido aquí?». Los
jóvenes, señalando al Papa Juan Pablo II, le contestaron: «porque
este hombre vive lo que dice».
Cuanto tenía 84 años, cerca ya de la muerte, el Papa le dictó a
su secretario una carta en la que decía: «Soy feliz, séanlo
también ustedes. No quiero lágrimas. Recemos juntos con
satisfacción. En la Virgen confío todo felizmente».
A pocas horas de su muerte, muchos jóvenes habían llenado la
Plaza de San Pedro y las calles adyacentes, para velar en oración
junto al Papa agonizante. Gritaban: «¡Juan Pablo!», «¡Viva el
Papa!». Desde su cama, haciendo el gesto de bendición hacia la
ventana, Juan Pablo II dedicó unas palabras a los jóvenes: «Yo os
he buscado y ahora vosotros venís a buscarme. Os doy las
gracias». Pocas horas después marchó a la otra orilla, a «la casa
del Padre».
«Ahora (nosotros) tenemos que mirar hacia delante; debemos
“remar mar adentro”, confiando en la palabra de Cristo: ¡Duc in
altum!» (Juan Pablo II).

Piensa…
1. La santidad también es para ti. Sólo hace falta proponérselo.
Dios siempre está dispuesto a ayudarte. ¿Cuáles crees que son
los medios que más te pueden ayudar para lograrlo?
2. ¿Qué aspecto de la vida de Juan Pablo II te gustó más? ¿Qué
tendrías que hacer tú para imitarlo?
3. A ti también te agrada más ver que escuchar, te agrada más la
vida que la teoría. Piensa un serio y concreto propósito que
puedes llevarte de este campamento y proponte vivirlo para que
no sea sólo teoría.

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