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?
JMJ pueda dar su fruto en ti.
El Papa Benedicto XVI dijo que «el oficio de un buen
libro es educar a una comprensión más profunda de
las cosas, a pensar y a reflexionar». Aunque sólo
tienes en tus manos un folleto, estas páginas quieren
ser un intento de este propósito: ayudarte a
comprender, a pensar y a reflexionar sobre este encuentro con
Cristo y con sus amigos en la JMJ. Al final, te darás cuenta que
toda nuestra vida puede ser una continua JMJ. ¿Estás dispuesto a
comenzar esta peregrinación
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1. El Anfitrión
E
ra el año de 1799. Para ser
cristiano hacía falta valentía en la Francia de aquel
tiempo. Era necesario ocultarse para poder rezar porque
los católicos eran perseguidos. Pero Juan María, de tan sólo 13
años, parecía no darse cuenta. Él sólo pensaba en prepararse de
la mejor manera posible. Quería estar muy atento y dispuesto
para encontrarse con el Anfitrión que recibiría por primera vez.
Por fin llegó el día de la gran fiesta. Por fuera, Juan María
aparecía con el traje de siempre, para no llamar la atención de
los enemigos de la fe. Pero, dentro de él se escondía un corazón
abierto y preparado para una nueva amistad. Muy
disimuladamente, Junto con otros 14 niños, entró en una sala
que ocultaban varias carretas llenas de heno, para que no se
viesen los cirios encendidos que llevarían en sus manos.
A los pocos minutos el Anfitrión se hizo presente en el altar, y
Juan María lo recibió con gran alegría. Estaba tan contento que, al
final de la fiesta, no quería salir de aquel lugar. Desde aquel día
Juan María ya no era el mismo.
Cincuenta años más tarde, el Cura de Ars, como ahora se
conoce, recordaba con alegría aquellos momentos y le mostraba
a los niños el rosario que aún conservaba como recuerdo
precioso de aquel primer encuentro que se repitió durante
muchas veces en su vida.
También la
JMJ es como una
gran fiesta de fe,
en la que Jesús, el
Anfitrión, te quiere
invitar a participar. Se trata de un doble encuentro que hay que
preparar con mucha ilusión:
En primer lugar, la JMJ es UN ENCUENTRO CON JESÚS, con
quien podrás tener una profunda amistad que transformará
toda tu vida. Dice el refrán: «Dime con quién andas y te diré
quién eres». Si quieres ser limpio, humilde, obediente, estudioso,
trabajador, sacrificado, generoso,… es necesario que te hagas
amigo de Jesús. Aunque tu esfuerzo es muy importante,
solamente cuando entres en contacto amistoso con Jesús
podrá cambiar verdaderamente tu vida. El Cura de Ars fue
muy amigo de Jesús, y por eso Jesús le transformó en un gran
santo. El Papa Juan Pablo II también fue otro gran amigo de
Jesús. Todos pudimos ver cómo Jesús le fue transformando poco
a poco en un santo. Por eso Juan Pablo II inventó la JMJ: para
que valoremos la grandeza de la amistad de Jesús y así también
cambie nuestra vida.
En segundo lugar, la JMJ también es UN ENCUENTRO CON
LOS AMIGOS DE JESÚS. Por eso en esta gran fiesta el ambiente es
de alegría, entusiasmo, servicio, estímulo, esfuerzo,…No se
puede amar a Jesús sin amar a la Iglesia.
Si preparas bien este doble encuentro, aunque no vayas a
Madrid, vivirás la JMJ tan intensamente como si estuvieras en
Madrid. La recordarás con mucha ilusión, aunque pasen los años.
Pero, si no trabajas desde ahora por disponer tu corazón, la JMJ
será un rato más de diversión que no dejará huella en ti aunque
estés en primera fila.
Creo que ya me vas entendiendo en qué consiste la
preparación. Pero te lo quiero explicar más claramente.
Podríamos decir que consiste sobretodo en dos cosas:
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Piensa…
1. Para cambiar y ser como Jesús, ¿qué consideras que es más
importante: tu esfuerzo o la amistad con Él? ¿Por qué? ¿A qué
le das más importancia en tu vida?
2. ¿En estos días qué cosas te están impidiendo ser más amigo de
Jesús?
3. ¿Por qué este campamento puede ser también como una gran
JMJ?
4. ¿Qué puedes hacer tú para que el campamento tenga un
ambiente de amistad?
2. Su Vicario
S
i desde arriba pudieras ver la gran
multitud que asiste a una JMJ, te
podrías dar cuenta que las personas
N uestra fe nos
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Piensa…
1. La fe es necesaria para ver a Jesús en el Papa. ¿Qué cosas
pueden alimentar tu fe? ¿Qué cosas te hacen perder la fe?
2. ¿Cómo te puedes hacer más amigo del Papa?
3. ¿Qué podrías hacer tú para escuchar más al Papa y seguirlo?
4. ¿Cuál es la diferencia entre seguir al Papa Efectivamente y no
sólo Afectivamente?
5. ¿Con qué sacrificios estarías dispuesto a acompañar tu oración
por el Papa? Te propongo algunos: comer más de lo que no te
gusta, un rato más de estudio, dejar elegir a tus amigos qué
hacer en el tiempo libre,….
3. El lema de la JMJ
T
e voy a enseñar una nueva palabra: «Hyperión».
¿Sabes de qué se trata? Es el árbol más alto del
mundo. Más alto que la Estatua de la Libertad y tan
alto como un edificio de 38 pisos. El Hyperión alcanza una
altura de 115 metros y puede alcanzar los 2.000 años de edad.
Es un árbol tan alto como fuerte, porque sus raíces se
extienden y se arraigan bien por una gran superficie del suelo
alcanzando una firmeza que le permite resistir los impetuosos
vientos del cielo. Además, la base del árbol es tan grande que se
podría hacer un túnel por en medio para que los coches crucen por
debajo de él.
Pero el Hyperión no está sólo.
Existen otros árboles igualmente
grandes alrededor de él. Lo
sorprendente es que usando la
misma raíz, varios árboles
crecen muy próximos entre sí, de
manera que cada uno se va
desarrollando a medida que aporta
savia a los demás árboles
que lo necesitan. ¿Te imaginas
cuánta fuerza tiene que tener la
savia para que llegue hasta arriba?
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Piensa…
1. Elige de la lista algún punto para practicar en este día la
humildad:
- No hables de ti mismo ni de lo tuyo.
- Deja que los otros se queden siempre con lo mejor y tú a lo
peor.
- No te vengues, devuelve siempre bien por mal.
- A la hora de recibir algo, elige el último lugar.
- Aprende a perder en silencio y con alegría.
- … Piensa en Jesús y completa la lista con algún otro punto
que te ayude.
2. Explica lo siguiente: «La verdadera amistad se alimenta de
sacrificio».
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EL INVENTOR DE LA
JMJ
Ya sabes que un árbol como el Hyperión no está
solo. Existen otros que le acompañan. En la
preparación para la JMJ tampoco estás solo. Existen
unos compañeros de ruta que te ayudarán y en los
cuales podrás apoyarte. Estos son los santos, los
verdaderos amigos de Dios. De entre ellos hay algunos
que han sido elegidos como patronos de la JMJ:
Nuestra Señora de la Almudena, San Juan de la Cruz,
Santa Teresa, San Ignacio de Loyola, San Francisco
Javier, San Isidro Labrador, Santa María de la
Cabeza, San Rafael Arnáiz, San Juan de Ávila, Santa
Rosa de Lima, y el reciente Beato Juan Pablo II.
Vamos a dedicar las siguientes páginas a
reflexionar en la vida de un amigo especial: Juan
Pablo II, el inventor de la JMJ. Sí, la vida de los santos
es también un gran libro de reflexión que nos anima y
P
laza de San Pedro. Miércoles 13 de mayo. Cinco de la
tarde. Se escuchan dos fuertes ruidos de disparo.
Centenares de palomas alzan repentinamente el vuelo. El
Papa Juan Pablo II cae herido en su Jeep blanco.
― «¿Dónde?».
― «En el vientre» ―contesta el Papa adolorido―.
― «¿Duele?»
― «Duele» ―responde el Papa―.
La segunda bala alcanzó a herir también a dos turistas
americanas. Perdía sangre en abundancia. El tráfico era
caótico y la sirena de la ambulancia estaba dañada. Al llegar al
hospital, perdió el conocimiento. Los médicos harían todo lo
posible. En el fondo, no esperaban resultados positivos. Pero
sucedió el milagro: después de dos transfusiones de sangre y
cinco horas de operación, el Papa comenzaba a mejorar.
S
i Dios no le ahorró el sufrimiento de la cruz a Jesús, a
nosotros, que queremos seguirlo, tampoco nos ahorrará el
sufrimiento. Lo sabía muy bien Juan Pablo II, que fue un
experto del dolor. Muy jovencito experimentó el dolor en sus
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Cerca de la muerte,
la última vez que
impartió la bendición
al público desde su balcón, no pudo pronunciar palabra. En
silencio, hizo una triple señal de la cruz, saludó a la multitud, y
dio a entender con la mirada que deseaba regresar dentro. La
gente, abajo, estaba conmovida, le aplaudía, le llamaba, pero él
sufría por dentro el peso de aquel gesto de impotencia y de dolor.
Juan Pablo II estaba casi listo para subir al cielo. El sufrimiento
poco a poco le había ido transformando en otro Cristo.
Piensa…
1. Explica la siguiente frase del Papa: «Para el cristiano, el
sufrimiento siempre está referido a un bien».
2. ¿Por qué es necesario el sufrimiento para la vida del cristiano?
3. ¿De qué manera puedes dar vida y ser feliz cuando sufres?
4. Renunciar voluntariamente a la comodidad es un gran medio
para entrenarte en el sufrimiento. Haz una lista de al menos
cinco puntos en los que puedas renunciar a tu propia
comodidad.
5. Cuando sufres, conviene que lo sepan tus padres. Pero, ¿qué
podrías hacer para que los demás no se enteren?
6. ¿De qué manera tus dolores pueden convertirse en un peso
para los demás?
C uando alguien te
una broma de
gusto, cuando
recibes una colleja o,
hace
mal
simplemente, cuando te
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Piensa…
1. Jesús nos enseña: «…perdónanos, como nosotros
perdonamos…». ¿Qué consecuencias traen nuestras
reacciones de venganza?
2. ¿Cómo puedes quitarte la “venganza” para aprender a “poner la
otra mejilla”? ¿En tu casa? ¿En la escuela o en el instituto? ¿En los
juegos?
3. Si a unos les cuesta pedir perdón, otros se han acostumbrado a
hacerlo. ¿Cómo tiene que ser tú «perdón» para que esto no
suceda?
4. ¿Existe alguna persona a la que aún no has perdonado del
todo? Pídele perdón (si aún no lo has hecho), reza y ofrece
pequeños sacrificios por su bien.
6. Totus Tuus
E
s el lema que el Papa
inscribió en su escudo.
«Totus Tuus» significa: soy
todo tuyo. El Papa había perdido a su
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«T
otus tuus» (soy todo tuyo): si
comienzas a abrir tu corazón
a María, Ella lo acogerá y
llegarás a ser realmente suyo. Juan Pablo II
Piensa…
1. ¿Por qué es tan importante y necesaria la devoción a la Virgen
María?
2. ¿Qué quería expresar Juan Pablo II cuando decía: «Totus
tuus», soy todo tuyo?
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A
legría es una de las
características de Juan
Pablo II. Él era un hombre
profundamente alegre. Se sentía
feliz con todo lo que hacía. De
adolescente expresaba esta alegría
en el teatro. De sacerdote, comuni-
caba esta alegría a los jóvenes:
organizaba presentaciones
teatrales, los llevaba de paseo a los bosques, jugaba voleibol y
fútbol con ellos en las praderas, cantaban canciones populares y
luego rezaban. Siendo Papa decía: «Me siento feliz con este
trabajo. Me siento feliz de realizar mi misión». Era un hombre
optimista que siempre estaba animado, contento y entusiasmado
con las diversas situaciones que le presentaba el Señor.
También tenía un gran sentido del humor: en una ocasión, se
le acerca un niño y le dice maliciosamente: «Santidad, Italia 2,
Polonia 0». El Papa se echa a reír. En otra ocasión, un
periodista le pregunta por la causa de tan alto número de
beatificaciones y canonizaciones. El Papa contesta bromeando:
«La culpa es del Espíritu Santo». Pero, sus momentos más felices
quizás sucedieron cuando se escapaba inadvertidamente del
Vaticano, en una coche negro con una escolta policial discreta,
para ir a las montañas de Abruzzi a esquiar. ¡Era su deporte
favorito!
felicidad el hombre».
A los jóvenes les advertía: «Estad alerta contra el fraude de un
mundo que quiere explotar o dirigir mal vuestra energía y ansiosa
búsqueda de felicidad y orientación». Sabía que hoy en día hay
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Para tu reflexión
1. ¿De dónde vienen tus alegrías? ¿Qué cosas te parece que te hacen
feliz?
2. ¿Cuáles son las características de la verdadera alegría?
3. Tu alegría, ¿es verdadera? ¿Por qué?
4. ¿Por qué un hombre honrado es feliz? ¿Cuáles son tus
principales faltas de honradez?
5. ¿Por qué a veces te puede parecer que Dios, tus padres, tus
maestros, no te dejan ser feliz?
6. ¿Cuáles son los espejismos que nos roban la alegría? ¿Cómo
afrontarlos?
8. Un Papa pobre
H
ay personas que piensan que en el Vaticano hay muchas
riquezas. En cambio, la vida de Juan Pablo II nos
demuestra que una persona importante, como el Papa,
puede vivir de una manera muy sencilla. Y es que Karol, como le
llamaban sus amigos, vivía modestamente. No buscaba el lujo ni
el confort. Las comodidades le eran totalmente indiferentes. Su
secretario dice que lo que más llamaba la atención era que vivía
esta sencilla y voluntaria pobreza «sin ningún esfuerzo». Y
agrega: «no poseía nada y casi nunca pedía algo».
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Piensa…
1. Existen personas que son INvoluntariamente pobres. Tú
puedes ser voluntariamente pobre. ¿A qué podrías renunciar
para comenzar a vivir pobremente? ¿Por qué la pobreza es
necesaria en la vida cristiana?
2. Haz una lista de las posibles cosas innecesarias que has traído
al campamento.
3. ¿Qué puedes hacer en el campamento para que ninguna de tus
cosas se extravíe o se eche a perder?
4. De 1 a 10, ¿qué nota te pondrías en generosidad? ¿Qué podrías
hacer para ser más generoso?
5. A Juan Pablo II las comodidades le eran del todo
indiferentes. Por ejemplo, retrasaba beber agua cuando hacía
calor. De 1 a 10, ¿qué nota te pondrías en comodidad? ¿A qué
comodidades podrías renunciar?
A
lgo que sorprende, es que a
los jóvenes, e incluso a los
niños, se les escucha decir
que “no tienen tiempo”. Me
parece que es una excusa
rápida y fácil que encuentran para
no hacer la reflexión, no
sacar ratos extra de estudio, no
ordenar su habitación, no
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¿
iba a la montaña para esquiar.
Cuál era el secreto del Papa?
primero de todos es que era UN
HOMBRE CENTRADO EN DIOS.
El
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Piensa…
1. ¿Cuál de los cuatro secretos del Papa es el más importante?
¿Por qué?
2. ¿Cómo hacía el Papa para vivir tranquilo y sereno en medio de
las múltiples ocupaciones?
3. ¿Cuáles crees que son las características de un buen horario?
4. ¿En qué actividades del campamento te cuesta más parar y
cortar para hacer la siguiente actividad? ¿Qué podrías hacer
para mejorar?
5. Hay chicos y chicas que quieren abarcarlo todo: tv, música,
estudio, juegos, paseos, Internet, deporte, siesta,… Pero no
A
ntes de subir al
cielo, Jesús
envió a sus
discípulos diciéndoles: «Id
al mundo entero y
proclamad el
Evangelio». Éstas pala-
bras eran como la
consigna que Juan Pablo II seguía. Era un apóstol incansable.
Recorrió más de 1.170.000 Km., equivalentes a 29 vueltas al
mundo. Hizo más de 100 viajes para visitar alrededor de 130
naciones.
Una vez le preguntaron: ¿Por qué usted viaja tanto? Y él
respondió con sencillez: «Antes la gente iba a las parroquias.
Ahora es el párroco el que tiene que ir a visitar a la gente». Por
eso su pontificado fue calificado como itinerante y misionero.
Quería llegar al mundo entero, ofrecer su amistad a todos,
llevando la voz de Cristo a cada uno de los cristianos, aunque
fueran pocos. Sin dejarse vencer por los obstáculos, las críticas,
la propia debilidad. Por ejemplo, cuando ya tenía más de 80 años,
no podía caminar y hablaba con dificultad, hizo un impresionante
viaje a Azerbaiján. Una ex república soviética en la que el número
de católicos era inferior a 200 personas. Pero quiso ir porque
decía que ese puñado de católicos tenía también derecho a estar
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¿
lengua, como lo hizo con los chinos.
A qué no te atreves a ser un gran apóstol? También tú, a tu
edad, estás llamado a ser apóstol. No hacen falta viajes
muy largos para serlo. Hay unos cuantos compañeros de tu
clase, de tu vecindario, que están esperando que tú los conquistes
para Cristo. Y esto es algo que no pueden hacer los otros por ti.
Me preguntarás: ¿cómo puedo yo hacerlo si no tengo notas tan
altas ni soy tan buen deportista? ¿Si no soy tan hábil ni tan gracioso?
Es muy sencillo. Comienza con ofrecerles tu amistad. Una
amistad cristiana auténtica que tenga la misma clave que tuvo la
amistad que nos ofreció Juan Pablo II: esfuerzo, valentía,
entrega. Sus viajes no eran de turismo, sino de entrega. Su amistad
nos animaba a esforzarnos y ayudarnos. Todos podemos decir que
Juan Pablo fue un gran amigo para nosotros y un estímulo para
nuestra vida.
Es sencillo ser apóstol: si aprendes a ser muy amigo de Dios
y a hacer del «esfuerzo» y de la «alegría» las palabras claves
de tu vida, también te convertirás pronto en un punto de
referencia positivo para todos tus amigos. Les harás pensar y
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Piensa…
1. ¿Qué tenía Juan Pablo II que hacía tantos amigos, sobre todo
jóvenes? ¿Por qué su apostolado daba siempre tan buenos
frutos?
2. Una verdadera amistad cuenta siempre con tres elementos:
oración, buenos ejemplos y buenos consejos. Elige uno o dos
miembros del campamento con los que puedas practicar en
serio estos elementos.
3. Revisa el trato con tus compañeros: ¿Qué tendrías que quitar y
que tendrías que poner para que sea verdadera amistad?
4. ¿Quieres saber si ya eres un punto de referencia? Vamos a
calificarnos:
Puntuación
Jugar con ánimo y entusiasmo 2 4 6 8 10
Utilizar bien el tiempo libre 2 4 6 8 10
Aprovechar los ratos de estudio y de 2 4 6 8 10
lectura
Negar tus gustos y tus caprichos 2 4 6 8 10
Puntualidad en el horario 2 4 6 8 10
Animar a los demás 2 4 6 8 10
Buen trato con los demás 2 4 6 8 10
Luchar contra la pereza 2 4 6 8 10
Orden en tus cosas 2 4 6 8 10
Intentar comer todo y de todo 2 4 6 8 10
Interés por ponerte al servicio de los 2 4 6 8 10
demás
Total
D
ecía el Papa Pablo VI: «El
hombre contemporáneo escucha
más a gusto a los testigos que a los
maestros, y si escucha a los maestros es
porque son testigos». La gente escuchaba a
gusto a Juan Pablo II porque era un
testigo, porque todo lo que decía lo vivía.
Uno de sus colaboradores más cercanos
comentaba: Juan Pablo II «era el mejor
testigo de lo que él mismo decía. Por eso su
ejemplo es su mejor herencia».
A lo largo de estas breves páginas has podido constatar que
Juan Pablo II era un hombre íntegro que vivía conforme a la
verdad que enseñaba. Sus palabras no eran teoría, sino vida. Él
era el primero que intentaba renovar su vida para convertirse. Él
mismo enseñaba: «No es suficiente “hablar” de Jesús; en cierto
modo hay que hacerlo “ver” con el testimonio elocuente de la
propia vida». Eso es lo que quería ser con todas sus fuerzas: otro
Jesús.
Hoy todavía nos dice: «Sed santos, amadísimos jóvenes,
porque lo que entristece al mundo es la falta de santidad. Los
santos en quienes os inspiráis siguen ejerciendo una atracción
extraordinaria, porque dedicaron sin cesar su existencia a
Cristo». Ahora él es uno de ellos y su vida nos atrae y nos
inspira.
En una Jornada Mundial de la Juventud, un sacerdote se
encontró con varios jóvenes que decían ser ateos. Cuándo el
sacerdote les preguntó: «¿Por qué habéis venido aquí?». Los
jóvenes, señalando al Papa Juan Pablo II, le contestaron: «porque
este hombre vive lo que dice».
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Piensa…
1. La santidad también es para ti. Sólo hace falta proponérselo.
Dios siempre está dispuesto a ayudarte. ¿Cuáles crees que son
los medios que más te pueden ayudar para lograrlo?
2. ¿Qué aspecto de la vida de Juan Pablo II te gustó más? ¿Qué
tendrías que hacer tú para imitarlo?
3. A ti también te agrada más ver que escuchar, te agrada más la
vida que la teoría. Piensa un serio y concreto propósito que
puedes llevarte de este campamento y proponte vivirlo para que
no sea sólo teoría.
Índice
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E
ra el año de 1799. Para ser cristiano hacía falta valentía
en la Francia de aquel tiempo. Era necesario ocultarse
para poder rezar porque los católicos eran perseguidos.
Pero Juan María, de tan sólo 13 años, parecía no darse cuenta.
Él sólo pensaba en prepararse de la mejor manera posible.
Quería estar muy atento y dispuesto para encontrarse con el
Anfitrión que recibiría por primera vez.
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Por fin llegó el día de la gran fiesta. Por fuera, Juan María
aparecía con el traje de siempre, para no llamar la atención de
los enemigos de la fe. Pero, dentro de él se escondía un corazón
abierto y preparado para una nueva amistad. Muy
disimuladamente, Junto con otros 14 niños, entró en una sala
que ocultaban varias carretas llenas de heno, para que no se
viesen los cirios encendidos que llevarían en sus manos.
A los pocos minutos el Anfitrión se hizo presente en el altar, y
Juan María lo recibió con gran alegría. Estaba tan contento que, al
final de la fiesta, no quería salir de aquel lugar. Desde aquel día
Juan María ya no era el mismo.
Cincuenta años más tarde, el Cura de Ars, como ahora se
conoce, recordaba con alegría aquellos momentos y le mostraba
a los niños el rosario que aún conservaba como recuerdo
precioso de aquel primer encuentro que se repitió durante
muchas veces en su vida.
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Piensa…
1. Para cambiar y ser como Jesús, ¿qué consideras que es más
importante: tu esfuerzo o la amistad con Él? ¿Por qué? ¿A qué
le das más importancia en tu vida?
2. ¿En estos días qué cosas te están impidiendo ser más amigo de
Jesús?
3. ¿Por qué este campamento puede ser también como una gran
JMJ?
4. ¿Qué puedes hacer tú para que el campamento tenga un
ambiente de amistad?
12. Su Vicario
Si desde arriba pudieras ver la gran multitud que asiste a una JMJ,
te podrías dar cuenta que las personas parecen pequeños puntitos
de colores. Si te fijas bien, hay un puntito blanco, tan pequeño como
los demás, pero que sobresale siempre. Es el Papa, el hombre de
blanco. Un hombre como nosotros, pero que viene en nombre del
Anfitrión, Jesús, para traernos su mensaje.
Es que Jesús se hace presente de muchas maneras en la JMJ.
Una presencia especial la realizará en la persona del Papa. Él
estará presente los últimos días de la JMJ. Los jóvenes le
recibirán y se reunirán junto a él en una Vigilia de oración. El
encuentro concluirá con la Santa Misa en la que millares de
obispos y sacerdotes y miles de jóvenes testimoniarán su fe
alrededor del Papa.
N
uestra fe nos enseña que el Papa es el Vicario de Cristo en
la tierra. Los hombres que no tienen fe quizás pueden ver al
Papa como una persona importante, influyente, que aparece
en la televisión y en los periódicos, pero no pueden verlo como lo que
realmente es. En cambio, quien tiene fe, cuando escucha al Papa sabe
que escucha al mismo Jesús, y cuando obedece al Papa está
convencido que obedece también a Jesús. Nuestra fe nos enseña que
Piensa…
1. La fe es necesaria para ver a Jesús en el Papa. ¿Qué cosas
pueden alimentar tu fe? ¿Qué cosas te hacen perder la fe?
2. ¿Cómo te puedes hacer más amigo del Papa?
3. ¿Qué podrías hacer tú para escuchar más al Papa y seguirlo?
4. ¿Cuál es la diferencia entre seguir al Papa Efectivamente y no
sólo Afectivamente?
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T
e voy a enseñar una nueva palabra: «Hyperión». ¿Sabes
de qué se trata? Es el árbol más alto del mundo. Más alto
que la Estatua de la Libertad y tan alto como un edificio
de 38 pisos. El Hyperión alcanza una altura de 115 metros y
puede alcanzar los 2.000 años de edad.
Es un árbol tan alto como fuerte, porque sus raíces se extienden
y se arraigan bien por una gran superficie del suelo alcanzando una
firmeza que le permite resistir los impetuosos vientos del cielo.
Además, la base del árbol es tan grande que se podría hacer un
túnel por en medio para que los coches crucen por debajo de él.
Pero el Hyperión no está sólo. Existen otros árboles
igualmente grandes alrededor de él. Lo sorprendente es que
usando la misma raíz, varios árboles crecen muy próximos entre
sí, de manera que cada uno se va desarrollando a medida que
aporta savia a los demás árboles que lo necesitan. ¿Te imaginas
cuánta fuerza tiene que tener la savia para que llegue hasta
arriba?
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Piensa…
1. Elige de la lista algún punto para practicar en este día la
humildad:
- No hables de ti mismo ni de lo tuyo.
- Deja que los otros se queden siempre con lo mejor y tú a lo
peor.
- No te vengues, devuelve siempre bien por mal.
- A la hora de recibir algo, elige el último lugar.
- Aprende a perder en silencio y con alegría.
- … Piensa en Jesús y completa la lista con algún otro punto
que te ayude.
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ecía el Papa Pablo VI: «El
hombre contemporáneo escucha
más a gusto a los testigos que a los
maestros, y si escucha a los maestros es
porque son testigos». La gente escuchaba a
gusto a Juan Pablo II porque era un
testigo, porque todo lo que decía lo vivía.
Uno de sus colaboradores más cercanos
comentaba: Juan Pablo II «era el mejor
testigo de lo que él mismo decía. Por eso su
ejemplo es su mejor herencia».
A lo largo de estas breves páginas has podido constatar que
Juan Pablo II era un hombre íntegro que vivía conforme a la
verdad que enseñaba. Sus palabras no eran teoría, sino vida. Él
era el primero que intentaba renovar su vida para convertirse. Él
mismo enseñaba: «No es suficiente “hablar” de Jesús; en cierto
modo hay que hacerlo “ver” con el testimonio elocuente de la
propia vida». Eso es lo que quería ser con todas sus fuerzas: otro
Jesús.
Hoy todavía nos dice: «Sed santos, amadísimos jóvenes,
porque lo que entristece al mundo es la falta de santidad. Los
santos en quienes os inspiráis siguen ejerciendo una atracción
extraordinaria, porque dedicaron sin cesar su existencia a
Cristo». Ahora él es uno de ellos y su vida nos atrae y nos
inspira.
Piensa…
1. La santidad también es para ti. Sólo hace falta proponérselo.
Dios siempre está dispuesto a ayudarte. ¿Cuáles crees que son
los medios que más te pueden ayudar para lograrlo?
2. ¿Qué aspecto de la vida de Juan Pablo II te gustó más? ¿Qué
tendrías que hacer tú para imitarlo?
3. A ti también te agrada más ver que escuchar, te agrada más la
vida que la teoría. Piensa un serio y concreto propósito que
puedes llevarte de este campamento y proponte vivirlo para que
no sea sólo teoría.
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