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Imaginemos por un momento que escribimos un discurso.

Pasamos días
plasmando nuestras mejores ideas y pensamientos, lo pulimos, lo leemos y
releemos hasta que nos parece perfecto. Llega el día en el que debemos
comunicarlo ante una gran audiencia y nuestro tono de voz es bajo, nos tiembla la
voz y nuestra postura es encorvada. Ahora nos encontramos en una situación muy
lamentable, no sólo porque pasamos días escribiendo ese discurso, sino que
además se ha perdido gran parte del mensaje que queríamos transmitir a causa
de nuestro lenguaje corporal. Pero ¿por qué ocurre esto?

Un estudio realizado por el investigador Albert Mehrabian reveló que, en una


conversación, la comunicación verbal transmite sólo un 7% del mensaje que
queremos comunicar; mientras que el otro 93% se lleva a cabo de forma no
verbal. La investigación detalla cómo un 38% se realiza por medio de
paralingüística, mientras que los restantes 55% son enteramente comportamiento
kinésico.

Sólo un 7% para el lenguaje verbal significa, que debemos aprender a transmitir


con nuestro cuerpo, lo que comunicamos con las palabras, para que el mensaje
llegue al público de la manera correcta y completa. Es por ese motivo que, en la
actualidad, muchas empresas invierten fondos para que sus empleados realicen
cursos de oratoria y de lenguaje corporal; en razón de que, en muchos cargos,
deben poder desenvolverse, comunicarse, transmitir liderazgo, llegar a sus
clientes, expresarse de forma adecuada, entre otros.

Conozcamos un poco más, sobre cómo el analizar el lenguaje corporal propio o de


las demás personas, pueden traernos grandes beneficios tanto para nuestra vida
diaria, como en los negocios.

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