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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

INTRODUCCION :

Se puede decir que los sindicatos son instituciones creadas como la historia lo
demuestra, para equilibrar las condiciones sociales entre el capital y el trabajo,
es decir como sabemos de antemano que el patrón tiene mayor capacidad
económica y que a través del tiempo la utilizó para aprovecharse de esa
condición e imponer requisitos laborales infrahumanos hacia los trabajadores
por los que éstos fueron explotados durante muchos años situación que
provocó la creación de los sindicatos. Hoy en día el sindicalismo a nivel
mundial se reviste de una importancia diferente a la que acostumbraba tener,
es decir ya no busca tan fervientemente la lucha con su empresa, sino que
ahora debe apoyar a la misma para que esta sea capaz de seguir compitiendo
a nivel global. En el derecho laboral existe la necesidad de soportar la
intervención del sindicalismo en la materia económica, de tal forma que su
participación en ese ambiente sea estimado desde dicho punto de vista, es
decir no sólo como el equilibrio entre los factores de la producción sino también
como una institución capaz de apoyar en el desarrollo de las empresas y
establecer como consecuencia una armonía laboral y la paz social que tanto se
añora en esas relaciones laborales. En este sentido se denota la importancia
que tienen los sindicatos frente a la globalización económica y la necesidad de
actualización frente a este marco de competencia tan generalizada donde la
renovación ya no es opcional sino obligatoria. Obviamente debe manejarse con
mucho cuidado este tópico para no hacer propuestas superfluas o
incoherentes. De igual manera quisiera mencionar que la competencia entre las
empresas mexicanas y las transnacionales se ha vuelto cada vez mas
dispareja, ya que mientras las extranjeras gozan de los beneficios que le dan
sus respectivos países en materia de estabilidad económica, las nuestras
tienen que pelear frente a las turbulencias financieras que las afectan
directamente en su capital, tomando siempre la cruda decisión del reajuste de

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personal como medio para solventar el mencionado desbalance. Creo que es


necesario que los trabajadores estén mejor preparados para soportar esas
inclemencias producto de la globalización, y no sólo se esta hablando de la
capacitación laboral, sino que también ahora es importante equiparar las
necesidades de los aumentos salariales con la de estabilidad laboral. En este
sentido pretendo justificar la intervención de sindicatos mejor preparados para
esta lucha internacional pero sobre todo que los líderes de los mismos sean
capaces de hacerles ver a los agremiados que hoy en día la competencia dejó
de ser doméstica para convertirse en global y que las necesidades que
históricamente se tenían como principales en las negociaciones del contrato
colectivo han pasado a segundo término. Ahora bien, es menester apuntar que
el sindicato es una institución de buena fe que tiene como principal objetivo el
de custodiar y defender los derechos de sus agremiados así como mantener el
equilibrio en el capital y el trabajo, por lo que se desprende la enorme
responsabilidad que tienen las personas que lo dirigen para que ésto sea
respetado, y no solo tratándose de defender a capa y espada la posible
violación de algún precepto en perjuicio del trabajador sino que ahora ya
también forma parte de esta responsabilidad el hecho de que son pieza
fundamental para la existencia del empleo, es decir, deben de estudiar las
condiciones que proponen al patrón, situación que anteriormente se dejaba de
lado en virtud de que no existía lo que llamamos Globalización. Finalmente
quisiera mencionar que la institución del sindicato ha sido una pieza
fundamental en la vida económica y social de nuestro país y que
probablemente al inicio del siglo XXI, continuo siéndolo por lo que será
necesario que se tome en cuenta la globalización en todo momento y que sean
los sindicatos y en específico sus líderes quienes decidan en beneficio de la
colectividad y de la empresa, considerando que el empleo hoy en día,
representa uno de los valores más preciados y sería inadmisible perderlo o
suspenderlo por una mala representación en la negociación colectiva

¿Cuánto cambió la capacidad de agencia de los sindicatos peruanos en el siglo


XXI? ¿Cuánto variaron sus dinámicas en un contexto de crecimiento

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económico y democracia? El argumento central es que en un contexto de


democracia y crecimiento económico (bajo el marco institucional del
neoliberalismo), los sindicatos experimentaron dinámicas paradójicas. Creció el
número de afiliados, pero también la fragmentación entre organizaciones de
trabajadores. Aumentó el número de huelgas y la capacidad de movilización
sindical, pero no el de convenios colectivos resueltos. Conscientes de
encontrarse en una sociedad distinta a la del siglo XX, algunos dirigentes
intentaron cambiar sus tácticas, pero su lenguaje continuó ligado al pasado.
Los evidentes límites de las reformas estructurales crearon el espacio para
nuevas luchas, pero no los métodos para ganarlas. En síntesis, la crisis de los
sindicatos parece haberse detenido, pero las rutas que tomará su recuperación
no son claras todavía.

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CAPITULO l

EVOLUCION DEL SINDICATO

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1. ANTECEDENTES HISTORICOS DEL SINDICATO

El sindicato, entendiendo por tal la organización asociativa de carácter laboral


constituida para la defensa de los interese de sus asociados y para la
regulación de las condiciones de trabajo, parece tener sus mas remotos –y
discutibles- antecedentes en la Antigüedad preclásica (Egipto, China, India) y
clásica (Collegia opifficium romanos, que alcanzan gran desarrollo en el siglo IV
de nuestra era). Con todo, los precedentes más significativos de los modernos
movimientos sindicales se encuentran en los compagnonnages medievales
constituidos por oficiales agrupados frente al monopolio de los maestros
corporados. Contrariamente a los que a veces se afirma, el sindicato no tiene
antecedente en el gremio; no es una derivación gremial, sino una reacción
antigremial.

2.EVOLUCION DEL SINDICALISMO

El sindicalismo surge como una expresión de la voluntad de compensar una


situación de poder monopolizado, por los empresarios, creando un poder
colectivo con el que hacer frente y neutralizar esa situación de monopolio. El
marco histórico en el que hace su aparición el sindicato es, pues, el marco de
las sociedades capitalistas en las que el poder social y económico de los

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empresarios ha tenido tradicionalmente un reconocimiento legal amplio y sin


reservas. Si, como crudamente ha escrito LASKI, con palabras especialmente
referibles a los primeros tiempos del sindicalismo, tanto la legislación como el
ejercicio del poder en una sociedad capitalista, están consagrados
esencialmente a apoyar a los patronos, no puede extrañar que uno de los mas
insistentes esfuerzos del movimiento obrero haya ido dirigido a la creación de
organizaciones de autodefensa en tales sociedades.

La actitud del poder publico frente al fenómeno sindical ha seguido


sucesivamente diferentes cauces: el de considerar el sindicato como una
asociación penalmente ilícita, tipificada en consecuencia como delito en todo
caso; el de admitir la legalidad de los sindicatos en ciertos supuestos; el de
reconocer tal legalidad con carácter general, elevando incluso a rango
constitucional la libertad sindical.

El sindicato ha acentuado su distanciamiento o aproximación respecto del


poder político según las épocas y, desde luego, según los Gobiernos que
encarnaran dicho poder. En ocasiones, este ha llegado a convertir al sindicato
en colaborador del Estado, e incluso a integrarlo, desvirtuándolo, en la propia
maquinaria estatal (caso típico: el sindicalismo soviético).

3. LA PROHICION ABSOLUTA DE LOS SINDICATOS

Los brotes iniciales de asociacionismo sindical, surgen como una de las


consecuencias de la primera revolución industrial, encontraron la cerrada
oposición del poder público, tanto en la Ancien Régime como después de la
Revolución.

A tal actitud de radical prohibición de los sindicatos obedecieron el Edicto


Turgot (1776) y el celebre Decreto de 14 – 17 de junio de 1791, informado por
Le Chapelier y conocido comúnmente con el nombre de Ley Le Chapelier, cuyo
articulo 1º vedaba el restablecimiento, bajo ningún pretexto, de las
“corporaciones de ciudadanos del mismo estado o profesión”. La prohibición de
los sindicatos ha de entenderse a la luz del extremado individualismo

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revolucionario que, inspirándose en ROUSSEAU, propugnaba la desaparición


de los “cuerpos intermedios” o “sociedades parciales”, situados entre el
individuo y el Estado.

La prohibición del asociacionismo profesional fue forzada al establecerse


sanciones penales –como las contenidas en el Código Penal de Napoleón
(1810)- contra los reos de los delitos de coligaciones y huelgas. De este modo
se completaba la proscripción del sindicalismo, y, en general, de las acciones
de la época, fuera del país de las leyes.

Ahora bien, lo que inicialmente fue oposición indiscriminada del Estado frente a
todo intento asociativo, cualquiera que fuese la condición y clase de los
asociados, se transforma pronto en pura prohibición de los sindicatos obreros.
Aparece así lo que los anglosajones han llamado el doublé standard, esto es, el
trato discriminatorio de las asociaciones obreras frente a las patronales. Las
leyes prohibitivas de las asociaciones profesionales fueron aplicadas por los
Tribunales cuando se trataba de enjuiciar acciones obreras, pero no cuando se
estaba ante coligaciones de empresarios. De este modo, mientras que la
asociación obrera constituía un delito de conspiración, la asociación patronal
era autorizada de hecho.

La actitud discriminatoria a que respondía el doublé estándar se reflejo en las


tres decisiones celebres, conocidas con el nombre de “trilogía de la Cámara de
los Lores”, y en las que se hacia patente la tolerancia hacia las acciones
colectivas empresariales y la intransigencia hacia similares acciones obreras.

4.EL RECONOCIMIENTO INICIAL DE LOS SINDICATOS

La actitud prohibitiva del Derecho frente al movimiento sindical no logro


extirparlo, ni siquiera debilitarlo. La pujanza de los sindicatos, a pesar de la
actitud de los poderes públicos, obligo a estos a revisar su propia posición y a
adoptar una actitud de mayor tolerancia hacia lo que, por encima de las
condenas oficiales, era un hecho consumado.

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Así en Francia el movimiento de tolerancia hacia los sindicatos obreros se inicia


en tiempos de Napoleón II con la Ley de 25 de marzo de 1864, por la que se
modificaban varios artículos del Código Penal relativos al delito de coalición. A
través de esa modificación, no toda acción colectiva obrera era constitutiva de
delito, como sucedía bajo el régimen de la Ley Le Chapalier, sino que se exigía
la presencia de actuaciones intrínsecamente dolosas para que surgiese el
delito de coalition. Este, según la reforma del Código Penal, solo resultaba
imputable a “quien, con ayuda de violencias, vías de hecho (acción directa),
amenazas o maniobras fraudulentas, provoque o mantenga, o intente provocar
p mantener una cesación concertada del trabajo, con el fin de forzar el alza o
baja de salarios o atentar contra el libre ejercicio de la industria o el trabajo”.

De este modo, al desplazarse la tacha de ilicitud que pesaba genéricamente


sobre al asociacionismo profesional hacia determinadas actividades colectivas,
tiene lugar el reconocimiento de la legalidad del sindicato. El propio año de
1864 es testigo de la creación del primer sindicato (chambre syndicale) legal, el
de los zapateros de Paris.

Análogo proceso de reconocimiento de los sindicatos se encuentra en el


Derecho anglosajón, donde la famosa sentencia del Chief Justice Shaw recaída
en el caso Commonwealth versus Hunt (1842) enjuiciaba los fines de una
asociación sindical con estas palabras: “la evidente intención de la asociación
es la de inducir a que se encuadren en ella quienes se dedican a la misma
profesión. Tal intención no es ilícita. No encontramos nada delictivo en que los
hombres concierten en el ejercicio de sus propios y reconocidos derechos, en
la forma mas conveniente a sus intereses”. La situación jurídica de las
asociaciones de trabajadores había dejado de ser la conspiracy, en aplicación
de las Combination Law de 1824 y 1825.

La misma evolución en pro del levantamiento de las prohibiciones penales se


observa en otros Ordenamientos: en el derecho alemán el reconocimiento de
los sindicatos obreros se produce al promulgarse la Gewerbeordnung del

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Reich, de 1869; en España, con el DL de 20 de noviembre de 1868 y la


Constitución de 1869.1

5.LA GENERALIZACION DEL RECONOCIMIENTO DE LOS SINDICATOS

A finales del siglo XIX comienzan a dictarse leyes en las que el sindicato es
reconocido sin restricciones. En Francia, la Ley Waldeck – Rousseau (1884)
deroga la Ley Le Chapelier y el art. 416 del Código Penal; en Gran Bretaña, la
Ley Sindical de 1871 pone punto final tanto a la consideración de los
sindicatos como organizaciones criminales cuanto a su simple calificación
como entidades civilmente ilícitas; en Estados Unidos, la Clayton Act (1914)
establece que “nada de cuanto se dice en la legislación “antitrust” podrá ser
interpretado en el sentido de prohibir la existencia o la acción de las
organizaciones de trabajo”, norma contemplada con la declaración de la Ley
anti–injunction Norris – Laguardia (1932) de que las actividades sindicales no
podrían ser objeto de interdicto (injunction).

La plenitud del reconocimiento del sindicato por parte del Estado se alcanza
cuando los derechos sindicales básicos son recogidos en la parte dogmática de
las constituciones. A partir de la Constitución mexicana de 1911, cuyo art. 123,
fracción XVI, dispone que “tanto los obreros como los empresarios tendrán
derecho para coligarse en defensa de sus respectivos intereses formando
sindicatos, asociaciones profesionales, etc.”, y de la Constitución alemana de
Weimar (1919) en la que se garantiza para todos y para cada profesión la
libertad de asociación encaminada a la defensa y exigencia de las condiciones
laborales y económicas (art. 159), la proclamación constitucional del derecho a
crear sindicatos y pertenecer a ellos aparece reiteradamente: la Constitución de
la Republica Federal Alemana de 1949, consagra el derecho de a “constituir
agrupaciones para la salvaguarda y el mejoramiento de las condiciones
laborales y económicas”; la Constitución francesa de 1958 deja subsistente la
declaración del Preámbulo de la Constitución de 1946, según la cual “todo

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OIT. Diálogo Social Introducción. Sitio web:
 http://www.ilo.org/public/spanish/dialogue/themes/sd.htm

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hombre puede defender sus derechos inherentes por medio de la acción


sindical, y adherirse a un sindicato libremente”; la Constitución italiana de 1947
proclama que “la acción sindical es libre”, etc. En España, la Constitución de
1978, como en su momento la de 1931, reconoce el derecho a la libertad
sindical.

Los Estados, en fin, no solo reconocen el derecho a la fundación y afiliación


sindicales, sino que elevan tales derechos al de carácter fundamentales dentro
de ola comunidad nacional. Los sindicatos no solo no se encuentran ya hors du
pay legal (fuera del país de las leyes), sino que aparecen reconocidos por las
normas de máximo rango jurídico y político.

6.INTEGRACION DEL SINDICATO EN EL SISTEMA INSTITUCIONAL

El sindicato, la antigua asociación ilícita penal y civilmente, ha pasado a ser


una pieza importante de la organización institucional, con notoria influencia
sobre la vida política, social y económica.

Tal fenómeno se advierte claramente en los diversos vigentes regímenes


sindicales, en el que los sindicatos, y en particular los más representativos,
reciben de la Ley numerosos apoyos: facultad de negociar convenios
normativos, disfrute de bienes de titularidad publica, obtención de
subvenciones con cargo a los presupuestos del Estado, fuerte presencia
institucional de los sindicatos mas representativos, tanto en organismos
públicos como en procesos normativos (pactos sociales, legislación
negociada), etc.

La misión reivindicativa, clásica del sindicato, coexiste así con una creciente
participación sindical en instituciones publicas, lo que no deja de producir
tensas contradicciones: el sindicato quiere ser oído y atendido (e incluso
financiado) por los poderes públicos, pero al mismo tiempo repudia todo lo que
pudiera parecer un compromiso con el poder.

7.HECHOS HISTORICOS RELACIONADOS CON LA ECONOMIA

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En el siglo pasado, las corrientes económicas del fordismo/taylorismo, han sido


las que han impulsado el crecimiento industrial en el mundo, bajo estos
sistemas económico-sociales, el trabajador es considerado como un ser móvil,
seriado, un insumo o recurso, empero ante las nuevas formas de producción
imperantes, la concepción de empresa, y el nuevo rol que le toca cumplir al
trabajador dentro de ésta, ahora es considerado como un colaborador
importantísimo en los nuevos sistemas de producción de las empresa y, lo que
es más, es considerado en la actualidad en el núcleo de toda empresa, y por
tanto ésta, deja de ser una empresa sustentada en la verticalidad en el
funcionamiento de la organización, para convertirse en una empresa
participativa, horizontal y democrática.

Los Sindicatos, en el mundo han tenido como práctica, a efectos de sustentar


fundamentalmente su poder, el de constituirse como tales, para afiliar al mayor
número de trabajadores, lo que significaba ejercer la mayor representación
frente al o los empleadores, ya se trate de sindicatos de empresa o sindicatos
de rama de actividad, o de oficios varios o de gremio y/o si se tratare de
organizaciones por el ámbito territorial, de región, del país o del mundo si así
fuere su ámbito; siendo que, uno de los rasgos más característicos ha sido el
de buscar crear condiciones remunerativas y de trabajo homogéneas entre los
trabajadores. Como se ha señalado el objeto central de las organizaciones
sindicales ha sido la búsqueda de mejoras salariales y mejoras en las
condiciones de trabajo, las que se encaminan a través del planteamiento de
peticiones colectivas y el ejercicio de la negociación colectiva, teniendo la
posibilidad de ejercer como instrumento de presión el derecho de huelga, no
obstante que su existencia también busca el estudio para el mejoramiento de
las condiciones de trabajo de sus agremiados y de sus familias y entorno
social.

Las organizaciones sindicales si bien es cierto que se constituyen en órganos


de lucha, también lo es, que han sido reconocidas por las Constituciones de
nuestros países y mediante los instrumentos supranacionales que reconocen la
vigencia del ejercicio de la libertad sindical, se constituyen también en sujetos

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

colectivos de un modelo democrático de relaciones colectivas que tienen un


papel protagónico en la construcción de una sociedad democrática y pluralista
que vela por los intereses colectivos y comunes que representan, frente a los
intereses económicos y políticos imperantes.

La importancia del sindicalismo, es pues un hecho incontrovertible, pues éste


ha cumplido un papel trascendental en los diferentes continentes del mundo,
pudiéndose afirmar que en toda sociedad bien organizada, existen sindicatos;
que esta institución se convirtió en el sujeto principal de las relaciones
colectivas de trabajo, al haberse demostrado que los sujetos del derecho del
trabajo no sólo son el trabajador y el empleador, sino que comprende a las
organizaciones sindicales; que desde su institucionalización, ha ejercido y
ejerce la función de auto tutela al administrar el cumplimiento de sus propios
intereses; y, por último el sindicalismo es un instrumento de democracia real y
económica dado su característica reivindicatoria y su función de auto tutela,
todo ello sustentado en el principio de la libertad sindical y en cuyo ejercicio se
establece una interdependencia con los demás derechos fundamentales, de
primera generación: civiles y políticos; de segunda generación: económicos,
sociales y culturales y de tercera generación: de solidaridad, derecho a la paz y
medioambientales2

Que no obstante ello, el sindicalismo vienen enfrentando una serie de aspectos


que desafían su existencia y real vigencia, consecuencia de no haber
desarrollado el aspecto del estudio y propuesta para el mejoramiento de las
condiciones de sus integrantes y de su entorno, que podemos precisarlos en
los siguientes hechos históricos:

a) Las organizaciones sindicales no afilian a desempleados, solo lo hacen


respecto de quiénes efectivamente tienen un puesto de trabajo que garantice el
aporte a la organización, por ser ese el sustento de toda organización, y como
podemos apreciar como consecuencia de la imperante y necesaria utilización
de la innovación tecnológica, en el mundo, esta está muy lejos de generar

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CONSEJO NACIONAL DE TRABAJO Y PROMOCIÓN DEL EMPLEO

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

empleo, todo lo contrario seguirá generando mayor desempleo, más


desocupados y subempleo;

b) El proceso de globalización económica a dado lugar a que los alcances de


la estabilidad laboral se limiten, flexibilizándose la contratación laboral,
precarizándose los puestos de trabajo, dando lugar a que los trabajadores
temporales, a efectos de mantener su permanencia en el empleo, no muestran
interés en sindicalizarse, lo que ha generado que aquel principio de solidaridad
fundamento de la asociación u organización sindical, sea desplazado por el
individualismo; a lo que hay que sumar los efectos que viene generando la
tercerización de la economía, sobre todo en los países que basan su economía
en actividades extractivas, dando como consecuencia que la afiliación sindical
ha decrecido y por tanto la organización sindical a devenido en carente de
capacidad de convocatoria, de negociación y de solvencia económica, pues el
sustento de la organización sindical evidentemente radica en los aportes de sus
afiliados;

c) Es histórico que ejercitar la libertad sindical importa un evidente sacrificio,


de los afiliados al sindicato, y así mismo, los sindicatos no han puesto en
práctica el diálogo sino por el contrario ha privilegiado al conflicto, como señala
Efrén Córdova, en “Tendencias de las Relaciones Laborales en América
Latina” Análisis Laboral (1985, pág.8), “el sindicalismo adoptó el modelo
francés “impugnador, impregnado de influencias ideológicas y de vocación
extra laboral”; pero en la actualidad, los trabajadores no están muy dispuestos
a seguir sufriendo más sacrificios, valoran las ventajas que trae el diálogo
social ante las graves consecuencias de la confrontación, lo que
evidentemente, ya ha quedado demostrado que no solo genera un positivo
clima laboral al interno de la empresa sino que éste trasciende favorablemente
a la sociedad;

d) La informalidad constituye otro factor que ha llevado a la crisis del


sindicalismo, pues siendo que el sector formal es el que efectivamente le ha
dado sostenibilidad al sindicalismo, por la usual forma de reclutamiento que ha

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

utilizado y, teniendo en cuenta que en muchos países de América Latina, la


informalidad supera el 60%, y 70% definitivamente que los sindicatos no han
tenido la posibilidad de afiliar más trabajadores.

Es por ello, que resulta imperativo que las organizaciones sindicales, reordenen
sus estrategias de convocatoria, de reclutamiento y de capacitación para ser no
solo más eficientes en la defensa de los intereses de sus agremiados sino para
cumplir eficazmente la función de defensa de los derechos e intereses de sus
afiliados acorde con los nuevas formas y sistemas de producción y, por tanto,
deberán abordar en la actualidad los siguientes desafíos:

a) Los sindicatos tienen que ser más creativos generando nuevos modelos
para sus organizaciones, que les permitan captar y representar a quienes
carecen de un empleo formal, ya sea porque se encuentran como
independientes, se encuentren dentro de la informalidad, o por estar
desempleados; deberán asimismo, virar su atención a la captación de aquellos
trabajadores que se encuentran comprendidos en la pequeña y micro
empresa, que es en donde mayormente se genera empleo, de tal manera que
se debería orientar a constituir un sindicalismo que pueda reunir a todos los
grupos de trabajadores dispersos, esto es, que se genere un sindicalismo de
escala, -como lo señala el maestro M.Pasco C., en: “El Futuro de los Sindicatos
en el siglo XXI” (2010)-, que les permita a todos acceder a los beneficios y
condiciones que hoy sólo está reservado para quienes tienen una colocación
laboral.

b) Los sindicatos, deberán de asumir con sumo pragmatismo el hecho de que


en la actualidad, la doctrina económica que predomina es la de apertura o de la
libertad de mercados, la liberación arancelaria, la globalización de la economía
y la conformación de grandes bloques económicos regionales y
transnacionales, que ha generado el individualismo sustentado en la
competitividad, dejando de lado los sistemas colectivistas de uniformidad y
homogeneidad, para priorizar la diversificación, en ese sentido resulta oportuno
que las organizaciones sindicales dirijan sus pretensiones de mejoramiento de

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

sus condiciones de trabajo, mediante la negociación colectiva, a la mayor y


mejor capacitación profesional y tecnológica de acuerdo a su desarrollo
territorial, no sólo respecto de los derechos socio laborales de sus agremiados,
sino del de sus familias y entorno social, preocupándose por ofrecer servicios
sociales, asistenciales, recreativos, legales, que pueden constituirse como
consecuencia de planteamientos formulados desde la organización sindical,
propugnando así un desarrollo sostenible del grupo humano que conforman.
Solo así, se podrá garantizar un desarrollo humano equilibrado y se garantizará
asimismo una acción colectiva que por ende le dará sostenibilidad al
sindicalismo.

c) De otro lado es necesario que las organizaciones sindicales sepan negociar


la posibilidad de ofrecer a sus agremiados una mejor capacitación técnica y
profesional por ende una mejor y mayor educación, poniendo al servicio de los
mismos los avances de la tecnología y de los medios de comunicación de
última generación que permitan a todos ostentar una calidad profesional y
técnica acorde con los avances de la ciencia y la tecnología, de este modo se
desterraría, o mejor, no se dejaría que avance, ese espíritu individualista que
se viene gestando y que hace que los sindicatos cada día se hagan menos
atractivos, por haber reducido su ámbito de acción a solo conquistas
remunerativas y de condiciones de trabajo que se diluyen en el tiempo. Es así
que debemos estar atentos a la advertencia que hace Mario Riccardi, citado
por el Mario Pasco, en su artículo: “El Futuro de los Sindicatos en el Siglo XXI”
(2010, pág.138,Rev. Ius Veritas), cuando señala: “el paso de una estrategia
predominante homogeneizante a una que tiende a acoger y representar las
diferencias, corre el riesgo de hacer oscilar demasiado bruscamente el péndulo
sindical de un extremo al otro, del generalizado compartir la ideología de la
igualdad a la extemporaneidad de los más diversos impulsos reivindicativos.
Es, sin embargo, previsible que el futuro del sindicato dependerá del éxito de la
búsqueda de un punto de equilibrio entre estas dos exigencias contrapuestas y
que de esto dependerá, a su vez, de la disposición de eficaces vías de
comunicación democrática entre representantes y representados y de la

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

existencia de un aparato sindical culturalmente preparado y no excesivamente


burocratizado”. 3

d) Usualmente la propuesta de las negociaciones han sido formuladas a


iniciativa de los trabajadores debidamente representados por sus
organizaciones sindicales, es decir, todas las negociaciones colectivas de
trabajo, se iniciaban a instancia de la parte laboral, por medio de sus
sindicatos; ya, en algunos regulaciones jurídicas se concedía a los
empleadores la posibilidad de plantear vía negociación colectiva, la posibilidad
de la reducción de personal por razones económicas, tecnológicas o de fuerza
mayor, pero jamás se imaginaba la formulación de un planteamiento negocial
desde la parte empleadora referida a derechos sociolaborales o condiciones de
trabajo, hoy en cambio ya es frecuente que las empresas planteen la
renegociación de las cláusulas normativas de los convenios colectivos de
trabajo, a efectos de que éstos se adecuen y/o acondicionen a las nuevas
formas, sistemas productivos y tecnología laboral vigente.

e) Tradicionalmente la negociación colectiva de trabajo se ha centrado en


argumentaciones de posiciones que no buscan las conciliación de las mismas,
sino que por el contrario persiguen su asentamiento y mayor divergencia, en un
afán de reivindicación y de lucha permanente, esto es, que no se concebía la
posibilidad de que ambas partes del conflicto puedan salir victoriosas luego de
un conflicto o negociación, en tal sentido, es necesario que las organizaciones
sindicales conciban como una posibilidad, ante los cambios de los sistemas de
producción, la de negociar en virtud a intereses, a objetivos específicos y a
buscar ganancias para ambas partes, para ello es indispensable que los
dirigentes sindicales y los integrantes de todas las organizaciones sindicales se
preparen, se capaciten, en el manejo de los instrumentos de la negociación.
Siendo además prioritario que al sindicato no sólo se le conciba como una
institución que vele por los intereses y condiciones de trabajo de sus
agremiados, sino que además se le conciba como una institución de

3
ISHIKAWA, Junko. Aspectos clave del diálogo social nacional: Un documento de referencia sobre el
Diálogo social. Ginebra: OIT, 2003. 96 págs

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

colaboración, de apoyo y porque no decirlo de cooperación del empleador y la


empresa, sin que ello signifique que tengan que abdicar de sus principios y
razón de su existencia, pero lo que si hay que tener claro, que si bien cada una
de las partes de la relación laboral, tienen intereses particularísimos, también lo
es, que tienen o deben de tener objetivos comunes en lo que a producción se
refiere; así las cosas, y debiendo entender la apertura con la que deben actuar
los sindicatos ante el sector empresarial, lo que significa un definitivo cambio
de actitud, es indispensable generar un espacio de confianza que permita la
formulación de planteamientos que sean asumidos por las partes, respecto de
los cuales ambos adquieran el compromiso de sus respectivos cumplimientos.
Para conseguir todo ello, es importante la capacitación permanente de los
integrantes de las organizaciones sindicales, no sólo para mantener a sus
agremiados, sino para conseguir mayor número de afiliaciones, a quienes
podrán garantizarles, mejores condiciones salariales y de trabajo, y asimismo,
capacitación profesional y técnica y, de otro lado garantizarles que en virtud al
diálogo social, es posible conseguir mejores condiciones remunerativas y de
trabajo, y servicios sociales en beneficio de las familias de los agremiados y de
su entorno. Constituye una de las formas de garantizar ello, la instalación de
Consejos Regionales y/o locales de Trabajo, integrados por la representación
trabajadora y empleadora, bajo la conducción de la representación Estatal e
instalación de Mesas de Diálogo Paritarias Permanentes, integradas por la
representación empleadora y trabajadora, en cada centro de trabajo; todo ello
permitirá una atención prioritaria e inmediata del nivel de conflictividad,
regional, local y de empresa respectivamente, generando del mismo modo una
conducta de previsión de los mismos, y un relativo estado de paz laboral, que
definitivamente beneficia a ambas partes, además de que estos entes podrían
o deberían convertirse en órganos formuladores de propuestas normativas y de
control de la aplicación de las normas existentes, en razón de que deben
concebirse como órganos de colaboración o cooperación del sistema
productivo

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

CAPITULO ll

ROLES DEL SINDICATO EN EL


SIGLO XXl

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

8. CRECIMIENTO ECONÓMICO, DEMOCRACIA Y SINDICATOS

Los impactos de las políticas laborales durante el gobierno de Alberto Fujimori


pueden sintetizarse en tres elementos. Primero, las reformas económicas
causaron miles de despidos y un aumento de la informalidad. Como
consecuencia de ello, la tasa de sindicalización pasó del 18,4% al 4,7% solo en
el periodo 1991-1997.

Segundo, la Ley General de Trabajo redujo la función protectora del Estado


en las relaciones laborales e impuso trabas a las organizaciones de
trabajadores, así como al derecho a huelga. Entre 1996 y 2000 se pasó de 219
a 37 huelgas anuales a nivel nacional (Perú-MTPE, 2012). Finalmente se
impulsó una política de intimidación que no solamente deslegitimó a los
sindicatos como actores centrales para la defensa de los trabajadores, sino que
incluyó amenazas y asesinatos a algunos de sus principales líderes.

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

Entre otros resultados, se pasó de 170 nuevos sindicatos y 50 cancelados en


1993, a 41 cancelaciones y 38 nuevos sindicatos en 2000. Por otra parte, junto
a la reducción en el número de huelgas, también la cantidad de convenios
colectivos se redujo, pasando de 1.792 en 1990 a 418 en 2.000 (Perú-MTPE,
2001). El movimiento sindical terminaba el siglo pasado deslegitimado ante la
opinión pública, con sus bases debilitadas y sin ninguna capacidad para ejercer
contrapeso a las reformas neoliberales.

Al menos parte de la situación anterior parece haber cambiado en la última


década. Debido al crecimiento económico que experimento Perú, aumentó el
número de trabajadores sindicalizados. Entre 2001 y 2012 el PBI creció en un
5,86% anual (Perú-BCR, 2013), al tiempo que la informalidad se redujo en 8%
entre 2001 y 2011. Siendo esta una de las tasas de crecimiento más altas en la
región, la base sobre la que los sindicatos actuaron fue mucho mayor a la de
los años noventa.

En términos políticos, este proceso tuvo lugar bajo condiciones distintas a las
de otros periodos en los que el número de trabajadores sindicalizados creció.

Sin una izquierda orgánica, debilitadas las principales centrales sindicales y sin
ninguno de los tres gobiernos en el poder entre 2001 y 2013 buscando afianzar
alguna alianza con los sindicatos, las condiciones del crecimiento sindical no
fueron alentadas desde el poder cuanto una consecuencia del dinamismo
económico. De hecho, el crecimiento tuvo tal dinamismo que fue más rápido
que la tasa sindicalización.

Para comprender el desfase entre crecimiento en número absolutos y


reducción en números relativos, es necesario tener en cuenta la combinación
de dos elementos cruciales.

Primero, la continuidad del modelo de desarrollo iniciado en los noventa y


caracterizado por su énfasis en la exportación de materias primas por sobre el
desarrollo de un mercado interno), lo cual favoreció el desarrollo de solamente
algunos sectores económicos. Entre 2001 y 2012, las exportaciones pasaron

20
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

de siete a cuarenta y cinco millones de dólares. En promedio, las materias


primas fueron el 75% de estas exportaciones y, dentro de ellas, los minerales
fueron la principal exportación. En el mismo periodo, más del 53% de
exportaciones peruanas fueron minerales (Perú-BCR, 2013). Junto a esta
industria crecieron también la agroindustria y los textiles, gracias a tratados de
libre comercio firmados con países como Estado Unidos. Ambos sectores
generaron más del 55% de las exportaciones no tradicionales entre 2001 y
2012 (Perú-BCR, 2013). A nivel de industrias orientadas al mercado local, las
que mayor dinamismo experimentaron fueron construcción civil – que triplicó su
producción entre 2001 y 2012 – y comercio.4

Segundo, una legislación laboral que, salvo pocas modificaciones, continuó


siendo la misma de los noventa. De este modo, incluso en un sector tan
dinámico como el minero, con los altos incentivos para la sindicalización debido
a la repartición de utilidades, la tasa de sindicalización descendió del 20% en
2001 al 16% en 2012. Debido a la ley sobre intermediación laboral, menos del
50% de trabajadores en esta industria son empleados directamente por las
empresas mineras (MINEM, 2013). La situación fue todavía más difícil en el
caso del sector textil y agroindustrial, en los que, en el marco de la Ley de
Exportación No Tradicional, sindicalizarse resultó muy difícil.

De este modo, aunque la sindicalización aumentó, esta se dio de manera


limitada respecto a ciertos sectores económicos y, dentro de ellos, respecto de
las leyes que permitían que los trabajadores se organizaran. Es sintomático
que una de las luchas laborales que más espacio ganó en la opinión pública se
centrase no en la discusión de un convenio colectivo, sino en el derecho a la
sindicalización de un grupo de trabajadores. La empresa Topy Top,
mencionada usualmente para celebrar el “emprende durismo peruano”,
ejemplifica los paradójicos efectos del neoliberalismo en el Perú: crecimiento
económico y aumento en la tasa de empleo enlazado con la violación
sistemática de los derechos laborales.
4
Actividades 2004, OIT/Proyecto "Fortalecimiento de los mecanismos institucionales para
el diálogo social", Lima, 2005.

21
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

Los sindicatos no fueron capaces de revertir legal o económicamente los


efectos de los noventa: el lento aumento del salario mínimo; la reducción de los
derechos laborales; y el aumento de la brecha entre salarios y excedentes del
capital son algunos indicadores que permiten subrayar los frágiles logros del
sindicalismo en el Perú. Respecto de la relación entre salario y excedentes del
capital, es llamativo que, no solo no se dio un cambio, sino que la
concentración del ingreso aumentó en la última década.
Dado que es uno de los mecanismos cruciales que utilizan los sindicatos para
mejorar sus derechos laborales, analizar las dinámicas de la negociación
colectiva resulta de utilidad para entender las dinámicas de las organizaciones
de trabajadores en el Perú.

Antes de ello, cabe precisar que solamente los trabajadores de dos sectores
pueden negociar por rama de actividad – esto es, a nivel de toda una industria:
los de construcción y los portuarios. En cambio, en las demás industrias las
negociaciones se dan a nivel de empresa, lo cual significa que cada sindicato
presenta sus pliegos de reclamo directamente ante su empleador.

El aumento en la intervención estatal no se debió a un cambio en la Ley de


Relaciones Colectivas de Trabajo, sino que fue consecuencia de un mayor
intervencionismo de quienes estuvieron a cargo del MTPE. No se trató tanto de
una intervención que respondiera a políticas laborales institucionalizadas, sino
a intereses particulares, implementados con el apoyo del Estado.

De esta manera, ante el crecimiento del número de trabajadores sindicalizados


y de pliegos de reclamos presentados, los gobiernos de la última década
optaron por la continuidad institucional – no se cambiaron las reglas de juego
de las relaciones laborales – y el aumento de sus intervenciones en casos
específicos, en particular en aquellos que llegaron a los medios de
comunicación, o en los que las huelgas amenazaron la producción de
minerales en el país

Para terminar con este panorama general sobre las dinámicas de los sindicatos
peruanos es necesario analizar uno de sus mecanismos de protesta más

22
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

institucionalizados: la huelga. En promedio, 91,6% de estas fueron declaradas


ilegales entre 2001 y 2012. Esto es solo un 2,5% menos que el porcentaje de
huelgas ilegales entre 1995 y 2000. La actitud del Estado hacia la huelga, a
pesar de haber pasado tres gobiernos democráticos, parece seguir siendo la
misma de los noventa: prohibirla en la mayoría de los casos. Los diversos
requisitos que impone la legislación peruana a la huelga vuelven a esta
estrategia peligrosa para los sindicatos, pues existe la posibilidad de despido.

Debido a ello, la mayoría de trabajadores fueron a huelga por dos días como
máximo, pues de ese modo no podrían ser despedidos por la empresa bajo el
argumento de “faltas injustificadas”: del total de huelgas ocurridas entre 2000 y
2010, el 64% tuvieron una duración de 1 y 2 días. La ley fue suficiente para
mantener a la mayoría de los sindicatos bajo control. De hecho, la violencia o
represión que caracterizaron a otros conflictos no han aparecido en el caso de
los laborales.

Pero no porque los trabajadores estuvieran satisfechos. Tras tres décadas de


crisis económica, la represión no parece necesaria cuando es posible
amenazar con despidos arbitrarios a los trabajadores sin que el Estado haga
mucho por evitarlos.

9. ESTRUCTURA Y CULTURA DEL SINDICALISMO PERUANO EN EL


SIGLO XXI

En contraste con la sección anterior, en esta no se enfatizan las relaciones


entre sindicatos y contexto, sino que se analizan las principales dinámicas del
sindicalismo peruano en la última década, intentando describir sus principales
cambios y continuidades.

23
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

El principal inconveniente para ello es la heterogeneidad que existe en las


organizaciones de trabajadores y la falta de información bibliográfica sobre sus
características. La estructura, identidad política y culturas organizacionales
varían dependiendo la industria a la que cada sindicato pertenece, las
particularidades socio-demográficas de sus miembros y el espacio geográfico
en el que actúan. Lamentablemente no se dispone de encuestas a nivel
nacional o de otras fuentes cuantitativas sobre las características de las
organizaciones de trabajadores. Más aún, la producción académica respecto
del sindicalismo ha sido casi inexistente luego del año 1995, salvo por algunos
artículos de opinión en revistas laborales.

Estructura: Los nuevos sindicatos

Antes se afirmó que el crecimiento económico sentó las bases para el aumento
de los trabajadores sindicalizados en el Perú. Pero este crecimiento a partir del
año 2001 no implicó una mayor coordinación entre estos o el fortalecimiento de
un movimiento sindical a nivel nacional. De hecho, varios de los nuevos
sindicatos aparecieron fuera de – o incluso en contraposición con – la principal
central de trabajadores del país.

Aunque cada sector económico tiene dinámicas específicas, es importante


subrayar los elementos en común entre aquellos sindicatos que apostaron por
salir de la estructura de la CGTP. Los casos de construcción, textiles y
comercio son importantes por el nivel de atención pública que recibieron, pero
sobre todo por el tipo de indicios que dan sobre lo que ha venido ocurriendo
con los sindicatos peruanos. A continuación se describe cada caso, para
después analizar sus elementos en común e implicancias. 5

En un contexto de incentivos económicos por el crecimiento de la industria y de


apoyo político por parte del Partido Aprista – que trataba de debilitar a la CGTP
–, desde 2007 cientos de comités de obra intentaron negociar directamente con
las empresas de construcción, al margen de los acuerdos obtenidos por la

5
Actividades 2005, OIT/Proyecto "Fortalecimiento de los mecanismos institucionales para
el diálogo social", Lima, 2006.

24
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

Federación de Trabajadores en Construcción Civil del Perú. Para ello se


organizaron a través de sindicatos, formalizando estas organizaciones ante el
MTPE. La CGTP, desbordada ante la cantidad de obras de construcción en el
país, fue incapaz de ejercer un control de la fuerza de trabajo en las nuevas
obras, por lo que otros operadores políticos – miembros de la federación de
trabajadores de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), o ex
miembros de la propia FTCCP – comenzaron a crear nuevas organizaciones.
Esta situación generó competencias entre sindicatos para obtener ya no solo
mejores salarios, sino puestos de trabajo en las obras. En un marco de
crecimiento económico, cientos de jóvenes de barrios populares se
sindicalizaron no solo para mejorar la relación laboral, sino para conseguir un
trabajo, al tiempo que bandas de delincuentes vieron en los sindicatos la
oportunidad para chantajear a los empresarios del sector.

Cultura: Girando alrededor del Estado.

Respecto de la cultura sindical, esta mantuvo su tendencia a depender del


Estado para pensar sus estrategias, fueran estas de corto plazo – por ejemplo
cuando un sindicato de empresa inició una negociación colectiva – o de largo
alcance – por ejemplo en la discusión sobre la Ley General de Trabajo. Esta
tendencia no es nueva en el caso de los sindicatos peruanos o
latinoamericanos. Por el contrario, a través de partidos políticos de izquierda o
gobiernos populistas, los sindicatos tendieron a privilegiar la negociación con el
poder de turno por sobre el establecimiento de estrategias autónomas para
presionar a las empresas o Estado.

Desde aproximadamente 1970, los sindicatos peruanos utilizaron el clasismo


como marco cognitivo desde el cual cualquier estrategia fue pensada. Desde
este, el Estado se entendía como un campo de batalla con las clases
dominantes, por lo que, cuando las estrategias de toma del poder – fuera a
través de elecciones o de las armas – fracasaron, el enfrentamiento entre
sindicatos y Estado – a través de sus fuerzas armadas o de la policía – se
tornó inevitable. El sindicalismo clasista, vinculado estrechamente a los

25
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

partidos radicales de izquierda, tuvo como principal contraparte no a las


empresas privadas, sino al Estado. Era desde él que una negociación colectiva
podía resultar favorable y desde donde cualquier posible victoria podría
conseguirse.

El clasismo inició su crisis en principios de los años ochenta la misma que


continuó durante los noventa. Sin embargo, aun cuando el clasismo dejó de
articular una interpretación politizada sobre el país, los sindicatos continuaron
viendo en el Estado al interlocutor clave para lograr sus objetivos. Lo anterior
no podría ser comprendido sin tener en cuenta el intervencionismo que
caracteriza a la legislación laboral peruana. Sin embargo, es justamente en
respuesta a este intervencionismo que los sindicatos podrían haber utilizado
diferentes estrategias, como ha ocurrido en otros escenarios en América
Latina, en donde otras más autónomas se han dado en los últimos años. Ello,
sin embargo, no parece haber ocurrido con los sindicatos peruanos, como se
puede apreciar en tres niveles de su accionar.

De acuerdo con las bases de datos de las Direcciones Regionales de Trabajo y


Promoción del Empleo, y las de la Dirección General de Trabajo, quienes con
mayor frecuencia solicitan la intervención estatal a través de conciliaciones y
extra procesos son los sindicatos. Al describir las tendencias respecto a cómo
se han venido solucionando los pliegos de reclamo en la sección anterior, se
señalaba que los convenios solucionados a través de estos mecanismos
aumentaron en casi 10% en la última década. Algunos funcionarios públicos
encargados de intervenir en los conflictos laborales afirmaron que “cada vez
que el sindicato siente que no puede negociar, recurre a nosotros…siempre
esperan que nos pongamos de su lado” .

Aunque este tipo de intervenciones no son negativas, pueden resultar


arriesgadas tanto para el empleador como para los trabajadores en un contexto
de debilidad institucional. Nada asegura que los funcionarios públicos resulten
actores neutrales durante la negociación. Por el contrario, ya que dependen de

26
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

autoridades políticas, pueden ser sometidos a presiones y denuncias por parte


de cualquiera de las partes.

Esta tendencia a depender del Estado va más allá de solicitar constantemente


su intervención en la negociación: incluso las estrategias utilizadas cuando el
diálogo ha fracasado recurren al Estado como eje de la acción. De este modo,
cuando un sindicato decide organizar una huelga o un plantón para expresar
sus demandas, es común que lo haga frente de alguna oficina del MTPE. Un
mecanismo potencialmente poderoso como la movilización de los trabajadores
queda entonces reducido a los espacios del Estado. Una sistematización de los
informes sobre los conflictos laborales registrados por la Defensoría del Pueblo
entre 2007 y 2011 muestra que la mayor parte de los plantones realizados por
demandas laborales a empresas privadas se realizaron frente a instancias
6
públicas más que frente a la misma empresa.

La mayoría de las acciones emprendidas por la CGTP y otras federaciones


sindicales recurrieron constantemente al Estado y a lo que podría hacerse
desde su interior en términos legislativos. Por ejemplo, en el caso de la
propuesta de una nueva Ley General de Trabajo, se participó en las
discusiones con empresarios y funcionarios públicos durante más de 10 años,
sin lograr ningún resultado concreto respecto a la misma. El Consejo Nacional
de Trabajo y Promoción del Empleo ha sido un espacio de concertación donde
las centrales sindicales no consiguieron los cambios esperados.

Haberse concentrado en él más que, por ejemplo, en la elaboración de un


escenario que pusiera énfasis en la negociación colectiva, el aumento de la
tasa de sindicalización, o los lazos con otros movimientos sociales, muestra
hasta qué punto la dirigencia de las centrales sindicales privilegió una
estrategia centrada en las instituciones estatales: “el poner el acento en la
reforma jurídica, dejaba al Estado como el principal interlocutor del reclamo
gremial, librando a los empresarios de toda responsabilidad”.

6
Actividades 2004, OIT/Proyecto "Fortalecimiento de los mecanismos institucionales para el diálogo
social", Lima, 2005.

27
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

En un contexto en el que el Estado cambió sus funciones respecto de la


relación entre capital y trabajo, los límites de una estrategia basada en lo que él
puede hacer se tornan evidentes. Ello no implica que no deba haber campañas
a favor de cambios en la legislación laboral o por el aumento del salario
mínimo. Pero sí significa que estas luchas no necesariamente deben depender
únicamente de este nivel. De hecho, durante los últimos 15 años ha venido
apareciendo una literatura acerca de las campañas comprehensivas y la
importancia de apelar a nuevos tipos de estrategias de negociación en un
mundo globalizado

10. SEGÚN MARIO DE LA CUEVA EL ORIGEN LOCAL DE LA


ASOCIACION PROFESIONAL

Según el tratadista mexicano MARIO DE LA CUEVA, la asociación profesional


tuvo origen como organismo eminentemente local. En cada empresa se fueron
formando asociaciones para conquistar mejores derechos y condiciones de
trabajo más satisfactorias para la condición humana de sus miembros. Fue el
suyo un fin económico y local. Un fenómeno que se hizo necesario por cuanto
el Estado liberal garantizaba la propiedad privada olvidando a los hombres, ya
que no tenían derecho a la existencia económica y social. La unión fue la forma
urgente para protegerse y hacer justicia por su propia mano.

En sus orígenes fue un organismo local frente a cada empresario, y para lograr
los acuerdos colectivos de trabajo, en la segunda mitad del siglo XIX comenzó
la transformación de la asociación profesional. Las huelgas se hicieron mas
frecuentes, y, por la identidad de propósitos entre los trabajadores, nacieron las
huelgas de solidaridad, las cuales imprimieron a las asociaciones un carácter
mas efectivo para lograr los objetivos de mejoramiento en las condiciones de
trabajo. Se unieron los organismos locales transformándose en uno de industria
o gremial. El proceso continuo hasta constituirse las federaciones y las
confederaciones.7
7
http://www.ilo.org/public/spanish/dialogue/themes/sd.htm

28
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

En las continuas luchas de la clase trabajadora contra la fuerza empresarial,


puesto que el derecho del trabajo era de vital urgencia, se comenzó a pensar si
no seria mejor y más efectivo buscar la transformación del sistema imperante,
para lograr la justicia social perseguida con perseverancia ilimitada. Las
doctrinas sociales se ligaron a los movimientos de los trabajadores, naciendo
de esa unión el sindicalismo que, según el autor antes mencionado, es la teoría
y la practica del movimiento obrero sindical encaminadas a la transformación
de la sociedad y del Estado. Tenemos, pues, que la asociación, de organismo
local en un principio, se convirtió en un cuerpo económico-político, es decir,
que la asociación sindical pretende la transformación del mundo económico y
político. El sindicalismo, en resumen, es una consecuencia necesaria de la
desigualdad social, y no terminara sino con el restablecimiento de la justicia.

V. El sindicalismo internacional

El movimiento sindical, desde su origen, se esforzó por unirse a escala


internacional. La Revolución de Octubre provoco la ruptura de la Internacional
Sindical en dos movimientos rivales, cuyos centros se localizaron en
Ámsterdam y en Moscú. La finalización de la Segunda Guerra Mundial trajo
esperanzas de unión en una federación única: en 1945 se fundo en Paris la
F.S.M. (Federación Sindical Mundial). Pero la unidad duro lo que duro la
Entente entre los Aliados. A partir de 1947, el fenómeno escisionista se
extendió en el ámbito en el ámbito internacional. Los sindicatos anglo –
americanos se retiraron de la F.S.M. y fundaron la Confederación Internacional
de Sindicatos Libres (C.I.S.L.). En Occidente, solo la C.G.T. francesa y la
C.G.I.L. italiana permanecieron en el seno de la F.S.M. La división fue más
política que geográfica. Una tercera confederación surgió agrupando a los
sindicatos cristianos: la C.T.S.C.

ORIGEN DE LA ASOCIACION PROFESIONAL EN AMERICA LATINA

29
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

Los esfuerzos de organización son de fecha relativamente reciente y apenas se


remontan a las ultimas décadas del siglo pasado. Al principio no tuvieron otro
objeto que ayudar a los compañeros necesitados. En la Argentina, la
inmigración procedente de Europa (alemanes, españoles, franceses, italianos,
etc.) dio un gran impulso a esas organizaciones, infundiéndoles un espíritu de
unión y de lucha en defensa de sus intereses.

En 1882 se fundo el club Vorwarts, con objeto de realizar el programa


socialista. En 1890 se creo la Federación Obrera de la Republica Argentina.
Solo hasta principios del siglo XX las organizaciones obreras tuvieron un
propósito netamente sindical. Con este objeto se fundaron la Federación
Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) y la Unión General de Trabajadores. La
Unión Sindical Argentina fue creada en 1922, contando con cerca de 400
asociaciones de trabajadores. La Confederación Obrera Argentina fue creada
en 1930, con unos 90.000 afiliados. Estas dos últimas agrupaciones se
fusionaron, naciendo la Confederación General del Trabajo (C.G.T.)

Además de las organizaciones creadas en la Argentina, adquirieron


importancia especial la Confederación de Trabajadores de Chile, la de Cuba, la
de México, la Unión de Trabajadores de Uruguay, la Confederación de
Trabajadores de Colombia y la Unión de Trabajadores de Colombia, entre
otras. Todas estas organizaciones propendieron a la unión en el terreno
internacional, y de estas aspiraciones surgió la Confederación de Trabajadores
de América Latina (C.T.A.L.) en el años de 1938, en cuya fundación el dirigente
mexicano Lombardo Todelano desempeño un papel destacado y decisivo. Diez
años más tarde se creo la Confederación Interamericana de Trabajadores
(C.I.T.) bajo auspicios del chileno Ibáñez, de tendencias conservadores.
Ambas confederaciones estuvieron en estrecho contacto con las grandes
organizaciones centrales de los Estados Unidos de América; la C.T.A.L. con el
Congress Of Industrial Organization (C.I.O.). En 1951 se constituyo la
Organización Regional Interamericana de Trabajadores (O.R.I.T.) con sede en
la Habana, como organismo regional (americano) de la Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (C.I.O.S.L.). Esta última se

30
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

había formado en 1949 como contrapeso a la Federación Sindical Mundial. En


ella, a su vez, se habían fusionado, inmediatamente después de la Segunda
Guerra Mundial, las llamadas II Internacional, de Ámsterdam, y III Internacional,
de Moscú, produciéndose una nueva escisión con la fundación de aquella
federación de sindicatos libres. Por otro lado, la C.I.T. se disolvió, habiendo
recomendado a sus agrupaciones afiliadas la cooperación directa con la
O.R.I.T.

11. EL SINDICALISMO SEGÚN LOS SISTEMAS POLITICOS


SINDICALISMO DE TIPO COORPORATIVISTA

En este sistema existe un sindicalismo oficial, uno para cada profesión, de


afiliación obligatoria; sindicatos mixtos integrados por patrones y trabajadores,
para crear la imagen o fomentar la ilusión de la inexistencia de luchas sociales.
El Sindicato Nacional, creado por la ley española del 6 de diciembre de 1940,
es una corporación de derecho público que consagra sus actividades al
cumplimiento del proceso de producción bajo la dirección del Estado. La
libertad de asociación profesional, en esos regímenes, desaparece por
completo.

SINDICALISMO EN SISTEMAS SOCIALISTAS

Durante la época estalinista el sindicato era solo un transmisor del partido para
propagar y difundir sus consignas entre los trabajadores. Carecía de la función
reivindicadora y de defensa, ya que si el Estado estaba en manos de la clase
obrera, los intereses de las empresas coincidían con los de los trabajadores. El
sindicato tenia un papel de gestión G.H. CAMERLYNCK y G. LYON – CAEN
sostiene que desde hace algunos años, en los países del Este europeo, se
opera una transformación: al sindicato, aunque sigue conservando su función
de gestión se le empieza a reconocer la misión de vigilar por los intereses de
los trabajadores, y de negociar colectivamente e intervenir en la solución de
conflictos colectivos. Pero, según los autores mencionados, es difícil apreciar
hasta que punto el sindicalismo goza de autonomía suficiente para enfrentarse
31
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

a los responsables de las empresas y de la economía. El sindicato continuo


siendo único y obligatorio.

En los países socialistas, pues, el sindicato es una institución del Estado para
obligar a los trabajadores a realizar tareas que este les impone como patrono.
GALLART FOLCH sostiene que aun conservando el nombre de sindicatos, no
son sino encuadramiento forzado de las masas obreras bajo el mando y
dirección del Estado y, en último termino, del partido gobernante.

SISTEMA LIBERAL NO ABSOLUTO

En estos sistemas el sindicato es consecuencia de la libertad plena del derecho


de asociación sindical, tanto en el aspecto positivo como en el negativo. Los
sindicatos tienen personería jurídica con autonomía de la organización pública
y frente a los patronos. Redactan sus estatutos sin interferencia de ninguna
fuerza extraña, y nombran y remueven libremente a sus dirigentes. Las
funciones de los organismos sindicales son reivindicatorias y persiguen el
mejoramiento de las condiciones de trabajo. La huelga es el medio de acción
sin mayores trabas.

SISTEMAS DE INTERVENCION ESTATAL

Al tratar este punto, el profesor EFREN BORRAJO CADRUZ sostiene,


sintetizando sus conceptos, lo siguiente: El sindicato es el resultado de la más
absoluta libertad sindical y es de naturaleza de derecho privado, de carácter
contractual en su formación. Representa a todo los trabajadores de la empresa,
o a la rama industrial o del grupo profesional. Los fines sindicales siguen siendo
reivindicatorios, no solo limitado al ámbito profesional, sino que trascienden a
todo lo económico social de la comunidad. Es facultativo y plural. El sindicato
tiene independencia frente al Estado, pero esta controlado por este en muchas
de sus actividades, especialmente en el campo financiero. Los directivos
sindicales son mandatarios privados, participan como representantes de los
trabajadores ante las autoridades administrativas, ante los patronos y terceras
personas. Los sindicatos se politizan y actúan de conformidad con las
orientaciones señaladas por los partidos políticos. La huelga, como derecho
32
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

reglado, sigue siendo el instrumento de presión, de autodefensa, en los


conflictos colectivos, encaminada a la firma del convenio colectivo, como figura
eminentemente normativa.

12. TENDENCIAS ACTUALES DEL SINDICALISMO

La acción inicial de las organizaciones sindicales, encaminada a terminar con el


poderío absoluto del patrono en las empresas, creo un gran desorden social.
La evolución de los hechos marca la tendencia a superar la tradicional lucha de
clases por una justa y racional coordinación entre las fuerzas de producción,
por cuanto se fue observando que el malestar social no radicaba tanto en el
capital y el espíritu empresarial “como en determinadas formas voraces y
antisociales del capitalismo”. Si el sindicalismo, en su constante batallar contra
las injusticias, llegare a eliminar esas formas egoístas, todo hace pensar en
que imperara la pacifica coexistencia de los diferentes modos de producción.

Pero si el sindicalismo –como algunos autores afirman- no tiene que ver con el
modo de producción sino con el proletariado, la cuestión varia
fundamentalmente, ya que el fenómeno de la proletarización de la colectividad
presenta sentido y dimensión diferentes al problema. Contrariamente a la
creencia generalizada, el proletariado no es en la actualidad los miembros de la
clase obrera, sino toda persona de cualquier grupo humano que se encuentra
inconforme con la sociedad en que vive. La proletarización constituye, pues,
una situación común, un estado espiritual de personas que pertenecen a
diferentes clases sociales, como consecuencia de la inestabilidad en sus
condiciones económicas. Por ello, en la actual sociedad muchos se sienten
proletarios: los pertenecientes a profesiones liberales, estudiantes
universitarios, etc. Si se mira desde este aspecto, el sindicalismo seria un
fenómeno que interesaría a todos los hombres que se sienten afectados y
frustrados porque el poder económico y político les impiden progresar; seria un
movimiento de inconformidad que abarcaría todo el campo de la vida social y
estremecería las estructuras del sistema, que se vería obligado a crear nuevos

33
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

fundamentos jurídicos a fin de evitar deterioro y averías en sus cimientos.


Desde este punto de vista debemos aceptar el sindicalismo actual, no como
una lucha contra el sistema de gobierno, sino contra un modo de vida y una
época. Esto esta demostrado con las tendencias recientes que orientan al
movimiento sindical, que se apartan de las antiguas consignas ideológicas.

Los trabajadores –afirma el profesor Francisco De Ferrari- tienen conciencia de


que hacen parte de una clase codirigente de la economía; han aceptado la
responsabilidad de conducir el proceso económico y de distribuir
equitativamente el ingreso nacional. Este autor afirma que el sindicalismo, “al
llegar al termino de un largo y oscuro periodo de la historia y conociendo el
carácter de las transformaciones que se están produciendo en esta hora de
cambio, no ignora que el las ha provocado y que gracias a su esfuerzo se esta
organizando en el mundo una economía de seguridad. No desconoce tampoco
los portentosos progresos de la ciencia, a cuyo servicio siempre estuvo y
viendo que es ahora el pueblo el destinatario de todo los que se produce, sabe,
por eso mismo, que una gran responsabilidad ha recaído sobre las masas y
que el reinado final de la justicia social solamente podrá alcanzarse poniendo
en movimiento todos los recursos de la economía en un gran esfuerzo de todos
para todos. El trabajo leal y franco, por eso mismo, debe considerarse un deber
social, porque una economía de seguridad impone, en primer termino, las
masas rígidos e ineludibles deberes morales”.

El derecho colectivo del trabajo, en particular el sindicalismo, esta dejando de


ser la reglamentación de la violencia y se encamina, por medio de soluciones
pacificas para lograr efectividad, mediante disposiciones legales, a la
convivencia humana; a las ideas siempre eternas a cuyo servicio el derecho ha
estado: libertad, igualdad y dignidad. Todos nos indica que el derecho laboral
terminara con la violencia, la lucha a muerte entre las clases sociales. El
sindicalismo agresivo, de fuerza liberada de todo control jurídico, no será sino
un ingrato recuerdo histórico tolerado por un sistema incapaz e indiferente, por
carencia de justicia y contenido social, ante los problemas humanos.

34
ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

En consecuencia, tenemos que el sindicalismo revolucionario ha perdido la


influencia de otros tiempos y la agresividad característica que lleva en
perturbaciones al orden establecido. Igualmente ha sucedido en el sindicalismo
con inclinaciones a la intervención en las luchas políticas y a la utilización del
Estado como instrumento de la socialización de la propiedad. Ha progresado,
si, en nuestros días el sindicalismo ajeno a las especulaciones teóricas y a la
intromisión en la vida política, o sea el puramente gremial, que adquiere cada
día un gran poder de negociación colectiva con verdadera independencia de
infiltración patronal o de cualquier otra fuerza extraña a su misión. Este es el
sindicalismo que le interesa al derecho laboral; las otras formas, quizás de
mayor trascendencia, más bien les corresponde estudiarlas a las ciencias
políticas y sociológicas.

En las sociedades más evolucionadas y en donde las organizaciones sindicales


han tenido el mayor éxito, encontramos que existe un debilitamiento general del
sentido revolucionario y que se efectúan, en cambio, su integración y su
colaboración con el orden establecido.

13. EL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXI Y SUS OBJETIVOS EN


TIEMPOS DE TRANSFORMACIÓN

De modo general, el comportamiento de los sindicatos, a la hora de llevar a


cabo su función constitutiva de representación y defensa de los intereses de los
trabajadores, ha experimentado verdaderamente en las últimas décadas
cambios tan profundos, de la mano, claro es, de las transformaciones
experimentadas a su vez por el sistema económico y social del capitalismo
(procesos de producción, actividad económica globalizada, estrategias
empresariales de descentralización, sistemas de organización del trabajo,
estructura y composición de las clases trabajadoras, etc), que la mayor parte
de las organizaciones han evidenciado en diversa medida signos evidentes de
una “crisis de adaptación funcional” generalizada, que no ha hecho sino
afianzarse con el tiempo y que ha condicionado la efectividad de su acción en
el sistema laboral y, lo que no deja de ser una consecuencia de ello y todavía

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ROLES DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XXl

más importante, el cuestionamiento social en grado diverso (muchas veces


interesado desde el punto de vista ideológico, naturalmente) de su papel
funcional y del modo de llevarlo a la práctica. De un sindicalismo de masas
dedicado a la contestación de los fundamentos de la sociedad capitalista se ha
pasado mayoritariamente en la realidad y en poco tiempo (sin el abandono, en
su caso, de postulados estatutarios de transformación social) a un sindicalismo
cada vez más implicado en el funcionamiento del aparato institucional del
Estado (mayor representatividad sindical, participación institucional,
concertación social y legislación negociada, etc). En la medida en que el
objetivo del empleo se ha situado por fuerza en el primer plano de la
preocupación sindical, han prevalecido lógicamente (frente al antagonismo
tradicional) las prácticas de diálogo y de participación en las decisiones
estratégicas de las empresas. Se ha visto afectado, a la postre y en su
conjunto, el sistema de organización del trabajo resultante del capitalismo
industrial sobre el que se ha construido la versión clásica del modelo
institucional de relaciones industriales. De este modo, el llamado sistema
fordista de relaciones industriales, propio de la gran empresa industrial que
realiza una producción en masa y responde a una concepción jerárquica y
colectiva de las relaciones de trabajo (el convenio colectivo se erige dentro del
mismo en la pieza reguladora básica de uniformización sectorial y territorial de
las condiciones de trabajo), ha dejado ya de ser el marco único de inspiración o
de referencia del patrón normativo para coexistir con otras formas de
organización del trabajo de la sociedad postindustrial. Los sindicatos
reaccionan ante las nuevas exigencias económicas y sociales, tanto desde el
punto de vista organizativo como de la acción sindical, y sin perjuicio
naturalmente de los constantes esfuerzos de adaptación que realizan en su
seno en grado variable, provistos sustancialmente de los esquemas de
actuación sindical tradicionales, como son una práctica de negociación
colectiva clásica y por lo común rutinaria y un uso defensivo de la conflictividad
colectiva. Es el caso, así pues, de la falta de respuesta efectiva (organizativa y
funcional) en el plano internacional a las agresiones empresariales amparadas
por la globalización de la economía y su denominado “efecto asimétrico” (los

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poderes públicos y de las organizaciones sindicales desarrollan acciones de


carácter nacional frente a los desafíos mundiales de las empresas “red” de
dimensión transnacional). O, también, del “agotamiento” de la “capacidad real
de fuego” de buena parte de su arsenal reivindicativo, adaptado sólo en parte a
las nuevas formas de contienda social sofisticada de la sociedad postindustrial.
Por no apuntar, en fin, más allá de la crisis económica contemporánea y de sus
efectos demoledores, al anquilosamiento de los esquemas teóricos e
ideológicos, para afrontar una conflictividad social que no ha desaparecido,
sino tan sólo mudado gravemente su fisonomía 8

8
Extracto de Ponencia del Dr. Carlos Palomeque disertada en Seminario Internacional “Hacia un
nuevo Sindicalismo en el Siglo XXI”, oficializado por R.M. Nº 154-2009-TR y RM Nº 216-2009-TR,
organizado por el Congresista de la República Julio Herrera Pumayauli el 25/09/09 en el Auditorio de
SEDAPAL, La Atarjea-El Agustino

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